Comedor de la Academia Ouroboros

Aparezco en el comedor silbando alguna cancioncilla, mirando como ha quedado todo, lleno de florecillas recogidas de los grandes jardines de la isla. Adael y yo hemos conseguido llevar adelante la fiesta que queríamos hacer, aunque no ha tenido mucha aceptación por los viejales del Consejo... De todas formas estoy alegre, hay gente que va a venir y espero conseguir que se lo pasen bien, que últimamente en estos meses de invierno han estado muy recluidos y a lo suyo.
He traido bastante comida, que nada más con lo que yo zampo... La reparto por las mesas y aunque se ve un poco vacío el comedor es cuestión de tiempo, ya deben de estar de camino. Aliso mi camisa un poco y doy vueltas por aquí, animado y silbando todavía, moviendo mi cabeza a un lado y otro.

Acudo a la fiesta vestido con mis mejores galas, que consisten en pantalón de vestir oscuro, una camisa azul claro y un chaleco azul marino. Como se pedía venir bien vestidos he hecho un esfuerzo, aunque no sea mucho mi estilo. Y aún así he venido bastante normalito, porque se supone que los magos más tradicionales son más extravagantes vistiendo. Al entrar al salón me lo encuentro ya bastante decorado y con algo de comida, ya que Ling ha llegado antes que yo y anda preparando las cosas.

"parece que me estoy escaqueando, pero en realidad es que soy un leeeento"

- ¡Ey, Ling! qué eficiente, como se nota que eres chino. - me meto un poco con él en plan de broma, dando una palmada en su espalda a modo de saludo. Después cojo un canapé de uno de los platos que hay en la mesa. Total, sólo es uno, nadie se va a enterar.

- Te echo una mano para dejarlo todo listo para cuando empieza a llegar la gente. Puedo ir poniendo las copas y las bebidas por las mesas. El hielo corre de mi parte.- es lo menos que puedo hacer, siendo elementarista es lo que toca. - Bueeno, nos falta poner música, ¿has traído tú algo? Hará falta para animar la fiesta. No sé exactamente quién viene al final, pero me han comentado que hay tanto miembros del consejo como alumnos u otros, o eso se rumorea, nadie dice nada claro. ¡Al menos nosotros hacemos por crear unidad de grupo! - cojo otro canapé, que seguro que dos tampoco se notan. Por ahora no bebo nada, quiero estar sobrio hasta que lleguen los demás.

- De la que no sé nada es de Catherine, hace mucho que no la veo. Desde que estaba con el novio ese extraño en la casa, ¿Maxwell dijo, no?...puede que estén muuuy entretenidos ahí dentro. - le pego un codazo con cara de de 'If you know what I mean', alzando las cejas. - Si ella ha ligado estando aquí en Ouroboros, nosotros también podemos.

Llego a la fiesta con puntualidad impecable a pesar de haber pasado una hora o más para prepararme, entre hacerme un moño alto y apretado y elegir un vestido de gala de color azul noche, con alguna modificación mágica realizada que hace que parezca tener el dibujo de un firmamento estrellado que se mueve lentamente. Pocas son las ocasiones en las que realizamos este tipo de fiestas, pero es de buen gusto acudir a ellas adecuadamente vestidos. Al parecer la fiesta todavía no ha empezado, únicamente hay tres personas alli y dos de ellas son quienes han organizado todo esto. La sala ya se encuentra engalanada y con las viandas dispuestas, así que lo único que falta por allí es un poco de música. Saludo educadamente al pasar, comenzando por Indira porque es la que está más cerca de la puerta. - Buenas noches, Indira. Ling, Adael...- seguidamente los saludo a ellos, con una leve sonrisa y una ligera inclinación de cabeza. - Creo que os hace falta algo de música para que comience a venir la gente, que intuyo serán impuntuales. - me acerco hacia uno de los laterales de la sala, en donde se encuentra una mesa con un antiguo tocadiscos mágico. Lo enciendo colocando la aguja sobre un disco que cambiará según la petición de música que haga cualquiera de la sala, pero comienzo yo pidiendo que comience con música tranquila de estilo celta, hasta que vayan llegando los demás y pidan la música que quieran.



La verdad es que espero que acuda más gente, ya que Ling ha puesto de su parte por conseguir que nos juntemos todos y socialicemos, que falta nos hace. Todo aquel que quiera integrarse también tiene que aportar algo, debe tener intención de formar parte de una comunidad, de estrechar sus lazos. Si no hay contacto esto no puede producirse. Las quejas no son válidas si no se intenta ni se aporta nada. Por eso esta fiesta es un buen momento para saber si los nuevos integrantes de la isla están dispuestos a formar parte de esto. Y de paso veremos qué miembros del consejo deciden pasarse. Por mi parte me quedo con Indira, Ling y Adael están hablando a lo suyo.

- ¿ Cómo van tus entrenamientos, Indira? No recuerdo si al final entrenabas con Adael o Galeno, al finalizar el torneo pasó mucho tiempo hasta que cada uno eligió su mentor. Por cierto, ¿sabes algo del resto de tus compañeros? No me refiero ya a los desaparecidos, los que ni siquiera comenzaron a entrenar, sino a los otros, como Rybar, Adele, Reiv...- y pocos más había, el resto de los ganadores parecía haber sufrido una extraña maldición por la cual habían sido borrados del mapa, sin dejar rastro alguno.

Me había instalado en alguna habitación de la sección masculina. A pesar de no ser el mayor de los lujos -no si lo comparamos con los ambientes frecuentados en nuestra juventud- era, desde luego, un derroche en aquellos tiempos. Cada vez que veía las paredes limpias, los muebles, aquella sensación de nuevo, de algún tipo de perfume incluso… Todas mis entrañas se retorcían en asquerosa repugnancia. Era todo tan distante del mundo real. Como si me hubiera sumido en un sueño sobre los días de paz. Empezaba a comprender porqué igual les costaba tanto intervenir en la regla debidamente. Porque estaban tan aislados en aquel trozo de tierra flotante, que en el fondo, poco o nada les importaba el resto.

¿Pero de dónde sacaban todo aquello? Era algo que me chocaba. Tenían recursos médicos, lugares bien amueblados, comida en abundancia… Pero no había visto ningún lado donde realmente se hiciera todo aquello. Algo no me cuadraba. Aquella abundancia de recursos sin explicación alguna -más cuando los magos no tenían medios de producción en su poder- era, desde luego, un asunto escabroso que estaba dispuesto a investigar.

Fuera como fuera pasé la mayor parte del tiempo estudiando a profundidad los libros que había conseguido, hostigado por mis muchos fallos en el día anterior. Me ardían las manos y el cuerpo entero al recordar esa serie de fracasos…

Fuera como fuera asistí a la fiesta mucho más arreglado de lo que había llegado. Otra vez con una larga capa. En mis tonos usuales -naranja, violeta-, pero con la ropa más decente que me quedaba de otros tiempos. Me había peinado y repeinado y recordado todas las convicciones que uno debía mantener en un lugar formal. No llegué tarde por ser impuntual. Sencillamente prefería llegar en cuanto todo el mundo estuviera mínimamente establecido, para no perder un tiempo que podía dedicar a cualquier otra cosa más interesante.

Los grupos estaban formados y el ambiente ya establecido. Música de fondo, un aire formal, gente mínimamente arreglada. Encogí mis alas convenientemente ocultas sobre la capa. Como si algo de todo aquello me desagradara profundamente. No era mi especialidad interrumpir. Pero decidí acercarme al grupo masculino por eso de que Galeno esperaba que socializáramos. No me apetecía. Pero pensaba en lo importante de aquel asunto: Sacar algún beneficio, ya fueran contactos, información o cualquier otra cosa mínimamente valiosa.

Uno de ellos parecía estar encargándose del orden. El otro ya comía. Me fijé en el evidente aspecto asiático del… seamos sinceros, chino. Mi único punto de referencia. -Si no me equivoco, usted debe ser Ling.- Solo intervine en cuanto viera que hubiera un silencio entre ellos, un momento en el que no interrumpiera. -El… maestro Galeno me ha hablado un poco… ¿Sois vos quién ha organizado la festividad, cierto?- Como siempre era algo arcaico en mis costumbres. Era conversación de poca importancia. De esa que se hace por entrar en una corriente.

Adael llega al poco, bastante animado por lo que se ve, y arreglado a su manera. Respondo a su palmada con otra y sonrío alegre por el chiste-cumplido, aunque dudo que ser chino tenga algo que ver en que sepa poner las cosas en su sitio, jaja.

-La verdad es que no, pensé que si venía algún viejales del Consejo no le haría mucha gracia música de discoteca, pero ahora que lo dices una fiesta no es igual sin ambientación...

De repente aparece por la puerta una chica alada, es difícil no recordarla del torneo, pero se la ve cortailla. Bah, ya se soltará cuando haya más gente.

-Pasa pasa, ya tienen que llegar los demás.

Como una invocación aparece Helena, ataviada con un precioso vestido y el cabello recogido fuertemente. Le sonrío y alzo la mano, intentando contenerme las ganas de ir a darle la vara. Por un ratillo no pasaría nada...
Se acerca al tocadiscos mágico y pone música, una asi tranquila, dice que para atraer gente. Una buena idea, en verdad. Yo miro a Adael comiendo y asiento a su comentario sobre Cate.

-Obviamente, pero no es que no lo hayamos conseguido,es que aún no lo hemos intentado,

Me río un poco y cojo también algo de comida, extrañado cuando veo entrar en la habitación a un tío que desconozco. Tal vez con los entrenamientos y la fiesta me he desentendido un poco de si llega o no gente nueva... Se acerca hacia nosotros y nos mira un momento, antes de hablar.

-Sí, soy yo.

Su sintaxis y su acento me extrañan aún más, ¿de dónde sale? Parece que sea una novela caballeresca andante.

-¿Lucio te ha hablado de mí? Qué mal rollo...

Me encojo de hombros un poco pensando en qué cosas puede haber dicho el "médico" sobre mí, pero no llego a muchas conclusiones.

-Ya tocaba juntarnos todos y conocernos mejor, que aquí cada uno va a su bola. ¿Y tú? ¿Has llegado a la isla hace mucho?

Me sirvo yo misma una copa de champagne que hay sobre la mesa contigua, esperando que Indira se sirva también algo que elija ella misma. Doy un sorbo a mi copa, quedando después con ella en la mano, a la altura del pecho. Miro de reojo al hombre que entra en la sala, supongo que una de las nuevas adquisiciones de alguno de los miembros del consejo. Eso es lo que necesitamos, conseguir más gente para el proyecto que tratamos de crear. Sonrío levemente a modo de saludo al recién formado grupo, volviendo después mi atención a Indira.

- Vas a estar muy atareada con dos maestros, pero será mejor para ti, desde luego. Creo que todos deberíamos tomar varios alumnos, no está la cosa como para escatimar en formación mágica. Tal vez podríamos establecer horarios, clases regladas, como en una universidad.

"y de aquí saldrían generaciones muy bien formadas, que es a lo que debemos aspirar...aunque claro, no todas las disciplinas son igual de atractivas"

Miro a la puerta con cierta impaciencia, esperando que acuda ya la gente, puesto que llevo muy mal eso de la impuntualidad, aunque sea para divertirse. Lo malo es que Indira debe sentirse algo intimidada entre tanto "maestro" a excepción del nuevo que ha entrado. - ¿Y tus amigos? No me has respondido a lo que te pregunté antes sobre ellos, si sabías algo, o si iban a venir. - efectivamente, Indira había obviado esa parte de mi pregunta, algo en lo que estoy interesada. - Tranquila, cuando queráis "desmadraros" los mayores desapareceremos de aquí. - comento mostrándome algo menos seria que en otras ocasiones, comprendiendo que en una fiesta necesitarían sentirse algo menos controlados por los que supuestamente ejercemos la disciplina en el lugar.

- ¡Que les den a los viejales del Consejo! una fiesta sin música no es fiesta. - respondo de manera vehemente apenas segundos antes de que entrase Helena, que seguro me hubiese lanzado alguna mirada de reproche. Después ella pone una música que es de todo menos animada, así que me doy una palmada en la frente. - Tendremos que tomar el control de eso de aquí a un rato. Esa música hace que tenga ganas de dormir. - bonita es, pero no la veo para una fiesta, no pega. Indira se queda hablando con la Paracelso, aunque no sé si necesitará rescate en caso de estar aburriéndose. A decir verdad esperaba más presencia de gente que no sea de nuestro grupo, así que no dejo de mirar a la puerta de tanto en tanto. Por eso sonrío alegre al ver que otro desconocido se une a nosotros, un hombre que no me suena ni del torneo ni de los recogidos recientemente Debe haber sido traído por alguien, obvio, pero hará muy poco de eso. El tipo en cuestión va bastante arreglado y emperifollado, como corresponde a la ocasión, pero diría por sus pintas que es de estos de estilo tradicional.

Evito poner caras raras por su forma de hablar, a ver si se me va a escapar una risa y vamos a joder esto de la integración. - Eso es, él es Ling, y yo soy Adael. Un placer. -  le echo la mano para estrechársela a modo de presentación formal, asintiendo tanto a las palabras de Jonnai como a las de mi compañero.

-Lo que está diciendo. Esto puede ayudar a que nos conozcamos todos mejor, que si no todo es demasiado frío e impersonal. Entre que estamos liados cada uno con unas cosas y que a los nuevos parece que les da vergüenza...- me acerco después a la mesa más cercana para traer una botella de vino y tres copas, ofreciendo una a cada uno. - Pero primero háblanos de ti. ¿Cómo te llamas? ¿cuándo has llegado? ¿Te ha traído Lucio? si es así...asegúrate de que no quiere experimentar contigo como cobaya de laboratorio. - añado por lo bajo, tapando mi boca con la mano de lado para que no me escuche Helena. Evidentemente estoy hablando de broma, pero es la coña que repetimos muchas veces con el Galeno matasanos. Me sirvo un poco de vino tinto, bebiendo un pequeño trago para comenzar a calentar motores. Después le señalo a Indira, moviendo la copa en esa dirección. - ¿A ella la conoces?-

Contemplé a ambos con mayor detenimiento. Ahora que los veía de cerca notaba que igual los había tratado con demasiada formalidad… Puesto que no parecían ser de las personas más… ¿Cómo decirlo? ¿Más señoronas? De la zona. El de origen asiático, Ling, confirmó ser -efectivamente- quien Galeno me había mencionado. Su compañero también se presentó, con el nombre de Adael, y reafirmando la identidad del otro. Este, más afectivo -o quizás con mejores formas- me ofreció su mano, la cual estreché detenidamente con la formalidad necesaria.

Ling hizo un comentario sobre Galeno hablando de él, muy típico de niños poco educados. Pronto comprendí cuál iba a ser la dinámica de todo este asunto. -Mencionó poca cosa, más allá de ser el responsable de la…- “Aberración e insulto contra todas las personas que mueren ahí abajo”, pensé. -... Fiesta.- Dije. Porque lo más importante era dar la imagen pertinente. Ling aprovechó para hacer un seguido de preguntas, después de explicar la finalidad de la fiesta.

-¿Yo? Me temo que llevo muy poco tiempo aquí. Llegué ayer.- Respondí con brevedad, por tal de dejar hablar a Adael. Este explicó, de nuevo -a modo de eco- la razón por la cual se había organizado aquella festividad. Más conocerse. Decía que le daba la sensación que a los nuevos les daba vergüenza. -Es… un lugar un poco imponente. Es fácil despistarse con las muchas… Diferencias que tiene respecto el resto del mundo.- Era un sobreesfuerzo no dejarse afectar por aquella inusual calma que se vivía en aquel reducto a salvo de la guerra.

Pero aquella sería la opción para los débiles. Me hizo una serie de preguntas, algunas más técnicas, otras de carácter humorístico. -Mi nombre es Cygnus Atratus.- Véase, nombre científico de los cisnes. Necesitaba un apellido al que ceñirme, para dar más credibilidad. -No me trajo Galeno, aunque se hizo responsable de mi en mi estadía.- O al menos eso me había confirmado él. Arqueé una ceja al oír su comentario. Dejé escapar una risa, breve, suficiente.

Y negué el vino. -No… No bebo. Gracias.- Sabía que a nivel social podía provocar cierta sorpresa que hiciera esa elección. Pero sabía muy bien que cualquier consecuencia provocada por beber sería peor que declinar la oferta. Pero él, con la copa en mano, señaló a Indira. Preguntándome si la conocía. “Por desgracia si”, pensé. -Escasamente. Ella fue la que me trajo aquí. La conocí en el Moulin, y más allá de eso… Es una chica interesante, ¿No te parece?

Ese interesante se gastaba un largo doble sentido. Hablaba con una chica de aspecto formal. Quizás pudiera entablar mejor conversación con aquella, en cualquier otro momento. -Y ahora, ¿Qué podríais contarme sobre vosotros? Si no estoy mal informado sois maestros en esta isla, especializados en campos concretos. ¿O estoy en lo erróneo?- Pregunté. Era de vital importancia saber que podría sacar de mi estancia allí. No iba a invertir tiempo en vano.

El nuevo le estrecha la mano a Adael así muy formal, en mi país no tenemos costumbre pero con el tiempo que llevo aquí ya debería de recordarlo, ¿o no? Sonrío un poco e imito a mi compañero en su saludo, escuchando las palabras del hombre. Así que ayer, muy oportuno.

-Demasiadas.

Es mi solo y único comentario sobre lo que dice de las diferencias, y eso que yo no he vivido la guerra de la que ellos vienen. Pero me cabrea que el Consejo no se decida a actuar más tajantemente, a terminar con la lucha, sabiendo que pueden. Si Catherine estuviera aquí probablemente habría dicho algo mejor y no en beneficio de los Descendientes, pero yo no puedo decir mucho más. "Qué raro que no lo haya envenenado..." miro a Adael siguiendo la línea de sus pensamientos, divertido. Acepto la copa que me ofrece y le pido que la llene, que en una fiesta hace falta diversión.

-Todas tienen misterios que nos toca descubrir.-le digo, guiñándole un ojo.

Empiezo a beber, aunque a un ritmo controlado, que tengo una imagen que mantener. "¿Imagen? ¿Yo? JAJAJAJA". De todas formas me contengo con la bebida.

-Totalmente acertado, somos como los jefes aquí, pero no controlamos todo. Yo estoy más especializado en la lucha con armas blancas y algún arte marcial, por eso de que soy chino -me río de mi propia descripción-. También en transformaciones y cosas así.

Bebo distraidamente de la copa que me eché hace un rato, notando las pocas ganas que tiene Indira de hablar conmigo. Que los otros tenían otras prioridades. En resumen, que les interesamos más bien nada. Pero si no se dignan ni a venir luego que no se quejen de que no se sienten a gusto en la isla. Hago un leve gesto de disconformidad, pero no añado nada más al tema. Cada uno que haga lo que quiera. El otro par de dos le está dando conversación al nuevo, pero el nuevo tampoco parece demasiado animado. Ni siquiera está bebiendo. Supongo que también es normal que se sientan extraños con tan pocos "iguales" alrededor, pero eso es un inconveniente menor. Decido hablar un poco del tema de Snagov, por hablar de conocidos comunes.

- Ah, el señor de los dragones.- comento con una sonrisa que puede considerarse incluso de mofa. Nunca he valorado demasiado a Snagov. Su disciplina me parece de las más aburridas a elegir. - No sé yo si estará aprendiendo mucho con él. Sé que hay algunos miembros del consejo que no se toman su trabajo demasiado en serio, o que no son buenos profesores. Es decir...saben mucho, pero no saben transmitirlo. Espero que no te esté sucediendo eso con tus dos maestros.- miro de reojo a Adael, lo veo con poca experiencia, creo que Indira es de sus primeras aprendices aquí.

- Por cierto, no me ha quedado clara tu opinión respecto a la participación de nuestra sociedad en la guerra. He estado haciendo un pequeño sondeo con los que llegan a la isla. ¿Qué piensas tú? ¿Crees que se debería intervenir más directamente, además de recoger a necesitados y enseñar a gente con magia? - entorno levemente los ojos de manera escrutadora, pasando el índice por el borde de la copa mientras espero su respuesta. - No hace falta que respondas ahora...si quieres puedes pensarlo y responder dentro de un rato. Tal vez quieras ir a juntarte con el grupo de los jóvenes. Ve con ellos si quieres. - echo otro vistazo alrededor, comprobando que nadie más ha entrado en la sala. Catherine suele decir que debemos socializar en la isla, pero no la veo por aquí. Espero que no le haya dado de nuevo por bajar ahí abajo, cuando le dijimos que lo tenía prohibido por una temporada.

Escuché con toda la seriedad que pude fingir lo que Cygnus decía. Sí estaba poniendo atención, pero reírse en la cara de la gente no era algo muy bien aceptado en las fiestas rimbombantes como estas.

-Bueno, más para el resto. Buen alcohol no se desperdicia.- Al ver que Cygnus no bebe, me toca a mi acabar con la copa para no tener dos en la mano. La vacía la dejé por ahí, rompiendo un poco con la alineación perfecta de las mesas que Ling había puesto. De cualquier modo se iban a desaliñar en algún punto de la noche.

Justo cuando bebe Ling de su copa, sirvo de nuevo como si fuera lo más natural del mundo aunque esta no va ni a la mitad. Si alguien va a encender esta fiesta, y no soy yo, le tocará a Ling. Tras dejarle hablar de sus especialidades, que pegan muy bien con el hecho de que sea chino, parece que me toca tomar la palabra.- Ling está especializado, a mi me va la diversificación... Soy elementarista, todos los elementos habidos y por haber... bueno, mientras se ciñan a lo normal.

Pasando un vistazo por la 'fiesta', se nota que hay grandes ausencias, y que la música está de pena, pero ya me encargaría de ella más entrada la noche.- ¿Quién falta aquí? ¿Catherine? Y Galeno no se ha dignado a aparecer. Mejor así.- Río como para seguir con el chiste a sus costillas. Que esto de cuchichear de las personas se me da bien.- Mmmm, y además falta mucha gente. Que cuando quieren arruinar una fiesta lo logran, tendremos que arreglárnoslas con lo que tenemos.- Bebí de su copa un trago más y luego la relleno, dejándola como nueva, como si no hubiese bebido nada aún. Mejor, así se guardan más las apariencias... Quizás termine por ser el borracho que anime todo. Quien sabe.

Finalmente, Ling siguió la misma línea de presentación que Adael y se dignó a estrechar la mano. Yo seguí en mi frialdad típica, posición desde la cual podía tener más controlada la situación. Adael demostró ser tan infantil como pudiera esperarse de casi cualquier ser humano, muy dispuesto a acabarse la copa que yo había negado. Sonreí, no sin pensar de forma muy decepcionada que daba muy mala imagen que hubieran críos del estilo con tanto poder sobre aquella isla.

No la merecían. Agradecí, al menos, que pudiéramos hablar de temas más serios, como lo era el combate y la especialización de cada uno. Asentí en silencio sobre los misterios de cada arte. Iba bebiendo. Era consciente que los minutos de lucidez que ahora tenía se esfumarían prontamente. Muy… profesionalmente Ling hizo un repaso sobre sus enseñanzas. Artes marciales. “Transformaciones y cosas así.” -Curiosa combinación. Tal vez pudiera querer saber más al respecto, pero…

Eso no iba a ser en un futuro próximo. Tenía que acabar de perfeccionar mi curación, o mejor dicho, aprender a hacer alguna cosa con aquello. Mejor que la última vez me saldría: Más que nada porque peor parecía cosa imposible. El otro mencionó ser elementarista. “Mientras se ciñan a lo normal”. ¿Por qué un niñato de tal características podía hacer lo que tan pocos podían siquiera soñar? -¿Eso incluye luz? ¿Oscuridad? ¿O eso ya se sale de… “lo normal”?- Pregunté, con una ceja arqueada.

Aunque por supuesto la seriedad duró poco. Cuchicheos, hablar de otros que no estaban. Sandeces típicas de personas corrientes de toda naturaleza. -Veo que los profesores están muy… Implicados en conocer a los alumnos, ¿No es así?- Sonreí, con tranquilidad. -Aunque parece que los alumnos aún están más desganados. ¿Sólo somos dos?- Era algo retórico. Éramos casi cuatro gatos, y digo casi, porque había una más. Aunque por lo que se escuchaba de la conversación pronto abandonaría la sala.

El nuevo parece atento a lo que Adael, ya empinando el codo, y yo, le decimos sobre nuestros ámbitos de enseñanza. Responde que tal vez pueda estar interesado pero deja ahí la frase, a lo que presupongo que tiene aún otros asuntos que acabar o cosas que preparar. Sigo bebiendo de mi copa que parece no terminar de vaciarse nunca mientras escucho a mi amigo hablando de sus poderes. Siempre me ha parecido muy útil eso de controlar los elementos, y la verdad es que mola bastante, allí en Oriente aún se recuerda la leyenda del Avatar y se trasmite de padres a hijos. Me pregunto si tal vez fuese algún antepasado de Adael...
Lo miro de reojo con una sonrisa, ¿normal? Pero si aquí ninguno somos lo que la gente entiende por normales, jaja. Asiento a la pregunta de Cygnus y después de beber un poco más le digo:

-Teníamos más alumnos, pero estos últimos meses ha habido revueltas por ahí abajo... Unos han desaparecido, otros se esconden, no sé, algunos deben de haber abandonado la esperanza que les trajo aquí la primera vez.

Me desanimo un poco por ellos, y por la oportunidad que pierden, aunque entiendo que sus prioridades son distintas, yo no he vivido la guerra como el resto, apenas puedo decir que la haya visto sino lo poco que pasé durante ese período hasta ingresar en el Consejo cuando Kira se fue. "¿Donde estarás, hermanita?"

Ruedo los ojos al escuchar el tono que pone al decir que no le gustaría que el otro se llevase una decepción. Adolescentes...siempre con sus dramas. - Oh, te aseguro que se llevará muchas decepciones en la vida. Es lo que tiene vivir, se asumen riesgos. Unas veces se gana y otras se pierde. También te pasará a ti. Pero no te preocupes, todo es cuestión de saber llevarlo. Es raro que no haya venido él a la fiesta, ¿no?- bebo otro sorbo de champán al terminar de hablar, mirando de tanto en tanto al grupo de los jóvenes descendientes con el nuevo aquel. Sí, definitivamente tendré que ir y traer gente agarrándolos de las orejas. Por favor, qué imagen más poco implicada están dando unos y otros.

- Espero que esté aplicando metodologías didácticas adecuadas para cumplir con las competencias clave requeridas en las programaciones que pusimos en marcha tras el torneo. Si no tendré que hacerlo pasar por inspección educativa, para controlar sus métodos en caso de no ser los adecuados. - pongo más atención cuando me habla de su opinión respecto a la guerra, me parece interesante saber qué piensan los que viven aquí.

- Podría hacerse, claro. Desde que desapareció el hospital mágico de Londres sólo reciben asistencia médica los que no poseen sangre mágica. Y ambas sabemos que los renegados no tienen capacidad para acoger a demasiados heridos a al vez. Sería necesario crear un lugar en el que se pudiese atender gente de todo tipo. Comentaré la idea con Lucio, y tú puedes comentarla con otra gente interesada en esto de la sanación Necesitaremos ayuda. - como veo que le da vergüenza ir a hablar con el otro grupo la animo dando un pequeño empujón en su hombro para acercarla a donde están los otros.

- Voy a salir un rato, sobre todo porque voy a ver qué pasa para que falte tanta gente todavía. O al menos que vayamos renovando caras. Ve con ellos mientras. - me acabo la copa de champán, dejándola sobre la mesa de las bebidas. Después me giro para caminar elegantemente en dirección a la puerta, saliendo de allí para ir a averiguar qué pasa con el resto.

Bebo un poco más de mi copa, con más rapidez que la vez anterior tras haberla rellenado. Pongo cara de pena al escuchar lo de los alumnos desaparecidos, la verdad es que me preocupa lo que les pueda haber sucedido. - Por eso tenemos que entrenarlos para que tengan más oportunidades cuando salgan de aquí. Para eso y para que consigan ser mejores. - calidad de enseñanza que se dice. Ojalá podamos encontrarlos, además de conseguir nuevos alumnos. Después paso a explicarle un poco de qué va lo de elementarista, al menos en mi caso. Por su ceja arqueada noto que parece algo escéptico al respecto.

- No, más bien manejo los cuatro elementos principales, fuego, agua, tierra, aire, y algunos asociados a ellos. No tengo dominio de la luz o la oscuridad. - tengo mis limitaciones, no poseo esa habilidad que sí he visto manejar a otros magos o criaturas mágicas. Trato de ocultar mi fastidio por el comentario de la escasez de alumnos en la fiesta, y especialmente cierta molestia por la poca implicación de los profesores. Helena se acaba de marchar, aunque al menos ella ha asistido. - Hasta que no pasen por aquí algunos más esto no se termina, ¡he dicho! Deberíamos organizar algún concurso, o baile o incluso unos cuantos duelos mágicos en el centro del salón. - en ese momento me entra un apretón de los importantes, de los que tienes que largarte corriendo porque son urgentes. Aprieto el culo de manera casi dramática. - Ling, t-tengo que salir un momento, puedes empezar si quieres con algo de lo que he dicho. Volveré luego, e intentaré arrastrar hasta aquí a los que vea por la zona. - dejo la copa en la mesa, ya casi terminada. Después echo a andar hacia la puerta, procurando que no se noten las prisas, pero una vez que salgo y cierro la puerta echo a correr por el pasillo para ir al primer baño que encuentre.