Casa Galeno - Eire

-Te escucho a ti…- Le dijo sonriendo de lado con cariño antes de pensar en Ian y bajar un poco la vista -Aunque no te lo creas, tampoco le escucho mucho a él. Le consulto pero es cierto que muchas veces tenemos puntos de vista muy diferentes… Y… - Negó con la cabeza y se llevó la mano buena a la sien antes de arrugar la nariz -Una parte de mi quiere dejar el Consejo, Sean. Te lo aviso para que lo tomes en cuenta, sólo quiero ser feliz con Ian y la verdad es que ahora con los Pendragon me siento muy agobiada. No quiero dejaros, sois mi familia pero la verdad es que el Consejo sólo trajo muerte a mi linaje. Y, además, el mundo estaría mejor sin maldiciones ni ilusiones mágica- Indicó suspirando, o mejor dicho, dejando escapar el aire como si se sacara algo de encima que llevaba mucho tiempo acumulando. Y pensó de nuevo Ian -Cuando Wthyr me sugirió que dejara el Consejo y me dejaría en paz, tuve el deseo de hacerlo. Y sé que Ian también. Lo conozco pero al mismo tiempo es como… ¿Y cómo puedo ayudar al mundo si no tengo el poder para hacerlo? Y la otra parte me decía: Pero ya has hecho bastante, el Consejo empezó a reaccionar gracias a ti. Así que… - Le sonrió incómodamente -Me estoy volviendo loca-

-Es una opción- Dijo con lo de los cuentos llevándose una mano a la barbilla. Eso le gustaba, pasar tiempo con él aparte Aedan no le juzgaría. Sonrió, risueña, pensando en su pequeño que ya casi cumplía dos añitos -He comenzado a leer solo que voy algo lenta. Antes Desmond me ayudaba así que no le daba importancia y ahora pues me toca hacerlo por mí misma. Debí empezar hace mucho …- Se quejó de sí misma antes de poner los ojos en blanco. Volvió la vista hacia Rubí cuando apareció sonriendo brevemente y preguntándose donde estaría Donovan. Se rascó la barbilla pensativa -Estuve leyendo una cosa…sobre la canalización de magia. Voy a buscar algo en tu biblioteca- Dijo bajando de la mesa y yendo a husmear los libros mientras lo escuchaba de fondo.

-Bueno…Eso parece aburrido- Indicó hacia Sean antes de recordar otra cosa que tenia que comentarle -Durante este mes estuve hablando con los Ministros y también con Newton. Al ver que somos capaces de crear una alianza me parece prudente que una vez que derrotemos a SAM conformemos una especie de gobierno híbrido con representantes humanos, del Consejo, de criaturas y diferentes grupos como la Brigada y los Renegados- Omitió deliberadamente a los Blood Keepers -Siempre decimos que el Consejo no es un Gobierno mágico pero nos comportamos como tal muchas veces. Creo que es el momento de crear uno que sí tenga el poder de hacerlo y que haya un equilibrio en el poder- Volvió la vista hacia Sean, esta vez con una sonrisa maléfica en los labios -Una entidad por encima del Consejo al que los Pendragon tanto desean entrar- Volvió la vista a los libros sacando uno en particular que creía que podría ayudarla con su investigación y lo ojeó.

En cuanto la vi sonreír la miré con los ojos entrecerrados con sospecha y después sonreí de la misma forma que ella -Vale, te creo, pero al menos espera a que me recupere del todo para hacerme jugarretas- me encogí de hombros cuando dijo lo de los puntos de vista -Es normal, no sois la misma persona y por tanto no siempre podéis estar de acuerdo- ya me tocaría a mi una discusión con Lucio por alguna cosa pero esperaba resolverlo por las buenas, después de todo ambos teníamos una naturaleza pacifica. La confesión de Catherine sobre dejar el consejo no me tomaba por sorpresa, ya habíamos tenido una conversación así antes e incluso yo me lo había planteado alguna que otra vez pero el tema de los Pendragon me parecía algo que el resto del consejo estaba tomando muy a la ligera.

-Catherine, dejar el consejo solo depende de ti pero si abdicas la responsabilidad caerá sobre Aedan... no es tan fácil- y no estaría bien perder otro linaje, ya nos habíamos quedado sin nigromante y sin Bellatrix, sin mandela y sin de molay... cuatro casas en menos de una década, la sorpresa vino con lo de aquel hombre, Wthyr Pendragon, la miré sorprendido y por supuesto preocupado -¿Te ha chantajeado? Catherine eso hay que decírselo al consejo! es una razón más para no dejarlos entrar, solo usan sus mentiras y artimañas para conseguir poder, ¿cómo hemos permitido que se quedaran? es que..- cerré los puños y me mordí el labio inferior intentando por todos los medios mantener la calma -no me creo una palabra de lo que dijeron en la reunión, tu también los escuchaste ¿de qué servirá todo el progreso que hemos hecho si esa gente viene de nuevo con sus ideas retrógradas? han atacado a tu familia, me atacaron a mi, porque la verdad dudo mucho que aquel espíritu viniera solo, ni siquiera sabemos para que era el sello ese que pusieron en la mesa de reuniones y justo después aparecen ellos destruyendo nuestros campos, nuestras casa e incluso asesinando a los guardias con la ridícula excusa de que "solo los desmayaron" ¿quien puede creerse esa patraña!? Lucio estaba de guardia ese día y dudo mucho que mi ... que el médico más experimentado de la isla haya fallado en una cosa tan básica como encontrarles el maldito pulso!- al final me había exaltado pero el corte de decir "mi prometido" o " mi novio" no había desaparecido, sobretodo con Catherine que a lo mejor se metía conmigo por eso.

Estaba furioso y empecé a gruñir cosas por lo bajo mientras me paseaba por la biblioteca haciendo gestos de desaprobación pero eso no quería decir que no le prestara atención a mi amiga -Puedes venir cuando quieras, yo te ayudaré con eso- con lo del libro le hice un movimiento de mano restandole importancia, podía tomar lo que le diera la gana mientras me lo devolviera, claro. Ahora sabía que tenía que darme prisa con el pensadero y con más cosas -Tu y yo sabemos que la espada no hace nada a los dragones... tiene que haber una forma de desenmascararlos, pero ¿sabes la cantidad de normas que hay del consejo? llevo todo el día con los cónclaves desde la fundación de la isla y apenas he rascado la superficie, claro que es aburrido pero necesitamos más de lo que ellos puedan tener!- a saber cuanto tiempo habrían estado planeando su venganza y nosotros ni conocíamos de su existencia.

-¿Eh?- fue mi primera reacción a la propuesta de un gobierno mágico, era algo que ya estaba en el tintero desde hacía tiempo -No sabes lo difícil que fue reunirlos a todos en el le fay, mientras haya una amenaza común es fácil mantenerlos unidos pero en cuanto esta desaparece.. en fin- sobretodo por los blood keepers, pero si era un gobierno supuse que en representación de todos los magos bastaba con alguien del consejo -no somos un gobierno pero eso es lo que los Pendragon quieren, poder, creando un gobierno como el que propones ¿cuanto tiempo crees que tardarán en echarle mano? no...- me llevé una mano a la barbilla y la otra la puse sobre mi cadera, mirando al suelo para pensar -Tenemos dos opciones, crear el gobierno que propones ahora que no están en el consejo o impidiendo que entren, algo que veo mucho más difícil teniendo en cuenta que hasta Lucio les propuso quedarse... agh... ese día me llevaban los demonios y al final conseguí que casi me mate la máquina del mal- me volví a dejar caer en la silla cruzado de brazos como un niño enfurruñado -Ese día hasta el pobre Gio pagó el pato... ¡Pero me estaba evitando! a saber porqué tontería estaría enfadado conmigo y encima se pone a bailar con la... mujer esa del pelo largo, le tendrían que haber quemado su laboratorio, a ver si le seguía haciendo tanta gracia-

De todos los horizontes que se había planteado no había pensado en Aedan. Porque claro, ella sería su regente. Catherine miró a los ojos a Sean con una sonrisa un poco triste -Si me pongo estricta... Es Aedan Hacksaw. No Le Fay- Se apartó el cabello de la cara, se lo puso tras las orejas y analizó sus siguientes palabras con cuidado -El Linaje Le Fay moriría conmigo- El peso de aquellas palabras se le instaló en la espalda con tanta fiereza que casi le dolió físicamente. Trago, en seco, porque aquello implicaba demasiadas cosas. Pero si era por el bien de su familia…

Escuchar a Sean perder los papeles le sorprendió. Mucho. Le observó con curiosidad al ver cómo hablaba y hablaba y hablaba. Los odiaba -Política y burocracia- Indicó Cath levantando la mirada hacia el pensadero y recordando el rostro de Wthyr cuando le dijo que bien que sabía usarlas cuando le convenía. Eso era cierto. Con los años había aprendido una que otra cosa del Consejo. Había entrado con 15 pero ya tenía casi 25. Se humedeció los labios aún pensativa -También está lo que dijo Matvey antes de que Bella lo matara. Están seduciendo a los miembros del Consejo y temo que nuestra unión no es tan fuerte. Podemos citar a Bellatrix como testigo-  Sean siguió y siguió y siguió y Catherine puso un poco de morros al ver el estado colérico en el que estaba -Pues te vas a matar tu solito con la rabia que tienes, ni mis bromas hacen ese efecto- Soltó, alzando los hombros cogiendo otro libro y apartándolo para llevárselo.

-Habla con Sayid. Él parecía sabérselo todo de memoria- Indicó cuando soltó aquello de las reglas algo que a Cath no le apetecía mucho después del último cónclave donde cambiaron varias. Menuda faena.  Al escuchar lo del castillo Le Fay se le erizó la piel de la nuca al recordar ese período tan oscuro de su vida al que no quería volver. Volvió la vista a los libros mientras escuchaba a Sean hablar. Estaba soltando todo lo que no soltó en el parlamento aparentemente -Podemos designar y poner órdenes. Trabajar con ambos bandos. Tengo fe en que se puede hacer. Podría ser mi última obra buena- Le dijo a Sean, sonriendo de lado. Esperaba que entendiera que la idea de abandonar cada vez cogía más peso en ella.

-Mmmm Gio está un poco extraño- Le indicó Catherine, así nada más, pensativa -Es decir, el ES extraño. Pero el día del parlamento actuaba raro. Y después…¿Bailar? ¿No que él no gustaba del contacto físico?- Arqueó las cejas -Las Pendragon se le están metiendo por los ojos a los solteros del Consejo. Hay que ir con cuidado… - Indicó finalmente sacando un libro más y creyó que con eso sería suficiente para un par de dolores de cabeza -Además lloró con vuestro compromiso ¿Crees que quiera buscar esposa? ¿O esposo? No sé qué le va a Giordano, con lo enigmático que es…- Expresó y después se golpeó la sien -Puedo intentar verlo pero se va a enojar conmigo… Aunque… Una raya más al tigre- Expresó alzando los hombros con desinterés.

No le dije nada con eso del apellido del niño, eso no le importaría al consejo mientras llevara su sangre y tuviera un heredero, yo de momento no tenía que preocuparme de esas cosas y a lo mejor a futuro tampoco... no había hablado de niños con Lucio pero de estar en la posición de Catherine no estaría muy seguro de que hacer, por el momento y desde mi punto de vista huir no era la solución -Si te sirve de consuelo, quiero cambiar muchas normas, abrir el consejo para que estas cosas no pasen, para que las futuras generaciones no se vean asfixiadas e impedidas como nosotros- pero eso iba a requerir mucho trabajo y si ella se iba no me quedaría demasiado apoyo contra los miembros más conservadores.

El tema de los Pendragon me sacaba de quicio y al recordarme lo de Matvey solo pude pensar en el error que cometimos al cerrar aquel trato, se apresuraron a aceptar en cuanto él apareció y entonces Bellatrix acabó con su vida... abrí los ojos como platos mirando con algo de apuro a la morena, era una persona muy importante para ella y el tema la alteraría, la pondría triste y yo no había podido estar con ella, pero en cuanto posé mi mirada en ella no pude ver más que serenidad y eso era extraño pero teniendo en cuenta su historial creía conocer la respuesta a su comportamiento -¡Catherine le fay! no me digas que te has hecho otro tatuaje!? eso no soluciona nada! el duelo es dificil pero debes enfrentarte a tus sentimientos... estoy seguro que la muerte de Matvey fue muy dura para todos pero..- la verdad es que nunca me llevé demasiado bien con el nigromante así que solo podía imaginar el dolor que sentía -Siento no haber estado en el funeral...- estúpido mes en coma, solo podía echarle la culpa a eso sin hacerlo a mi mismo por irresponsable.

Tenía razón con lo de Sayid, pero no podiamos depender solo deuna persona, todo debía estar bien documentado y teniendo en cuenta que se perdieron archivos en la caída y después en la huida del castillo no nos podíamos arriesgar a perder algún detalle importante por mínimo que fuera y que nos ayudara con los invasores, estaba decidido a ello. Catherine seguía ojeando los libros y eso me recordaba que tenía trabajo en la biblioteca de la academia también, me giré cuando habló de aquel gobierno pero no por la idea si no por recordarme que se iría del consejo -Ya vale Catherine, sé que te sientes así desde hace tiempo pero no es el mejor momento para abandonar, además, ¿de verdad crees que te dejarán en paz? esa gente solo dice mentiras, no me creo ni sus nombres...- por lo general solía ser una persona pacifica que prefería el dialogo antes que el conflicto pero con ellos era diferente, simplemente me hervía la sangre y era superior a mi.

El tema viró hacia el italiano y entonces me incorporé en la silla cuando la opinión de la descendiente coincidió con la mía -¡¿VERDAD!? es decir, todos conocemos de sus excentricidades ¿sabes lo que me costó darle solo un abrazo? o que me ayudara en las...en la misión de italia cuando me atacaron unas quimeras! pero de repente se pone a bailar el tango de la muerte con... la mentirosa aquella de los pendragon, ni siquiera sabía que supiera bailar... - podía haber elegido a cualquiera de las 800 primas de Adael o cualquier otra persona, alguna compañera del consejo, pero no, se fue con el enemigo y lo de los solteros no me hacía gracia en absoluto, tendría que ir a darle un tirón de orejas en algún sitio del cual no pudiera escapar de mi, tal vez su laboratorio.

Estaba pensando en ello cuando la morena dio aquel detalle sobre nuestra boda -¿Gio se puso a llorar?- eso si me preocupaba, porque nunca había visto a Gio llorar, solo ponerse muy nervioso pero ¿llorar? , eso nunca por lo que me preocupé más ¿y si Lucio tenía razón y era porque se sentía apartado? pero yo nunca había tenido ese problema con Catherine cuando se casó, solo reducimos nuestro tiempo juntos pero seguíamos siendo amigos y contando el uno con el otro, suspiré con aquello, me parecía demasiado complicado -No, déjalo, yo hablaré con él ya que parece evitarme a mi... Lucio dijo que tal vez se sentía apartado por lo de la boda y todo eso, esperaré unos días a que se le pase y ya veré como me acerco a él- ¿Sería que por eso empezaron los rumores esos de la mazmorra sexual? ¿quería llamar la atención? -Cath... ¿has escuchado los rumores sobre Gio y su mazmorra sexual? me lo dijo Lucio el otro día, se comenta en el hospital pero no me lo creo, aún así.. ¿crees que sea eso?- ya cualquier teoria me servía en ese punto.

Miré por una de las ventanas de la biblioteca y casi no había luz fuera, entonces miré el reloj y me llevé las manos a la cabeza -ay no! he estado todo el día con esto, Lucio me mata si se entera, me dijo que descansara.... y llegará de trabajar y no he hecho nada ¿te quedas a cenar? juro no matarte, he encontrado un par de encantamientos de cocina- quería aprender a hacerlo yo mismo pero hoy ya no tenía tiempo, recogí todo el desastre de pergaminos y las tazas de té que tenía por ahí además de dejar el pensadero a buen recaudo -Recuerda devolverme los libros, que siempre te los quedas, gorrona!-

-Menudo cónclave vas a montar. Esta vez no me lo fumo a menos que me lo pidas de rodillas- Le dijo sonriendo de lado antes de escuchar aquello del tatuaje. Miró a los ojos a Sean mientras escuchaba todo lo que le decía e intentó mantenerse impertérrita pero el sabía, perfectamente, que había algo más -He hecho mi paz con la muerte. Es el ciclo de la vida. Después de tantos…- Indicó, alzando suavemente el hombro, antes de poner las manos tras su espalda, negando con la cabeza cuando dijo que no pudo estar en el funeral -No te preocupes-

-Yo tampoco me creo nada. ¿Por qué crees que no abdiqué directamente el día del parlamento? No tengo manera de asegurarme de sus palabras al menos que haga un juramento inquebrantable. Y, aunque yo estoy dispuesta a hacerlo, tengo que redactar muy bien las preguntas- Mantuvo el gesto imperturbable, también era una idea que se le había cruzado por la cabeza, pero no quería adentrarse mucho más. La conversación con Sean había puesto más cosas en la balanza.

Una cosa derivó a la otra y ella asintió cuando habló de Gio -Supongo que se emocionó al verlos comprometerse. No tengo idea alguna. Se fue rápido- Indicó sin importarle tanto como para seguir indagando, menos aún cuando Sean alegó que podía ser un tema con él. Alzó un hombro con un gesto de “ok” para luego escuchar lo de la pelinegra -Tienes que aprender a controlar esa rabia, Sean. Porque saben jugar con nuestros puntos débiles y si sigues mostrándote así cada vez que sacan el tema, estarán jugando contigo constantemente. Imagina todos los escenarios posible, todas las respuestas que podrían darte y las que tú podrías responder. Entonces no todo te sorprenderá y si algo lo hace estarás ligeramente preparado para no explotar- Fue un consejo porque lo veía sinceramente afectado por el tema pero Catherine, con el paso del tiempo, había aprendido que la irracionalidad y ser impulsiva no llevaba a ningún lado.

-¿Mazmorra sexual?- Preguntó arqueando una ceja y se rió brevemente -Siendo inventor, lo veo. ¿Cuál es el problema?- Inquirió y se acercó a él -Un par de esposas aquí, un látigo allá. La creatividad no tiene límites y precisamente Giordano desborda en ella. Si así encuentra más distensión mejor por él- Indicó mirando a Sean con curiosidad, se preguntaba si ya había cruzado ese límite con Lucio pero no se veía capaz de preguntarlo. Creyó ver algún sonrojo pero no se lo tomaría en cuenta.

Ante la invitación, negó -Prefiero quemar mi propia cocina- Le guiñó un ojo y tomó los libros escuchando eso de que los devolviera, le sacó la lengua en un momento infantil antes de desaparecer de allí.

-Pues te aguantas porque sigues siendo miembro del consejo y son obligatorios- esa era mi carta triunfal, aunque dada la situación poca gracia le haría y tal vez la estaba llevando a una nueva excusa para dejar el consejo. Su respuesta sobre hacer las paces con la muerte no me convencía en absoluto, lo habría pasado mal pero a lo mejor Ian había hecho lo que yo no pude, de momento no preguntaría ni diría nada más sobre el tema del descendiente de Rasputín.

Torcí el gesto cuando expresó sus intenciones de abdicar o la idea de hacer un juramento inquebrantable, pero ni así me fiaba de ellos, a lo mejor hacía el juramento con uno pero ¿y el resto? ¿lo respetarían? no... no me parecía un buen plan pero ya discutiríamos eso largo y tendido en otra ocasión.

La idea de Giordano echándose a llorar me seguía pareciendo extraña, nadie me dijo nada pero si era cierto que aquel día había huido del hospital, me llevé las manos a la cabeza y me eché el pelo hacia atrás para mirar al techo y expulsar el aire contenido, que difícil de entender era a veces el italiano. -si, ya lo sé... pero antes de la caída de la isla jamás había tenido que lidiar con tantas cosas, yo solo me encargaba de la biblioteca y mis alumnos, nada más y ahora mira todo este jaleo- apoyé la cabeza en la mesa dónde tenía todo y me di un par de golpecitos contra ella -pero tienes razón... debo controlarme más, tal vez deba pedirle una clase de meditación a Mei-

La risa de Catherine solo era un reflejo de lo estúpida que resultaba la idea de la mazmorra por lo que me reí con ella quitándole hierro a los temas de conversación más densos de antes, me iba a quitar esa idea de la mente pero a ella le pareció completamente normal, se me cortó la risa de golpe y la miré con algo de incredulidad y a pesar de que iba a desechar la idea al final había cobrado más fuerza que antes.

-Después no digas que nunca te invito a nada- le devolví el gesto de sacar la lengua antes de que desapareciera y después sonreír para mi mismo, tal vez llegaríamos a los 100 años y seguiríamos haciendo las mismas tonterías de cuando teníamos 10. Terminé de recoger y por ese día mi misión en la biblioteca había acabado, ahora me enfrentaría a la cocina pero durante los próximos días mi misión sería quedarme en casa y sacar todo lo posible del pensadero.

A pesar de mis planes de trabajo un inesperado evento interrumpió lo que tenía preparado, habían llegado a casa dos invitaciones para una boda, me sorprendí por lo repentino de la noticia pero mucho más cuando Lucio me dijo que harían la fiesta de despedida de Arleen en casa, acepté encantado aunque yo tendría que ir a la de Sayid, me pasé para saludar y tomarme un refresco antes de charlar con algún invitado y volver a casa para leer un rato y después ir a dormir, cuando llegó el gran día tanto el medimago como yo nos pusimos nuestras mejores galas y salimos hasta los jardines de Discórides.

La boda había terminado mal para nosotros, teniendo en cuenta lo bien que comenzó. Al final nos habíamos pasado de copas, y habíamos empezado un estúpido juego propuesto por mí sobre retos. Sean le soltó a Giordano aquello de pintarle desnudo, pero al italiano le sentó tan mal que nos mandó a la mierda de manera airada. Se largó de allí de inmediato, dejándonos estupefactos y con cara de idiotas. Su acompañante, la Pendragon, tampoco tardó en marcharse. Juraría que tampoco le gustábamos nada. Por si fuera poco Zaphira vio el bochornoso espectáculo, y Sean se puso a vomitar allí mismo por la borrachera que llevaba encima.

La dragona se encargó de nosotros y nos llevó volando a casa, aterrizando en la zona de jardín. Yo iba tan mareado que ni me enteré de cómo llegamos los dos al piso de arriba, a las habitaciones. Zaphira debió vernos tan ebrios que decidió quedarse un poco hasta que se aseguró de que no moríamos ahí tirados cual destructivas estrellas del rock. Al acostarme en la cama todo se movía, así que bajé un pie al suelo para hacer de ancla. Ni me enteré de cuando se marchó la guardiana de Sean, caí en un profundo sueño hasta bien entrado el día siguiente. Al despertar hice un sonido de queja por mi desastroso estado, incorporándome lentamente mientras me llevaba una mano a la dolorida cabeza. Tenía el estómago revuelto y me juré que no volvería a beber. Sean estaba a mi lado, sin reaccionar todavía. Me sentí un poco culpable porque debería haber sido más responsable y no permitir que ninguno nos pasásemos de ese modo. Suspiré resignado, poniendo una mano en su hombro para moverle suavemente e intentar despertarle.

- Sean...¿cómo te encuentras? - pregunté en apenas un susurro, para no molestar demasiado. No podía dejar de pensar en el disgusto que se había llevado con Gio. Parecía el fin de una amistad y no alcanzaba a entender el porqué. Intenté estrujarme los sesos pensando el motivo, pero la resaca era fuerte y el dolor de cabeza no me dejaba pensar.

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éxito: se despierta pensando en lo de Giordano, ata cabos y casa hipótesis sobre el motivo de su rareza con ellos
fallo: no se entera de una mierda, demasiada resaca para pensar

El miembro 'Lucio Galenus' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Probabilidad' :

Desastre, esa era la palabra que resumía mi primera y última borrachera, todo había empezado muy bien con aquella sensación de libertad y las risas flojas además de olvidarnos del resto del mundo pero fue una muy mala idea ir a por Gio... en cuanto nos habló de aquella forma sentí que se me encogía el pecho, no es que nunca me hubiesen mandado a la mierda o me hubieran insultado, Altair sin ir más lejos me dedicaba "amables" palabras cada vez que me veía pero para mi el italiano había llegado a ser un buen amigo y no tenía muchas personas en mi círculo de confianza... al parecer ahora tenía una menos sin mencionar las palabras de la Pendragon en cuanto se marchó ¿significaba eso que Gio me odiaba? porque había dicho específicamente "descendiente de Merlín" y ¿por qué decía que no conocíamos a nuestro amigo? ¿es que ella sabía más que él? no sabía nada, todo era un desastre y el alcohol me nublaba el jucio, solo pude quedarme allí llorando y abrazando a Zaphira como un crío... eso y la vomitona, menos mal que solo me vieron ella y Lucio.

Volvimos  a casa y la dragona se encargó de Lucio con el que no tuvo que luchar mucho pero yo no estaba por la labor de dormir, solo podía llorar y no conseguía calmarme, llegó un punto en el que ni siquiera sabía porqué lloraba. Zaphira me tenía mucha paciencia, me ayudó a cambiarme y a darme un baño, me dio una manzanilla y se quedó conmigo hasta que por fin me rendí al sueño.

Dormí profundamente durante mucho tiempo, no sabía si era peor despertar después de un mes en coma o de una borrachera -...Lucio... me encuentro fatal...- dije en un hilo de voz cuando escuché su voz preguntando por mi estado, la cabeza me daba vueltas, la barriga me decía que vomitara pero estaba seguro de que ya no me quedaba nada más y encima me escocían los ojos de tanto llorar -...hazme un justificante... no quiero hacer nada, me duele todo el cuerpo-

Pasaron algunos segundos más hasta que conseguí que Sean reaccionase, aunque su voz sonaba como si viniese de ultratumba. Estaba muy perjudicado, puede que incluso más que yo. - Pobrecito mío. Si es que nos pasamos bebiendo. - le pasé una mano por el pelo para consolarle, volviéndome a tumbar de espaldas en la cama tras soltar un sonido de muerte y destrucción. - Me siento peoor que Matvey recién resucitado. - no pensé mucho en lo que había dicho, sin recordar que Sean no sabía nada del tema por aquello de haber pasado el mes anterior en coma. Seguro que el nigromante debió sentirse así cuando "volvió" a la vida.

- No bebamos más nunca. Por favor. Tenía que haber sido responsable. ¿Ves como no puedo bajar la guardia nunca? - cogí las mantas para taparnos hasta el cuello, haciendo después levitar hasta la cama una botella de agua que había en la mesita de noche. Le pasé la botella a Sean para que bebiese, era lo mejor para la resaca. Lo del justificante médico me hizo gracia, como si fuese una madre para decir que su hijo no va al cole. - De acuerdo. No hagamos nada hoy. Ni salir, ni trabajar, ni ver a nadie. No quiero socializar ni salir de la cama. - supliqué en modo quejica, pensando aún en lo de Giordano. Yo ya no me enteré de la llorera de Sean en la casa, pero sabía que en el jardín lo había pasado fatal. Al girarme de lado pude verle mejor los ojos, todavía enrojecidos.

- Siento lo del juego ese estúpido. No tendría que haberte pedido eso. Se ve que le sentó muy mal, o pensó que nos estábamos riendo de él. No entiendo muy bien lo que pasó, pero creo que luego intentaré hablarlo con Gio.

estaba haciendo soniditos de "me quiero morir ya" cuando Lucio empezó a acariciarme la cabeza y parar sus dedos por mi cabello, giré la cara para que me viera en modo resaca, si eso no lo asustaba no nos íbamos a separar nunca. me acerqué a él poco a poco para poder abrazarlo pero entonces dijo eso de Matvey y lo miré muy confundido... ¿acaso era una broma? debía serlo y no era gracioso, le di un golpecito en un costado y después lo miré entornando los ojos -No bromees con eso, seguro que Cath lo pasó fatal en el funeral... quería mucho a Matvey-

-Por favor.... nada de alcohol, nunca más...- me acerqué un poco más para poder acurrucarnos juntos mientras Lucio nos tapaba con las mantas y me daba una botella de agua, bebí mucho más sediento de lo que creía estar y cuando sentí que se me revolvía el estómago de nuevo me detuve devolviéndole la botella -si tu quieres beber yo te cuido, pero se acabaron las borracheras para mi, no creo que pueda soportar otra- de verdad que no entendía a los que se pasaban todos los días bebiendo, como los de la brigada ¿qué sentido tenía acabar como un trapo sucio al día siguiente? yo era más de puzles en casa y daba menos problemas.

Estaba de acuerdo con lo de quedarnos en casa todo el día, solo quería estar tirado en la cama con él pero tenía ese sentimiento de estar olvidando algo, intenté pensar pero me dolía demasiado la cabeza, no sería importante así que acepté el plan de Lucio -por mi perfecto... no me apetece ni leer, con eso te lo digo todo... - eso y que me escocían los ojos mucho además de sentirlos pesados. en cuanto se giró pude pasar una de mis piernas entre las suyas y acercarme para pedir un beso, me apetecían mimos pero llegó el tema de Giordano y no pude hacer más que suspirar con tristeza -Ya da igual... creo que no fue por culpa del juego, Giordano es muy suyo pero creo que es culpa mía... ¿escuchaste lo que dijo esa chica? la Pendragon...- se me hizo un nudo en la garganta y ya no quise hablar más del tema, solo abracé a Lucio y escondí mi rostro en su pecho -yo no quiero hablar con él... - si de verdad era culpa mía no quería molestarlo ni que él volviera a decirme algo así.

Se me quedó cara de no entender nada cuando Sean me dio ese pequeño golpe en el costado, aunque no tardé mucho en caer en la cuenta de lo que él acababa de pensar. Llevé la palma de mi mano a la frente, disculpándome. Sin el contexto sonaba a humor negro, algo de lo que yo carecía. - Bueno...ahora te lo explico. - mejor cuando se rehiciese un poco, que tenía que asimilar.

Cogí la botella de agua después de que él bebiese, pegando un par de tragos antes de volver a dejarla en la mesilla de noche. La mención del alcohol hizo que pusiese cara de asco, negando fervientemente a eso de no volver a beber nunca. Era innecesario, podíamos pasarlo bien sin beber. Habíamos acabado para el arrastre. - ¿Ni leer? entonces estás peor de lo que pensaba. - me reacomodé para abrazarme a él, dándole un beso en la frente al notarle tan dolido por lo de Giordano. Tal vez la amistad de Sean y Gio hubiese sido más fuerte que la que tenía conmigo. - Creo que ha sido un poco culpa de todos. No hemos sabido solucionarlo a tiempo. Y no, la verdad es que no me acuerdo de nada de lo que dijo la chica. Pero a él se le veía a gusto con ella. A lo mejor estaba triste por la boda de Arleen, o...- nada, seguía sin encontrar otra teoría. Igual en algún momento de lucidez encontrase la respuesta. Intenté consolar a Sean cuando escondió su rostro en mi pecho, aunque no sabía muy bien qué decirle. - Vale, no es necesario que hables con él si no quieres. Ya iremos viendo...- tampoco tenía sentido forzar las cosas, pero yo me quedaba más tranquilo si lograba hablar con Gio en los próximos días. Llevé mi mano a su mejilla, esperando que alzase la vista para mirarme.

- Sobre lo de antes...lo siento, se me olvidó contarte lo de Matvey, con todo lo que pasó después. No está muerto. - hice un gesto con las manos como queriendo decir que me diese tiempo para explicarme mejor. - Es que es algo así como secreto. Fingió su muerte en una especie de trato raro con Bellatrix, alguna historia para engañar a los Pendragon. La verdad es que no lo entendí muy bien. ¡El caso es que está vivo! - sonreí a pesar de la resaca, la noticia bien lo merecía. Seguro que su sufrimiento por la resaca sería un poco menos intenso con las buenas nuevas. Eso o se enfadaba por no contarle antes la verdad.

Se me quedó cara de no entender nada cuando Sean me dio ese pequeño golpe en el costado, aunque no tardé mucho en caer en la cuenta de lo que él acababa de pensar. Llevé la palma de mi mano a la frente, disculpándome. Sin el contexto sonaba a humor negro, algo de lo que yo carecía. - Bueno...ahora te lo explico. - mejor cuando se rehiciese un poco, que tenía que asimilar.

Cogí la botella de agua después de que él bebiese, pegando un par de tragos antes de volver a dejarla en la mesilla de noche. La mención del alcohol hizo que pusiese cara de asco, negando fervientemente a eso de no volver a beber nunca. Era innecesario, podíamos pasarlo bien sin beber. Habíamos acabado para el arrastre. - ¿Ni leer? entonces estás peor de lo que pensaba. - me reacomodé para abrazarme a él, dándole un beso en la frente al notarle tan dolido por lo de Giordano. Tal vez la amistad de Sean y Gio hubiese sido más fuerte que la que tenía conmigo. - Creo que ha sido un poco culpa de todos. No hemos sabido solucionarlo a tiempo. Y no, la verdad es que no me acuerdo de nada de lo que dijo la chica. Pero a él se le veía a gusto con ella. A lo mejor estaba triste por la boda de Arleen, o...- nada, seguía sin encontrar otra teoría. Igual en algún momento de lucidez encontrase la respuesta. Intenté consolar a Sean cuando escondió su rostro en mi pecho, aunque no sabía muy bien qué decirle. - Vale, no es necesario que hables con él si no quieres. Ya iremos viendo...- tampoco tenía sentido forzar las cosas, pero yo me quedaba más tranquilo si lograba hablar con Gio en los próximos días. Llevé mi mano a su mejilla, esperando que alzase la vista para mirarme.

- Sobre lo de antes...lo siento, se me olvidó contarte lo de Matvey, con todo lo que pasó después. No está muerto. - hice un gesto con las manos como queriendo decir que me diese tiempo para explicarme mejor. - Es que es algo así como secreto. Fingió su muerte en una especie de trato raro con Bellatrix, alguna historia para engañar a los Pendragon. La verdad es que no lo entendí muy bien. ¡El caso es que está vivo! - sonreí a pesar de la resaca, la noticia bien lo merecía. Seguro que su sufrimiento por la resaca sería un poco menos intenso con las buenas nuevas. Eso o se enfadaba por no contarle antes la verdad.

La cara de Lucio me decía que no sabía porqué le había pegado y eso me dejó a mi aún más confuso, aún teníamos que seguirnos conociendo pero no esperaba que el humor negro estuviera entre el repertorio de mi prometido porque aunque no fuéramos muy cercanos a Matvey seguía siendo un compañero del consejo. Se llevó la palma de la mano a la frente como si hubiera caído en algo y me dejó esperando por una explicación que llegaría después.

El agua me sentaba bien pero tenía que beberla poco a poco porque mi estómago me estaba torturando, me reí al ver la cara de Lucio solo por mencionar el alcohol pero yo no estaba mucho mejor -Estoy fatal...- dije a lo de leer mientras nos abrazábamos pasando a un tema más incómodo. Suspiré mientras escuchaba al otro y para mi tenía poco sentido todo -y si... ¿le están poniendo en nuestra contra como hicieron con Bellatrix? ... ¿Crees que Gio sería capaz de ...- no pude terminar la frase, solo pensar en ser traicionados o incluso que uno de nosotros fuera asesinado por él era una idea demasiado amarga y tenía que sacármela de la cabeza, puede que nos hubiera mandado a freír espárragos pero tenía que confiar en él .

Me aferré con fuerza a Lucio hasta que reclamó mi atención con una caricia en mi mejilla, lo miré a los ojos y entonces me dejó muy descolocado -¿que Matvey..qué?- ya se estaba pasando con las bromitas pesadas y a mi procesarlo me costaba muchísimo más con la resaca, levantó las manos para explicarse y lo escuché pero a medida que iba hablando me iba enfadando cada vez más, ahora tenía sentido que Catherine no se pusiera como una loca cuando mencioné lo de Matvey en la biblioteca o que mostrara signos de tristeza, la idea del tatuaje también era factible pero traicionado por mi mejor amiga y mi prometido, que se supone son dos de mis personas de confianza. Me giré y le di la espalda a Lucio algo enfurruñado, me alegraba la noticia de Matvey pero no que no me dijeran nada, aún así no me separé mucho, se me pasaría rápido pero de momento le tocaba ley del silencio.

Dentro de lo malo estábamos tan a gusto ahí abrazados, aunque estuviésemos resacosos y rayados con lo de Giordano. Al menos estábamos juntos, con la de tiempo y contrariedades que nos había costado llegar a estar como una pareja cualquiera. No supe que decirle a lo de Giordano, no las tenía todas conmigo.  - A ver...él no tan radical como Bellatrix, no es ningún loco. Pero no sabría decirte. El cerebro de Giordano es peculiar. Creo que ninguno de nosotros lo entiende de verdad. Si ha encontrado esa comprensión en las Pendragon...eso sí podría ser un peligro. Cuanto más se aparte, peor. Menos sabremos. Pero claro, no creo que nos traicione. Él no es así. - reflexioné esperando llevar razón, confiaba en Giordano.

La caricia en la mejilla hizo que me mirase, totalmente confuso sin entender lo que le había contado. Por la cara que iba poniendo pude darme cuenta de que se estaba enfadando, pero modo enfado silencioso, que era peor.  - Ay...es que con todo lo que pasó ese mes y lo de después...no caí en decirte nada. De verdad que lo siento. - cuando me dio la espalda me quedé con cara de disgusto, sin atreverme a decirle nada durante algunos segundos. Tenía derecho a enfadarse porque era algo que debería saber, y más porque seguramente lo había pasado mal. - Creo que los demás del Consejo también se enfadarán conmigo y con Catherine por no contar nada. - me acerqué un poco para poner una mano en su hombro, inclinándome a verle la cara. No había excusa para haberlo mantenido desinformado.

- Es que hasta que Matvey no decida lo que quiere hacer...estamos como en pausa. - intenté terminar de explicarme, abrazándome a él por detrás en modo conciliador.  - ¿Me perdonas? no podemos hacer la siesta enfadados. - murmuré con voz de apenado a propósito, para ver si lograba ablandarle un poco.

Escuché atentamente lo que decía Lucio sobre Giordano sin soltarlo o separar mi cara de su pecho, no le faltaba razón en algo, el descendiente era impredecible y nunca podías suponer algo sobre él porque siempre te iba a salir por otro lado, ahora parecía que se llevaba mejor con las Pendragon que con nosotros y ya estaba sembrada la duda sobre su lealtad, solo nos quedaba creer a ciegas en él pero por si acaso lo consultaría con Catherine. El tema ya era muy incómodo para mi así que preferí no decir nada más al respecto y dejarlo aparcado, ya me preocuparía por eso en otro momento , solo esperaba que todo aquello no nos llevara a otro descendiente apuñalado.

El pensamiento de Rasputín siendo atravesado con una daga se fue desvaneciendo mientras Lucio hablaba y me iba dejando a mi con mal sabor de boca y un claro enfado con el medimago que me iba contando la treta que el nigromante había urdido para engañar a los Pendragon y al consejo. Me di la vuelta enfadado y Lucio sacó la carta de mi mes en coma, claro, aquello había sido culpa mía pero una de las razones por las que bajé a tierra fue precisamente el ver la muerte de Matvey además de la traición de Bellatrix empujada por los Pendragon a los que él se empeñaba en defender.

Estaba refunfuñando conmigo mismo en mi cabeza y aún con cara de enfado cuando puso su mano sobre mi hombro y se inclinó para verme, entorné los ojos haciendo el gesto más intenso al mirarlo y entonces me abrazó explicando que todo era idea del nigromante, solté el aire que tenía contenido y le aparté los brazos para poder volver a moverme y así quedar uno frente al otro -Dame un beso o no hay trato- dije finalmente pero aún estaba algo mosqueado, le guardaría un poco a Catherine también que a ella le había preguntado directamente por el funeral y no me había dicho nada -y tienes que sobornarme para que no me una al resto del consejo cuando les digáis aquello, así que ya puedes empezar- le di un besito corto en la barbilla como señal de tregua a ver como se las apañaba para convencerme.

Seguí unos segundos más en silencio, con cara de perro abandonado pidiendo perdón. Al final aquello surtió efecto y Sean se dio la vuelta. Sonreí al escuchar su sencilla petición para perdonarme, aunque todavía le notase cabreado. Me acerqué un poco más para darle un beso corto en los labios, al menos para que se le pasase un poco el mosqueo. Por suerte nuestros pequeños enfados no duraban mucho, los dos éramos proclives al perdón.

- Trato hecho. Te compensaré y manipularé para que te pongas de nuestro lado si nos dicen algo los demás. - bromeé por aquello de manipularlo, jamás se me ocurriría hacer algo así con él, aunque fuese en mi propio beneficio.

- No tendría secretos contigo de manera deliberada, si alguna vez se me pasa algo es por mi mala cabeza. - murmuré un poco más serio, como dando a entender que tenía total confianza con él. - Y espero que tú hagas lo mismo, que me cuentes siempre todo lo que te preocupe, sea lo que sea, ¿de acuerdo? - volví a darle otro beso corto, abrazándole ahora de frente. El plan de quedarnos allí descansando era la mejor idea, un día sin obligaciones. Teniendo agua al lado ya era suficiente, así que el resto del tiempo no nos movimos de allí. Lo único que hice fue sacar un par de pociones del botiquín, dándole una a él y tomando otra yo. Con eso la resaca sería más llevadera. Tras eso volvimos a dormirnos ambos, y si nadie lo impedía dormiríamos hasta el día siguiente.

¡Pero Catherine Le Fay lo impediría porque en su agenda tenía una cita y cosas importantes que discutir! Pero llegó con comida hecha por parte de la Descendiente de Curie quién amablemente le preparó los cuatro platos y casi le encasqueta algo de postre pero Catherine prefirió que no. Llevaba los tuppers metidos en una bolsa mientras con el otro brazo cargaba a Aedan que estaba divino y precioso después de haber dormido una buena siesta, ahora rebosaba de energía.

Como sabía que estaría Lucio, decidió no hacer ninguna broma dragonil sino que simplemente tocó la puerta varias veces -¡SEAN!- Gritó cuando nadie le respondió y Catherine hizo un gesto tenso con los labios. Iba a vengarse -Hoy te va a cuidar el tito Sean y sabes que? Le encantan que le tires del pelo, le gusta mucho- Aedan soltó una risita que Catherine comprendió como que estaba "on board" con el plan. -¡SEAN EIREEEEEEEEEE!- Gritó sin ningún tipo de tapujos mientras pateaba la puerta porque la bolsa se había empezado a ir de lado y le costaba mantener al bebé y a la bolsa.

Después de la noticia sobre Matvey y un enfado tonto, dormí muy plácidamente abrazado a Lucio y lo mejor de todo era que nadie nos había molestado en todo el día, salí de la cama solo un par de veces para ir al baño y después de nuevo a la cama a retozar bajo las mantas calentitos y sin nada que hacer.

Para cuando mi cuerpo sintió que era suficiente el sol se había ido, me froté los ojos y parpadeé un par de veces encontrando el rostro de Lucio que seguía durmiendo, sonreí y me removí un poco rozando mis piernas con las suyas, me estiré y le di un beso en una mejilla, siempre le costaba despertar pero era porque llegaba agotado del hospital aunque esta vez no tenía excusa porque era por la resaca -Lucio, despierta, ya es muy tarde- empecé a darle besitos cortos en los labios y me pareció una buena idea pasarle una mano fría por debajo del pijama pero con la tontería y que me acababa de despertar las mantas empezaban a sobrar por el calor que me estaba dando.

Seguí tonteando de esa forma hasta que Lucio pareció corresponderme, lo besé de forma intensa y recordé algo al ver mi anillo sobre la mesita al lado de la cama -Te apetece celebrar nuestro compromiso? aún no lo hemos hecho...- llevé sus manos a mi pecho para que empezara a quitarme el pijama mientras reclamaba otro beso... pero las desgracias nunca se hacían esperar y la mía se llamaba Catherine lefay -no puede ser...- me lo tenía que estar imaginando pero los gritos y los golpes en la puerta no dejaban lugar a dudas, me separé de mi prometido y rodé por la cama llevándome las manos a la cabeza -mierda, se me había olvidado la cena!... - moví los pies a modo de pataleta infantil sobre la cama y con todo el dolor del mundo dejé la comodidad de mi habitación, me puse la bata, bajé las escaleras y abrí la puerta de casa para encontrarme con mi amiga -Te odio... que lo sepas-

Me aparté de la puerta y la ayudé con la bolsa que cargaba saludando a Aedan después y me aparté a tiempo antes de que fuera a por mi pelo, toda la casa estaba a oscuras pero me llevó solo unos segundos encender las luces con un movimiento de mi mano, al pasar por el salón hice lo mismo con la chimenea yendo hasta la cocina para dejar lo que la morena había traído, eché un vistazo a todo aquello y sentí que el estómago a pesar de encontrarme mejor, me decía "socorro! no me des de comer!" -has traído mucho Cath... no sé si voy a poder comer, ayer me pasé de copas y tengo el estómago fatal-

Cuando la puerta se abrió, Catherine le miró con cara de asco al ver cómo estaba tan pálido y con cara de muerto -Lo sé. Pero tampoco puedes vivir sin mí- Soltó cuando le dijo eso de que “la odiaba”, mientras ingresaba dejandole la bolsa de la comida y haciendo equilibrio cuando Aedan se tiró al pelo de Sean, riendo por lo bajo malvadamente porque oye…¡Era divertido! Ahora sólo faltaba la parte principal: Dejárselo en brazos.  Fue avanzando lento por la oscuridad pero a medida que encendía las luces todo iba mucho mejor. Al llegar a la cocina vio la cara que puso y sonrió de lado  -Oh. Las dulces consecuencias del alcoholismo. Espero que no hayas hecho nada de lo que te hayas arrepentido-

Miró los platos y decidió dejar a Aedan en el piso -Tú encárgate de Aedan y yo de la cocina- Expresó con profunda tranquilidad detrás de su plan malévolo: Convertir a Sean en el nuevo sonajero de Aedan. Empezó a buscar los platos que consiguió con bastante rapidez y fue sirviendo aquí y allá para luego calentar en el microondas mágico pensando que aquello que había preparado Emerald estaba muy bien. Tendría que pedirle la receta…De su desinterés general y de cocina. Podría aprender de ella. Según sabía tenía…¿Tres?¿Cuatro hijos? Miró hacia Aedan. Ella se agobiaba con uno. No, gracias. No quería otro. No ahora al menos.  Empezó a calentar sintiendo que empezaba a salir un aroma bastante apetitoso -He aprovechado la oferta de Curie y me he ido por la comida- Sonrió, apoyándose en la barra de la cocina mientras veía a su amigo y a su hijo.

-¿Lucio baja? ¿O está peor que tú? Ian dice que tal vez venga al final, se ha encontrado con Adam y Jarkko- Le explicó a Sean y luego alzó los hombros -Aparte tengo que hablar contigo de la magia esa que te comenté. He encontrado lo que queria. Es como un potenciador de magia y creo que puede servirnos a ti, a mi y a todo el mundo- Explicó con tranquilidad y decidió que mientras todo se calentaba iba a ir poniendo la mesa. Empezó por los cubremanteles que seguro Sean era un obseso de “cuidemos la madera” como su madre y siguió con las servilletas y después fue consciente de que iba a tener que sentarse a Aedan encima porque no había trona para él, pero bueno…Siempre podía encasquetárselo a Sean otra vez.