Recuerdo del primer mensaje :
El trabajo es muy duro, y algun mago puede acabar agotado o herido. Como es impensable trasladar a un prisionero hasta el hospital de la ciudad, se les atiende en el propio centro. Aunque aqui los cientificos tambien llevan a cabo algun que otro experimento de dudosa calidad moral.
Nota: en los temas de enfermería los personajes recuperan 20 PS por día (off rol, reales) que pasen aquí, contados desde el momento en que posteen o que otro personaje les traiga, explicitando en su post que están aquí.
Nota: en los temas de enfermería los personajes recuperan 20 PS por día (off rol, reales) que pasen aquí, contados desde el momento en que posteen o que otro personaje les traiga, explicitando en su post que están aquí.
Kyllian Evans
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Se sigue revolviendo en la camilla hasta que ve entrar al hombre rubio, rápidamente psa algo por su mente "uh~es mi tipo " pero al verlo mejor lo recuerda, es el pirado de las transmisiones, el que quemó a aquella chica en la hoguera la noche de luna roja frente a miles de personas y ahora se dirigía hacia él. -Genial el mayor pirado de inglaterra, ¡¿pero qué más me puede salir mal!?- dijo antes de que Éamon se pusiera a su lado y encendiera el cigarrillo -¿Ahora qué? ¿me lo vas a apagar en el ojo o algo así? ponte a la cola guaperas, el minion amarillo ha pillado turno, como en la carnicería aunque ya deberías saber como funcionan, tu mismo te encargas de masacrar a muchos cada día, ¿verdad? nos llamais monstruos pero deberías replantearte el concepto -
Cuando por fin se dispone a hablar, la verdad es que lo deja un poco desconcertado ¿De qué querría hablar una persona tan importante con él? nunca había tenido problemas con la alianza, siempre se había movido entre las sombras y nunca se había puesto del lado de nadie, ignorándolos a todos para mantenerse a salvo el máximo tiempo posible. -La suerte ya no existe, sobretodo en este lugar en el que parece que con solo mover una ceja tienes treinta lameculos a tus pies, si lo que quieres es información de algún tipo de grupo pierdes el tiempo, yo trabajo solo y siempre en mi propio beneficio-
Cuando por fin se dispone a hablar, la verdad es que lo deja un poco desconcertado ¿De qué querría hablar una persona tan importante con él? nunca había tenido problemas con la alianza, siempre se había movido entre las sombras y nunca se había puesto del lado de nadie, ignorándolos a todos para mantenerse a salvo el máximo tiempo posible. -La suerte ya no existe, sobretodo en este lugar en el que parece que con solo mover una ceja tienes treinta lameculos a tus pies, si lo que quieres es información de algún tipo de grupo pierdes el tiempo, yo trabajo solo y siempre en mi propio beneficio-
Éamon O'Connell
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Me da la impresión de que el joven todavía no ha sido torturado lo más mínimo, porque tiene todavía muchas ganas de hablar y de ponerse irónico. No sabe lo que le espera aquí. Lanzo una mirada de aburrimiento al muchacho cuando trata de moralizarme con lo del concepto de ser un monstruo, echándome en cara que soy el encargado de masacrar, o al menos de ordenarlo. - Ah, sí, la ración diaria de "eres lo peor". Ya la echaba de menos. - Son cosas que me dicen a diario, estoy acostumbrado a que me otorguen el papel de villano. Supongo que desde su perpectiva lo soy. Doy una larga calada al cigarro, echando el humo hacia un lado mientras me planteo eso de apagarle el cigarro en el ojo. - Si prefieres que sea en las pelotas...- comento con desinterés, plantando una mano en un lado de la camilla para acercarme más a él con un gesto bastante más serio que el anterior.
- No estamos aquí para hablar del bien y el mal, así que no me hagas enfadar, porque todo será mucho peor de lo que ya es. - amenazo en un tono bastante calmado, bajando la voz lo justo para que la conversación quede entre nosotros dos. Luego me viene con el cuento de que no sabe nada, de que va por libre y demás. Lo que dicen todos, me lo tengo muy visto. - Kyllian, ¿verdad? - así le llamaron en el bosque según los reportes de batalla que han traído. Kyllian, Leila y Altair, además de otro que tuvimos aquí, Ian. - No sé hasta qué punto valoras tu libertad, pero si nos ayudas a encontrar a Leila serás recompensado. Tú apenas tienes historial delictivo, por lo que la condena puede reducirse bastante. Ella es una peligrosa criminal, alteradora del orden público. Arengó a las masas para volverse contra el pacífico país que tratamos de construir. Debe ser juzgada y encerrada. No sería culpa tuya, porque la acabaremos encontrando, pero contigo será más rápido. Puedes empezar a colaborar ya, y evitarte situaciones desagradables como la del idiota de Black. - niego con la cabeza, mirando de reojo hacia la camilla en la que estaba Reiv.
- Tú decides. Llevarnos hasta ella y darnos información de su paradero, o complicar esto mucho más. Decide rápido, soy un hombre ocupado. El país no se gobierna solo. - puede que para otros sea secundario el encontrar a Leila, pero para mí se había convertido en una especie de obsesión malsana.
- No estamos aquí para hablar del bien y el mal, así que no me hagas enfadar, porque todo será mucho peor de lo que ya es. - amenazo en un tono bastante calmado, bajando la voz lo justo para que la conversación quede entre nosotros dos. Luego me viene con el cuento de que no sabe nada, de que va por libre y demás. Lo que dicen todos, me lo tengo muy visto. - Kyllian, ¿verdad? - así le llamaron en el bosque según los reportes de batalla que han traído. Kyllian, Leila y Altair, además de otro que tuvimos aquí, Ian. - No sé hasta qué punto valoras tu libertad, pero si nos ayudas a encontrar a Leila serás recompensado. Tú apenas tienes historial delictivo, por lo que la condena puede reducirse bastante. Ella es una peligrosa criminal, alteradora del orden público. Arengó a las masas para volverse contra el pacífico país que tratamos de construir. Debe ser juzgada y encerrada. No sería culpa tuya, porque la acabaremos encontrando, pero contigo será más rápido. Puedes empezar a colaborar ya, y evitarte situaciones desagradables como la del idiota de Black. - niego con la cabeza, mirando de reojo hacia la camilla en la que estaba Reiv.
- Tú decides. Llevarnos hasta ella y darnos información de su paradero, o complicar esto mucho más. Decide rápido, soy un hombre ocupado. El país no se gobierna solo. - puede que para otros sea secundario el encontrar a Leila, pero para mí se había convertido en una especie de obsesión malsana.
Kyllian Evans
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Algo de ese hombre le erizaba los pelos de cada rincón de su cuerpo, no parecía tener sentimientos de ningún tipo hacia los que no fueran de su misma calaña, si tenía alguna especie de sentido arácnido Feral, estaba en alerta roja y lo único que le decía era "joder que bueno que está" no, ese no, el otro... "No te la juegues con este tipejo".
sacudió un poco la cabeza para aclararse las ídeas, estaba claro que desde la luna roja algo no andaba demasiado bien con ella, miró nuevamente al rubio y respiró profundamente para luego empezar a hablar. -Está bien, te diré todo lo que sé de esa chica, verás la conocí ese mismo día en el bosque, estaba en esa zona porque se acercaba la luna llena pero desde esa transmisión en la televisión todo ha sido demasiado raro, sin querer me comí a un par de pueblerinos, huí al bosque y mientras esa cosa que tenemos el resto de mortales llamada corazón me torturaba por haber acabado cenandome a dos encantadoras mujeres, un tío en pelotas y con restos de vómito me encontró y después esa chica llamada Leila que olía a feromonas maternas que echaba para atrás le cayó encima, fin.-.
Mientras le contaba a Éamon todo esto le miraba fijamente a la cara, posiblemente le sacaran los ojos así que mejor deleitarse con las vistas antes de que se la jodieran y quién sabe a lo mejor conseguía ver otra expresión que no fuese esa de "llevo un palo metido en el culo".
sacudió un poco la cabeza para aclararse las ídeas, estaba claro que desde la luna roja algo no andaba demasiado bien con ella, miró nuevamente al rubio y respiró profundamente para luego empezar a hablar. -Está bien, te diré todo lo que sé de esa chica, verás la conocí ese mismo día en el bosque, estaba en esa zona porque se acercaba la luna llena pero desde esa transmisión en la televisión todo ha sido demasiado raro, sin querer me comí a un par de pueblerinos, huí al bosque y mientras esa cosa que tenemos el resto de mortales llamada corazón me torturaba por haber acabado cenandome a dos encantadoras mujeres, un tío en pelotas y con restos de vómito me encontró y después esa chica llamada Leila que olía a feromonas maternas que echaba para atrás le cayó encima, fin.-.
Mientras le contaba a Éamon todo esto le miraba fijamente a la cara, posiblemente le sacaran los ojos así que mejor deleitarse con las vistas antes de que se la jodieran y quién sabe a lo mejor conseguía ver otra expresión que no fuese esa de "llevo un palo metido en el culo".
Científico Alianza Humana
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Gruñí un rato mientras escuchaba lo poco que tenía para decirme. Pensé en ahogarlo de nuevo, pero normalmente los cobardes hablaban al principio. Con este habría que ir algo más allá. Un par de segundos más tarde, interrumpen mi tortura psicológica y física para introducir a un chico con pintas felinas que no me cayó muy bien a primera vista.
¡Silencio! - Le digo al chico, acompañándolo de una cachetada para Reiv por querer unirse en coro al primero. Desafortunadamente, no tardé en ver entrar a Éamon mientras lidiaba con los prisioneros. Su intervención me dejó viendo a Reiv con cara de pocos amigos, molesto de que me hubiera engañado.- Gracias, jefe, me ha ahorrado algunas horas de interrogatorio. Tan listo como siempre.- Procedí entonces a sacar las muestras de Kyllian, que por ahora con sangre bastaba, ya veríamos después si había que implantarle cosas o inyectarle algo para ver sus reacciones. La verdad es que me tardé más de lo esperado en encontrarle la vena, a propósito, para que dejara de ser tan gillipollas. Pero en cuanto terminé, me dispuse dejarla en donde las demás muestras. La verdad es que estaba haciendo tiempo para que se fuera Éamon, pues que un superior viera mis métodos de tortura no me hacía gracia. Sobre todo porque no se comparaban con el cigarro en el ojo, que seguro se lo estaba meditando. Por el puro gusto, le puse el trapo en la cabeza a Reiv de nuevo y volví al método, sin preguntar nada, solo por las risas y por haberme engañado. Y así, hasta que se me acabó el agua del bote, que lo que quería era hacer tiempo a que se largara el jefe.
- Respuesta a:
- Científico Alianza Humana escribió:El científico bufó indignado ante la frase Juliet, pues le pareceió que era un malvado ser mágico y encima racista. Pensó que era otra de sus tácticas para evadir las preguntas que le estaba haciendo. Sí que se sabían cosas sobre las diferentes razas, pero hacerlos combatir uno contra otro en plan observación sería un ejercicio bastante útil. - Cualquier diría que tienes miedo a luchar y a que te prueben.- Ignoró lo del equipo y la armonía, seguro de que la chica jugaba al típico "divide y vencerás". Era lo suficientemente inteligente como para no caer en esos juegos, si quería ganarse su simpatía más le valía colaborar.
La visión del talado en movimiento causaó efecto en Juliet, que se removió lo que pudo en la camilla para evitar ser alcanzada al primer toque. La desagradable sonrisa del científico se acentuó en su rostro, divertido por la ingenuidad de la muchacha. Así que se pensaba que le hablaban de estar traficando...el impacto iba a ser grande. - Oh...créeme, eso te lo puedo sacar en cualquier momento, depende de lo que me interese más. Tal vez sea útil tener un espécimen como tú para ver qué sucede, nos daría más conocimientos sobre los híbridos. O tal vez decidan que quieren erradicar cualquier posibilidad de que hayan más de los vuestros. Lo discutiremos entre los del equipo de investigación. Lo decisión nunca dependerá de ti, eso tenlo muy claro. - el taladro siguió girando muy cerca de ella sin llegar a tocarla, justo por debajo del ombligo. Aguantó un poco más así para seguir asustándola, sembrando las dudas en ella sobre si lo haría no. Supuso, por lo que le habían contado, que el estado de la chica estaba relacionado por el modo en el que encontraron a ella y al otro prisionero. Parecía cuadrar en el tiempo. - Hace casi un mes que os capturaron a ti y al otro preso. Tal y como os encontraron no hay que ser muy inteligentes para suponer que él es el padre. Pórtate bien o sabréis lo que es pasarlo mal de verdad. - susurró en su oído para que pudiera escuchar mejor, ya que se quejaba de que no podía escucharle. Después se separó abruptamente. - Enhorabuena a ambos. Habrá que decírselo a él, ¿no crees?- prácticamente se burló en su cara, era divertido para él darle una noticia así a alguien en esa situación tan comprometida.
Finalmente subió el taladro hasta el hombro izquierdo de Juliet, donde ahora sí cumplió su amenaza, abriendo un agujero de lado a lado sin ningún tipo de miramiento. Sacó el taladro ensangrentado de su hombro, apagándolo un momento mientras suspiró satisfecho por ahora. - Puede que te de igual sufrir, pero no sé si te dará igual que él sufra. Nos darás los lugares en los que se esconden los renegados, el día que no puedas más lo harás. - colocó a continuación unos sensores pegados a las sienes de Juliet y a su pecho, una especie de receptores que servirían para recibir información extra durante la batalla que se le propondría. Parecía que ya se iba a marchar, pero antes de eso la agarró con violencia por el pelo, golpeándole después la cabeza contra la camilla. A continuación se dedicó a utilizar el antebrazo de la chica para grabarle con el bisturí el número de luchadora que sería, como si fuese simple ganado. - Llevadla de vuelta a la celda, pero esta vez que estén separados. En unos días la llevaremos a la arena de combate. - ordenó a sus subordinados antes de salir, marchándose de allí para seguir haciendo lo mismo con otros prisioneros que tenía.
A la lucha no le temía. Si bien había deseado desaparecerla por siempre de su vida, no podía negar que era algo que le pertenecía y que se había alojado muy dentro de sí misma. Su existencia entera se había formado alrededor de la pelea, por lo que simplemente decidió dejar de lado el comentario sobre su miedo a pelear.
Si bien había algo que no le cuadraba con todos los argumentos del científico, sobre decisiones que tomar, las cuáles claramente no tendrían que ver con ella, no podía negar que la intriga le helaba la sangre. Aún así, no podía dejar de ver el taladro. Nunca había visto uno antes, pero sabía bien que lo mejor que podía hacer cuando hundía un cuchillo en la carne era girarlo, y esa cosa giraba sin cesar. Quiso concentrarse en lo inevitable controlando sus nervios, dando por sentado que la peor parte era el miedo mismo al dolor y recordar lo alto que era su umbral para soportar aquellas cosas, y aún así, no pudo evitar los escalofríos que sentía con solo ver aquella cosa. Tan grandes eran que apenas y se dio cuenta de lo que el científico le susurraba en el oído. ¿Padre? Tuvo que guardar la palabra unos segundos en la mente para asimilar lo que no quería creer. Quizás lo peor fueron las felicitaciones, pues para ella aquello no era ninguna bendición. Sus pensamientos se vieron sorprendidos por un dolor hasta ahora desconocido que atravesó su hombro y todo su ser. No pudo evitar gritar con fuerza al no estar preparada para sentir su hueso ser perforado. Lo único que pudo hacer para mejorarlo fue dedicarle al científico una cara de asco y enojo, grabándose su rostro mientras aquel taladro terminaba de perforar su hombro. En cuanto sacó aquel objeto dejó de tener control sobre el brazo entero. No lloró, no se quejó después de que sacó el taladro ni tampoco gimoteó más de la cuenta, solo le miró con odio hasta que el científico ordenó llevarla de vuelta a la habitación.
Tras una curación cutre, que solo sirvió para comprobar que su brazo sería inútil hasta que la magia volviera, la llevaron a su nueva barraca. A punto del desmayo, alcanzó a encontrar una cama donde caer muerta. Su último pensamiento antes de quedar inconsciente fue dedicado a la propia debilidad. Pues a partir de ahora el tiempo le corría en contra. Pronto no tendría oportunidad ni siquiera de correr por su vida, y en adelante sería una carga para quien estuviera a su lado. Por un momento se alegró de no ser más compañera de celda de Reiv, pues al menos así no lo detendría si quería huir. Tras un par de minutos, cayó rendida en un sueño profundo, del que tardaría algunos días en despertar.
Éamon O'Connell
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Acepté el peloteo de mi subordinado sin decirle ni media palabra, excepto lo que quería que hiciese con el preso. - Tampoco pierdas mucho el tiempo con ese, tenemos cosas más importantes que hacer. Dale su merecido por haberte mentido y por las insolencias, prueba en él algunas de las drogas nuevas que estamos desarrollando y después lo envías a la celda, o a trabajos forzados o a la arena de combate. O todo junto en rotación, que necesitamos aumentar la productividad y los beneficios. - claro que teníamos robots para las cadenas de montaje y demás, pero estar aquí implicaba ser esclavo, y ellos van a serlo hasta las últimas consecuencias. Dejo al científico a lo suyo, con los ahogamientos a Reiv y demás, girándome hacia Kyllian para centrar toda mi atención en él. Me da la impresión de que podía ser fácil de intimidar, o que al menos no me lanzaba una mirada de odio a la primera de cambio, exceptuando su ataque verbal de antes. Tiro el cigarro al suelo en cuanto lo acabo, pisándolo con el pie. Se va a quedar con las ganas de que un magnífico cigarro fumado por mí le toque en las pelotas.
Las palabras comienzan a fluir de manera fácil, lo cual me hace dudar si inventa o si es real. Lo cierto es que me irrita cómo habla de comerse a gente así como si no pasase nada, como si fuese lo normal en él y lo tuviese asumido. Hago una mueca de desagrado ante esas declaraciones, lo que deja claro que debe ser juzgado como el resto de criminales. - Olvida lo que dije antes de tu historial...eres un asesino. - clavo mis violáceos ojos en los suyos, los cuales me recuerdan a los de Leila por el aspecto felino. - Sí...los ojos de un asesino. Entre nosotros nos reconocemos. - ambos lo somos, debí haberme dado antes de juzgarlo como alguien poco peligroso. Se merece empezar a pagar por ello, así que sin previo aviso agarro un bisturí de la mesa de al lado y se lo clavo con fuerza en una de sus rodillas. Al menos estaba colaborando, así que no le heriré hasta el punto de llegar a desmayarse, de momento. Le dejo el bisturí ahí clavado, cogiendo una pistola de descargas eléctricas que hay en la mesa de al lado. Estoy a punto de utilizarla, pero me detengo un momento cuando dice eso de las "feromonas maternales". ¿A qué se refiere con eso? estos bichos pueden darse cuenta de ese tipo de cosas, y si está en lo cierto quiere decir que tengo que encontrarla con más motivo. No puede estar libre por ahí. - ¿te dijo algo más ella? - pregunto de manera impaciente, agarrando a Kyllian con fuerza por la cara para que me mire a los ojos y pueda ver si me miente.
- Puede que el otro no sirva de cebo, pero tú sí...a ti te rescatarían, por pringao. Porque se sentirán culpables. - ahora sí que le aplico una descarga eléctrica con el táser en toda la cara, seguida de varias hasta el punto de casi ensañarme. También quiero que sirva para los combates, así que no puedo dejarle excesivamente tullido.
Las palabras comienzan a fluir de manera fácil, lo cual me hace dudar si inventa o si es real. Lo cierto es que me irrita cómo habla de comerse a gente así como si no pasase nada, como si fuese lo normal en él y lo tuviese asumido. Hago una mueca de desagrado ante esas declaraciones, lo que deja claro que debe ser juzgado como el resto de criminales. - Olvida lo que dije antes de tu historial...eres un asesino. - clavo mis violáceos ojos en los suyos, los cuales me recuerdan a los de Leila por el aspecto felino. - Sí...los ojos de un asesino. Entre nosotros nos reconocemos. - ambos lo somos, debí haberme dado antes de juzgarlo como alguien poco peligroso. Se merece empezar a pagar por ello, así que sin previo aviso agarro un bisturí de la mesa de al lado y se lo clavo con fuerza en una de sus rodillas. Al menos estaba colaborando, así que no le heriré hasta el punto de llegar a desmayarse, de momento. Le dejo el bisturí ahí clavado, cogiendo una pistola de descargas eléctricas que hay en la mesa de al lado. Estoy a punto de utilizarla, pero me detengo un momento cuando dice eso de las "feromonas maternales". ¿A qué se refiere con eso? estos bichos pueden darse cuenta de ese tipo de cosas, y si está en lo cierto quiere decir que tengo que encontrarla con más motivo. No puede estar libre por ahí. - ¿te dijo algo más ella? - pregunto de manera impaciente, agarrando a Kyllian con fuerza por la cara para que me mire a los ojos y pueda ver si me miente.
- Puede que el otro no sirva de cebo, pero tú sí...a ti te rescatarían, por pringao. Porque se sentirán culpables. - ahora sí que le aplico una descarga eléctrica con el táser en toda la cara, seguida de varias hasta el punto de casi ensañarme. También quiero que sirva para los combates, así que no puedo dejarle excesivamente tullido.
La intervención del puto Éamon viene a tirar por tierra mis intentos de que no me relacionen con nadie. Sí que recuerdo la reunión a la que se refiere, pero no recuerdo haberme presentado tan alegremente. Supongo que estaba cabreado por lo que nos estaban haciendo y di demasiada información. Imbécil. Ahora el científico sabrá que le he estado mintiendo, y se enfadará por ello. El político tampoco pierde ocasión de restregarme por las narices que nadie ha venido a por mí, lo cual hace que vuelva a sentirme igual de abandonado que cuando tenía 15 o 16 años y me capturaron los renegados. Fui tan iluso que llegué a pensar que los Blood Keepers, de los que formaba parte por aquel entonces, me rescatarían. Probablemente ni siquiera me hayan echado en falta. No llego a responder nada a Éamon, y tampoco consigo ocultar que sus palabras me han jodido, porque no las rebato como suelo hacer otras veces. Después se va a joder al otro chaval, y creo que es peor la parte que le va a tocar a él. Fue absurdo pensar que ninguno de los dos podíamos hacer nada en esta situación.
A partir de ese momento ya no me preguntan nada más, el científico decide tomarse la revancha por lo de antes y sigue con la tortura de dejar el agua caer sobre el trapo con el que intenta asfixiarme. Lucho por respirar o al menos encontrar el mínimo resquicio para obtener un poco de aire, pero cada vez que abro la boca sólo consigo ahogarme más y toser. Intento moverme hacia los lados para tirar la camilla al suelo, pero mis intentos son en vano y fallo, no logro librarme del férreo agarre del tipo. Mis forcejeos se van volviendo más débiles conforme más agua entra en mis pulmones, pues el agua acaba cayendo ya a chorro y el paño no absorbe la suficiente, toda va para adentro y ya no puedo ni toser. Mis puños se aflojan y poco a poco voy quedándome quieto, hasta quedar completamente inmóvil.
A partir de ese momento ya no me preguntan nada más, el científico decide tomarse la revancha por lo de antes y sigue con la tortura de dejar el agua caer sobre el trapo con el que intenta asfixiarme. Lucho por respirar o al menos encontrar el mínimo resquicio para obtener un poco de aire, pero cada vez que abro la boca sólo consigo ahogarme más y toser. Intento moverme hacia los lados para tirar la camilla al suelo, pero mis intentos son en vano y fallo, no logro librarme del férreo agarre del tipo. Mis forcejeos se van volviendo más débiles conforme más agua entra en mis pulmones, pues el agua acaba cayendo ya a chorro y el paño no absorbe la suficiente, toda va para adentro y ya no puedo ni toser. Mis puños se aflojan y poco a poco voy quedándome quieto, hasta quedar completamente inmóvil.
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El miembro 'Reiv Black' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Menudo mamón le había tocado, hasta sentía envidia del otro chico al que estaba torturando el Minion, al menos le daban de beber, en mitad de su historia le había interrumpido para llamarle asesino, sólo sonríe de medio lado y contesta. -Antes de esa noche nunca había matado a nadie, por eso no aparezco en vuestra mierda de registro, la magia nos ayuda a controlarnos las noches de luna, adivina que pasa si nos quitas la mag... AAAH!!! HIJO DE PUTA! Grita de dolor cuando el rubio le clava el bisturí en la rodilla, intentando levantarse de la camilla y mirando con odio a aquel hombre -¡TODO ESTO ES CULPA TUYA, PUTO GILIPOLLAS! YO NO MATO A PLACER, ¡TU SI!
En el momento que toma su rostro preguntando por la chica, no puede evitar sonreír por lo irónico de la situación ¿Que te ocurre, Éamon? tanto odio que nos profesas y sin embargo pierdes el culo por una gatita, eres un puto hipócrita fetichista, hasta has venido a torturarme personalmente, menudo pervertido. poco le duraría la sonrisa en la cara pues lo que dijo a continuación no le hizo gracia, no conocía a ninguno de los que estaban en el bosque pero de verdad esperaba que no fueran tan idiotas como él, no deberían arriesgar su vida por alguien a quien acaban de conocer.
Antes de decir una sola palabra más, el otro ya se estaba ensañando con él, dándole repetidas descargas en la cara con una pistola táser, se revolvía en su camilla entre descarga y descarga, cada cual más dolorosa que la anterior, causándole quemaduras en la piel, cada vez se revolvía con más fuerza al igual que había hecho antes el chico de al lado que posiblemente se había desmayado, él no corría la misma suerte sin embargo una de las cuerdas que ataban sus manos parecía haberse soltado un poco "aguanta, aguanta joder" sentía como la consciencia lo abandonaba poco a poco pero en el momento que se detiene la última descarga, utiliza toda la fuerza que le queda soltando su mano y al mismo tiempo soltándole un puñetazo en la cara a Éamon, esperando acertar al tenerlo tan cerca, en el momento que se distrae, toma el bisturí de su rodilla gritando de dolor e intenta cortar las otras cuerdas o como mínimo defenderse con él.
En el momento que toma su rostro preguntando por la chica, no puede evitar sonreír por lo irónico de la situación ¿Que te ocurre, Éamon? tanto odio que nos profesas y sin embargo pierdes el culo por una gatita, eres un puto hipócrita fetichista, hasta has venido a torturarme personalmente, menudo pervertido. poco le duraría la sonrisa en la cara pues lo que dijo a continuación no le hizo gracia, no conocía a ninguno de los que estaban en el bosque pero de verdad esperaba que no fueran tan idiotas como él, no deberían arriesgar su vida por alguien a quien acaban de conocer.
Antes de decir una sola palabra más, el otro ya se estaba ensañando con él, dándole repetidas descargas en la cara con una pistola táser, se revolvía en su camilla entre descarga y descarga, cada cual más dolorosa que la anterior, causándole quemaduras en la piel, cada vez se revolvía con más fuerza al igual que había hecho antes el chico de al lado que posiblemente se había desmayado, él no corría la misma suerte sin embargo una de las cuerdas que ataban sus manos parecía haberse soltado un poco "aguanta, aguanta joder" sentía como la consciencia lo abandonaba poco a poco pero en el momento que se detiene la última descarga, utiliza toda la fuerza que le queda soltando su mano y al mismo tiempo soltándole un puñetazo en la cara a Éamon, esperando acertar al tenerlo tan cerca, en el momento que se distrae, toma el bisturí de su rodilla gritando de dolor e intenta cortar las otras cuerdas o como mínimo defenderse con él.
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El miembro 'Kyllian Evans' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Éamon O'Connell
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El feral asesino trata de justificar las muertes que ha causado, echando la culpa a lo del bloqueo de magia que hemos desencadenado. No me extrañaría que hubiese más gente culpándonos de eso, sin ser capaces de ver las ventajas que tiene la sociedad ahora que no debe temer por poderes desmedidos. - No. El único causante de esas muertes fuiste tú, métetelo en esa cabeza hueca que tienes. No trates de quitarte la culpa para poder dormir mejor por las noches, asúmelo. Es trágico que alguien muera de ese modo, pero mucho peor era antes, cuando los mágicos campaban a sus anchas, abusando de su inmenso poder para aterrorizar a la población. Ahora la balanza se ha equilibrado...y así debe seguir siendo. - ni me inmuto por sus gritos de dolor cuando le clavo el bisturí, y tampoco es que pueda rebatirle que no mato por "placer". A veces lo veo tan necesario que lo considero un acto de justicia, y la justicia siempre es placentera, sobre todo cuando la ejerzo yo.
Lo que no me hace ni puta gracia es que saque conclusiones sobre mi actitud hacia Leila, como si hubiese captado en mí un interés extra por ella. No me importaba tener relaciones con alguien de raza mágica siempre y cuando tuviesen aspecto más o menos humano, como mucho toleraba unas orejas picudas. Ese tipo de prácticas no serían bien vistas por el sector más radical de la Alianza, aunque sé que hay más de uno que también tiene esa doble moral. Aprieto su cara con más fuerza, tensando mi mandíbula mientras prácticamente le asesino con la mirada. - Cuida tus palabras, Kyllian, puedo dejarte en manos de verdaderos pervertidos para que te humillen hasta dejarte hecho un despojo humano. Puedo mancharme las manos si así lo deseo, pero también tengo la fortuna de tener todo un séquito a mi disposición capaz de hacerte cualquier cosa que les diga. Y tú, pequeño asesino, pareces estar muy tierno todavía. - repliqué con el tono más calmado del que soy capaz, pero que no está exento de desprecio en cada sílaba. Las descargas eléctricas que le doy en la cara se suceden una tras otra, aunque el tipo no se desmaya fácilmente, aguanta lo suficiente para hacer un movimiento que es un completo error.
El puñetazo de Kyllian hace que se me caiga el táser al suelo por la sorpresa, dejándome con el labio ensangrentado y partido. No me esperaba que se soltase de las ataduras de su camilla, ni que consiguiera golpearme.
Reacciono todo lo rápido que puedo para que no siga soltando la cuerda del otro lado, yendo a retorcerle la muñeca con mi mano con la intención de que suelte el bisturí . - Pensé que no serías tan imbécil como para intentar escapar tú solo estando rodeado de enemigos. - siseo cabreado muy cerca de su cara, echando mano a su cuello para comenzar a estrangularle con toda la sangre fría de la que soy capaz. - Seguridad. - doy el aviso de incidencia en el laboratorio, aunque mientras llamo al científico que estaba con Reiv para que venga a sujetar también la mano de Kyllian con la que intentaba soltarse, pues no consigo arrebatarle el bisturí a la primera. Me echo hacia atrás unos pasos, dejando que se encargue el científico. Luego me paso el dorso de la mano por el labio, que sigue sangrando abundantemente. Después me quedo observando mi propia sangre con expresión extraña, como pensando en algo. - Ponle la dosis de heparina más alta que puedas. Ahora ponle la droga para dormirlo que quieras, pero que mañana esté perfectamente despierto y consciente. Después le pones unas ataduras en condiciones en pies y manos, colgado del techo. Llévale a la celda que te diga ahora después, yo iré cuando pueda...con mi propio equipo. - dejo la orden dada, dirigiéndome hacia la puerta del laboratorio. En ese momento entran varios científicos más y miembros de seguridad, como había dado el aviso. Éstos se abalanzan sobre el chico, tratando de sujetarle y quitarle el bisturí mientras que el científico orange le pone el calmante de tipo loco, lo que es.
- El castigo de Prometeo será un paseo por las nubes en comparación con el tuyo. Aprovecha tus últimas horas de calma, monstruo. - dicho esto me doy media vuelta, saliendo del laboratorio para alejarme por los pasillos. Tenía cosas que hablar con Wilhelm, antes de seguir ocupándome del resto de asuntos.
Lo que no me hace ni puta gracia es que saque conclusiones sobre mi actitud hacia Leila, como si hubiese captado en mí un interés extra por ella. No me importaba tener relaciones con alguien de raza mágica siempre y cuando tuviesen aspecto más o menos humano, como mucho toleraba unas orejas picudas. Ese tipo de prácticas no serían bien vistas por el sector más radical de la Alianza, aunque sé que hay más de uno que también tiene esa doble moral. Aprieto su cara con más fuerza, tensando mi mandíbula mientras prácticamente le asesino con la mirada. - Cuida tus palabras, Kyllian, puedo dejarte en manos de verdaderos pervertidos para que te humillen hasta dejarte hecho un despojo humano. Puedo mancharme las manos si así lo deseo, pero también tengo la fortuna de tener todo un séquito a mi disposición capaz de hacerte cualquier cosa que les diga. Y tú, pequeño asesino, pareces estar muy tierno todavía. - repliqué con el tono más calmado del que soy capaz, pero que no está exento de desprecio en cada sílaba. Las descargas eléctricas que le doy en la cara se suceden una tras otra, aunque el tipo no se desmaya fácilmente, aguanta lo suficiente para hacer un movimiento que es un completo error.
El puñetazo de Kyllian hace que se me caiga el táser al suelo por la sorpresa, dejándome con el labio ensangrentado y partido. No me esperaba que se soltase de las ataduras de su camilla, ni que consiguiera golpearme.
Reacciono todo lo rápido que puedo para que no siga soltando la cuerda del otro lado, yendo a retorcerle la muñeca con mi mano con la intención de que suelte el bisturí . - Pensé que no serías tan imbécil como para intentar escapar tú solo estando rodeado de enemigos. - siseo cabreado muy cerca de su cara, echando mano a su cuello para comenzar a estrangularle con toda la sangre fría de la que soy capaz. - Seguridad. - doy el aviso de incidencia en el laboratorio, aunque mientras llamo al científico que estaba con Reiv para que venga a sujetar también la mano de Kyllian con la que intentaba soltarse, pues no consigo arrebatarle el bisturí a la primera. Me echo hacia atrás unos pasos, dejando que se encargue el científico. Luego me paso el dorso de la mano por el labio, que sigue sangrando abundantemente. Después me quedo observando mi propia sangre con expresión extraña, como pensando en algo. - Ponle la dosis de heparina más alta que puedas. Ahora ponle la droga para dormirlo que quieras, pero que mañana esté perfectamente despierto y consciente. Después le pones unas ataduras en condiciones en pies y manos, colgado del techo. Llévale a la celda que te diga ahora después, yo iré cuando pueda...con mi propio equipo. - dejo la orden dada, dirigiéndome hacia la puerta del laboratorio. En ese momento entran varios científicos más y miembros de seguridad, como había dado el aviso. Éstos se abalanzan sobre el chico, tratando de sujetarle y quitarle el bisturí mientras que el científico orange le pone el calmante de tipo loco, lo que es.
- El castigo de Prometeo será un paseo por las nubes en comparación con el tuyo. Aprovecha tus últimas horas de calma, monstruo. - dicho esto me doy media vuelta, saliendo del laboratorio para alejarme por los pasillos. Tenía cosas que hablar con Wilhelm, antes de seguir ocupándome del resto de asuntos.
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El miembro 'Éamon O'Connell' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Por un momento pensaba que de verdad tendría una oprtunidad, pero cuando Éamon se le acerca de nuevo, le retuerce la muñeca causandole un gran dolor, aún así, se resiste a soltar el bisturí apretando los dientes para evadirse del dolor, una de sus cualidades era de de ser muy cabezota y no pensaba rendirse sin luchar. En manos de pervertidos dices... es eso lo que le hiciste a Leila? aunque a juzgar por tu reacción cada vez que la menciono te encargaste tu mismo, estás enfermo!- al decir esto le escupe en la cara y al ver que no lo suelta le muerde la mano al rubio el cual lo suelta pero ya es demasiado tarde, los refuerzos que había pedido ya se abalanzaban contra él, lucha con uñas y dientes, forcejeando cuanto puede aún con el bisturí en la mano, al menos le rajaría la garganta a alguno de esos desgraciados, pero todo fue en vano pues otro de los presentes había conseguido inyectarle algo.
Poco a poco fue perdiendo sus fuerzas, se le nublaba la vista, el dolor de su rodilla y el de la muñeca ya no eran más que palpitaciones, fue cerrando poco a poco los ojos a pesar de querer mantenerse despierto, lo último que vio fue al Rubio alejarse entre los cuerpos que lo retenían en la camilla... al menos consiguió hacerlo sangrar y si sangra puede morir, no era invencible como algunos podrían pensar, era un idiota jugando a ser Dios.
Volvió a despertarse, mareado igual que la primera vez pero ahora no se encontraba en una camilla, sino en una oscura y húmeda celda, le dolía la cara, más bien le escocia, las descargas continuas le habían dejado una quemadura en la piel, le dolía la cabeza, la rodilla y ahora ambas muñecas pues se encontraba colgado de ellas. cuando por fin se acostumbró a la oscuridad, pudo ver con mayor claridad y en una esquina, tirado en el suelo se encontraba el chico al que tan amablemente le habían dado de beber. -Eh... oye despierta, no estás muerto, verdad? oye, chico del agua, despierta...- Siguió un rato más hablándole con la esperanza de recibir una respuesta, puede que fuera la última vez que hablara con alguien.
Poco a poco fue perdiendo sus fuerzas, se le nublaba la vista, el dolor de su rodilla y el de la muñeca ya no eran más que palpitaciones, fue cerrando poco a poco los ojos a pesar de querer mantenerse despierto, lo último que vio fue al Rubio alejarse entre los cuerpos que lo retenían en la camilla... al menos consiguió hacerlo sangrar y si sangra puede morir, no era invencible como algunos podrían pensar, era un idiota jugando a ser Dios.
Volvió a despertarse, mareado igual que la primera vez pero ahora no se encontraba en una camilla, sino en una oscura y húmeda celda, le dolía la cara, más bien le escocia, las descargas continuas le habían dejado una quemadura en la piel, le dolía la cabeza, la rodilla y ahora ambas muñecas pues se encontraba colgado de ellas. cuando por fin se acostumbró a la oscuridad, pudo ver con mayor claridad y en una esquina, tirado en el suelo se encontraba el chico al que tan amablemente le habían dado de beber. -Eh... oye despierta, no estás muerto, verdad? oye, chico del agua, despierta...- Siguió un rato más hablándole con la esperanza de recibir una respuesta, puede que fuera la última vez que hablara con alguien.
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El miembro 'Kyllian Evans' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Tardó un poco más de lo esperado ahogar a Reiv. El Black, según decían, había durado más de lo esperado. Quizás tuviera algo que ver con los poderes o que dominara el agua en tiempo pasado. Sería una hipótesis interesante someterles a todos a sus propios elementos para ver su resistencia. Cuando el chico y no pudo más, lo llevé en la camilla hasta la enfermería de al lado, a que le atendieran y lo revivieran, con explícitas instrucciones de que debía vivir, y después ser encerrado en la celda ratonera de donde había salido.
Para cuando volví, la escena extraña entre Kyllian y Éamon me da alivio, pues yo no le puse las esposas al gatito. Mejor que a otro le toque el regaño. Tomé el equipo de tranquilizantes y la haparina para colocársela en cuanto me dieron la indicación. Se las di juntas, que ya daba igual, de todas maneras lo iban a joder. Tras las instrucciones para que se lo llevaran, tomé las muestras de sangre que había recopilado aquel día y las cargué, saliendo de mi estación para llevarlas después al laboratorio para análisis intensivos.
Tardó un poco más de lo esperado ahogar a Reiv. El Black, según decían, había durado más de lo esperado. Quizás tuviera algo que ver con los poderes o que dominara el agua en tiempo pasado. Sería una hipótesis interesante someterles a todos a sus propios elementos para ver su resistencia. Cuando el chico y no pudo más, lo llevé en la camilla hasta la enfermería de al lado, a que le atendieran y lo revivieran, con explícitas instrucciones de que debía vivir, y después ser encerrado en la celda ratonera de donde había salido.
Para cuando volví, la escena extraña entre Kyllian y Éamon me da alivio, pues yo no le puse las esposas al gatito. Mejor que a otro le toque el regaño. Tomé el equipo de tranquilizantes y la haparina para colocársela en cuanto me dieron la indicación. Se las di juntas, que ya daba igual, de todas maneras lo iban a joder. Tras las instrucciones para que se lo llevaran, tomé las muestras de sangre que había recopilado aquel día y las cargué, saliendo de mi estación para llevarlas después al laboratorio para análisis intensivos.
Éamon O'Connell
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Acudo a la enfermería unos pocos días después de presenciar el combate en la arena, haciendo un hueco en mi apretada agenda para atender el asunto de los luchadores. El caso del feral había sido extraño, pues la transformación le duró más de lo habitual, una noche de luna llena. Los científicos no entendían bien lo que estaba pasando, pero empezaban a sospechar que era posible que el efecto del satélite estuviese afectando a licántropos y ferales. Aprovechamos esa transformación para usarle alguna noche más en la arena, y cuando por fin se destransformó le hicieron una curación básica para que no se desangrase y se lo llevaron a la zona de cuarentena. En cuanto a Juliet, la habían traído donde dije, a la enfermería, para que se fuese recuperando poco a poco. Quería hablar con ella antes de mandarla también a cuarentena, y tener un poco más de información.
Pedí al médico encargado que me guiase hasta la cama en la que estaba la prisionera, una de las del final de pasillo. Aquello no era una habitación privada, sino una sala grande con varias camas a cada lado, dejando un pasillo central. Las camas estaban separadas unas de otras por biombos, para que no se vieran entre ellos. Llego hasta la cama de la chica, que en este momento parece dormida. Se encuentra atada por las muñecas, por si acaso intenta hacer algo que no deba, aunque no tiene pinta de poder hacer mucho, teniendo en cuenta los vendajes y el gotero que lleva en el brazo. Me dedico unos segundos a observarla con atención, pareciéndome mucho menos peligrosa de lo que parecía en la arena. Una lástima que sea lo que es, porque me parece una joven bastante bella. No tengo paciencia para que despierte, así que la levanto por el cuello del camisón, tirando con fuerza para que se incorpore.
- Tengo una poca prisa, y no me gusta que me hagan esperar...esperaba que pudiésemos tener una conversación los dos. - suelto en tono autoritario, sin demasiadas contemplaciones.
-----------------------------
off: recuperas 20 PS por día (contado off rol, días reales) que pase aquí (como todos los temas hospital/enfermería). Súmalo a partir de los PS que te quedasen de la batalla.
Pedí al médico encargado que me guiase hasta la cama en la que estaba la prisionera, una de las del final de pasillo. Aquello no era una habitación privada, sino una sala grande con varias camas a cada lado, dejando un pasillo central. Las camas estaban separadas unas de otras por biombos, para que no se vieran entre ellos. Llego hasta la cama de la chica, que en este momento parece dormida. Se encuentra atada por las muñecas, por si acaso intenta hacer algo que no deba, aunque no tiene pinta de poder hacer mucho, teniendo en cuenta los vendajes y el gotero que lleva en el brazo. Me dedico unos segundos a observarla con atención, pareciéndome mucho menos peligrosa de lo que parecía en la arena. Una lástima que sea lo que es, porque me parece una joven bastante bella. No tengo paciencia para que despierte, así que la levanto por el cuello del camisón, tirando con fuerza para que se incorpore.
- Tengo una poca prisa, y no me gusta que me hagan esperar...esperaba que pudiésemos tener una conversación los dos. - suelto en tono autoritario, sin demasiadas contemplaciones.
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off: recuperas 20 PS por día (contado off rol, días reales) que pase aquí (como todos los temas hospital/enfermería). Súmalo a partir de los PS que te quedasen de la batalla.
Algunos días habían pasado desde aquel terrible día donde había logrado revivir una gran parte de su pasado y recordar un poco de lo que había olvidado. Aunque sus sueños habían sido difíciles, incómodos, dolorosos y traumáticos, su rostro se mantenía apasible, tranquilo, aceptando su situación de manera interna mientras trataba de desaparecerla de su exterior. Aún no recordaba todo su pasado. Había olvidado una gran parte de su vida nocturna, y aquello la hacía un poco más
Su sueño se vio interrumpido de manera casi violenta, abriendo los ojos con un ligero susto al ver a alguien tan cerca de ella. Por lo general, trataban de evitar tocarle a no ser estrictamente necesario o para torturarla o cosas médicas, pero este la tocaba sin discriminación. Soltó un jadeo por lo bajo al sentir de pronto el pulsar de su hombro herido, así como de algunos de los harañazos. Mientras tanto, su cabeza trataba de recordar si le había visto en algún lugar y, sin embargo, no lograba ubicar el singular tono de sus ojos.
- ¿Conversación? - Preguntó aún un poco embotada, mirando alrededor el lugar donde se encontraba. Las lámparas del techo le obligaron a cerrar un poco los ojos, aunque por ellas supo que se encontraba en un hospital.- Y sin embargo escogiste un mal momento...- Ironizó un poco sobre no querer que le hicieran esperar, pues ella misma no se encontraba en excelentes condiciones.- ¿Qué necesita? Realmente no tengo mucho que decir...
Éamon O'Connell
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Emito un sonido de exasperación cuando por fin Juliet despierta y repite lo de conversación, esperando que se recupere rápido del modo post siesta y que empiece a hablarme de manera coherente. Todavía no suelto la pechera de su ropa, manteniéndola en una posición un tanto incómoda teniendo en cuenta que se está recuperando todavía. - O tu escogiste una mala combinación de palabras para dirigirte a mí. - replico a eso de que yo he escogido mal momento, aunque es precisamente lo que quería, no iba a esperar a que estuviese en perfecto estado. La suelto con cierto desdén, dejando que su espalda vuelva a reposar en la cama. Otra que me viene con el cuento del no sé nada.
- ¿Y? tampoco he venido a preguntarte. Habéis resultado ser un poco inútiles en ese sentido. Ahora tenemos a peces gordos más importantes...ya no nos sirven las cuatro estupideces que nos podáis contar. Ya vi en aquella reunión sobre el SPM que ibas con esa escoria de los renegados y demás, os tengo muy vistos. - arrastro un taburete para sentarme al lado de su cama, de modo que quien nos vea de lejos puede pensar que soy un educado visitante. Nada más lejos. Acerco los labios a su oreja, comenzando a susurrar en un tono escalofriante. - No es tu información lo que necesito...sino tu cuerpo. - podía interpretar eso como quisiese. Ya me habían contado algunas cosas sobre su raza, aunque ya lo sabía por lo del dragón que nos dio por saco con lo del robo de la falsa bomba. También me han contado los científicos que la chica viene con sorpresa de serie, y que lo relacionan con el modo en que fueron encontrados el Black y ella. Me separo de su oreja, volviendo a un tono de voz normal.
- Más concretamente, tus habilidades de combate. Seguro que deseas mejorar tu situación tanto como cualquier otro, y hablándome mal y poniéndote chula no lo vas a conseguir. - aunque en el fondo reconozco soy un tanto retorcido y eso me divierte. - Puedes acabar muriendo en la celda o en la arena de combate como un vulgar trozo de carne, o puedes hacer méritos para no morir de ese modo. Supongo que sabes que estamos preparando unos juicios para criminales como tú, o como tus compañeros. Sin embargo...podemos atrasar ese momento e incluso rebajar la pena si nos eres útil. Puedes unirte al cuerpo de Ejecutores y prestar servidumbre. Es tu única vía de escape, puesto que no van a venir a por vosotros. No debes esperarles más...se acabó. Debes adaptarte o morir. Si tienes dos dedos de frente ya sabes qué hacer. - decido sacar un cigarro del bolsillo de mi chaqueta, encendiéndolo con parsimonia mientras espero la respuesta de la chica. Por ahora no estoy cabreado, podría decirse que incluso estoy tranquilo, pero eso puede cambiar fácilmente.
- ¿Y? tampoco he venido a preguntarte. Habéis resultado ser un poco inútiles en ese sentido. Ahora tenemos a peces gordos más importantes...ya no nos sirven las cuatro estupideces que nos podáis contar. Ya vi en aquella reunión sobre el SPM que ibas con esa escoria de los renegados y demás, os tengo muy vistos. - arrastro un taburete para sentarme al lado de su cama, de modo que quien nos vea de lejos puede pensar que soy un educado visitante. Nada más lejos. Acerco los labios a su oreja, comenzando a susurrar en un tono escalofriante. - No es tu información lo que necesito...sino tu cuerpo. - podía interpretar eso como quisiese. Ya me habían contado algunas cosas sobre su raza, aunque ya lo sabía por lo del dragón que nos dio por saco con lo del robo de la falsa bomba. También me han contado los científicos que la chica viene con sorpresa de serie, y que lo relacionan con el modo en que fueron encontrados el Black y ella. Me separo de su oreja, volviendo a un tono de voz normal.
- Más concretamente, tus habilidades de combate. Seguro que deseas mejorar tu situación tanto como cualquier otro, y hablándome mal y poniéndote chula no lo vas a conseguir. - aunque en el fondo reconozco soy un tanto retorcido y eso me divierte. - Puedes acabar muriendo en la celda o en la arena de combate como un vulgar trozo de carne, o puedes hacer méritos para no morir de ese modo. Supongo que sabes que estamos preparando unos juicios para criminales como tú, o como tus compañeros. Sin embargo...podemos atrasar ese momento e incluso rebajar la pena si nos eres útil. Puedes unirte al cuerpo de Ejecutores y prestar servidumbre. Es tu única vía de escape, puesto que no van a venir a por vosotros. No debes esperarles más...se acabó. Debes adaptarte o morir. Si tienes dos dedos de frente ya sabes qué hacer. - decido sacar un cigarro del bolsillo de mi chaqueta, encendiéndolo con parsimonia mientras espero la respuesta de la chica. Por ahora no estoy cabreado, podría decirse que incluso estoy tranquilo, pero eso puede cambiar fácilmente.
Cerró los ojos con dolor al caer de nuevo a la cama tras el agarre de Éamon. No tenía mucho sentido lo que decía, pero parecía tener un ego inmenso para creer que le había de tratar como su magestad. Soportó como pudo la incomodidad, aunque estaba algo aturdida aún y no sentía tanto el cuerpo como debería. No después de aquella gran pelea.
Tristemente, parecía que la conversación iría en círculos por un rato, pues se dedicó a recapitular los días pasados, alardear de peces gordos y recordar que estuvieron en la reunión del SPM. Eso le dio la pista que necesitaba para recordar su cara y su nombre. Asintió un poco a lo de que les tenía vistos, pues entendía bien que aquello solo era para meterle miedo, para hacerle saber que ya no le necesitaba. Si a lo que iba era a anunciarle su muerte, la aceptaría... hasta encontrar el momento justo para huir de él y partirle el cuello en dos. Sus pensamientos se centraron de nuevo en él al verlo sentarse en el banquillo, diciendo aquello tan cerca de su oído... Por un momento le miró con desconfianza. Por supuesto que lo tomó en un sentido literal... literalmente escalofriante si tomaba conciencia de que al momento de capturar se había roto para siempre el sentido de privacidad.- No sé si pueda ayudarte con eso.- Murmuró rápidamente con un tono suave y bajo, dejando pasar el momento incómodo hasta que se volvió demasiado largo.
Cuando el contrario se dignó a hablar, no fue precisamente para mejor, pues en seguida revivió el momento en que la Alianza Italiana le capturó para meterla a la arena de combate. Cerró los ojos unos instantes mientras trataba de convencerse de que lo que decía no sería tan malo como lo fue, pues al menos él lo estaba pidiendo. Al final, dejó de hacerse ideas y prefirió escuchar. Sin embargo, las opciones que se le presentaban eran la misma cosa disfrazada de diferentes. Continuar matando a seres vivos, sin ningún tipo de sentido y con el único objetivo de matar o morir, o capturar seres para obligarles a vivir las mismas torturas que ella vivía. El hombro fracturado, los arañazos... Al menos en donde estaba podía sacar gente de su propia miseria, o acabar muerta de ser demasiado débil. Se tomó su tiempo para pensar, como si en realidad estuviera pensando en las dos opciones. Su única duda era cómo funcionaría aquello de rebajarle la pena si de todos modos tendría que trabajar para ellos y no estaría encarcelada permanentemente. La situación era compleja, sobre todo con su estado actual, y sabiendo que Reiv no había tenido un buen desempeño en la batalla era probable que no tuviera acceso al mismo trato. Recordó entonces a Morgana, que no solo moriría de coraje si ella llegaba como ejecutora tras la rubia ser degradada. Seguro le sentaría mal, pero solo recordar la manera en que le insistió que perdiera toda esperanza le quitaba del todo las ganas. Observó el cigarrillo de Éamon. No le molestaría tener uno en aquel momento, de hecho lo deseaba, aunque sabía que no lo obtendría. Se limpió la garganta carraspeando un poco, dispuesta a hablar. Casi hubiera deseado que se refiriera a otra cosa cuando le habló de usar su cuerpo.- Lo pensaré, entonces. Quizás pueda contraofertar con algo que te interese, no lo sé ahora. He de admitir que me pones en una mala situación. Sobre todo porque los actuales ejecutores no se ve que estén muy felices por serlo. La rubia se veía bastante descontenta con su situación...
Tristemente, parecía que la conversación iría en círculos por un rato, pues se dedicó a recapitular los días pasados, alardear de peces gordos y recordar que estuvieron en la reunión del SPM. Eso le dio la pista que necesitaba para recordar su cara y su nombre. Asintió un poco a lo de que les tenía vistos, pues entendía bien que aquello solo era para meterle miedo, para hacerle saber que ya no le necesitaba. Si a lo que iba era a anunciarle su muerte, la aceptaría... hasta encontrar el momento justo para huir de él y partirle el cuello en dos. Sus pensamientos se centraron de nuevo en él al verlo sentarse en el banquillo, diciendo aquello tan cerca de su oído... Por un momento le miró con desconfianza. Por supuesto que lo tomó en un sentido literal... literalmente escalofriante si tomaba conciencia de que al momento de capturar se había roto para siempre el sentido de privacidad.- No sé si pueda ayudarte con eso.- Murmuró rápidamente con un tono suave y bajo, dejando pasar el momento incómodo hasta que se volvió demasiado largo.
Cuando el contrario se dignó a hablar, no fue precisamente para mejor, pues en seguida revivió el momento en que la Alianza Italiana le capturó para meterla a la arena de combate. Cerró los ojos unos instantes mientras trataba de convencerse de que lo que decía no sería tan malo como lo fue, pues al menos él lo estaba pidiendo. Al final, dejó de hacerse ideas y prefirió escuchar. Sin embargo, las opciones que se le presentaban eran la misma cosa disfrazada de diferentes. Continuar matando a seres vivos, sin ningún tipo de sentido y con el único objetivo de matar o morir, o capturar seres para obligarles a vivir las mismas torturas que ella vivía. El hombro fracturado, los arañazos... Al menos en donde estaba podía sacar gente de su propia miseria, o acabar muerta de ser demasiado débil. Se tomó su tiempo para pensar, como si en realidad estuviera pensando en las dos opciones. Su única duda era cómo funcionaría aquello de rebajarle la pena si de todos modos tendría que trabajar para ellos y no estaría encarcelada permanentemente. La situación era compleja, sobre todo con su estado actual, y sabiendo que Reiv no había tenido un buen desempeño en la batalla era probable que no tuviera acceso al mismo trato. Recordó entonces a Morgana, que no solo moriría de coraje si ella llegaba como ejecutora tras la rubia ser degradada. Seguro le sentaría mal, pero solo recordar la manera en que le insistió que perdiera toda esperanza le quitaba del todo las ganas. Observó el cigarrillo de Éamon. No le molestaría tener uno en aquel momento, de hecho lo deseaba, aunque sabía que no lo obtendría. Se limpió la garganta carraspeando un poco, dispuesta a hablar. Casi hubiera deseado que se refiriera a otra cosa cuando le habló de usar su cuerpo.- Lo pensaré, entonces. Quizás pueda contraofertar con algo que te interese, no lo sé ahora. He de admitir que me pones en una mala situación. Sobre todo porque los actuales ejecutores no se ve que estén muy felices por serlo. La rubia se veía bastante descontenta con su situación...
Éamon O'Connell
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Puedo percibir la tensión de la muchacha en el momento en que me acerco tanto a ella, cuando susurro a su oído. El hilo de voz con el que me responde me deja entrever que ha pensado justo en el mal sentido de la frase, lo que me saca una sonrisa de superioridad por sentirme en completo control de la situación. Claro que puede ayudarme con eso, si yo quiero, se cumplirá. Una lástima haber quemado el burdel, venía bien para esos casos. Cualquier cosa menos ir a casa a ver a una esposa que me importa un bledo, y a la cual le importo lo mismo.
Al apartarme me relajo en el asiento dando varias caladas al cigarro, escrutando de reojo el rostro de Juliet mientras ésta apura el tiempo que le he dado para responder. Está claro que tiene un dilema interno importante, pero no lo exterioriza ni verbaliza. Es como si le hubiesen capado las emociones, como si ya estuviese acostumbrada a encontrarse en situaciones así. ¿Una superviviente, tal vez? probablemente...otros muchos estarían lloriqueando y suplicando. Dios...cómo odio que supliquen. Les reventaría la puta boca cada vez que la abren. Me percato de cómo mira el cigarro de manera disimulada, así que decido sacar uno de mi cajetilla, encendiéndolo y pasándolo. Por ahora me hago el "simpático", experimentando con las reacciones de las personas. Que se sienta relativamente segura por unos segundos...
- ¿Contraofertar, dices? ¿te piensas que estamos negociando de igual a igual? qué ingenua. - no me hace ni pizca de gracia que señale que mis empleados del cuerpo de Ejecutores están descontentos, en parte porque sé que es cierto, y eso alimenta la rebelión. - La rubia que dices, Wolf, es una traidora. Ese es su castigo. Esto es tan sencillo como que si tú te portas bien, obtienes lo que quieres. Obviamente no trataremos bien a aquellos que intentan jodernos. Pura lógica. - me levanto de la silla, dejando el cigarro sobre la mesa del al lado de la cama. Después cojo a Juliet por la barbilla, obligándola a que me mire.
- Más te vale que tengas algo bueno que ofrecerme...se me está acabando la paciencia, y tengo más de una forma de persuadirte. - soy yo quien controla las diversas variables que le pueden afectar, tanto las referentes a ella, como las referentes a otros. Bajo mi mano de su barbilla hasta su cuello, aunque esta vez sin apretar, sólo tocando de más mientras bajo la mano hasta llegar al pecho. - Si no me sirves como Ejecutora...¿para qué podrías servirme?
Al apartarme me relajo en el asiento dando varias caladas al cigarro, escrutando de reojo el rostro de Juliet mientras ésta apura el tiempo que le he dado para responder. Está claro que tiene un dilema interno importante, pero no lo exterioriza ni verbaliza. Es como si le hubiesen capado las emociones, como si ya estuviese acostumbrada a encontrarse en situaciones así. ¿Una superviviente, tal vez? probablemente...otros muchos estarían lloriqueando y suplicando. Dios...cómo odio que supliquen. Les reventaría la puta boca cada vez que la abren. Me percato de cómo mira el cigarro de manera disimulada, así que decido sacar uno de mi cajetilla, encendiéndolo y pasándolo. Por ahora me hago el "simpático", experimentando con las reacciones de las personas. Que se sienta relativamente segura por unos segundos...
- ¿Contraofertar, dices? ¿te piensas que estamos negociando de igual a igual? qué ingenua. - no me hace ni pizca de gracia que señale que mis empleados del cuerpo de Ejecutores están descontentos, en parte porque sé que es cierto, y eso alimenta la rebelión. - La rubia que dices, Wolf, es una traidora. Ese es su castigo. Esto es tan sencillo como que si tú te portas bien, obtienes lo que quieres. Obviamente no trataremos bien a aquellos que intentan jodernos. Pura lógica. - me levanto de la silla, dejando el cigarro sobre la mesa del al lado de la cama. Después cojo a Juliet por la barbilla, obligándola a que me mire.
- Más te vale que tengas algo bueno que ofrecerme...se me está acabando la paciencia, y tengo más de una forma de persuadirte. - soy yo quien controla las diversas variables que le pueden afectar, tanto las referentes a ella, como las referentes a otros. Bajo mi mano de su barbilla hasta su cuello, aunque esta vez sin apretar, sólo tocando de más mientras bajo la mano hasta llegar al pecho. - Si no me sirves como Ejecutora...¿para qué podrías servirme?
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