Recuerdo del primer mensaje :
Casa de aspecto rural, amplia y protegida por hechizos de protección y barreras que permiten el paso solo de aquellas personas autorizadas por los descendientes de Galeno y Merlín.
En su interior hay una gran biblioteca con la colección personal de ambos descendientes., una consulta privada y una habitación de hechizos y encantamientos.
Biblioteca:
Habitación principal:
Salón:
Casa de aspecto rural, amplia y protegida por hechizos de protección y barreras que permiten el paso solo de aquellas personas autorizadas por los descendientes de Galeno y Merlín.
En su interior hay una gran biblioteca con la colección personal de ambos descendientes., una consulta privada y una habitación de hechizos y encantamientos.
Biblioteca:
Habitación principal:
Salón:
Al llegar no quise prestarle demasiada atención a lo que había a nuestro alrededor al contrario que Lucio que se había quedado empanado viendo la casa. Al llegar a la habitación solo pude preguntarle si le hacia falta algo pero él no quería nada, solo sujetó mi mano -Está bien- contesté con una sonrisa leve al decir que cocinaríamos juntos porque seguramente lo acabaría haciendo él o pediríamos algo cuando yo metiera la pata porque habían pocos ingredientes en la nevera, no había tenido tiempo de hacer la compra y muchas cosas se habían estropeado.
Me senté en la cama cuando tiró de mi y me quedé mirándolo cuando besó mi mano, tenía sentimientos encontrados pues era un hombre maravilloso, lo había echado tanto de menos y sin embargo no lo quería sufriendo por estar a mi lado -claro que me acuerdo pero a mi me basta con que estés bien...- aparté mi mano de la suya cuando nuestros ojos se encontraron y vi que los suyos se cristalizaban, pasé mis pulgares para limpiarle las inminentes lágrimas y entonces le di un abrazo -Lucio... estos días han sido muy difíciles pero...- las palabras se me atascaban en la garganta y cerré los ojos inhalando su aroma, cerrando mi mano en su camisa para sujetarlo con fuerza y así reunir el valor necesario. Me separé de él y entonces lo miré una vez más pero con una expresión más seria -...Tenemos que hablar-
Tuve que respirar profundamente buscando las palabras para poder entablar esa conversación -Lucio, sé que no hemos enfrentado a nuestros padres después de decidir sobre nuestra relación pero los míos ni tan siquiera están en la isla, no los veo desde que mi padre abdicó y me dio su puesto en el consejo, no sé nada de ellos solo sé que están vivos gracias a un par de objetos encantados... pero... sé que los tuyos son muy conservadores y sé de los problemas que tuviste en el pasado porque me lo has confiado y soy muy consciente de lo mucho que te ha costado dar este gran paso conmigo y yo...- tuve que hacer una pausa, todo se me estaba haciendo bola y la mirada se me nublaba por las lágrimas que tuve que secarme con las manos antes de continuar -...Yo estoy muy agradecido contigo por quererme, por apoyarme siempre y seguir a mi lado a pesar de todo, te amo, te amo con todo mi corazón y no sabes cuanto... pero soy un peligro para ti...- dije finalmente -Tengo miedo Lucio, no es la primera vez que te pasa algo así, desde que estamos juntos solo te pasan cosas horribles y no puedo evitar pensar que todo eso son señales para que te deje marchar...-
Me senté en la cama cuando tiró de mi y me quedé mirándolo cuando besó mi mano, tenía sentimientos encontrados pues era un hombre maravilloso, lo había echado tanto de menos y sin embargo no lo quería sufriendo por estar a mi lado -claro que me acuerdo pero a mi me basta con que estés bien...- aparté mi mano de la suya cuando nuestros ojos se encontraron y vi que los suyos se cristalizaban, pasé mis pulgares para limpiarle las inminentes lágrimas y entonces le di un abrazo -Lucio... estos días han sido muy difíciles pero...- las palabras se me atascaban en la garganta y cerré los ojos inhalando su aroma, cerrando mi mano en su camisa para sujetarlo con fuerza y así reunir el valor necesario. Me separé de él y entonces lo miré una vez más pero con una expresión más seria -...Tenemos que hablar-
Tuve que respirar profundamente buscando las palabras para poder entablar esa conversación -Lucio, sé que no hemos enfrentado a nuestros padres después de decidir sobre nuestra relación pero los míos ni tan siquiera están en la isla, no los veo desde que mi padre abdicó y me dio su puesto en el consejo, no sé nada de ellos solo sé que están vivos gracias a un par de objetos encantados... pero... sé que los tuyos son muy conservadores y sé de los problemas que tuviste en el pasado porque me lo has confiado y soy muy consciente de lo mucho que te ha costado dar este gran paso conmigo y yo...- tuve que hacer una pausa, todo se me estaba haciendo bola y la mirada se me nublaba por las lágrimas que tuve que secarme con las manos antes de continuar -...Yo estoy muy agradecido contigo por quererme, por apoyarme siempre y seguir a mi lado a pesar de todo, te amo, te amo con todo mi corazón y no sabes cuanto... pero soy un peligro para ti...- dije finalmente -Tengo miedo Lucio, no es la primera vez que te pasa algo así, desde que estamos juntos solo te pasan cosas horribles y no puedo evitar pensar que todo eso son señales para que te deje marchar...-
Fue inevitable un pequeño sobresalto cuando apartó su mano de la mía, pero enseguida me calmé al ver que era para quitarme un par de lágrimas rebeldes que se habían empeñado en salirse de mis ojos. - No pasa nada, es sólo que estoy un poco sentimental con todo lo que ha sucedido, llegar a casa, y... - mi cuerpo se relajó un poco más con su abrazo, haciendo que cerrase los ojos al sentirme mejor con ese contacto. Lo estreché con algo más de fuerza, hasta que se separó para decirme esa frase que tan mal sonaba en cualquier contexto. Esta vez si que me dio un vuelco el corazón, más que con el primer aviso al apartar la mano. - Qué serio te has puesto...¿Qué pasa? me estás preocupando. - dejé la mano apoyada sobre el colchón, sin atreverme a hacer contacto físico con él de nuevo. Bajé la mirada cuando empezó a hablar de sus padres y de los míos, haciendo un sonido de disgusto porque no entendía a qué venía todo eso ahora.
- No comprendo por qué me hablas de nuestros padres, ni qué pintan en todo esto. - siempre me quedaría esa espina clavada de la cara de decepción de mi padre cuando supo del único con el que había estado antes de Sean. Tras eso sólo me esforcé en contentarle, en ser el mejor galeno de toda la isla para poder ser un digno descendiente del que no se avergonzase. - Ya lo sabes, por eso te pedí tiempo. Ni para mí fue fácil aceptar lo que pasaba con nosotros. - volví a alzar la mirada, pero esta vez eran sus ojos los que se habían puesto llorosos. Cada vez me gustaba menos el rumbo que iba tomando la conversación, conforme pasaban lo segundos y decía más cosas se me iba apretando más el nudo de la garganta. Lo de los agradecimientos empezó a darme más miedo, como cuando te despides de alguien y das las gracias por los servicios prestados. - ¿Qué...? ¿Qué es eso de "te amo, pero...? ¿sabes que todo lo que va antes del pero no es cierto? - me puse en pie sin poder creerme lo que me estaba diciendo, tenía que ser una broma. De repente todo empezó a encajar. Por eso lo notaba raro en el hospital, no me lo había imaginado.
- ¿Me estás dejando? ¿Es que ya no te gusto? - la barba, tenía que ser la barba. Ojalá fuese eso, tenía fácil solución. - Sean...no entiendo qué paranoia te has montado en tu cabeza, pero NO eres un peligro para mí. ¡Nos pasan cosas como les pasan a todos los que viven en este maldito mundo en guerra! ¿Acaso conoces a alguien que haya salido indemne de todo esto? ¡No tienes el poder cósmico de atraer a la mala suerte! - antes de darme cuenta ya le estaba gritando, algo que no era muy propio de mí. Había perdido los papeles casi sin darme cuenta. La última frase me hizo más daño que todo lo anterior. Dejarme marchar...estaba premeditado. Ahora no eran sólo un par de lágrimas lo que corrían por mis mejillas. Las que estaban saliendo eran una mezcla de rabia y confusión.
- No comprendo por qué me hablas de nuestros padres, ni qué pintan en todo esto. - siempre me quedaría esa espina clavada de la cara de decepción de mi padre cuando supo del único con el que había estado antes de Sean. Tras eso sólo me esforcé en contentarle, en ser el mejor galeno de toda la isla para poder ser un digno descendiente del que no se avergonzase. - Ya lo sabes, por eso te pedí tiempo. Ni para mí fue fácil aceptar lo que pasaba con nosotros. - volví a alzar la mirada, pero esta vez eran sus ojos los que se habían puesto llorosos. Cada vez me gustaba menos el rumbo que iba tomando la conversación, conforme pasaban lo segundos y decía más cosas se me iba apretando más el nudo de la garganta. Lo de los agradecimientos empezó a darme más miedo, como cuando te despides de alguien y das las gracias por los servicios prestados. - ¿Qué...? ¿Qué es eso de "te amo, pero...? ¿sabes que todo lo que va antes del pero no es cierto? - me puse en pie sin poder creerme lo que me estaba diciendo, tenía que ser una broma. De repente todo empezó a encajar. Por eso lo notaba raro en el hospital, no me lo había imaginado.
- ¿Me estás dejando? ¿Es que ya no te gusto? - la barba, tenía que ser la barba. Ojalá fuese eso, tenía fácil solución. - Sean...no entiendo qué paranoia te has montado en tu cabeza, pero NO eres un peligro para mí. ¡Nos pasan cosas como les pasan a todos los que viven en este maldito mundo en guerra! ¿Acaso conoces a alguien que haya salido indemne de todo esto? ¡No tienes el poder cósmico de atraer a la mala suerte! - antes de darme cuenta ya le estaba gritando, algo que no era muy propio de mí. Había perdido los papeles casi sin darme cuenta. La última frase me hizo más daño que todo lo anterior. Dejarme marchar...estaba premeditado. Ahora no eran sólo un par de lágrimas lo que corrían por mis mejillas. Las que estaban saliendo eran una mezcla de rabia y confusión.
Me costaba demasiado encontrar el valor para manifestarle mis dudas y preocupaciones a Lucio además de la terrible noticia que tenía para darle, pero si esperaba mucho más tiempo sería peor y no era justo que se lo ocultara, ya había tomado la decisión de contárselo todo en cuanto saliera del hospital para que nadie se lo dijera sin tacto como el idiota de su primo.
Empecé por darle una pequeña introducción sobre nuestros padres y los problemas que habíamos tenido que enfrentar, Lucio no lo terminaba de comprender pero entonces continué. Lo miré en el momento que me dijo que todo lo que iba antes de un pero no era cierto -No, no Lucio claro que no, te quiero, te quiero mucho eso es cierto y no has dejado de gustarme- me levanté al verlo tan nervioso mientras me decía todo aquello pero en mi cabeza solo existía un culpable y era yo mismo -¿y si lo soy? ¿y si.. tengo la misma mala suerte o maldición de los Pendragon? ¿y si te llegara a pasar algo por mi culpa?- el moreno empezó a gritar y sentí que cada una de sus palabras me desgarraba el alma pero no podía echarme atrás. Quería abrazarlo, quería que se quedara conmigo para siempre pero no podía.
Tragué saliva y me llevé una mano al pecho intentando no alterarme demasiado -Lucio piénsalo, desde que estás conmigo han pasado muchas cosas, antes no habías tenido tantos problemas y... te mereces una familia y tal vez...es lo que tus padres habrían querido para ti...- las lágrimas no se detenían pero me acerqué a él para tomar su rostro entre mis manos -Lucio, he pensado mucho en esto, lo hablé con Cath el día que despertaste y sé que ya te lo he dicho pero te amo y... hay algo que me ha hecho... pensar- me mordí el labio siendo consciente de lo alterado que estaba, que a lo mejor me odiaría pero había llegado el momento -Lucio, durante el ataque tus padres estaban en la isla y... fueron atacados por las máquinas, Lucio tus padres han fallecido, lo siento mucho-
Empecé por darle una pequeña introducción sobre nuestros padres y los problemas que habíamos tenido que enfrentar, Lucio no lo terminaba de comprender pero entonces continué. Lo miré en el momento que me dijo que todo lo que iba antes de un pero no era cierto -No, no Lucio claro que no, te quiero, te quiero mucho eso es cierto y no has dejado de gustarme- me levanté al verlo tan nervioso mientras me decía todo aquello pero en mi cabeza solo existía un culpable y era yo mismo -¿y si lo soy? ¿y si.. tengo la misma mala suerte o maldición de los Pendragon? ¿y si te llegara a pasar algo por mi culpa?- el moreno empezó a gritar y sentí que cada una de sus palabras me desgarraba el alma pero no podía echarme atrás. Quería abrazarlo, quería que se quedara conmigo para siempre pero no podía.
Tragué saliva y me llevé una mano al pecho intentando no alterarme demasiado -Lucio piénsalo, desde que estás conmigo han pasado muchas cosas, antes no habías tenido tantos problemas y... te mereces una familia y tal vez...es lo que tus padres habrían querido para ti...- las lágrimas no se detenían pero me acerqué a él para tomar su rostro entre mis manos -Lucio, he pensado mucho en esto, lo hablé con Cath el día que despertaste y sé que ya te lo he dicho pero te amo y... hay algo que me ha hecho... pensar- me mordí el labio siendo consciente de lo alterado que estaba, que a lo mejor me odiaría pero había llegado el momento -Lucio, durante el ataque tus padres estaban en la isla y... fueron atacados por las máquinas, Lucio tus padres han fallecido, lo siento mucho-
El estado de nervios en el que estaba me impidió dar por bueno que Sean reafirmase que seguía gustándole y que me quería. Tenía la sensación de que sus palabras decían una cosa, pero sus actos y su lenguaje corporal decían otra. Todo había empezado a ir mal desde que se enfadó conmigo en la misión. - ¿Estás enfadado conmigo por algo de lo que pasó allí abajo? ¿Tiene que ver con eso? ¿O te dije algo malo cuando no recordaba nada? - intenté repasar mentalmente todo lo que podría haber sido, todo lo que había dicho o hecho que pudiera molestarle. Necesitaba sacarle alguna lógica a lo que estaba pasando. Inspiré profundamente tratando de dominarme para que dejasen de salir absurdas lágrimas, no quería ponerme así delante de él.
- Pero...¿¡Pero qué maldición de los Pendragon ni qué mierda!? - enseguida me di cuenta de que había soltado la palabra "mierda", otra cosa que yo no solía hacer porque no acostumbraba a decir palabras malsonantes o poco correctas. - ¿¿Por qué has decidido por tu cuenta y riesgo que quieres apartarme de ti?? sólo porque imaginas que pasan cosas malas por tu culpa, por cosas que no tienen fundamento alguno. - en un impulso me acerqué a él, tomándolo por los hombros. Todo apuntaba a que quería dejarme, pero no se lo iba a poner tan fácil, no sin hacerle ver que los motivos que él decía eran absurdos. - Mírame a la cara y dime que quieres tirar por la borda todo por lo que hemos luchado y todo el futuro que podríamos tener. Dime que prefieres que nos separemos para siempre sólo porque crees que si estoy contigo hay una "maldición". Dime si es eso lo que realmente quieres. - quise mantener la voz firme, pero no pude evitar que me temblase levemente por la agitación y la angustia del momento. Una sonrisa triste cruzó mi rostro un instante, de manera muy fugaz. - ¿Una familia? tú eres mi familia. - entendí que se refería a una familia clásica, a lo que querían los de la isla. Aún así era difícil de tragar. - ¿Te refieres a que me vaya con una mujer, es eso? ¿Qué te ha estado diciendo Catherine? - por unmomento me sentí traicionado, pensando que ella le había estado comiendo la cabeza cuando hablaron en el hospital. No lo comprendí, pues en el discurso de la boda de Sayid parecía que estaba de nuestro lado.
La noticia de mis padres me dejó sin reaccionar durante los primeros segundos, como si no fuesen verdad las palabras que acababan de salir de sus labios. Aflojé las manos lentamente de sus hombros, empezando a bajarlas despacio hasta dejarlas a ambos lados de mi cuerpo. - No...- murmuré con la mirada perdida en el frente mientras retrocedía un par de pasos de espaldas, llevándome una mano a la boca. Por eso no habían aparecido a visitarme por el hospital, ni habían preguntado por mí. Y yo pensando mal de ellos. Acabé dando de nuevo con el colchón de la cama, sentándome despacio mientras trataba de asimilar la trágica noticia. Se habían ido, ya no había vuelta atrás. Ya no podía arreglar nada con ellos, ni decirles las cosas que querría haberles dicho. Aquello se me quedaría clavado para siempre.
- Pero...¿¡Pero qué maldición de los Pendragon ni qué mierda!? - enseguida me di cuenta de que había soltado la palabra "mierda", otra cosa que yo no solía hacer porque no acostumbraba a decir palabras malsonantes o poco correctas. - ¿¿Por qué has decidido por tu cuenta y riesgo que quieres apartarme de ti?? sólo porque imaginas que pasan cosas malas por tu culpa, por cosas que no tienen fundamento alguno. - en un impulso me acerqué a él, tomándolo por los hombros. Todo apuntaba a que quería dejarme, pero no se lo iba a poner tan fácil, no sin hacerle ver que los motivos que él decía eran absurdos. - Mírame a la cara y dime que quieres tirar por la borda todo por lo que hemos luchado y todo el futuro que podríamos tener. Dime que prefieres que nos separemos para siempre sólo porque crees que si estoy contigo hay una "maldición". Dime si es eso lo que realmente quieres. - quise mantener la voz firme, pero no pude evitar que me temblase levemente por la agitación y la angustia del momento. Una sonrisa triste cruzó mi rostro un instante, de manera muy fugaz. - ¿Una familia? tú eres mi familia. - entendí que se refería a una familia clásica, a lo que querían los de la isla. Aún así era difícil de tragar. - ¿Te refieres a que me vaya con una mujer, es eso? ¿Qué te ha estado diciendo Catherine? - por unmomento me sentí traicionado, pensando que ella le había estado comiendo la cabeza cuando hablaron en el hospital. No lo comprendí, pues en el discurso de la boda de Sayid parecía que estaba de nuestro lado.
La noticia de mis padres me dejó sin reaccionar durante los primeros segundos, como si no fuesen verdad las palabras que acababan de salir de sus labios. Aflojé las manos lentamente de sus hombros, empezando a bajarlas despacio hasta dejarlas a ambos lados de mi cuerpo. - No...- murmuré con la mirada perdida en el frente mientras retrocedía un par de pasos de espaldas, llevándome una mano a la boca. Por eso no habían aparecido a visitarme por el hospital, ni habían preguntado por mí. Y yo pensando mal de ellos. Acabé dando de nuevo con el colchón de la cama, sentándome despacio mientras trataba de asimilar la trágica noticia. Se habían ido, ya no había vuelta atrás. Ya no podía arreglar nada con ellos, ni decirles las cosas que querría haberles dicho. Aquello se me quedaría clavado para siempre.
Negué a las preguntas que me hacía, no estaba enfadado con él, pocas cosas había hecho Lucio desde que estábamos juntos para que yo me enfadara con él y todas esas veces simplemente lo habíamos solucionado -No Lucio, no estoy enfadado contigo, tu no has hecho nada malo- mi voz apenas podía salir de mis labios y era apenas un hilillo tembloroso que con suerte se podría entender y todo fue a peor cuando por primera vez Lucio me levantó la voz, lo miré por instinto con cierto pánico en la mirada -Lucio... solo quiero que seas feliz y vivas sin tener que estar preocupado de mi, mira lo que te ha pasado- porque si yo no hubiera insistido en bajar a la misión él no habría bajado, habría estado seguro en el hospital y tal vez habría podido ayudar a sus padres.
Cuando Lucio tomó mis hombros me encogí y cerré los ojos, estaba muy alterado y era normal que lo pagara conmigo y solo podía dejarlo hacer lo que necesitara pero yo no podía dejar de llorar -¡No! ¡no quiero eso Lucio, eso no es lo que yo quiero pero si tengo que renunciar a ti por protegerte lo voy a hacer!- al final yo también me había alterado y levanté la voz. lo miré a los ojos intentando mostrar que la decisión estaba tomada pero él parecía tan herido que dudé, mucho más cuando me dijo que yo era su familia -Catherine... Catherine no me ha dicho nada, solo me escuchó... ella no tiene nada que ver en esto-
Cuando puse mis manos sobre sus mejillas y por fin le di la noticia se me rompió el corazón -Lucio, lo siento mucho... perdóname... tu primo Oscurus me lo dijo pero no quería decírtelo mientras te estabas recuperando- le aparté el pelo de la cara, intenté secar sus lágrimas mientras no reaccionaba a pesar de que las mías no dejaban de brotar y al final se alejó de mi sin creerse la noticia, él se llevó una mano a la boca y yo las mías al pecho una vez más y al verlo sentarse en la cama tan derrotado por la noticia no tuve corazón para dejarlo así, estiré mis brazos hacia él y en dos pasos pude alcanzarlo para abrazarlo -lo siento mucho Lucio, lo siento...- era lo único que podía decir
Cuando Lucio tomó mis hombros me encogí y cerré los ojos, estaba muy alterado y era normal que lo pagara conmigo y solo podía dejarlo hacer lo que necesitara pero yo no podía dejar de llorar -¡No! ¡no quiero eso Lucio, eso no es lo que yo quiero pero si tengo que renunciar a ti por protegerte lo voy a hacer!- al final yo también me había alterado y levanté la voz. lo miré a los ojos intentando mostrar que la decisión estaba tomada pero él parecía tan herido que dudé, mucho más cuando me dijo que yo era su familia -Catherine... Catherine no me ha dicho nada, solo me escuchó... ella no tiene nada que ver en esto-
Cuando puse mis manos sobre sus mejillas y por fin le di la noticia se me rompió el corazón -Lucio, lo siento mucho... perdóname... tu primo Oscurus me lo dijo pero no quería decírtelo mientras te estabas recuperando- le aparté el pelo de la cara, intenté secar sus lágrimas mientras no reaccionaba a pesar de que las mías no dejaban de brotar y al final se alejó de mi sin creerse la noticia, él se llevó una mano a la boca y yo las mías al pecho una vez más y al verlo sentarse en la cama tan derrotado por la noticia no tuve corazón para dejarlo así, estiré mis brazos hacia él y en dos pasos pude alcanzarlo para abrazarlo -lo siento mucho Lucio, lo siento...- era lo único que podía decir
Según Sean yo no había hecho nada malo, ni él estaba enfadado por lo que había pasado abajo. Hasta eso hubiese sido mejor, porque podríamos haberlo arreglado hablando. - Pues yo lo siento como un castigo. - Aquí parecía que no había nada que hablar, que era todo unilateral. Solté un 'no lo entiendes' por lo bajo, de modo casi inaudible. Iba a estar preocupado por él estuviese cerca o no, y tampoco iba a ser feliz si esto acababa de esta manera. Era provocar justo lo que se intentaba evitar, sufrimiento. No logré decir nada, se me ahogaron las palabras en la garganta.
Al menos admitió que no quería tirar todo por la borda y que nos separásemos, aunque eso se contradecía con lo que renunciar a mí para protegerme. - No necesito que me protejas...así no... - murmuré en una queja lastimera. Ambos nos habíamos levantado la voz, había sido la primera vez y la sensación que me quedaba era de desasosiego y tristeza. No quería gritarle, ni me había dado cuenta de cuándo había empezado a hacerlo. Quise creer que de verdad Catherine no tenía nada que ver, pues prefería confiar en que ella era nuestra amiga y no tenía ninguna segunda intención del tipo que fuese.
Tras aquellos golpes vino otro mayor, el que ponía en palabras la pérdida de mis padres. Todos los ánimos con los que había decidido llegar a casa se estaban viniendo abajo, tanto por la noticia como por lo de querer dejarme. Al principio no reaccioné al intento de consuelo de Sean, que al verme tan en shock volvió a acercarse a mí después de que me sentase en la cama. Finalmente rompí a llorar quedamente con su abrazo, logrando por fin reaccionar de algún modo. Me aferré a él abrazándole con fuerza a la altura de la cintura, escondiendo mi cara en su pecho como si así pudiese escapar de todo. Quería retenerle, hacer que se quedase conmigo y que olvidase eso de que era un peligro para mí. El daño me lo estaba haciendo de otro modo. Durante dos o tres minutos más seguí llorando de manera incontrolable.
- No quiero... perderte a ti también...- dejé escapar entre sollozos de manera entrecortada, alzando después la cabeza para mirarle con los ojos llorosos. - Y tampoco quiero que sufras por mí, ni quería gritarte. Sólo quiero que comprendas que...- las frases no me salían de manera coherente porque mi mente era un caos en ese momento, así que inspiré profundamente un par de veces intentando tranquilizarme. - ¿Y ahora qué? ¿Qué pasa con nosotros ahora? ¿no puedo hacer nada para que te quedes? - pregunté con temor y con todo el dolor de mi corazón, esperando que dijese que sólo estaba confundido y que se retractaba de lo anterior.
Al menos admitió que no quería tirar todo por la borda y que nos separásemos, aunque eso se contradecía con lo que renunciar a mí para protegerme. - No necesito que me protejas...así no... - murmuré en una queja lastimera. Ambos nos habíamos levantado la voz, había sido la primera vez y la sensación que me quedaba era de desasosiego y tristeza. No quería gritarle, ni me había dado cuenta de cuándo había empezado a hacerlo. Quise creer que de verdad Catherine no tenía nada que ver, pues prefería confiar en que ella era nuestra amiga y no tenía ninguna segunda intención del tipo que fuese.
Tras aquellos golpes vino otro mayor, el que ponía en palabras la pérdida de mis padres. Todos los ánimos con los que había decidido llegar a casa se estaban viniendo abajo, tanto por la noticia como por lo de querer dejarme. Al principio no reaccioné al intento de consuelo de Sean, que al verme tan en shock volvió a acercarse a mí después de que me sentase en la cama. Finalmente rompí a llorar quedamente con su abrazo, logrando por fin reaccionar de algún modo. Me aferré a él abrazándole con fuerza a la altura de la cintura, escondiendo mi cara en su pecho como si así pudiese escapar de todo. Quería retenerle, hacer que se quedase conmigo y que olvidase eso de que era un peligro para mí. El daño me lo estaba haciendo de otro modo. Durante dos o tres minutos más seguí llorando de manera incontrolable.
- No quiero... perderte a ti también...- dejé escapar entre sollozos de manera entrecortada, alzando después la cabeza para mirarle con los ojos llorosos. - Y tampoco quiero que sufras por mí, ni quería gritarte. Sólo quiero que comprendas que...- las frases no me salían de manera coherente porque mi mente era un caos en ese momento, así que inspiré profundamente un par de veces intentando tranquilizarme. - ¿Y ahora qué? ¿Qué pasa con nosotros ahora? ¿no puedo hacer nada para que te quedes? - pregunté con temor y con todo el dolor de mi corazón, esperando que dijese que sólo estaba confundido y que se retractaba de lo anterior.
Ni Lucio ni yo pudimos articular palabra durante unos minutos, cada uno luchaba contra sus propios demonios y los suyos eran culpa mía, ni tan siquiera pude decirle algo cuando me dijo que no lo protegiera, claro que lo haría, se lo había prometido más de una vez, que lo protegería de todo incluso de él mismo y en ese momento sentía que tenía que alejarme para poder hacerlo, aunque nos estuviera desgarrando por dentro porque a pesar de todo lo seguía queriendo.
La noticia sobre sus padres fue el golpe final y no me quedó valor para decirle que lo dejaba marchar, que estaría mejor con otra persona cuando no pensaba eso porque lo quería conmigo, a mi lado y me sentí la peor persona del mundo por no ser capaz de dejarlo marchar cuando me lancé a por él para abrazarlo. No quise separarme y con cada lágrima o sollozo suyo yo simplemente podía acariciar su espalda mientras intentaba contenerme.
Cuando la voz del castaño por fin rompió con el silencio me separé de él lo justo para poder mirarlo a los ojos -No... no, a mi nunca me vas a perder... yo tampoco quería gritarte, lo siento- sus palabras no salían y me sentí un idiota por no haber seguido el consejo de Catherine, ella tenía razón en todo lo que me había dicho pero había dejado que mis inseguridades me lastimaran a mi y a la persona que amaba -Lucio, te quiero... pero todo esto, lo del pozo, que hayas tenido que sufrir un mes cuidando de mi, tu perdida de memoria y ahora tus padres... sé que tienes razón...- dije hipando mientras seguía mirándolo pero casi sin distinguir su rostro por culpa de las lágrimas y de vez en cuando diciendo cosas incomprensibles por mis hipidos -... puede que no sea culpa mía pero... si no estuvieras conmigo no habrías ido a Turín, no habrías ido a misiones peligrosas, te habrías quedado en el hospital y habrías podido....- se me atragantó el "ayudar a tus padres" quería decirlo pero no me salió, tomé su rostro entre mis manos, tan lleno de lágrimas como el mío, estaba hecho un desastre, con la barba sin arreglar, los ojos rojos y mirándome de aquella forma tan lastímera -y me siento muy culpable porque no puedo verte sufrir así... y no quiero dejarte, por eso me siento mal, siento que soy una mala persona por no dejarte buscar un futuro mejor- al final solo pude darle un beso que esperaba aceptara porque después de ese irían muchos más seguidos de mil disculpas por mi parte.
La noticia sobre sus padres fue el golpe final y no me quedó valor para decirle que lo dejaba marchar, que estaría mejor con otra persona cuando no pensaba eso porque lo quería conmigo, a mi lado y me sentí la peor persona del mundo por no ser capaz de dejarlo marchar cuando me lancé a por él para abrazarlo. No quise separarme y con cada lágrima o sollozo suyo yo simplemente podía acariciar su espalda mientras intentaba contenerme.
Cuando la voz del castaño por fin rompió con el silencio me separé de él lo justo para poder mirarlo a los ojos -No... no, a mi nunca me vas a perder... yo tampoco quería gritarte, lo siento- sus palabras no salían y me sentí un idiota por no haber seguido el consejo de Catherine, ella tenía razón en todo lo que me había dicho pero había dejado que mis inseguridades me lastimaran a mi y a la persona que amaba -Lucio, te quiero... pero todo esto, lo del pozo, que hayas tenido que sufrir un mes cuidando de mi, tu perdida de memoria y ahora tus padres... sé que tienes razón...- dije hipando mientras seguía mirándolo pero casi sin distinguir su rostro por culpa de las lágrimas y de vez en cuando diciendo cosas incomprensibles por mis hipidos -... puede que no sea culpa mía pero... si no estuvieras conmigo no habrías ido a Turín, no habrías ido a misiones peligrosas, te habrías quedado en el hospital y habrías podido....- se me atragantó el "ayudar a tus padres" quería decirlo pero no me salió, tomé su rostro entre mis manos, tan lleno de lágrimas como el mío, estaba hecho un desastre, con la barba sin arreglar, los ojos rojos y mirándome de aquella forma tan lastímera -y me siento muy culpable porque no puedo verte sufrir así... y no quiero dejarte, por eso me siento mal, siento que soy una mala persona por no dejarte buscar un futuro mejor- al final solo pude darle un beso que esperaba aceptara porque después de ese irían muchos más seguidos de mil disculpas por mi parte.
Logré sentirme algo esperanzado cuando afirmó que nunca le iba a perder, asintiendo en un gesto de comprensión a lo de sentirnos mal por gritarnos. Con tanta intensidad ambos habíamos perdido un poco el control. Nosotros no éramos de esas parejas que solían discutir a gritos, y tampoco nos faltábamos al respeto. Separé un poco mi cara de él, aflojando también el abrazo mientras mantenía la barbilla alzada para poder mirarle desde mi posición. - Pero tú no me obligaste a ir a ese sitio, fui porque quería ir contigo. Y estuve contigo en el hospital porque quería cuidarte, como hago siempre. Siento no haber podido estar esta vez, y haberte preocupado. Tú también lo has pasado mal a veces por mi culpa. - terminé con pesar, volviendo a inspirar profundamente ahora que parecía que estaba consiguiendo dejar de llorar. Al parecer se empeñaba en dejarse en el lugar de mala influencia para mí, achacando todo lo sucedido a que él estaba conmigo. Me limpié un poco la cara con la mano, negando de manera efusiva.
- Claro que antes no me pasaban cosas, porque apenas salíamos de la isla. Igual que no le pasaban cosas al resto, no hasta que no empezamos a salir de aquí. Ahora todo ha cambiado, puedes acabar mal hagas lo que hagas. Por eso es mejor actuar. No podemos elegir qué tiempos vivir. Pero sí qué hacer con el tiempo que se nos ha dado. - suspiré en el momento en que tomó mi rostro entre sus manos, manteniendo la mirada en sus ojos anegados por las lágrimas. Era muy confuso todo eso que estaba diciendo, y supuse que tenía un lío importante en la cabeza. A mí había empezado a dolerme la mía, entre el disgusto y la llorera.
- ¿Quieres dejarme para que yo no sufra pero a la vez te sientes mala persona por no dejarme? - repetí para intentar entenderlo yo, aunque seguía costándome comprender. Él había estado pensando demasiado. - Mi presente y mi futuro eres tú. - susurré antes del beso, sintiendo que la opresión en el pecho decía un poco por aquella muestra de afecto. Moví mis manos para colocarlas sobre las suyas, cogiéndolas para apretarlas y tirar de él para que se sentase sobre mis piernas. Tras algunos segundos separé mis labios de los suyos, sin alejarme todavía demasiado. - Quiero que te quedes conmigo...yo ya he decidido. Faltas tu decisión.-
- Claro que antes no me pasaban cosas, porque apenas salíamos de la isla. Igual que no le pasaban cosas al resto, no hasta que no empezamos a salir de aquí. Ahora todo ha cambiado, puedes acabar mal hagas lo que hagas. Por eso es mejor actuar. No podemos elegir qué tiempos vivir. Pero sí qué hacer con el tiempo que se nos ha dado. - suspiré en el momento en que tomó mi rostro entre sus manos, manteniendo la mirada en sus ojos anegados por las lágrimas. Era muy confuso todo eso que estaba diciendo, y supuse que tenía un lío importante en la cabeza. A mí había empezado a dolerme la mía, entre el disgusto y la llorera.
- ¿Quieres dejarme para que yo no sufra pero a la vez te sientes mala persona por no dejarme? - repetí para intentar entenderlo yo, aunque seguía costándome comprender. Él había estado pensando demasiado. - Mi presente y mi futuro eres tú. - susurré antes del beso, sintiendo que la opresión en el pecho decía un poco por aquella muestra de afecto. Moví mis manos para colocarlas sobre las suyas, cogiéndolas para apretarlas y tirar de él para que se sentase sobre mis piernas. Tras algunos segundos separé mis labios de los suyos, sin alejarme todavía demasiado. - Quiero que te quedes conmigo...yo ya he decidido. Faltas tu decisión.-
Lucio se estaba disculpando y no tenía que hacerlo, era yo quien le debía tantas disculpas como pudiera darle -No Lucio, no... no te disculpes por eso, es lo mínimo que puedo hacer y volvería a hacerlo, yo también quiero cuidar de ti- cada vez tenía más claro que tenía que haberme callado y no darle más preocupaciones a Lucio, primero tenía que haberle dado la noticia de sus padres, haberlo apoyado y darle todo el cariño que se merecía. Negó que yo fuera una mala influencia mientras me seguía abrazando y a pesar de que yo no podía pensar con claridad él se esforzaba para que entendiera la situación aún entre lágrimas, tenía razón pero aún tenía dudas al respecto.
Al tomar su rostro entre mis manos intenté explicarle lo que había en mi cabeza, lo que me rondaba constantemente -Eso es... quiero que puedas alejarte de mi por que me siento la razón de tu mala racha... pero no puedo, me siento egoísta, mala persona porque te quiero solo para mi, porque te quiero a mi lado, te juro que lo he intentado... - antes de besarlo me dijo que era su futuro... yo esperaba que hubiera un futuro pero por el momento con ser su presente me bastaba. Tiró de mi y acabé sentándome a horcajadas sobre él mientras lo besaba, nos separamos cuando tuve que tomar la decisión y me quedé mirándolo -... si, me quedo contigo...- dije volviendo a sus labios esperando que nunca nos arrepintiéramos de esa decisión, aún así sería algo que tendríamos que hablar con calma en otro momento.
Pasé mis brazos sobre sus hombros, con cada beso era como si toda la tensión acumulada se diluyera poco a poco, al menos eso había quedado claro -Lo siento... no quería hacerte sentir peor, no te lo tendría que haber dicho, no en este momento... la noticia de tus padres...- le sequé las lágrimas con mis manos porque las mías no importaban tanto como las suyas, lo abracé una vez más -Mañana podemos ir a preguntar por ellos ¿de acuerdo? iremos juntos-
Al tomar su rostro entre mis manos intenté explicarle lo que había en mi cabeza, lo que me rondaba constantemente -Eso es... quiero que puedas alejarte de mi por que me siento la razón de tu mala racha... pero no puedo, me siento egoísta, mala persona porque te quiero solo para mi, porque te quiero a mi lado, te juro que lo he intentado... - antes de besarlo me dijo que era su futuro... yo esperaba que hubiera un futuro pero por el momento con ser su presente me bastaba. Tiró de mi y acabé sentándome a horcajadas sobre él mientras lo besaba, nos separamos cuando tuve que tomar la decisión y me quedé mirándolo -... si, me quedo contigo...- dije volviendo a sus labios esperando que nunca nos arrepintiéramos de esa decisión, aún así sería algo que tendríamos que hablar con calma en otro momento.
Pasé mis brazos sobre sus hombros, con cada beso era como si toda la tensión acumulada se diluyera poco a poco, al menos eso había quedado claro -Lo siento... no quería hacerte sentir peor, no te lo tendría que haber dicho, no en este momento... la noticia de tus padres...- le sequé las lágrimas con mis manos porque las mías no importaban tanto como las suyas, lo abracé una vez más -Mañana podemos ir a preguntar por ellos ¿de acuerdo? iremos juntos-
Los nervios al esperar su respuesta se me agarraron en todo el cuerpo, aflojando finalmente la tensión cuando pronunció aquellas palabras que me supieron a gloria. Se quedaba conmigo, lo había dicho. Selló la sentencia con otro beso como si de un juramento se tratase, y esperaba que fuese uno que no se pudiese romper. El matrimonio seguía más en pie, a pesar de las dudas que él había expresado. Para mí no era egoísta querer estar con alguien, tal como él había dicho. Mucho menos en nuestro caso, en el que los dos nos queríamos por igual y no había ninguno que realmente perjudicase al otro. Subí una mano por su espalda mientras nos besábamos, terminando por llevarla hasta su nuca. Al separarnos fui capaz de esbozar una pequeña sonrisa de alivio mientras mantenía la mirada en sus ojos. Negué suavemente a sus disculpas por lo de mis padres.
- Tenías que decirme lo que había pasado...tenía que saber la verdad. Hasta ahora pensaba que no habían querido ir a verme y... - guardé silencio para que no volviera a quebrárseme la voz, todavía estaba tratando de asimilarlo. Sólo esperaba que no hubiesen sufrido. Tenía miedo de saber la respuesta, sobre todo porque yo podría haber hecho algo usando mis escudos de protección. Si no hubiese estado en la plaza tal vez hubiese llegado a tiempo. Encontré consuelo en su abrazo, agradeciendo mucho que se hubiese quedado conmigo a pesar de todo lo anterior. Apoyé mi frente sobre su hombro, descansando ahí un momento.
- Sí...necesito saber qué hicieron con ellos. Tengo que hablar con mis tíos, o con mi primo. Me siento culpable por no haber podido ayudarlos, por no haber hablado con ellos antes. - murmuré de manera amortiguada sobre su hombro, sin muchas ganas de hacer lo que tenía que hacer. Eso sólo lo haría más real, y yo no sabía cómo iba a reaccionar al enfrentarme a aquello. Volví a levantar la mirada, apartándole un poco el pelo de la cara antes de darle un beso en la mejilla. - Y ni si te ocurra volver a pensar en que eres egoísta, o que me haces mal. Al contrario, sin ti estaría mucho peor. - advertí a pesar de que sabía que aquellas ideas no se le habrían esfumado de la cabeza de manera repentina. No parecía haberlas desechado por completo, sabía que en algún momento aflorarían de nuevo, y que tendríamos que hablar. Esperaba que esa vez estuviésemos más preparados y menos tocados en todos los sentidos. Entrelacé mi mano con la suya, pasando el pulgar por el anillo de compromiso que en su día le puse cuando despertó en el hospital. Fue un gesto breve, pero significativo.
- Necesitamos descansar, los dos. Con todo esto se me ha quitado el hambre, ya cocinaremos mañana. - no tenía ganas ni de cambiarme de ropa, así que simplemente me eché de espaldas en la cama, atravesado en ella porque estaba sentado en el borde. Tiré de la mano de Sean, esperando que se echase a mi lado para dormir.
- Tenías que decirme lo que había pasado...tenía que saber la verdad. Hasta ahora pensaba que no habían querido ir a verme y... - guardé silencio para que no volviera a quebrárseme la voz, todavía estaba tratando de asimilarlo. Sólo esperaba que no hubiesen sufrido. Tenía miedo de saber la respuesta, sobre todo porque yo podría haber hecho algo usando mis escudos de protección. Si no hubiese estado en la plaza tal vez hubiese llegado a tiempo. Encontré consuelo en su abrazo, agradeciendo mucho que se hubiese quedado conmigo a pesar de todo lo anterior. Apoyé mi frente sobre su hombro, descansando ahí un momento.
- Sí...necesito saber qué hicieron con ellos. Tengo que hablar con mis tíos, o con mi primo. Me siento culpable por no haber podido ayudarlos, por no haber hablado con ellos antes. - murmuré de manera amortiguada sobre su hombro, sin muchas ganas de hacer lo que tenía que hacer. Eso sólo lo haría más real, y yo no sabía cómo iba a reaccionar al enfrentarme a aquello. Volví a levantar la mirada, apartándole un poco el pelo de la cara antes de darle un beso en la mejilla. - Y ni si te ocurra volver a pensar en que eres egoísta, o que me haces mal. Al contrario, sin ti estaría mucho peor. - advertí a pesar de que sabía que aquellas ideas no se le habrían esfumado de la cabeza de manera repentina. No parecía haberlas desechado por completo, sabía que en algún momento aflorarían de nuevo, y que tendríamos que hablar. Esperaba que esa vez estuviésemos más preparados y menos tocados en todos los sentidos. Entrelacé mi mano con la suya, pasando el pulgar por el anillo de compromiso que en su día le puse cuando despertó en el hospital. Fue un gesto breve, pero significativo.
- Necesitamos descansar, los dos. Con todo esto se me ha quitado el hambre, ya cocinaremos mañana. - no tenía ganas ni de cambiarme de ropa, así que simplemente me eché de espaldas en la cama, atravesado en ella porque estaba sentado en el borde. Tiré de la mano de Sean, esperando que se echase a mi lado para dormir.
Me quedé abrazando a Lucio después de mi respuesta a pesar de las dudas, eso era lo que tenía que hacer en ese momento, apoyarlo y no darle más preocupaciones pero no podía hacer nada bien, por suerte Lucio era amable, cariñoso... tenía demasiadas cualidades que de verdad me hacían pensar que era perfecto al menos a mis ojos. después de besarlo pude ver por fin una sonrisa en sus labios pero yo no podía corresponder con una mía -Claro que no Lucio... estoy seguro que tus padres te querían, habrían ido a verte sin falta- estaba triste, lo sabía, lo notaba en su voz, porque a pesar de no saber nada de mis propios padres me quedaba cierta esperanza pero a Lucio no le quedaba ni eso.
llevé una de mis manos a su cabeza para acariciarla mientras con la otra le daba pequeñas palmaditas en la espalda cuando buscó apoyo en mi hombro, escuchando sus lamentos sintiéndolos míos sobre todo cuando dijo que se sentía culpable por no haber podido ayudarlos porque fui yo quien lo arrastro hasta la plaza y si no hubiera estado conmigo tal vez... -No es culpa tuya...- dije apenas sin dejarlo, nos quedamos unos instantes más así hasta que él decidió que era suficiente y me miró una vez más, apartó mi cabello para besarme y decirme justo lo que estaba pensando -Gracias...- porque en realidad era él quien me daba apoyo a mi incluso cuando estaba peor , me fijé en su mano con la mía mientras acariciaba el anillo que no me había quitado en todo ese tiempo... quería mi boda, sin jaleos, sin androides, sin malos rollos, solo los amigos y la poca familia que nos quedaba a los dos, pero para eso probablemente tendría que esperar hasta después de la misión de año nuevo lo que me arrancó un suspiro.
-Yo tampoco tengo hambre- le contesté sin negarme a la idea de descansar y cuando tiró de mi mano acabé sobre él y no a un lado, apoyé las manos sobre el colchón de inmediato para no recargar mi peso esperando no haberle hecho daño -¿estás bien?- dije con algo de preocupación. La idea de descansar no me desagradaba pero yo quería tomar un baño antes, ponernos el pijama y dormir cómodamente en nuestra cama así que hice que se levantara. Llené la bañera con agua caliente que se llevaría parte de nuestras tensiones y algo del cansancio, tardamos un rato en el agua y al salir utilicé el encantamiento que había creado en el hospital para arreglar su barba, solo pude recortarla pero al menos se veía mejor. Los pijamas salieron del armario y sequé nuestro cabello con otro encantamiento, después de todo eso solo quedaba meternos bajo las mantas. Lo abracé, lo besé y fui tal vez demasiado empalagoso pero si a él no le hacía falta a mi si, al final caímos agotados y dormimos sin ser conscientes del resto del mundo. Al día siguiente nos vestimos de luto y salimos de casa para poder ir al último encuentro con los padres de Lucio.
llevé una de mis manos a su cabeza para acariciarla mientras con la otra le daba pequeñas palmaditas en la espalda cuando buscó apoyo en mi hombro, escuchando sus lamentos sintiéndolos míos sobre todo cuando dijo que se sentía culpable por no haber podido ayudarlos porque fui yo quien lo arrastro hasta la plaza y si no hubiera estado conmigo tal vez... -No es culpa tuya...- dije apenas sin dejarlo, nos quedamos unos instantes más así hasta que él decidió que era suficiente y me miró una vez más, apartó mi cabello para besarme y decirme justo lo que estaba pensando -Gracias...- porque en realidad era él quien me daba apoyo a mi incluso cuando estaba peor , me fijé en su mano con la mía mientras acariciaba el anillo que no me había quitado en todo ese tiempo... quería mi boda, sin jaleos, sin androides, sin malos rollos, solo los amigos y la poca familia que nos quedaba a los dos, pero para eso probablemente tendría que esperar hasta después de la misión de año nuevo lo que me arrancó un suspiro.
-Yo tampoco tengo hambre- le contesté sin negarme a la idea de descansar y cuando tiró de mi mano acabé sobre él y no a un lado, apoyé las manos sobre el colchón de inmediato para no recargar mi peso esperando no haberle hecho daño -¿estás bien?- dije con algo de preocupación. La idea de descansar no me desagradaba pero yo quería tomar un baño antes, ponernos el pijama y dormir cómodamente en nuestra cama así que hice que se levantara. Llené la bañera con agua caliente que se llevaría parte de nuestras tensiones y algo del cansancio, tardamos un rato en el agua y al salir utilicé el encantamiento que había creado en el hospital para arreglar su barba, solo pude recortarla pero al menos se veía mejor. Los pijamas salieron del armario y sequé nuestro cabello con otro encantamiento, después de todo eso solo quedaba meternos bajo las mantas. Lo abracé, lo besé y fui tal vez demasiado empalagoso pero si a él no le hacía falta a mi si, al final caímos agotados y dormimos sin ser conscientes del resto del mundo. Al día siguiente nos vestimos de luto y salimos de casa para poder ir al último encuentro con los padres de Lucio.
El regreso a casa tras el ritual de la montaña fue liberador, aunque la sensación de tristeza todavía permanecería más tiempo. Sean me apoyó en todo momento y estuvo muy pendiente de mí durante todo el tiempo, cosa que era de agradecer en aquellos momentos tan duros. Intentamos aprovechar para descansar y recuperarnos del todo, procurando también distraernos con otras cosas. Al final terminamos de poner la decoración a punto para que aquello pareciese de nuevo un hogar habitado, poniendo las luces del árbol y todo lo demás. Le recordé que teníamos que ponernos los jerséis feos navideños que él había comprado, no íbamos a seguir vistiendo de negro dentro de la casa.
Una tarde me dio por empezar a sacar cajas del trastero, buscando en ellas los recuerdos que había empaquetado cuando me mudé a vivir con Sean. Me senté en el sofá frente a la chimenea, tapándome con la manta mientras empezaba a sacar el contenido de una de las cajas. Allí estaba alguno de mis álbumes familiares, calificaciones de notas, diplomas, orlas de graduación...todo antiguos recuerdos que llevaba mucho tiempo sin ver. Pasé la mano sobre la cubierta del álbum, desempolvando un poco la superficie antes de abrirla. En la primera foto estaba con mis padres frente al árbol navideño de la plaza de Ouroboros, todos sonrientes. Tendría unos siete u ocho años. Suspiré de manera nostálgica con una sonrisa algo triste, alzando después la cabeza para buscar a mi prometido. Llevaba ya un rato en la cocina, no sé si preparando o tomando algo, porque yo últimamente no estaba cocinando mucho. - ¿Sean? ven aquí un rato a sentarte. He encontrado algo en el trastero. Y creo que después voy a querer ver lo tuyo...- me refería a sus cajas de recuerdos, aunque esas tal vez las tuviese Zaphira en algún sitio.
Una tarde me dio por empezar a sacar cajas del trastero, buscando en ellas los recuerdos que había empaquetado cuando me mudé a vivir con Sean. Me senté en el sofá frente a la chimenea, tapándome con la manta mientras empezaba a sacar el contenido de una de las cajas. Allí estaba alguno de mis álbumes familiares, calificaciones de notas, diplomas, orlas de graduación...todo antiguos recuerdos que llevaba mucho tiempo sin ver. Pasé la mano sobre la cubierta del álbum, desempolvando un poco la superficie antes de abrirla. En la primera foto estaba con mis padres frente al árbol navideño de la plaza de Ouroboros, todos sonrientes. Tendría unos siete u ocho años. Suspiré de manera nostálgica con una sonrisa algo triste, alzando después la cabeza para buscar a mi prometido. Llevaba ya un rato en la cocina, no sé si preparando o tomando algo, porque yo últimamente no estaba cocinando mucho. - ¿Sean? ven aquí un rato a sentarte. He encontrado algo en el trastero. Y creo que después voy a querer ver lo tuyo...- me refería a sus cajas de recuerdos, aunque esas tal vez las tuviese Zaphira en algún sitio.
El tiempo entre el ritual y el presente fue irreal, era como si nada hubiera pasado y me esforcé por ayudar a Lucio en todo lo que podía, en prestarle mi apoyo incondicional pero sentía que algo faltaba, era una sensación extraña. Aún así conseguimos descansar e incluso retomar las decoraciones navideñas aunque nos hubiésemos perdido la noche buena y pasamos un rato agradable riéndonos de los jerséis.
A pesar de todo Lucio no tenía mucho ánimo para cocinar pero yo me las había apañado más o menos con todo, los encantamientos eran de gran ayuda y conseguí dar con un libro de recetas que a pesar de mi magia me costaban. Ese día quería probar a hacer algo especial, quería intentar hacer la pasta carbonara que tanto le gustaba a Lucio pero entre unas cosas y otras casi todos mis intentos acabaron en desastre y tuve que limpiar la cocina muchas veces hasta casi conseguir algo decente.. pero salado. Estaba sucio, me había puesto un delantal y recogido el pelo pero me las había apañado para acabar incluso con harina en la cara... aunque no recordaba haber usado harina, tal vez una boloñesa habría sido más fácil.... si definitivamente debía cambiar de receta, eso pensé hasta que Lucio me llamó.
Saqué la cabeza por la puerta de la cocina por si necesitaba algo, esperé a que me lo pidiera pero solo quería que me acercara. dejé el encantamiento de limpieza hecho para volver después a la cocina y tomé un paño para limpiarme las manos e ir al sofá -¿qué es eso?- pregunté antes de ver el álbum que tenía en sus manos, no lo había visto en todo el tiempo que llevábamos en casa... también era cierto que pasábamos más tiempo en el hospital que viviendo en ella, pero aún así quería echarle un vistazo -¡Eres tu!- dije sonriendo al ver a aquel niño pequeño con sus padres, al padre de Lucio lo distinguía por algún evento oficial, pero no había hablado mucho con él, aún así se veían tan felices... -Tengo algún álbum por aquí, pero creo que Catherine y Zaphira tienen que tener más fotos mías... el resto están en la cabaña de mi familia- comenté mientras me acomodaba bajo la manta con él para empezar a pasar páginas.
A pesar de todo Lucio no tenía mucho ánimo para cocinar pero yo me las había apañado más o menos con todo, los encantamientos eran de gran ayuda y conseguí dar con un libro de recetas que a pesar de mi magia me costaban. Ese día quería probar a hacer algo especial, quería intentar hacer la pasta carbonara que tanto le gustaba a Lucio pero entre unas cosas y otras casi todos mis intentos acabaron en desastre y tuve que limpiar la cocina muchas veces hasta casi conseguir algo decente.. pero salado. Estaba sucio, me había puesto un delantal y recogido el pelo pero me las había apañado para acabar incluso con harina en la cara... aunque no recordaba haber usado harina, tal vez una boloñesa habría sido más fácil.... si definitivamente debía cambiar de receta, eso pensé hasta que Lucio me llamó.
Saqué la cabeza por la puerta de la cocina por si necesitaba algo, esperé a que me lo pidiera pero solo quería que me acercara. dejé el encantamiento de limpieza hecho para volver después a la cocina y tomé un paño para limpiarme las manos e ir al sofá -¿qué es eso?- pregunté antes de ver el álbum que tenía en sus manos, no lo había visto en todo el tiempo que llevábamos en casa... también era cierto que pasábamos más tiempo en el hospital que viviendo en ella, pero aún así quería echarle un vistazo -¡Eres tu!- dije sonriendo al ver a aquel niño pequeño con sus padres, al padre de Lucio lo distinguía por algún evento oficial, pero no había hablado mucho con él, aún así se veían tan felices... -Tengo algún álbum por aquí, pero creo que Catherine y Zaphira tienen que tener más fotos mías... el resto están en la cabaña de mi familia- comenté mientras me acomodaba bajo la manta con él para empezar a pasar páginas.
Alcé la mirada un momento al verlo venir de la cocina limpiándose las manos. Podría decirse que... lo había pillado con las manos en la masa. Ya tenía curiosidad por saber qué había estado preparando, valoraba mucho eso de que intentase cocinar y pusiese todo de su parte. Le hice un hueco a mi lado, echándole la manta por encima para acurrucarnos ahí como nos gustaba. Asentí con una sonrisa cuando me reconoció en la foto, aunque también me daba algo de vergüenza mostrar aquellas imágenes. En las de adolescente tenía unas pintas raras. - Sí, no tendría más de ocho años. Mi infancia fue bastante feliz. - en realidad todo se torció un poco después. Pasé a la siguiente página, en la que había algunas otras con mis padres, y también una con compañeros de Ouroboros. En una de las fotos estaba con Sayid, en los pasillos de la academia. Me hizo gracia las pintas que llevábamos, especialmente los pelos. En aquella época lo llevaba largo y un tanto despeinado. - Me gustaría mucho ver las tuyas. Seguro que eras monísimo de pequeño. - le di un beso en la mejilla, arrebujándome un poco más en la manta. Yo a él lo recordaba un poco después, cuando era un jovenzuelo estudiante. En aquella época no me había fijado en él, pero era normal teniendo en cuenta que la diferencia de edad era más notoria en ese momento. Ahora no se notaba mucho, ambos estábamos en el mismo nivel de madurez.
- También recuerdo a tus padres...aunque hace tanto tiempo que... - debían haber cambiado mucho. Eso si seguían vivos después de la invasión terrestre de S.A.M. No quise expresarle mis dudas, no quería que lo pasase mal como yo lo estaba pasando. - Sean, quiero que busquemos a tus padres. Cuando podamos, no tiene que ser ya mismo. ¿No te parece raro que estén desaparecidos y nadie le de importancia? - como mínimo deberían haber investigado, era todo extraño. - Es que...no quiero que te pase como a mí. No quiero que sea demasiado tarde para que recuperes la relación. Y me gustaría que estuviesen en nuestra boda.
- También recuerdo a tus padres...aunque hace tanto tiempo que... - debían haber cambiado mucho. Eso si seguían vivos después de la invasión terrestre de S.A.M. No quise expresarle mis dudas, no quería que lo pasase mal como yo lo estaba pasando. - Sean, quiero que busquemos a tus padres. Cuando podamos, no tiene que ser ya mismo. ¿No te parece raro que estén desaparecidos y nadie le de importancia? - como mínimo deberían haber investigado, era todo extraño. - Es que...no quiero que te pase como a mí. No quiero que sea demasiado tarde para que recuperes la relación. Y me gustaría que estuviesen en nuestra boda.
Me acomodé en el sofá junto a Lucio y lo reconocí en seguida en la primera foto, tenía los mismos ojillos marrones y la sonrisa -Yo no me quejo de mi infancia, aunque me habría gustado tener menos acromántulas en ella- dije sonriendo algo enfadado por eso, ahora me costaba ver arañas y las dichosas acromántulas... de lejos mejor. Cuando pasó a la siguiente página tuve que contener una carcajada llevándome una mano a la boca -...ese...¿ese es Sayid?- Llevaba los lados rapados y una especie de moño en lo alto, pero Lucio iba más normalito aunque un poco despeinado, se veían muy graciosos de esa forma y muy jóvenes también -Deberías enviarle esta foto a Arleen-. seguimos pasando las páginas y entonces Lucio dijo que quería ver mis fotos... me daba bastante vergüenza porque había pocas que fueran decentes, siempre detrás de Zaphira o de mi padre, llorando por algo que me había hecho Catherine y cosas así. Sonreí con su beso y me apoyé en él mientras dejábamos que la manta nos absorbiera un poco más -Mejor le pedimos los álbumes a Zaphira si quieres ver a un niño decente, vamos a pasar de los que tiene Catherine-
Lo miré interesado cuando dijo que se acordaba de mis padres, yo los vi pocas veces en la academia pues solo me daban clase en casa -¿cómo eran? en la academia y eso, yo solo los podía ver en casa... ¿que tal era mi padre con los otros alumnos?- eso me daba curiosidad, de mi madre prefería no saber nada, seguro era tan estricta como lo era conmigo. Me separé de él algo confuso cuando dijo que quería que buscáramos a mis padres -Pero ellos no se han perdido, ellos están... están...- ¿Dónde estaban? no lo sabía... intenté perseguir ese recuerdo pero una vez más se esfumaba y solo me quedaba una sensación extraña pero no me sentía mal -Ellos están bien, están vivos, tengo sus objetos, ellos están bien, no hay que buscarlos- Aquella frase ya la había dicho en alguna ocasión pero a mi no me parecía extraño, era como un contestador automático instalado en mi cabeza, si intentaba buscar a mis padres eso era lo que debía decir, eso era lo que debía contestar.
Me sentí mal por Lucio cuando dijo que no quería que me pasara lo mismo que a él... pero yo nunca había tenido una mala relación con mis padres, mi madre era estricta, si, pero nunca me sentí menos querido por eso -Ellos están bien y eso es lo que importa, me gustaría presentártelos de forma oficial... - "pero no debes buscarnos" esas palabras aparecieron en mi mente, no era mi voz... y aún así obedecí -...pero no hay que buscarlos- ,mi mente pasó rápido a otro tema como si el de antes no tuviera importancia -Hablando de la boda... no me apetece algo grande como la de Sayid... demasiada gente... ¿crees que si invitamos solo a nuestros amigos entran todos en el jardín?-
Lo miré interesado cuando dijo que se acordaba de mis padres, yo los vi pocas veces en la academia pues solo me daban clase en casa -¿cómo eran? en la academia y eso, yo solo los podía ver en casa... ¿que tal era mi padre con los otros alumnos?- eso me daba curiosidad, de mi madre prefería no saber nada, seguro era tan estricta como lo era conmigo. Me separé de él algo confuso cuando dijo que quería que buscáramos a mis padres -Pero ellos no se han perdido, ellos están... están...- ¿Dónde estaban? no lo sabía... intenté perseguir ese recuerdo pero una vez más se esfumaba y solo me quedaba una sensación extraña pero no me sentía mal -Ellos están bien, están vivos, tengo sus objetos, ellos están bien, no hay que buscarlos- Aquella frase ya la había dicho en alguna ocasión pero a mi no me parecía extraño, era como un contestador automático instalado en mi cabeza, si intentaba buscar a mis padres eso era lo que debía decir, eso era lo que debía contestar.
Me sentí mal por Lucio cuando dijo que no quería que me pasara lo mismo que a él... pero yo nunca había tenido una mala relación con mis padres, mi madre era estricta, si, pero nunca me sentí menos querido por eso -Ellos están bien y eso es lo que importa, me gustaría presentártelos de forma oficial... - "pero no debes buscarnos" esas palabras aparecieron en mi mente, no era mi voz... y aún así obedecí -...pero no hay que buscarlos- ,mi mente pasó rápido a otro tema como si el de antes no tuviera importancia -Hablando de la boda... no me apetece algo grande como la de Sayid... demasiada gente... ¿crees que si invitamos solo a nuestros amigos entran todos en el jardín?-
Nos reímos de manera sincera por las pintas del Sayid crío, eran dignas de mostrar a su esposa. Le di permiso a Sean para sacar alguna copia de aquello, seguro que a Arleen también le gustaban. - Sí...nos creíamos modernos. Eran buenos tiempos, había paz. - sentí nostalgia de aquello también, como era natural. Me preguntaba cómo habría sido todo de no haber comenzado la maldita guerra que lo había destrozado todo a su paso. Había tardado en alcanzarnos, pero al final lo había hecho. Pasé una página más, hasta una de las cenas de gala en Ouroboros. Ahí había una gran foto de grupo de esas en las que tienes que buscarte, así que esperé encontrar ahí a Sean en algún hueco. Localicé a una pequeña Catherine casi a la vez que él mencionó que en su álbum no habrían fotos decentes. - Lo sé, te hacia rabiar. Casi como hermanos. Es bueno que hayáis mantenido esa relación a lo largo de los años. Yo no tuve ese tipo de relación con nadie. - al menos no con los miembros del Consejo, pues por edad no habían muchos tan cercanos. Miré hacia un lado y hacia arriba como recordando para poder responder a lo de sus padres, pensando los años de academia en los que recibíamos formación.
- Era un buen hombre. Bueno...sigue siendo. - no quería hablar de él como si no estuviese, por si acaso. - Los alumnos le adoraban, y sus clases eran bastante entretenidas. Aprendí bastante de él sobre hechizos de purificación para revertir, en la medida de lo posible, necrosis provocadas por venenos y maldiciones. Eso sí, era exigente en los exámenes. - sonreí señalándolo en la foto de grupo, localizando por fin a Sean junto a su padre. Después puse cara de extrañeza cuando se puso a repetir en bucle eso de que ellos estaban bien y no había que buscarlos, sonaba como un mantra sin mucho fundamento. - No sé...pero nadie puede determinar en qué lugar están. A no ser que sea un secreto Eire, en cuyo caso no me meteré. - igual era cosa familiar, así que quise ser prudente. - ¿Y cómo me los vas a presentar de manera oficial si no los buscas? no tiene sentido. - argumenté dándole un pequeño toque en la nariz con el dedo índice, haciendo un sonido de reproche que no era tal. Hubiese estado bien invitarlos a la boda. A ver si Sean cambiaba de idea y retomaba la idea de localizar a sus desaparecidos padres.
- Pues sí, yo tampoco quiero una boda grande. Y por supuesto, no quiero que nos case Jack. Espero que no nos pongan pegas para inscribirnos en el libro oficial. Tenemos que hacer lista de invitados. Y pensar fecha...de poco nos quedamos sin poder hacerla. - me lamenté haciendo referencia a lo mal que habíamos acabado ambos tras la última misión. A la próxima no bajaríamos, probablemente, pero yo no podía tardar en regresar al trabajo.
- Era un buen hombre. Bueno...sigue siendo. - no quería hablar de él como si no estuviese, por si acaso. - Los alumnos le adoraban, y sus clases eran bastante entretenidas. Aprendí bastante de él sobre hechizos de purificación para revertir, en la medida de lo posible, necrosis provocadas por venenos y maldiciones. Eso sí, era exigente en los exámenes. - sonreí señalándolo en la foto de grupo, localizando por fin a Sean junto a su padre. Después puse cara de extrañeza cuando se puso a repetir en bucle eso de que ellos estaban bien y no había que buscarlos, sonaba como un mantra sin mucho fundamento. - No sé...pero nadie puede determinar en qué lugar están. A no ser que sea un secreto Eire, en cuyo caso no me meteré. - igual era cosa familiar, así que quise ser prudente. - ¿Y cómo me los vas a presentar de manera oficial si no los buscas? no tiene sentido. - argumenté dándole un pequeño toque en la nariz con el dedo índice, haciendo un sonido de reproche que no era tal. Hubiese estado bien invitarlos a la boda. A ver si Sean cambiaba de idea y retomaba la idea de localizar a sus desaparecidos padres.
- Pues sí, yo tampoco quiero una boda grande. Y por supuesto, no quiero que nos case Jack. Espero que no nos pongan pegas para inscribirnos en el libro oficial. Tenemos que hacer lista de invitados. Y pensar fecha...de poco nos quedamos sin poder hacerla. - me lamenté haciendo referencia a lo mal que habíamos acabado ambos tras la última misión. A la próxima no bajaríamos, probablemente, pero yo no podía tardar en regresar al trabajo.
Al final me reí abiertamente cuando Lucio también lo hizo por la foto, yo no tenía la confianza suficiente con Arleen como para enviarle esa foto pero recordaría donde estaba para pasársela a Catherine, seguro que también se echaba unas risas. Cuando mencionó los tiempos de paz el ambiente cambió un poco, suspiré pesadamente porque ahora todo era mucho más difícil, antes podía pasarme días enteros en la biblioteca haciendo mis cosas, perdido en la lectura, creando encantamientos, pero ahora si podía tomarme unos días para descansar y recuperarme era un milagro. Lucio continuó pasando páginas hasta dar con una de grupo, era bastante grande porque aparecían los descendientes del momento con sus respectivos hijos, reconocí enseguida a Stavron, con sus hijos, Altair, Layla, Catherine haciéndome una mueca y después Desmond y Rhaegar que eran muy pequeños -ni te imaginas... también había un niño que iba a jugar con ella a veces... ese también me tiraba del pelo, a veces se compinchaban para tirarme barro porque no quería mancharme- ahora podía reírme pero en su momento lo pasaba muy mal porque después al que le echaban la bronca era a mi.
Saber sobre mi padre dando clases me animaba a querer retomar las mías, ojalá yo pudiera dejar esa impresión en mis alumnos y algún día me recordaran como Lucio lo hacía -eso me recuerda algo... yo también recuerdo un profesor que era muy simpático, era joven, el primer día de clase casi lo confundimos con un alumno más... ¿a que no sabes quien era?- claramente hablaba de él, estaba a punto de robarle un beso cuando señaló la foto encontrándome a mi entre las piernas de mi padre, bien vestido, con mis pantalones cortos de infante, chaquetilla, pajarita y por supuesto llorando porque Catherine no dejaba de molestarme -por favor, que horrible, te juro que fue culpa de Catherine- no me quedó más remedio que reírme de mi cara, definitivamente necesitaba buscar mis álbumes.
Las preguntas de Lucio sobre mis padres me confundían, en mi cabeza todo estaba bien y cada vez que intentaba cuestionarme algo sobre su paradero simplemente lo dejaba ir -no es un secreto, solo sé que están bien- el toque en la nariz me hizo arrugarla, yo también quería que ellos lo supieran, estaba seguro que les costaría pero tenía la esperanza de que al final lo aceptarían. Cambiamos de tema hacia la boda, Lucio estaba de acuerdo conmigo en hacer algo pequeño, probablemente decepcionaríamos a Aldaron pero esperaba poder contar con él para el día señalado -Lucio... no pienses en eso...- le dije algo triste cuando dijo que casi nos quedamos sin boda, seguramente él habría pensado en otra cosa pero yo pensé en mi decisión de querer dejarlo, la idea de que eso era lo que habrían querido sus padres y sus tíos diciendo que necesitaba descendencia. Suspiré pesadamente y salí de la manta para poder volver a la cocina cuando alguien llamó a la puerta.
Saber sobre mi padre dando clases me animaba a querer retomar las mías, ojalá yo pudiera dejar esa impresión en mis alumnos y algún día me recordaran como Lucio lo hacía -eso me recuerda algo... yo también recuerdo un profesor que era muy simpático, era joven, el primer día de clase casi lo confundimos con un alumno más... ¿a que no sabes quien era?- claramente hablaba de él, estaba a punto de robarle un beso cuando señaló la foto encontrándome a mi entre las piernas de mi padre, bien vestido, con mis pantalones cortos de infante, chaquetilla, pajarita y por supuesto llorando porque Catherine no dejaba de molestarme -por favor, que horrible, te juro que fue culpa de Catherine- no me quedó más remedio que reírme de mi cara, definitivamente necesitaba buscar mis álbumes.
Las preguntas de Lucio sobre mis padres me confundían, en mi cabeza todo estaba bien y cada vez que intentaba cuestionarme algo sobre su paradero simplemente lo dejaba ir -no es un secreto, solo sé que están bien- el toque en la nariz me hizo arrugarla, yo también quería que ellos lo supieran, estaba seguro que les costaría pero tenía la esperanza de que al final lo aceptarían. Cambiamos de tema hacia la boda, Lucio estaba de acuerdo conmigo en hacer algo pequeño, probablemente decepcionaríamos a Aldaron pero esperaba poder contar con él para el día señalado -Lucio... no pienses en eso...- le dije algo triste cuando dijo que casi nos quedamos sin boda, seguramente él habría pensado en otra cosa pero yo pensé en mi decisión de querer dejarlo, la idea de que eso era lo que habrían querido sus padres y sus tíos diciendo que necesitaba descendencia. Suspiré pesadamente y salí de la manta para poder volver a la cocina cuando alguien llamó a la puerta.
Zaphira Eire
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Habían pasado unos días desde que dejamos el hospital y había dejado a Sean en casa con Lucio, los había estado cuidando a ambos mientras estaban convalecientes pero estaba claro que necesitaban hablar y arreglar sus cosas cuando Sean me contó todo lo que había pasado, yo tampoco me encontraba demasiado bien, las nauseas matutinas había empezado y necesitaba pasar un tiempo a solas porque no quería molestar a Khaled ni ser una carga, solo eso me faltaba con todo lo que estaba pasando, sentirme inútil.
Me había pasado esa mañana por la torre Soul para ver que tal le iba a Adramelech y para llevar más medicación desde el hospital, su estado no mejoraba pero al menos no empeoraba y la fiebre estaba controlada, aún así era mejor que lo viera un médico de verdad, uno que supiera más que los que tenían en la torre.
Ya habían pasado unos días así que creí que era el momento de visitar a Sean, con suerte lucio se encontraría mejor y podría intentar decirles que Adramelech no se encontraba bien, conociéndolos no tendría ni que pedirles que le echaran un vistazo. Volé hasta la casa y traspasé la barrera sin problemas, me planté en la puerta y esperé a que alguno de los dos me abriera después de llamar.
Me había pasado esa mañana por la torre Soul para ver que tal le iba a Adramelech y para llevar más medicación desde el hospital, su estado no mejoraba pero al menos no empeoraba y la fiebre estaba controlada, aún así era mejor que lo viera un médico de verdad, uno que supiera más que los que tenían en la torre.
Ya habían pasado unos días así que creí que era el momento de visitar a Sean, con suerte lucio se encontraría mejor y podría intentar decirles que Adramelech no se encontraba bien, conociéndolos no tendría ni que pedirles que le echaran un vistazo. Volé hasta la casa y traspasé la barrera sin problemas, me planté en la puerta y esperé a que alguno de los dos me abriera después de llamar.
Lo miré con una mezcla de ternura y compasión cuando me contó que había un niño que se compinchaba con Catherine para fastidiarle, pensando en que si yo los hubiese visto los habría parado por mucho que otros dijesen que eso eran "cosas de niños". - Ay...lo siento. ¿Y por qué no te defendías? no me refiero a atacar, pero... - un pequeño empujón para que se apartasen, ya que la magia de escudos defensivos tuvo que aprenderla más tarde. Al principio me quedé tratando de adivinar el profesor joven del que estaba hablando, pero enseguida fue evidente para mía, especialmente cuando estuvo a punto de robarme un beso. Sonreí como un idiota por aquello, haciendo un claro gesto de señalarme. Era bonito saber esas cosas después de tantos años. Volví a fijarme en las fotos, apoyándome un momento en el hombro de Sean mientras él decía que se veía horrible en las fotos.
- Para nada, eras adorable. - levanté de nuevo la cabeza, apretando un poco los labios al escucharlo repetir de nuevo eso de que sus padres estaban bien. A mí sí que me sonaba a secreto, y lo que más me hacía sospechar eran las respuestas tan poco elaboradas de Sean. O no le habían explicado bien o no quería decirme todo lo que sabía. Por un momento me molestó levemente que me ocultase información, pero decidí no darle demasiado bombo a aquello. Finalicé con un "vale", sin añadir nada más.
No quise que se pusiese serio, pero al parecer lo logré al decir eso de que por poco no nos casamos. Me estaba refiriendo a que casi nos matan, era obvio que habían salvado el pellejo por poco. - No es que lo piense, es que casi fue...por eso debemos hacerlo cuanto antes. Por si acaso. - dejé escapar un suspiro por lo bajo al ver que se salía de la manta para ir a la cocina, temiendo por un momento que volviese a repetirme algo de lo que me dijo cuando volvimos del hospital. Yo no tenía ganas de sacar el tema, me haría el loco. En ese momento llamaron a la puerta, así que me quité la manta de encima y fui a abrir sin darme demasiada prisa. Al abrir me encontré con Zaphira, a la que saludé con una amable sonrisa. - Buenas, Zaphira. Me alegro de verte. Pasa, que hace frío. ¡SEAN! ¡ES ZAPHIRA!- puse una mano tras el hombro de la dragona y la invité a entrar, cerrando enseguida para mantener el calor de la casa. - Sean está en la cocina, enseguida viene. Ven, ponte cómoda. - le dejé un hueco en el sofá, tirando la manta a un lado para dejarle más hueco. - Aquí estábamos...descansando y viendo antiguos álbumes familiares. ¿Qué tal has estado tú estos días?
- Para nada, eras adorable. - levanté de nuevo la cabeza, apretando un poco los labios al escucharlo repetir de nuevo eso de que sus padres estaban bien. A mí sí que me sonaba a secreto, y lo que más me hacía sospechar eran las respuestas tan poco elaboradas de Sean. O no le habían explicado bien o no quería decirme todo lo que sabía. Por un momento me molestó levemente que me ocultase información, pero decidí no darle demasiado bombo a aquello. Finalicé con un "vale", sin añadir nada más.
No quise que se pusiese serio, pero al parecer lo logré al decir eso de que por poco no nos casamos. Me estaba refiriendo a que casi nos matan, era obvio que habían salvado el pellejo por poco. - No es que lo piense, es que casi fue...por eso debemos hacerlo cuanto antes. Por si acaso. - dejé escapar un suspiro por lo bajo al ver que se salía de la manta para ir a la cocina, temiendo por un momento que volviese a repetirme algo de lo que me dijo cuando volvimos del hospital. Yo no tenía ganas de sacar el tema, me haría el loco. En ese momento llamaron a la puerta, así que me quité la manta de encima y fui a abrir sin darme demasiada prisa. Al abrir me encontré con Zaphira, a la que saludé con una amable sonrisa. - Buenas, Zaphira. Me alegro de verte. Pasa, que hace frío. ¡SEAN! ¡ES ZAPHIRA!- puse una mano tras el hombro de la dragona y la invité a entrar, cerrando enseguida para mantener el calor de la casa. - Sean está en la cocina, enseguida viene. Ven, ponte cómoda. - le dejé un hueco en el sofá, tirando la manta a un lado para dejarle más hueco. - Aquí estábamos...descansando y viendo antiguos álbumes familiares. ¿Qué tal has estado tú estos días?
Me reí cuando Lucio se disculpó, pero en realidad nunca me defendí con violencia -Atacar a Catherine no estaba entre mis planes ni siendo un crío, no... siempre intenté hablar con ellos, preguntarles , pero nunca me contestaban... supongo que eramos diferentes, yo prefería quedarme leyendo o haciendo otro tipo de cosas mientras ellos... estaban más "asalvajados"- ni siquiera estaba seguro de que esa palabra existiera -Pero ya ves, ahora Catherine y yo tenemos una buena relación, aunque me pregunto que fue de su compinche- no recordaba el nombre del crío pero a lo mejor debería preguntarle por él. Cuando comenté lo del profesor novato Lucio no me entendió, al menos al principio hasta que se dio cuenta sonriendo y señalándose -Si, tu- le confirme antes de darle un beso en la mejilla.
Sentí que se me subían los colores un poco cuando dijo que me veía adorable en las fotos, yo no lo veía así pero era bonito escucharlo. Al preguntar sobre mis padres pude notar la cara de descontento y ese "vale" con el que acabó todo pero yo no pude entenderlo, mi mente volvía una y otra vez a ese "están bien" y no había nada más. El tema quedó zanjado pero ahora el que se había sentido mal era yo por eso de que no habría boda, mientras él se refería a una cosa yo pensaba en otra totalmente distinta. Fui hasta la cocina algo enfurruñado, vale que había sido culpa mía todo aquel jaleo pero no era como para recordármelo ... al menos no de momento.
Verifiqué que todo estuviera limpio en la cocina sin desastres de por medio tal y como lo había dejado antes, el encantamiento de limpieza había funcionado estupendamente y ya podía volver a intentar hacer algo decente para comer pero cuando llamaron a la puerta volví a mirar por la puerta para ver quien era, Lucio gritó pero yo pude ver a Zaphira en la puerta -¡Zaph! justo a tiempo, échame una mano por favor... - dije algo apurado antes de quitarme el mandil de cocina y dejarlo para ir a saludar a la dragona. Lucio le ofreció sitio en el sofá y yo hice pasar a nuestro juego de té para que le sirviera algo en seguida, té negro con una de azúcar y sin leche, como lo tomaba siempre -Oye Zaph, ¿tienes fotos mías de cuando era pequeño? sé que algunos están en la cabaña y no sé si los que tengo yo son decentes-
Sentí que se me subían los colores un poco cuando dijo que me veía adorable en las fotos, yo no lo veía así pero era bonito escucharlo. Al preguntar sobre mis padres pude notar la cara de descontento y ese "vale" con el que acabó todo pero yo no pude entenderlo, mi mente volvía una y otra vez a ese "están bien" y no había nada más. El tema quedó zanjado pero ahora el que se había sentido mal era yo por eso de que no habría boda, mientras él se refería a una cosa yo pensaba en otra totalmente distinta. Fui hasta la cocina algo enfurruñado, vale que había sido culpa mía todo aquel jaleo pero no era como para recordármelo ... al menos no de momento.
Verifiqué que todo estuviera limpio en la cocina sin desastres de por medio tal y como lo había dejado antes, el encantamiento de limpieza había funcionado estupendamente y ya podía volver a intentar hacer algo decente para comer pero cuando llamaron a la puerta volví a mirar por la puerta para ver quien era, Lucio gritó pero yo pude ver a Zaphira en la puerta -¡Zaph! justo a tiempo, échame una mano por favor... - dije algo apurado antes de quitarme el mandil de cocina y dejarlo para ir a saludar a la dragona. Lucio le ofreció sitio en el sofá y yo hice pasar a nuestro juego de té para que le sirviera algo en seguida, té negro con una de azúcar y sin leche, como lo tomaba siempre -Oye Zaph, ¿tienes fotos mías de cuando era pequeño? sé que algunos están en la cabaña y no sé si los que tengo yo son decentes-
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