Recuerdo del primer mensaje :
Es un espacio recreativo para las familias y aprendices. Fueron creados con la intención de emular los magníficos Jardines colgantes de Babilonia
Kyllian Evans
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La bronca del elfo nos había dejado a todos en nuestro lugar, pero las declaraciones de Reiv sobre el origen de la niña no me eran indiferentes -¿Qué!?- otra hija de Éamon, por supuesto era consciente de que la criatura no tenía la culpa, yo mismo tenía en brazos a Lila que también tenía la sangre de ese mal nacido, lo que a mi me escamaba era lo que rodeaba la llegada de la pequeña a ese lugar pues Lucio parecía no tenerlas todas consigo mismo, lo había salvado el orejotas que ahora nos amenazaba a todos con ese trasto que tenía en la mano.
Después de la regañina le di a Lila, al parecer me había asustado por nada, solo le estaban saliendo los dientes y eso era molesto para ella, aún así tenía fiebre alta y no me arrepentía de mi decisión de llevarla al hospital -y qué se yo si le están saliendo los dientes o no!? sé más de parto de gallinas que de críos! es mi primer bebé!- dije ante las palabras del rubio por mi escándalo -vale, lo siento, estaba asustado, además si le pasa algo a la niña Leila no me lo perdona en la vida, mejor ponle las vacunas no sea que le de otra cosa rara por ir de modernos- ahora me las tenía que ingeniar para volver al barco pero me daba que era imposible. De repente un escalofrío recorrió mi cuerpo, empecé a sentir molestias y miré a Reiv -a que me cuidas a Lila un rato? con todo el jaleo se me olvidó la luna llena- dije mientras me acariciaba la nuca, todo empezaba a dolerme.
Mis ojos ya empezaban a tomar un aspecto más felino cuando el sonido de una ventana rota nos hizo girarnos a todos -Leila! has venido! menos mal, te dejé una not..- ni pude terminar la frase, me amenazó, pasó rauda y veloz, le colgó algo en la oreja al elfo y en un abrir y cerrar de ojos me arrastró por la misma ventana que había entrado con total violencia, hasta que no sentí el golpe contra el suelo no sabía que estaba pasando -Pero a ti qué coño te pasa!?- el primer golpe me lo comí enterito, un derechazo en la cara que no me hizo nada de gracia -EN LA CARA NO MALDITA LOCA!- el siguiente golpe lo encajé mejor pero al igual que ella mi transformación también se estaba acercando y me costaba controlar la ira con sus acusaciones -A MI NO ME HABLES ASÍ! SE PUEDE SABER QUE TE HE HECHO!? YO NO HE ROBADO NADA!- los colmillos ya asomaban y con el último golpe mi respuesta fue un rugido, uno lo bastante fuerte como para que lo escuchara media isla.
Después de la regañina le di a Lila, al parecer me había asustado por nada, solo le estaban saliendo los dientes y eso era molesto para ella, aún así tenía fiebre alta y no me arrepentía de mi decisión de llevarla al hospital -y qué se yo si le están saliendo los dientes o no!? sé más de parto de gallinas que de críos! es mi primer bebé!- dije ante las palabras del rubio por mi escándalo -vale, lo siento, estaba asustado, además si le pasa algo a la niña Leila no me lo perdona en la vida, mejor ponle las vacunas no sea que le de otra cosa rara por ir de modernos- ahora me las tenía que ingeniar para volver al barco pero me daba que era imposible. De repente un escalofrío recorrió mi cuerpo, empecé a sentir molestias y miré a Reiv -a que me cuidas a Lila un rato? con todo el jaleo se me olvidó la luna llena- dije mientras me acariciaba la nuca, todo empezaba a dolerme.
Mis ojos ya empezaban a tomar un aspecto más felino cuando el sonido de una ventana rota nos hizo girarnos a todos -Leila! has venido! menos mal, te dejé una not..- ni pude terminar la frase, me amenazó, pasó rauda y veloz, le colgó algo en la oreja al elfo y en un abrir y cerrar de ojos me arrastró por la misma ventana que había entrado con total violencia, hasta que no sentí el golpe contra el suelo no sabía que estaba pasando -Pero a ti qué coño te pasa!?- el primer golpe me lo comí enterito, un derechazo en la cara que no me hizo nada de gracia -EN LA CARA NO MALDITA LOCA!- el siguiente golpe lo encajé mejor pero al igual que ella mi transformación también se estaba acercando y me costaba controlar la ira con sus acusaciones -A MI NO ME HABLES ASÍ! SE PUEDE SABER QUE TE HE HECHO!? YO NO HE ROBADO NADA!- los colmillos ya asomaban y con el último golpe mi respuesta fue un rugido, uno lo bastante fuerte como para que lo escuchara media isla.
Sentí como el impacto del primer golpe dió de lleno en su cara, los tres golpes siguientes logró esquivarlos, pero el último golpe me pareció habérselo dado en el estómago porque expulsó todo el aire que tenía en el cuerpo con ese rugido, tanto que me dejo algo aturdida por un par de segundos, momento en el que desvié la mirada a la luna llena. Ésta ya estaba en su punto máximo. Los huesos de mis pies se alargaron y se engrosaron, rompiendo mis botas tacticas y dejándome apoyada solamente en los dedos de mis, ahora, patas, sin apoyar la articulación del talón, el pelaje rubio con motas más oscuras creció en todo mi cuerpo, los huesos de mis piernas fueron los siguientes en transformarse, aumentando su tamaño y rompiendo el pantalón, fueron apareciendo las vértebras caudales formando la larga cola peluda que me ayudaba a mantener el equilibrio de mi cuerpo, mientras mi nueva anatomía me obligaba a inclinar hacia adelante de la parte superior de mi cuerpo, los huesos de mis vértebras y costillas se agradaron, al igual que los huesos de mis brazos, mis pulgares se transportaron a través de mis brazos, el resto de mis manos se convirtieron en patas peludas y surgieron las garras.
-Cinco días estuve fuera. ¡Que conveniente que la niña se haya puesto mal justo en el tiempo que salí!- Dije en un tono bajo y gruñendo por los dolores de la transformación.
-Mordido.- Fue lo último que alcancé a decir antes de que mis cuerdas vocales fueran afectadas por la transformación, a eso siguió la transformación de mis mandíbulas, mis dientes, la estructura de todo mi cráneo y la aparición de los bigotes acompañado por gruñidos y sonidos lastimeros. Una vez que la mutación llegó a su fin, gruñí y mi pelo se erizó demostrando que no me dejaría amedrentar por más fuerte que fuera su rugido. Me moví a su alrededor, tanteando, acechando, buscando el punto débil o ciego, mostrando los filosos colmillos, con las pupilas fijas en la presa. Cuando creí encontrarlo corrí hacia él moviéndome en zigzag con el objetivo de abatirlo y tirarlo contra el suelo para yo quedar arriba, o rasguñarlo con un zarpazo.
-Cinco días estuve fuera. ¡Que conveniente que la niña se haya puesto mal justo en el tiempo que salí!- Dije en un tono bajo y gruñendo por los dolores de la transformación.
-Mordido.- Fue lo último que alcancé a decir antes de que mis cuerdas vocales fueran afectadas por la transformación, a eso siguió la transformación de mis mandíbulas, mis dientes, la estructura de todo mi cráneo y la aparición de los bigotes acompañado por gruñidos y sonidos lastimeros. Una vez que la mutación llegó a su fin, gruñí y mi pelo se erizó demostrando que no me dejaría amedrentar por más fuerte que fuera su rugido. Me moví a su alrededor, tanteando, acechando, buscando el punto débil o ciego, mostrando los filosos colmillos, con las pupilas fijas en la presa. Cuando creí encontrarlo corrí hacia él moviéndome en zigzag con el objetivo de abatirlo y tirarlo contra el suelo para yo quedar arriba, o rasguñarlo con un zarpazo.
Kyllian Evans
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Debía controlar mi ira pero los golpes que me propinaba la chica no ayudaban en absoluto, mi transformación seguía avanzando y esquivaba o encajaba los golpes como buenamente podía, primero el golpe en la cara, después en el estómago, todo seguido de sus estúpidas acusaciones que eran lo que más me cabreaba -SI TAN POCO CONFÍAS EN MI, PARA QUÉ ME DEJAS A TU HIJA Y SALES CORRIENDO!? EH!?- le di un fuerte empujón intentando alejarla de mi con la poca cordura que me quedaba pero lo de mordido... no es que me afectara demasiado pero era el equivalente a "asquerosa sangre sucia" - Así que eso es lo que piensas de mi...- las orejas que ya habían salido se vieron notablemente gachas, no tenía ganas de luchar con ella pues su desconfianza y desprecio me las habían quitado por completo además de los golpes que me habían dejado un poco tocado.
Mientras ella terminaba de transformarse yo hice lo propio, entre gruñidos de dolor fui perdiendo mi parte consciente para dar paso a la bestia un tanto más mansa que la chica feral, bufé moviendo la cabeza echando a correr por el jardín mientras me rodeaba de aquella forma, lista para atacar de nuevo, esa noche no tenía mucha hambre así que no tenía muchas ansias de cazar, menos aún a la rubia, por el contrario el otro animal parecía más dispuesto a presentar batalla.
Las provocaciones al final surtieron efecto pero ahora ya no podía hacer uso de la voluntad para no atacarla por lo que cansado planté cara y en un rápido movimiento me lancé hacia ella con un zarpazo de advertencia, un claro "déjame en paz" como el de cualquier gato al que le tiran de a cola, no estaba de humor para eso.
Mientras ella terminaba de transformarse yo hice lo propio, entre gruñidos de dolor fui perdiendo mi parte consciente para dar paso a la bestia un tanto más mansa que la chica feral, bufé moviendo la cabeza echando a correr por el jardín mientras me rodeaba de aquella forma, lista para atacar de nuevo, esa noche no tenía mucha hambre así que no tenía muchas ansias de cazar, menos aún a la rubia, por el contrario el otro animal parecía más dispuesto a presentar batalla.
Las provocaciones al final surtieron efecto pero ahora ya no podía hacer uso de la voluntad para no atacarla por lo que cansado planté cara y en un rápido movimiento me lancé hacia ella con un zarpazo de advertencia, un claro "déjame en paz" como el de cualquier gato al que le tiran de a cola, no estaba de humor para eso.
Lo seguí en su carrera por el jardín con la clara idea de matarlo. En eso se había transformado el sentimiento de traición que Kyllian me hizo sentir al saber que había ignorado mis deseos de alejar a Lila lo más posible de la magia. Debía salvar a mi cachorro a toda costa y mataría a cualquiera que se interponga con ese objetivo, incluso a Kyllian.
Mi ataque quedó neutralizado por su ataque, tuve que echarme un poco hacia atrás y ahora estábamos en una zona un poco más boscosa así que los árboles y los arbustos resultaban obstáculos y disminuían el espacio disponible, ya no estabamos en campo tan abierto como lo eran los jardines, pero en seguida volví a embestir con el objetivo de atrapar su yugular entre mis fauces y terminar con su vida de una vez por todas.
Mi ataque quedó neutralizado por su ataque, tuve que echarme un poco hacia atrás y ahora estábamos en una zona un poco más boscosa así que los árboles y los arbustos resultaban obstáculos y disminuían el espacio disponible, ya no estabamos en campo tan abierto como lo eran los jardines, pero en seguida volví a embestir con el objetivo de atrapar su yugular entre mis fauces y terminar con su vida de una vez por todas.
Kyllian Evans
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Los dos felinos corrieron por el jardín hasta el lugar en el que el de color negro se sentía más cómodo, en mitad de árboles y arbustos que le proporcionaban el camuflaje y la cobertura perfectas, ese era el medio ennel que había crecido, rodeado de árboles y sabía usarlos a su favor aunque en forma de bestia todo era más instintivo.
El ataque a su yugular fue rápido pero no muy certero, aún así la chica había conseguido atrapar su cuello entre las fauces que se cerraron con fuerza perforando su cuello de modo que empezó a sangrar por la boca, no era mortal pero si muy doloroso. La cercanía era un arma de doble filo pues al tenerlo enganchado también lo tenía cerca, lo suficiente como para que los zarpazos del negro la alcanzaran una y otra vez mientras intentaba liberarse del brutal agarre a su cuello
El ataque a su yugular fue rápido pero no muy certero, aún así la chica había conseguido atrapar su cuello entre las fauces que se cerraron con fuerza perforando su cuello de modo que empezó a sangrar por la boca, no era mortal pero si muy doloroso. La cercanía era un arma de doble filo pues al tenerlo enganchado también lo tenía cerca, lo suficiente como para que los zarpazos del negro la alcanzaran una y otra vez mientras intentaba liberarse del brutal agarre a su cuello
Mis colmillos perforaron su carne y con furia busqué zarandearlo, intenté sacudirlo con mucha, mucha saña, horizontalmente con muchísima fuerza para así lograr desnucarlo y matarlo, pero no lo había agarrado correctamente como para tener la tracción necesaria. Además sus arañazos me alcanzaban con facilidad. Intenté resistir todo lo que pude pero un profundo zarpazo que me recorrió desde el labio inferior, el cuello, hasta el pecho me obligó a soltarlo.
La sangre sobre el rubio pelaje se veía con claridad. Al dar un par de pasos hacia atras sin perder de vista a la presa no me dí cuenta que habíamos llegado hasta donde terminaba la isla, a apoyar la pata trasera el suelo se desmoronó debajo de ella. Por los segundos que pude aguantar clavando mis garras con desesperación en la tierra tuve medio cuerpo en la isla y medio cuerpo fuera hasta que la gravedad ganó y caí por el precipicio. No caí durante mucho tiempo porque una pequeña islita que orbitaba alrededor de la isla mayor me atajó de pura suerte. Arrugue toda la cara mostrando los dientes claramente frustrada y lancé un rugido con el que expresaba mi ira. Me moví en la islita que no daba mucha libertad de movimiento, solo un par de pasos, pero me moví igualmente como gato enjaulado. La isla continuó moviéndose en la ruta de su órbita. Pasó de volar por debajo de la isla grande a volar por encima en un movimiento diagonal y dejar al feral azabache fuera del alcanza de la vista, del mismo modo que ella quedó oculta entre los altos follajes de los árboles.
Cuando lo consideró oportuno, saltó de la islita para aterrizar en la isla mayor. Una vez en tierra se encargó de buscar el viento en contra para volver a encontrar al feral, a su vez ésto dificultaría que él la huela y procuró ir con mucho sigilo.
La sangre sobre el rubio pelaje se veía con claridad. Al dar un par de pasos hacia atras sin perder de vista a la presa no me dí cuenta que habíamos llegado hasta donde terminaba la isla, a apoyar la pata trasera el suelo se desmoronó debajo de ella. Por los segundos que pude aguantar clavando mis garras con desesperación en la tierra tuve medio cuerpo en la isla y medio cuerpo fuera hasta que la gravedad ganó y caí por el precipicio. No caí durante mucho tiempo porque una pequeña islita que orbitaba alrededor de la isla mayor me atajó de pura suerte. Arrugue toda la cara mostrando los dientes claramente frustrada y lancé un rugido con el que expresaba mi ira. Me moví en la islita que no daba mucha libertad de movimiento, solo un par de pasos, pero me moví igualmente como gato enjaulado. La isla continuó moviéndose en la ruta de su órbita. Pasó de volar por debajo de la isla grande a volar por encima en un movimiento diagonal y dejar al feral azabache fuera del alcanza de la vista, del mismo modo que ella quedó oculta entre los altos follajes de los árboles.
Cuando lo consideró oportuno, saltó de la islita para aterrizar en la isla mayor. Una vez en tierra se encargó de buscar el viento en contra para volver a encontrar al feral, a su vez ésto dificultaría que él la huela y procuró ir con mucho sigilo.
Kyllian Evans
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El agarre fuerte de la chica sobre la garganta del felino negro era terrible y por poco no fue mortal pero mientras lo zarandeaba el daño que le infligió en su cuello fue brutal, ya no podía rugir con fuerza pues le había atravesado la tráquea, aún así el felino consiguió dar un buen golpe a la chica desgarrando su piel con las zarpas, aquella batalla iba en serio y estaba herido, no podía dejarla ganar más terreno pues a pesar de no querer luchar con ella el instinto de supervivencia era más grande.
Al verla desestabilizarse vio la oportunidad perfecta para lanzarle otro zarpazo, esta vez al rostro haciendo que la feral cayera por el borde de la isla, logrando deshacerse por fin de ella. volvió a esconderse entre los árboles, subiéndose a uno mientras su respiración era ronca y su herida se curaba muy lentamente sin detener el sangrado, se quedó allí, quieto e intentando lamerse las heridas, camuflado ente el follaje y un animal herido era más peligroso, sobretodo un feral en plena luna llena.
Al verla desestabilizarse vio la oportunidad perfecta para lanzarle otro zarpazo, esta vez al rostro haciendo que la feral cayera por el borde de la isla, logrando deshacerse por fin de ella. volvió a esconderse entre los árboles, subiéndose a uno mientras su respiración era ronca y su herida se curaba muy lentamente sin detener el sangrado, se quedó allí, quieto e intentando lamerse las heridas, camuflado ente el follaje y un animal herido era más peligroso, sobretodo un feral en plena luna llena.
Me aparecí en la zona de jardines que había estado viendo desde la ventana de la habitación en la que estaba Johan, pero los ferales se habían movido de allí. El rastro de destrucción que iban dejando era importante, la pelea se les había ido de las manos. Tampoco sabía si eran de esos que podían controlarse, pero no tenía pinta. Sabía por experiencia lo destructivos que podían ser los licántropos, o ferales en este caso, especialmente cuando se juntaban.
"A Leila se le ha ido la pinza de una manera que no es ni medio normal. Y va Kyllian y me encasqueta a la cría ahí, para irse a darse de mordiscos con la novia o lo que quiera que sean."
Iba murmurando cosas de modo algo gruñón por lo bajo, aunque en el fondo no quería que dejasen a Kyllian todo mordisqueado. Tampoco quería que Juliet acabase este día tan largo más traumada de la cuenta por ver tanto bebé por todos lados. Y más le valía a Johan dejar de hacer el imbécil con Jo.
- Para una que me cae bien casi desde el principio... - seguí avanzando hasta la zona más boscosa de la isla, localizando más huellas y manchas de sangre. Sabía cómo era Kyllian en su forma feral, había luchado contra él cuando estuvimos encerrados. Por descarte la otra sería Leila...el gran felino que vi acechando a varios metros de distancia. - Venga, dejadlo ya. - susurré mientras acortaba un poco la distancia, lo justo para poder activar el anillo de Midas que llevaba en el dedo, lanzando sus hilos en dirección a las patas traseras de Leila para intentar atarlas.
"A Leila se le ha ido la pinza de una manera que no es ni medio normal. Y va Kyllian y me encasqueta a la cría ahí, para irse a darse de mordiscos con la novia o lo que quiera que sean."
Iba murmurando cosas de modo algo gruñón por lo bajo, aunque en el fondo no quería que dejasen a Kyllian todo mordisqueado. Tampoco quería que Juliet acabase este día tan largo más traumada de la cuenta por ver tanto bebé por todos lados. Y más le valía a Johan dejar de hacer el imbécil con Jo.
- Para una que me cae bien casi desde el principio... - seguí avanzando hasta la zona más boscosa de la isla, localizando más huellas y manchas de sangre. Sabía cómo era Kyllian en su forma feral, había luchado contra él cuando estuvimos encerrados. Por descarte la otra sería Leila...el gran felino que vi acechando a varios metros de distancia. - Venga, dejadlo ya. - susurré mientras acortaba un poco la distancia, lo justo para poder activar el anillo de Midas que llevaba en el dedo, lanzando sus hilos en dirección a las patas traseras de Leila para intentar atarlas.
- anillo de Midas:
- Anillo de Midas
Pequeño anillo de flexible oro con intrincadas espirales. Genera finos hilos de tela de araña, muy resistentes y difíciles de cortar ya sea con magia o armas comunes. El atrapado puede salir cuando el que porta el anillo lo libere o cuando el anillo se rompa (al dirigir a él en un mismo rol por lo menos 2 ataques críticos con dado 30).
Ya había localizado al feral, me había costado algo de trabajo, pero gracias a su olor y el de la sangre lo encontré subido a la rama de un árbol lamiéndose las heridas. Gruñí bajo, frustrada. Había ganado tanto terreno y lo había perdido por distraída. Se encontraba muy bien camuflado, ese siempre había sido mi punto débil, mi pelaje claro me delataba, pero su movimiento al lamerse lo delataba a él. De pronto oí un susurro detrás mío. Cuando me giré estaba por ser atacada por una persona que me recordó a los cazadores que se aproximaban demasiado a la colonia en que nací.
En un ágil movimiento me salvé de que mis patas traseras fueran atadas y lo enfrenté. Para encontrar a Kyllian había pegado mi cuerpo al piso y me había encogido para evitar ser vista, pero ahora que el sigilo no era una opción opté por erguirme en toda mi altura. Sobre mis cuarto patas pasaba la altura de Reiv. Lo miré frunciendo todo el rostro, enseñando los colmillos y gruñendo. Mis verdes ojos centellaban furiosos. Dirigí mi vista a Kyllian y luego devuelta a Reiv, yo sola no lograría hacer que el feral baje del árbol, quizás si atacaba a éste otro lograría hacer que el azabache baje de su guarida. Directamente dirigí el ataque de mis fauces a la mano en la que tenía aquello con lo que me quería atar.
¿ata las patas de leila (fallo) o no (éxito)?
En un ágil movimiento me salvé de que mis patas traseras fueran atadas y lo enfrenté. Para encontrar a Kyllian había pegado mi cuerpo al piso y me había encogido para evitar ser vista, pero ahora que el sigilo no era una opción opté por erguirme en toda mi altura. Sobre mis cuarto patas pasaba la altura de Reiv. Lo miré frunciendo todo el rostro, enseñando los colmillos y gruñendo. Mis verdes ojos centellaban furiosos. Dirigí mi vista a Kyllian y luego devuelta a Reiv, yo sola no lograría hacer que el feral baje del árbol, quizás si atacaba a éste otro lograría hacer que el azabache baje de su guarida. Directamente dirigí el ataque de mis fauces a la mano en la que tenía aquello con lo que me quería atar.
¿ata las patas de leila (fallo) o no (éxito)?
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El miembro 'Leila Alabi' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Probabilidad' :
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Kyllian Evans
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Desde su altura podía verlo todo y oler mejor el aire, por el momento se sentía seguro pero la rubia estaba al acecho, la veía acercarse pero gracias a la oscuridad y el refugio de los árboles y sus sombras estaba bien mimetizado. No faltó mucho para que pudiera ver a una persona que se acercaba, el olor era familiar y sabía que no era peligroso por lo que no hizo nada cuando lo vio, por desgracia para el moreno la feral seguía de caza y al verse impedida de alcanzar a la pantera dirigió su ataque a Reiv que intentó capturarla sin éxito.
Al ver aquello intentó rugir para avisar a su amigo pero no había funcionado y la chica siguió su ataque por lo que se vio obligado a moverse de su posición, saltó al árbol vecino y tomando impulso saltó sobre la chica con todo su peso para intentar tumbarla y morder uno de sus hombros, deteniéndola clavandole las garras en la espalda pues seguramente se revolvería para librarse de él, solo esperaba que su amigo pudiera huir o por lo menos poder reducirla entre los dos.
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Éxito: Reconoce a Reiv
Fallo: se queda en el árbol XD
Al ver aquello intentó rugir para avisar a su amigo pero no había funcionado y la chica siguió su ataque por lo que se vio obligado a moverse de su posición, saltó al árbol vecino y tomando impulso saltó sobre la chica con todo su peso para intentar tumbarla y morder uno de sus hombros, deteniéndola clavandole las garras en la espalda pues seguramente se revolvería para librarse de él, solo esperaba que su amigo pudiera huir o por lo menos poder reducirla entre los dos.
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Éxito: Reconoce a Reiv
Fallo: se queda en el árbol XD
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El miembro 'Kyllian Evans' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Leila fue demasiado rápida y se dio cuenta de mi movimiento antes de que los hilos del anillo llegasen a atrapar sus patas traseras. Cerré el puño para que los hilos volviesen a su lugar, haciendo un sonido de contrariedad. Ahora vendría a por mí, y cabreada. Seguro que era peor tener de pareja a un licántropo o feral, Juliet al menos se controlaba cuando se transformaba y no le daba por intentar devorarme. Comenzó a acercarse peligrosamente, y le habría lanzado una llamarada para detenerla de no ser porque no quería incendiar la zona boscosa de la isla. Retrocedí un poco para ganar tiempo, lo justo para comenzar a conjurar en la palma de mi mano unos zarcillos de sombra. Su altura era imponente cuando se ponía sobre dos patas, mucho más sus colmillos.
Extendí la palma de mi mano hacia ella, lanzando los enrevesados zarcillos de oscuridad hacia sus fauces cuando ella trató de arrancarme la mano con una dentellada. Mi intención era cerrarle la boca en primer lugar, y a partir de ahí intentar que los zarcillos la atasen por completo. La inesperada ayuda de Kyllian fue vital para no acabar manco, pues apareció lanzándose contra la espalda de Leila para clavarle las garras. Lo único que no sabía era si de verdad había sido ayuda o casualidad.
- ¡Kyllian! ¿puedes entenderme? - esperé una señal por su parte para saber si podía descuidarme respecto a él o no, y a partir de ahí colaboraríamos en inmovilizar a Leila, que parecía que atacaba indiscriminadamente. Él parecía bastante herido, y temí que no pudiese aguantar mucho. Me dirigí hacia la feral, lanzando más y más zarcillos alrededor de sus patas, aprovechando el ataque de Kyll.
- Te has dejado a Lila sola, vamos a acabar con esto rápido.- supuse que no me entendería porque no se controlaba, y me extrañaba mucho que teniendo una niña pequeña no estuviese al tanto de tomar la matalobos. - ¿Qué hubiese pasado si te hubieses transformado con ella delante? ¿o con el resto de gente a la que puedes morder y joderle la vida? - pensé en cierta persona que me importaba y que fue mordida, y lo que supuso eso en su final. Con la de medios que había y seguían sin poner precauciones.
Extendí la palma de mi mano hacia ella, lanzando los enrevesados zarcillos de oscuridad hacia sus fauces cuando ella trató de arrancarme la mano con una dentellada. Mi intención era cerrarle la boca en primer lugar, y a partir de ahí intentar que los zarcillos la atasen por completo. La inesperada ayuda de Kyllian fue vital para no acabar manco, pues apareció lanzándose contra la espalda de Leila para clavarle las garras. Lo único que no sabía era si de verdad había sido ayuda o casualidad.
- ¡Kyllian! ¿puedes entenderme? - esperé una señal por su parte para saber si podía descuidarme respecto a él o no, y a partir de ahí colaboraríamos en inmovilizar a Leila, que parecía que atacaba indiscriminadamente. Él parecía bastante herido, y temí que no pudiese aguantar mucho. Me dirigí hacia la feral, lanzando más y más zarcillos alrededor de sus patas, aprovechando el ataque de Kyll.
- Te has dejado a Lila sola, vamos a acabar con esto rápido.- supuse que no me entendería porque no se controlaba, y me extrañaba mucho que teniendo una niña pequeña no estuviese al tanto de tomar la matalobos. - ¿Qué hubiese pasado si te hubieses transformado con ella delante? ¿o con el resto de gente a la que puedes morder y joderle la vida? - pensé en cierta persona que me importaba y que fue mordida, y lo que supuso eso en su final. Con la de medios que había y seguían sin poner precauciones.
Pocas veces se podía ver a Sofía con tanta prisa como en aquella ocasión. Una urgencia grande le hizo correr por los pasillos más rápido que la última vez que hubo un troll en las mazmorras. Era como un presentimiento asfixiante, la sensación de debilidad y de urgencia al mismo tiempo. Jalaba de la falda de su vestido hacia arriba con tal de no tropezar, dejando una bella imagen por allá donde pasaba. Detrás de sí, un camino de viñas y enredaderas le seguía, dejando a su paso flores silvestres y frutos a la vez que las plantas se asomaban en la dirección, como si de girasoles buscando al sol se tratasen. Más de uno tuvo que quitarse de su camino al salir de las aulas de clases.
Si bien no tenía un rumbo fijo, si sentía bien un alboroto a lo lejos. Al ser ella tan conocedora de sus instintos, no dudó en dejar a medias sus experimentos para salir por completo del lugar. No fue hasta que pisó el cesped saliendo de las aulas que entendió la dirección a donde debía ir. Con cada paso que daba, una furia pasiva se iba apoderando de su cuerpo. Lo sentía en cada fibra. Su jardín estaba siendo mancillado, de seguro en nombre de dioses paganos que nada tenían que hacer en ese lugar. El consejo ya lo sabía y cuando aceptó formar parte de ese, ese espacio fue cedido sin condicionales. Los árboles se quitaron al instante a su paso, dejando un pasillo central directo hasta el lugar donde, a lo lejos, dos ferales peleaban con un mago intentando separarlos, o eso es lo que parecía. Cuando llegó hasta ellos, vio con severidad al mago justo antes de dirigirse a los ferales. Levantó los brazos con tranquilidad y fuerza, esperando el momento propicio.
¡HERVIBICUS!
Su voz fuerte hizo reacción con el anillo de su mano. Una luz en verdes espirales iluminó la oscuridad, permitiéndole finalmente ver la identidad de los presentes. Los árboles a los que la luz alcanzó, rápidamente se cubrieron también de ese verde brillo y enredaderas cayeron de ellos en un instante, ciñéndose alrededor de los ferales y también del chico, que algo debió haber roto por ahí también. La más agresiva de los gatos parecía tener algo cerrado el hocico, así que no fue tan difícil encerrarla en ellas lo suficiente como para restringir la mayor parte de su cuerpo.
- ¿Qué CREEN que están HACIENDO? - Dijo una vez que las cosas estuvieron lo más controladas posible, dadas las circunstancias. Se tomó el tiempo entonces para alejarse un segundo de ellos y ver el paso de devastación que habían causado. Iluminó de nuevo el camino con el hechizo inicial, sintiendo y mirando horrorizada el camino de destrucción que habían dejado. Solo una parte había entrado a sus jardines, pero era suficiente caos como para merecerse lo que les pasara. Afortunadamente no habían entrado a la parte donde tenía las plantas delicadas. Tras una leve caminata, comenzó a caminar alrededor de los roedores que tenía entre las lianas, colgados de la verde copa de los árboles. Se dirigió al mago con mirada dura, que con la luna llena no podía culpar a los ferales.
- ¿Se puede saber qué hacen en MI jardín? - Recalcó la palabra con amarga resignación. No podía culpar a los ferales, pero ciertamente necesitaba alguian a quien vociferarle sin sentido.- ¡Han hecho demasiado daño esta noche, más les vale que terminen pronto! - Bufó molesta. A fin de cuentas, ellos también eran una fuerza de la naturaleza.- Haz hecho muy mal en tratar de separar a un par de ferales en plena noche de luna llena tú solo. Haz hecho mal en entrar a mi jardín, aunque quisieras estarlos separando. Es aún peor que no haya avisado de todo esto. ¿Sabe los problemas en los que se acaba de meter? - Volviendo a ver a los gatos, comenzó a vociferar para calmar sus ansias.- ¿Qué rayos? ¡Altair debería estando haciéndose cargo de ustedes! ¡No yo! Pero ese vago me va a oír, deberían estar avergonzados. ¡Hacer todos estos destrozos! ¡Increíble! ¿Donde está ese desnudista cuando SI lo necesito?
Si bien no tenía un rumbo fijo, si sentía bien un alboroto a lo lejos. Al ser ella tan conocedora de sus instintos, no dudó en dejar a medias sus experimentos para salir por completo del lugar. No fue hasta que pisó el cesped saliendo de las aulas que entendió la dirección a donde debía ir. Con cada paso que daba, una furia pasiva se iba apoderando de su cuerpo. Lo sentía en cada fibra. Su jardín estaba siendo mancillado, de seguro en nombre de dioses paganos que nada tenían que hacer en ese lugar. El consejo ya lo sabía y cuando aceptó formar parte de ese, ese espacio fue cedido sin condicionales. Los árboles se quitaron al instante a su paso, dejando un pasillo central directo hasta el lugar donde, a lo lejos, dos ferales peleaban con un mago intentando separarlos, o eso es lo que parecía. Cuando llegó hasta ellos, vio con severidad al mago justo antes de dirigirse a los ferales. Levantó los brazos con tranquilidad y fuerza, esperando el momento propicio.
¡HERVIBICUS!
Su voz fuerte hizo reacción con el anillo de su mano. Una luz en verdes espirales iluminó la oscuridad, permitiéndole finalmente ver la identidad de los presentes. Los árboles a los que la luz alcanzó, rápidamente se cubrieron también de ese verde brillo y enredaderas cayeron de ellos en un instante, ciñéndose alrededor de los ferales y también del chico, que algo debió haber roto por ahí también. La más agresiva de los gatos parecía tener algo cerrado el hocico, así que no fue tan difícil encerrarla en ellas lo suficiente como para restringir la mayor parte de su cuerpo.
- ¿Qué CREEN que están HACIENDO? - Dijo una vez que las cosas estuvieron lo más controladas posible, dadas las circunstancias. Se tomó el tiempo entonces para alejarse un segundo de ellos y ver el paso de devastación que habían causado. Iluminó de nuevo el camino con el hechizo inicial, sintiendo y mirando horrorizada el camino de destrucción que habían dejado. Solo una parte había entrado a sus jardines, pero era suficiente caos como para merecerse lo que les pasara. Afortunadamente no habían entrado a la parte donde tenía las plantas delicadas. Tras una leve caminata, comenzó a caminar alrededor de los roedores que tenía entre las lianas, colgados de la verde copa de los árboles. Se dirigió al mago con mirada dura, que con la luna llena no podía culpar a los ferales.
- ¿Se puede saber qué hacen en MI jardín? - Recalcó la palabra con amarga resignación. No podía culpar a los ferales, pero ciertamente necesitaba alguian a quien vociferarle sin sentido.- ¡Han hecho demasiado daño esta noche, más les vale que terminen pronto! - Bufó molesta. A fin de cuentas, ellos también eran una fuerza de la naturaleza.- Haz hecho muy mal en tratar de separar a un par de ferales en plena noche de luna llena tú solo. Haz hecho mal en entrar a mi jardín, aunque quisieras estarlos separando. Es aún peor que no haya avisado de todo esto. ¿Sabe los problemas en los que se acaba de meter? - Volviendo a ver a los gatos, comenzó a vociferar para calmar sus ansias.- ¿Qué rayos? ¡Altair debería estando haciéndose cargo de ustedes! ¡No yo! Pero ese vago me va a oír, deberían estar avergonzados. ¡Hacer todos estos destrozos! ¡Increíble! ¿Donde está ese desnudista cuando SI lo necesito?
Antes de, siquiera poder tocar la carne del sujeto, algo cerró mis fauces. Caí sobre mis patas delanteras y comencé a sacudir la cabeza y a usar una de mis patas para sacarme aquello, pero poco pude hacer, porque enseguida un gran peso calló sobre mi lomo. El dolor de la mordida en mi hombro y la piel de mi espalda siendo rasgada me hicieron querer rugir, pero no pude hacerlo porque algo tenía mi hocico trabado, solo pude gruñir y removerme como buenamente podía. Mi movimiento se vio más restringido aún cuando mis patas fueron atadas.
De pronto los árboles a mi lado se movieron y una potente luz hizo que cerrara los ojos ya que me había acostumbrado a mirar en la penumbra. Luego unas enredaderas se enrollaron alrededor de mis patas atadas y la mayor pare de mi cuerpo y me levantaron por los aires dejándome patas arriba balanceándome de un lado a otro rítmica y suavemente. Le gruñí postrando los dientes como podía con eso que restringía mis fauces al nuevo ser que había aparecido allí cuando se puso a caminar a nuestro alrededor. Que irónico, yo había hecho algo parecido con el feral, pero en ésta situación, todos eramos la presa de éste nuevo personaje. Intente moverme, liberarme o cortar las garras con mis uñas o dientes, pero todo fue en vano. Cuando la mujer dejó de hablar yo resoplé notoriamente para hacer notar mi disconformidad con mi situación.
De pronto los árboles a mi lado se movieron y una potente luz hizo que cerrara los ojos ya que me había acostumbrado a mirar en la penumbra. Luego unas enredaderas se enrollaron alrededor de mis patas atadas y la mayor pare de mi cuerpo y me levantaron por los aires dejándome patas arriba balanceándome de un lado a otro rítmica y suavemente. Le gruñí postrando los dientes como podía con eso que restringía mis fauces al nuevo ser que había aparecido allí cuando se puso a caminar a nuestro alrededor. Que irónico, yo había hecho algo parecido con el feral, pero en ésta situación, todos eramos la presa de éste nuevo personaje. Intente moverme, liberarme o cortar las garras con mis uñas o dientes, pero todo fue en vano. Cuando la mujer dejó de hablar yo resoplé notoriamente para hacer notar mi disconformidad con mi situación.
Kyllian Evans
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El ataque había funcionado y el feral pudo reducir a la rubia en el momento preciso, de haber tardado unos segundos más podría haberse quedado sin brazo. Mientras retenía a la chica las preguntas y reclamos de Reiv no eran muy oportunos ¿cómo le iba a contestar si tenía la boca ocupada y las garras? Como mucho había podido asentir cuando le preguntó si le entendía, pues ya llevaba un tiempo intentando controlar su feralismo manteniendo la calma y meditando como le había enseñado el descendiente elementalista en sus clases de control elemental, aún así le costaba un poco y Reiv contaba con mucha suerte, ya era la segunda vez que podía reconocerlo en su forma animal.
Los zarcillos hicieron su trabajo capturando a la chica que una vez bajo custodia del moreno era innecesario seguir aprisionandola con sus garras y colmillos, la soltó para ir al lado de Reiv haciendo un sonidito como de ronroneo antes de posarsr a su lado, no podía rugir por la herida en la garganta y el ensañamiento de la otra. Poco pudo descansar pues por la otra parte alguien más se unió a la fiesta, la luz lo cegó e hizo que se pusiera en guardia nuevamente lanzando zarpazos al aire hasta que no pudo sentir las patas en el suelo, había sido apresado con las lianas de Sofía la cual empezó a soltarle una buena reprimenda a Reiv, lo miró un instante y ojalá hubiera podido reírse pero simplemente se hizo el loco, le dolía demasiado el cuello.
Se dejó caer, tranquilo y sostenido por las lianas como si de una hamaca se tratase, mecido por un suave movimiento, era la noche de luna llena que más rápido se le iba a pasar.
Los zarcillos hicieron su trabajo capturando a la chica que una vez bajo custodia del moreno era innecesario seguir aprisionandola con sus garras y colmillos, la soltó para ir al lado de Reiv haciendo un sonidito como de ronroneo antes de posarsr a su lado, no podía rugir por la herida en la garganta y el ensañamiento de la otra. Poco pudo descansar pues por la otra parte alguien más se unió a la fiesta, la luz lo cegó e hizo que se pusiera en guardia nuevamente lanzando zarpazos al aire hasta que no pudo sentir las patas en el suelo, había sido apresado con las lianas de Sofía la cual empezó a soltarle una buena reprimenda a Reiv, lo miró un instante y ojalá hubiera podido reírse pero simplemente se hizo el loco, le dolía demasiado el cuello.
Se dejó caer, tranquilo y sostenido por las lianas como si de una hamaca se tratase, mecido por un suave movimiento, era la noche de luna llena que más rápido se le iba a pasar.
Me pareció ver que Kyllian asentía cuando quise saber si me reconocía, lo que me dejó bastante más tranquilo. En teoría sólo tendríamos que luchar con Leila, si a él no se le cruzaban los cables y decidía atacarme. Entre su ataque sorpresa y los zarcillos de oscuridad conseguimos frenar los ataques de la feral, pero no duraríamos mucho si no la llevábamos a un calabozo para que se quedase allí hasta que acabase la transformación. Todavía quedaban varias horas para el amanecer, y no era cuestión de pasarse la noche luchando, no aguantaríamos. - Bien hecho, ya me encargo yo. Me desapareceré y...- El feral negro dejó de morder para venir a mi lado, momento en el que pude ver que le habían hecho una herida bastante gorda. También me dieron ganas de lanzarle un ovillo de lana, ronroneaba como un gato. Me hizo gracia la imagen mental, aunque no era momento para eso.
- Me gustaría ver cómo arregláis eso mañana, menudo mordisco. En cuanto acabe la transformación llamaré al puto galeno, a ver si deja de rehuirme de una vez. - parecía que todo aquello iba a quedar sin castigo de ningún tipo, pero nos equivocamos. Una luz verde bastante cegadora vino acompañada de un montón de enradaderas que se liaron alrededor de los tres, aprisionandonos sin posibilidad de movimiento. Dejé de conjurar los zarcillos de oscuridad al perder la concentración, forcejeando para intentar quitarme esas lianas. - Dioscórides...- me quejé al ver que era ella, que venía a echar la bronca. - Sólo estaba intentando ayudar, joder. Iban a matarse. ¡Mira cómo le ha dejado el cuello! - señale con la cabeza al cuello de Kyll, para ver si así entendía. La bronca me iba a caer a mí, principalmente. Ahora los ferales se hacían los despistados, pero estaba seguro de que sabían de qué iba la cosa.
- ¿Es tu jardín? no lo sabía. - mentí descaradamente, mirando alrededor. - Se han colado aquí, los he seguido. Yo qué sé, no se acordaron de tomarse la poción matalobos. - hice una mueca de fastidio cuando me siguió recriminando que hubiese venido solo, ahí tenía razón. - Creía que podía controlarlo...y no estaba saliendo tan mal. Hice algunos trabajos como cazador hace tiempo. - con una panda de raritos, a decir verdad. A saber qué fue de la destripadora de drows. - ¿en qué problemas? - pregunté esperando que no me pusiese ningún castigo, que ya no tenía edad para eso. - Tch...da igual, luego hablamos de eso. Suéltame y nos desaparecemos hacia los calabozos. Los dejamos ahí separados y dormidos hasta que se destransformen, y entonces llamamos a los médicos para que los atiendan. Va, que la noche ya ha sido demasiado larga.
- Me gustaría ver cómo arregláis eso mañana, menudo mordisco. En cuanto acabe la transformación llamaré al puto galeno, a ver si deja de rehuirme de una vez. - parecía que todo aquello iba a quedar sin castigo de ningún tipo, pero nos equivocamos. Una luz verde bastante cegadora vino acompañada de un montón de enradaderas que se liaron alrededor de los tres, aprisionandonos sin posibilidad de movimiento. Dejé de conjurar los zarcillos de oscuridad al perder la concentración, forcejeando para intentar quitarme esas lianas. - Dioscórides...- me quejé al ver que era ella, que venía a echar la bronca. - Sólo estaba intentando ayudar, joder. Iban a matarse. ¡Mira cómo le ha dejado el cuello! - señale con la cabeza al cuello de Kyll, para ver si así entendía. La bronca me iba a caer a mí, principalmente. Ahora los ferales se hacían los despistados, pero estaba seguro de que sabían de qué iba la cosa.
- ¿Es tu jardín? no lo sabía. - mentí descaradamente, mirando alrededor. - Se han colado aquí, los he seguido. Yo qué sé, no se acordaron de tomarse la poción matalobos. - hice una mueca de fastidio cuando me siguió recriminando que hubiese venido solo, ahí tenía razón. - Creía que podía controlarlo...y no estaba saliendo tan mal. Hice algunos trabajos como cazador hace tiempo. - con una panda de raritos, a decir verdad. A saber qué fue de la destripadora de drows. - ¿en qué problemas? - pregunté esperando que no me pusiese ningún castigo, que ya no tenía edad para eso. - Tch...da igual, luego hablamos de eso. Suéltame y nos desaparecemos hacia los calabozos. Los dejamos ahí separados y dormidos hasta que se destransformen, y entonces llamamos a los médicos para que los atiendan. Va, que la noche ya ha sido demasiado larga.
Claro, claro, excusas, como si nunca hubieran existido peleas de lobos en luna llena.- Bufó aún molesta ante el chico que osaba justificarse. La desventaja era clara al ver que él conocía su nombre y ella no lo recordaba, si es que había algo que recordar.- Dime tu nombre antes que me de por taparte la boca con un cactus.- Al menos los lobos se habían tranquilizado ligeramente, uno de ellos. El otro seguía refunfuñando y protestando contra las lianas. Entre más lo hiciera estas se apretaban más a su alrededor. Era una pequeña consecuencia de la que el otro feral se dio cuenta y ahora colgaba con particular indiferencia. Le resultaba sospechoso, pues no estaba demasiado atado. Tanta tranquilidad no parecía propio, mucho menos durante la luna llena.
¡Falacias! Todo el mundo sabe de mi jardín.Y quien no lo sepa es un intruso. Y los intrusos no saben mi nombre. - Y el que no lo supiera se jodía si entraba. Le miró con una mueca de incredulidad ante el comentario de que todo estaba saliendo bien.- Un lobo en esta época es demasiado para una persona. Dos es un suicidio. Y si ese era tu fin pudiste haberlo pedido. Ya qué. Habrás cavado hasta China cuando termine contigo.- Tuvo que entornar los ojos mientras pensaba en las posibilidades. ¿Cuál era la probabilidad de encontrar a Altair antes de que el día llegara? Soltó súbitamente al mago. No estaba para delicadezas y si se caía no era algo que le molestara. Para calabozos también valía dejarlos colgados hasta la mañana.- Empieza entonces, que ese asqueroso lugar no es digno de mi presencia. Me pone enferma pensar en estar en ese oscuro lugar sin vida. Lo repudio. Hasta el aire se siente muerto.- Se acercó entonces al feral más tranquilo. Que se encargara él del otro, si ya estaba de cazador. Mientras se acercaba, se fijó en los ojos del feral. No se veían llenos de rabia como había visto que se ponían. Era más como... Como si la rabia de la luna no tuviera efecto en ese. Le miró con mayor recelo, bajándolos solo un poco, lo suficiente como para alcanzarlos con facilidad. Ese definitivamente tenía algo extraño si la luna no le afectaba de aquella salvaje manera.
¡Falacias! Todo el mundo sabe de mi jardín.Y quien no lo sepa es un intruso. Y los intrusos no saben mi nombre. - Y el que no lo supiera se jodía si entraba. Le miró con una mueca de incredulidad ante el comentario de que todo estaba saliendo bien.- Un lobo en esta época es demasiado para una persona. Dos es un suicidio. Y si ese era tu fin pudiste haberlo pedido. Ya qué. Habrás cavado hasta China cuando termine contigo.- Tuvo que entornar los ojos mientras pensaba en las posibilidades. ¿Cuál era la probabilidad de encontrar a Altair antes de que el día llegara? Soltó súbitamente al mago. No estaba para delicadezas y si se caía no era algo que le molestara. Para calabozos también valía dejarlos colgados hasta la mañana.- Empieza entonces, que ese asqueroso lugar no es digno de mi presencia. Me pone enferma pensar en estar en ese oscuro lugar sin vida. Lo repudio. Hasta el aire se siente muerto.- Se acercó entonces al feral más tranquilo. Que se encargara él del otro, si ya estaba de cazador. Mientras se acercaba, se fijó en los ojos del feral. No se veían llenos de rabia como había visto que se ponían. Era más como... Como si la rabia de la luna no tuviera efecto en ese. Le miró con mayor recelo, bajándolos solo un poco, lo suficiente como para alcanzarlos con facilidad. Ese definitivamente tenía algo extraño si la luna no le afectaba de aquella salvaje manera.
Kyllian Evans
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Había reconocido a la mujer pelirroja una vez su ceguera por la luz intensa se lo permitió, en cuanto ésta se quejó por su jardín echó un vistazo a su alrededor, al estar huyendo de Leila no se había percatado de eso y sabía perfectamente después de tantos meses viviendo en Ouroboros que ese lugar era "sagrado" por así decirlo pero por suerte contaba con su carta de "Feral loco que no sabe lo que hace". Mientras estaba colgado su respiración se hacía más pesada, era difícil, como si tuviera la garganta obstruida pero a la vez no y por supuesto el dolor de la herida, Se dirigió a Reiv ronroneando de forma grave y ronca, estaba pidiendo ayuda como podía, jadeaba casi como un perro con la lengua fuera.
La idea de meterlos a ambos en el calabozo con esas heridas era horrible por lo que bufó cuanto el mago lo propuso, Había intentado no hacerle demasiado daño a Leila, al menos desde el momento en el que la pudo reconocer por su olor pues le llevaba un tiempo controlarse en cuanto se transformaba, tenía que trabajar en eso un poco más. Sus patas por fin tocaron tierra pero en lugar de seguir a sofía miró a Reiv dándole un toque con la cabeza en una pierna, necesitaban atención, tal vez una de esas pociones del elfo y sobretodo ir a ver a Lila que se había quedado sola aunque en esa forma sería complicado.
Las lianas aún las tenía encima, tal vez por seguridad y no culpaba a la mujer después del estropicio pero se le estaba acercando mucho y no sabía porqué así que se echó un poco hacia atrás por si las dudas, solo esperaba que no se quedara hasta el amanecer para echarle la bronca y lo reconociera.
La idea de meterlos a ambos en el calabozo con esas heridas era horrible por lo que bufó cuanto el mago lo propuso, Había intentado no hacerle demasiado daño a Leila, al menos desde el momento en el que la pudo reconocer por su olor pues le llevaba un tiempo controlarse en cuanto se transformaba, tenía que trabajar en eso un poco más. Sus patas por fin tocaron tierra pero en lugar de seguir a sofía miró a Reiv dándole un toque con la cabeza en una pierna, necesitaban atención, tal vez una de esas pociones del elfo y sobretodo ir a ver a Lila que se había quedado sola aunque en esa forma sería complicado.
Las lianas aún las tenía encima, tal vez por seguridad y no culpaba a la mujer después del estropicio pero se le estaba acercando mucho y no sabía porqué así que se echó un poco hacia atrás por si las dudas, solo esperaba que no se quedara hasta el amanecer para echarle la bronca y lo reconociera.
Me fijé en que Kyllian ronroneaba como llamando la atención, y la verdad es que parecía estar más fastidiado por momentos. Empecé a dudar de la idea del calabozo. Después miré indignado a Sofía por eso de que no supiese mi nombre, lo que me hirió un poco en el orgullo. - ¿Te pasaste el torneo Ouroboros drogada o qué? - solté antes de que me diese tiempo a ponerle filtro a mis palabras, aquellos sólo podía empeorar la situación. - Reiv Black, fui uno de los ganadores. - añadí con el ego un poco subido, aquella fue de las pocas veces en las que me reconocieron haber hecho algo bien. Ella seguía empeñada con lo de su jardín, por lo que resoplé un tanto exasperado. Seguro que le habían quemado su buena hierba y por eso estaba tan enfadada. Vale, era cierto que el jardín era bastante impresionante y tenía todo tipo de plantas mágicas y no mágicas, por lo poco que había podido ver, pero se estaba alterando mucho. - Vaaale, pues luego los mandas a reforestar, yo qué sé. Yo he llegado al final de todo esto. - miré hacia el suelo con gesto contrariado al escuchar eso de que era un suicidio ir a por dos sin avisar a nadie. Seguía teniendo razón, no lo pensé demasiado. Forcejeé un poco más con las lianas, empezaba a estar incómodo así tan atado.
- Pero por suerte llegaste tú para salvar la noche. Les contaré eso a todos y asunto arreglado, ¿te parece? - concluía a regañadientes segundos antes de que me soltase, cayendo al suelo de una forma un tanto brusca cuando por fin decidió soltarme. Me puse en pie haciendo un sonido de queja por el golpe, dándome cuenta de que me tendría que encargar de todo porque ella pasaba de ir a los calabozos. Fue entonces cuando Kyllian me dio un golpe en la pierna, dando bastante pena como animal herido. Me recordó a Svart cuando se ponía en modo lastimero, no había manera de decirle que no. Al acercarme a él pasé la mano por su cuello, dándome cuenta de la gravedad de la herida por la gran mancha de sangre que quedó en mi palma. Con eso de ser una pantera tan negra no lo había visto bien. - Joder...Leila se ha pasado. Cambio de planes, nos los llevamos al hospital directamente. Tú te vienes por si tienes que hacer de Spiderman con las lianas otra vez. - puse la mano sobre el lomo de Kyllian, y esperé a que Sofía hiciese lo propio con Leila. Ella estaba menos herida, pero ya nos llevábamos a los dos juntos. Tras eso nos desaparecimos de allí los cuatro, rumbo al hospital.
- Pero por suerte llegaste tú para salvar la noche. Les contaré eso a todos y asunto arreglado, ¿te parece? - concluía a regañadientes segundos antes de que me soltase, cayendo al suelo de una forma un tanto brusca cuando por fin decidió soltarme. Me puse en pie haciendo un sonido de queja por el golpe, dándome cuenta de que me tendría que encargar de todo porque ella pasaba de ir a los calabozos. Fue entonces cuando Kyllian me dio un golpe en la pierna, dando bastante pena como animal herido. Me recordó a Svart cuando se ponía en modo lastimero, no había manera de decirle que no. Al acercarme a él pasé la mano por su cuello, dándome cuenta de la gravedad de la herida por la gran mancha de sangre que quedó en mi palma. Con eso de ser una pantera tan negra no lo había visto bien. - Joder...Leila se ha pasado. Cambio de planes, nos los llevamos al hospital directamente. Tú te vienes por si tienes que hacer de Spiderman con las lianas otra vez. - puse la mano sobre el lomo de Kyllian, y esperé a que Sofía hiciese lo propio con Leila. Ella estaba menos herida, pero ya nos llevábamos a los dos juntos. Tras eso nos desaparecimos de allí los cuatro, rumbo al hospital.
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