Bosque de Sherwood

*Dormido, sin percepción del tiempo, sólo descansando mi cuerpo y mi mente sin preocupaciones, en un lugar apartado de todo. Sueño que estoy en un acantilado, detrás, sólo abismo, tinieblas, oscuridad, infinito, miedo, temores. En frente, una piedra roja se halla flotando en frente de mi, parpadeando. No puedo moverme, la frustración me abraza, me silba que todo esfuerzo es inútil. Aparece entonces, desde las profundidades de un bosque nevado un ser envuelto en sombras, se acerca, se acerca.. Su tamaño aumenta a medida que avanza. coloca su brazo oscuro debajo de la piedra, esta desciende lentamente hacia ella, el ser se hace más grande con el contacto de esta y, su cuerpo se envuelve ahora en llamas negras. No puedo respirar y se acerca ahora a mi posición, me coge del antebrazo y me susurra 'Tu también has fallado'. Quema, pero antes de poder intentar cualquier cosa el suelo de mis pies se fisura, y caigo, caigo ante la mirada desconocida, esta vez con una leve sonrisa en su sombrío rostro, y caigo..*

"¡¡!!"

*Me sobresalto e incorporo, bastante perplejo, con la mirada aturdida, pero fija en el ser que tengo ahora delante, aunque tardo varios segundos en reaccionar*

"Que ha sido ese sueño.."

*Vuelvo a mirar, ahora ya de vuelta a la realidad, al ser que tengo en frente, es una elfa, con unos destacados ojos morados y de tez clara. también hay un caballo. Deduzco que me ha encontrado mientras pasaba por este lugar. Ahora, sentado, con una pierna doblada y en ella apoyando mi brazo sobre la rodilla vuelvo a mirarla*

- Que.. que quieres -Digo con dificultad y con voz débil, no recuperado aún del sueño- ¿Te.. has perdido?

Lo observo notando en su gesto que de sorpresa le he caído, sonrío brevemente negando con la cabeza
-No, no me he perdido. Conozco este lugar-
Le explico sintiendo la lengua un poco tosca al emplear nuevamente el inglés para hablar después de tantos años sólo hablando en elfo.
-No quiero nada, sólo quería despertarte porque me parecía algo...peligroso estar tan desprotegido en un ambiente que podría convertirse en hostil así de rápido-
Dijo tronando los dedos y Brisingr al darse cuenta de que no había peligro se volvió hacia el pasto alejándose de los dos.
-Soy Aiedail. ¿Tú quien eres?-
Cuestionó sentandose en el pasto y sacándose el bolso por encima de la cabeza. Era un bolso pequeño pero pesaba, el resto de su comida y demás provisiones las llevaba el caballo.

*Niega gestual y oralmente que no se ha perdido y que no necesita nada, sólo se ha preocupado por el posible riesgo de vulnerabilidad que podía tener al estar dormido. Acto seguido se sienta, se presenta y pregunta quien soy, mientras tanto, su caballo se aleja un poco*

- Vakuum

*Digo, aún medio perdido en mis pensamientos, y levantando un poco la mirada. Intentando saber que debería de hacer ahora. Pocos segundos después bajo la mirada de nuevo, fijándola en Aiedail*

- Es poco habitual, ver lo que acabas de hacer. -refiriéndome a tener un gesto desinteresado por otro- Te pido disculpas por haberte preocupado.

Miré hacia un lado controlando que Brisingr siguiera cerca, más por manía que por falta de confianza y luego vuelvo a ver al hombre cuando dice su nombre. Le sonrío.
-Encantada, Vakuum. Un nombre poco común... Yo soy Aiedail o Maga Snape, como mas te guste-
Le dije con un tono simpático antes de escucharlo disculparse negando con la cabeza.
"Poco habitual....¿En qué ha terminado la sociedad?"
-No es nada, estaba planeando armar un pequeño campamento antes de seguir hacia Londres. Por eso me detuve aquí-
Señalé el claro que estaba detrás del árbol que tenía el espacio indicado para una pequeña carpa y una hoguera para comer.
-Entonces me di cuenta de tu pie al hacer reconocimiento de la zona. Y no sé...Es raro ¿No?... ¿Qué te dio por dormir en un espacio abierto sin guardia alguna?-
Preguntó antes de llamar al caballo para tomar una de sus cantimploras con un poco de agua, ofreciendole un poco al hombre.

- Aiedail esta bien

*Me explica el motivo por el cual pasaba por aquí señalándome el claro, y como vio mi pie detrás del árbol mientras construía su campamento*

"Entiendo"

*Pregunta entonces porque estaba en un lugar como ese, durmiendo, sin nada de protección. Realmente no me había cuestionado eso, es algo que hacía habitualmente para reponer fuerzas tras los largos viajes y no le daba demasiada importancia*

- Por aquí no pasa demasiada gente

*Veo como llama al caballo, esta coge una cantimplora y me ofrece un poco de agua. Por lo general no acepto nada, ya que mi especie no necesita comer, pero el agua si la necesitamos, así que la acepto y le doy un pequeño sorbo antes d devolvérsela*

- Gracias, necesitaba recuperar fuerzas después de tan largo viaje -Digo cerrando los ojos y con una leve sonrisa-

Miro con algo de nostalgia el bosque cuando dice que por acá no pasa tanta gente, cuando existe un espacio tan hermoso para ser explorado y adorado y los humanos y magos simplemente lo dejan a un lado por sus problemas. Lo bien que les vendría meditar y sentarse simplemente a pensar en lo que están haciendo cada uno.
-Tienes razón. Es muy triste. Deberían apreciar más los regalos de la naturaleza en vez de enfocarse en las diferencias que creen que los separan-
Acaricio con suavidad al caballo mientras él bebe agua y le sonrío cuando me entrega la cantimplora. Era un hombre amable, de esos que seguro ya no se conseguían. Yo siempre tenía suerte, cada vez que salía de paseo conseguía buenos amigos. Nunca tuve problemas con nadie, Londres había sido amable con Ayrton y conmigo hasta ahora.
-Yo también he tenido un viaje largo, pero Brisingr me ha ayudado mucho. ¿Estás viajando solo y a pie?-
Pregunté con algo de extrañeza porque, pese a no saber de donde venía, si hablaba de un viaje largo seguro tenía los pies muy maltrechos. La vista de Aiedail lo examinó un momento antes de volver a subir la mirada hacia sus ojos. Volví a darle unas palmaditas al caballo para que pueda ir a pastar libremente.
-¿Tienes alguna misión en particular? Londres no es un lugar al que se viene a pasear, según entendí en los últimos años la hostilidad ha crecido muchísimo.

*Aiedail observa el bosque al escuchar mi frase y, me da la razón, añadiendo que los humanos y magos están más pendientes de sus guerras que de admirar la naturaleza*

"Hace tiempo que en general, dejaron de preocuparse por la naturaleza. Excepto cuando la necesitan"

*Pregunta si viajo sólo y a pie, diciéndome antes que ella también viene de largo viaje, pero en su caso viene con Brisingr, su caballo*

- Si, viajo sólo. Aunque, -El iris de mis ojos brilla por un momento con un azul pálido y empiezan entonces, a hacerse visibles mis alas- los de mi especie no hemos de andar necesariamente para viajar.


*También pregunta si tengo alguna misión, ya que, este lugar no es precisamente un lugar donde se venga a hacer turismo*

"Misión.. no se si debería llamarlo de esta manera"

- Estoy buscando a unas personas, pero sólo se donde está una de ellas. - Alzo entonces la vista pensativo, contemplando el komorebi-

Cuando empieza a hablar giro mi vista hacia él asintiendo a eso de que viaja solo. Iniciar un viaje solo ayudaba a hacer una instrospección y mi opinión muchas veces curaba el alma. Sin embargo, me percato de que su iris comienza a brillar y aparto la vista por miedo a que se trate de una treta. Llevo incluso mi mano al pomo de mi espada en modo defensivo hasta que noto por el rabillo del ojo que es sólo un efecto para...Extender sus alas.
"Es un alado ¡¡ES UN ALADO!!"
Alzo las cejas con bastante estupefacción porque siempre había escuchado de ellos pero nunca había tenido el honor de estar delante de uno. Dirijo finalmente mi mirada hacia él para después observar sus alas.
-Eres precioso-
Murmuro en un hilo de voz mientras una sonrisa se dibuja en mis labios. Escucho después sobre su misión pensando que no interfiere en la mía y asiento.
-¿Están en peligro?-
Pregunto porque es algo tan normal y aunque al cuestionarle le miro al rostro, mis ojos violetas terminan desviandose hacia sus alas que causan el mismo impacto e impresión a Brisingr que comienza a acercarse.

*Me es gracioso como en un breve periodo de tiempo, pasa de estar asustada a sorprendida por lo que ve. Aunque intenta mirarme a los ojos, la vista se va involuntariamente hacía las alas. Eso evita que escuche lo primero que murmulla. justo después de que mencione que estoy buscando a unas personas, pregunta si están en peligro.*

- No lo se. después de aquel suceso, nos separamos, y estoy buscando desde entonces. Encontré a una, pero tuvimos que separarnos antes de poder preguntarle por los demás.

"Por eso estoy aquí, para averiguarlo"

*Mi mirada entonces deja de estar puesta en Aiedail, y alzo la mirada, sin punto fijo, recordando todo aquello. Acto seguido la bajo y contemplo la parte de mi túnica donde está la piedra de sangre que le quitamos al nigromante, que obtuve después de una larga y tensa batalla psicológica con el demonio. Entonces se me escapa un pequeño chasquido con la lengua de resignación*

- Necesito encontrarlos, no puedo hacer esto sólo

Escucho lo que menciona con bastante atención. Eso de estar buscando gente, encontrarla y después separarse suena tan mal que me hace un udo en el estómago. Me había pasado con  mis primos y con mis amigos. Todo por la guerra. Respiro profundamente y empiezo a andar por ahí para buscar ramas que me sirvan de leña.
-Entiendo-
Le digo aunque aquello de "no puedo hacer esto solo" me confunde un poco. Me detengo irguiendome con un par de ramas apoyadas en el antebrazo izquierdo.
-¿A tu misión de encontrarlos o a qué te refieres exactamente?-
Pregunto porque aquellas últimas palabras me parecía que iban dirigidas a otra cosa, tal vez a la razón per sé de porqué los buscaba. Empiezo nuevamente a recoger ramitas.
-¿Y vas vagando por ahí sin idea alguna o sigues alguna corazonada?

Desmond fue el que tomó la iniciativa para hacerlos llegar a todos hasta el bosque de Sherwood. Catherine caminaba con la vista fija hacia delante ignorando a casi todos. El silencio era bastante crudo a excepción de Desmond que soltaba alguna hipótesis sobre la guerra, un dato sobre el bosque o las zonas que pasaban tratando de levantar una conversación pero no sucedía. Cate se rascó un poco la muñeca, desde hace dos años que llevaba el comunicador de Jean de Molay y nunca se lo había quitado. Se sentía vacía...Y llena. Llena de expectativa sobre lo que podría llegar a encontrar en su castillo. Sobre su futuro, sobre el viaje. Nerviosa de que podrían encontrarse en algún peligro. Estaba...Confundida.

Cuando Desmond se detuvo Cate hizo lo mismo y Donovan, su cuervo, lanzó un graznido antes de lanzarse a volar. Siempre volvía, le había dicho su padre con una sonrisa y la muchacha siguió el vuelo del cuervo con sus ojos multicolores. Cuando se perdió de vista se sacó la mochila de encima y la colocó en el piso. Movió los hombros hacia atrás tratando de aligerar y extender los músculos de los hombros y el cuello. Respiró profundamente.

-En realidad hemos llegado temprano... Aún falta media hora. Pensé que tardarían más arreglándose y empacando-

Explicó mirando a Max y después a Desmond que, aparentemente, habían estado juntos cuando envió su mensaje. Se preguntó como sería su relación pero al ver a su hermano, sonriente y feliz, sacando su arco para empezar a lanzar flechas por ahí; se preguntó quien no se llevaría bien con él. Entonces vio a Rhaegar, tan distante y apático como siempre. Tal vez, si poníamos un poco de corazón podrían volver a ser familia. Tal vez...Toda su puta vida llena de esos "tal vez". Rodo la vista y se sentó en el suelo al lado de su mochila, con las piernas cruzadas a juguetear con su anillo.

Felicidad. La palabra había hecho eco con su risa dando campantes alusiones. Había aprovechado la soledad del trayecto con Desmond para dirigirse a  él como amigos que tenían tiempo sin verse. Era un virus que continuaba mutando, adaptándose al nuevo medio para infectar directo al corazón de la familia Le Fay – Puedes no creerlo, pero tu hermana se parece mucho a tu padre. Quizás sea de los únicos con vida que aún pueden entender el laberinto en su cabeza y lograr sacarle una sonrisa- dedicado guion que enaltecía su porte, azucarando a cristales la percepción. Siempre ponía una pizca de verdad a todo cuanto decía, haciendo creíble imposibles. Una Catherine rota jamás le serviría, la necesitaba radiante, feliz; apoderarse de su brillo. Desde allí sus enemigos caerían uno a uno, y el primero ya tenía la diana puesta en la espalda.

Cuando planeó aquel viaje  no tenía en mente semejante campaña. ¿Y acampar? ¿Quién hace eso? La civilización se está yendo al drenaje por tal tipo de ideas. Sin embargo no iba a ir contra la corriente, el salmón sabe muy bien el precio. Inspiró profundo, muy profundo. No le disgustaba la naturaleza, el aroma era fresco, solo que lo prefería desde la comodidad de una suite, frente al fuego de la chimenea, y con whiskey  en mano. La juventud ha perdido el gusto por el detalle, la fineza y los verdaderos placeres de la vida.

-La diligencia es virtud para todo caballero, me alegra ver que tus hermanos no la han olvidado – su sonrisa iluminó incluso al reacio Rhaegar. Un lindo título que convenientemente mantendría bajo llave en su cabeza. – Las leyendas dicen que muchas generaciones atrás  había basiliscos en esta zona, de hecho Donovan es autóctono –dijo señalando al cuervo que había partido en vuelo, ese tipo de ave había estado a servicio de la familia por buen tiempo y él las conocía muy bien. Como quien no quiere la cosa había destrozado la distancia que  le separaba de Catherine, quedando de pie a su lado, casi hombro a hombro - ¿Sabes? La magia tiene su vida y pulso, el poder de tus antecesores ha  tomado raíz dentro de estos terrenos. Comenzarás a sentir su llamado, la atracción de tu legado. No olvides por qué estamos aquí. Te pertenece – amplió su sonrisa observando hacia el corazón del bosque. ¿Qué hacia él con un grupo lleno de adolescentes? Acercarse a su victoria.

Me habia ido con ellos porque no me habian dejado mas puto remedio. Era eso, o quedarme en el piso rodeado de la happy familia feliz, que incluian a un peliazul  que realizaba pateticos intentos por conversar conmigo, y a una embarazada rubia que parecia querer analizarme con la mirada con cara de circunstancia. Y mierda, ante esas expectativas, casi preferia irme al bosque con mis hermanos. Quiza podia despeñar a Desmond por algun barranco o llenarle el pelo de arañas a Catherine para que chillase como la nenaza que era.

Me habian dicho que venian tambien ese tal Ian, que tenia loca a mi hermana, la hija de la happy family que no me caia muy bien, y el tipo raro Max, que tambien me caia de culo. Yo iba a la cola, con mis equipajes, colgados a la espalda en una bolsa de viaje negra muy liviana. Suspiré hastiado, escuchando la conversacion que se traian entre todos. Cuando Max se atreve a sonreirme le devuelvo una mirada gélida.

"no te atrevas a sonreirme de nuevo, pazguato. No tienes ese derecho"

Mis labios no se despegan pero mis ojos hablan, qué se le va a hacer. Aparto la mirada de él, sin hacer ni caso a la palabreria que le suelta a Cat, que esta sentadita en el suelo con cara de malas pulgas. Y el idiota de Desmond se ha puesto a dispararle flechazos a la nada. ¿Alguna especie magica en ese bosque, habia preguntado? Contigo les sobraba, menudo engendro estaba hecho nuestro legolas telepata, disparandole por ahi a vete a saber el qué.

Decido dignarme a despegar mis labios, dirigiendome a mi hermana. Por cuestiones vitales, mas que nada.
-Cat. Si no llegan en media hora, nos largamos.

Malas noticias. No iban a sacar mucha conversacion de mi, ni nada muy entretenido, ni mucho menos respuestas a sus aburridos comentarios sobre cuanto media el bosque o de quien era o etc etc....

Alzó la vista cuando Max le habló dándose cuenta de que estaba demasiado cerca. Después apartó la vista a Desmond, que se estaba divirtiendo de lo lindo metido en su mundo. Ajeno a las vibras negativas que existían alrededor de los Le Fay. Frunció un poco el ceño y se preguntó si Rhaegar había absorbido toda esa esencia durante el embarazo, dejando a Desmond vacío de tal malicia... Pero movió la cabeza sacándose esos pensamientos de encima.

-¿Donovan?-

Cuestionó con sorpresa y trató de buscar en el cielo nocturno la presencia de aquella ave heredada por su padre. No sabía que había vivido en este bosque. Lo desconocía y sobre lo de los basiliscos observó nuevamente a Desmond esperando que no llamara la atención de ninguno. Lo que menos necesitaba ahora era enfrentarse con un basilisco. Según sabía eran reptiles que podían convertir a alguien en piedra con sólo mirarlo y su veneno era mortal. Le recorrió un escalofrío que permaneció erizandole la piel mientras las palabras de Max.

"¿Mi legado? Se supone que acá conseguiré todo lo que mi padre no logró enseñarmer?"

-¿Qué es exactamente lo que me "pertenece"? ¿El bosque?-

Cuestionó, haciendose la idiota. Pero después intentó percibir algo, sus ojos se concentraron en alguna hoja de un árbol intentando extender sus sentidos para ver si lograba percibir eso que Max llamaba "el llamado" y que ella no tenía ni idea de lo que se refería, pero la voz fría de Rhaegar la hizo girarse hacia él con una ceja alzada.

-No. Los vamos a esperar. Ellos saben más de expediciones que nosotros. ¿O acaso tu sabes ir a Escocia a pie?-

Le preguntó manteniendo su mirada fija en su hermano. Ella tampoco estaba cómoda con aquella aventura, pero aún así conseguir un traslador de Jean iba a ser complicado sin explicarle todo lo que iba a hacer. Con un getso algo contrariado volvió a quitarle la vista de encima. Podía apostar que ni Desmond ni Rhaegar sabían levantar bien una tienda y que Azahar e Ian sí.

Aparezco en el sitio que me habia indicado Catherine, tras haberme despedido de mis padres y hacerme una mochila con lo que habia considerado lo necesario. Para la ocasion me habia vestido con mis pantalones de tela bien anchotes, las botas de piel calentitas, y un abrigo impermeable. Lo de impermeable me habia parecido una coña bastante graciosa. La mochila abulta bastante pero la llevo sin demasiado problema. Echo a andar, hacia el punto de encuentro, corroborandolo con un mapa. Ian llegaria mas tarde porque habia sido luna llena y ya se sabe.

"Puto chucho, ni decirme hola el muy cabron, como lo odio"

Voy rumiando y gruñendo y finalmente llego al claro donde se encuentran ellos. Saludo al rancio de Rhaegar, con una sonrisa. Y a Desmond tambien, que está practicando muy alegremente su punteria. El chico se habia portado muy bien en combate. Y reconozco que eso me habia hecho darle mas valor a su persona. Cath, que está pegadisima a un hombre que no es de mal ver, todo hay que decirlo, el tipo en cuestion goza de un buen aspecto fisico. Ese debe ser el otro acompañante de viaje de quien me habian hablado, el tal Maxwell. Si, si, conozco un par de cotilleos sobre el. Mi nariz se arruga nada mas verlo porque bueno...Cat ya sabe la opinion que tengo sobre un tipo que te acosa en sueños.

"Violamentes huelesueños!"

Pero soy una chica con modales asi que lo saludo tambien.
-Ey, buenas tardes....noches? Soy Azahar Knox. Encantada.

"ok no"

"Aza joer dale una oportunidad"

Miro a Catherine y me acerco a ella. Le suelto un abrazo de estos epic friendly, muy de oso, muy de knox. Ya se que no le gusta el contacto fisico y esas mierdas pero a veces uno asi no viene mal.
-Listos para una excursion memorable? Eh? eh?

Por fin voy al encuentro de Catherine y los demás, tras haberme demorado tal vez unos dos o tres días de más debido a la luna llena. No sé si ellos también se han retrasado y al final han ido más tarde, sólo sé que al menos los avisé de que tardaría un poco más en llegar debido a mis licantrópicos problemas. Todavía sigo un poco de resaca post luna llena, sumado eso a la pelea nocturna con uno de los líderes del clan. La mayoría de heridas ya han curado, quitando la del hombro, que era más profunda y va un poco más despacio. Por el camino tuve ocasión de pasar por una pequeña aldea, de la que conseguí algunas ropas de las que estaban tendidas en una cuerda al aire libre. No eran gran cosa, un pantalón algo raído y una camisa de cuadros algo paleta, pero al menos me sirve para no presentarme en cueros ante ellos. Lo que no consigo es ninguna venda, así que ya dejo la herida para que vaya curando sola.

Enseguida decidí abreviar, usando la desaparición para llegar directamente a las afueras del bosque de Sherwood. A partir de ahí ya me toca buscar al grupo despacio, sin adentrarme demasiado al bosque para no pasarme de largo. Consigo encontrarlos tras una media hora de caminata, analizando la situación conforme me acerco. Azahar abrazando a Catherine como si estuviese saludando, un tipo que no me suena a su lado. No he visto a mi amiga Knox desde hace mucho tiempo, pero tras el cautiverio me mantuve un tanto aislado de todo, junto a mi padre y mi hermana. Luego están Desmond y otro que tampoco me suena, pero que creo que es su hermano, ese que casi no habla. Mi hermana al final no ha venid, aunque no sé si se incorporará más tarde. Tengo mis dudas de cómo saldrá esta especie de excursión, pero ya le dije a Catherine que vendría. A ella tampoco la he visto desde que me liberaron, y lo cierto es que aquella noche tuvimos algunos momentos un tanto "extraños", así que está por ver qué pasa y cómo nos comportamos a partir de ahora. Trataré de aparentar normalidad, pero ya el simple hecho de pensarlo le quita normalidad. Me acerco al grupo saludando conforme avanzo, pidiendo algo así como disculpas por el retraso. - Yo en vuestro lugar me habría largado ya, es un coñazo esperar a los rezagados. Peeero... por fin estoy aquí. ¿ Estamos ya todos listos para marcharnos? - miro de uno en uno a todos los presentes, sin detenerme demasiado en ninguno, excepto en Azahar y Catherine que siguen cerca por el abrazo - ¿ me la prestas un momento? - pregunto a Catherine con una leve sonrisa, refiriéndome a Azahar, a la que tengo que saludar después de tanto tiempo, así que abro los brazos para que venga a abrazarme.

Uno, dos…cinco ¿¡Cinco críos!? ¡Absurdo, magnánima estupidez! El silencio reinó de su parte, convertido en una hermosa estatua de cristal  de ojos felinos que mantenía todo bajo su mirada inquisitiva. ¿Dónde estaba el error? Tenía que corregirlo, seguramente podía enmendarlo y conseguir un tropel más adecuado para la altura de las circunstancias. Se conformaría con un simple algo. Inspiró y exhaló imitando la brisa del bosque, el techo de hojas convertido en el refugio de su vista. Que día nefasto, y ni siquiera podía recordar si había bajado de la cama con el pie derecho o izquierdo; de algún lado tenía que salir la explicación a su terrible suerte. Doc, Happy, Grumpy, Bashful y Dopey. Le faltaban dos y se podía sentir como la jodida blancanieves.

-Buenas tardes –respondió señorial al saludo de tan enérgica chica. Era el término correcto; encallados en el momento previo a que el crepúsculo se convierta en ocaso. Qué imagen tan peculiar . Elegantes manos que usaron el aire para encerrar la silueta femenina que constituía Azahar, fina sutileza. ¿De qué tienda de segunda mano había sacado Catherine a esa chica? ¿Estas eran las piezas con las que contaba para llevar a cabo su intrínseco plan? Sopló en un intento de alejar su fatídica suerte, en esperanzas de un engranaje mejor aceitado. Un vistazo de cuidado detalle. Podría llegar a necesitar insulina pronto porque tanto abrazo y cariño aumentaba la densidad de la sangre  hasta convertirla en caramelo.

Uno, dos… esta vez contó sus inspiraciones, manteniendo el temple sin fisuras, un castillo casi tan impenetrable como el que buscaban entre un universo vegetal. Fingiendo solemnidad, habló desde su distancia- Tu padre una vez creo un laberinto para mí en estos bosques, debería ser capaz de encontrar la dirección. Mucho cambia en una década pero aún tengo recursos – dijo dando unos pasos hacia adelante - ¡Desmond ya están todos! - ¿Ya estaban todos verdad? Si había una figura que gobernaba desde más allá de las nubes, estuvo a punto de implorar que no enviara más infantes a lo que debía convertirse en un ejército. Mano a la sien, presionó. Más abrazos. Un escalofrío le recorrió al pensar cómo serían en celebraciones ¿Qué rayos les enseñaban hoy en día? Stavron, integro como era, le había encerrado en complicado puzzle donde podía perder la vida a cada vuelta. No hay abrazo que valga para cuando tu mente se licua al convertirse en miles de pedazos. Concentración.

- Bien, como todos han de saber nos dirigimos a la antigua residencia Le Fay que por legitima herencia reconocemos que pertenece a Catherine aquí presente. No se descarta el peligro pero para ello la ventaja en número y fuerza nata. ¿Alguna pregunta? –dijo cruzando las manos tras la espalda. Realmente no esperaba ninguna o alguien, sin duda, tendría un muy mal sueño esa noche.

Mi impertinente hermanita me dice que no, que ni de coña, que los vamos a esperar porque ninguno sabemos ir a escocia a pie. La ironia y el desden se dibujan en mi gesto, mezclado con algo de exasperacion.

-No Catty, pero estoy seguro de que Maxwell si sabe ir. Al fin y al cabo, él es el adulto aqui, verdad? -primera vez que me dirijo a Maxwell en toda a jornada, y es para emplearlo como arma arrojadiza contra el resto de invitados por venir. Miro al adulto en cuestion, esa piedra impenetrable que no cambia el gesto asi le pique un escorpion o algo peor. Lo cual, estaria bien, por cierto....

Corto el contacto visual con mi hermana, pensando en irme con Desmond un rato. Al menos el cateto ese no me pega su mal humor, a lo mejor se me pega algo de su optimismo.

Llega la peliazul, saludando y repartiendo abrazos. A mi que no se me acerque. Encojo mis hombros y me aparto de la escena... un par de pasos, mis despiertos ojos siguen cada movimiento. Ian tambien hace su aparicion, con un comentario de lo mas acertado.
-Eso mismo dije yo de los rezagados. -le doy la razon dandole a entender que yo habia querido pasar de ellos, con voz fria y cortante. Asco de gente.

Veo a Maxwell resoplar de vez en cuando y mi mente sonrie con cierta malicia. Parece el jefe de una excursion de boy scouts. Oh, si eso no es desesperante para el aprendiz de Stavron, que puede serlo? Tan subidito que nos lo teniamos todo los Le Fay. Castillos y herencias....gilipolleces. Antes de que termine de hablar, me doy la vuelta apartandome del grupo, no tengo preguntas, ni interes ni nada. Me voy hacia un arbol un poquito apartado y cruzandome de brazos me apoyo sobre su tronco, cansado de aquello antes si quiera de haber empezado.