Fight Club [Fábrica abandonada II]

Me reiría en su cara por eso de pedirme un abrazo, me parece patético y no tengo por qué hacerlo, no vaya a ser que confunda eso de que soy su líder benevolente con ser su amigo. No tengo tiempo a darle una respuesta a lo que pide, ni afirmativa ni negativa. Todo sucede muy deprisa, tanto que ni los escoltas consiguen reaccionar a tiempo. El maldito feral saca a relucir su verdadera cara, sus verdaderas intenciones con ese acercamiento. Para cuando me doy cuenta de todo ya es demasiado tarde, acabando con una puñalada en el muslo y un disparo de mi propia pistola que me deja la rodilla bastante jodida. Grito de dolor mientras el feral traidor hace de justiciero vengador, soltando los nombres de Leila y Reiv. - ¡Eres un desagradecido y un imbécil! ¡te están engañando! - tal vez lo hiciese dudar, tal vez no. Ni siquiera sé en qué momento consiguieron recuperar su aturullada cabeza, pues el proceso de reeducación había salido bien, y sólo ha pasado como un mes desde que lo dejé marchar.

No me muevo un ápice al notar la daga que pone contra mi garganta al sujetarme por detrás, cagándome en los malditos escoltas que no han sido capaces de registrarle cuando ha llegado. Menudos inútiles, se quedan pasmados sin saber cómo reaccionar a pesar de que lo tienen a tiro. Tampoco sé por qué no actúan los subnormales de los francotiradores, se supone que deberían abatirlo desde la distancia en la que están. Me recorre un escalofrío cuando dice lo del veneno en la puñalada, sin saber si creerle o no. Me hago un recordatorio mental de que esta es la última vez que intento experimentar con estos seres, si es que salgo de ésta. La sangre por la herida del muslo empieza a empapar el pantalón, aunque no sale todo lo rápido que debería al tener todavía el arma clavada. - No haces más que decir estupideces...nada de eso sucedió. Ni siquiera sabes lo que es real y lo que no. Te estás equivocando, y lo vas a lamentar... te ofrecí una vida mejor, y lo has desperdiciado. - murmuro con los dientes apretados, pensando en que menos mal que Blair no está aquí para enterarse de esto. Seguro que encima se ríe de mí, por gilipollas y por no venir más protegido, a ser posible con soldados menos ineptos.

- Sois la vergüenza de la Alianza...haced algo útil o soltad las armas. - ordeno ante la amenaza de Kyllian, aunque no llegan a hacerlo porque en ese momento aparece otro de los renegados, asesinando salvajemente a mis escoltas. Ahora sí que estoy jodido. - ¡Y dices que no son monstruos! ¡mira lo que acaba de hacer! ¡esta gente no os había hecho nada, eran inocentes, tenían familias! - por fin hacen algo los putos francotiradores aunque no demasiado bien porque sólo aciertan a darle a uno y encima en el hombro. - Vas a condenarlos a todos...- advierto una vez más, sabiendo que si intento liberarme dando un codazo corro el riesgo de que el cuchillo se le vaya y acabe muy mal la cosa.

Soy tal vergüenza como francotirador que he errado el disparo que iba dirigido a Kyllian, por lo que el ministro sigue capturado en las garras de ese monstruo. - ¡Traidor! - grito muy enfadado con el "experimento" de Éamon, que le ha salido fatal. Si ya lo tenemos más que comprobado, nada de tratos con mágicos, nada. Siempre acaban igual, rebelándose. En realidad es un poco culpa del ministro, podría decirse que se lo tiene merecido. Lo malo es que si le pasa algo, las responsabilidades van a ir para nosotros. Si lo hago mal podría herir a Éamon, así que por el momento me estoy quieto hasta que tenga más a tiro al atacante. Aprovecho ese momento para utilizar el comunicador que llevo en el casco, pidiendo refuerzos en la zona. - Alerta a todas las unidades. Se requieren refuerzos de inmediato. Han cogido al ministro O'Connell como rehén e intentan huir con él. Estamos en las afueras de Londres, en el antiguo polígono industrial abandonado. Han matado a tres de los nuestros. He identificado como culpables a Kyllian Evans, Ian Hacksaw, y el tercero también fue registrado como uno de los que ayudaron a huir a los prisioneros el día de la fuga de los campos. - tras eso corto la conexión, disparando por la espalda al peliblanco que acaba de cargarse a uno de los francotiradores.

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No acierto a Ian donde quería, pero ahora la prioridad parece impedir que se lleven al ministro. La intención parece ir al coche oficial en el que vino Éamon, así que lo primero que hago es disparar a la rueda del vehículo. Sin eso no podrán escapar, ahora que no tienen su repelente magia de desaparición. - Jodeos. - murmuro tras efectuar ese disparo, apuntando después al que sujeta a Éamon. El problema es que si le disparo, aunque evite al ministro, puede que el cuchillo haga un movimiento peligroso y le acabe cortando la garganta a Éamon. Finalmente me atrevo, disparando en dirección al pie de Kyllian.

dados:

El miembro 'Soldado Alianza Humana' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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#1 'Probabilidad' :


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#2 'Probabilidad' :

El plan de vigilancia de Kyllian había acabado tal y como me suponía, con caos, violencia, y giro de los acontecimientos. Bueno, para mí no, que supuse que esto no sería tranquilo. Eliminé a uno de los francotiradores tras golpearlo con mi martillo, apoyando el mango en el hombro para ver qué es lo siguiente. Si no escapamos rápido estaremos bien jodidos. Incluso si lo hacemos, lo más seguro es que salgan a perseguirnos. Por eso hay que acabar con los que quedan.

- ¡CORRED INSENSATOS! - grito a Ian y a Kyllian, esperando que se den toda la prisa posible en entrar al coche al que se supone que van. En ese preciso instante me quedo sin respiración, justo cuando una bala de otro francotirador me alcanza por la espalda. Caigo boca abajo al suelo junto al otro soldado que me había cargado antes, quedando inmóvil durante algunos segundos sin conseguir reaccionar. Toso sangrientamente al intentar darme la vuelta, echando mano al telefóno que tengo en el bolsillo para así avisar a los del castillo de que necesitamos ayuda. Tecleo un rápido SEND HALP, el sitio en el que estamos, unas cuantas calaveras y una pistola, esperando que con eso lo entiendan y manden algo a recogernos, a ser posible algo volador. Después agarro el arma del soldado caído, usándola para disparar desde el suelo, en dirección al lugar del que vino el tiro que me alcanzó y esperando acertar al soldado darkred.

dados:

El miembro 'Thoren Tolstoi' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Probabilidad' :

Se inicia una convergencia planetaria que tiene lugar cada 777 años, en la cual se alinean todos los planetas del Sistema Solar durante unas horas. Esto provoca que la energía mágica se vea enormemente potenciada en todo el planeta Tierra (con mayor intensidad en el llamado triángulo de la magia), dejando sentir sus efectos en todos los seres de raza mágica, incluso muy levemente en aquellos que no lo son.  Los 3 puntos de gran concentración de magia del mundo emiten desde sus núcleos grandes cantidades descontroladas de poder, provocando un desequilibrio por exceso de potencia. Tal cantidad de energía puede producir una sobrecarga en todos los seres afines a la magia, que verán aumentados sus poderes de manera exponencial, debiendo canalizarlos debidamente si no quieren que les perjudique y acaba dañándoles seriamente, o incluso matándoles. Los seres mágicos deberán dominar y aprovechar dicha energía para sus fines, intentando que no les destruya por dentro o les haga perder el juicio...

observación alineación desde el planeta:

A pesar de la situación en la que nos encontrabamos el maldito Éamon no paraba con sus absurdas mentiras, hasta me hace gracia que lo siga intentando y me río en su cara cuando dice que intentan engañarme -Eres Gilipollas, en serio, tus mentiras ya no me afectan! me han arreglado la chapuza esa que me hiciste en la cabeza, la verdad no esperaba que esto acabara así, tendrías que haberme dado el abrazo Ramoncín- hasta le doy un besito de recochineo en la mejilla mientras lo sostengo aún con la daga en su cuello.

El lobo que se encontraba oculto en la chatarra saltó en modo rambo y se puso a matar gente a lo bruto, pero recibió un disparo de uno de los francotiradores -Joder, eso tiene que doler- digo cuando lo veo caer en las cajas, otra voz se alza un poco más lejos y resulta que hay otro tío grandote machacando soldados y haciendo puré de sesos, teníamos una oportunidad y el elemento sorpresa.

Me dirijo al coche arrastrando al rubio que cada vez estaba más pesado, quizás por las heridas en las piernas o el efecto de la belladona -Por cierto Éamon, en cuanto empieces a sentir sueño tendrás solo 5 horas antes de morirte, así, como dato curioso por si nos retrasamos con los imbéciles de tus soldados pero parece que no le tienes mucho miedo al infierno- finalmente llegamos al coche en el cual había venido el ministro pero al grandote machacador le disparan, apenas me da tiempo a reaccionar para girarme pero es demasiado tarde pues la bala me alcanza en la espalda, el dolor y el brusco movimiento hacen que mi daga se deslice levemente por la garganta del rubio haciéndole un pequeño corte pero me niego a soltarlo y perder la oportunidad de hacerlo pagar por todo lo que ha hecho.  Otra bala consigue alcanzar al vehículo en el que supuestamente deberíamos huir "mierda" pienso al momento que el aire se escapa del neumático.

El grandote tirado en el suelo, el otro gritando como un loco con un brazo jodido y yo con un boquete en la espalda que me estaba doliendo esta vida y la otra, quizás solo me mantení en pie por pro orgullo y el ansia de venganza, la cosa no pintaba nada bien -¡JODER!- Estaba realmente enfadado, tanto que sentía un cosquilleo por todo mi cuerpo, era una sensación rara pero familiar, veo como todos los pelos de mi cuerpo se erizan levemente y es en ese momento que miro al cielo "que puta buena suerte!" -¡ESTÁ EMPEZANDO! LA COSA ESA DEL CIELO! LO NOTÁIS?- si ellos no lo notaban yo si, me concentro e intento usar mi magia de cambiaformas de forma parcial, haciendo que una de mis manos se transforme en una garra, sonrío bastante alegre pues tendriamos una oportinidad de huir -VENID AQUI LOS DOS! VAMOS A SALIR CAGANDO LECHES- digo con un nuevo plan en mente al ver que la magia empezaba a resurgir.

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Éxito: puede hacer magic
Fallo,: se jode y se chupa un pie, o a ramón

RAMÓN ME HA PREÑADO CON EL TANGO DE LA MUERTE! XDDDDDDDDDD AY! ESTABA SEGURA DE HABERLE DADO AL DADO DE PROBABILIDAD! HAHAAHHA
Borradme el dado plisu, de momento voy a hacer como que Kyllian puede hacer magia, si no se puede mañana edito <3

Los gritos de Éamon hacen que me den ganas de partirle la cara aquí mismo, si no fuese porque no tenemos tiempo para eso. En vez de eso corro hacia el coche en el que pretendemos huir, cubriendo a Kyllian con la pistola que acababa de robarle al escolta que eliminé. Se ve que no se me da demasiado bien eso de manejar armas de fuego para cubrir en la huida, pues al feral también le acaban alcanzando las balas. - ¡Mierda! ¡nos hemos quedado sin coche para largarnos! ¿Y ahora qué cojones hacemos? - suelto mil improperios la ver cómo la rueda del coche al que íbamos se desinfla. Si ya iba a ser difícil huir con el coche, sin él es prácticamente imposible. Hemos vuelto a meternos en la boca del lobo sin un plan de salida adecuado. Ahora incluso Thoren está herido, y no va a conseguir nada por mucho que intente cubrirnos disparando desde su posición.

Tanta tensión hace que que esté a punto de sufrir una de esas transformaciones aleatorias que nos suceden a los licántropos y ferales desde el bloqueo de magia, más aún ahora que llevamos días lejos del foco mágico del castillo Le Fay. Gruño a la vez que caigo de rodillas al suelo, empezando a notar los dolores de una transformación que al final no termina de llegar, no sucede. En lugar de eso comienza a invadirme una sensación muy diferente, una energía especial que sé muy bien a qué está asociada. Miro a la palma de mi mano un instante antes de crear una pequeña esfera de luz en ella, comprobando que no me estaba imaginando nada. Al alza la vista compruebo que Kyllian también ha usado magia de transformación en su cuerpo, así que no soy el único. - ¡Por fin algo de suerte!- me pongo en pie todo lo rápido que puedo, corriendo para ir a recoger a Thoren por si no se podía mover. Enseguida regreso con Kyllian, estando totalmente de acuerdo con él en eso de largarnos cuanto antes. - Hace mucho tiempo que no lo hago, pero... - pongo la mano en el hombro del feral, asegurándome de tenerlo bien sujeto a él (y por ende a Éamon) y a Thoren. Después cierro los ojos, concentrándome en el destino al que quiero ir. Me cuesta más segundos de lo habitual, pero al final consigo desaparecernos a los cuatro de ese lugar, rumbo al castillo Le Fay.