Recuerdo del primer mensaje :
Casa de aspecto rural, amplia y protegida por hechizos de protección y barreras que permiten el paso solo de aquellas personas autorizadas por los descendientes de Galeno y Merlín.
En su interior hay una gran biblioteca con la colección personal de ambos descendientes., una consulta privada y una habitación de hechizos y encantamientos.
Biblioteca:
Habitación principal:
Salón:
Casa de aspecto rural, amplia y protegida por hechizos de protección y barreras que permiten el paso solo de aquellas personas autorizadas por los descendientes de Galeno y Merlín.
En su interior hay una gran biblioteca con la colección personal de ambos descendientes., una consulta privada y una habitación de hechizos y encantamientos.
Biblioteca:
Habitación principal:
Salón:
Aparté la taza y presté mas atención a Azlan que estaba en modo mimoso ronroneando y dejándome lleno de pelo pero la verdad es que no me importaba... Ahora quería un gato pero no sabía si a Lucio le gustaban ¿tal vez un perro? Aunque no nos lo podríamos permitir si nos la pasábamos de un lado a otro sin parar por casa, a rubi me lo podía llevar de misión pero un gatito no, idea descartada, me conformaría con acariciar al de Adael.
El interrogatorio se iba haciendo cada vez más personal, no me molestaba pero me intrigaban las razones de Adael, de nuevo me detuve a pensar y la verdad es que mis emociones eran variopintas -a ver... Depende del tema a tratar y la situación, por ejemplo en la reunión con los pendragon me sentí muy frustrado, no estábamos preparados y ellos al parecer lo tenían todo muy calculado... No me gustan, me crean desconfianza y miedo- en ese momento pensé en Desmond, no había sido nada justo lo que le ocurrió y fue demasiado triste perderlo en esas circunstancias, suspiré dejando or aquella idea para poder seguir -la rabia o la ira tampoco me son indiferentes, como la vez que Altair mencionó que los refugiados... Bueno, tu estabas allí, eso no me pareció justo, a veces impotencia... Muchas cosas-
Aquella autoevaluacion me estaba empezando a poner nervioso pero por suerte Giordano apareció gritando desde fuera -Que manía con gritar tiene éste hombre... Perdoname un segundo Adael- Aparté a Azlan y me levanté para poder mirar en dirección a la puerta proyectando mi voz con un encantamiento -¡COMO ME ROMPAS UNA VENTANA TE CAMBIO TODO EL CAFÉ POR TE! PASA! ESTOY EN EL COMEDOR!- espere de pie apoyado en la silla con ayuda del bastón a que Gio se nos uniera -si sabes que puedes entrar, ¿para qué gritas desde fuera? También tengo timbre, ese botón al lado de la puerta- le señalé la silla a mi lado para que se sentara un rato con nosotros y así aprovechar para echarle un vistazo pues a primera vista parecía encontrarse bien pero no era la primera vez que la liaba como cuando se quitó por si mismo un trozo de metal clavado en la piel.
El interrogatorio se iba haciendo cada vez más personal, no me molestaba pero me intrigaban las razones de Adael, de nuevo me detuve a pensar y la verdad es que mis emociones eran variopintas -a ver... Depende del tema a tratar y la situación, por ejemplo en la reunión con los pendragon me sentí muy frustrado, no estábamos preparados y ellos al parecer lo tenían todo muy calculado... No me gustan, me crean desconfianza y miedo- en ese momento pensé en Desmond, no había sido nada justo lo que le ocurrió y fue demasiado triste perderlo en esas circunstancias, suspiré dejando or aquella idea para poder seguir -la rabia o la ira tampoco me son indiferentes, como la vez que Altair mencionó que los refugiados... Bueno, tu estabas allí, eso no me pareció justo, a veces impotencia... Muchas cosas-
Aquella autoevaluacion me estaba empezando a poner nervioso pero por suerte Giordano apareció gritando desde fuera -Que manía con gritar tiene éste hombre... Perdoname un segundo Adael- Aparté a Azlan y me levanté para poder mirar en dirección a la puerta proyectando mi voz con un encantamiento -¡COMO ME ROMPAS UNA VENTANA TE CAMBIO TODO EL CAFÉ POR TE! PASA! ESTOY EN EL COMEDOR!- espere de pie apoyado en la silla con ayuda del bastón a que Gio se nos uniera -si sabes que puedes entrar, ¿para qué gritas desde fuera? También tengo timbre, ese botón al lado de la puerta- le señalé la silla a mi lado para que se sentara un rato con nosotros y así aprovechar para echarle un vistazo pues a primera vista parecía encontrarse bien pero no era la primera vez que la liaba como cuando se quitó por si mismo un trozo de metal clavado en la piel.
No pude vandalizar asi que al oir la voz de Sean me encogí de hombros y abrí la puerta, yendo hasta donde estaba reunido con Adael.
- No voy a entrar a tu casa sin avisar, no? Y si te encuentro sacandote los mocos o haciendo algo que no deberia ver?
"como darte un revolcón con tu futuro marido"
- Eyyy - saludé a Adael amistosamente, el tío se estaba inflando a pasta. Me empezó a picar la nariz y me la rasqué. Que el elementarista estuviese alli era bueno.
Me senté en donde me ofreció Sean, aunque en realidad tenía culo de mal asiento y no me apetecía mucho sentarme, asi que le robe la servilleta a Adael y mientras estaba sentado intentaba hacer una pajarita con la servilleta.
"Tal vez debería comprobar que Gwen se equivoca"
- He venido a devolverte la piedra que nos prestaste. - dejé la pajarita-servilleta y busqué en el bolsillo de mi abrigo para sacarla y darsela, pero al no encontrarla dentro..... - Merda....me la he dejado en el taller.
"me parece que he venido para nada"
- No está perdida, eso puedo jurarlo. - pensé en transmitir lo que me habia dicho la Pendragon, sobre eso de convocarlos...pero esta reunion improvisada no parecia lo suficientemente oficial. Y yo, sinceramente, no iba a convocar un conclave. Que lo hiciese otro y aprovechaba para decirlo. O una reunion general....o .... Me habia quedado mirando al estúpido descendiente de Merlín asi sin mas, con varias lineas de pensamiento paralelo.
- Te la daré luego, ahora creo que deberia.... - Estornudé sonoramente tapandome con la servilleta que le habia robado a Adael. Me escurrí como mantequilla en la silla, gruñendo algo. Fisicamente estaba agotado pero mi cabeza iba puesta a cafeina y escenas de la batalla, tenia que desconectar. Seguro que Lucio como buen italiano tenia algun vino bueno en la casa. Me levanté y hurgué en los armarios donde la gente suele guardar esas cosas hasta conseguir un buen tinto. - Dormir, todos a dormir. Mañana te daré el pedrolo. Dile que gracias y perdón a Lucio, de mi parte. Ciao.
Habia sido un error venir y mas sin la excusa que era la piedra. Asi que lo arreglé llevandome un vino y marchandome de alli para tratar de pasar la noche, mañana temprano habia que ir de visita al hospital.
- No voy a entrar a tu casa sin avisar, no? Y si te encuentro sacandote los mocos o haciendo algo que no deberia ver?
"como darte un revolcón con tu futuro marido"
- Eyyy - saludé a Adael amistosamente, el tío se estaba inflando a pasta. Me empezó a picar la nariz y me la rasqué. Que el elementarista estuviese alli era bueno.
Me senté en donde me ofreció Sean, aunque en realidad tenía culo de mal asiento y no me apetecía mucho sentarme, asi que le robe la servilleta a Adael y mientras estaba sentado intentaba hacer una pajarita con la servilleta.
"Tal vez debería comprobar que Gwen se equivoca"
- He venido a devolverte la piedra que nos prestaste. - dejé la pajarita-servilleta y busqué en el bolsillo de mi abrigo para sacarla y darsela, pero al no encontrarla dentro..... - Merda....me la he dejado en el taller.
"me parece que he venido para nada"
- No está perdida, eso puedo jurarlo. - pensé en transmitir lo que me habia dicho la Pendragon, sobre eso de convocarlos...pero esta reunion improvisada no parecia lo suficientemente oficial. Y yo, sinceramente, no iba a convocar un conclave. Que lo hiciese otro y aprovechaba para decirlo. O una reunion general....o .... Me habia quedado mirando al estúpido descendiente de Merlín asi sin mas, con varias lineas de pensamiento paralelo.
- Te la daré luego, ahora creo que deberia.... - Estornudé sonoramente tapandome con la servilleta que le habia robado a Adael. Me escurrí como mantequilla en la silla, gruñendo algo. Fisicamente estaba agotado pero mi cabeza iba puesta a cafeina y escenas de la batalla, tenia que desconectar. Seguro que Lucio como buen italiano tenia algun vino bueno en la casa. Me levanté y hurgué en los armarios donde la gente suele guardar esas cosas hasta conseguir un buen tinto. - Dormir, todos a dormir. Mañana te daré el pedrolo. Dile que gracias y perdón a Lucio, de mi parte. Ciao.
Habia sido un error venir y mas sin la excusa que era la piedra. Asi que lo arreglé llevandome un vino y marchandome de alli para tratar de pasar la noche, mañana temprano habia que ir de visita al hospital.
Prestó atención a las palabras de Sean mientras comía los últimos bocados. La frustración no le era ajena así como tampoco el temor, pero pocas veces había experimentado el sentimiento de ira, por lo general se sentía perdido. Hizo memoria para recordar aquello que el licántropo había mencionado cuando el descendiente de Merlín se disculpó para levantarse e invitó a pasar a alguien que resultó ser Giordano al cual Adael saludó con una inclinación de cabeza y una sonrisa al tiempo que masticaba.
La adición fue inesperada pero bien recibida, tenía la oportunidad de preguntarle al tecnomago por su opinión de los Cónclaves y lo que le hacían sentir para así involucrarlo en la conversación. El mago se acordó también de preguntarle por la máquina mágica del campo y de pedirle que le eche un vistazo. Adael alternó la mirada entre Giordano y Sean cuando el primero se lo quedó mirando mientras lamía el plato en el que antes habían espaguetis. Le deseó salud cuando estornudó pensando que la lluvia de tierra firme y el aire otoñal eran la combinación perfecta para un resfrío concluyendo en que debía sacarse el traje, bañarse y lavarlo cuanto antes al igual que la toalla del hospital para devolverla.
Le llamó la atención que Giordano encuentre una botella de vino, ya que Sean le había ofrecido vino de Lucio. No tenía sentido ir hasta la residencia del medimago por vino si en la casa ya había, aunque quizás se trataba de la reserva privada de Eire e ir hasta la casa de Galenus era solo una escusa para verlo, si ése era el caso Adael se habría ofendido por ser solo parte de una excusa. O tal vez se trataba de vino que Lucio se había dejado en la casa de Sean luego de una visita.
Allí faltaba información, de todos modos poco le importaba al mago elementarista el alcohol y lo que decía el tecnomago era muy cierto, ya era hora de ir a dormir así que se levantó en cuanto Giordano se marchó y se dirigió a la cocina llevando el plato y los cubiertos para dejarlos ahí.
-Yo creo que cada uno tiene su manera particular de hablar, Altaïr puede expresarse de forma correcta pero a veces le salta la vena salvaje. Más allá de eso, desde entonces he estado trabajando en la misión que el Concejo me encomendó y pude comprobar que estaba hablando de hechos… a su manera. La sobrepoblación es una realidad, la cantidad de disturbios ha aumentado, se han dado casos de hurto y los campesinos están preocupados porque dicen que no habrá suficiente comida para atravesar el invierno.- Dijo retomando el hilo de la conversación mientras agarraba las cosas que se había sacado para andar más cómodo por la casa.
-Lo cierto es que la confusión reina en mi interior la mayor parte de los Cónclaves, de ahí paso a la frustración y la apatía es lo que le sigue, esa es la razón por la que llega un punto en el que dejo de hablar y de participar en general, salvo que sea absolutamente necesario.- Dijo caminando hacia la puerta para girarse y mirar de frente al otro.
La adición fue inesperada pero bien recibida, tenía la oportunidad de preguntarle al tecnomago por su opinión de los Cónclaves y lo que le hacían sentir para así involucrarlo en la conversación. El mago se acordó también de preguntarle por la máquina mágica del campo y de pedirle que le eche un vistazo. Adael alternó la mirada entre Giordano y Sean cuando el primero se lo quedó mirando mientras lamía el plato en el que antes habían espaguetis. Le deseó salud cuando estornudó pensando que la lluvia de tierra firme y el aire otoñal eran la combinación perfecta para un resfrío concluyendo en que debía sacarse el traje, bañarse y lavarlo cuanto antes al igual que la toalla del hospital para devolverla.
Le llamó la atención que Giordano encuentre una botella de vino, ya que Sean le había ofrecido vino de Lucio. No tenía sentido ir hasta la residencia del medimago por vino si en la casa ya había, aunque quizás se trataba de la reserva privada de Eire e ir hasta la casa de Galenus era solo una escusa para verlo, si ése era el caso Adael se habría ofendido por ser solo parte de una excusa. O tal vez se trataba de vino que Lucio se había dejado en la casa de Sean luego de una visita.
Allí faltaba información, de todos modos poco le importaba al mago elementarista el alcohol y lo que decía el tecnomago era muy cierto, ya era hora de ir a dormir así que se levantó en cuanto Giordano se marchó y se dirigió a la cocina llevando el plato y los cubiertos para dejarlos ahí.
-Yo creo que cada uno tiene su manera particular de hablar, Altaïr puede expresarse de forma correcta pero a veces le salta la vena salvaje. Más allá de eso, desde entonces he estado trabajando en la misión que el Concejo me encomendó y pude comprobar que estaba hablando de hechos… a su manera. La sobrepoblación es una realidad, la cantidad de disturbios ha aumentado, se han dado casos de hurto y los campesinos están preocupados porque dicen que no habrá suficiente comida para atravesar el invierno.- Dijo retomando el hilo de la conversación mientras agarraba las cosas que se había sacado para andar más cómodo por la casa.
-Lo cierto es que la confusión reina en mi interior la mayor parte de los Cónclaves, de ahí paso a la frustración y la apatía es lo que le sigue, esa es la razón por la que llega un punto en el que dejo de hablar y de participar en general, salvo que sea absolutamente necesario.- Dijo caminando hacia la puerta para girarse y mirar de frente al otro.
No podía negarle al italiano lo de entrar sin más, ahí llevaba razón y no dudé en hacerselo saber -Vale, punto para ti, pero tengo timbre, puedes llamar- me dejé caer en la silla bastante cansado, tanto Adael como Gio se saludaron de forma amistosa así que sonreí y cuando este se sentó decidí echarle un vistazo pero parecía más interesado en la dichosa servilleta así que me resigné y me quedé mirando como la hacía.
No pasó mucho tiempo hasta que levantó la cabeza y dijo lo de la piedra, lo vi rebuscar en los bolsillos pero no la encontraba, se la había dejado por ahí pero mientras me la devolviera estaba bien -No te preocupes, puedes dármela otro día. oh! pero yo si que tengo algo para ti- de inmediato el bote del batido aquel de proteínas que me había dado esa mañana voló hasta nosotros y se lo entregué -Gracias por lo de esta mañana, me has salvado de morir de hambre- sonreí por la broma mientras esperaba que el italiano me recibiera lo que le daba pero se había quedado como pillado mirándome y no sabía a que se debía.
Le sostuve la mirada un rato pero no reaccionaba hasta que por fin habló y estornudó sonoramente -ya te he dicho que no te preocupes por la piedra, pero Gio, ¿seguro que estás bien?- llevé una mano a su frente antes de que se escurriera para ver si tenía fiebre, dormía tan poco que seguramente había pillado un resfriado -¿por qué no dejas que Lucio te eche un vistazo? tienes que cuidarte más- yo no era la persona más indicada para decirlo pero se me daba mejor preocuparme por otros. El italiano se levantó y empezó a hurgar en la cocina buscando algo -GIO! si quieres algo pídemelo!- abrió todos los cajones y estantes hasta que por fin dio con las botellas de vino, tomó una y se despidió para irse tal y como había llegado, no me dio tiempo ni a echarle la bronca.
Adael se levantó dejando los platos en la cocina -Adael, no hacía falta! pero gracias- el encantamiento de inmediato empezó a funcionar y el estropajo se movió por si mismo para dejar los platos impecables. El descendiente no volvió a la mesa por lo que esta se recogió sola llevándolo todo a su lugar, incluido el té.
La conversación con Adael retomó su cauce tornandose en algo de trabajo, la verdad es que ese mes que había estado en coma ellos seguían trabajando pero no me apetecía entrar en eso ahora por lo que simplemente asentí - Deja la toalla, es del hospital, ¿verdad? la limpiaré y Lucio podrá llevarla cuando se vaya a trabajar- si es que esa noche volvía porque ya se estaba haciendo tarde. El descendiente prosiguió con aquellos pensamientos que parecía querer liberar, entendía como se sentía pero la solución no era la correcta -No soy el mejor gestionando mis emociones pero no te reprimas, si tienes algo que decir hazlo, es importante conocer las opiniones de todos en los cónclaves o reuniones, sé que somos un poco caóticos pero al final todos podemos expresarnos mejor o peor en ciertos casos, pero no somos perfectos, así que no te silencies, todos somos importantes- Azlan lo siguió de cerca y me levanté para acompañarlo hasta la puerta cuando se giró -Si necesitas ayuda siempre puedes pedirme las notas, tomo acta de todo lo que se dice en los cónclaves, así tal vez estarás menos perdido-
No pasó mucho tiempo hasta que levantó la cabeza y dijo lo de la piedra, lo vi rebuscar en los bolsillos pero no la encontraba, se la había dejado por ahí pero mientras me la devolviera estaba bien -No te preocupes, puedes dármela otro día. oh! pero yo si que tengo algo para ti- de inmediato el bote del batido aquel de proteínas que me había dado esa mañana voló hasta nosotros y se lo entregué -Gracias por lo de esta mañana, me has salvado de morir de hambre- sonreí por la broma mientras esperaba que el italiano me recibiera lo que le daba pero se había quedado como pillado mirándome y no sabía a que se debía.
Le sostuve la mirada un rato pero no reaccionaba hasta que por fin habló y estornudó sonoramente -ya te he dicho que no te preocupes por la piedra, pero Gio, ¿seguro que estás bien?- llevé una mano a su frente antes de que se escurriera para ver si tenía fiebre, dormía tan poco que seguramente había pillado un resfriado -¿por qué no dejas que Lucio te eche un vistazo? tienes que cuidarte más- yo no era la persona más indicada para decirlo pero se me daba mejor preocuparme por otros. El italiano se levantó y empezó a hurgar en la cocina buscando algo -GIO! si quieres algo pídemelo!- abrió todos los cajones y estantes hasta que por fin dio con las botellas de vino, tomó una y se despidió para irse tal y como había llegado, no me dio tiempo ni a echarle la bronca.
Adael se levantó dejando los platos en la cocina -Adael, no hacía falta! pero gracias- el encantamiento de inmediato empezó a funcionar y el estropajo se movió por si mismo para dejar los platos impecables. El descendiente no volvió a la mesa por lo que esta se recogió sola llevándolo todo a su lugar, incluido el té.
La conversación con Adael retomó su cauce tornandose en algo de trabajo, la verdad es que ese mes que había estado en coma ellos seguían trabajando pero no me apetecía entrar en eso ahora por lo que simplemente asentí - Deja la toalla, es del hospital, ¿verdad? la limpiaré y Lucio podrá llevarla cuando se vaya a trabajar- si es que esa noche volvía porque ya se estaba haciendo tarde. El descendiente prosiguió con aquellos pensamientos que parecía querer liberar, entendía como se sentía pero la solución no era la correcta -No soy el mejor gestionando mis emociones pero no te reprimas, si tienes algo que decir hazlo, es importante conocer las opiniones de todos en los cónclaves o reuniones, sé que somos un poco caóticos pero al final todos podemos expresarnos mejor o peor en ciertos casos, pero no somos perfectos, así que no te silencies, todos somos importantes- Azlan lo siguió de cerca y me levanté para acompañarlo hasta la puerta cuando se giró -Si necesitas ayuda siempre puedes pedirme las notas, tomo acta de todo lo que se dice en los cónclaves, así tal vez estarás menos perdido-
-No te preocupes, planeo pasar mañana por el hospital para averiguar el seguimiento de los que fueron a la misión, me queda de paso.- Explicó. Sonrió agradecido por el ofrecimiento de las notas.
-Y ¿Crees que escucharán mis opiniones?- Llegaron así al verdadero meollo de la cuestión.
-Muchas gracias por la cena, estuvo deliciosoa. Estoy en deuda, ahora me toca a mí agasajarte con una comida, así que quiero que te pases un día de estos por casa para cenar ¿Tengo tu palabra?- Preguntó sonriente.
-Buenas noches.- Dijo haciendo una pronunciada reverencia al estilo oriental a modo de respetuosa despedida para marcharse junto a su kneazle.
-Y ¿Crees que escucharán mis opiniones?- Llegaron así al verdadero meollo de la cuestión.
-Muchas gracias por la cena, estuvo deliciosoa. Estoy en deuda, ahora me toca a mí agasajarte con una comida, así que quiero que te pases un día de estos por casa para cenar ¿Tengo tu palabra?- Preguntó sonriente.
-Buenas noches.- Dijo haciendo una pronunciada reverencia al estilo oriental a modo de respetuosa despedida para marcharse junto a su kneazle.
-Está bien- respondí a lo de la toalla. lo de las notas no era nada importante así que no tenía que agradecerme, después de todo para eso estaban, me sorprendí cuandopreguntó si lo escucharían porque estaba seguro que todas las opiniones se tomaban en cuenta -Por supuesto que si Adael, no te puedo asegurar que todos estén de acuerdo siempre pero cualquier aporte es importante-
Sonreí a su invitación para una cena en su casa, estaba seguro de que aún vivía con su familia, ya los había visto una vez en el comedor así que sería una experiencia interesante -Tienes mi palabra, estaré encantado de asistir- correspondía la reverencia de Adael con un movimiento de mi cabeza despidiéndome de él y de Azlan cuando se marcharon.
De nuevo me había quedado solo pero se agradecían las visitas aunque me dejaran todos los cajones de la cocina abiertos, dejé todo en orden en un momento con mi magia y recogí cuanto pude, quedaba algo de pasta pero con la hora que era si Lucio llegaba con hambre a lo mejor era demasiado. Preparé un sandwich como buen inglés y dejé algo de té hecho con una nota para Lucio
"por si tienes hambre"
Era un desastre en la cocina pero poner queso y jamón en dos rebanadas de pan podía hacerlo cualquiera. Me desaparecí hasta la habitación y me dejé caer en la cama de cualquier forma, sin ponerme la sábana encima ni mantas, nada, estaba agotado y en cuanto mi cabeza notó lo blandito me dormí.
Sonreí a su invitación para una cena en su casa, estaba seguro de que aún vivía con su familia, ya los había visto una vez en el comedor así que sería una experiencia interesante -Tienes mi palabra, estaré encantado de asistir- correspondía la reverencia de Adael con un movimiento de mi cabeza despidiéndome de él y de Azlan cuando se marcharon.
De nuevo me había quedado solo pero se agradecían las visitas aunque me dejaran todos los cajones de la cocina abiertos, dejé todo en orden en un momento con mi magia y recogí cuanto pude, quedaba algo de pasta pero con la hora que era si Lucio llegaba con hambre a lo mejor era demasiado. Preparé un sandwich como buen inglés y dejé algo de té hecho con una nota para Lucio
"por si tienes hambre"
Era un desastre en la cocina pero poner queso y jamón en dos rebanadas de pan podía hacerlo cualquiera. Me desaparecí hasta la habitación y me dejé caer en la cama de cualquier forma, sin ponerme la sábana encima ni mantas, nada, estaba agotado y en cuanto mi cabeza notó lo blandito me dormí.
Con tanto trabajo llegué a casa cerca de la 1 de la madrugada, después de un día bastante intenso. Entré procurando no hacer ruido para no despertar a Sean, yendo a ducharme a la planta de abajo y a ponerme un pijama limpio. Después fui hacia la cocina, más cansado que hambriento, encontrando allí un sandwich, un té, y una nota de Sean. La leía con una sonrisa boba en la cara, pensando en lo adorable que era con esos detalles. Escribí de vuelta en la nota, poniendo un "vale intercambiable por un brunch cuando quieras". Dibujé una cara sonriente y un corazón muy moñas a continuación, dejándolo en el frigorífico.
Me comí la cena rápidamente, y el té me lo bebí rápido, pues ya estaba frío después de tanto rato. Luego subí a la habitación, abriendo de nuevo con cuidado y caminando hacia la cama hasta sentarme en mi lado. Supuse que ni con ruido se habría despertado, parecía dormir profundamente. Le aparté con suavidad el pelo de la cara, dejando un beso en su mejilla antes de acomodarme abrazado a su espalda. Fui relajándome poco a poco escuchando su respiración, aunque después del día tan ajetreado me llevó un rato conciliar el sueño. Esperaba que cuando volviese por la mañana estuviesen todos los nuevos pacientes vivos. Cuando por fin me dormí soñé cosas muy raras de órganos con ojos y patas, peleando contra nanobots con motosierras de aspecto terrible. Era como una escabechina sangrienta entre unos y otros, aunque no lo pareciese porque tenían estilo Disney y eran hasta monos. Muy raro todo.
En algún momento sonó el despertador para volver al trabajo, pero para entonces estaba tan profundamente dormido que ni me enteré.
Me comí la cena rápidamente, y el té me lo bebí rápido, pues ya estaba frío después de tanto rato. Luego subí a la habitación, abriendo de nuevo con cuidado y caminando hacia la cama hasta sentarme en mi lado. Supuse que ni con ruido se habría despertado, parecía dormir profundamente. Le aparté con suavidad el pelo de la cara, dejando un beso en su mejilla antes de acomodarme abrazado a su espalda. Fui relajándome poco a poco escuchando su respiración, aunque después del día tan ajetreado me llevó un rato conciliar el sueño. Esperaba que cuando volviese por la mañana estuviesen todos los nuevos pacientes vivos. Cuando por fin me dormí soñé cosas muy raras de órganos con ojos y patas, peleando contra nanobots con motosierras de aspecto terrible. Era como una escabechina sangrienta entre unos y otros, aunque no lo pareciese porque tenían estilo Disney y eran hasta monos. Muy raro todo.
En algún momento sonó el despertador para volver al trabajo, pero para entonces estaba tan profundamente dormido que ni me enteré.
En condiciones normales solía tener el sueño ligero debido a mis malas costumbres de dormir malamente en la biblioteca, si alguien entraba me daba cuenta en seguida para que no me pillaran babeando y de forma indigna, pero ese día habian pasado demasiadas cosas por no hablar de que mi condición física era pésima. No me di cuenta cuando Lucio llegó, ni tan siquiera fui consciente de acercarme a él cada vez más en busca de calor porque no se me ocurrió ponerme la manta encima, simplemente estaba cómodo.
A la mañana siguiente el ruido del despertador hizo que me removiera un poco y abrí los ojos pesadamente para hacerlo levitar hasta mi, apagarlo y volver a abrazar a Lucio para cerrar los ojos cinco minutos más.
El sol se filtraba por la ventana cuando por fin decidí levantarme, tarde un momento en volver a reiniciarme y entonces me acordé del reloj, los cinco minutos habían sido casi media hora, yo no tenía nada que hacer pero si Lucio lo había puesto sería porque tenía que ir a trabajar. Pasé mi mano por su mejilla viendo como dormía tan tranquilo, me daba pena despertarlo pero tenía que hacerlo - Lucio, despierta, llegaras tarde al hospital - me volví a tumbar a su lado para mirarlo divertido por sus expresiones, le di toquecitos en la mejilla varias veces mientras lo llamaba hasta que por fin abrió los ojos y pude recibirlo con una sonrisa -Buenos días doctor Galenus~ ¿has dormido bien? - dicho eso le di un beso corto en los labios.
A la mañana siguiente el ruido del despertador hizo que me removiera un poco y abrí los ojos pesadamente para hacerlo levitar hasta mi, apagarlo y volver a abrazar a Lucio para cerrar los ojos cinco minutos más.
El sol se filtraba por la ventana cuando por fin decidí levantarme, tarde un momento en volver a reiniciarme y entonces me acordé del reloj, los cinco minutos habían sido casi media hora, yo no tenía nada que hacer pero si Lucio lo había puesto sería porque tenía que ir a trabajar. Pasé mi mano por su mejilla viendo como dormía tan tranquilo, me daba pena despertarlo pero tenía que hacerlo - Lucio, despierta, llegaras tarde al hospital - me volví a tumbar a su lado para mirarlo divertido por sus expresiones, le di toquecitos en la mejilla varias veces mientras lo llamaba hasta que por fin abrió los ojos y pude recibirlo con una sonrisa -Buenos días doctor Galenus~ ¿has dormido bien? - dicho eso le di un beso corto en los labios.
Protesté alguna cosa medio dormido al notar que me daban toquecitos en la mejilla para despertarme, haciendo gestos de fastidio porque quería seguir durmiendo. - mmm...despierto...- remoloneé algunos segundos más antes de abrir los ojos, recibiendo los buenos días de Sean. Sonreí con el beso, rodeándolo después con mis brazos para quedar así un poco más mientras me espabilaba. - Buenos días...- me hubiese quedado así al menos una hora más, pero suponía que ya llegaba tarde al trabajo, a juzgar por la luz que se filtraba por la ventana. - Como un tronco, aunque me costó dormirme un rato. ¿Y tú, cómo estás? ¿te quedaste descansando como te dije?- todavía le tocaba quedarse algunos días más en casa, aunque pudiese resultarle aburrido. Estiré un brazo para coger la manta que se nos había quedado a los pies, tapándonos después a ambos. Ya empezaba a hacer frío invernal y el día había amanecido lluvioso.
- Tienes mejor cara, desde luego. - pasé una mano por su mejilla, apartando un poco el cabello de manera distraída. - Y te quedó muy bien la cena. Ahora te va a tocar sorprenderme con un plato diferente cada noche. - bromeé sin ponerle realmente esa obligación, aunque sería curioso ver qué más hacia. - Ayer me acordé de ti...tuve que operar a dos pacientes atacados por nanobots, igual que te pasó cuando bajaste - suspiré resignado, acabando por incorporarme para sentarme en la cama. - Me temo que no podré quedarme mucho rato. Tengo que ir a ver cómo han pasado la noche todos los que vinieron de la misión. Catherine y Gio han hablado contigo? ellos también bajaron. - conseguí quitarme por fin la manta, saliendo de la cama para comenzar a buscar ropa en el armario.
- Tienes mejor cara, desde luego. - pasé una mano por su mejilla, apartando un poco el cabello de manera distraída. - Y te quedó muy bien la cena. Ahora te va a tocar sorprenderme con un plato diferente cada noche. - bromeé sin ponerle realmente esa obligación, aunque sería curioso ver qué más hacia. - Ayer me acordé de ti...tuve que operar a dos pacientes atacados por nanobots, igual que te pasó cuando bajaste - suspiré resignado, acabando por incorporarme para sentarme en la cama. - Me temo que no podré quedarme mucho rato. Tengo que ir a ver cómo han pasado la noche todos los que vinieron de la misión. Catherine y Gio han hablado contigo? ellos también bajaron. - conseguí quitarme por fin la manta, saliendo de la cama para comenzar a buscar ropa en el armario.
Me llevé una mano a los labios en modo fangirl por los ruiditos y los gestos de Lucio, ya habiamos dormido juntos pero era la primera vez que podía verlo despertar desde que nos mudamos juntos. Recibí el abrazo con gusto e hice lo mismo acompañándolo en su despertar -Eso es porque estarías agotado, dejaré un par de velas con hechizos de relajación en tu mesita- lo de descansar... pues más o menos lo había hecho, en realidad le prometí que me quedaría en casa por lo que técnicamente no le había mentido, pero me sentía culpable -Pues... si, estuve en casa todo el día aunque con eso de que bajaran todos a tierra, la verdad es que no dormí mucho...- apreté los labios y cuando nos puso la manta encima me sentí aún más culpable así que se lo solté todo -No te enfades, pero Cath vino a pedirme ayuda, sé que estaba mal pero necesitaban unos trasladores para poder volver, también les dejé a Rubi... lo siento- le puse ojitos de niño bueno porque si funcionaba con Zaphira a lo mejor con Lucio también, aún así no me arrepentía de haberlo hecho si con eso había conseguido que todos volvieran a casa.
Moví mi rostro para tener más contacto con su mano mientras se paseaba por mi mejilla y apartaba mi cabello que a saber como lo tenía -Eso es porque tengo un buen médico- lo de la cena ya sonaba a recochineo así que me hice el indignado -Oye! el trato era que tu cocinabas! a menos que quieras pasar el resto de tus días comiendo sándwiches tienes que enseñarme, que después de la boda no habrá cambios ni devoluciones!- me reí al decir aquello, sabía que era una broma pero me tenía que poner en serio a aprender a cocinar, con lo cansado que llegaba a casa no era plan de dejarlo cocinar siempre.
Las noticias sobre los pacientes no le traían buenos recuerdos, mucho menos a mi por hacerlo pasar tan mal rato, Lucio se sentó y yo me puse de rodillas a su lado para poder abrazarlo -Siento haberte hecho pasar tan mal rato, pero no hay mejor médico que tu en la isla así que estoy seguro de que tus pacientes estarán bien- le di otro beso, esta vez en la mejilla antes de soltarlo para que empezara a vestirse e ir al hospital -eso no vale, y yo me tengo que quedar aquí solo, que envidia me dan tus pacientes- sonreí y lo ayudé acercándole las cosas, me gustaban sus camisas pero alguna necesitaba un repaso, menos mal que sabía encantamientos para esas chorradas.
-Si, Catherine está bien, ella e Ian se fueron a buscar a Aedan en cuanto terminó la misión así que supongo que se irían a casa... en cuanto a Gio..- suspiré y encogí mis piernas para abrazarlas con mis brazos -Está raro... no sé, el día de la fiesta antes del parlamento me dio la sensación de que me evitaba.. y me enfadé con él, así que el regalo que le tenía se lo di de malas- solté las piernas y me dejé caer en la cama mirando al techo, aún me sentía mal por ello -Ayer vino a devolverme la piedra lunar que le deje a Cath, como no se quedó en el hospital pensé que no quería que le tocaran, ya sabes como es, intenté echarle un vistazo pero se fue a la cocina, rebuscó en todos los cajones, pilló una botella de vino y se fue...- me quedé pensando un momento y la verdad es que no entendía nada, me volví a sentar al borde de la cama pero esta vez mirando al suelo mientras jugaba con mis pies notando el tacto de la pequeña alfombra -¿crees que estará enfadado conmigo?... estoy un poco preocupado- levanté la vista hacia el moreno y entonces simplemente le dedique una sonrisa algo triste -Si lo ves por ahí échale un vistazo, aunque tengas que pillarlo de la oreja-
Moví mi rostro para tener más contacto con su mano mientras se paseaba por mi mejilla y apartaba mi cabello que a saber como lo tenía -Eso es porque tengo un buen médico- lo de la cena ya sonaba a recochineo así que me hice el indignado -Oye! el trato era que tu cocinabas! a menos que quieras pasar el resto de tus días comiendo sándwiches tienes que enseñarme, que después de la boda no habrá cambios ni devoluciones!- me reí al decir aquello, sabía que era una broma pero me tenía que poner en serio a aprender a cocinar, con lo cansado que llegaba a casa no era plan de dejarlo cocinar siempre.
Las noticias sobre los pacientes no le traían buenos recuerdos, mucho menos a mi por hacerlo pasar tan mal rato, Lucio se sentó y yo me puse de rodillas a su lado para poder abrazarlo -Siento haberte hecho pasar tan mal rato, pero no hay mejor médico que tu en la isla así que estoy seguro de que tus pacientes estarán bien- le di otro beso, esta vez en la mejilla antes de soltarlo para que empezara a vestirse e ir al hospital -eso no vale, y yo me tengo que quedar aquí solo, que envidia me dan tus pacientes- sonreí y lo ayudé acercándole las cosas, me gustaban sus camisas pero alguna necesitaba un repaso, menos mal que sabía encantamientos para esas chorradas.
-Si, Catherine está bien, ella e Ian se fueron a buscar a Aedan en cuanto terminó la misión así que supongo que se irían a casa... en cuanto a Gio..- suspiré y encogí mis piernas para abrazarlas con mis brazos -Está raro... no sé, el día de la fiesta antes del parlamento me dio la sensación de que me evitaba.. y me enfadé con él, así que el regalo que le tenía se lo di de malas- solté las piernas y me dejé caer en la cama mirando al techo, aún me sentía mal por ello -Ayer vino a devolverme la piedra lunar que le deje a Cath, como no se quedó en el hospital pensé que no quería que le tocaran, ya sabes como es, intenté echarle un vistazo pero se fue a la cocina, rebuscó en todos los cajones, pilló una botella de vino y se fue...- me quedé pensando un momento y la verdad es que no entendía nada, me volví a sentar al borde de la cama pero esta vez mirando al suelo mientras jugaba con mis pies notando el tacto de la pequeña alfombra -¿crees que estará enfadado conmigo?... estoy un poco preocupado- levanté la vista hacia el moreno y entonces simplemente le dedique una sonrisa algo triste -Si lo ves por ahí échale un vistazo, aunque tengas que pillarlo de la oreja-
Empecé a torcer el gesto cuando me dijo que no durmió mucho, mirándolo después sorprendido por su confesión. No me enfadé por ello, al menos no exactamente, pero me preocupé al pensar que podría haberle pasado algo y que yo no estaba en casa en ese momento. - Sean...te dije que tenías que descansar. No es ninguna broma. No puedes pretender hacer esfuerzos después del mes que has pasado. ¿Y si te hubiese pasado algo? yo no lo habría sabido. Ahora no podré irme tranquilo porque no sé si me vas a hacer caso, o si vas a ponerte a hacer cosas. - suspiré disgustado, aunque los ojos que me puso hicieron que me ablandase un poco. No le dije nada más, pero ya me iba a quedar con la cosa de no poder fiarme mientras yo no estaba. Esta vez porque había confesado, pero tal vez otras no lo hiciese.
Intenté no pensar demasiado en ello, consiguiendo que me sacase una sonrisa con el comentario de los cambios y devoluciones tras la boda. - Está bien, creo que no podemos alimentarnos de sándwiches. Voy a subirte el desayuno a la cama antes de irme, tienes que alimentarte en condiciones. - dejé que me abrazase cuando me senté en la cama, aceptando sus disculpas porque en el fondo no era capaz de enfadarme con él. - Vaaale, te perdono. Tú ganas. ¿Ves como me manipulas? - me levanté de la cama tras su beso en la mejilla, un poco más contento. - Pero tienes que prometerme, por favor, que durante esta semana me harás caso. Si lo cumples puede que en unos días puedas salir de casa, sin hacer muchos esfuerzos. Además, querré hacerte otro chequeo antes, para comprobar si te han quedado secuelas. Tranquilo, parece que no, pero por si acaso. - tenía aún la paranoia metida en la cabeza, después de pasarme la noche viendo nanobots devorar órganos.
Estaba distraído con lo de la ropa y dejé que me echase una mano para el asunto de las camisas. Continué vistiéndome mientras me comentaba lo de Catherine, asintiendo hasta que mencionó a Giordano. Me giré extrañado, terminando de abotonarme la camisa. - ¿Hizo eso? qué raro. A ver...que él es raro, pero eso de venir para nada y llevarse una botella de vino. Tampoco pasó a vernos cuando te pedí matrimonio. Tal vez sí esté enfadado. Piensa que antes estábamos siempre los tres juntos, y tal vez ahora sienta que ha perdido un poco a sus amigos. No hemos estado muy pendientes de él, la verdad. Deberíamos invitarle a cenar una noche. No obstante, si lo veo hablaré con él. - terminé de vestirme, regresando después hacia la cama para sentarme al lado de Sean. - No te preocupes. Se le pasará. Voy a traerte el desayuno y me voy rápidamente. ¿Qué te apetece?
Intenté no pensar demasiado en ello, consiguiendo que me sacase una sonrisa con el comentario de los cambios y devoluciones tras la boda. - Está bien, creo que no podemos alimentarnos de sándwiches. Voy a subirte el desayuno a la cama antes de irme, tienes que alimentarte en condiciones. - dejé que me abrazase cuando me senté en la cama, aceptando sus disculpas porque en el fondo no era capaz de enfadarme con él. - Vaaale, te perdono. Tú ganas. ¿Ves como me manipulas? - me levanté de la cama tras su beso en la mejilla, un poco más contento. - Pero tienes que prometerme, por favor, que durante esta semana me harás caso. Si lo cumples puede que en unos días puedas salir de casa, sin hacer muchos esfuerzos. Además, querré hacerte otro chequeo antes, para comprobar si te han quedado secuelas. Tranquilo, parece que no, pero por si acaso. - tenía aún la paranoia metida en la cabeza, después de pasarme la noche viendo nanobots devorar órganos.
Estaba distraído con lo de la ropa y dejé que me echase una mano para el asunto de las camisas. Continué vistiéndome mientras me comentaba lo de Catherine, asintiendo hasta que mencionó a Giordano. Me giré extrañado, terminando de abotonarme la camisa. - ¿Hizo eso? qué raro. A ver...que él es raro, pero eso de venir para nada y llevarse una botella de vino. Tampoco pasó a vernos cuando te pedí matrimonio. Tal vez sí esté enfadado. Piensa que antes estábamos siempre los tres juntos, y tal vez ahora sienta que ha perdido un poco a sus amigos. No hemos estado muy pendientes de él, la verdad. Deberíamos invitarle a cenar una noche. No obstante, si lo veo hablaré con él. - terminé de vestirme, regresando después hacia la cama para sentarme al lado de Sean. - No te preocupes. Se le pasará. Voy a traerte el desayuno y me voy rápidamente. ¿Qué te apetece?
La bronca me la había ganado, no había nada que hacer más que aceptarlo -Lo sé... pero si necesitaban los trasladores no podía negarme, al menos sirvieron para que pudieran volver a salvo- de nuevo me sentí mal porque lo había vuelto a preocupar, al final me ponía cámaras en casa y un cacharro de esos para los bebés para que no me escapara -Voy a quedarme quietecito, ya no hay peligro y están todos bien...¿pero puedo ver el pensadero?- eso no era nada complicado y ya iba con mucho retraso para investigar.
Conseguí sacarle una sonrisa a Lucio y el enfado se le fue pasando entre bromas y mimos - si me quedo tanto tiempo en la cama me voy a quedar como un pergamino viejo, prefiero que desayunemos juntos- me reí cuando dijo que había ganado y que lo manipulaba, no es que lo hiciera siempre pero en algún momento si que me aprovechaba para que no se enfadara como era el caso -no, solo te quiero mucho- un beso más en la mejilla y arreglado, aunque me hizo prometerle que me comportaría por lo que levanté la mano para jurarlo.
Mientras estaba liado cambiándose le conté lo de Giordano y no era el único al que le pareció raro su comportamiento por lo que el loco no era yo -¿verdad que es extraño?... no quiero que se enfade, Gio es un buen amigo, nos ha ayudado mucho- no es que yo no quisiera estar pendiente de él pero ¿qué podía hacer si volvía a hacer lo de la fiesta? se me había pasado el buen humor mañanero de pensar en ello -Yo quiero hablar con él... dijo que vendría a darme la piedra y más que una cena creo que lo que necesita es descansar, a lo mejor es porque no lo he visto en un mes pero parece cansado- en cuanto Lucio se sentó a mi lado apoyé la cabeza en su hombro y suspiré -espero que si... yo me hago el desayuno, vete que seguro Aldaron te está esperando ¿ vienes a la hora de comer mejor? -
Conseguí sacarle una sonrisa a Lucio y el enfado se le fue pasando entre bromas y mimos - si me quedo tanto tiempo en la cama me voy a quedar como un pergamino viejo, prefiero que desayunemos juntos- me reí cuando dijo que había ganado y que lo manipulaba, no es que lo hiciera siempre pero en algún momento si que me aprovechaba para que no se enfadara como era el caso -no, solo te quiero mucho- un beso más en la mejilla y arreglado, aunque me hizo prometerle que me comportaría por lo que levanté la mano para jurarlo.
Mientras estaba liado cambiándose le conté lo de Giordano y no era el único al que le pareció raro su comportamiento por lo que el loco no era yo -¿verdad que es extraño?... no quiero que se enfade, Gio es un buen amigo, nos ha ayudado mucho- no es que yo no quisiera estar pendiente de él pero ¿qué podía hacer si volvía a hacer lo de la fiesta? se me había pasado el buen humor mañanero de pensar en ello -Yo quiero hablar con él... dijo que vendría a darme la piedra y más que una cena creo que lo que necesita es descansar, a lo mejor es porque no lo he visto en un mes pero parece cansado- en cuanto Lucio se sentó a mi lado apoyé la cabeza en su hombro y suspiré -espero que si... yo me hago el desayuno, vete que seguro Aldaron te está esperando ¿ vienes a la hora de comer mejor? -
- Siempre pensando en los demás antes que en ti... - no era un reproche, más bien lo admiraba por eso, pero a veces costaba encontrar el límite entre la propia seguridad y el ser solidario. Al menos había seguido para que llegasen todos al hospital de manera rápida. Suspiré derrotado cuando dijo lo del pensadero, asintiendo. No era trabajo físico, pero si podía cansarle. - De acuerdo, pero ve poco a poco. A veces puede resultar agotador eso de meterme en los recuerdos pasados de la gente. - esta vez sí que creí que me haría caso, o eso esperaba. Me hizo reír con lo del pergamino viejo, el caso era insistir en que quería moverse. Ya se lo recordaría si alguna vez me tocaba a mi ser el paciente. - Eres un exagerado, con una semana descansando estarás más fresco que una lechuga. - creí su promesa, mano alzada incluida. Ya había terminado de vestirme del todo para cuando abordamos el tema de Giordano, y estaba casi seguro que era eso, se sentía desplazado.
- Sí, hubo un tiempo en el que estuvimos bastante unidos. Estaría bien recuperar aquello, si él está por la labor. Debe estar agotado después de la misión, vamos a darle dos o tres días. Un té mejor. - le pasé el brazo por encima cuando se apoyó sobre mi hombro, mirándolo dudoso cuando me dijo que él se hacía el desayuno. Ya me había hecho la cena, y seguro que le había costado trabajo. - No sé si podré venir a comer. Todo depende de cómo estén los de ayer. Ni idea de cómo me los voy a encontrar hoy. Espero que sigan todos vivos. - comenté preocupado, esperando que al llegar hubiese buenas noticias. - Nada, dame unos minutos. - me separé de él para salir de la habitación y bajar a la cocina, preparando rápidamente unos huevos fritos con bacon. Lo acompañé de dos rebanadas de pan y un zumo, subiendo a la habitación con una bandeja para dejarla sobre la cama. - Que pases un buen día. Te quiero. - me despedí de él con un beso, desapareciéndome de allí después para ir al hospital a trabjar.
- Sí, hubo un tiempo en el que estuvimos bastante unidos. Estaría bien recuperar aquello, si él está por la labor. Debe estar agotado después de la misión, vamos a darle dos o tres días. Un té mejor. - le pasé el brazo por encima cuando se apoyó sobre mi hombro, mirándolo dudoso cuando me dijo que él se hacía el desayuno. Ya me había hecho la cena, y seguro que le había costado trabajo. - No sé si podré venir a comer. Todo depende de cómo estén los de ayer. Ni idea de cómo me los voy a encontrar hoy. Espero que sigan todos vivos. - comenté preocupado, esperando que al llegar hubiese buenas noticias. - Nada, dame unos minutos. - me separé de él para salir de la habitación y bajar a la cocina, preparando rápidamente unos huevos fritos con bacon. Lo acompañé de dos rebanadas de pan y un zumo, subiendo a la habitación con una bandeja para dejarla sobre la cama. - Que pases un buen día. Te quiero. - me despedí de él con un beso, desapareciéndome de allí después para ir al hospital a trabjar.
Lucio era demasiado bueno conmigo y al final acababa cediendo a mis caprichos, le daba tantos problemas al pobre que hasta me sabía mal cuando aceptó dejarme el pensadero para entretenerme un rato - ¿ves como me consientes demasiado? - ojalá pudiera tenerlo en casa todo el día para hacer yo lo mismo por él pero primero el deber de médico.
Me reí con él por lo de la lechuga y el pergamino, no es que yo fuera muy dado al ejercicio físico pero aquel mes me pesaba casi tanto como las piernas y el resto del cuerpo por pasar un mes en cama, tenía que moverme y sobretodo empezar con el trabajo, nadie me había dicho nada pero aquella reunión con los pendragon seguía muy reciente para mi.
El tema de Giorgano era complicado, esperaba que solo fuera una rabieta infantil y fuera tan simple como sentirse desplazado tal y como decía Lucio, me sentí mejor cuando me abrazó y me reí con la propuesta del té -vale, hablaremos después con él pero lo de echarle un vistazo sigue en pie, prefiero ir a verlo a su laboratorio y sin una ceja que al hospital porque se ponga malo... Y nada de té, o se enfadará más -
Aquello había quedado zanjado y pasamos al asunto de la comida, no había nada que hacer si tenía mucho trabajo, otra opción sería que yo me pasara por el hospital pero no me dejaría y ya había prometido quedarme quietecito en casa -Está bien, pero si vienes avísame- no quería molestarlo más porque iba tarde pero él insistió con lo del desayuno, nada más y nada menos que unos huevos con bacon, pan y zumo, era absurdo lo perfecto que ese hombre resultaba a veces y lo afortunado que era por tenerlo a mi lado, cuando se despidió lo enganche con un abrazo sobre sus hombros y darle un beso en condiciones, uno que le durara todo el día hasta que volviera a casa - yo también te quiero, dile a Aldaron que yo apagué el despertador, seguro que a mi no me dice nada- lo dejé marchar y me comí el desayuno rápidamente para después bajar a la biblioteca y así empezar a trabajar.
Me reí con él por lo de la lechuga y el pergamino, no es que yo fuera muy dado al ejercicio físico pero aquel mes me pesaba casi tanto como las piernas y el resto del cuerpo por pasar un mes en cama, tenía que moverme y sobretodo empezar con el trabajo, nadie me había dicho nada pero aquella reunión con los pendragon seguía muy reciente para mi.
El tema de Giorgano era complicado, esperaba que solo fuera una rabieta infantil y fuera tan simple como sentirse desplazado tal y como decía Lucio, me sentí mejor cuando me abrazó y me reí con la propuesta del té -vale, hablaremos después con él pero lo de echarle un vistazo sigue en pie, prefiero ir a verlo a su laboratorio y sin una ceja que al hospital porque se ponga malo... Y nada de té, o se enfadará más -
Aquello había quedado zanjado y pasamos al asunto de la comida, no había nada que hacer si tenía mucho trabajo, otra opción sería que yo me pasara por el hospital pero no me dejaría y ya había prometido quedarme quietecito en casa -Está bien, pero si vienes avísame- no quería molestarlo más porque iba tarde pero él insistió con lo del desayuno, nada más y nada menos que unos huevos con bacon, pan y zumo, era absurdo lo perfecto que ese hombre resultaba a veces y lo afortunado que era por tenerlo a mi lado, cuando se despidió lo enganche con un abrazo sobre sus hombros y darle un beso en condiciones, uno que le durara todo el día hasta que volviera a casa - yo también te quiero, dile a Aldaron que yo apagué el despertador, seguro que a mi no me dice nada- lo dejé marchar y me comí el desayuno rápidamente para después bajar a la biblioteca y así empezar a trabajar.
Tal como había prometido iría a visitarlo al día siguiente. Lo excelente de aquel día es que se había despertado de buen humor, luego Ian lo había mejorado así que estaba sonriente, satisfecha y orgullosa de su vida. No había nada en el mundo que pudiera arruinar su buen humor en ese momento, pero sí mejorarlo. Apareció dentro de la casa de Sean y se quitó las botas para caminar de puntillas y descalza buscando en cada habitación al susodicho. No encontró a Lucio, lo que estaba bien porque seguro le daría una mirada fea por sus chiquilladas pero …Bueno, se las tenía que bancar porque se iba a casar con su mejor amigo.
Sólo le quedaba la parte inferior, cuando lo ubicó sonrió de lado. Se puso colocó encima de la escalera y extendió sus poderes hacia Sean, primero cubrió su presencia. Elevó una ilusión perfecta de cómo Smaug caía en la parte superior de la casa destrozándola y gruñendo. Desde el techo empezaron a caerle tablas de madera, polvo y todos los muebles que estaban en la parte superior. Lo que imagino que sería la voz del dragón gruñó un SEAAAAAAAAAAAAAAAAAAN EIREEEEEEEEEE, HE VENIDO A POR TI. Y se imaginó un coletazo barriendo con el resto de la casa mientras buscaba desesperadamente al Descendiente.
Sólo le quedaba la parte inferior, cuando lo ubicó sonrió de lado. Se puso colocó encima de la escalera y extendió sus poderes hacia Sean, primero cubrió su presencia. Elevó una ilusión perfecta de cómo Smaug caía en la parte superior de la casa destrozándola y gruñendo. Desde el techo empezaron a caerle tablas de madera, polvo y todos los muebles que estaban en la parte superior. Lo que imagino que sería la voz del dragón gruñó un SEAAAAAAAAAAAAAAAAAAN EIREEEEEEEEEE, HE VENIDO A POR TI. Y se imaginó un coletazo barriendo con el resto de la casa mientras buscaba desesperadamente al Descendiente.
En cuanto Lucio se fue tomé una ducha y me puse a trabajar además de ponerme ropa normal, estar en pijama me hacía sentir un más enfermo de lo que realmente estaba. Bajé hasta la biblioteca ya que era la zona más amplia para poder usar aquel pensadero, era muy antiguo, sin duda uno de los objetos de la familia del templario, tardé un rato en saber como funcionaba pero por suerte se activaba y estaba sincronizado con mi báculo, tenía los instrumentos pero me faltaba el hechizo para activarlo.
Inspeccioné y limpié el objeto a fondo, descubriendo unas cuantas runas con lo que me faltaba, la clave estaba en el orbe de mi familia y unas cuantas palabras que pronuncié tal y como estaban escritas, de inmediato el pensadero se elevó y unos hilos de luz envolvieron la sala atravesándolo todo, después de eso el trabajo sería simple pero tedioso.
Me había enfrascado por completo en el trabajo , repasando los cónclaves uno por uno, tomando notas, escribiendo sobre las familias de descendientes desde el principio, los que entraban, los que salían y los que permanecían. Empezaba a tener la vista cansada por lo que me vi obligado a detenerme y pensar, había podido ver al primer descendiente de Merlin que entró al consejo y su relación con el descendiente de los Pendragon, se llevaban bien, eran amigos y parecían confiar el uno en el otro tal y como yo mismo hacía con Catherine... -en qué momento se torcieron las cosas...- me levanté y me froté los ojos para ir a la cocina a por algo de comer, no sabía que hora era pero ya tenía hambre, sin embargo un estruendo que venía desde la parte de arriba me detuvo, el techo empezó a derrumbarse sobre mi y mi primera acción fue levantar una barrera para protegerme de la madera que caía y las vigas, no supe lo que ocurría hasta que vi la figura de Smaug descender y decir que venía a por mi.
Me puse nervioso, supe en la última reunión por Setelah que Smaug se encontraba del lado de los Pendragon y solo pude pensar en aquella noche que murió Desmond y ahora yo sería el siguiente, empecé a notar una pesadez en el pecho, el corazón me iba a mil y eso no era bueno porque empezaba a dolerme todo. El dragón lanzó un coletazo y lo único que pude hacer por esquivarlo fue tirarme al suelo hacia un lado, miré al pensadero y no podía permitir que se lo llevaran, aquello era lo poco que teníamos contra las artimañas y las mentiras de esa gente, lo atraje hasta mi con un hechizo y acto seguido lancé un ataque contra el dragón, un hechizo bombarda que simplemente lo atravesó y fue hasta el final de la biblioteca, justo al lado de las escaleras.
Inspeccioné y limpié el objeto a fondo, descubriendo unas cuantas runas con lo que me faltaba, la clave estaba en el orbe de mi familia y unas cuantas palabras que pronuncié tal y como estaban escritas, de inmediato el pensadero se elevó y unos hilos de luz envolvieron la sala atravesándolo todo, después de eso el trabajo sería simple pero tedioso.
Me había enfrascado por completo en el trabajo , repasando los cónclaves uno por uno, tomando notas, escribiendo sobre las familias de descendientes desde el principio, los que entraban, los que salían y los que permanecían. Empezaba a tener la vista cansada por lo que me vi obligado a detenerme y pensar, había podido ver al primer descendiente de Merlin que entró al consejo y su relación con el descendiente de los Pendragon, se llevaban bien, eran amigos y parecían confiar el uno en el otro tal y como yo mismo hacía con Catherine... -en qué momento se torcieron las cosas...- me levanté y me froté los ojos para ir a la cocina a por algo de comer, no sabía que hora era pero ya tenía hambre, sin embargo un estruendo que venía desde la parte de arriba me detuvo, el techo empezó a derrumbarse sobre mi y mi primera acción fue levantar una barrera para protegerme de la madera que caía y las vigas, no supe lo que ocurría hasta que vi la figura de Smaug descender y decir que venía a por mi.
Me puse nervioso, supe en la última reunión por Setelah que Smaug se encontraba del lado de los Pendragon y solo pude pensar en aquella noche que murió Desmond y ahora yo sería el siguiente, empecé a notar una pesadez en el pecho, el corazón me iba a mil y eso no era bueno porque empezaba a dolerme todo. El dragón lanzó un coletazo y lo único que pude hacer por esquivarlo fue tirarme al suelo hacia un lado, miré al pensadero y no podía permitir que se lo llevaran, aquello era lo poco que teníamos contra las artimañas y las mentiras de esa gente, lo atraje hasta mi con un hechizo y acto seguido lancé un ataque contra el dragón, un hechizo bombarda que simplemente lo atravesó y fue hasta el final de la biblioteca, justo al lado de las escaleras.
Le había parecido de lo mejor mejorcito que Sean actuara de inmediato con una barrera defensiva. Ella por su parte estaba disfrutando mucho de ver su cara de miedo, no obstante, al ver un gesto de dolor fue plenamente consciente de que su amigo había salido de un coma ayer a raíz de una operación del corazón y apretó los dientes. Capaz aquello no había sido tan buena idea. Estaba pensando en eso cuando un bombarda llegó justo hacia donde ella estaba, la escalera bajo sus pies se rompió en pedazos y ella acabó rodando por estas de forma patosa mientras la ilusión se desvanecía.
Llegó hasta el piso de la biblioteca golpeándose la cabeza pero, más doloroso que eso, el brazo. Todo su peso había caído sobre este y se le resentía. Maldijo por lo bajo antes de alzar la vista entre los enredados cabellos negros para mirar a Sean con una sonrisa que luego se convirtió en una risa bastante grande aunque las lagrimillas de los ojos iba por otra cosa. Poco a poco se fue incorporando -P-perdón- Dijo, aún entre risas, pegándose el brazo contra el abdomen porque empezaba a dolerle más de la cuenta. Se sacudió un poco los pantalones y la camiseta que llevaba puesta con una frase particular que Ian odiaba pero a ella le parecía muy coherente para la fecha “Death is just aroun the corner”. Se estiró el cuello de un lado a otro antes de mantener la sonrisa pícara.
-Tendrías que haber visto tu cara…A ver…- Se acercó para mirarlo y revolverle el pelo -Lo cierto es que no me acordé que te habían operado del corazón ¿Vale?- Miró el pensadero con interés y todo lo que él estaba haciendo pensando que era un empollón pero oye…Tenía que hablar algo con él. Miró hacia la biblioteca y sonrió incómodamente -¿Se puede reparar no? No le digas a Lucio que fui yo porque me va a mirar mal- Le advirtió antes de mirarse el antebrazo con un gesto de dolor -Creo que me lo he jodido- Mencionó intentando moverlo y sintiendo una puntada. Estaba segura de que no estaba roto pero… Dolía bastante. Inspiró profundamente como calmándose un poco, luego iría al hospital -Necesito hablar contigo de una cosa que ya sabes pero…Mi dislexia podría habernos costado la vida abajo. No pude leer tu hechizo...Antes me ayudaba Desmond pero...- Le dijo con una leve mueca mientras iba a sentarse encima del escritorio, usando el brazo bueno para auparse -Se me mezclaban las letras y con los nervios…Menos mal que fue Adael- Suspiró -¿Hay algún hechizo o algo que pueda hacer?-
Llegó hasta el piso de la biblioteca golpeándose la cabeza pero, más doloroso que eso, el brazo. Todo su peso había caído sobre este y se le resentía. Maldijo por lo bajo antes de alzar la vista entre los enredados cabellos negros para mirar a Sean con una sonrisa que luego se convirtió en una risa bastante grande aunque las lagrimillas de los ojos iba por otra cosa. Poco a poco se fue incorporando -P-perdón- Dijo, aún entre risas, pegándose el brazo contra el abdomen porque empezaba a dolerle más de la cuenta. Se sacudió un poco los pantalones y la camiseta que llevaba puesta con una frase particular que Ian odiaba pero a ella le parecía muy coherente para la fecha “Death is just aroun the corner”. Se estiró el cuello de un lado a otro antes de mantener la sonrisa pícara.
-Tendrías que haber visto tu cara…A ver…- Se acercó para mirarlo y revolverle el pelo -Lo cierto es que no me acordé que te habían operado del corazón ¿Vale?- Miró el pensadero con interés y todo lo que él estaba haciendo pensando que era un empollón pero oye…Tenía que hablar algo con él. Miró hacia la biblioteca y sonrió incómodamente -¿Se puede reparar no? No le digas a Lucio que fui yo porque me va a mirar mal- Le advirtió antes de mirarse el antebrazo con un gesto de dolor -Creo que me lo he jodido- Mencionó intentando moverlo y sintiendo una puntada. Estaba segura de que no estaba roto pero… Dolía bastante. Inspiró profundamente como calmándose un poco, luego iría al hospital -Necesito hablar contigo de una cosa que ya sabes pero…Mi dislexia podría habernos costado la vida abajo. No pude leer tu hechizo...Antes me ayudaba Desmond pero...- Le dijo con una leve mueca mientras iba a sentarse encima del escritorio, usando el brazo bueno para auparse -Se me mezclaban las letras y con los nervios…Menos mal que fue Adael- Suspiró -¿Hay algún hechizo o algo que pueda hacer?-
No tardó mucho tiempo en salir la verdadera culpable de todo aquel lio, en cuanto mi ataque falló al dragón el objetivo fue la parte trasera de la biblioteca, un gran estruendo sacudió la casa y las estanterías de esa zona volaron con el hechizo por no hablar de los libros los cuales se habían llevado sin duda la peor parte.
Catherine cayó por las escaleras y al escuchar ruido me puse a le defensiva preparando un nuevo hechizo pero en cuanto la vi sentí alivio dejándome caer al suelo y llevándome las manos al pecho mientras sentía que me volvía el alma al cuerpo y de paso me tranquilizaba porque sentía que me iba a dar un ataque -¿¡PERO A TI QUÉ TE PASA!? CASI ME MATAS DEL SUSTO! Y SI LLEGO HACERTE ALGO?- estaba enfadado, bastante, no era momento para bromear con esas cosas y casi que prefería a las dichosas acromántulas pero en cuanto la vi llorar de verdad temí haberle roto algo. Dejé que la bruja se acercara apartando su mano cuando me revolvió el pelo y mirándola con el ceño fruncido -Como dejes a Lucio viudo antes de la boda te juro que vuelvo en forma de fantasma a devolverte el favor!-
Me levanté del sitio aún sintiendo cierta incomodidad en el pecho, tal vez debería pedir a Lucio que me echara un vistazo pero tampoco quería que le echara la bronca a Catherine... no hasta que mencionó lo de mi biblioteca y pude ver el resultado queriendo echarme a llorar -se lo diré a tu marido! que lo sepas!... mi biblioteca nueva- me lamenté dejándome caer de nuevo pero esta vez en una silla. Pude ver aquella expresión de dolor en su rostro así que seguramente se había hecho daño -déjame ver- le pedí extendiendo el brazo para que me dejara el suyo, parecía empezar a hincharse sobretodo en la articulación, probablemente un esguince. Canalicé mi magia para hacerle una curación primaria y después hice aparecer unas vendas para inmovilizarle el brazo y que no fuera a peor -Ve al hospital después para que te echen un vistazo-
Al parecer Catherine no había decidido hacerme una visita solo por el placer de molestarme, tenía algo que hablar conmigo así que la escuché mientras recogía todo el estropicio con mi magia y volvía a dejar el pensadero en su sitio -Practica y mucha paciencia, es lo mejor que puedes hacer, podría usar algún objeto encantado para corregirlo pero no te serviría de nada en el campo de batalla si las cosas llegaran a torcerse, también puedes aprender los encantamientos de memoria, con el tiempo no te hará falta ni decirlos en voz alta- di un par de palmadas y de inmediato los libros que aún quedaban enteros se pusieron en pie y volaron cada uno hacia el lugar que les correspondía en la estantería, al menos las que aún estaban enteras pero no tardaría en reconstruirlas, mis manos se movían en el aire como si fuera un director de orquesta y todo lo que estaba roto volvió a su estado original, los trozos de madera, de papel, las portadas y cada pequeña cosas volvían a juntarse dejando la biblioteca como nueva, más o menos pues algún que otro libro mágico no podía repararse tan fácilmente.
Catherine cayó por las escaleras y al escuchar ruido me puse a le defensiva preparando un nuevo hechizo pero en cuanto la vi sentí alivio dejándome caer al suelo y llevándome las manos al pecho mientras sentía que me volvía el alma al cuerpo y de paso me tranquilizaba porque sentía que me iba a dar un ataque -¿¡PERO A TI QUÉ TE PASA!? CASI ME MATAS DEL SUSTO! Y SI LLEGO HACERTE ALGO?- estaba enfadado, bastante, no era momento para bromear con esas cosas y casi que prefería a las dichosas acromántulas pero en cuanto la vi llorar de verdad temí haberle roto algo. Dejé que la bruja se acercara apartando su mano cuando me revolvió el pelo y mirándola con el ceño fruncido -Como dejes a Lucio viudo antes de la boda te juro que vuelvo en forma de fantasma a devolverte el favor!-
Me levanté del sitio aún sintiendo cierta incomodidad en el pecho, tal vez debería pedir a Lucio que me echara un vistazo pero tampoco quería que le echara la bronca a Catherine... no hasta que mencionó lo de mi biblioteca y pude ver el resultado queriendo echarme a llorar -se lo diré a tu marido! que lo sepas!... mi biblioteca nueva- me lamenté dejándome caer de nuevo pero esta vez en una silla. Pude ver aquella expresión de dolor en su rostro así que seguramente se había hecho daño -déjame ver- le pedí extendiendo el brazo para que me dejara el suyo, parecía empezar a hincharse sobretodo en la articulación, probablemente un esguince. Canalicé mi magia para hacerle una curación primaria y después hice aparecer unas vendas para inmovilizarle el brazo y que no fuera a peor -Ve al hospital después para que te echen un vistazo-
Al parecer Catherine no había decidido hacerme una visita solo por el placer de molestarme, tenía algo que hablar conmigo así que la escuché mientras recogía todo el estropicio con mi magia y volvía a dejar el pensadero en su sitio -Practica y mucha paciencia, es lo mejor que puedes hacer, podría usar algún objeto encantado para corregirlo pero no te serviría de nada en el campo de batalla si las cosas llegaran a torcerse, también puedes aprender los encantamientos de memoria, con el tiempo no te hará falta ni decirlos en voz alta- di un par de palmadas y de inmediato los libros que aún quedaban enteros se pusieron en pie y volaron cada uno hacia el lugar que les correspondía en la estantería, al menos las que aún estaban enteras pero no tardaría en reconstruirlas, mis manos se movían en el aire como si fuera un director de orquesta y todo lo que estaba roto volvió a su estado original, los trozos de madera, de papel, las portadas y cada pequeña cosas volvían a juntarse dejando la biblioteca como nueva, más o menos pues algún que otro libro mágico no podía repararse tan fácilmente.
El grito de Sean la hizo reírse un poco más porque se le notaba histérico total -¡Es mi venganza!- Le gritó, riéndose en un tono de broma -¡Me dejaste un mes con los putos Pendragon del culo invadiendo Ouroboros!- Soltó mordiéndose el labio para no reírse más cuando soltó aquello de dejarlo viudo. Se llevó al mano buena al cabello para quitárselo de la cara y después de eso miró hacia las escaleras para hacer un simple accio y traer sus botas hacia sí misma. Empezó a calzárselas con dificultad por tener una sola mano -Que no te vas a morir. Ahora sabes que tu corazón funciona bien. ¿Ves? Todo es por tu bien- Mintió descaradamente y en su sonrisita se dejó ver.
-¿Me vas a acusar con Ian?- Aparentemente, Sean no conocía muy bien a su esposo pero no dijo nada y puso gesto serio -Claro…Acúsame, seguro Ian me alecciona correctamente por hacer un desastre… ¡SEAN ESTO NO ES 1800!- Le soltó sacándole la lengua antes de escuchar aquello del antebrazo. Se lo tendió y sintió gran alivio cuando hizo su magia, sonrió ante las vendas y asintió. Iría a ver a Jo, si tenía que explicarle a Lucio porque se había jodido el rbazo le iba a regañar. Ese sí que le iba a regañar.
Sin embargo, su amigo no tenía demasiada “ayuda” para el tema de sus dislexia pero sabía que no había forma mágica de poder tratarlo. Catherine miró hacia la biblioteca mientras se reparaba pensando que algunas cosas se les daban tan fácil a los magos y no entendía cómo los humanos podían arreglárselas. Menos mal que Tesla, Da Vinci y Newton habían colaborado con el desarrollo de la sociedad humana. Suspiró lentamente -Entonces me toca leer- Indicó y chasqueó la lengua -Pero Sean me sé los encantamientos, no los suelo usar pero pensé que habías hecho algo distinto con el del traslador e iba a leerlo- Dijo con suavidad y se mordió el labio antes de ver hacia el pensadero. Cierto, estaba investigando -¿Qué estabas haciendo?-
-¿Me vas a acusar con Ian?- Aparentemente, Sean no conocía muy bien a su esposo pero no dijo nada y puso gesto serio -Claro…Acúsame, seguro Ian me alecciona correctamente por hacer un desastre… ¡SEAN ESTO NO ES 1800!- Le soltó sacándole la lengua antes de escuchar aquello del antebrazo. Se lo tendió y sintió gran alivio cuando hizo su magia, sonrió ante las vendas y asintió. Iría a ver a Jo, si tenía que explicarle a Lucio porque se había jodido el rbazo le iba a regañar. Ese sí que le iba a regañar.
Sin embargo, su amigo no tenía demasiada “ayuda” para el tema de sus dislexia pero sabía que no había forma mágica de poder tratarlo. Catherine miró hacia la biblioteca mientras se reparaba pensando que algunas cosas se les daban tan fácil a los magos y no entendía cómo los humanos podían arreglárselas. Menos mal que Tesla, Da Vinci y Newton habían colaborado con el desarrollo de la sociedad humana. Suspiró lentamente -Entonces me toca leer- Indicó y chasqueó la lengua -Pero Sean me sé los encantamientos, no los suelo usar pero pensé que habías hecho algo distinto con el del traslador e iba a leerlo- Dijo con suavidad y se mordió el labio antes de ver hacia el pensadero. Cierto, estaba investigando -¿Qué estabas haciendo?-
Bufé de mala manera cuando dijo lo de la venganza porque no podía rechistar ante aquello de dejarla un mes sola con los Pendragon, me había dado en el punto exacto, la culpabilidad y odiaba que hiciera eso -Pues con semejante susto vas a conseguir que te deje otro mes sola o más- la miré con los ojos entrecerrados, menudo descaro tenía al "probar mi corazón" -gracias por tu amabilidad pero prefiero que sea mi médico el que se encargue de esas cosas-. Lo de acusarla con Ian me había salido solo pero la morena no desperdició la oportunidad de burlarse de nuevo -No lo digo por eso tonta! pero no escuchas a nadie más! - le devolví el gesto de sacarle la lengua, era una mala costumbre que teníamos desde pequeños y así se había quedado pero resultaba divertido, al final no podía estar mucho tiempo enfadado con ella.
Catherine se había pasado para pedir ayuda con su problema ante los encantamientos pero no había una solución fácil, tendría que trabajar para solucionarlo y claramente eso no le gustaba demasiado -si, te toca leer y mucho, puedes empezar con cosas simples, ¿que tal los libros de Aedan? puedes practicar mientras le lees cuentos- dejé que el resto de la biblioteca se organizara sola volviendo a prestarle atención a Catherine y resolver su duda sobre los trasladores -De forma normal se activan solo con tocarlos o en un momento determinado provocando que cualquiera pueda usarlos, incluso los humanos, por eso los manipulé para que solo un mago pudiera activarlos, era un encantamiento normal ligeramente modificado- Un graznido nos interrumpió y el fénix hizo acto de presencia volando hasta mi brazo, se había tomado su tiempo en regresar pero si estaba en casa significaba que Altair esaba en la isla -una cosa menos de que preocuparse-
Acaricié al pájaro unos instantes antes de que echara a volar de nuevo hasta un lugar más alto volviendo al pensadero y la pregunta de la bruja -Estaba echando un vistazo a los cónclaves pasados, he hecho una lista de los descendientes que había en ese momento y sacado toda la información que he podido sobre ellos y las antiguas reglas y protocolos absurdos del consejo pero no llevo ni la mitad- me froté los ojos y activé de nuevo el artilugio que de inmediato empezó a brillar para dar paso a las imágenes de aquella época dejándonos ver los rostros de nuestros predecesores y por supuesto el de los Pendragon.
Catherine se había pasado para pedir ayuda con su problema ante los encantamientos pero no había una solución fácil, tendría que trabajar para solucionarlo y claramente eso no le gustaba demasiado -si, te toca leer y mucho, puedes empezar con cosas simples, ¿que tal los libros de Aedan? puedes practicar mientras le lees cuentos- dejé que el resto de la biblioteca se organizara sola volviendo a prestarle atención a Catherine y resolver su duda sobre los trasladores -De forma normal se activan solo con tocarlos o en un momento determinado provocando que cualquiera pueda usarlos, incluso los humanos, por eso los manipulé para que solo un mago pudiera activarlos, era un encantamiento normal ligeramente modificado- Un graznido nos interrumpió y el fénix hizo acto de presencia volando hasta mi brazo, se había tomado su tiempo en regresar pero si estaba en casa significaba que Altair esaba en la isla -una cosa menos de que preocuparse-
Acaricié al pájaro unos instantes antes de que echara a volar de nuevo hasta un lugar más alto volviendo al pensadero y la pregunta de la bruja -Estaba echando un vistazo a los cónclaves pasados, he hecho una lista de los descendientes que había en ese momento y sacado toda la información que he podido sobre ellos y las antiguas reglas y protocolos absurdos del consejo pero no llevo ni la mitad- me froté los ojos y activé de nuevo el artilugio que de inmediato empezó a brillar para dar paso a las imágenes de aquella época dejándonos ver los rostros de nuestros predecesores y por supuesto el de los Pendragon.
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