Fight Club [Fábrica abandonada II]

El miembro 'Dyospiros' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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#1 'Defensa Física' :


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#2 'Ataque Físico' :

- Pues empieza a saldarlas.- replico tras extraer el acero del abdomen del drow, dándome por ganador demasiado pronto. El hecho de que caiga sobre mi hombro ya me hace darlo por fuera de juego, así que no pienso ni por un momento que haga falta "rematarlo". Gran error por mi parte, por un momento olvido la naturaleza de los de su raza, a pesar de que este drow esté medio muerto. Cuando se separa de mí tambaleándose lo único que espero es verlo caer sobre la lona, aunque he de admitir que creo que me he pasado un poco con ese último ataque.

Alzo un momento la mirada hacia las gradas al escuchar el griterío que proviene de éstas, además de la gente que está a pie de pista. Ese instante de distracción es suficiente para recibir el último y brutal ataque de Dyospiros, el cual logro frenar mínimamente para que no me corte en dos. Suelto un grito de dolor por el tajo que me llevo en mitad de la cara y del pecho, girándome con la mano sobre la herida del pecho y apoyándome jadeante contra las cuerdas.

- Puto drow...- mascullo por lo bajo, ladeando la cabeza para mirar hacia el rincón en el que ha caído él. Ha dado batalla hasta el final, así que no tengo claro si con eso de no ser fácil de abatir se está  hablando a si mismo o me está hablando a mí. Me limpio un poco la sangre que me chorrea por la cara y que me dificulta la visión, intentando aguantar de pie al menos hasta que el drow pierda el conocimiento definitivamente. Sólo faltaba que después de haber aguantado hasta aquí perdiese por un formalismo como dejarme caer o bajarme del ring.

- Casi me ganas....casi.



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def. físico :

dado 0 + 10 stat def.fisica + 10 hab. ficha + 5 lican= 25

daño: 63 - 25= 38

PS: 50 - 38= 12; 12 + 5 regeneración= 17

El miembro 'Ian Hacksaw' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Defensa Física' :

Me rei con una sonrisa rabiosa contrayendo mis labios, parando a medias por las toses y la sangre, escuchando a Ian del cual por cierto, ni su nombre habia llegado a preguntar. Subió al rin el tio que hacia de arbitro o lo que fuera aquello, y tras comprobar que yo era incapaz de levantarme, fue a donde Ian, cogió su brazo por la muñeca y lo levantó en señal de victoria.

 La gente vitoreó, se empezaron a recaudar los dineros de las apuestas.... a Ian le dio el arbitro sus 50 y una palmada en la espalda. Los 25 que me correspondian a mi, cuando se acercó a dármelos, fue interceptado por la manaza de mi jefe, que se guardó los 25. Aun tenía energias para mirarlo con rabia por ese gesto que habia tenido cuando se arrodilló frente a mi para regañarme por haber salido derrotado y además en este estado.

"tenías que haberte partido tú la cara con el, tiene una fuerza que no es normal"

Miré por encima del voluminoso hombro del jefe al que hubiese sido  mi contrincante, y me costaba respirar mientras lo hacia, pero mi enfrentamiento con él me habia recordado a nuestra mision en los campos. La única vez que los pisé sin perder el juicio...del todo. Pero eso dejó de ser importante pronto al escuchar al tiparraco que tenia delante y que me zarandeaba del cuello de la ropa.

- Y ahora ademas se supone que me voy a tener que gastar gasolina para llevarte a un hospital y que no te mueras? Con los 25 que has ganado? Me estás saliendo demasiado caro, bichajo.

Me reí de modo cómico porque me hizo gracia que pensase que habria algun hospital donde atenderían a un elfo oscuro aqui por Londres. Claro que él sabía cosas que yo no. Me estuve planteando entonces que tan terrible seria que me dejase morirme en mi cuartucho aquel con algunas vendas cutres... y me di cuenta de que por deliciosa que resultase la idea, tambien se sentía como escapar de un merecido castigo pero, sobre todo, aterrador en el sentido de que...

-... en el mas allá no hay mas allá...si me muero si que pierdo todo, eh? Hasta su recuerdo. - removí mi lengua incomodo dentro de la boca, escupiendo sangre vagamente y desviando la mirada. - sí...soy jodidamente avaricioso... - conseguí enfocar su  desagradable rostro con mis ojos que luchaban por permanecer abiertos. -¿Qué? Solo tendrás tu dinero si no la palmo...tu has visto a la gente...les encanta la sangre...

El hombre me soltó con un "bah", mandó recoger el ring y limpiarlo de sangre, y me puso de pie sin mucho esfuerzo y por supuesto sin ningun cuidado, haciendome bajar de allí y mandándome a callar mis desvarios de loco. La gente mientras, comenzaba a marcharse. A empujones me sacaron de ahi por la puerta trasera y mandó a un par de socios suyos que intentaran vendarme las heridas, a ver si conseguían remendarme alli y no tenian que sacar la furgo de paseo. Para cuando empezaron con el asunto, yo ya había quedado inconsciente por falta de sangre.

El ultimo combate de la jornada habia terminado.

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1-5= -4 PS HAHA SALUDOS

Solté varios "auch" durante el resto de la batalla, la cosa se puso demasiado seria cuando pasaron a las espadas, y empezó a verse demasiada sangre. La cosa pareció tocar a su fin cuando mi amigo se decidió a hacer pincho moruno de drow y guiñe un ojo como compartiendo su dolor.

"que opinará Azazel de esto? Igual deberia decirle que hay uno de su raza rondando por aquí...aunque parece llevar bastante tiempo en la superficie"

Pero no contento, atacó a Ian. Aun asi se las apañó para salir ganador y entonces empezaron a decir la peña que organizaba aquello que hoy ya no habian mas combates. Bufé porque Ian se habia llevado el plato fuerte. Aunque de no haber sido asi, lo habian dejado hehco puré igualmente y teniamos que llevarlo a un sitio donde pudieran curarlo.

-Ian...eh, Ian! Aqui!

Le hice gestos con mis manos para que bajase del ring y viniera donde mi.

-¿Como estás? Joder tio, que animales. No podiais haber sido algo menos....eso. Bestias? Joder. Te voy a llevar al hospital de Sherwood de acuerdo?

Resisto en pie hasta que el tío que "arbitra" el combate viene hacia mí para levantar mi brazo en señal de victoria. Sé que es una estupidez y que uno de estos combates no tienen nada de validez en la vida real, pero no puedo evitar pillarle cierto gusto a eso de escuchar a la multitud vitoreando al ganador, a pesar de la paliza que me he llevado. Me separo del árbitro en cuanto me da el dinero ganado por la apuesta, que meto rápidamente en el bolsillo del pantalón antes de que a alguien le de por robarme. También guardo mis armas en su sitio, y cualquier otra cosa que se me haya podido caer en la pelea. Después me aparto hasta las cuerdas, apoyándome ahí con ambos brazos para recuperar un poco el ritmo de respiración normal, siendo ahora más consciente del dolor de las heridas una vez que ha terminado el combate.

El rival era bastante bueno, un poco más y el resultado habría sido diferente. Al echarle un vistazo y escuchar al tío que lo zarandea por la ropa me doy cuenta de que el drow no está aquí por voluntad propia, a juzgar por eso que dice de que le está saliendo demasiado caro y que el dinero del perdedor de lo queda el jefe. Suena a que lo tiene explotado para ganar pasta en los combates. No les quito el ojo de encima hasta que bajan del ring, gruñendo perrunamente al que supuestamente es su "jefe. Enseguida los pierdo de vista, aunque consigo localizar a Jarkko en cuanto el gentío se disuelve un poco y cada uno va saliendo por su lado. Bajo del ring de manera lenta y pesada, cojeando hasta mi amigo para apoyarme un poco en él. Me río por lo bajo ante su comentario de haber sido bastante bestias, negando con la cabeza.

- Esto es espectáculo, es lo que quieren ver. Una vez que estás arriba no te das cuenta, ya verás cuando subas tú ahí, te gustará. Lo malo es que creo que ese drow no verá ni un céntimo del dinero que ha ganado, creo que lo tienen como esclavo. - comento por lo bajo, mirando de reojo al lugar por el que se fueron. Me pienso un momento lo del hospital, no tengo muy claro si aceptar o no. - No sé, no me gustaría que Catherine se enterase de esto, y con algo de tiempo podría ir curándome yo solo. Seguro que su amigo el galeno se chiva de todo.
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PS: 17

-¿Pero desde cuando les damos lo que quieren ver, Ian? No has venido aquí por eso.... - le recuerdo con el semblante grave, sujetándolo porque me da miedo que se mareé y pierda el equilibrio. No le reprocho nada, soy  como un amigo pesado que recuerda cosas. - Bueno, me has dejado sin contrincante...la proxima vez empiezo yo, de acuerdo? Aunque te ha dado una buena paliza, no estoy seguro de si quiero. Todos los luchadores serán asi? Al menos has ganado pasta.  Los gastarás en patuquitos...? - y me reí por lo bajo malignamente.

-Esclavo, dices. Eso no es bonito. - mi ceño se frunció mirando hacia donde se lo habian llevado al otro, al elfo. - Le contaré a Azazel. - el galeno? - Ah, el medico jefe del hospital...es amigo de tu novia? Tiene muchos contactos, joder...

Empecé a preguntarme como seria la tal Catherine aquella, yo por lo que dijo me la imaginé un poco tipo ogro, una chica de una secta muy poderosa y que se enfadaba por los hobbies nocturnos de su joven esposo. O no esposo, que no habia habido boda. Hice una mueca y me guardé los juicios de valor para cuando la conociese.

-Pues te llevo a la enfermeria de la base y te curo yo, vale? Eh...y si veo que te me mueres, te llevo al hospital. Vamos, que de aqui ya nos están echando.

Puse una mano tras su espalda y mirando de reojo al lugar que dejabamos atras, salimos por la puerta de aquel lugar, que al poco cerraria sus puertas

Pasaron un buen rato conmigo en la parte trasera de la nave industrial, aun despues de que hubiese cerrado al publico, en uno de aquellos cuartuchos de chapas y suciedad; intentando detener mi hermorragia. La principal, la del abdomen. Cuando mi "jefe" y sus encargados vieron que por mas vendas que pusieran ahi de modo desinteresado y brusco, el sangrado no paraba, y que cada vez estaba mas del color del cemento de las paredes que del mio propio, empezaron a pensar que quizá si no me llevaban a otro sitio, la iba a palmar de verdad. El color de mi ropa disimulaba las manchas de sangre pero, la evidencia quedaba en el suelo, y es que me habia dejado ya un buen charco ahi. Empapaba vendaje tras vendaje.

Hablaron un poco entre ellos, sopesando beneficios y pérdidas. Luego jugaron a piedra-papel-tijera, y el que perdió, maldijo y pateó el suelo. Pero me cargó (suerte para el que soy ligero) y me sacó de alli hacia el furgoneto que tenian. Me echó en la parte de atrás como un saco de patatas y luego cerró la puerta, para ir al asiento del piloto y arrancar, marchandose de alli conmigo a modo de equipaje.

La gente aplaude de verdad emocionada por las peleas que se llevan a cabo, en esos momentos un tipo lleno de perforaciones en todo el cuerpo es azotado por un negro obeso que lo azota contra el piso antes de dejarlo inconsciente.
Yo me acerco entre el público y hablo con uno de los presentadores que está recibiendo el dinero de las apuestas.
-Quiero participar- le digo
-espera tu turno, estoy ocupado...
Eso es mentira técnicamente está viendo fotografías de mujeres desnudas en su celular, así me enojo y sin pensarlo con una sola mano lo agarro de la parte de atrás del cuello y coloco contra la pared.
-Ahora
-está bien, está bien aún falta para que comience el grupo.
Lo bajo y lo regreso a dónde estaba y unan vez que lo suelto crujo los nudillos y este comienza a escribir a toda prisa por el computador que tiene para inscribirme, claro que inicio de último minuto pero de todas formas voy a entrar pero no por el dinero.
-listo vas después de la pelea que va después de está e inicias-me dice nervioso
-llámame guerrero musculoso- le digo
-si solo pasa del lado derecho mi lado derecho y ahí te abrirán-
Me alejo y me dirijo hacia la parte de abajo, para observar la pelea dónde un hombre blanco calvo y gordo está peleando con un hombre, aunque es alto y musculado es bastante más ligero que el en la jaula de en medio.
El hombre más delgado logra darle unos golpes muy merecidos al hombre grande, la mayoría son en la quijada, pero ese las recibe y los recibe una y otra vez.
Después del quinto o sexto golpe en la quijada, el hombre grande en un rápido movimiento logra agarrar el puño del hombre joven y se lo tuerce al punto en que lo tiene bien agarrado y comienza a golpearlo con fuerza en el abdomen una y otra vez, hasta tirarlo contra el piso boca arriba.
El hombre comienza a rastrarse mientras que el grandote se pasea por todo la arena de la jaula levantando los brazos y gritando palabrotas.
El otro hombre llega al borde la jaula y comienza a ponerse de pie y grita.
-¡Aun no se acaba!-
El otro hombre se volteo y comienza a golpearlo una y otra vez hasta que el hombre más delgado termina inconsiente en el piso.
Hay aplausos en el público cuando por fin me toca, abren la jaula y sacan al hombre inconsciente cargando.
-ahora para la última del día de hoy...
Entro en la jaula, me quito la chaqueta y la camisa para mostrar mis músculos, mientras que de otra esquina sube mi oponente un hombre moreno de treinta y tantos años con los músculos tonificados lleno de tatuajes tribales.
-de este lado el tigre inglés-dice e l referi presentando a mi oponente
-y de este otro lado el guerrero musculoso-
Levanto los brazos para lucir mi cuerpo ante el público

Estuve bastante ocupado tras la partida de Blair y los chicos a Estados Unidos, haciendo tareas de coordinación con Wilhelm y tratando de encajar algunas informaciones bastante extrañas. Alguien había revocado mi orden de bajar la potencia a uno de los satélites, y resultaba imposible volver a ponerlo como estaba. Todavía necesitamos más datos, pero si el problema persiste habrá que ir al centro que lo controla todo, la Ciudadela Alpha. También seguíamos a la espera de dar la orden del bombardeo indiscriminado, aunque para eso primero necesito los datos de mi espía, con el cual me he reunido aquí tal y como acordamos en un principio. No las tengo todas conmigo, pues ni siquiera sé si encontró a los renegados, o si su fidelidad hacia mi vaciló y decidió huir. Es el primer experimento de ese tipo, así que no sé cómo saldrá. En caso de haberlos encontrado tampoco hay garantías de nada.

Un coche blindado aparca en las proximidades de esa fábrica en la que se hacían peleas ilegales, aparcando cerca de la puerta. Ahora mismo no me interesa para nada lo que suceda dentro, por mí como si un troll está decapitando a un elfo. Saco un cigarro para empezar a fumar mientras espero, vigilado de cerca por un par de guardaespaldas y otros tres soldados más que se han quedado alejados de donde estamos, apostados en diferentes sitios ocultos a modo de francotiradores. Nunca se sabe, no hay que pecar de ingenuos. Siempre acabo perdiendo gatos por eso de darles libertad. Primero mi gato Hobbes, que acabó muriendo por comerse a uno de los Putin de Andreas. Luego Hobbes II se escapó por dejar la ventana abierta. Después se me escapó Leila, y quién sabe si ahora será el turno de Kyllian.

- Vamos, estúpido gato...aparece de una vez. - mascullo por lo bajo mientras observo el horizonte con cara de contrariedad, encendiendo ya el tercer cigarro.

El viaje desde escocia había sido muy largo, demasiado a mi parecer, me había recuperado gracias a la magia de aquel castillo pero notaba una sensación extaña con el pasar de los días y las horas alejado de aquella fuente, por suerte podía controlarlo y no era demasiado intenso -Puto Éamon, ya podría haber elegido otro lugar un poco más cerca- Digo casi llegando a Londres.

Ya muy cerca del lugar me percato de que hay mucha gente alrededor, los puedo oler, rodean la zona del encuentro y justo en medio se encuentra Éamon, por suerte había recuperado mi habilidad para mentir así que cuando estoy lo suficientemente cerca pongo mi sonrisa de "me has lavado el puto coco y beso por dónde pisas" y echo a correr hacie él -Éamon! siento llegar tarde pero... no es fácil llegar desde escocia hasta aquí...estoy agotado- eso era cierto, estaba en la mierda después de tanto pateo pero al menos los soldados y todas las patrullas me daban paso al ver quién era, eso había molado mucho, era el mismo, pero con poder! recupero el aliento antes de seguir -Vengo a traer el informe de mi misión-

- Fumando espero al puto gato que yo quiero...- murmuro entre dientes mientras fumo como un cosaco, con la vena de la sien ya palpitante porque me estoy cabreando de que me haga esperar. Un ministro no espera a un espía, él ya debería estar aquí. Empiezo a pensar que algo ha ido mal, que su lavado de cerebro se ha ido a la mierda y que me ha hecho venir para nada. Aprovecho el tiempo para reflexionar sobre la imposibilidad de volver a regular el satélite desde los puntos de control de lanzamiento, muy mosqueado por el tema. Tampoco sabíamos nada de Gelion, y hasta me da por pensar en paranoias de un posible sabotaje. No quería que se jodiese la paz (para nosotros) que habíamos conseguido desde los lanzamientos. La peligrosa e insolente raza mágica estaba en la mierda, no suponían una amenaza real y por primera vez en muchos años teníamos la opción de volver a vivir como antes de que comenzase la Primera Guerra Mundial Mágica. Había sido gracias a la Alianza Humana, a su perseverancia luchando unida. El problema parecía ser que no podíamos mantener la antimagia a esa potencia por mucho tiempo...no podíamos negarnos a ver lo que estaba sucediendo. La supuesta "solución final" no era tal.

Voy por el sexto cigarro cuando por fin veo aparecer a Kyllian, al cual dejan paso los escoltas que me acompañaban. Los francotiradores supongo que siguen en sus puestos. La verdad es que el feral parece bastante recuperado y no tiene ese aspecto de yonki que tenía cuando lo solté. Es evidente que le han debido ayudar. Cambio mi cara de desprecio habitual por una de poderoso y amable líder, tanto que podrían poner mi cara en uno de esos carteles gigantes dictatoriales.

- No te preocupes, es normal que hayas tardado, es un largo camino. - pongo una mano en su hombro tanto para indicar control sobre él como para hacer contacto físico y parecer más cercano, todo muy estudiado. - Me alegra verte tan bien, después de lo preocupado que estuve cuando estabas en la enfermería. Ahora cuéntame. ¿Has conseguido encontrar a los renegados y el otro grupo? como el del chino que capturamos. - Kyllian se acordaría de él, estuvieron juntos.  - ¿Te han aceptado? ¿cómo fue todo? ¿dónde se esconden exactamente y qué andan tramando?

"hijo de puta" pienso cuando me toca el hombro con su sonrisa falsa sujetando un cigarro con la otra mano, veo unas cuantas colillas en el suelo así que pienso que  ya llevaba un rato esperando "te jodes" vuelvo a decir en mi cabeza mientras le sonrío cuando me dice que me veo bien -Gracias por preocuparte tanto por mi... y si, bueno, los magos tienen medicinas muy buenas y ahora que esos imbéciles han recuperado algo de su magia me han ayudado mucho, pero siguen siendo criminales... es una lástima que no podamos convivir todos como lo quiere la alianza- quería pegarme a mi mismo por decir tanta mierda, pero mantengo mi tapadera hasta que Éamon me hace las preguntas pertinentes.

-El primer día que llegué no fue nada fácil ganarme su confianza pero hubo otro feral que apareció al mismo tiempo, una chica embarazada que al parecer forma parte ellos, fue una buena tapadera- presto muchísima atención a la expresión de Éamon pues quería ver si pensaba en Leila, no pierdo detalle de ninguno de sus músculos faciales mientras prosigo con mis explicaciones. Lo del chino me suena a pregunta trampa así que me hago el loco porque conocía a Ling antes de que me lavara el cerebro -Chino? hemos visto a algún chino? no me suena pero he visto a dos más de la lista, Reiv y la chica pelirroja, también la bruja que acompañaba a Johan, la tal victoria pero ni rastro del lider de los renegados...- hago una pausa para que Éamon procese la información.

-Al estar Reiv allí me aceptaron... intercedió por mi, la verdad no sé porqué lo hace... me confunde mucho su actitud, incluso la chica feral... eh... Leila? creo que se llamaba a sí, una chica embarazada que no había visto nunca también me defendió, decía algo sobre un bosque y que me capturaron, todo artimañas de los magos para confundirme, estoy seguro...- nuevamente analizo la cara de Éamon esperando ver algo -Respecto a lo que hay dentro de ese punto ciego, es un campo de refugiados, hay mucha gente ahí y no parecen saber que hacer, si tienen un plan no me lo han contado, no me he ganado la confianza de todos, creo que necesitaría más tiempo para saber que están planeando... tienen un buen jardín para echarse a escuchar a los que pasan desprevenidos hablando de cualquier cosa, hay mucho césped, lo que no sé es como lo mantienen, el resto del bosque está seco... hasta tienen fuentes con agua limpia-

Aparto la mano de su hombro tras el apretón inicial de saludo, marcando la jerarquía con ese gesto. A continuación finjo interés por él, cuando agradece mi preocupación y me habla de las medicinas de los magos. Así que los ha encontrado y le han estado ayudando...siempre pecan de lo mismo, de ingenuos. - Te habrán ayudado para reclutarte para su causa, no dudes nunca de que son criminales. La Alianza quiere convivir con aquellos que estén dispuestos a seguir las leyes y normas de convivencia básicas. Muy pocos lo aceptan...no quieren una convivencia pacífica, por desgracia. Los que son como tú nos ven como seres inferiores, y sólo desean oprimirnos. No podemos permitir algo así. - suspiro con cierta lástima también fingida. - Menos mal que tú eres diferente y razonable. - la información que me da después me resulta muchísimo más interesante, especialmente la mención que hace sobre una feral embarazada que pertenece a ese grupo.

Lo primero que pienso es que podría ser Leila, por los datos que menciona tendría sentido, más según lo que el bocazas de Reiv soltó en la fiesta. Asiento mientras me llevo una mano a la barbilla, prestando atención real por primera vez. Por ahora no digo nada, dejo que siga hablando. Lo del chino es buena señal, que no sepa quién es significa que todavía no ha conseguido recordarlo. Sin embargo si que parece recordar algo más sobre Reiv y otros de los implicados. Al menos a 3 de ellos sí que los vio el día del rescate. - Ya veo. Intercede por ti después de que fue el culpable de que acabases tan malherido. Intentó que me atacases en la celda, ¿no recuerdas? No te fíes de ninguno de ellos. - por fin sale el nombre de la feral, Leila, con lo que no me queda ninguna duda más. Trato de no parecer muy ansioso al preguntarle sobre ella, pero lo cierto es que ahora necesito saber más. - Espero que esa chica esté bien. Intentamos que se pasase a nuestro lado para enseñarle el camino correcto, pero huyó. Podría haber sido tan buena como tú... - Al parecer Leila ha estado contando lo que sucedió el día que capturamos a Kyllian, así que es más que posible que le hayan intentado revertir el proceso de reeducación contándole la verdad. No sé hasta qué punto habrá conseguido calar en el chico, habrá que comprobarlo con cautela.

- Kyllian...- comienzo con voz calmada y mirada comprensiva. - Sólo están intentando que te vuelvas contra mí, contra la Alianza. ¿No les habrás contado nuestro secreto, verdad? - pregunto clavando la mirada en él y con un tono de advertencia implícito, aunque en parte estoy satisfecho con las respuestas que me ha traído. Él me pide más tiempo para escuchar, pero no estoy seguro de que sea una buena idea dejarlo por allí mucho más tiempo. Pueden acabar convenciéndolo del todo si se queda más, o puede que lo pierda de vista para siempre. Otro dato que me apunto es que dentro de la zona de magia no está todo tan seco como fuera, lo que es casi una confirmación de que, desgraciadamente, no podemos mantener los satélites del modo en el que están ahora mismo. - Me temo que tiempo es algo que no tenemos. Todo se ha precipitado más de lo debido. Necesitamos ir allí. Llévame, y demuestra tu lealtad. Ofreceré protección y salvación a aquellos que prometan abandonar la lucha. Los que no lo hagan, serán condenados. Es lo justo. -

Por fin podía salir del castillo Le Fay después de un mes entero allí encerrado, mientras iba recuperando las fuerzas tras las heridas de plata. Mi padre también estaba de misión fuera, así que no sería impedimento para poder marcharme. Los del Consejo me habían hecho el encargo de acompañar a Kyllian de lejos cuando éste acudiese a la reunión con el ministro, de modo que hubiese alguien más allí por si sucedía algo. El chico resultó ser aquel que habían secuestrado en el bosque hace ya tantos meses, así que al menos sabía quién era. Por lo visto había conseguido escapar de los campos el día del asalto, y se las había apañado para llegar al castillo. No había sido todo tan casual como parecía en un principio, pues lo habían enviado allí con el propósito de hacer de espía, cosa que pudimos saber por lo que hizo Rybar con su mente.

Por ese motivo toca ir a hacerle creer a los de la Alianza que sigue siendo su espía, aunque tampoco sabemos qué nos vamos a encontrar allí. El segundo acompañante que mandan es Thoren, aunque hubiese preferido que fuese alguien menos plasta. Salimos del castillo poco después de Kyllian, pues por poco no nos enteramos de que se había marchado ya. No sé si le han dicho que seríamos nosotros los que lo acompañaríamos, yo tampoco he tenido la oportunidad de hablar con él. Llegamos a los alrededores de Londres tras un largo trayecto de varios días a pie, dirigiéndonos a la fábrica abandonada donde se hacían las peleas ilegales. Conozco bien el sitio porque yo mismo he estado ahí alguna vez. Hago un gesto a Thoren para que nos separmos, indicando que seamos muy sigilosos.

Busco una posición adecuada detrás de una montaña de chatarra, lo suficientemente alejada para que no me vean, pero lo suficientemente cerca para poder intervenir si es necesario, además de poder valerme de mi agudizado sentido del oído para escuchar la conversación que han iniciado. Con cada cosa que voy escuchando me cabreo más, el modo que tiene O'Connell de retorcerlo todo y de querer manipularlo. Me pongo en alerta cuando le hace esa pregunta inquisitiva por si ha contado algo, y mucho más todavía cuando le pide que le lleve al castillo para probar su lealtad. No va a permitir que Kyllian regrese solo, quiere acompañarlo. Intento pensar rápidamente en todas las posibilidades, como la de atacar ya, o la de esperar a que se muevan, según la respuesta que de Kyllian. Seguro que Éamon está bien defendido por todos lados.

-Lo sé, son todos fugitivos... no puedo confiar en ellos, no puedo confiar en nadie que no sea de la Alianza, en nadie que no seas tu Éamon- En serio, quería arrancarme la puta lengua con un palillo para los dientes y morir entre terribles sufrimientos, pero tenía que seguir con mis mentiras y sonrío tan dulce como siempre lo hacía cuando quería timar a alguien en las calles, siempre funcionaba con los pervertidos y las viejas. Cuando el nombre de Reiv sale de sus labios agacho la cabeza para que no vea mi rostro, también aprieto los puños para controlarme pues estaba deseando partirle la boca por obligarme a hacerle esas cosas a Reiv -Ese maldito blood keeper... tendría que haber muerto en los campos él y todos sus amigos, los que mataron a mis padres- digo para explicar mi tristeza o la rabia, cualquiera de las dos que hubiera percibido el rubio.

Cuantas más palabras salen de su boca más me cuesta contenerme, sobretodo la forma en la que habla de Leila, pero si quería protegerla a ella también tenía que aguantar -Que chica más estúpida... habría tenido una buena vida, ella y su bebé, pero está claro que es uno de ellos, también intentó convencerme de estupideces- .

Pongo mi cara de niño bueno cuando me pregunta si he hablado y contado nuestro secreto, hasta me indigno y todo -¡Jamás te traicionaría Éamon! de verdad estás cuestionando mi lealdad!? he pasado todo éste tiempo con esa gente, algunos podrían ser los asesinos de mis padres! quería irme pero me quedé por ti... eres la única persona que se ha preocupado por mi en todo éste tiempo... incluso en el hospital, verdad?- me acerco a él y tomo la punta inferior de su traje como un niño pequeño -eres lo único que me queda...- gracias culebrones, gracias! ojalá los oscars ya no estuviera comprados porque me llevaría el premio a mejor actor. ahora me pide que lleve a todos sus parásitos al castillo... mal asunto, tenía que hacer tiempo y de alguna forma conseguir que evacuaran el castillo o hacer que uno de los que me habían seguido se enterara, porque si, lo había olido, era olor a chucho y a uno que conocía de aquella vez en el bosque -Está bien, te llevaré, pero recuerdas que te dije que quería que me hicieras un favor antes de irme a la misión?- me acerco cada vez más a él intentando ser lo más adorable posible - Te lo puedo pedir ahora? seguro que no te cuesta nada y me merezco una recompensa por mi trabajo, no crees?- estaba rezando por no haberme oxidado después de tanto tiempo y que el capullo éste no fuera un mojigato.

Lo de "nadie que no seas tú, Éamon" me suena como un perfecto mantra en el que yo soy el centro de su universo, la perfección, el líder al que todos acuden a pedir ayuda. Necesito más gente con el cerebro lavado como este crío. Asiento complacido ante los insultos hacia el Blood Keeper, haciendo un leve suspiro por lo de su pobre familia muerta. Bastante me importa a mí quién los matase. - Pagarán por ello, te lo prometo. - juro como si fuese su best friend de toda la vida, aunque al menos ahí no miento, quiero cargarme a esa gentuza. Me cuesta mucho aguantar el creciente interés por lo que dice de Leila, queriendo saber cuánto les habrá contado de lo que le hice, y cuántas historias absurdas le habrán metido en la cabeza a mi experimento Kyllian. - Puede que para Leila sea tarde, pero...ese bebé no tiene que pagar por su terquedad. En la sociedad de la Alianza tendría su sitio. Viviría seguro. Un inocente no debe pagar por los pecados de sus padres. Lo mejor sería que alguien lo adoptase, alguien de fuera de ese círculo de criminales. - puede que lo de la feral sea mío, echando cuentas coincide, o puede que no. En cualquier caso, si es mío, me pertenece.

Arqueo una ceja ante la indignación del feral, que se me pone dramas porque dudo de su lealtad. Si él supiese... - Así es, muchacho. Me he preocupado por ti, porque atendiesen tus heridas en el hospital de la mejor manera posible. Sólo me tienes a mí...ellos siempre van a desconfiar de ti, en el fondo no puedes fiarte aunque parezcan amables. Yo he estado desde el principio. Sabes que me necesitas. - intento meterle en la cabeza la idea de que es dependiente de mí, que sin mi no es nada, y que poco puede hacer si me traiciona o se aleja. Accede más o menos rápido a llevarme, así que hago la indicación a mi escolta para que movilice a más. - Avisad a las unidades desplazadas a la zona del bosque. Diles que vamos para allá a descubrir el sitio. Que manden aquí un helicóptero para llegar más rápido, aterrizaremos cuando estén todos en sus posiciones. - después vuelvo a centrarme en Kyllian, que empieza a adoptar una actitud extraña, invadiendo bastante mi espacio personal y poniendo la cara que ponen los gatos cuando quieren algo. - Sí, lo recuerdo. - comento un tanto frío, entrecerrando un poco los ojos como inquieto. - Adelante, pide. Un líder tiene que saber complacer adecuadamente a aquellos que le sirven fielmente, siempre y cuando esté a mi alcance. Tu recompensa llegará cuando ese refugio esté completamente destruido.

Tanta palabrería cargada de veneno y mentiras no podían caber en un mismo ser, era más venenoso que cualquier cosa que pudiera existir sobre la tierra, cada palabra que soltaba para lavarme el cerebro de nuevo era un incentivo más para cargármelo allí mismo y morir sin remordimientos, pero estoy seguro de que eso no sería demasiado inteligente, todas las partes de un cerdo son aprovechables y con éste nos había tocado el gordo.

Sus órdenes de movilizar las unidades me hacen entrar un poco en pánico, pero aún tenía cierta ventaja pues con mi proximidad no se aparta, solo me pone esa cara de estar oliendo mierda que siempre pone cuando no intenta ser un falso, los escoltas y todo el séquito de Éamon empieza a movilizarse, los muy idiotas no me habían registrado y mi auténtico propósito con el acercamiento era localizar el arma que probablemente llevara encima el rubio, bingo, estaba claro que desarmado no iba a llegar y ya tenía la suya -Vamos Éamon... solo quiero un abrazo... pero con esa cara...- sin terminar la frase lo que hago es sacar una de mis dagas, esas que él mismo me había dado, había robado algunas cosas en el castillo así que iban impregnadas con un fuerte concentrado de belladona, lo apuñalo con rapidez y con fuerza en el muslo, dejo clavada la daga y le quito el arma para apuntarle con ella  -eso por Leila y esto por Reiv- sin pensarlo le disparo en la otra pierna, justo en la rodilla para que le cueste moverse, aprovechando su dolor me pongo a su espalda y pongo un cuchillo en su cuello -y esto por mi, he puesto veneno en las dagas, de ese que mi madre la asesinada por putos humanos como tu mataron cuando no le había hecho daño a nadie! y adivina que? el antídoto está en ese precioso sitio que quieres bombardear, lo divertido es que cuanto más te muevas más se extenderá el veneno, empezarás a sentir sueño, como te estás desangrando tu corazón empezará a latir más rápido así que el tiempo es crucial- Los escoltas me apuntan y yo sonrío de oreja a oreja al verlos confusos y sin saber que hacer -Diles que tiren las armas y que se alejen ¡DILO SI QUIERES VOLVER A VER A TU MUJER!-

Mi plan era otro, quería que me diera tiempo, volver al castillo y poder pensar mejor las cosas, pero con tanta charla y los movimientos del buen ministro, no me había dejado otra opción, pero era la más divertida.

Escuchar a Éamon resulta tan repugnante que me dan ganas de salta de aquí ya mismo para reventarle la cara a puñetazos. Gruño por lo bajo como un perro cabreado mientras oigo lo que dice, apretando los dientes. No sé ni cómo Kyllian puede aguantarlo, yo ya habría reaccionado de alguna manera impulsiva. El peligro parece cada vez más inminente, ver a Kyllian tan cerca de Éamon hace que me tense e incluso que comience a sacar lentamente mis cimitarras. No sé si al final optará por darle esquinazo de algún modo o por hacer otra de las posibles ideas que surgieron cuando se planteó a Kyllian como doble agente: usarlo para dañar al ministro. Yo no pienso darle oportunidades, menos todavía cuando dice que quiere que le lleven al castillo, que prepare a los centinelas y que manden un helicóptero para ir más rápido.

"desgraciado...va a ser que no"

Dejo una de las cimitarras para sacar rápidamente el teléfono que teníamos gracias a Draven, escribiendo un rápido mensaje advirtiendo de que no salgan del castillo, que hay centinelas en las cercanías y que nos tienen vigilados. De lo otro nos encargamos nosotros, no van a llegar al castillo. Guardo el móvil para volver a empuñar la cimitarra, atento a cada movimiento de Kyllian, demasiado cerca...  - Hostia puta- suelto en cuanto veo que lo hiere y lo toma como rehén, sabiendo que el momento de la acción ha llegado. Salto de detrás de la montaña de chatarra, aprovechando el primer instante del factor sorpresa para correr rápidamente hacia Kyllian y Éamon, soltando un tajo cruzado muy bruto al cuello de uno de los escoltas de Éamon, que se habían quedado sin saber cómo reaccionar ante la situación del ministro siendo amenazado de muerte. La cabeza del primer escolta  rueda por el suelo casi de manera instantánea, por lo que no pierdo el tiempo y descargo otro potente corte a la mano del segundo, haciendo que caiga al suelo la mano que sujetaba el arma.

Las dos amenazas visibles fuera de juego, y Éamon controlado por Kyllian.  - No está mal para ser un gato bufado...ya creí que te ibas a morrear con esa cosa. - señalo al ministro con cara de asco, localizando a Thoren que está reventando a un francotirador a base de martillazos. Con eso de los francotiradores no habíamos contado, y tampoco con cómo vamos a salir de aquí huyendo con el rehén. Las balas de los dos francotiradores restantes, los que no tenemos localizados, no tardan en venir en nuestra dirección. Su puntería o mi mala suerte hacen que una bala me hiera en el hombro, lo cual me empuja de espaldas contra un montón de cajas de madera apiladas que hay en la puerta de la fabrica. Al chocar se me caen todas encima, dejándome ahí un tanto aturdido y dolorido durante unos instantes. Pateo una de las cajas para apartarla y poder moverme, apoyando una cimitarra en el suelo para volver a ponerme en pie. Guardo una de ellas porque con el hombro herido no puedo sujetarla. Lo del disparo podría haber sido mucho peor. Agarro la pistola de uno de los que me acabo de cargar, cogiéndola con el brazo herido que no puede llevar mucho peso. Después apunto a la dirección en la que vino el disparo, pero sin mucho éxito. - ¡Corre, al coche! ¡te cubro! - señalo el vehículo en el que debía haber venido el ministro, esperando que Thoren se de por aludido y venga pronto. Por otro lado...deberíamos cargarnos a los que quedan para que no nos sigan y no den el aviso tan rápido.

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