Recuerdo del primer mensaje :
Las palabras de Oscurus eran profundas y Arleen las había escuchado en más de una ocasión, no de su boca. Es más, era un parafraseo de una frase de Confucio, el pensador chino -Nunca hablas mucho de tu pasado en tierra- Le mencionó Arleen porque sabía que Oscurus no había vivido toda su vida en Ouroboros, como ella -¿Por qué?- Preguntó con curiosidad antes de entrecerrar los ojos -¿Estabas aquí durante la guerra?- Quizás él sí que había formado parte del desastre que había hecho de Londres lo que era ahora.
Decidió no hablar más al ver su gesto, estaba incomodándolo así que sólo podía imaginar que había algo que le traía malos recuerdos. Y a diferencia de él, ella no era una persona que presionaba en la herida hasta que supuraba. Le miró cuando finalmente se giró hacia ella y sonrió tensa, a fin de cuentas, era el primer vistazo que le echaba pero también estaba un poco agobiada de los recuerdos que había revivido el medimago con un par de palabras y gestos mal elegidos.
Empezaron a caminar, quería su opinión sobre algún asuntillo y también sobre lo que opinaba del ala tecnológica. Para Arleen el hospital era el sitio ideal desde donde se podía cultivar la tolerancia entre razas, así como en Ouroboros. Si Lucio lo había logrado ella también podía. Parpadeó con sorpresa cuando Oscurus le preguntó aquello -Po…- Iba a responderle cuando empezó a reírse de esa forma tan estridente que Arleen sintió como pequeñas estalactitas de hielo cayendo sobre ella. Parpadeó un poco para mirar alrededor, notando que habían dejado de trabajar para observar lo que sucedía, quizás compartir el chiste. Oscurus entonces soltó, entre risas, algo que a Arleen le sentó como una patada. Empezó a sentir que su tez pálida empezaba a colorearse de vergüenza al darse cuenta de que, de alguna manera, había malinterpretado las palabras del moreno… Aún así, no tenía porqué humillarla de esa manera.
El beso en la frente, ese que se le da a un niño, después de reírse de alguna de sus ocurrencias le sentó aún peor y convirtió toda la vergüenza en ira. Sentía el corazón latiendo con fiereza, menuda estúpida estaba hecha. ¿Por qué todos creían que podían jugar con sus sentimientos? ¿Por qué se empeñaban en hacerla sentir mal consigo misma? Verlo secarse las lágrimas de risa, rebalsó su vaso y apartó el brazo de un gesto brusco cuando la cogió del codo.
So why'd you have to rain on my parade?
I'm shaking my head, I'm locking the gates
This is why we can't have nice things, darling
Because you break them, I had to take them away
This is why we can't have nice things, honey (oh)
Iba a responderle cuando se acercaron a darle los cascos, a todas estas, los obreros observándola cuando Oscurus mencionó lo del vestido y Arleen sintió que quería… Por Merlín, quería pegarle un cachetazo. Pero era un Descendiente y Arleen est… No, Arleen no estaba viviendo en esa isla. No tenía que responder nada a Oscurus. Y más aún, estaba en SU HOSPITAL. Dirigió la mirada hacia él cuando mencionó lo de la segunda cita y no lo aguantó más, alzó la mano y le cruzó la cara de un cachetón. IRÍA A PARIS ALGÚN DÍA, PERO NO CON ÉL -Que sea la última vez en tu vida que te ríes de mí- Le dijo a través de dientes apretados con una mirada cargada de furia y se dio media vuelta.
-¿Dónde está el jefe de obra? Llamarlo ahora mismo, por favor- Se detuvo. No iba a enseñarle nada a Oscurus, no tenía ganas de verlo y se detuvo sosteniendo el casco en sus manos mientras miraba al frente. Esperó un paciente minuto -Arnold, Oscurus quiere ver el área de urgencias. Anotar sus sugerencias, en caso de que tenga algo de valor que aportar- Le devolvió el casco a Arnold que asentía aceptando la orden y sonrió brevemente -Nos vemos mañana- Le dijo a Arnold y se dio media vuelta, recorriendo los pasos que la separaban de la salida.
Decidió no hablar más al ver su gesto, estaba incomodándolo así que sólo podía imaginar que había algo que le traía malos recuerdos. Y a diferencia de él, ella no era una persona que presionaba en la herida hasta que supuraba. Le miró cuando finalmente se giró hacia ella y sonrió tensa, a fin de cuentas, era el primer vistazo que le echaba pero también estaba un poco agobiada de los recuerdos que había revivido el medimago con un par de palabras y gestos mal elegidos.
Empezaron a caminar, quería su opinión sobre algún asuntillo y también sobre lo que opinaba del ala tecnológica. Para Arleen el hospital era el sitio ideal desde donde se podía cultivar la tolerancia entre razas, así como en Ouroboros. Si Lucio lo había logrado ella también podía. Parpadeó con sorpresa cuando Oscurus le preguntó aquello -Po…- Iba a responderle cuando empezó a reírse de esa forma tan estridente que Arleen sintió como pequeñas estalactitas de hielo cayendo sobre ella. Parpadeó un poco para mirar alrededor, notando que habían dejado de trabajar para observar lo que sucedía, quizás compartir el chiste. Oscurus entonces soltó, entre risas, algo que a Arleen le sentó como una patada. Empezó a sentir que su tez pálida empezaba a colorearse de vergüenza al darse cuenta de que, de alguna manera, había malinterpretado las palabras del moreno… Aún así, no tenía porqué humillarla de esa manera.
El beso en la frente, ese que se le da a un niño, después de reírse de alguna de sus ocurrencias le sentó aún peor y convirtió toda la vergüenza en ira. Sentía el corazón latiendo con fiereza, menuda estúpida estaba hecha. ¿Por qué todos creían que podían jugar con sus sentimientos? ¿Por qué se empeñaban en hacerla sentir mal consigo misma? Verlo secarse las lágrimas de risa, rebalsó su vaso y apartó el brazo de un gesto brusco cuando la cogió del codo.
So why'd you have to rain on my parade?
I'm shaking my head, I'm locking the gates
This is why we can't have nice things, darling
Because you break them, I had to take them away
This is why we can't have nice things, honey (oh)
Iba a responderle cuando se acercaron a darle los cascos, a todas estas, los obreros observándola cuando Oscurus mencionó lo del vestido y Arleen sintió que quería… Por Merlín, quería pegarle un cachetazo. Pero era un Descendiente y Arleen est… No, Arleen no estaba viviendo en esa isla. No tenía que responder nada a Oscurus. Y más aún, estaba en SU HOSPITAL. Dirigió la mirada hacia él cuando mencionó lo de la segunda cita y no lo aguantó más, alzó la mano y le cruzó la cara de un cachetón. IRÍA A PARIS ALGÚN DÍA, PERO NO CON ÉL -Que sea la última vez en tu vida que te ríes de mí- Le dijo a través de dientes apretados con una mirada cargada de furia y se dio media vuelta.
It was so nice being friends again
There I was giving you a second chance
But you stabbed me in the back while shaking my hand
And therein lies the issue, friends don't try to trick you
This is why we can't have nice things, darling
Because you break them, I had to take them away
There I was giving you a second chance
But you stabbed me in the back while shaking my hand
And therein lies the issue, friends don't try to trick you
This is why we can't have nice things, darling
Because you break them, I had to take them away
-¿Dónde está el jefe de obra? Llamarlo ahora mismo, por favor- Se detuvo. No iba a enseñarle nada a Oscurus, no tenía ganas de verlo y se detuvo sosteniendo el casco en sus manos mientras miraba al frente. Esperó un paciente minuto -Arnold, Oscurus quiere ver el área de urgencias. Anotar sus sugerencias, en caso de que tenga algo de valor que aportar- Le devolvió el casco a Arnold que asentía aceptando la orden y sonrió brevemente -Nos vemos mañana- Le dijo a Arnold y se dio media vuelta, recorriendo los pasos que la separaban de la salida.
No añadí ningún comentario sobre el pasado que podía haber pasado, o no, en la tierra. Sencillamente, me encogí de hombros. Quitándole importancia a aquello, quizás queriendo decir que había pasado poco tiempo, o que casi tres décadas no habían dado para mucho que contar. Que entendiera lo que quisiera. Ya se lo había dicho, conocer el pasado, entender el presente y preparar el futuro. Futuro que se vería bastante truncado… ¿o no? ¿Quién decía que realmente no había orquestado todo aquello?
Sabía perfectamente que se había pasado y había cruzado un umbral que había roto por completo los esquemas de la mujer. Más allá de la comicidad del malentendido, porque lo era, aquella risa burlona tenía que sacar de quicio a cualquiera que pudiera escucharla. Que se enfadara, que dejara de ser la perfecta y estoica mujer, que echara ovarios para hacer o decir lo que tenía que decir. Observé con el ceño fruncido cómo retiraba el brazo tratando de calmar la tensión que yo mismo había generado, algo así como “no te enfades”, “no era mi intención”, o cualquier bobada que se me ocurriera, aunque tampoco hubo tiempo para hacer, decir. El bofetón cruzó mi cara de lado a lado, y la zona empezó enseguida a sentirse caliente, como un quemazón. Me acaricié con suavidad la mejilla afoteada, ladeando la mandíbula con claro gesto de molestia. Pero lejos de enfadarme, a diferencia de ella, le devolví una sonrisa con orgullo porque al fin había carácter en aquella princesita de color rosa. -Te lo dije antes, Arleen. Aprendes rápido- Le respondí ignorando deliberadamente su advertencia. Sabía que no me reiría de ella nunca más, porque viéndola marchar, era probable que no hubiera una siguiente vez. Solo esperaba que aquel carácter lo liberara con quien tenía que hacerlo, con quien realmente la estaba oprimiendo, con aquella carta pestilente. Había abierto la caja de Pandora, ¿qué nos creíamos los “Descendientes”? ¿Intoncables? Ese fue el segundo que necesitó -Ahora ya sabes que los miembros del Consejo somos unos cerdos pretenciosos y ególatras, no dioses a los que vanagloriar- Le recordé en un susurro, solo para nosotros dos, mientras me colocaba el casco, sin mirarla a la cara solo al frente para recibir al tal Arnold, que en verdad podría llamarse Pepe o Cristóbal o Saturnino, porque me daba igual, con un apretón de manos.
-Por favor, olvidemos este malentendido y muéstreme la zona. Pero antes, un café, frío- Le solté mientras me volvía a colocar la mandíbula. Joder, la Arleen, que parece poca cosa, pero tiene la fuerza de un camionero. Entramos en las obras, sin añadir más a Arleen que ya marcaba el ritmo para marcharse. Por mi parte, jugueteé con aquel anillo engarzado en aguamarina minoica. ¿Preparar el futuro? Nadie estaba preparado para aquel bofetón, pero si conseguía que pasara página valdría la pena el tortazo. Entonces este buen hombre me fue presentando zonas del hospital y cuando trató de sacar algo del tema del bofetón, lo mandé callar sin ningún tipo de delicadeza. Lo único que me daba pena, de todo aquello, es decirle que si necesitaba poyo moral el día de actos, solo tenía que pedirla. No lo haría, había sobrepasado un límite infranqueable. Un sacrificio que había que asumir.
OFF: salvo que Arleen vuelva, yo estaría fuerota.
Sabía perfectamente que se había pasado y había cruzado un umbral que había roto por completo los esquemas de la mujer. Más allá de la comicidad del malentendido, porque lo era, aquella risa burlona tenía que sacar de quicio a cualquiera que pudiera escucharla. Que se enfadara, que dejara de ser la perfecta y estoica mujer, que echara ovarios para hacer o decir lo que tenía que decir. Observé con el ceño fruncido cómo retiraba el brazo tratando de calmar la tensión que yo mismo había generado, algo así como “no te enfades”, “no era mi intención”, o cualquier bobada que se me ocurriera, aunque tampoco hubo tiempo para hacer, decir. El bofetón cruzó mi cara de lado a lado, y la zona empezó enseguida a sentirse caliente, como un quemazón. Me acaricié con suavidad la mejilla afoteada, ladeando la mandíbula con claro gesto de molestia. Pero lejos de enfadarme, a diferencia de ella, le devolví una sonrisa con orgullo porque al fin había carácter en aquella princesita de color rosa. -Te lo dije antes, Arleen. Aprendes rápido- Le respondí ignorando deliberadamente su advertencia. Sabía que no me reiría de ella nunca más, porque viéndola marchar, era probable que no hubiera una siguiente vez. Solo esperaba que aquel carácter lo liberara con quien tenía que hacerlo, con quien realmente la estaba oprimiendo, con aquella carta pestilente. Había abierto la caja de Pandora, ¿qué nos creíamos los “Descendientes”? ¿Intoncables? Ese fue el segundo que necesitó -Ahora ya sabes que los miembros del Consejo somos unos cerdos pretenciosos y ególatras, no dioses a los que vanagloriar- Le recordé en un susurro, solo para nosotros dos, mientras me colocaba el casco, sin mirarla a la cara solo al frente para recibir al tal Arnold, que en verdad podría llamarse Pepe o Cristóbal o Saturnino, porque me daba igual, con un apretón de manos.
-Por favor, olvidemos este malentendido y muéstreme la zona. Pero antes, un café, frío- Le solté mientras me volvía a colocar la mandíbula. Joder, la Arleen, que parece poca cosa, pero tiene la fuerza de un camionero. Entramos en las obras, sin añadir más a Arleen que ya marcaba el ritmo para marcharse. Por mi parte, jugueteé con aquel anillo engarzado en aguamarina minoica. ¿Preparar el futuro? Nadie estaba preparado para aquel bofetón, pero si conseguía que pasara página valdría la pena el tortazo. Entonces este buen hombre me fue presentando zonas del hospital y cuando trató de sacar algo del tema del bofetón, lo mandé callar sin ningún tipo de delicadeza. Lo único que me daba pena, de todo aquello, es decirle que si necesitaba poyo moral el día de actos, solo tenía que pedirla. No lo haría, había sobrepasado un límite infranqueable. Un sacrificio que había que asumir.
OFF: salvo que Arleen vuelva, yo estaría fuerota.
Había quedado allí con Arleen para colaborar con la preparación y la puesta a punto del hospital en tierra, llevando algunos materiales de Ouroboros como pociones y demás. Se suponía que ella ya no trabajaría más allí arriba, pero eso no quería decir que no pudiesen colaborar.
Esperaba que Oscurus no le hubiese puesto trabas en su dimisión, pero tenía curiosidad por saber qué la había provocado. Tal vez se lo contase mientras se reunían. Aguardó en las áreas verdes mientras Arleen llegaba, contestando algún mensaje de su padre avisándole de que trajese también comida para hacer luego la celebración de los bebés en la casa.
Esperaba que Oscurus no le hubiese puesto trabas en su dimisión, pero tenía curiosidad por saber qué la había provocado. Tal vez se lo contase mientras se reunían. Aguardó en las áreas verdes mientras Arleen llegaba, contestando algún mensaje de su padre avisándole de que trajese también comida para hacer luego la celebración de los bebés en la casa.
Tal y como había pedido la gran jefa Amaya, estaba leyendo concienzudamente el informe de la misión de Arturo en la zona desconocida de la isla, buscando todas las cosas que pudieron haber fallado para que varios compañeros perdieran la vida. Y, después de pasar por la casa del nigromante me percaté de dos cosas: que necesitaban nigromantes en sus filas y que necesitaban sanadores. Pociones, talismanes, cantos chamánicos… lo que fuera, pero no iba a ponérselo fácil en, este caso, a los lobos poseídos. Todavía andaba incómodo, por aquello de que mi espada fuera temporalmente convertida en metal, y a veces sacudía la pierna para cerciorarme de que todo estaba colocado en su sitio. Solo esperaba que se me pasara la neurosis pronto.
Harina de otro costal era un par de desplantes con Chloe. Y por mucho que ella dijera que no pasaba nada no era de menester. Aquel día, que parecía que todo iba a estar más tranquilo, me acerqué al hospital de Ouroboros para hablar con la sanadora pelirroja, tomar algo, cenar… preguntarle sobre la misión. Sin embargo, me dijeron, la señora esa Doris que se entera de todo, que estaba en el nuevo hospital de Londres. Me incomodó que fuera sola en especial porque sabía que sus últimos viajes a Londres no habían ido muy allá. Agradecido con el personal de Ouroboros me vestí de paisano y me desaparecí a la superficie.
Caminé por los alrededores del hospital buscando la cabellera pelirroja, hasta que terminé por encontrarla. Los guardas de la puerta se pusieron un poco farrucos, a pesar de que les dije que venía a hablar con una persona. Desde la garita les dije que conocía a la muchacha que había bajado provisiones y que necesitaba hablar con ella. Arg, muggles y sus estupideces. Supongo que les terminaría por convencer, porque uno se puso a hablar por uno de sus aparatitos. Esperé, cruzado de brazos y con cara de pocos amigos, sin poder acceder al terreno. Aquello era especialmente frustrante.
Harina de otro costal era un par de desplantes con Chloe. Y por mucho que ella dijera que no pasaba nada no era de menester. Aquel día, que parecía que todo iba a estar más tranquilo, me acerqué al hospital de Ouroboros para hablar con la sanadora pelirroja, tomar algo, cenar… preguntarle sobre la misión. Sin embargo, me dijeron, la señora esa Doris que se entera de todo, que estaba en el nuevo hospital de Londres. Me incomodó que fuera sola en especial porque sabía que sus últimos viajes a Londres no habían ido muy allá. Agradecido con el personal de Ouroboros me vestí de paisano y me desaparecí a la superficie.
Caminé por los alrededores del hospital buscando la cabellera pelirroja, hasta que terminé por encontrarla. Los guardas de la puerta se pusieron un poco farrucos, a pesar de que les dije que venía a hablar con una persona. Desde la garita les dije que conocía a la muchacha que había bajado provisiones y que necesitaba hablar con ella. Arg, muggles y sus estupideces. Supongo que les terminaría por convencer, porque uno se puso a hablar por uno de sus aparatitos. Esperé, cruzado de brazos y con cara de pocos amigos, sin poder acceder al terreno. Aquello era especialmente frustrante.
Se puso a hacer tiempo mientras esperaba a Arleen para hacer cosas de inventario y demás, aprovechando para revisar los alrededores del hospital y ver el avance de las obras. Por el momento no habían vuelto a atacar el lugar, y sería muy estúpido por parte de los alborotadores volver a hacerlo. El caso es que el proyecto de Arleen marchaba bastante bien, y se alegró por ella porque supuso que había tenido problemas con Oscurus. No había comentado nada a su jefe después de aquello, no se lo tomaría bien. A lo mejor le daba pena que se fuese la sanadora, pero su forma de actuar con ella no fue buena. Elucubraciones todo.
Estaba terminando de hacer la vuelta de reconocimiento por las zonas verdes cuando escuchó a lo lejos la voz de Ben hablando con los guardias. Que ella supiese no habían quedado, así que tal vez tenía que avisarle de algo. - Es de la guardia, tiene vía libre. - informó a los de seguridad, abriéndose paso entre ellos para llegar hasta Ben para saludarlo con una sonrisa. - No te esperaba por aquí. ¿Qué tal? - le echó una mirada de arriba a abajo porque siempre le gustaba ver cómo le quedaba el uniforme de la guardia. - ¿Vienes a darme alguna información de Ouroboros? ¿o te ha pedido Arleen que me avises de que no puede venir? - aunque no tenía sentido, Arleen ya no vivía en Ouroboros.
Estaba terminando de hacer la vuelta de reconocimiento por las zonas verdes cuando escuchó a lo lejos la voz de Ben hablando con los guardias. Que ella supiese no habían quedado, así que tal vez tenía que avisarle de algo. - Es de la guardia, tiene vía libre. - informó a los de seguridad, abriéndose paso entre ellos para llegar hasta Ben para saludarlo con una sonrisa. - No te esperaba por aquí. ¿Qué tal? - le echó una mirada de arriba a abajo porque siempre le gustaba ver cómo le quedaba el uniforme de la guardia. - ¿Vienes a darme alguna información de Ouroboros? ¿o te ha pedido Arleen que me avises de que no puede venir? - aunque no tenía sentido, Arleen ya no vivía en Ouroboros.
Dirigí una mirada muy poco amistosa al soldaducho cuando por fin me dejó pasar por las indicaciones de Chloe. ¿A ella también le habrían cacheado así? Suspiré con cierta molestia estirándome la camisa.
Con la vía libre ya pudimos acceder al interior del complejo, devolviendo la sonrisa a modo de saludo a la pelirroja, de esas que a ella no le gustan, pero que siempre es divertido para chinchar sin maldad. Busqué un sitio que no fuese especialmente ruidoso, lejos de cotilleos e invité a Chloe a andar en aquella dirección, observando el complejo -Han avanzado mucho con las obras. Sinceramente, no pensé que se concluyeran las obras-
Resoplé por la nariz con aquella pregunta, no muy bien la verdad. -Pues bien. Bueno, lo que no entiendo es cómo una isla tan pequeña puede tener tantos problemas. Si tienes que enfrentarte un djinn, no pidas los deseos. NUNCA. ¿Tú?- Un escalofrío me recorrió la espalda, maldito bicho. Añadí solemnemente -No, no me ha mandado Arleen ni nadie. He venido yo porque me apetece verte. Quería aprovechar que por fin estoy libre para por fin ir a ese italiano tan rico al que te quería llevar, y así disculparme por no dar señales de vida el otro día… Si quieres claro, cuando acabes- Porque no había considerado el tonto hecho de que lo mismo ella tenía guardia de 24horas o alguna de esas cosas raras que a veces hacen en el hospital, ni tampoco que lo mismo ni quería -Y así nos ponemos al día- Le miré con carita de ojos suplicantes
Con la vía libre ya pudimos acceder al interior del complejo, devolviendo la sonrisa a modo de saludo a la pelirroja, de esas que a ella no le gustan, pero que siempre es divertido para chinchar sin maldad. Busqué un sitio que no fuese especialmente ruidoso, lejos de cotilleos e invité a Chloe a andar en aquella dirección, observando el complejo -Han avanzado mucho con las obras. Sinceramente, no pensé que se concluyeran las obras-
Resoplé por la nariz con aquella pregunta, no muy bien la verdad. -Pues bien. Bueno, lo que no entiendo es cómo una isla tan pequeña puede tener tantos problemas. Si tienes que enfrentarte un djinn, no pidas los deseos. NUNCA. ¿Tú?- Un escalofrío me recorrió la espalda, maldito bicho. Añadí solemnemente -No, no me ha mandado Arleen ni nadie. He venido yo porque me apetece verte. Quería aprovechar que por fin estoy libre para por fin ir a ese italiano tan rico al que te quería llevar, y así disculparme por no dar señales de vida el otro día… Si quieres claro, cuando acabes- Porque no había considerado el tonto hecho de que lo mismo ella tenía guardia de 24horas o alguna de esas cosas raras que a veces hacen en el hospital, ni tampoco que lo mismo ni quería -Y así nos ponemos al día- Le miré con carita de ojos suplicantes
Comenzaron a alejarse un poco de la zona de guardias para poder hablar con calma, observando el estado de las obras ya casi acabadas. - Sí, se ve que se han puesto las pilas. Ojalá esté listo rápido.- comentó con sinceridad, pues con el hospital de Ouroboros no era suficiente, y menos ahora que esas raíces lo amenazaban todo. Le dirigió una mirada curiosa cuando dijo lo de los problemas, sonriendo algo extrañada por eso del djinn. Eso era un genio, si no recordaba mal. - ¿Os habéis enfrentado a uno? ¿dónde estaba? no me he enterado de nada. - esperó que le contase algo más de sus aventuras de guardia, sobre todo eso de los deseos.
- Pues es fácil. Pediría que me diese 100 deseos y así podría pedir de todo lo que quisiera. ¿Qué pediste tú? - se detuvo un momento, parpadeando algo sorprendida por el hecho de que hubiese bajado solo para verla, no para avisarle de nada de la isla o de Arleen. No pudo evitar sonrojarse levemente por aquello, aunque fuese una tontería. Se pasó un mechón de pelo detrás de la oreja, sonriendo algo nerviosa. Normalmente no seguía quedando con alguien después de haberse liado con esa persona, pero con Ben...seguían viéndose de vez en cuando.
- Tranquilo, no pasa nada por lo del otro día. Tampoco era una cita, ¿no? además, supuse que estarías ocupado. Al final me fui al bar a por una hamburguesa y acabé presenciando una dimisión en directo y...- dejó de hablar de más, haciendo un gesto con las manos como queriendo decir que daba igual. Luego se enganchó a su brazo para seguir caminando, mirándole con ojos tiernos por la oferta de ir al italiano y por la cara que le ponía. - Pues claro. Si quieres podemos ir después de que quede con Arleen. No puedo dejarla tirada ahora.
- Pues es fácil. Pediría que me diese 100 deseos y así podría pedir de todo lo que quisiera. ¿Qué pediste tú? - se detuvo un momento, parpadeando algo sorprendida por el hecho de que hubiese bajado solo para verla, no para avisarle de nada de la isla o de Arleen. No pudo evitar sonrojarse levemente por aquello, aunque fuese una tontería. Se pasó un mechón de pelo detrás de la oreja, sonriendo algo nerviosa. Normalmente no seguía quedando con alguien después de haberse liado con esa persona, pero con Ben...seguían viéndose de vez en cuando.
- Tranquilo, no pasa nada por lo del otro día. Tampoco era una cita, ¿no? además, supuse que estarías ocupado. Al final me fui al bar a por una hamburguesa y acabé presenciando una dimisión en directo y...- dejó de hablar de más, haciendo un gesto con las manos como queriendo decir que daba igual. Luego se enganchó a su brazo para seguir caminando, mirándole con ojos tiernos por la oferta de ir al italiano y por la cara que le ponía. - Pues claro. Si quieres podemos ir después de que quede con Arleen. No puedo dejarla tirada ahora.
Tampoco di mucha importancia a la conversación de las obras del hospital, no éramos jubilados hablando de cómo estaban las cosas cuando éramos jóvenes. Pero a decir verdad, tampoco entendía porqué habían tirado abajo los que ya estaban, por muy sesgados que fueran sus prestaciones. Pero, sí, ojalá acabara pronto, al menos para poder atender también a los que se quedaron abajo. Asentí a la observación de la pelirroja. -Precisamente- Alcé ambas cejas por aquel comentario, para darle cierto misterio de porque no se había enterado. -Hubo reportes de un conflicto en curso en el sótano de Matvey. Se liberó el djinn, le dio una terrible paliza a la general. Se ensañó con ella- Me preguntó por lo que había pedido, pensando que mi primer deseo, aunque no lo hubiese cumplido era que quería haber estado con ella. Pero encima, el que sí pedí, salió terriblemente mal. Me removí incómodo, no me apetecía comentar lo de mis órganos convertidos en plata -Deseé que dejara todo tal y como estaba antes de que fuera liberado. Amaya ahora está bien y nadie se ha enterado de lo que pasó- Me encogí de hombros, gesticulando como que se había resuelto aquello de una forma bastante tonta. Y fin del especial -Lo que me ha enseñado todo aquello es que realmente hay que tener cuidado con lo que se desea, porque a veces los deseos tienen una cara oculta que no podemos saber hasta que sea demasiado tarde- Añadí con cierta incomodidad, después de una molesta clase de realidad pagada por un djinn y subvencionada por Matvey Rasputin -Pero esa pregunta es trampa, en qué te hubieras gastado tu segundo deseo, el primero de los 100. Y sin dobles sentidos ni tergiversaciones-
Se me hizo especialmente simpático que se ruborizase por venir a verla. Sonreí sin maldad alguna, con ternura hacia ella. -Sí, sí que pasa. Fue precisamente el día del djinn. Y sí, fue un detalle feo- Mea culpa. Entrecerré los ojos cuando acabó su historia, esperando que la continuara. La estaba escuchando con especial interés, porque me encanta verla hablar de sus cosas del trabajo, eran mucho más divertidas que el tedioso trabajo de Guardia. -¿Y qué pasó entonces? ¿Quién dimitió?- Y sí, ya me picaba la curiosidad. Y me gustaba que estuviera cogida del brazo, al final el truco pareció funcionar y reí con un par de carcajadas divertidas -Claro, no te preocupes. Puedo esperarte aquí si quieres. No tengo prisa. Tengo el día libre y es todo tuyo. Además, así puedo saludar a Arleen, hace tiempo que no la veo- Aunque tampoco es la que conociera mucho en lo personal, más allá del tema de Sayid y de V.
Se me hizo especialmente simpático que se ruborizase por venir a verla. Sonreí sin maldad alguna, con ternura hacia ella. -Sí, sí que pasa. Fue precisamente el día del djinn. Y sí, fue un detalle feo- Mea culpa. Entrecerré los ojos cuando acabó su historia, esperando que la continuara. La estaba escuchando con especial interés, porque me encanta verla hablar de sus cosas del trabajo, eran mucho más divertidas que el tedioso trabajo de Guardia. -¿Y qué pasó entonces? ¿Quién dimitió?- Y sí, ya me picaba la curiosidad. Y me gustaba que estuviera cogida del brazo, al final el truco pareció funcionar y reí con un par de carcajadas divertidas -Claro, no te preocupes. Puedo esperarte aquí si quieres. No tengo prisa. Tengo el día libre y es todo tuyo. Además, así puedo saludar a Arleen, hace tiempo que no la veo- Aunque tampoco es la que conociera mucho en lo personal, más allá del tema de Sayid y de V.
Escuchó con cara de curiosidad y suma atención su narración sobre la misión en el sótano de Matvey con el djinn, preguntándose la cantidad de cosas raras que tendría ahí el nigromante. Sonaba peligroso...con razón tenía a Ivanov todo el rato con Anteia en la casa Hacksaw. No era lugar para criar a un niño. - Pobre Amaya. Lo raro es que Matvey no estuviese allí para controlarlo. No sé dónde se meterá. Lleva días sin ir a ver a su hijo. - el niño era majete, se llevaba bien con los mellizos Knox y Aedan. Se llevó un dedo a los labios pensativa cuando le dijo el deseo que había pedido, que tenía lógica si querían acabar con la misión, pero era un poco...desperdiciar el deseo. - ¿Te refieres a que hay que explicar muy bien el deseo para que no te lo cumpla de manera extraña? - se decía que los genios podían ser muy puñeteros si querían, así que entendía que pensase en los deseos con tanta cautela.
- No lo sé. - reconoció encogiéndose de hombros cuando le preguntó en qué se habría gastado el segundo deseo. Pensarlo bien requería tiempo. - Pero supongo que en algo para que a mi familia no le pasase nada malo. Supongo que...tal vez en hacer mis poderes de sanación infalibles, que salvasen en cualquier circunstancia. - se detuvo algo seria un momento al recordar el efecto de aquella droga que potenciaba la magia, pero...eso no era lo mismo. Era descontrol y no era la respuesta que estaba buscando. Por suerte los comentarios de Ben de ir a verla y de llevarla a un italiano le habían alegrado el día y no le dio muchas más vueltas a eso.
- Bueeno, pues te dejo que me lo compenses. - le apretó el brazo con un poco más de fuerza y pegó un poco su hombro al suyo, poniéndose un momento de puntillas para darle un beso en la mejilla. - Oh, así que va a resultar que tú también eres un cotilla. Te guardaré el secreto. - susurró bajando la voz antes de ponerse a contarle todo el jaleo del bar, ya que quería saberlo. - Cuando llegué al bar estaban allí Oscurus y Gio, el primero todo borracho y el segundo dándole la charla. No escuché muy bien de qué hablaban porque estaban lejos. Quisimos animarle porque estaba depre, y le dimos un abrazo grupal. No le gustó...nos apartó. Y luego, o a la vez, llegó Arleen. Le estampó en el pecho el papel de la dimisión, que se largaba del hospital. Al parecer habían reñido antes. Y...Oscurus no aceptó. Dijo que le llevase el papel al despacho al día siguiente. Ya no sé en qué quedó la cosa, yo me fui de allí. - tal vez podría preguntar a Arleen cuando la viese, si bajaba a tiempo. Si le venía mejor otro día que se lo dijese.
Guio a Ben hacia una zona ajardinada con césped en la que podían sentarse a descansar un rato, ya que había dicho que la acompañaba de momento. Tiró de él para sentarse en la hierba, echándose de espaldas después e invitándole también. - Seguro que con tanto trabajo hace tiempo que no te relajas así un rato.
- No lo sé. - reconoció encogiéndose de hombros cuando le preguntó en qué se habría gastado el segundo deseo. Pensarlo bien requería tiempo. - Pero supongo que en algo para que a mi familia no le pasase nada malo. Supongo que...tal vez en hacer mis poderes de sanación infalibles, que salvasen en cualquier circunstancia. - se detuvo algo seria un momento al recordar el efecto de aquella droga que potenciaba la magia, pero...eso no era lo mismo. Era descontrol y no era la respuesta que estaba buscando. Por suerte los comentarios de Ben de ir a verla y de llevarla a un italiano le habían alegrado el día y no le dio muchas más vueltas a eso.
- Bueeno, pues te dejo que me lo compenses. - le apretó el brazo con un poco más de fuerza y pegó un poco su hombro al suyo, poniéndose un momento de puntillas para darle un beso en la mejilla. - Oh, así que va a resultar que tú también eres un cotilla. Te guardaré el secreto. - susurró bajando la voz antes de ponerse a contarle todo el jaleo del bar, ya que quería saberlo. - Cuando llegué al bar estaban allí Oscurus y Gio, el primero todo borracho y el segundo dándole la charla. No escuché muy bien de qué hablaban porque estaban lejos. Quisimos animarle porque estaba depre, y le dimos un abrazo grupal. No le gustó...nos apartó. Y luego, o a la vez, llegó Arleen. Le estampó en el pecho el papel de la dimisión, que se largaba del hospital. Al parecer habían reñido antes. Y...Oscurus no aceptó. Dijo que le llevase el papel al despacho al día siguiente. Ya no sé en qué quedó la cosa, yo me fui de allí. - tal vez podría preguntar a Arleen cuando la viese, si bajaba a tiempo. Si le venía mejor otro día que se lo dijese.
Guio a Ben hacia una zona ajardinada con césped en la que podían sentarse a descansar un rato, ya que había dicho que la acompañaba de momento. Tiró de él para sentarse en la hierba, echándose de espaldas después e invitándole también. - Seguro que con tanto trabajo hace tiempo que no te relajas así un rato.
Llegó un poco corriendo al hospital, bueno, en realidad se apareció ahí en su despacho y revisó que su look estuviera perfecto: Falda lápiz en color negro, blusa en salmón y tacones en color crema, perfectos para el verano. Tomó un poco de la crema que guardaba en el cajón superior del escritorio y se lo aplicó antes de acomodar su tiara.
Finalmente bajó por la red flú para ir a hacia la zona de la entrada donde había quedado con Chloe, sacando de su bolsa una carpeta donde tenía una lista de tareas que les podía ayudar para ser más productivas en poco tiempo. En su opinión iban bien pero debían continuar con excelente ritmo.
Al llegar vio a Ben y a Chloe y sonrió ampliamente a los dos -¡Hola! ¿Cómo estáis? - Miró a Ben finalmente -¿Vienes a ayudar? Toda mano extra es bienvenida- Tendió la carpeta a Chloe para que le echara un vistazo.
Finalmente bajó por la red flú para ir a hacia la zona de la entrada donde había quedado con Chloe, sacando de su bolsa una carpeta donde tenía una lista de tareas que les podía ayudar para ser más productivas en poco tiempo. En su opinión iban bien pero debían continuar con excelente ritmo.
Al llegar vio a Ben y a Chloe y sonrió ampliamente a los dos -¡Hola! ¿Cómo estáis? - Miró a Ben finalmente -¿Vienes a ayudar? Toda mano extra es bienvenida- Tendió la carpeta a Chloe para que le echara un vistazo.
Éamon O'Connell
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Los preparativos de la cacería no tomaron muchas horas. Tobías tenía suficiente material disponible en pociones y otros aparatos útiles para atrapar magos y ocultar localizaciones. También nos llevamos a ocho de los mercenarios, siempre sedientos de todo lo que pudieran robar y de aprovecharse de quien pudieran. El primer punto a atacar era claro. Había un hospital en construcción con intervención de los magos de Ouroboros, esos mismos sanadores que no habían querido salvar la vida de Blair. Por eso fue el lugar inicial al que dirigirse, no sin antes ir dejando pintadas por Londres contra los Draven y la cosa infame que estaban haciendo. Algunas de las pintadas rezaban lo siguiente:
"Draven traidores, os arrancaremos la cabeza por vender las nuestras"
"Muerte a las fuerzas de coalición de Neo Londres"
"Draven ratas cobardes"
Aquello agradaría probablemente a los idiotas esos de la realeza, pero no lo hizo para complacerles, sino porque detestaba al tipo que había sido encargado de los campos de concentración y ahora se había subido al carro de la tolerancia, confraternizando con el enemigo.
Se aproximaron con cautela al lugar porque seguramente estaría protegido. Vigilaron en la distancia, ocultos en edificios cercanos, observando el movimiento de las patrullas y demás. Debía ser un ataque rápido y limpio. Había dejado a Collins preparando el lugar al que iban a llevarlos, la zona antimagia de la que les habían hablado. Allí podrían tenerlos a su merced. Desde la ventana del edificio de enfrente se fijó en que había dos sanadoras de Ouroboros que conocía, acompañadas por otro guardia que estuvo en la misión. Empezarían con ellos...sufrirían. Mandó a los ocho mercenarios a hacer el trabajo sucio, él con su pierna coja no podría correr mucho. Les entregó a cada uno unas cadenas de penitente para atarlos en cuanto pudiesen y no pudiesen desaparecerse o hacer magia. Fueron rápidos y certeros, les cayeron encima golpeándoles la cabeza con palos mientras les ataban las cadenas. En menos de un minuto ya los tenían a los tres, superándoles en número. Pronto los arrastraron fuera de los jardines, antes de que a la patrulla le diese tiempo a dar la vuelta al edificio. De ese modo salieron de allí los secuestrados, Éamon y los mercenarios.
"Draven traidores, os arrancaremos la cabeza por vender las nuestras"
"Muerte a las fuerzas de coalición de Neo Londres"
"Draven ratas cobardes"
Aquello agradaría probablemente a los idiotas esos de la realeza, pero no lo hizo para complacerles, sino porque detestaba al tipo que había sido encargado de los campos de concentración y ahora se había subido al carro de la tolerancia, confraternizando con el enemigo.
Se aproximaron con cautela al lugar porque seguramente estaría protegido. Vigilaron en la distancia, ocultos en edificios cercanos, observando el movimiento de las patrullas y demás. Debía ser un ataque rápido y limpio. Había dejado a Collins preparando el lugar al que iban a llevarlos, la zona antimagia de la que les habían hablado. Allí podrían tenerlos a su merced. Desde la ventana del edificio de enfrente se fijó en que había dos sanadoras de Ouroboros que conocía, acompañadas por otro guardia que estuvo en la misión. Empezarían con ellos...sufrirían. Mandó a los ocho mercenarios a hacer el trabajo sucio, él con su pierna coja no podría correr mucho. Les entregó a cada uno unas cadenas de penitente para atarlos en cuanto pudiesen y no pudiesen desaparecerse o hacer magia. Fueron rápidos y certeros, les cayeron encima golpeándoles la cabeza con palos mientras les ataban las cadenas. En menos de un minuto ya los tenían a los tres, superándoles en número. Pronto los arrastraron fuera de los jardines, antes de que a la patrulla le diese tiempo a dar la vuelta al edificio. De ese modo salieron de allí los secuestrados, Éamon y los mercenarios.
Después de estar un largo rato esperando a lo que iba a ser "vuelvo en un rato" empecé a incomodarme. Dese la sala de investigación los guardas de la puerta nos dirigieron al despacho de Thalos. Guardamos a buen recaudo todo lo que implicaba la investigación de RENA, que parecía la más clasificada de las dos. En efecto, Arleen y Thalos habían estado en el despacho, según la información, la medimaga iba a ir al hospital y el capital de las nuevas fuerzas muggles se dirigía a la fiesta de la que tanta necesidad tenían por entrar. No quise preguntar mucho, quizás Yvonne supiera algo más al respecto, o quizás no supiera nada más. En cualquier caso, la base militar no era lugar para hablar de ello.
Solicitamos un coche para que nos acercara, uno de esos coches altos tipo LandRober estaría bien. En el camino traté de ponerme en contacto con la castaña vía telefónica. Con poco éxito. Negué según aparcó el coche en la entrada. -Me parece raro que, si tan urgente era el dispositivo, Arleen ni siquiera responda a las llamadas - No sé, se me hacía muy raro que fuera imposible el contacto de ninguna manera.
Solicitamos un coche para que nos acercara, uno de esos coches altos tipo LandRober estaría bien. En el camino traté de ponerme en contacto con la castaña vía telefónica. Con poco éxito. Negué según aparcó el coche en la entrada. -Me parece raro que, si tan urgente era el dispositivo, Arleen ni siquiera responda a las llamadas - No sé, se me hacía muy raro que fuera imposible el contacto de ninguna manera.
Yvonne Euclides
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Primero pensó que la castaña tenía cosas que hacer y por eso se demoraba, tampoco se le había pasado por la cabeza que podía haber algo mal en sus demoras, pero luego, con todo el planteamiento que tuvieron por delante y con las dudas de Belle, se había comenzado a percatar de que si era algo raro porque, y eso incumbía a ella también, cuando un científico se ponía a trabajar en algo y en su afán por descubrir de que se trataba, no dejaba las cosas a media, vale y tal vez Arleen fuera con el capitán a reportarle, pero de allí...
Luego de haber averiguado más o menos a manos de los guardias, hacia donde se dirigiera Arleen, hicieron todo lo posible para asegurar su trabajo, dejando el material a buen recaudo hasta que regresaran y volvieran con sus investigaciones, de momento tendría que quedar en reposo, bueno y así también ellas tendrían las mentes despejadas.
Observo a Belle intentar contactar con la chica con resultados negativos cada vez que lo intentaba hasta que termino por negar con la cabeza, y a hora la pregunta era ¿Y si estaba en aprietos? Luego cambiaba drásticamente a un completo, tal vez este atendiendo a otras urgencias y a un, no es para tanto hasta que nuevamente volvía a hacer algo angustioso. -Tal vez tengas razón...- respondió a lo que le decía, pero luego negó con la cabeza como quien piensa mejor las cosas. -Tienes razón, es muy peculiar, primero pensé que no tenía tanta importancia, pero si es verdad que es muy raro que una científica deje su trabajo por tanto tiempo.- Finalmente habían llegado a su destino, ahora la duda era, ¿Cómo debían proseguir? Tal vez los soldados podían ayudarlas y claro que harían que las ayudaran, aunque dijeran que estaban locas y que tenían cosas más importantes que hacer.
Luego de haber averiguado más o menos a manos de los guardias, hacia donde se dirigiera Arleen, hicieron todo lo posible para asegurar su trabajo, dejando el material a buen recaudo hasta que regresaran y volvieran con sus investigaciones, de momento tendría que quedar en reposo, bueno y así también ellas tendrían las mentes despejadas.
Observo a Belle intentar contactar con la chica con resultados negativos cada vez que lo intentaba hasta que termino por negar con la cabeza, y a hora la pregunta era ¿Y si estaba en aprietos? Luego cambiaba drásticamente a un completo, tal vez este atendiendo a otras urgencias y a un, no es para tanto hasta que nuevamente volvía a hacer algo angustioso. -Tal vez tengas razón...- respondió a lo que le decía, pero luego negó con la cabeza como quien piensa mejor las cosas. -Tienes razón, es muy peculiar, primero pensé que no tenía tanta importancia, pero si es verdad que es muy raro que una científica deje su trabajo por tanto tiempo.- Finalmente habían llegado a su destino, ahora la duda era, ¿Cómo debían proseguir? Tal vez los soldados podían ayudarlas y claro que harían que las ayudaran, aunque dijeran que estaban locas y que tenían cosas más importantes que hacer.
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El rubio se presentó debidamente en el lugar de citación después de recibir el mensaje de su general. Llevaba su uniforme como siempre y se preguntaba si la vida en general se basaba en llevar el uniforme por todas partes. Muy pocas veces tenía la posibilidad de llevar algo que no fuera oficial ahora que se había presentado aquel caos, por lo menos había tenido algunos instantes de paz, si bien podía decir, luego del encuentro que tuviera con los manifestantes.
La urgencia que se describía en el mensaje le dejaba poco a la imaginación o mucho, no sabía cuál seria el concepto ni el contexto ¿El árbol atacaba de nuevo? Lo dudaba porque ya estaba atacando, luego existía la posibilidad de que esa maldita cosa allá echado raíces en tierra firme... Una de sus rubias cejas se alzó, en su opinión deberían cortar su tronco y hacer leña para tener cuando llegaran los días más duros en invierno. Otra posibilidad... En realidad estaba lleno de posibilidades por todas partes, desde el árbol hasta los condenados manifestantes que no sabían qué hacer con sus vidas o los descendientes no sabían que hacer con sus vidas, eso era discutible.
Se presentó ante los guardias y les hizo notar que no venía con intenciones nefastas, aunque iba con su uniforme de trabajo, siempre existía la posibilidad de que se confundieran y le metieran unas cuantas balas... de plata.
La urgencia que se describía en el mensaje le dejaba poco a la imaginación o mucho, no sabía cuál seria el concepto ni el contexto ¿El árbol atacaba de nuevo? Lo dudaba porque ya estaba atacando, luego existía la posibilidad de que esa maldita cosa allá echado raíces en tierra firme... Una de sus rubias cejas se alzó, en su opinión deberían cortar su tronco y hacer leña para tener cuando llegaran los días más duros en invierno. Otra posibilidad... En realidad estaba lleno de posibilidades por todas partes, desde el árbol hasta los condenados manifestantes que no sabían qué hacer con sus vidas o los descendientes no sabían que hacer con sus vidas, eso era discutible.
Se presentó ante los guardias y les hizo notar que no venía con intenciones nefastas, aunque iba con su uniforme de trabajo, siempre existía la posibilidad de que se confundieran y le metieran unas cuantas balas... de plata.
Después de la reunión con Amaya y con Adam en Ouroboros, pasé por urgencias para enterarme de cómo estaba el asunto y quiénes eran los heridos. Ahora tenía sentido la viodellamada. Los descendientes fueron derivados, en función a su estado de gravedad a las distintas alas: Markus y Rosse a la UCI, la segunda estaba totalmente machada, el del bigote un poco seco como una pasa; Gio a traumatología para un buen chute de crecehuesos. El nuevo lupino se había escaqueado, al parecer, y en aquel momento estudiaban el caso de Khan. Dejé al personal de guardia que siguiera con su trabajo y suspiré con cansancio, pidiéndoles que me avisaran de cualquier cambio extraño.
Las lo cual, y sin mucho más tiempo, me desaparecí de la isla y aparecí en el hospital en obras. Analicé la edificación con una mirada que había pasado del orgullo al horror. La Paz. ¿De verdad se estaban riendo el karma de todos ellos? A la llegada identifiqué al lobo rubio, en especial porque estaba uniformado, y un Land Rover con gente dentro. Tensé la mandíbula y me dirigí al lado del rubio que parecía estar identificándose ante los soldados. -Deseo ver a Arnold, el jefe de cuadrilla. Y a Arleen también- Porque contactar con ella había sido francamente imposible. -Estuve el otro día con él hablando de unas mejoras para el ala de urgencias y de anatomía patológica. Oscurus Galenus. Él viene conmigo- Porque por alguna razón Adam y Amaya no habían aparecido aún.
Hubo conversaciones entre ellos para ratificar la información hasta que nos comunicaron que la señorita Royden tampoco estaba en el recinto. -¿Y ha traído Chloe Hacksaw el material para entregarles?- Empezaron, de nuevo a mirarse entre ellos, con gesto confundido, ellos no tenían constancia de ninguna entrada en su turno -Oh, por favor. Ni en las aduanas ponen tantas pegas. Mire el jodido registro de entrada y salida, no me parece tan difícil. Y el maldito almacén- Le estaban entrando ganas de aparecerse en el interior, si no fuera porque iban armados hasta los dientes y ya me habían visto, de lo contrario, me haría invisible para atravesar la barrera.
Las lo cual, y sin mucho más tiempo, me desaparecí de la isla y aparecí en el hospital en obras. Analicé la edificación con una mirada que había pasado del orgullo al horror. La Paz. ¿De verdad se estaban riendo el karma de todos ellos? A la llegada identifiqué al lobo rubio, en especial porque estaba uniformado, y un Land Rover con gente dentro. Tensé la mandíbula y me dirigí al lado del rubio que parecía estar identificándose ante los soldados. -Deseo ver a Arnold, el jefe de cuadrilla. Y a Arleen también- Porque contactar con ella había sido francamente imposible. -Estuve el otro día con él hablando de unas mejoras para el ala de urgencias y de anatomía patológica. Oscurus Galenus. Él viene conmigo- Porque por alguna razón Adam y Amaya no habían aparecido aún.
Hubo conversaciones entre ellos para ratificar la información hasta que nos comunicaron que la señorita Royden tampoco estaba en el recinto. -¿Y ha traído Chloe Hacksaw el material para entregarles?- Empezaron, de nuevo a mirarse entre ellos, con gesto confundido, ellos no tenían constancia de ninguna entrada en su turno -Oh, por favor. Ni en las aduanas ponen tantas pegas. Mire el jodido registro de entrada y salida, no me parece tan difícil. Y el maldito almacén- Le estaban entrando ganas de aparecerse en el interior, si no fuera porque iban armados hasta los dientes y ya me habían visto, de lo contrario, me haría invisible para atravesar la barrera.
Tanto Amaya como Oscurus le habían creído y su preocupación por Chloe no había caído en saco roto. Apenas tardaron unos minutos en ponerse en marcha, después de que el jefe del hospital hiciese sus indagaciones sobre el personal. De lo que no sabía nada era de que su hija estuviese "medio saliendo" con alguien. Cuando dijo guardia y Benjamin ató cabos rápidamente, pues sabía que el ex auror se había pasado a la guarda de la isla. Recordaba que ese crío había estado con Termeritus, pero no había hecho nada. ¿Cómo podía haberse ido su hija con uno de aquellos? con razón no le había dicho nada.
Apenas dijo ni una palabra cuando llegaron a ese hospital de tierra al que Chloe había ido a saber por qué, según decían a llevar algo de inventario allí. Ya le había pasado algo malo ayudando en tierra la vez anterior, y seguía insistiendo. Miró alrededor con impaciencia y creciente mal humor porque nadie allí sabía nada. Creyó reconocer a otro guardia de Ouroboros, el tal Lorcan que antaño había sido compañero de Ian y de Jarkko. El mismo que se metía con su ahijado. Más le valía ser útil con el rastreo con su olfato de licántropo. Hizo un sonido de exasperación por lo bajo porque había otro par de chicas también a la búsqueda. Reconoció a la pelimorada, de los tiempos en los que él atacaba la base de los renegados. Más hijos de la guerra.
- No puede ser que sean tan inútiles. Tienen que haber visto algo, oído algo. - uno de los de seguridad mencionó que cacheó a Ben y que después se fue con Chloe a andar por los alrededores, cosa que le mosqueó más aún porque después de eso nadie los había visto. - Como le haya hecho algo lo voy a estrangular. - siguió mirando alrededor como si hiciese el recorrido alrededor del recinto, hasta que en un punto vio la hierba más machacada, como si hubiese caído gente. Había espacio como para tres cuerpos, y al agacharse pudo comprobar que había algo pegajoso pegado a las briznas de hierba. - Sangre...- tras tocarla y llevarse los dedos manchados a la nariz no tuvo duda alguna, lo que hizo que el corazón comenzase a acelerarse cada vez más. Ojalá no fuese de Chloe, ojalá sólo estuviese haciendo el tonto con ese estúpido muchacho. - ¡Tenemos un rastro que seguir!
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1 fallo (se necesitan 4 éxitos para dar con la ubicación)
Apenas dijo ni una palabra cuando llegaron a ese hospital de tierra al que Chloe había ido a saber por qué, según decían a llevar algo de inventario allí. Ya le había pasado algo malo ayudando en tierra la vez anterior, y seguía insistiendo. Miró alrededor con impaciencia y creciente mal humor porque nadie allí sabía nada. Creyó reconocer a otro guardia de Ouroboros, el tal Lorcan que antaño había sido compañero de Ian y de Jarkko. El mismo que se metía con su ahijado. Más le valía ser útil con el rastreo con su olfato de licántropo. Hizo un sonido de exasperación por lo bajo porque había otro par de chicas también a la búsqueda. Reconoció a la pelimorada, de los tiempos en los que él atacaba la base de los renegados. Más hijos de la guerra.
- No puede ser que sean tan inútiles. Tienen que haber visto algo, oído algo. - uno de los de seguridad mencionó que cacheó a Ben y que después se fue con Chloe a andar por los alrededores, cosa que le mosqueó más aún porque después de eso nadie los había visto. - Como le haya hecho algo lo voy a estrangular. - siguió mirando alrededor como si hiciese el recorrido alrededor del recinto, hasta que en un punto vio la hierba más machacada, como si hubiese caído gente. Había espacio como para tres cuerpos, y al agacharse pudo comprobar que había algo pegajoso pegado a las briznas de hierba. - Sangre...- tras tocarla y llevarse los dedos manchados a la nariz no tuvo duda alguna, lo que hizo que el corazón comenzase a acelerarse cada vez más. Ojalá no fuese de Chloe, ojalá sólo estuviese haciendo el tonto con ese estúpido muchacho. - ¡Tenemos un rastro que seguir!
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El miembro 'Adam Hacksaw' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Después de dejar el hospital se había movilizado para ir al de abajo junto con Adam. Prf, lo que hacía por la familia. Cuando llegaron ya estaba allí Lorcan y ¿Oscurus? Lo dejó estar y les dejó hablar, él fue directamente hacia su subordinado.
-Lorcan- Saludó con un movimiento de cabeza y le tomó por el hombro para alejarlo -Necesito tus sentidos lupinos. Creemos que quizás Chloe y Ben hayan bajado - Ella no había enviado patronus a Arleen porque su prima no le hablaba desde su última discusión, pero no por ello iba a dejar de buscarla. Aún así, con Ben sí lo hizo y envió un patronus exigiendo que se reportara.
Se giró en cuanto escuchó a Adam mencionar lo del rastro y le dio una palmada a Lorcan en la espalda para que se pusiera en marcha. Fue caminando hasta Oscurus y luego miró a los guardias -¿Arleen estaba aquí?- Inquirió con el ceño fruncido. No tenía ni idea de si su prima estaría allí o no pero necesitaba confirmarlo -Preguntad a vuestra base- Sabía que se había mudado por Vishous -Trabaja allí como médico. Preguntad si está allí- Ordenó no queriendo que hubiese ni un puto titubeo.
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-Lorcan- Saludó con un movimiento de cabeza y le tomó por el hombro para alejarlo -Necesito tus sentidos lupinos. Creemos que quizás Chloe y Ben hayan bajado - Ella no había enviado patronus a Arleen porque su prima no le hablaba desde su última discusión, pero no por ello iba a dejar de buscarla. Aún así, con Ben sí lo hizo y envió un patronus exigiendo que se reportara.
Se giró en cuanto escuchó a Adam mencionar lo del rastro y le dio una palmada a Lorcan en la espalda para que se pusiera en marcha. Fue caminando hasta Oscurus y luego miró a los guardias -¿Arleen estaba aquí?- Inquirió con el ceño fruncido. No tenía ni idea de si su prima estaría allí o no pero necesitaba confirmarlo -Preguntad a vuestra base- Sabía que se había mudado por Vishous -Trabaja allí como médico. Preguntad si está allí- Ordenó no queriendo que hubiese ni un puto titubeo.
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El miembro 'Amaya Hua' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Asentí levemente a aquello de que era raro que una persona de ciencias dejé tan de lado su investigación, aunque en verdad lo que se me hacía raro es que nadie en la faz de la tierra supiera nada de Arleen desde que dijera que iba al hospital. Si estaba aquí, cogería las llamadas, aunque fuera una respuesta vía patronus ahora no te puedo atender. Nada. Y eso sí era lo raro, porque de lo que conocía a Arleen era de las que responden lo antes posible a cualquier notificación. Pero, ¿cuántas llamadas iba ya? ¿10? Ni idea, había perdido la cuenta en la quinta. Colgó con frustración cuando después de la señal de llamada el buzón pidió que dejara un mensaje. ¿Quién en el 2042 sigue teniendo buzón de voz?
Me acomodé en el sillón mirando por la ventanilla preguntándome cómo seguir -Vamos dentro- Añadí con determinación al ver al rubio vestido de guardia de Ouroboros, con una sensación desagradable en el estómago. Cogí todo y salí del coche indicando al conductor que nos esperase, no estaba de más tener ayuda exterior, pidiéndole que nos avisara de cualquier novedad. Tras lo cual, tiré del brazo de Yvonne para que me siguiera. Suponía que si percibía la preocupación en mi gesto no haría muchas preguntas. Oscurus estaba allí y tenía problemas de acceso. No fue muy difícil poder apañar con magia el sistema para indicar que estábamos por orden de Arleen y poder entrar. Y hubo algunos más que se unieron a la marcha. Amaya entre otros.
-Arleen sí ha estado aquí- Apenas tuvieron tiempo para que los guardias entrantes preguntaran. Era toda la información que tenían de ella desde que trataron de llamarla… Así siguieron la ubicación de la medimaga hasta que se le perdía el rastro en aquella mancha de sangre, que podría ser de cualquiera de los tres desaparecidos o de los tres. Tensé la mandíbula mientras me golpeaba en la sien con el teléfono. La caja de provisiones de Ouroboros estaba allí, con las pociones. Hasta que me di cuenta del teléfono -Voy a tratar de triangular la posición del teléfono. Da señal, aún no lo han apagado- Y quizás hasta pudiera hackearlo del todo y activar el micrófono y escuchar.
No me hizo ni siquiera falta sentarme para poder triangular la señal del móvil. La red era buena y tenía buena cobertura. Ventajas de que las ciudades estén llenas de antenas de comunicación. -Yvonne, ¿crees que podríamos acceder desde el coche a las cámaras?- Así sabríamos qué, quién y cuándo. La app no tardó en empezar a trabajar en la señal, estableciendo un radio de ubicación. Bastante preciso. -Empezaremos por aquí - Indiqué en el mapa de Londres para que todos estuvieran informados: Lorcan, Amaya, Oscurus, Adam e Yvonne. El móvil de Arleen podría estar allí o haber pasado por aquella zona recientemente.
-Yvonne, si vamos en el coche podremos seguir trabajando con el ordenador- Indiqué como idea, aunque fuera más lento, los demás podrían desaparecerse o acompañarnos, como más les apeteciera porque, de una manera u otra, todos volvieron a salir del recinto.
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2/4. Y nos movemos
Me acomodé en el sillón mirando por la ventanilla preguntándome cómo seguir -Vamos dentro- Añadí con determinación al ver al rubio vestido de guardia de Ouroboros, con una sensación desagradable en el estómago. Cogí todo y salí del coche indicando al conductor que nos esperase, no estaba de más tener ayuda exterior, pidiéndole que nos avisara de cualquier novedad. Tras lo cual, tiré del brazo de Yvonne para que me siguiera. Suponía que si percibía la preocupación en mi gesto no haría muchas preguntas. Oscurus estaba allí y tenía problemas de acceso. No fue muy difícil poder apañar con magia el sistema para indicar que estábamos por orden de Arleen y poder entrar. Y hubo algunos más que se unieron a la marcha. Amaya entre otros.
-Arleen sí ha estado aquí- Apenas tuvieron tiempo para que los guardias entrantes preguntaran. Era toda la información que tenían de ella desde que trataron de llamarla… Así siguieron la ubicación de la medimaga hasta que se le perdía el rastro en aquella mancha de sangre, que podría ser de cualquiera de los tres desaparecidos o de los tres. Tensé la mandíbula mientras me golpeaba en la sien con el teléfono. La caja de provisiones de Ouroboros estaba allí, con las pociones. Hasta que me di cuenta del teléfono -Voy a tratar de triangular la posición del teléfono. Da señal, aún no lo han apagado- Y quizás hasta pudiera hackearlo del todo y activar el micrófono y escuchar.
No me hizo ni siquiera falta sentarme para poder triangular la señal del móvil. La red era buena y tenía buena cobertura. Ventajas de que las ciudades estén llenas de antenas de comunicación. -Yvonne, ¿crees que podríamos acceder desde el coche a las cámaras?- Así sabríamos qué, quién y cuándo. La app no tardó en empezar a trabajar en la señal, estableciendo un radio de ubicación. Bastante preciso. -Empezaremos por aquí - Indiqué en el mapa de Londres para que todos estuvieran informados: Lorcan, Amaya, Oscurus, Adam e Yvonne. El móvil de Arleen podría estar allí o haber pasado por aquella zona recientemente.
-Yvonne, si vamos en el coche podremos seguir trabajando con el ordenador- Indiqué como idea, aunque fuera más lento, los demás podrían desaparecerse o acompañarnos, como más les apeteciera porque, de una manera u otra, todos volvieron a salir del recinto.
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