Casa Galeno - Eire

El miembro 'Sean Eire' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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#1 'Defensa Mágica' :


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#2 'Ataque Mágico' :

-El problema es que si llego a necesitar algo en el laberinto no podré comunicarme- Le explicó a Sean, haciendo una mueca con los labios. Aún recordaba su experiencia allí y le recorría un escalofrío. Lo peor de aquello había sido perder de vista a Rhaegar a Ian, era muy consciente de que el laberinto tenía muchas capas y podría haberlos perdido para siempre o que sufrieran daños irreversibles que se manifestaran en la vida real. Había sido una idiota al llevarlos. Aparte, ahora, sentía que sólo debía acudir ella. ¿Un llamado tal vez? Luego recordó que Sean había compartido, sin querer, lo que la Dama del lago le decía -Creo que fue Morgana- Musitó.

-Pero yo lo reconozco- Le guiñó un ojo a eso del drama. Era su fuerte. Su pasión. ¿Por qué ir por la vida así nada más si podias ser estrambótica? Se rió de sí misma, pensando que la ambición empezaba a colarse bastante debajo de su piel. ¿Sería una consecuencia de su brote psicótico? Pero Sean le dio la espalda y, precisamente, su característica caótica entró en acción. Verlo sin boca fue una cosa bastante graciosa pero en cuanto convocó a su patronus Catherine entrecerró los ojos que brillaron en su infinidad de colores antes de que un aullido saliera del bosque. Dos lobos negros de gran tamaño acompañaron a la Descendiente en un parpadeo. Uno de ellos se desvió para atacar a Sean con la cabeza, no con los dientes y el otro la defendió.  El que la defendió se debilitó casi en seguida y lo que quedó de su esencia se unió al otro elemental que se echó hacia atrás evaluando al enemigo.

-Yo creo que...Por hoy ... SEAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAN EIREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE- Gritó, posesa, al verse vestida de rosa. De pronto se sintió profundamente asquerosa, y no por la cantidad de sangre que empezaba a notarse en la ropa sino porque estaba vestida con ese color del demonio -¡TE VOY A MATAR!-


AM a Sean: 27
Defensa mágica: 23 - 45 : 22 -50 PS (Elemental)  : 28 (queda un lobo)

El miembro 'Catherine Le Fay' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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#1 'Ataque Mágico' :


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#2 'Defensa Mágica' :

El asunto del laberinto me dejó pensativo pero no podía rebatirle nada a Catherine, era un secreto de su familia y al igual que en la mía, había cosas que no se podían decir. Ambos nos quedamos en silencio cuando ella se encerró en sus propios pensamientos, finalmente me dijo que se trataba de Morgana pero no me sorprendía demasiado, yo mismo había soñado con Merlín y muchos otros de mis familiares cuando ocurrió el asunto de la magia y los pozos del planeta -Entonces debe ser importante- .

Me reí cuando admitió que era una dramática.. la verdad es que yo también lo era pero había demasiadas cosas que me sacaban de mi zona de confort y acostumbrarme a ello era extraño. Me levanté con la intención de terminar el combate pero la morena tenía otras intenciones, una de sus maldiciones por fin me alcanzó y selló mis labios hasta el punto de hacer desaparecer mi boca pero no me quedaría atrás, al invocar mi patronus Catherine hizo lo propio con sus elementales que eran muy contrarios a la magia blanca que acababa de usar, uno de los cánidos se evaporó pero eso no impidió que mi encantamiento alcanzara a la chica que al verse toda de rosa empezó a gritar mientras yo me ahogaba por tener que reírme sin boca, era como si no me llegara suficiente aire así que la jugada me había salido mal pero merecía la pena por ver aquello, apunté mi brazalete comunicador hacia ella e hice una foto para poder enseñársela después a Lucio pero no caí en la sangre que ahora se veía mucho más brillante y escandalosa en el tejido claro, volví a dirigir mi encantamiento hacia ella con otro patronus que se encargara del lobo que quedaba, esta vez mi objetivo era hacerle un bonito lazo pomposo y rosa chillón en el pelo a juego con el nuevo color que le había puesto, fucsia intenso, tanto que quizás la viera su marido desde casa.

Cuando no pude más por la risa y el agotamiento después de verme perseguido por Catherine decidimos detenernos y dar por concluido el entrenamiento, hice las reparaciones pertinentes al jardín y deshice la barrera sobre la casa para poder entrar además de apagar las luces que convoqué al principio, por suerte Aedan no se había despertado con tanto ruido y Catherine se marchó a casa con su ropa de nuevo en el color que le pertenecía rechazando mi oferta de dejarle algo más decente y menos lleno de sangre. Cuando por fin todo estuvo tranquilo yo si que me di un baño caliente, me puse un pijama limpio y volví a la cama con Lucio -Mira lo que tengo! una foto de Cath vestida de rosa!- le enseñé aquella foto para reírnos un rato y después dormir hasta el día siguiente.
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def M : 48 + 25 = 73
Ataq M: 30 + 5 = 35 daño a Cath

El miembro 'Sean Eire' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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#1 'Defensa Mágica' :


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#2 'Ataque Mágico' :

Al final la resaca había podido más que el ser un buen anfitrión, así que no salí a recibir a Catherine durante la visita. Eso sí, me levanté en algún momento para vigilar a Aedan, al que habían dejado descansando en la habitación de al lado. Después de eso volví a acostarme, escuchando de fondo desde la ventana la pelea que se traían el par de dos en el jardín. Eran como niños, en el fondo se divertían aunque se hiciesen trastadas. Cuando subió me hizo reír con la foto de Catherine vestida como un repollo rosa, sólo por eso ya había merecido la pena lo que quiera que hubiesen estado haciendo en el jardín. Tras eso pudimos dormir en condiciones, y por fin despertar sin ser despojos humanos.

Procuré no hacer mucho ruido al levantarme para dejar que él durmiese un poco más, ya que no se había pasado el día anterior haciendo el vago como yo. Más tarde tendría que irme al trabajo, que seguro que Aldaron ya estaba por allí. Era bastante temprano cuando dejé la cama, directo a la ducha y a vestirme de persona. Luego bajé a la cocina para preparar el desayuno para los dos, un típico porridge con frutos del bosque que salí a recolectar a nuestro pequeño huerto. Lo puse en un par de bandejas, subiendo de nuevo al cuarto para dejar el desayuno a los pies de la cama. Me senté por el lado en el que estaba él, apartando un poco el cabello de su cara antes de empezar a despertarle con algunos besos en la mejilla.

- Venga, arriba dormilón...que ayer menudo jaleo traías con Catherine...- apoyé el antebrazo sobre su costado, removiéndole ligeramente.

Después de darme un buen baño caliente y relajarme después del combate con Catherine, volvía a la cama para reírnos un rato de como había dejado a la pobre, lo de la sangre por suerte lo pasamos por alto porque ya estaba curada pero en su momento me dio un buen susto. Me pegué a Lucio como una lapa porque estaba haciendo bastante frío, por desgracia el momento de la celebración ya había pasado pero no me importaba dejarlo para otro día.

No entendía como podía estar tan cansado si el día anterior lo pasamos en la cama hasta que llegó Catherine y no nos habíamos pasado mucho con los hechizos así que le eché la culpa a la resaca, me habían faltado un par de horas para recuperarme. Los besos en la mejilla me hicieron sonreír de buena mañana pero estaba reacio a abrir los ojos -...nnn... buenos días...- me froté los ojos al sentirlos pesados y los fui abriendo poco a poco para adaptarme a la luz, cuando pude enfocar a Lucio estiré los brazos hacia él en busca de un abrazo seguido de una disculpa por el jaleo de la noche anterior -Lo siento... Catherine ha venido a pedirme ayuda con una nueva idea para sus hechizos- me levanté para quedar sentado en la cama y bostezar mientras me estiraba - Queremos encontrar un método para potenciar la magia y que todos podamos usarlo, yo ya lo tengo más o menos estudiado, me ayudaron los guardianes en las cuevas alquímicas antes de la convergencia para que pudiera aguantar la magia...- una vez más bostecé inclinándome hacia él para apoyar mi cabeza en su hombro, ya llevaba la camisa puesta y se había duchado, volvía a ser persona a diferencia de mi - Pero no le podemos decir nada a nadie de los pozos- concluí para darle un beso en la mejilla y después fijarme en el desayuno, me estaba muriendo de hambre ahora que mi estómago no parecía querer matarme.

-Te he dicho ya que me consientes demasiado ¿verdad? después no te quejes cuando sea un marido malcriado-dije al ver aquella bandeja bien puesta con los dos platos que llenaban la habitación de un delicioso aroma, pero me encantaba que tuviera esos gestos conmigo, solo podía quererlo cada vez más -ahora no quiero que te vayas a trabajar-

Al remolón de Sean no le quedó otra que despertarse de buen humor después de los besos en la mejilla, incluyendo un abrazo de disculpa por su parte. - Oh, no es necesario que te disculpes, era por quejarme de algo. - respondí por lo bajo al abrazarle también, esbozando una sonrisa al verlo todavía tan adormilado. Le di su tiempo mientras se sentaba en la cama para empezar a explicar lo que había estado haciendo con Catherine, al parecer algo más importante que simples juegos de amigos. - Suena interesante, pero espero que no sea peligroso. Ya sabes...me sale la vena de médico protector. - me disculpé encogiéndome de hombros, sintiendo después un leve escalofrío al recordar lo de las cuevas alquímicas, aquella fuente de magia en la que casi me matan aquellos guardianes locos.

- Uff...prefiero no recordar aquello. Ese torrente de magia tan intenso... era tentador, pero peligroso por ser demasiado fuerte para un cuerpo. - señalé mi ojo, que todavía seguía dañado por aquello. Y él había tenido los suyos dañados también por mucho tiempo. - ¿Ese hechizo potenciador puede provocar algo parecido? - mi pregunta no era banal, era necesario saberlo antes de que continuasen con aquello. Ladeé mi cabeza para apoyarla sobre la suya cuando él lo hizo sobre mi hombro, quedándome pensativo con eso del secreto que debíamos guardar. La ubicación exacta la sabíamos pocos, los que habíamos estado en la misión. - Estoy de acuerdo. Sería horrible si S.A.M diese con alguna de esas localizaciones. ¿Crees que ha podido darse cuenta de lo especiales que son esos seis puntos repartidos a lo largo de todo el mundo? ¿O crees que sería capaz de aniquilarnos incluso sin intentar bloquearnos de nuevo la magia? - mi cabeza había dado algunas vueltas a aquello, imaginando muchos escenarios posibles y muy pocos buenos. Suspiré al darme cuenta de lo temprano que era para hablar de eso, prefiriendo pensar en mi futuro marido "malcriado". Eso me hizo cambiar un poco el gesto, volviendo a una sonrisa afable.

- Qué se le va a hacer...disfruto con estas cosas. Y también me apetece poco tener que ir a trabajar ahora, pero es lo que toca. - cogí la bandeja para ponerla sobre la cama, pasándole un bol a Sean para empezar a desayunar. La palabra malcriar me hizo recordar algo que pensé la noche anterior, cuando vigilé brevemente al crío de Catherine. Miré de reojo mientras removía en el bol, tanteando el terreno. - Y...hablando de malcriar... ¿tú crees que si tuviésemos niños seríamos unos padres consentidores?

Me estaba costando lo mío volver a la vida pero con mimos siempre se hacía mucho más llevadero, sonreí cuando dijo que solo quería quejarse así que lo dejé hacerlo, en ese momento me podría decir cualquier cosa que no me iba a enterar de mucho -Ayer le di una buena a la pobre Cath... tuve que curarla, pero no quería hacerle daño, creo que tengo que regular mejor mi magia...- así que si, había sido peligroso pero no para mi -Me gusta que seas mi médico protector- dije después de un rato sintiendo que tenía casi todo mi cerebro otra vez en marcha.

El asunto de las cuevas a decir verdad no había sido muy placentero para nadie, todos nos llevamos un buen susto, sobretodo Lucio que era el que peor lo había pasado. Levanté mi mano y acaricié su mejilla derecha pasando mi pulgar por sus cicatrices -¿no podemos hacer lo mismo que con mis ojos para curarte?- pregunté mientras miraba las secuelas que le habían quedado cuando nos vimos expuestos al pozo en Turín. Pensé un poco en la pregunta de Lucio para al final negar con la cabeza -nuestras secuelas se deben a un exceso de magia pura es... como si intentaras respirar solo oxigeno, te puede matar aunque lo necesitemos para vivir, pero lo necesitamos diluido con otros componentes, la magia que nosotros recibimos no tiene esa concentración, el problema viene si intentas acumular mucha y no rediriges toda esa potencia con el hechizo adecuado- Muchos magos habían muerto intentando crear cosas nuevas, algo que me encargaba de inculcar en los pocos alumnos que tenía, era importante dominar las bases de la magia para evitar esas cosas.

Me apoyé en el hombro de Lucio y él hizo lo mismo en mi cabeza, aquella conversación matutina era demasiado para mi cerebro recién despertado con poca glucosa en sangre -Espero que no, aunque ya está comprobado que la falta de magia nos afecta a todos, lo malo sería que usaran los otros pozos...- me quedé un segundo pensando en aquello y la imagen de Setelah vino a mi mente, él y su antimagia, algo que tal vez me convendría aprender... moví la cabeza repetidas veces frotándome contra Lucio decidiendo no pensar en ello, ya teníamos demasiados problemas como para pensar en uno más.

no sabía a qué ser divino tenía que dar las gracias por acabar con Lucio pero si lo supiera tendría un altar en mi casa, encogí las piernas y las abracé cuando se levanto para acercar la bandeja con el desayuno y tomé el bol con el porrige, un buen desayuno inglés -Tienes tanto que hacer... hasta me sabe mal quedarme en casa de baja... Espero poder volver a dar clases pronto- con eso solo me quedaba la biblioteca a la cual tenía pensado ir ese mismo día, llevaba mucho tiempo con mis amados libros desatendidos. Tomé la cuchara y saboreé mi desayuno mezclado con las frutas del huerto, estaba todo delicioso, eso sumado al hambre que tenía me hicieron comer bastante rápido, tanto que la pregunta de lucio me tomó por sorpresa y casi me atraganto con un arándano.

Me di un par de golpes en el pecho dejando el plato de nuevo en la bandeja para beber un poco de aquella botella destinada a la resaca el día anterior a la que aún le quedaba algo de agua -Lo siento, me has pillado desprevenido... la verdad no estoy seguro de qué tipo de padre sería, es decir, mírame, a veces dudo que pueda cuidar de mi mismo... lo cierto es que tuve esta conversación con Catherine ayer pero..- hice una pequeña pausa y lo miré imaginándolo con un niño en brazos, eso me enterneció -Creo que tu serías un gran padre-

Hice un gesto como queriendo decir que tenía que haberme avisado si había que curar a Catherine, pero al parecer él se había apañado muy bien por su cuenta. Al parecer sí que habían sido un poco brutos el uno con el otro. Cerré los ojos un momento cuando acercó su mano a mi cara para pasar un dedo por las cicatrices que me habían quedado, aunque ya me había "acostumbrado".    - Generalmente curo a otros, a mí mismo me resulta más complicado, pero puedo intentar usar el mismo procedimiento con ese hechizo especial y con lágrimas de fénix. - con que hubiese funcionado con él ya me parecía suficiente, además, yo todavía conservaba uno de mis ojos en perfecto estado.

Al final me convenció su explicación sobre por qué no era peligroso lo que habían estado intentando, y en cierto modo tenía sentido. Por como lo explicaba podría decirse que era un buen profesor. - Confiaré en vosotros entonces. Sobre lo de los pozos...ojalá lo solucionemos antes de que de algún modo los localicen. - no tenía caso por ahora seguir teorizando al respecto, lo único que podíamos hacer era ser rápidos con la misión de la Ciudadela. La verdad es que no quería ir, pero adivinaba que Sean sí querría. Confiaba en poder disuadirle, me daba miedo que pudiese pasarle algo. Si no lo disuadía acabaría bajando con él, eso lo tenía claro. Lo dejé pasar por el momento,  dándole un beso en la mejilla cuando dijo que le sabía mal quedarse de baja.

Él ya había empezado su desayuno cuando le solté la bomba-insinuación sobre los niños, y a punto estuvo de ahogarse de la sorpresa. Igual me había pasado con el tema, para esas horas de la mañana... - ¡Lo siento! - dejé mi bol a un lado y le di unos golpecitos en la espalda, aunque no fuese muy útil para el ahogamiento. La costumbre.  - Era curiosidad...lo pensé ayer al ver al niño de Catherine...me pareció muy mono y se me pasó por la cabeza si nosotros... no sé, pensé en la idea. -
daba la casualidad que él había estado hablando de eso con la Le Fay, aunque a saber cómo habían llegado al tema. Sonreí y le revolví un poco el pelo cuando dijo que apenas podía cuidar de sí mismo, se subestimaba. Sólo era un poco imprudente a veces. Lo que dijo después llegó a emocionarme, aunque yo tampoco estuviese seguro de poder ser un buen padre. - Los dos podríamos llegar a serlo. No sé de qué manera, pero...en algún momento me gustaría que formásemos una familia.  - tomé su mano con la mía, pensando que para eso debíamos seguir los dos vivos y no ]cometer imprudencias. Volví a pensar en la misión, no quería ni imaginar que volviese a pasar lo de los nanobots.
- Sobre lo de antes...ya volverás a dar clases cuando estés perfectamente. Por ahora deberías seguir tranquilo, un ataque con esos nanobots no es ninguna tontería. Yo creo que ni siquiera deberías pensar en bajar a la próxima misión que hagan. No estás en condiciones. -

Me encogí de hombros al ver la expresión que tenía el medimago respecto a las heridas de Catherine, se había ido un poco tocada pero al final nos apañamos y no era culpa mía si no quería que le echara un vistazo el mejor médico de la isla. Cuando levanté mi mano hasta su rostro torcí el gesto por sus palabras -No digas eso, alguien tiene que cuidar de ti, ¿que tal si le pedimos ayuda a Aldaron? a lo mejor entre los dos podemos realizar el hechizo con las lágrimas para curarte- él tenía las gafas que le había hecho Giordano pero aún recordaba su frustración cuando perdió la vista después del incidente en los pozos, le gustara o no había que intentarlo.

De no haber estado tan adormilado seguramente le habría soltado la chapa a Lucio sobre mi teoría del flujo de la magia y como transformarla pero le había bastado con una pequeña explicación y a mi también. El tema de los pozos también quedaba zanjado sobretodo para no llamar a la mala suerte, ya habiamos tenido muchos problemas la última vez y volver a las cuevas alquímicas sería peligroso porque si SAM no las había descubierto sería gracias a los guardianes.

El beso en la mejilla de Lucio me hizo sonreír de nuevo, era un "no pasa nada, tienes que descansar" muy resumido en solo un gesto, aún así haría lo posible por volver al trabajo pronto pues ya me encontraba mejor, si mi prometido no me mataba antes haciendo que me atragantara con el desayuno, claro. moví la mano negando con la cabeza para que no se preocupara mientras tosía -Tranquilo, no es nada- me bebí el agua y escuché lo que tenía que decir sobre el tema -Yo también lo he pensado en algún momento, formar una familia y eso, pero me parece que aún tenemos muchos asuntos pendientes antes de intentarlo- me moví un poco hacia él para poder tomar su mano y entrelazar mis dedos con los suyos, la idea de Lucio llevando a un niño en brazos me gustaba, ya lo pensé en aquella ocasión cuando trajimos a la pequeña de la ministra a la isla, estaba seguro que sería un buen padre pero de mi lo dudaba bastante.

Al final dijo que le gustaría formar una familia, giré mi cabeza apoyando la barbilla en su hombro para mirarlo fijamente, no dije nada por unos segundos y lo único que hice fue repasar las líneas faciales del mayor..." ojalá los niños se parecieran a él" fue lo que pasó por mi mente antes de sonreír -¿Y cual sería su apellido? Galenus-Eire... ¿uno de cada uno? ya podemos ir buscando un buen método para tenerlos... por que a mi también me encantaría tener una familia contigo- Lucio tomó mi otra mano y acorté la distancia entre nosotros para darle un beso pero aún le quedaba algo rondando por la cabeza, la misión a Francia.

Suspiré cuando me dijo que no debería bajar, lo entendía perfectamente, yo no quería que él bajara y durante la misión en Londres me las había arreglado para que no lo hiciera, pero ahora estaba bien y ya no me pillarían desprevenido -Lucio... no puedo quedarme aquí sin hacer nada, nos lo jugamos todo en esta misión ¿cuanto tiempo crees que estaremos seguros aquí en la isla? tu mismo lo has dicho antes ¿y si la IA encuentra los pozos? ¿qué será de toda la gente que intentamos proteger? ¿todos los que intentamos salvar y que ahora están bajo el control de la máquina? sé que no soy muy bueno en batalla pero puedo ayudar con mis barreras, por muy poco que sea, cualquier cosa que nos de una posibilidad de ganar debemos hacerla- me mordí el labio pensando que él también querría venir y no sabía si decirle o no lo que pensaba de eso -tu... ¿tienes pensado bajar?- pregunté intentando tantear el terreno mientras pensaba como convencerlo para que no lo hiciera.

Hice un gesto de que daba igual cuando pareció preocuparse por lo de mis ojos, aunque su idea no era mala. Al principio me había costado mucho lo de acostumbrarme y ya estaba más o menos adaptado a trabajar así. A pesar de eso seguía queriendo recuperar una buena visión. - Puees...podría intentarse, confío en ambos, aunque no corre prisa realmente. Luego os explico el procedimiento por si fuese posible. - seguro que me facilitaba mucho algunas tareas en las operaciones, sin forzar tanto la vista del ojo bueno. El tema que salió después me hacía más ilusión, especialmente al ver que él también opinaba como yo en eso de aumentar la familia. Le di un beso en la mano que teníamos cogida, mirándole a los ojos. - Iremos por partes, por supuesto. Primero la boda. Aún así podemos ir pensando en ello, poco a poco. - no éramos de hacer las cosas deprisa y corriendo, todo nos había llevado nuestro tiempo.

- Lo del apellido no tengo ni idea, la verdad. Ya sabes, por la norma de no poder mezclarse entre Descendientes...no creo que se haya dado el caso hasta ahora. Eso también nos va a costar. Sobre el método...podríamos hablar con el compañero nuevo, con Franklin. Seguramente sepa sobre el tema y puede orientarnos. Sus investigaciones sobre el ADN seguro que son útiles para lo que buscamos, y posiblemente sin tener que utilizar a nadie de alquiler. No me parece ético...- expresé los pensamientos que se me iban viniendo a la cabeza conforme hablábamos sobre ello, sintiéndome más calmado ahora que él se había mostrado receptivo con el tema de la familia. Correspondí a su beso en los labios antes de que el tema se enturbiase con lo de la misión, que era como el elefante en la habitación. Sabíamos que estaba ahí, pero no era agradable hablar de ello.

- Lo peor es que llevas razón, esto no será seguro para siempre. Es cuestión de tiempo. - admití con un quedo suspiro, cerrando los ojos un instante. no en vano habían encontrado la torre de los Soul, otro lugar que estaba protegido con magia. No estábamos a salvo. - Es...me da miedo lo que pueda pasar. Sé que eres bueno con la magia defensiva, pero esa cosa parece no atender a quién es bueno o no. Quiero retenerte aquí para que no te suceda nada, aunque sé que tampoco puedo impedirte que bajes. A no ser que le pida a Aldaron que te dispare un dardo tranquilizante...- sonreí con cierta tristeza, sabiendo que no debería hacer eso aunque fuese una solución fácil. - Yo te acompaño. Cubriré tus espaldas, porque yo sí que no sé luchar y no puedo aportar nada ahí. Intentaré mantener a raya las heridas graves que puedan surgir. - miré de refilón al desayuno que habíamos dejado un poco abandonado, aunque mi cabeza estaba en otro lado. - Prométeme que nos iremos si la cosa se pone muy fea.

hinché una mejilla por el gesto de Lucio, tanto cuidar de los demás y darme a mi sermones sobre mi salud pero cuando se trataba de él nunca le daba prioridad -Lo haremos y todo saldrá bien, ya lo verás-. El asunto de la familia me sacó una sonrisa, Lucio besó mi mano y de forma casi inmediata mis mejillas se ruborizaron, ya me costaba menos disimular mi euforia interior pero no podía hacer que mi corazón dejara de acelerarse -está bien, pensaremos en ello cuando resolvamos lo de la boda... ya sabes, aún estaba sobrio cuando Newton vino a darnos la charla- solo de pensarlo se me hacía un nudo en el pecho... eso o me quedaban secuelas de la operación.

Escuché las elucubraciones de Lucio sobre nuestros futuros hijos, decía que iríamos por partes pero ya parecía tener claras algunas cosas y se notaba la ilusión que le hacía -A mi me gustaría que tuvieran los dos, nada de favoritismos, imagina que un día digan "a ti papá te quiere más porque tienes su apellido"?- me reí solo de pensar en una tontería así, yo no tenía hermanos así que solo podía contar con las historias de Catherine y lo que viví con ella en mi infancia -le preguntaremos después a Franklin, echaré un vistazo en la biblioteca cuando tenga un rato libre por si encuentro algo que nos ayude con eso- después del beso la charla no fue tan agradable.

El suspiro de Lucio me hizo sentir culpable por lo que me acerqué a él mucho más para poder darle un abrazo cuando cerró los ojos, me gustaba tener la razón pero no con esa cara tan larga que se le había quedado al medimago. Aparté la manta y me senté en el borde de la cama con él mientras me contaba sus preocupaciones, no eran muy distintas de las mías pero a diferencia de mi, que quería dejarlo en la isla, él pretendía acompañarme. Me quedé un momento en silencio pensando en ello, él ya lo tenía claro y había aceptado que yo iría resignándose a acompañarme una vez más en la batalla... no era la primera vez pero yo quería hacer lo mismo por él, ser comprensivo, aceptar que no quería ponerme en peligro y quedarme en la isla... pero es que simplemente no podía, era mi deber ir, apoyar a los que lucharían por liberarnos de la IA que amenazaba con destruir la civilización tal y como la conocíamos, por lo que en ese momento solo me podía calificar de egoísta.

Me levanté de la cama y me puse frente a lucio acomodándome entre sus piernas para después subir mis manos a sus mejillas y darle otro beso, esta vez más lento pero más largo, pasé mis brazos por encima de sus hombros y cuando me sentí satisfecho puse una distancia mínima entre los dos para poder mirarle a los ojos -Te quiero... bajaremos juntos y volveremos juntos, la verdad yo también quiero que te quedes pero no sería justo- volví a sus labios una vez más para después contestar a su última pregunta -te lo prometo... pero traeremos a cuantos podamos-

Ambos estábamos de acuerdo en que el tema de los hijos era algo para pensar sin prisa, viendo todas las opciones y por supuesto después de la boda. No quería pensar demasiado en la misión, preferí centrarme en esos planes, en buenos pensamientos. El buen humor se me bajó un poco cuando me recordó lo de Jack. El viejo me había decepcionado, no esperaba ese tipo de charla irrespetuosa por su parte. - Cada uno debe tener derecho a estar con quien quiera. Además, ni siquiera estamos mezclando linajes, no veo fundamento para su queja. - no lo había, era más por su pensamiento retrógrado. Lo de los apellidos no lo tenía tan claro, una vez más por el tema del Consejo. - Ya...deberíamos decidir a suertes el apellido que va primero. Pero...no sé si nos dejarán. - murmuré pensativo, pasándome una mano por la barba. Asentí a lo de ir a buscar a la biblioteca, yo haría lo mismo por mi lado con libros que tenía en el hospital.

En realidad el tema de decidir los apellidos se quedaba en nada si lo comparábamos con el peligro que se cernía sobre nosotros. Los segundos de silencio se hicieron eternos, como si ninguno de los dos quisiera abordar el tema en cuestión. Seguí a Sean con la mirada cuando se levantó para ponerse frente a mí, calmando un poco mi inquietud con aquel beso y aquella promesa. - Juramento inquebrantable. - sonreí levemente al decir esas dos palabras, como queriendo decir que debíamos cumplirlo como si se tratase de dicho juramento mágico. Lo atraje hacia mí para sentarlo sobre mis piernas, susurrando otro 'te quiero' antes de encontrarme con sus labios. No fue el último de la mañana, sino que a aquel le siguieron otros muchos más. Las caricias y los besos acabaron por llevarnos a la cama de nuevo, pero esta vez no fue precisamente para dormir...

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Transcurrieron algunos días desde que decidimos tomarnos ese día entero para nosotros solos, disfrutando de momentos íntimos y de la tranquilidad de nuestra casa. Sean se quedó todavía recuperando fuerzas, pero yo regresé al trabajo. Cuando lo hice me enteré del disparate de mi despacho, aquel extraño mensaje de Leila. Fue peor todavía cuando me enteré de lo que le había pasado a la pequeña, algo que se comentaba por todo el hospital. Aquello me había hecho volver a casa muy desanimado, pues recordaba cuando ayudé a traerla al mundo. Era una tragedia, y el asunto parecía turbio. Le había contado aquello a Sean, pues estuve dándole vueltas a la cabeza al tema.

Estaba intentando distraerme un poco mientras preparaba un chocolate caliente que queríamos tomarnos delante de la chimenea. Sean ya estaba preparado en el sofá cuando salí con la bandeja de los chocolates. Me senté a su lado y la dejé en la mesita, aunque no nos dio tiempo ni a soplar. Primero sonó el brazalete comunicador de Sean, pero no el mío, así que supuse que era un mensaje para él. - Va, responde mientras esto se enfría un poco. - le animé con una sonrisa, justo al tiempo que se colaba un avión de papel por la rendija de la puerta, seguida de una carta que también se coló por allí. Me levanté a recogerlo, un tanto extrañado por tanto mensaje a la vez. Comencé con el memorándum, con el sello de la guardia. Torcí el gesto en cuanto vi de lo que se trataba. Me tocaba hacer una evaluación psicológica a Leila. No tenía ganas ningunas de aquello, pero entendía que era necesario para esclarecer los hechos. Después leí la carta, de parte de Bellatrix.

- ¿Qué querrá? si en el juicio no dijo nada... creo que necesito hablar con Matvey también. - se me habían juntado dos cosas por hacer, pero lo prioritario sería lo de la guardia porque creía que era urgente. Regresé al sofá con Sean, suspirando con los dos papeles en mi mano. - Bellatrix quiere hablar conmigo. Y me toca hacer también una evaluación psicológica a Leila. Me temo que...tengo que irme.

No tendría que haber mencionado a Newton, eso puso de mal humor a Lucio y lo entendía perfectamente -al final lo comprenderá, Newton es un buen hombre, un poco cascarrabias pero al fin y al cabo un hombre inteligente y comprensivo- le di un beso en la mejilla para que se calmara y sonreí -No importa lo que tengan que decir los documentos oficiales, en casa serán Galenus- Eire, nuestros hijos- ahora tenía una cosa más en tareas pendientes, pero al menos esto era por puro interés personal.

La charla sobre la misión nos había puesto tensos pero al final alcanzamos un acuerdo, al decir Lucio lo de juramento inquebrantable sonreí levantando mi meñique hacia él para que lo juntara con el suyo -Juramento inquebrantable- repetí sellando nuestra promesa, al final nos olvidamos del desayuno, me vi atraído hacia él y me senté a horcajadas escuchando ese "te quiero" que me hizo estremecerme a la vez que me sonrojaba, los besos no se hicieron esperar y aparté la bandeja de la cama con mi magia dejándola fuera de peligro pues teníamos otros planes y esta vez, por suerte, nadie nos había interrumpido.
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Con el pasar de los días todo estaba tranquilo, tanto Lucio como yo nos centramos en el trabajo, yo seguí con el pensadero y el asunto de la magia, había decidido hacer un Golem para comprender un poco mejor como funcionaban los canales mágicos en ellos pero necesitaría ayuda para moldearlo por lo que se lo pedí a Lucio. aquel mismo día había terminado con el pensadero y le enseñé al medimago lo que era clave de él además de un recopilatorio de las normas que se habían instaurado en el consejo desde sus inicios, aquello había sido agotador pero valdría la pena.

El día que Lucio llegó a casa tan desanimado me preocupé y no era para menos según lo que me había contado -Pobre Kyllian... lo habrá pasado fatal ¿te acuerdas de él? le ayudé a tomar el examen de la academia para ser alumno aquí...- una lástima, pero ya nada podíamos hacer más que darle nuestras condolencias a los padres... o solo a él por lo que parecía. Me senté en el sofá mientras leía un libro y esperaba por mi prometido que estaba preparando chocolate, al salir de la cocina los dejó en la mesita, cuando se sentó le di un beso en la mejilla y las gracias, el brazalete empezó a sonar pero solo el mío, lo miré con cara de "no quiero" y un puchero porque era nuestro tiempo juntos pero entonces el de él también empezó a sonar además de llegar dos cartas -¿Habrá ocurrido algo?- miré mi brazalete y al ver quien llamaba contuve el aliento -Es Gio...- tardé un rato en contestar mientras Lucio abría los dos sobres que le habían llegado, suspiré y entonces contesté sin alejarme de él.

-Giordano, ¿qué ocurre? ¿hay reunión del consejo?-

esa era la única razón por la que podía llamar, trabajo... o para mandarme a la mierda otra vez.

No pude evitar pensar en el pobre feral cuando Sean lo mencionó, asintiendo apenado. Esperaba que pudiese superarlo de algún modo. Lo que menos nos apetecía a ambos era ponernos a responder mensajes en ese momento, pues íbamos a tener nuestro rato de relajación en el sofá antes de volver con las investigaciones del pensadero y con el asunto del modelado del golem. A pesar de eso volví a animar a Sean a que respondiese al mensaje, pegando un pequeño respingo cuando dijo que era Gio. - Qué raro...pensé que estaba enfadado con nosotros. Puede que sí que haya pasado algo. Pero en ese caso sería mensaje para todos. - estrujé mis papeles en la mano, nervioso por escuchar lo que pasaba. Cuando Sean contestó le llamó Giordano, poco habitual en él. Seguía enfadado.

Quise poner la oreja, pero a mí me llegó otro mensaje al brazalete. Esta vez era Sayid, diciendo lo mismo que Amaya pero de modo más amable. Suspiré nuevamente, al parecer aquello no podía esperar. Puse cara rara al no entender ninguna de las frases que le estaba diciendo Gio, pero tampoco me iba a meter. Al menos no parecía que pasase nada serio.

- Recuerda que a Gio le cuesta expresarse...dale tiempo. Tal vez quiera disculparse. - sugerí en un susurro antes de levantarme. - Debo irme ya, suena como algo muy urgente. Siento dejarte a medias con el chocolate...volveré por la noche, si todo va bien en el trabajo. - le di un beso en los labios para despedirme, desapareciéndome de allí después. Me tocaba hacer una evaluación psicológica con testimonios bastante duros.

Los mensajes de Lucio parecían importantes y la llamada de Giordano me pilló por sorpresa, a los dos, al final contesté mientras él preparaba sus cosas para irse, como se trataba del brazalete pudo escuchar lo que decía el italiano al otro lado de la línea.

Miré a Lucio confuso por la forma tan alegre de contestar del tecnomago, yo también recordaba que estaba enfadado con nosotros -si, hola Giordano...- tenía la voz rara y después de eso empezó a reírse ¿era una broma o algo así? de nuevo miré a Lucio sin entender nada, ¿debería colgar? no, eso no era bueno, me recordó que Gio era... especial así que después de su última pregunta decidí ponerlo en espera -Dame un segundo Giordano, no cortes la llamada- silencié el teléfono lo justo para escuchar a Lucio, suspirar y despedirme de él, devolviéndole el beso, en cuanto me quedé solo volví a la llamada.

-Perdona... a ver, tienes que explicarte mejor porque no estoy entendiendo nada, hay muchas cosas que me gustan pero no sé a qué te refieres- me mordí el labio y entonces continué -y por lo del otro día, siento haberte pedido lo del cuadro, no pensé que te sentaría tan mal-