Recuerdo del primer mensaje :
El trabajo es muy duro, y algun mago puede acabar agotado o herido. Como es impensable trasladar a un prisionero hasta el hospital de la ciudad, se les atiende en el propio centro. Aunque aqui los cientificos tambien llevan a cabo algun que otro experimento de dudosa calidad moral.
Nota: en los temas de enfermería los personajes recuperan 20 PS por día (off rol, reales) que pasen aquí, contados desde el momento en que posteen o que otro personaje les traiga, explicitando en su post que están aquí.
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Amarillo y Dyospiros estaban gritándose muy mucho mientras se acababan de ahostiar. El soldado hablaba alguna cosa de ritos satánicos y chillaba más que hablaba mientras Dyos le hacía la circuncisión o algo así. Y también le amenazaba con cortarle la garganta. Recé en mi interior para que se diera prisa. Lo pedí a Lloth, por supuesto. Ya podía ser un paria de su sociedad y una miseria y un hombre, pero… Eso no quitaba que fuera mi deidad predilecta. Mientras ellos se acercaban, el drow ahí con la daga que un poco más y se la metía por las narices, yo tenía asuntos bastante… Importantes que atender con Roäc. Además. A juzgar por la mirada asesina que me echó Dyos, estaba seguro de que no podía cargármelo. Una pena.
El bicho se había puesto el espejo encima de la oreja y le podía ver el interior desde un ángulo muy curioso. Era una forma curiosa de decir “eh, soy un elfo, o al menos un intento, ¡Mírame la orejuela! En varios puntos de vista si quieres”. O algo así. Yo me lo contemplé, me llevé una mano a la barbilla e hice un “hmph”, como aprobando aquel aparatejo. Luego vino aquel momento en el que le puse la mano encima de la cabecilla y le hice de forma indirecta cosquilluelas, a lo que él se movió un poco y yo me medio reí.
Me miró como diciendo que si con una sonrisa curiosa, y luego, un movimiento de ceja. Me miré mucho la ceja. Luego el conjunto de la cara, pensativo. ¿Qué demonios…? ¿Qué sabía él? ¿Me estaba leyendo los pensamientos? ¿Era adivino? -¡B-Baja esa ceja!- Le gruñí, cruzándome de brazos y contemplando la puerta que se abría, empezando a caminar. -Hablar ahora… Oh. Uh…- Me dije que no. Luego me dije, sí, igual sí. Si no salía vivo de allí o si directamente no salía me arrepentiría de no habérselo siquiera mencionado. -B-Bueno, Roäc… Yo, verás…- Miré al suelo.
Sangre. El soldado amarillo gruñendo alguna cosa. -No, espera.- No. No iba a hablar de aquello ahí. Estábamos en la base enemiga, un poco cansados todos ya, las paredes agobiándonos, el olor a muerte, metal, enfermería… Y una pared delante de nosotros. Miré al bicho una vez más y negué con la cabeza. -¡No, no hablar ahora! No ser mejor momento, porque, verás…- Tosí y cambié al drow. -... ¡Lo que he de decir es muy íntimo!- Estuve un par de minutos valorando esa palabra. Me llevé las manos a la boca. -NONONONONO espera esa no es la palabra, íntimo no, claro que no… Eh… Como lo digo… ¿P-Privado? ¿P-Personal? ¡Personal! Pero muy mucho, ¿Sí? Es… ¡Secreto, que sí!- Inflé los mofletes. Lo mucho que me permitía mi momificado rostro.
-¡Tu y yo! Eso es todo. Sí. Tenemos que hablar en paz, ¿Te acuerdas de aquel día, en la posada, los dos en la habitación? Algo así. Pero la posada no es sitio… Muy decente. Algún sitio bonito. No sé. Pero bonito porque sí, no por nada más. ¿Entiendes? ¡Una playa, con una puesta de Sol! Nunca he ido a la playa. Las puestas de Sol a mi como que no, pero es el momento más feliz del día… Se celebra que el sol se va. ¡Eso es lo mejor! ¿D-De acuerdo?- Hablaba en drow porque no quería ni que el soldado ni las cámaras grabaran aquello. Mi bastón se había tranquilizado y daba vueltas a mi alrededor, como valorando mis palabras.
Luego vino aquello, mucho más serio, sobre lo del chip. -Sí, debería poder. Quizás no a la primera, pero me acuerdo bien de la imagen, y sé donde está cada músculo, cada cosa… Osten y yo diseccionábamos animales. Heridos, él los abría, los curaba bien, los volvía a cerrar. Yo a veces les daba un corte y se los llevaba a él para ver como se las apañaba, diciéndome que los había encontrado heridos.- Zer’tath se alejó de mí de repente, buscando la compañía de Roäc -Un drow no es muy distinto a un enano. Solo hay mas chicha que ver, debería ser más fácil. Tenemos margen de error gracias a que podemos cerrar eso si no va bien las cosas. Abrir, hacer otro intento… Todo lo que necesitaría es tiempo. Pero no debería ser muy difícil.
Roäc se molestó porque lo llamaran palomo y es que en el fondo habían pocos insultos tan temibles para él. Decía que iba a hacer algo para ser prácticos… Y con una sonrisa malrollera le quitó una pistola, desarmándolo definitivamente. O eso parecía. Y luego se molestó en echarle una curación de las suyas… Gruñí bastante porque comprendía que lo necesitábamos vivo, pero por otra parte quería abrirle la boca a ostias. -Tira.- Le rugí, empujándole con un pie para que pusiera la otra clave. Parecía un poco apurado al respecto… -¿Vosotros creéis que los magos esos nos habrán esperado o pasarán por completo del plan? ¿Tu sabes algo, peazo basura?- Cambié al drow .-Y este iba acompañado. ¿Dónde deben haber ido ellos y tu hermano, Dyos? Ugh. UGH. Me tienes que contar cosas sobre él.
La segunda puerta se abrió tras unos largos segundos. Ya casi estábamos fuera de aquel agujero de mierda. -... Debe haber una alternativa… ¿Cu… Cuántas puertas de estas hay? Joder… ¿Y tu que miras? ¡Tira! ¡La tercera abierta!- Había aún otra, y yo no sabía si todo el viaje sería tan largo. Me daba la sensación que no habíamos avanzado absolutamente nada.
El bicho se había puesto el espejo encima de la oreja y le podía ver el interior desde un ángulo muy curioso. Era una forma curiosa de decir “eh, soy un elfo, o al menos un intento, ¡Mírame la orejuela! En varios puntos de vista si quieres”. O algo así. Yo me lo contemplé, me llevé una mano a la barbilla e hice un “hmph”, como aprobando aquel aparatejo. Luego vino aquel momento en el que le puse la mano encima de la cabecilla y le hice de forma indirecta cosquilluelas, a lo que él se movió un poco y yo me medio reí.
Me miró como diciendo que si con una sonrisa curiosa, y luego, un movimiento de ceja. Me miré mucho la ceja. Luego el conjunto de la cara, pensativo. ¿Qué demonios…? ¿Qué sabía él? ¿Me estaba leyendo los pensamientos? ¿Era adivino? -¡B-Baja esa ceja!- Le gruñí, cruzándome de brazos y contemplando la puerta que se abría, empezando a caminar. -Hablar ahora… Oh. Uh…- Me dije que no. Luego me dije, sí, igual sí. Si no salía vivo de allí o si directamente no salía me arrepentiría de no habérselo siquiera mencionado. -B-Bueno, Roäc… Yo, verás…- Miré al suelo.
Sangre. El soldado amarillo gruñendo alguna cosa. -No, espera.- No. No iba a hablar de aquello ahí. Estábamos en la base enemiga, un poco cansados todos ya, las paredes agobiándonos, el olor a muerte, metal, enfermería… Y una pared delante de nosotros. Miré al bicho una vez más y negué con la cabeza. -¡No, no hablar ahora! No ser mejor momento, porque, verás…- Tosí y cambié al drow. -... ¡Lo que he de decir es muy íntimo!- Estuve un par de minutos valorando esa palabra. Me llevé las manos a la boca. -NONONONONO espera esa no es la palabra, íntimo no, claro que no… Eh… Como lo digo… ¿P-Privado? ¿P-Personal? ¡Personal! Pero muy mucho, ¿Sí? Es… ¡Secreto, que sí!- Inflé los mofletes. Lo mucho que me permitía mi momificado rostro.
-¡Tu y yo! Eso es todo. Sí. Tenemos que hablar en paz, ¿Te acuerdas de aquel día, en la posada, los dos en la habitación? Algo así. Pero la posada no es sitio… Muy decente. Algún sitio bonito. No sé. Pero bonito porque sí, no por nada más. ¿Entiendes? ¡Una playa, con una puesta de Sol! Nunca he ido a la playa. Las puestas de Sol a mi como que no, pero es el momento más feliz del día… Se celebra que el sol se va. ¡Eso es lo mejor! ¿D-De acuerdo?- Hablaba en drow porque no quería ni que el soldado ni las cámaras grabaran aquello. Mi bastón se había tranquilizado y daba vueltas a mi alrededor, como valorando mis palabras.
Luego vino aquello, mucho más serio, sobre lo del chip. -Sí, debería poder. Quizás no a la primera, pero me acuerdo bien de la imagen, y sé donde está cada músculo, cada cosa… Osten y yo diseccionábamos animales. Heridos, él los abría, los curaba bien, los volvía a cerrar. Yo a veces les daba un corte y se los llevaba a él para ver como se las apañaba, diciéndome que los había encontrado heridos.- Zer’tath se alejó de mí de repente, buscando la compañía de Roäc -Un drow no es muy distinto a un enano. Solo hay mas chicha que ver, debería ser más fácil. Tenemos margen de error gracias a que podemos cerrar eso si no va bien las cosas. Abrir, hacer otro intento… Todo lo que necesitaría es tiempo. Pero no debería ser muy difícil.
Roäc se molestó porque lo llamaran palomo y es que en el fondo habían pocos insultos tan temibles para él. Decía que iba a hacer algo para ser prácticos… Y con una sonrisa malrollera le quitó una pistola, desarmándolo definitivamente. O eso parecía. Y luego se molestó en echarle una curación de las suyas… Gruñí bastante porque comprendía que lo necesitábamos vivo, pero por otra parte quería abrirle la boca a ostias. -Tira.- Le rugí, empujándole con un pie para que pusiera la otra clave. Parecía un poco apurado al respecto… -¿Vosotros creéis que los magos esos nos habrán esperado o pasarán por completo del plan? ¿Tu sabes algo, peazo basura?- Cambié al drow .-Y este iba acompañado. ¿Dónde deben haber ido ellos y tu hermano, Dyos? Ugh. UGH. Me tienes que contar cosas sobre él.
La segunda puerta se abrió tras unos largos segundos. Ya casi estábamos fuera de aquel agujero de mierda. -... Debe haber una alternativa… ¿Cu… Cuántas puertas de estas hay? Joder… ¿Y tu que miras? ¡Tira! ¡La tercera abierta!- Había aún otra, y yo no sabía si todo el viaje sería tan largo. Me daba la sensación que no habíamos avanzado absolutamente nada.
Soldado Alianza Humana
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-¡Aparta eso de mi vista, mala cosa! ¡Ya voy a ayudar! No gritos, no gritos... Entendido. Siempre que no vuelvas a meterme esa cosa dentro de mí no voy a gritar. Eso es de nenazas.- Y me sentía muy mal por ello, aunque en el código macho sentirse mal por algo no estaba admitido. Aunque gritar tampoco. Tuve una duda existencial que me mantuvo muy pensativo mientras abría la primera puerta, pensando si debía entonces hacer alguna cosa para recuperar mi hombría: Darle un puñetazo a mi pared, quitarme la armadura y mostrar mi pecholobo al mundo... Aunque esos me daban demasiado miedo. Aunque el miedo tampoco era legal según mi forma de regirme... Pero una daga era una daga.
-¿Entonces puedo ser de utilidad? ¡Me encanta ser de utilidad!- Les dije. No. No me gustaba. Me gustaban muchas cosas, pero estar allí, no. En cuanto pudiera le pegaría a uno un tiro en la nuca, y... -¿No Palomo? Oh, yo lo siento mucho, no queríiiia decir eso...- Pero me hizo mucha menos gracia cuando, tras darme la tabarra diciendo que iba a ser "práctico" y ya casi me esperaba una curación, me quitó el arma. -EHTÚDEVUÉLVEMEESOPEDAZODE- amor, si, todo un amor...- Se la entregó al drow. Igual aún me quedaba algún machete o alguna cosa por ahí, pero...
Al menos me curó y yo le hice un thumbs up. Con cara seria, lo hizo. -Sí, perfecto, muy muy bien. ¿Ves? Hacemos buen equipo. La clave, queréis la clave, ¿No?- Empecé a probar números porque yo no había hecho mucho caso a la formación para ser soldado. La memoria no era una de mis virtudes. La atención, tampoco. Pero pronto pude hacer la segunda puerta elevarse... -¿Veis que bien? ¡Ya veréis! Os sacaré de aquí... Y... Lo que decía el renac... Eh... El de piel rosa, algo he sentido, sobre el sector tres. Que había follón. Seguro que ya sabéis ir, pero no os preocupéis, yo os hago compañía. Pero recordad que me necesitáis vivo, ¿Vaaale?- Les podría haber hablado de las puertas de emergencia. Pero en cuanto les abriera una me matarían... Y no era ese mi plan.
53 + 50 = 103 PS
-¿Entonces puedo ser de utilidad? ¡Me encanta ser de utilidad!- Les dije. No. No me gustaba. Me gustaban muchas cosas, pero estar allí, no. En cuanto pudiera le pegaría a uno un tiro en la nuca, y... -¿No Palomo? Oh, yo lo siento mucho, no queríiiia decir eso...- Pero me hizo mucha menos gracia cuando, tras darme la tabarra diciendo que iba a ser "práctico" y ya casi me esperaba una curación, me quitó el arma. -EHTÚDEVUÉLVEMEESOPEDAZODE- amor, si, todo un amor...- Se la entregó al drow. Igual aún me quedaba algún machete o alguna cosa por ahí, pero...
Al menos me curó y yo le hice un thumbs up. Con cara seria, lo hizo. -Sí, perfecto, muy muy bien. ¿Ves? Hacemos buen equipo. La clave, queréis la clave, ¿No?- Empecé a probar números porque yo no había hecho mucho caso a la formación para ser soldado. La memoria no era una de mis virtudes. La atención, tampoco. Pero pronto pude hacer la segunda puerta elevarse... -¿Veis que bien? ¡Ya veréis! Os sacaré de aquí... Y... Lo que decía el renac... Eh... El de piel rosa, algo he sentido, sobre el sector tres. Que había follón. Seguro que ya sabéis ir, pero no os preocupéis, yo os hago compañía. Pero recordad que me necesitáis vivo, ¿Vaaale?- Les podría haber hablado de las puertas de emergencia. Pero en cuanto les abriera una me matarían... Y no era ese mi plan.
53 + 50 = 103 PS
Miro al par de dos otros levantando una ceja, en plan sospechoso, ¿que anda diciendole al oido? y por qué le ha puesto una mano en la cabeza? En fin, como no entiendo nada, sigo a lo mio, que es amenazar al soldado y controlarlo. Pero pronto a Roac se le ocurre que es buena idea curarlo. Yo no lo veo tan bien aunque...no me mola que vaya renqueando. Nos retrasa. Ademas le confisca una pistola y me la da. Yo la miro dandole un par de vueltas, nunca habia usado una, pero me la guardo en el chaqueton. Mia. Ya aprendería a usarla bien.
Vor me intenta convencer de diseccionar el cuello de Ailanthus pero yo sigo pensando que un cuello humano no es de un animal, teniendo serias dudas. Yo me hice un estropicio en la muñeca cuando me lo quité. El pulso de esa mano me habia quedado menos firme, para siempre, y cuando la dejo quieta se le nota que tiembla. Suerte que mis trabajos no requieren de precision ni de pulso de cirujano....
"que ironia"
El baston se aparta de él rapido cuando dice que heria animales a drede y engañaba a su hermano para que éste los curase. Mis ojos se entornan mirando al palo sospechosamente. Decido no hablar mas del asunto del capitán por ahora, cualquier cosa es adelantar cosas inciertas. Me encargo de volver a recordarle al soldado que guarde silencio. La tercera puerta está abierta, con lo cual, abandonamos ese sector. El trayecto se planteaba sencillo ahora que teniamos a un chivato con nosotros.... siempre y cuando no le diese por ponerse rebelde avanzariamos rapido. Y el conservaria su vida de PNJ-
-Andando, que queda mucho camino. Y calla la boca, que a mi no me engañas. -le suelto escuetamente al soldado, muy de modo rancio. En estos asuntos, dejamos atras el sector este (por fin!)
Vor me intenta convencer de diseccionar el cuello de Ailanthus pero yo sigo pensando que un cuello humano no es de un animal, teniendo serias dudas. Yo me hice un estropicio en la muñeca cuando me lo quité. El pulso de esa mano me habia quedado menos firme, para siempre, y cuando la dejo quieta se le nota que tiembla. Suerte que mis trabajos no requieren de precision ni de pulso de cirujano....
"que ironia"
El baston se aparta de él rapido cuando dice que heria animales a drede y engañaba a su hermano para que éste los curase. Mis ojos se entornan mirando al palo sospechosamente. Decido no hablar mas del asunto del capitán por ahora, cualquier cosa es adelantar cosas inciertas. Me encargo de volver a recordarle al soldado que guarde silencio. La tercera puerta está abierta, con lo cual, abandonamos ese sector. El trayecto se planteaba sencillo ahora que teniamos a un chivato con nosotros.... siempre y cuando no le diese por ponerse rebelde avanzariamos rapido. Y el conservaria su vida de PNJ-
-Andando, que queda mucho camino. Y calla la boca, que a mi no me engañas. -le suelto escuetamente al soldado, muy de modo rancio. En estos asuntos, dejamos atras el sector este (por fin!)
Y como suponía, aquellos mercenarios se habian largado sin si quiera pesteañear o hacer un intento por echarme una mano. Jodidos drows. No. Jodidos mercenarios. Está claro que si no hay mucha pasta por delante, ellos no funcionan. Que me lo esperase no quiere decir que ese hecho me enfurezca menos. Aunque tambien es cierto que no les habia pedido ayuda directamente.... ya podia estar ahogándome, que suplicar por auxilio no iba conmigo.
Afortunadamente, parece que todos han dejado de fijarse en mi, y que por lo visto, ya no les merece la pena seguir pegandonos chispazos. ¿Se habrian logrado quitar el dispositivo, donde quiera que lo tuvieramos? En fin...no era una opcion para mi. Por fortuna tambien, los efectos del sedante se han pasado y pienso con claridad nuevamente. Aunque las heridas ahora me duelen muchisimo...
No me arriesgo, he de esperar a que se vayan todos. He oido algo que le dice un soldado al capitan, sobre coger un aparato de respiracion o algo de la enfermeria. Que demonios pretenden? Cuando oigo la ultima puerta cerrarse, espero unos instantes....hasta no oir nada. Entonces actúo.
Pego un ultimo tiron, y con una punzada de dolor y un "crack" mi mano sale de la correa que la mantiene atada a la camilla. Eso si, mi pulgar se ha quedado desenganchado. Me incorporo, dejando escapar un gruñido, llevando mi mano a los vendajes del pecho. Los retiro para ver que mierdas me habian estado haciendo, pero cuando voy por la mitad, decido dejarlos, soltando un bufido de desesperacion al haber visto ahi mas puntos de sutura de los que habria deseado. Ahora que tengo una mano libre termino de remover las ataduras que puedan quedar, y recupero mi pulgar que ha quedado sobre la camilla. Con ayuda de la boca, lo encajo de mala manera donde estaba antes. No es muy funcional pero...al menos esta en su sitio. Seguro que si se lo meto a alguien en su ojo, se queda en el ojo de ese alguien y no en mi mano.
Me levanto, demasiado rapido, pues me mareo y estoy a punto de caer encima de uno de los monitores y enredarme con los cables. Me apoyo ahi, hasta que dejo de ver brillos delante de mis ojos. Y entonces lo veo...al lado de la camilla, en un carrito, una bandeja con instrumentos quirurgicos. Agarro un bisturí, y lo guardo en la cintura de mi pantalón. El del maldito uniforme que nos habian puesto ahi, al menos habian tenido la deferencia de dejarmelo, aunque eso si, voy descalzo. Con mi bisturí guardado me aproximo a la puerta. Esta se la habian dejado abierta.... Me asomo.... con mucha prudencia
"no hay nadie?"
Miro a mi alrededor, con desconfianza. Estoy a punto de salir pero recuerdo lo que dijo el soldado "llevar sistema de respiracion para poder moverte de ahora en adelante". No tenia ni idea de que podia significar eso, pero no bueno. Y si la seguridad del lugar debia de llevar de eso, seria por algo. Asi que dedico unos minutos a hurgar y a hurgar por ahi. Encuentro unas mascarillas, pero son bastante básicas, llevan filtros pero no se si eso seria suficiente. Me guardo un par, por si acaso, pero intento buscar algo que ademas de oxigeno. Deben de tenerlo. Vuelvo a mi camilla, encontrando algo más practico. Es algo mas tocho como marcarilla pero lleva un pequeño dispositivo que bombea oxigeno.
"no tengo ni la mas minima idea de como funcionaría esto, llegado el caso...."
-Joder
Pero me la llevo, ocupando el unico brazo que me queda. ¿Pero y si fuera lo que fuera, era invisible...? Vuelvo a la puerta, asomandome. Miro el mismo pasillo por el que se habian marchado el grupo de mercenarios y aquel soldado, aunque yo aquello no lo sabia. Tampoco sé que las puertas permanecen abiertas gracias a que los drows han forzado al soldado a abrirlas, pero avanzo aprovechandome de aquello.
Sin embargo avanzo muy despacio, apoyandome en la pared, deteniendome muchas veces... paranoico, esperando ver a un enemigo a la siguiente esquina para que me dispare. Está todo tan desertico y abandonado...y el hecho de que las puertas esten abiertas me mosquea tambien, pese a todo. Avanzo, dejando atrás poco a poco este sector.
Afortunadamente, parece que todos han dejado de fijarse en mi, y que por lo visto, ya no les merece la pena seguir pegandonos chispazos. ¿Se habrian logrado quitar el dispositivo, donde quiera que lo tuvieramos? En fin...no era una opcion para mi. Por fortuna tambien, los efectos del sedante se han pasado y pienso con claridad nuevamente. Aunque las heridas ahora me duelen muchisimo...
No me arriesgo, he de esperar a que se vayan todos. He oido algo que le dice un soldado al capitan, sobre coger un aparato de respiracion o algo de la enfermeria. Que demonios pretenden? Cuando oigo la ultima puerta cerrarse, espero unos instantes....hasta no oir nada. Entonces actúo.
Pego un ultimo tiron, y con una punzada de dolor y un "crack" mi mano sale de la correa que la mantiene atada a la camilla. Eso si, mi pulgar se ha quedado desenganchado. Me incorporo, dejando escapar un gruñido, llevando mi mano a los vendajes del pecho. Los retiro para ver que mierdas me habian estado haciendo, pero cuando voy por la mitad, decido dejarlos, soltando un bufido de desesperacion al haber visto ahi mas puntos de sutura de los que habria deseado. Ahora que tengo una mano libre termino de remover las ataduras que puedan quedar, y recupero mi pulgar que ha quedado sobre la camilla. Con ayuda de la boca, lo encajo de mala manera donde estaba antes. No es muy funcional pero...al menos esta en su sitio. Seguro que si se lo meto a alguien en su ojo, se queda en el ojo de ese alguien y no en mi mano.
Me levanto, demasiado rapido, pues me mareo y estoy a punto de caer encima de uno de los monitores y enredarme con los cables. Me apoyo ahi, hasta que dejo de ver brillos delante de mis ojos. Y entonces lo veo...al lado de la camilla, en un carrito, una bandeja con instrumentos quirurgicos. Agarro un bisturí, y lo guardo en la cintura de mi pantalón. El del maldito uniforme que nos habian puesto ahi, al menos habian tenido la deferencia de dejarmelo, aunque eso si, voy descalzo. Con mi bisturí guardado me aproximo a la puerta. Esta se la habian dejado abierta.... Me asomo.... con mucha prudencia
"no hay nadie?"
Miro a mi alrededor, con desconfianza. Estoy a punto de salir pero recuerdo lo que dijo el soldado "llevar sistema de respiracion para poder moverte de ahora en adelante". No tenia ni idea de que podia significar eso, pero no bueno. Y si la seguridad del lugar debia de llevar de eso, seria por algo. Asi que dedico unos minutos a hurgar y a hurgar por ahi. Encuentro unas mascarillas, pero son bastante básicas, llevan filtros pero no se si eso seria suficiente. Me guardo un par, por si acaso, pero intento buscar algo que ademas de oxigeno. Deben de tenerlo. Vuelvo a mi camilla, encontrando algo más practico. Es algo mas tocho como marcarilla pero lleva un pequeño dispositivo que bombea oxigeno.
"no tengo ni la mas minima idea de como funcionaría esto, llegado el caso...."
-Joder
Pero me la llevo, ocupando el unico brazo que me queda. ¿Pero y si fuera lo que fuera, era invisible...? Vuelvo a la puerta, asomandome. Miro el mismo pasillo por el que se habian marchado el grupo de mercenarios y aquel soldado, aunque yo aquello no lo sabia. Tampoco sé que las puertas permanecen abiertas gracias a que los drows han forzado al soldado a abrirlas, pero avanzo aprovechandome de aquello.
Sin embargo avanzo muy despacio, apoyandome en la pared, deteniendome muchas veces... paranoico, esperando ver a un enemigo a la siguiente esquina para que me dispare. Está todo tan desertico y abandonado...y el hecho de que las puertas esten abiertas me mosquea tambien, pese a todo. Avanzo, dejando atrás poco a poco este sector.
GAS TOXINE
Los sistemas de ventilación de todos los sectores son discretas rendijas en lo alto del techo de los pasillos y cámaras. A una orden de Andreas Willhelm (o varias, que preparar el gas ha llevado su tiempo) comandada desde el ordenador en el Sector Zero en el que me encuentro, toda la red de suministro de oxígeno del subterraneo había sido inundada con la toxina FI-R. Es una toxina gaseosa desarrollada por uno de los científicos del recinto, en la que había estado investigando recientemente. No se había probado aun en seres vivos racionales, pero este es el momento. Tanto para que sirvan de conejillos de indias como para que caigan de una vez. Esta toxina alucinógena es capaz de traer a la vida los peores temores de la víctima y hacer que los visualice, aunque la verdad está en su mente, su poder alucinógeno es muy alto.
Los soldados y personal militar y de seguridad han sido avisados para que tomen medidas de protección. La toxina empieza a liberarse por las rendijas de ventilación. Es un gas incoloro e inodoro….
No es mortal por necesidad, a no ser que tus peores miedos te hagan cometer locuras, a ti o a los que te rodean…. Los efectos son reversibles tras algo de tiempo sin estar expuesto a su inhalación.
Tras el calambrazo ya no volví a luchar. Había sido demasiado... Y en parte, creo, alargué un poco más aquella inmovilización para poder finalmente salir de allí. Los soldados fueron los que tuvieron que llevarme hasta la enfermería con la esperanza de que pudiera recuperarme. Me mantuve en absoluto silencio durante todo el trayecto y luché contra el sueño, o tal vez un posible desmayo. No podía caer, no aún...
Me llevaba un sabor amargo de aquella última contienda. Aquellos magos habían realmente logrado sacar lo peor de mí. Habían matado a dos soldados -y según sabría más tarde, un tercero- en su camino hacia la libertad. Y habían logrado huir, o al menos eso es lo que yo pude ver. Furioso por aquella derrota decidí no darle más vueltas: Si pretendía vengarme ya lo haría en otro momento. Y eso no era el último de mis problemas.
Tenía otro gran asunto entre manos que no me había podido dejar indiferente. Lo acontecido en aquella enfermería, la aparición de... Mi hermano. Qué irónico era todo, pensé. No estaba muy contento con saber que la Alianza había ocultado aquella información adrede. Porque ellos lo sabían perfectamente: Tenía un puñetero hermano. Y lo habían escondido para mantenerme sumiso, para que fuera un buen perro y para que me comportara como era debido. Y eso no lo iba a permitir. En cuanto me recuperara un poco ya sabía muy bien que iría a hacer. Los tenía medianamente localizados, a esos. Eso me facilitaría mucho mi próximo objetivo.
Y con todo eso en mente, en cuanto fui tumbado en una de las camillas, decidí que aquella noche -o mañana- no sería de sueño. Necesitaba pensar mucho mis próximos planes, y para ello, necesitaría largas y largas horas de reflexión a solas. Y no me sobraba el tiempo, por primera vez en mi vida.
Me llevaba un sabor amargo de aquella última contienda. Aquellos magos habían realmente logrado sacar lo peor de mí. Habían matado a dos soldados -y según sabría más tarde, un tercero- en su camino hacia la libertad. Y habían logrado huir, o al menos eso es lo que yo pude ver. Furioso por aquella derrota decidí no darle más vueltas: Si pretendía vengarme ya lo haría en otro momento. Y eso no era el último de mis problemas.
Tenía otro gran asunto entre manos que no me había podido dejar indiferente. Lo acontecido en aquella enfermería, la aparición de... Mi hermano. Qué irónico era todo, pensé. No estaba muy contento con saber que la Alianza había ocultado aquella información adrede. Porque ellos lo sabían perfectamente: Tenía un puñetero hermano. Y lo habían escondido para mantenerme sumiso, para que fuera un buen perro y para que me comportara como era debido. Y eso no lo iba a permitir. En cuanto me recuperara un poco ya sabía muy bien que iría a hacer. Los tenía medianamente localizados, a esos. Eso me facilitaría mucho mi próximo objetivo.
Y con todo eso en mente, en cuanto fui tumbado en una de las camillas, decidí que aquella noche -o mañana- no sería de sueño. Necesitaba pensar mucho mis próximos planes, y para ello, necesitaría largas y largas horas de reflexión a solas. Y no me sobraba el tiempo, por primera vez en mi vida.
Trama Global II finalizada
El asalto a los campos de concentración ha finalizado. Durante el mismo se ha liberado a algunos de los prisioneros, más no a todos, que tendrán que seguir encerrados. Se han producido algunos destrozos en las instalaciones, especialmente en puertas, y algunos soldados de la Alianza han muerto. El bando asaltante ha conseguido salir a duras penas. Tras esta batalla los heridos de uno y otro bando requerirán también tiempo de recuperación para sanar, acudiendo para ello a sus respectivos hospitales o enfermerías.
PS: 118 + 3 días (60) = Full HP.
Habían sido unos días de recuperación y descanso, aunque yo no acababa de estar muy satisfecho con tener que quedarme allí quieto habiendo tantas cosas que hacer. Me habían curado las múltiples heridas: La del cuello, la de la espalda, la de la cara y la de la oreja. Solicité en múltiples ocasiones un permiso para abandonar la enfermería, no creyendo que fueran heridas graves, pero sin embargo habían órdenes de no dejarme marchar hasta que estuviera totalmente recuperado. La única ocasión en la que pude irme de allí fue para responder a la prensa y regresar.
Había pasado un día más desde aquello. Me había dedicado a reflexionar, en silencio, siempre pensativo, siempre calculando. Las posibilidades. Qué hacer. Todos mis pensamientos acababan realmente dirigidos a mi futuro, a qué quería hacer yo, qué planes tenía... Me acaricié la hinchada mejilla, uno de los pocos recuerdos que me quedaban de mi hermano, quien me había rebentado la cara a puñetazos. Muy simpático, él. Con una sonrisa irónica en la cara me incorporé un poco en la camilla. Había un enfermero por allí que me miró con ojos desconfiados y a la vez atemorizados, pero pronto hizo ver que atendía otros asuntos.
Los odiaba. Los odiaba con todo mi ser, me parecían despreciables, asquerosos, repugnantes. Todos ellos lo sabían perfectamente, sabían que yo tenía un hermano. Cuchicheaban al respecto y me temían por ello. Pero ni uno tuvo el acierto de explicarme que, tiempo atrás, habían abierto en canal a uno muy similar a mí solo por mera curiosidad. Me llevé una mano en la nuca y durante unos segundos mis ojos resplandecieron en carmesí, bajo la idea de acabar con todo lo que hubiera en aquella puta enfermería. Pero la furia se pasó en cuestión de segundos.
-"Prudencia, Ailanthus... Todo a su tiempo."- También estaban las imágenes de los soldados muertos atormentando mis sueños. Aquellos magos. Estaba en la Alianza para exterminar monstruos como aquellos. Y seguía queriendo. ¿Pero era realmente la muerte, la violencia, respuesta a todo? Yo empezaba a pensar que debía haber una manera pacífica. Había logrado mantener una conversación con algunos del bando enemigo, ¿No? ¿No podría pararse todo de una vez? ¿Aunque si los de la Alianza dejaban las armas, qué aseguraría que los magos no querrían tomar de nuevo el poder?
Tic, tac. Y el reloj marcó las doce del mediodía. No tenía que estar ni un segundo más en aquella enfermería. Me levanté y me marché sin decir siquiera ni pío, aunque al salir me encontré con una terrible decepción. Y es que no estaba mi moto. Tendría que encargarme de eso... Pero por ahora me resultaba prioritario ir a otros lares. Me acoplé a un jeep que salía en dirección a Londres y salí de aquel infierno de una vez por todas.
__________________________________________________________________________________________
Habían sido unos días de recuperación y descanso, aunque yo no acababa de estar muy satisfecho con tener que quedarme allí quieto habiendo tantas cosas que hacer. Me habían curado las múltiples heridas: La del cuello, la de la espalda, la de la cara y la de la oreja. Solicité en múltiples ocasiones un permiso para abandonar la enfermería, no creyendo que fueran heridas graves, pero sin embargo habían órdenes de no dejarme marchar hasta que estuviera totalmente recuperado. La única ocasión en la que pude irme de allí fue para responder a la prensa y regresar.
Había pasado un día más desde aquello. Me había dedicado a reflexionar, en silencio, siempre pensativo, siempre calculando. Las posibilidades. Qué hacer. Todos mis pensamientos acababan realmente dirigidos a mi futuro, a qué quería hacer yo, qué planes tenía... Me acaricié la hinchada mejilla, uno de los pocos recuerdos que me quedaban de mi hermano, quien me había rebentado la cara a puñetazos. Muy simpático, él. Con una sonrisa irónica en la cara me incorporé un poco en la camilla. Había un enfermero por allí que me miró con ojos desconfiados y a la vez atemorizados, pero pronto hizo ver que atendía otros asuntos.
Los odiaba. Los odiaba con todo mi ser, me parecían despreciables, asquerosos, repugnantes. Todos ellos lo sabían perfectamente, sabían que yo tenía un hermano. Cuchicheaban al respecto y me temían por ello. Pero ni uno tuvo el acierto de explicarme que, tiempo atrás, habían abierto en canal a uno muy similar a mí solo por mera curiosidad. Me llevé una mano en la nuca y durante unos segundos mis ojos resplandecieron en carmesí, bajo la idea de acabar con todo lo que hubiera en aquella puta enfermería. Pero la furia se pasó en cuestión de segundos.
-"Prudencia, Ailanthus... Todo a su tiempo."- También estaban las imágenes de los soldados muertos atormentando mis sueños. Aquellos magos. Estaba en la Alianza para exterminar monstruos como aquellos. Y seguía queriendo. ¿Pero era realmente la muerte, la violencia, respuesta a todo? Yo empezaba a pensar que debía haber una manera pacífica. Había logrado mantener una conversación con algunos del bando enemigo, ¿No? ¿No podría pararse todo de una vez? ¿Aunque si los de la Alianza dejaban las armas, qué aseguraría que los magos no querrían tomar de nuevo el poder?
Tic, tac. Y el reloj marcó las doce del mediodía. No tenía que estar ni un segundo más en aquella enfermería. Me levanté y me marché sin decir siquiera ni pío, aunque al salir me encontré con una terrible decepción. Y es que no estaba mi moto. Tendría que encargarme de eso... Pero por ahora me resultaba prioritario ir a otros lares. Me acoplé a un jeep que salía en dirección a Londres y salí de aquel infierno de una vez por todas.
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el jefazo había dado ordenes, asi que ahí estábamos yo y mi equipo medico que habíamos trasladado a uno de los prisioneros, el que habían solicitado.
"haz esto, haz lo otro, todo el dia mandando! y mis vacaciones cuando?"
Hemos tenedo la deferencia de sedarlo un poquito. No por el, si no porque no queremos que se entere de donde le vamos a implantar aquel micro...y para que se este quietecito y callado.
Habían dicho que en un sitio inhóspito del cuerpo, y eso hacemos, pero en buen sitio para que pueda captar el sonido de lo que sea que vayan a querer espiar. Reensamblamos la pierna mecánica que le arrancamos al mago, el brazo se lo dejamos tal cual, manco perdido....Andreas no había dado ordenes de arreglarle eso. Cuando esta listo, aun bajo los efectos de la sedación, pido que lo aseen una miaja y le pongan ropas que no sean de esas que te dejan el culo al aire, porque si lo ha pedido el Ministro de Paz no querra ver culos. Digo yo.
"le iran los culos?"
-Mmmm.....
Tras terminar todo aquello, salimos con el prisionero en una camilla y solicitamos un furgón blindado, marchándonos del recinto.
"haz esto, haz lo otro, todo el dia mandando! y mis vacaciones cuando?"
Hemos tenedo la deferencia de sedarlo un poquito. No por el, si no porque no queremos que se entere de donde le vamos a implantar aquel micro...y para que se este quietecito y callado.
Habían dicho que en un sitio inhóspito del cuerpo, y eso hacemos, pero en buen sitio para que pueda captar el sonido de lo que sea que vayan a querer espiar. Reensamblamos la pierna mecánica que le arrancamos al mago, el brazo se lo dejamos tal cual, manco perdido....Andreas no había dado ordenes de arreglarle eso. Cuando esta listo, aun bajo los efectos de la sedación, pido que lo aseen una miaja y le pongan ropas que no sean de esas que te dejan el culo al aire, porque si lo ha pedido el Ministro de Paz no querra ver culos. Digo yo.
"le iran los culos?"
-Mmmm.....
Tras terminar todo aquello, salimos con el prisionero en una camilla y solicitamos un furgón blindado, marchándonos del recinto.
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Todo procedió con normalidad. Tal vez el anciano no tuviera ya demasiadas fuerzas o ganas de seguir luchando… En el fondo, casi que lo comprendía. Si habíamos descubierto algo de su raza era que vivían demasiado. Los dos condenados elfos negros que habían pasado por aquí tenían edades que, en otras razas, habrían supuesto la más absoluta vejez. No quería ni pensar cuanto podría tener un anciano como él. Pero en aquel momento las características de su raza me eran irrelevantes, lo único que necesitábamos era carne en la que hacer nuestras pruebas.
Una vez en la “enfermería”, tocaba hacer los protocolos de seguridad. -Atadlo a la cama y eso… Y no os confiéis mucho.- Y con la misma normalidad del viaje las cosas pudieron hacerse. -¿Es tu primera vez aquí?- No con calidad de paciente, si no como conejillo de indias. Caminé hacia la mesita donde tenía varias cosas que probar… Casi todo relacionado a los chips. -Bueno… Te explico un poco todo lo que debes saber. Nosotros hacemos lo que nos da la realísima gana y tu te aguantas. ¿Entendido? Esos terroristas con los que te juntabas…- Teníamos las grabaciones de los centinelas. -Acabaron por entenderlo, por las malas o por las buenas.- No era del todo cierto.
Pero todo el mundo sabía que la mentira era el pan de cada día allí. -Nos han dicho que… Sería conveniente dejaros menos libertad a vosotros, los posibles futuros ejecutores, para que no se dieran más traiciones. Estamos a la espera de una solución casi definitiva… Pero por ahora tenemos otras soluciones. Un chip que da descargas hace mucho, pero no debería ser difícil insertarle pequeñas cantidades de sustancias para alterar el comportamiento. No es control mental, pero si una… Dificultad añadida para tus futuros enemigos.- Cogí una jeringa, con un líquido rojizo en ella.
El único problema de aquello es que muchas de esas sustancias, a no ser que fueran venenos, no servirían si los dejaban inconscientes antes de operar. Aunque siempre podía evitarse que los dejaran inconscientes activando las dosis de aquello antes. Más cuando habían encontrado formas de poner escuchas en sus cuerpos, y tal vez incluso cámaras en sus ojos. -Veamos…- Busqué la vena directamente en su cuello. Los intentos que gastara en aquello me eran irrelevantes. Que sufriera un poco. Cuando lo hice inserté aquel líquido, en una dosis nimia para reducir su duración, pero suficiente para provocar un efecto completo.
Debía provocar en él una reacción de agresividad absoluta. Que perdiera los estribos e ignorara su consciencia en un intento de atacar a cualquier cosa que se moviera. Estando atado no debía ser un problema, e incluso podría provocar que intentara usar la magia, lo que daría un bonito calambre. Con una sonrisa en el rostro y los dos soldados expectantes, esperé a que hiciera efecto. -¿Y bien?
Una vez en la “enfermería”, tocaba hacer los protocolos de seguridad. -Atadlo a la cama y eso… Y no os confiéis mucho.- Y con la misma normalidad del viaje las cosas pudieron hacerse. -¿Es tu primera vez aquí?- No con calidad de paciente, si no como conejillo de indias. Caminé hacia la mesita donde tenía varias cosas que probar… Casi todo relacionado a los chips. -Bueno… Te explico un poco todo lo que debes saber. Nosotros hacemos lo que nos da la realísima gana y tu te aguantas. ¿Entendido? Esos terroristas con los que te juntabas…- Teníamos las grabaciones de los centinelas. -Acabaron por entenderlo, por las malas o por las buenas.- No era del todo cierto.
Pero todo el mundo sabía que la mentira era el pan de cada día allí. -Nos han dicho que… Sería conveniente dejaros menos libertad a vosotros, los posibles futuros ejecutores, para que no se dieran más traiciones. Estamos a la espera de una solución casi definitiva… Pero por ahora tenemos otras soluciones. Un chip que da descargas hace mucho, pero no debería ser difícil insertarle pequeñas cantidades de sustancias para alterar el comportamiento. No es control mental, pero si una… Dificultad añadida para tus futuros enemigos.- Cogí una jeringa, con un líquido rojizo en ella.
El único problema de aquello es que muchas de esas sustancias, a no ser que fueran venenos, no servirían si los dejaban inconscientes antes de operar. Aunque siempre podía evitarse que los dejaran inconscientes activando las dosis de aquello antes. Más cuando habían encontrado formas de poner escuchas en sus cuerpos, y tal vez incluso cámaras en sus ojos. -Veamos…- Busqué la vena directamente en su cuello. Los intentos que gastara en aquello me eran irrelevantes. Que sufriera un poco. Cuando lo hice inserté aquel líquido, en una dosis nimia para reducir su duración, pero suficiente para provocar un efecto completo.
Debía provocar en él una reacción de agresividad absoluta. Que perdiera los estribos e ignorara su consciencia en un intento de atacar a cualquier cosa que se moviera. Estando atado no debía ser un problema, e incluso podría provocar que intentara usar la magia, lo que daría un bonito calambre. Con una sonrisa en el rostro y los dos soldados expectantes, esperé a que hiciera efecto. -¿Y bien?
Me dejo llevar por la absoluta apatía, hasta el punto de no luchar ni hacer nada cuando me atan a la camilla del laboratorio. Sea lo que sea sólo espero que terminen rápido. Es irónico acabar así después de toda una vida como guerrero, una vida bien vivida. Poco me queda por hacer ya, me he dado cuenta de que no merece la pena luchar para cambiar el mundo, eso sólo es una idea utópica perseguida por los jóvenes. Es normal, todavía no están cansados de la vida ni se han dado cuenta de que hay cosas que se repiten siempre, por más que se intente actuar en contra.
Lanzo una mirada vacía al científico cuando me pregunta si es mi primera vez aquí, ignorando su fútil intento de mantener una conversación que pretende ser normal. Justo lo que ya sabía, que hacen lo que les da la gana. - Pues acaba de una vez.- respondo lacónicamente, girando la cabeza hacia otro lado. Intentaré pensar en otras cosas, otros lugares, otros tiempos, todos ellos mejores. Quieren convertirme en una especie de títere que trabaje para ellos, cosa que habría aceptado en otro momento por el mero hecho de salir al exterior, de ser libre. No me habría importado matar a quien fuese, soy un mercenario y no tengo lealtad a nadie excepto a mi mismo. Lo hubiese aceptado...en caso de no ser tan viejo, estar tan harto de todo y en caso de que no fuese una falsa libertad condicionada por un chip de esos en mi cuerpo.
Entonces empieza con esa historia de que no es control mental, algo que me da muy mala espina porque sería bastante similar. Y esa aguja con el líquido rojizo que no augura nada bueno. Rata de laboratorio, eso es lo que soy ahora. Intento removerme para evitar que me meta eso, preferiría que me matase antes de que siguiera experimentando conmigo. - Clávate tú esa puñetera aguja. No lograrás nada conmigo, un anciano no aguantará muchos experimentos. Y tendrás que decirle a tus jefes que has fracasado con uno de los pocos prisioneros que tenéis. - me había fijado, no tenían el lugar a rebosar de presos. Tal vez porque los maten, tal vez porque no capturen suficientes. No consigo evitar que me clave la aguja, aunque gruña y patalee. El líquido entra en mi cuerpo, comenzando a provocar una reacción extraña en mí. El corazón se acelera de manera repentina, las pupilas se dilatan, y una especie de calor interno recorrer todo mi cuerpo. Trato de levantarme como un loco, aullando y gritando como un animal que quiere librarse de sus ataduras. Blasfemo en mi propia lengua, la que utilizo en tan escasas ocasiones. Clavo mis furiosos ojos rojos en los del científico, lanzando una dentallada con la que intento arrancarle la mano.
- ¡VOY A ACABAR CON TODA TU ESPECIE! ¡LOS TERRORES DE LAS PROFUNDIDADES ACABARÁN CON VOSOTROS! ¡EL FIN DEL MUNDO ESTÁ CERCA, CERCA, CERCA! - en medio de mis forcejeos hago un intento de hacer que la tierra de la sala tiemble gracias a mi control de ésta, de manera casi instintiva, pero al mínimo intento recibo una potente descarga que hace que me sacuda de pies a cabeza, dejando mis músculos paralizados y...comenzando a fibrilar.
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dado probabilidad para ver si solo se le paralizan los músculos o también el corazón (es un vejestorio)
Lanzo una mirada vacía al científico cuando me pregunta si es mi primera vez aquí, ignorando su fútil intento de mantener una conversación que pretende ser normal. Justo lo que ya sabía, que hacen lo que les da la gana. - Pues acaba de una vez.- respondo lacónicamente, girando la cabeza hacia otro lado. Intentaré pensar en otras cosas, otros lugares, otros tiempos, todos ellos mejores. Quieren convertirme en una especie de títere que trabaje para ellos, cosa que habría aceptado en otro momento por el mero hecho de salir al exterior, de ser libre. No me habría importado matar a quien fuese, soy un mercenario y no tengo lealtad a nadie excepto a mi mismo. Lo hubiese aceptado...en caso de no ser tan viejo, estar tan harto de todo y en caso de que no fuese una falsa libertad condicionada por un chip de esos en mi cuerpo.
Entonces empieza con esa historia de que no es control mental, algo que me da muy mala espina porque sería bastante similar. Y esa aguja con el líquido rojizo que no augura nada bueno. Rata de laboratorio, eso es lo que soy ahora. Intento removerme para evitar que me meta eso, preferiría que me matase antes de que siguiera experimentando conmigo. - Clávate tú esa puñetera aguja. No lograrás nada conmigo, un anciano no aguantará muchos experimentos. Y tendrás que decirle a tus jefes que has fracasado con uno de los pocos prisioneros que tenéis. - me había fijado, no tenían el lugar a rebosar de presos. Tal vez porque los maten, tal vez porque no capturen suficientes. No consigo evitar que me clave la aguja, aunque gruña y patalee. El líquido entra en mi cuerpo, comenzando a provocar una reacción extraña en mí. El corazón se acelera de manera repentina, las pupilas se dilatan, y una especie de calor interno recorrer todo mi cuerpo. Trato de levantarme como un loco, aullando y gritando como un animal que quiere librarse de sus ataduras. Blasfemo en mi propia lengua, la que utilizo en tan escasas ocasiones. Clavo mis furiosos ojos rojos en los del científico, lanzando una dentallada con la que intento arrancarle la mano.
- ¡VOY A ACABAR CON TODA TU ESPECIE! ¡LOS TERRORES DE LAS PROFUNDIDADES ACABARÁN CON VOSOTROS! ¡EL FIN DEL MUNDO ESTÁ CERCA, CERCA, CERCA! - en medio de mis forcejeos hago un intento de hacer que la tierra de la sala tiemble gracias a mi control de ésta, de manera casi instintiva, pero al mínimo intento recibo una potente descarga que hace que me sacuda de pies a cabeza, dejando mis músculos paralizados y...comenzando a fibrilar.
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El miembro 'Szyraenk Baenre' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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No estaba charlatán, el pobre. Ya lo haríamos hablar todo lo que quisiéramos con nuestras cosas. No era raro que algunos presos no quisieran mediar palabra, o incluso que otros dieran demasiadas… A mi tan callados me aburrían, pero no me servían para alimentar mi asco y justificar a los soldados porqué aquellos seres eran tan inhumanos como asegurábamos al resto del mundo. Había mucha más dignidad en el silencio que en los gritos desesperados que soltaban algunos al sencillamente mirarles por demasiado rato. Sin embargo si abrió la boca para pedirme que acabara de una vez.
-Y acabaré cuando a mi me plazca. Las sesiones tienden a alargarse varios días, porque sobretodos los enclenques y viejos como tu no podéis aguantar demasiado a la vez sin un infartito.- Suspiré burlonamente. Estaba muy bien atado, así que no debía darme mayor problema. En el fondo, muy en el fondo, lo de experimentar en viejos era algo ligeramente más difícil moralmente. Era como los ratones de laboratorio. ¿Después de llegar tan lejos no era mejor que murieran más dignamente? Pero por otra parte, a diferencia de los ratones, la raza de aquel… hombre me daba mucho asco. Y eso me permitía proceder con toda la naturalidad del mundo.
Mostró signos de rebeldía cuando vio la aguja, gruñendo que me la clavara yo y que tendría que hablar a mis jefes… -Oh, pero si a los jefes les da igual. Nos están dando prisas para que descubramos algo, y las prisas son muy incompatibles con eso de tener cuidadito de no cargarse gente. Y según nos han dicho tendremos pronto muchos más rehenes.- Los efectos de la aguja, que no consiguió evitar, no se hicieron de esperar. Pronto empezó a manifestar claros signos de nervios. Todo a tope. Incluso trató morderme, tan desbocado como estaba. Aparté la mano con asco y un soldado se acercó para encañonarlo más de cerca, aunque aún con una prudente distancia.
-Mira, si tiene el efecto esperado. Qué extraño.- Murmuré con una sonrisa tal y como chillaba cosas de muy escaso sentido. ¿El fin del mundo? ¡Por favor! Lo de las profundidades tenía algo más de sentido. El traidor había hablado muchas veces de los horrores que se retorcían en las cuevas… Pero no le di mayor importancia. -Espera, ¿No irás a…- Si.
Calambre. Eso no lo había previsto, que como respuesta a la cólera tratara de usar la magia. El calambre debió quitarle las ganas de seguir intentándolo, pero no es que quedara mucha razón. -¡Tu, el de ahí! Anotalo. Si implementamos esta substancia al chip hay que hacer algo para que sea útil. ¿De qué nos sirve una máquina de matar si se mata ella sola?- Cogí otra aguja. No podía permitirme perder a aquel drow a calambrazos, pero tampoco iba a desactivar el chip. A saber que iba a hacer. Mandé a uno de los soldados que disparara un dardo tranquilizante… No lo suficiente para adormecerlo pero sí para poder acercarme a él de nuevo. La mezcla de substancias en el cuerpo podía generar complicaciones. Pero bueno. Mientras no lo matara…
-Puesss… Tendremos que comentarle al jefe ese pequeño problemita. Y me parece que será mejor no inyectarle mucha más substancia por ahora, aunque tenemos chips que podríamos utilizar con él… ¿Qué tal, viejuno? ¿Más calmadito?
-Y acabaré cuando a mi me plazca. Las sesiones tienden a alargarse varios días, porque sobretodos los enclenques y viejos como tu no podéis aguantar demasiado a la vez sin un infartito.- Suspiré burlonamente. Estaba muy bien atado, así que no debía darme mayor problema. En el fondo, muy en el fondo, lo de experimentar en viejos era algo ligeramente más difícil moralmente. Era como los ratones de laboratorio. ¿Después de llegar tan lejos no era mejor que murieran más dignamente? Pero por otra parte, a diferencia de los ratones, la raza de aquel… hombre me daba mucho asco. Y eso me permitía proceder con toda la naturalidad del mundo.
Mostró signos de rebeldía cuando vio la aguja, gruñendo que me la clavara yo y que tendría que hablar a mis jefes… -Oh, pero si a los jefes les da igual. Nos están dando prisas para que descubramos algo, y las prisas son muy incompatibles con eso de tener cuidadito de no cargarse gente. Y según nos han dicho tendremos pronto muchos más rehenes.- Los efectos de la aguja, que no consiguió evitar, no se hicieron de esperar. Pronto empezó a manifestar claros signos de nervios. Todo a tope. Incluso trató morderme, tan desbocado como estaba. Aparté la mano con asco y un soldado se acercó para encañonarlo más de cerca, aunque aún con una prudente distancia.
-Mira, si tiene el efecto esperado. Qué extraño.- Murmuré con una sonrisa tal y como chillaba cosas de muy escaso sentido. ¿El fin del mundo? ¡Por favor! Lo de las profundidades tenía algo más de sentido. El traidor había hablado muchas veces de los horrores que se retorcían en las cuevas… Pero no le di mayor importancia. -Espera, ¿No irás a…- Si.
Calambre. Eso no lo había previsto, que como respuesta a la cólera tratara de usar la magia. El calambre debió quitarle las ganas de seguir intentándolo, pero no es que quedara mucha razón. -¡Tu, el de ahí! Anotalo. Si implementamos esta substancia al chip hay que hacer algo para que sea útil. ¿De qué nos sirve una máquina de matar si se mata ella sola?- Cogí otra aguja. No podía permitirme perder a aquel drow a calambrazos, pero tampoco iba a desactivar el chip. A saber que iba a hacer. Mandé a uno de los soldados que disparara un dardo tranquilizante… No lo suficiente para adormecerlo pero sí para poder acercarme a él de nuevo. La mezcla de substancias en el cuerpo podía generar complicaciones. Pero bueno. Mientras no lo matara…
-Puesss… Tendremos que comentarle al jefe ese pequeño problemita. Y me parece que será mejor no inyectarle mucha más substancia por ahora, aunque tenemos chips que podríamos utilizar con él… ¿Qué tal, viejuno? ¿Más calmadito?
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El miembro 'Científico Alianza Humana' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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La maldita descarga eléctrica ha sido demasiado para el corazón de un viejo, que comienza a fibrilar de manera irremediable. El científico utiliza un tranquilizante cuando sucede eso, pero no es lo que se necesita en ese momento, ya que eso no detiene el ataque. Otro médico que se encuentra en la sala prepara el aparato desfibrilador, colocando los electrodos sobre el pecho para revertir el proceso. Utiliza dos o tres descargas controladas, lo suficiente para que el latido vuelva a normalizarse. Después inyecta en vena algunos fármacos antiarrítmicos.
Tras unos minutos vuelvo más o menos a la normalidad, aunque estoy algo atontado por el tranquilizante ese que me pusieron antes. Allí sigue la cara del científico, preguntando no sé qué estupidez sobre si estoy más tranquilo. Teniendo en cuenta que lo que hace casi me mata... - No mereces ni respuesta, despojo...- murmuro débilmente, ya sin esperanzas de que al menos me haga el favor de matarme sin torturas. No sé qué me han hecho antes, pero todavía siento esa rabia recorriendo todo mi cuerpo. Me niego a darle conversación, ¿para qué? estoy harto. Quieren usarme, eso está claro, pero mi voluntad aquí no vale nada. Al final será lo que han dicho, harán lo que quieran. Debería abandonar, sin más. Ya encontraré la manera de escapar de esto, aunque sea por las malas. Mi respiración sigue siendo pesada e irregular, en este momento estoy agotado y sin ganas de oponerme.
- Ahórrate tanto experimento, ¿Queréis que mate?... pues vale, reventaré cabezas de seres mágicos sin remordimientos, no sería la primera vez. Cualquier cosa con dejar de ver tu careto de subnormal. Llévame de vuelta a la celda ya. Eso o dame una puta arma para convertirme en vuestro asesino. - consigo pronunciar la última frase con algo más de fuerza, a ver si ya se da por aludido y deja de marearme intentando cosas.
Tras unos minutos vuelvo más o menos a la normalidad, aunque estoy algo atontado por el tranquilizante ese que me pusieron antes. Allí sigue la cara del científico, preguntando no sé qué estupidez sobre si estoy más tranquilo. Teniendo en cuenta que lo que hace casi me mata... - No mereces ni respuesta, despojo...- murmuro débilmente, ya sin esperanzas de que al menos me haga el favor de matarme sin torturas. No sé qué me han hecho antes, pero todavía siento esa rabia recorriendo todo mi cuerpo. Me niego a darle conversación, ¿para qué? estoy harto. Quieren usarme, eso está claro, pero mi voluntad aquí no vale nada. Al final será lo que han dicho, harán lo que quieran. Debería abandonar, sin más. Ya encontraré la manera de escapar de esto, aunque sea por las malas. Mi respiración sigue siendo pesada e irregular, en este momento estoy agotado y sin ganas de oponerme.
- Ahórrate tanto experimento, ¿Queréis que mate?... pues vale, reventaré cabezas de seres mágicos sin remordimientos, no sería la primera vez. Cualquier cosa con dejar de ver tu careto de subnormal. Llévame de vuelta a la celda ya. Eso o dame una puta arma para convertirme en vuestro asesino. - consigo pronunciar la última frase con algo más de fuerza, a ver si ya se da por aludido y deja de marearme intentando cosas.
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Quizás me importaba tan poco el viejo que ni me puse yo a preocuparme del desfibrilador de las narices. Suerte que hubo uno más atento… Haber perdido tan pronto un bonito sujeto experimental habría sido una pérdida tremenda, al menos, por aquel momento. Estaba ansioso por el ataque de la Alianza y por conseguir nuevos sujetos para poder desperdiciarlos más. El otro médico le puso las inyecciones mierdas necesarias. Y yo pensé que debía tener de todo ya correteándole por las venas.
Pero no lo habíamos perdido porque tuvo la decencia de responderme con sus insultos y sus rabias. -¿No te has muerto? Oh, perfecto.- Sonreí levemente. Lo notaba poco animado en general. Era de esos presos que parecían haber perdido un poco la voluntad de vivir… Lo cual podía ser bastante conveniente para nuestros planes, pues doblegarlos hasta que juraran fidelidad eterna a la Alianza era relativamente más fácil contra aquellos que tampoco se resistían demasiado.
Y más feliz estuve cuando me confirmó mis sospechas. Que le diéramos un arma para que matara por nosotros, y más insultos, y… -Normalmente no dejamos que tomen decisiones tan rápido, los presos. Pero creo que ya hemos llegado un punto en el que nos da igual. Sabes que te podemos matar en cualquier momento… A ti los calambres te sientan especialmente mal.- Hice un par de gestos a los soldados para que se encargaran de girarlo boca abajo. -Y tenemos nuestras cosas… Quizás te podemos meter en un ataque. Ahí se verá tu fidelidad. Pero… En fin.
Le indiqué a uno de los enfermeros que lo anestesiara mientras buscaba el bisturí. Lo posterior consistió meramente en la operación para cambiar el chip a ese nuevo, experimental -quizás era un poco apresurado- y uno con la capacidad de escucha. Nos permitiría estar seguros de que no nos fuera a traicionar en cualquier momento. Si hacía algo raro, pues… Haríamos lo que tocara. Fue una operación relativamente sencilla el intercambiar el chip. Tardamos un rato en devolverlo a la celda. Ya solo sería cuestión de hacer trámites y otras cosas lo de ponerle la pistola en la mano y llevarlo con algún responsable para que empezara a trabajar como Ejecutor.
Pero no lo habíamos perdido porque tuvo la decencia de responderme con sus insultos y sus rabias. -¿No te has muerto? Oh, perfecto.- Sonreí levemente. Lo notaba poco animado en general. Era de esos presos que parecían haber perdido un poco la voluntad de vivir… Lo cual podía ser bastante conveniente para nuestros planes, pues doblegarlos hasta que juraran fidelidad eterna a la Alianza era relativamente más fácil contra aquellos que tampoco se resistían demasiado.
Y más feliz estuve cuando me confirmó mis sospechas. Que le diéramos un arma para que matara por nosotros, y más insultos, y… -Normalmente no dejamos que tomen decisiones tan rápido, los presos. Pero creo que ya hemos llegado un punto en el que nos da igual. Sabes que te podemos matar en cualquier momento… A ti los calambres te sientan especialmente mal.- Hice un par de gestos a los soldados para que se encargaran de girarlo boca abajo. -Y tenemos nuestras cosas… Quizás te podemos meter en un ataque. Ahí se verá tu fidelidad. Pero… En fin.
Le indiqué a uno de los enfermeros que lo anestesiara mientras buscaba el bisturí. Lo posterior consistió meramente en la operación para cambiar el chip a ese nuevo, experimental -quizás era un poco apresurado- y uno con la capacidad de escucha. Nos permitiría estar seguros de que no nos fuera a traicionar en cualquier momento. Si hacía algo raro, pues… Haríamos lo que tocara. Fue una operación relativamente sencilla el intercambiar el chip. Tardamos un rato en devolverlo a la celda. Ya solo sería cuestión de hacer trámites y otras cosas lo de ponerle la pistola en la mano y llevarlo con algún responsable para que empezara a trabajar como Ejecutor.
Lucius Kakumei
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Después de haber contactado positivamente con Tobias para asegurarnos una cooperación en sus investigaciones, me interesan bastante la verdad, después de todo, un Kakumei vive para crear perfección allá donde fuere y estuviere y si no cooperan, les llevaré yo la evolución a sus puertas, es hora de que llevemos un poco de orden a este caótico universo y elevemos un poco a las razas inferiores para que salgan de su estancamiento. Mi organización consiguió contactar con uno de los líderes de la Alianza, Andreas, para confirmarle nuestra aprticipación con Andreas para sus futuros experimentos, traer conejillos de indias y todo lo que se oportunase necesario.
Aparezco delante del edificio de la Alianza, con varios de los mios cargando unos paquetes. Los soldados afirman que se encargarán ellos del traslado y que debo entrar solo. No pongo objecciones a sus demandas y les digo a mis muchachos que se retiren mientras los soldados cargan con lo que he traido y me llevan adentro, hasta la zona del laboratorio donde durante un tiempo voy a estar trabajando. La verdad es que están bastante avanzados, tienen un buen equipamiento, con todo lo que hay aquí, en poco tiempo podremos obtener resultados más que satisfactorios.
Aparezco delante del edificio de la Alianza, con varios de los mios cargando unos paquetes. Los soldados afirman que se encargarán ellos del traslado y que debo entrar solo. No pongo objecciones a sus demandas y les digo a mis muchachos que se retiren mientras los soldados cargan con lo que he traido y me llevan adentro, hasta la zona del laboratorio donde durante un tiempo voy a estar trabajando. La verdad es que están bastante avanzados, tienen un buen equipamiento, con todo lo que hay aquí, en poco tiempo podremos obtener resultados más que satisfactorios.
El traslado desde mi laboratorio resultó bastante sencillo, ya que apenas tenía que llevarme máquinas y aparatos de gran tamaño. Con las muestras que tenía y los informes de mis estudios será suficiente por ahora. Al llegar tuve algunos problemas con los centinelas y los guardias hasta que me autorizaron a entrar, según las órdenes del capitán del ejército de la Alianza y del ministro, los hermanos Wilhelm. Los científicos humanos se muestran algo reticentes a trabajar conmigo, cuando me los presentan no se muestran demasiado amables. Puede que me vean como amenaza o intruso, y sé que voy a estar muy vigilado. Sólo espero que no les de por encerrarme si algo les disgusta lo más mínimo. Intento mostrarme colaborativo con ellos, tratando de trabajar de igual a igual. En el fondo así debería ser, haríamos cosas grandes. Creo que un ser mágico con conocimientos científicos es superior a un ser sin magia y con conocimientos científicos, pero no se lo hago saber por pura cuestión de lógica y conveniencia. Mientras me establezco llega por fin la persona a la que estaba esperando, el líder del grupo que contactó conmigo hace unos días.
Salgo a su encuentro para presentarme y saludarlo de manera cordial, extendiendo la mano. - Hola. Tú debes ser el jefe de La Orden, ¿no? - Al menos este no va encapuchado y se le puede ver la cara. - Tu emisario me contó todo lo necesario, aunque no sé quién contacto con vosotros para daros la información...- ese asunto todavía me escama, aunque seguramente fuesen los de la Alianza. - Ven, te enseñaré el laboratorio y lo que vamos a empezar a hacer. No sé si eres de sangre mágica, pero si es así...nos van a tener bastante observados.
Salgo a su encuentro para presentarme y saludarlo de manera cordial, extendiendo la mano. - Hola. Tú debes ser el jefe de La Orden, ¿no? - Al menos este no va encapuchado y se le puede ver la cara. - Tu emisario me contó todo lo necesario, aunque no sé quién contacto con vosotros para daros la información...- ese asunto todavía me escama, aunque seguramente fuesen los de la Alianza. - Ven, te enseñaré el laboratorio y lo que vamos a empezar a hacer. No sé si eres de sangre mágica, pero si es así...nos van a tener bastante observados.
Lucius Kakumei
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Mi espera no se hace muy larga, después de pasar todos los apuros para poder entrar, llega mi compañero de experimentación, nos saludamos chocandonos la mano y lo acompaño para enseñarme el lugar y lo que vamos a hacer.
- Efectivamente, soy el Supervisor, aunque para ti seré Lucius Kakumei, después de todo, la base de la confianza está en saber dar un voto de confianza y espero que mi nombre real no sea mencionado a terceras personas, soy de sangre mágica aunque no me gustaría que nos den muchos problemas, después de todo vamos a ayudarles a ser más eficientes, deberían estar agradecidos.
Mientras sigo caminando con Tobias por la laboratorio, me doy cuenta por lo que me dice de que le pica bastante la curiosidad la manera en que obtuve la información, es normal, tenían una reunión "secreta" con todo lo secreta que peude ser cuando estas en un lugar donde suele ir alguna gente a rezar, sonriendo intento tranquilizar a mi acompañante.
- Tengo ojos y oidos por todas partes, señor Gutenberg, la información en esta época es una moneda muy valiosa y hay gente muy dispuesta a obtenerla por cualquier medio, tengo gente escondida en múltiples lugares y cuando la Alianza se reune con un ser mágico, eso no pasa muy desapercibido, recuerdele a los señores Wilhelm que en una iglesia el tono de voz debe ser moderado, alguien se puede llegar a enterar de los cuchicheos. Bien, ¿qué tenemos preparado para hacer con estos señores?
- Efectivamente, soy el Supervisor, aunque para ti seré Lucius Kakumei, después de todo, la base de la confianza está en saber dar un voto de confianza y espero que mi nombre real no sea mencionado a terceras personas, soy de sangre mágica aunque no me gustaría que nos den muchos problemas, después de todo vamos a ayudarles a ser más eficientes, deberían estar agradecidos.
Mientras sigo caminando con Tobias por la laboratorio, me doy cuenta por lo que me dice de que le pica bastante la curiosidad la manera en que obtuve la información, es normal, tenían una reunión "secreta" con todo lo secreta que peude ser cuando estas en un lugar donde suele ir alguna gente a rezar, sonriendo intento tranquilizar a mi acompañante.
- Tengo ojos y oidos por todas partes, señor Gutenberg, la información en esta época es una moneda muy valiosa y hay gente muy dispuesta a obtenerla por cualquier medio, tengo gente escondida en múltiples lugares y cuando la Alianza se reune con un ser mágico, eso no pasa muy desapercibido, recuerdele a los señores Wilhelm que en una iglesia el tono de voz debe ser moderado, alguien se puede llegar a enterar de los cuchicheos. Bien, ¿qué tenemos preparado para hacer con estos señores?
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