Planta de cuidados intensivos

Pasaron algunos días desde el desastre de la misión. Había conseguido poner algunos pensamientos en orden, entre ellos la tolerancia de la gente sobre el hospital, la ambulancia … El whisky ayudó a hacer más llevaderas algunas noches, había que reconocerlo, pero no era una solución infalible. Al menos no la que le ayudaría a salvar a la humanidad de sí misma. En aquellos días se refugió en su mal humor y en la soledad y oscuridad de su apartamento en la isla. Nadie se sorprendió, nadie le preguntó. Al que sí esquivó fue al aprendiz, incluso anuló sus turnos cuando les tocaba juntos. Hubo uno de los días que le vio rondar alrededor de la ambulancia, con su cuaderno de apuntes anotando qué sabía él.

Subió las escaleras desde la cafetería con paso poco ligero. Aún no habían retirado la respiración asistida de Lorcan, por lo que permanecía intubado, sedado y enganchado a varias de aquellas máquinas. La evolución de la operación era buena, según le indicaban día tras día. Le habían colocado en la cama siguiente a la del otro guardia con las quemaduras, aquel que bajó a la misión de Turín. Dos jóvenes idiotas que creen que son súper héroes, ¿qué les enseñan en la escuela? ¿A tener las cabezas vacías? Cuando llegó a las paredes acristaladas de las habitaciones de cuidados intensivos se encontró a la pelirroja con el guarda chamuscado. Tocó con los nudillos la pantalla, señaló el café y entró. Sabía que había estado doblando turnos para estar en aquella sala, pero no preguntó, por respeto hacia ella y tampoco le quiso molestar. Le tendió el café que le había subido y arrastró una silla para sentarse enfrente de los dos pacientes. Bebió en silencio comprobando las constantes de Lorcan, que eran buenas. Fue él el que rompió el hielo, empezando a hablar a Chloe -¿Cómo va? Hay que joderse, que sean capaz de salir de las tripas de la máquina y ahora tengamos que tenerlos aquí- Suspiró antes de darle un trago al café. Volvió a dirigirse a Chloe, pero sin mirarle a ella -¿Cómo estás? Quizás deberías descansar- Y ahora sí, la miró de soslayo. Algo le decía que no le iba a hacer mucho caso, pero como compañero, se lo tenía que recomendar por su salud emocional, física y mental.

Seguí con el proceso de retirar los vendajes de sus extremidades, comprobando que todo estuviese como debía. Al acabar tomé una de sus manos entre las mías, pasando el pulgar despacio por su nueva y lisa piel. Había quedado muy bien, al menos no sufriría por las marcas cuando despertase...si es que lo hacía. Ya empezaba a preocuparme lo que estaba tardando, sobre todo teniendo en cuenta que Vishous y los demás no habían requerido hospitalización. Estaba ensimismada con esos pensamientos cuando escuché la llamada de Oscurus, pegando un pequeño respingo. Esperaba que no viniese a reñirme, no tenía ganas de aguantar nada de eso. Por suerte parecía venir en son de paz, ofreciéndome un café al entrar. No es que me gustase mucho el café, pero murmuré un gracias cuando me lo pasó por no hacerle un feo. Al parecer pensaba quedarse allí un rato, o eso me pareció al verle sentarse. Inspiré profundamente, tensándome un poco.

- Sigue igual. No hay muchos cambios. Mejoró rápido los primeros días, pero...se ha estancado. - concluí apartando la mirada de Ben para observar a Oscurus. Yo no me puse cómoda ni me senté, al contrario que él. Suspiré y asentí sin muchas ganas al comentario de la máquina, no tenía que ver una cosa con la otra. Podías tener mala suerte incluso en la situación más tonta y supuestamente segura. Nos habíamos confiado, todos.

- Es una lástima que aquello acabase así. Hay que solucionarlo. Arleen debe estar muy decepcionada...deberías hablar con ella. - sugerí para ver si le podía dar ánimos. No es que fuese muy amiga de Arleen, pero me daba pena ver el modo en que alguien ponía su corazón en algo para que todo ese esfuerzo e ilusión acabasen pisoteados. También lo sentía por Thalos, y por el palo que se había llevado ese mismo día. Ya sabía lo de Erika por la información que tenía del hospital. Me encogí de hombros sin responder claramente a cómo estaba yo, porque tampoco sabía cómo expresarlo. - ¿Por qué no despierta? he hecho todo lo que he podido...no sé en qué estoy fallando. Es...frustrante. - a lo mejor no era tan buena sanadora como pensaba. Él me había protegido y yo ni siquiera podía devolvérselo. Me pasé una mano por la cara, haciendo un sonido de cansancio mientras me sentaba a los pies de la cama de Ben. - No quiero que nadie me proteja. No quiero sentirme culpable de lo que les pase. - murmuré mientras desviaba la mirada hacia el monitor en el que se veían sus constantes vitales, pensando en todas las veces que me había sentido así.

No se le pasó por alto que no le respondió a cómo estaba ella. Mucho personal sanitario mentía sobre su estado, sobre su ánimo, intentaban hacerse los fuertes: quizás por orgullo ante los compañeros, quizá para que los pacientes no les vieran débiles. ¿Se puede confiar que te cure alguien que sea débil? Dirigí una breve mirada hacia el chico encamado, pero enseguida la volví a posar sobre la muchacha evaluando si estaba hablando con una muchacha asustada o con una mujer que estaba tratando de templar sus nervios. -Mejorará- Concluí, quizá solo necesitaba más tiempo para que los antídotos y el tratamiento hiciera efecto. Si se hubieran aplicado de inmediato quizás ahora estuviera en otra habitación teniendo esta conversación, pero no estaba aquí para ello -Quizás necesite tiempo- Bebí un trago de café mientras planteaba lo ocurrido en el hospital. Ya prácticamente me había enterado de todo, de las distintas facciones y de las tiranteces entre los humanos para con el proyecto. Y de los suicidas con bombas. Hubo un silencio, en el que Oscurus arqueó el labio.

-No la he visto. Desde … bueno, desde ese día- Reconocí con un suspiro, apartando la mirada en otra dirección y gesticulando con la mano con el vaso de papel con café -Pero creo que no es la única que está decepcionada. Todos habíamos puesto algo de esperanza en ese hospital. Es duro ver cómo la gente se autodestruye, a pesar de poner todos los esfuerzos para ayudarle a avanzar- No hablaba de nadie en concreto, porque, a decir verdad, hablaba de todo el mundo, de la humanidad misma… abocada a su propia autodestrucción. -Por un segundó esperé que hubiéramos salido mejores de todo esto. Qué decepcionante- Bebí del café, de nuevo, negando levemente, apenas apreciable. Chloe pedía alguna solución, ¿pero había alguna solución? Ya no se le ocurría, pero estaba abierto a sugerencias. Bebió un trago de café y lo dejó en el asiento de la silla, mientras se acercó a la cama de Lytta donde la residente estaba sentada. Le puso una mano en el hombro a Chloe y trató de ser empático con su compañera -Seguro que lo has hecho bien. Solo que, a veces, el cuerpo necesita un poco más de tiempo para sanar y para despertar- Si es que despierta, no sería la primera persona que queda en coma y jamás vuelve del mundo onírico. No le apetecía ser duro con ella, ni realista, porque se le veía más afectada de lo podría esperarse.


Metió las manos en los bolsillos y dirigió una mirada al soldado -Sin embargo, fue su decisión. No te sientas culpable por algo que no puedas controlar, por una decisión que no te corresponde. Decidió cederte su escudo, conocía las posibles consecuencias, y a pesar de ello…- Me encogí de hombros. Allí estaba el resultado. En verdad estaba clarísimo lo que había pasado, que el chaval era idiota y seguramente estaría enchochado por la sanadora. Y por amor se cometen muchas estupideces y casi siempre todas acaban igual de mal. -No sé si te lo dijeron. Pero cuando estuviste dormida al regreso de Turín, el que pasaba las noches en vela era él- Le comentó mientras rodeaba las camas para acercarse a la de Lorcan. Comprobó el gotero, al que todavía quedaba analgesia, y el drenaje que salía de la axila y que recogía la sangre y los posibles coágulos. La cicatriz tenía bastante buena pinta: el díctamo y la licantropía estaban ayudando con la sanación. Tampoco había indicios de infección, normal con todos los antibióticos que le estaban poniendo. Revisó en silencio el brazo, buscando cambios de coloración, edemas o cualquier otro indicio de posible trombosis. La saturación distal, el relleno capital y el pulso radial estaban mantenidos, todo era indicativo de buena señal. Esperaba que evolucionara igual en los próximos días, y en tal caso, le despertarían de una vez y le retirarían el apoyo respiratorio.

Al acabar de revisar al otro soldado volví a mi puesto inicial, retirando el vaso de café. Me senté, con bastante calma, en una de las pocas sillas que hay en la UCI, estirándome el cuello al hacerlo, hacia ambos lados. Luego tomé aire con los ojos cerrados, despacio y por la nariz, y lo solté con la misma cadencia, por la boca. -Por cierto no me has contestado antes. ¿Quieres hablar de ello?- Le ofrecí la otra silla que tenía cerca, enfrente de las camas de los pacientes -Solos tú y yo, sin que nadie se entere de lo que hablemos aquí. Lo que se hable aquí, aquí se quedará. Si quieres empiezo yo: Me jode que el hospital de Londres no haya salido bien, era mi oportunidad de salir de este islote- Le confesé.

Cerré las manos en torno al café que me había dado Oscurus, dándole un sorbo y haciendo una pequeña mueca porque no me gustaba mucho. Encima era de la máquina, eso era agua oscura. Agua Oscurus, como él. Estuve a punto de reírme absurdamente, pero era por culpa de mi cerebro. Estaba cansada y tenía sueño. - Ya sé que mejorará, pero yo quiero que mejore ya. - estaba impaciente, aunque me di cuenta de que había sonado a capricho de niña pequeña. Asentí cuando dijo que Arleen no era la única decepcionada, pero supuse que ella algo más porque era su proyecto. Seguro que sentía más responsabilidad. Podía entender el desánimo de Oscurus porque alguna vez me había pasado, pero siempre llegaba a la misma conclusión: era imposible que todo se desarrollase como esperábamos. - No te desanimes, no todo es tan malo...y lo del hospital acabará saliendo. Esto no es definitivo. - agradecí su apoyo cuando puso su mano en mi hombro y me dijo aquello de que yo lo había hecho bien, sintiéndome mejor profesional por un momento.

- A pesar de ello lo hizo...prefirió protegerme a protegerse a sí mismo. - reconocí en voz baja mientras observaba a Ben bastante empanada, volviendo a dar otro trago al café con su consecuente mueca. - El problema es que yo podía protegerme perfectamente, que podría haber salido ilesa por mí misma, y que él ahora estaría bien. He entrenado mucho los escudos defensivos precisamente por eso, para no ser la inútil a la que tienen que proteger. - terminé de soltar un poco frustrada, acabándome el café de un trago para terminar con aquella tortura en forma de bebida. Abrí mucho los ojos con la revelación que Oscurus hizo sobre Ben lo que provocó que se me subieran los calores a la cara. No tenía claro si era por vergüenza o por el café caliente que acababa de beberme a lo pavo

. - ¿¿De verdad?? - pregunté incrédula porque no tenía ni idea, llevándome una mano a la punta de la trenza para empezar a jugar con ella de puro nerviosismo. - Ay...no lo sabía, él no me dijo nada. Yo...- cada vez estaba más confusa respecto al guardia. Tan pronto parecía que no quería saber nada de mí como hacía locuras en los momentos menos oportunos. Miré hacia otro lado para esquivar la mirada de Oscurus, aprovechando que se fue un momento a revisar a otro paciente. Acabé sentándome en la silla que me ofreció el compañero, aunque me parecía que quien más necesitaba hablar era él.

- ¿Sobre qué? sólo estoy preocupada y algo cansada, pero es normal. No me da vergüenza, pero tampoco es muy útil decirlo. Con lo del hospital tienes razón, pero ya me he llevado decepciones antes. ¿Por qué quieres salir de la isla, Oscurus? ¿Es porque no te gusta estar aquí o porque tienes otras aspiraciones? - lo miré un poco apenada, atreviéndome por fin a hacerle una pregunta sobre él aunque pudiese mandarme a la mierda. - ¿No eres feliz ningún rato? ¿Quién te ha hecho daño? Siempre me da la impresión de que estás enfadado con todo y con todos, como harto. Creo que nunca te he visto contento. Conmigo eres amable, por lo general, pero parece que la mayoría de la gente te produce hastío. Me gustaría ayudarte o hacer algo por ti... Lo que se hable aquí, aquí se quedará - le repetí como él había hecho para que se sintiese en confianza, aunque por el pasillo comenzó a haber algo de revuelo. Parecía que traían con prisa a algún nuevo paciente, aunque no llegué a ver de quién se trataba al estar la camilla rodeada de sanadores.

Hablándole. ¿De qué le iba a hablar? Ojalá pudiera organizar las palabras en su mente pero cada vez que lo hacía se disipaban así que sólo lo miró esperando que entendiera que Morgana la estaba convocando. Sabía que era mucho pedir pero… Negó suavemente con la cabeza, de modo imperceptible cuando le dijo lo de la energía  y aunque sostuvo su mano ni siquiera lo intentó.  Lucio le llamó la atención y Catherine intentó comunicarse pero sólo le salió un gemido.

De pronto, los resultados llegaron y cundo escuchó lo del veneno miró a Wthyr con el ceño fruncido. ¿Así se sentía un envenenamiento? Tenía sentido, quería morirse. Quiso asentir a Wthyr, decirle que sí, que la odiaban y ella se lo había dicho. Decirle que sí, que no lo sabían porque hasta había guardado el secreto de su embarazo pero no podía. Y mientras más esperaba más cosas le ponían y los párpados se le hacían más pesados.

Finalmente, la sacaron de allí hacia la UCI donde esperaba que Anteia estuviera para verificar a sus bebés. Movió la mano con suavidad hacia Lucio -Lucio…- Le llamó. Aún se sentía débil, aún se mareaba e intentó enfocarlo. Pero tenía que hacer un esfuerzo, tenía que decírselo sino dejaban que Wthyr entrara -No me dejes dormir- Insistió y apretó su mano con fuerza, con cierta desesperación. Apoyó la cabeza en la almohada y miró hacia el techo cuando finalmente detuvieron la camilla tratando de enfocar aunque fuese un pequeño detalle e ignorando la música en sus oídos. Lo hizo…Y su cabeza empezó a rumiar sobre cómo iba a destrozar a la soberbia vikinga por poner la vida de sus hijos, de su linaje y su propia palabra en riesgo.

Al cruzar por el pasillo me fijé en que Chloe y Oscurus estaban junto a las camas de otros pacientes, y que ella estaba con un vaso de café en la mano. ¿Cómo había que decir que no se podían poner a comer o beber ahí? pasé un momento mientras dejaban a Catherine en la habitación contigua, llamándoles la atención. - Aquí no se bebe. Y por cierto, tu cuñada, o ex cuñada mejor dicho, está en la habitación de al lado. La han envenenado. Díselo a Ian por si quiere saberlo. También hemos avisado a Anteia para que revise lo del embarazo. - con esa escueta información me marché para revisar que todo lo de Catherine estuviese en orden. Ella me cogió la mano como con temor, pidiendo que no la dejase dormir. Apreté un poco para hacerle saber que la estaba escuchando, asintiendo aunque no pensase hacerle caso. Era una locura dejarla despierta.

- Sí, tranquila. Chloe está al lado, avisará a Ian. Anteia subirá ahora después a revisarte. Descansa, el cuerpo está haciendo su trabajo por neutralizar el veneno. No vuelvas a ir a banquetes de esa gente, no son de fiar. - salí de la habitación poco después, pidiendo a un compañero que le pusiese también en los sueros leche de amapola, para que durmiese sin pesadillas. Seguí un poco más en el pasillo comentando con un compañero que menos mal que teníamos antídoto de ese a mano, que era para el mismo veneno que le pusieron a Reiv. El otro comentó que al final no habían llegado a hacer el juicio a la sospechosa Adele, pero que todo apuntaba a que había sido ella. Suspiré algo así como un "pobre Matvey", marchándome de allí después.

Traición. Mi mente repetía esa palabra una y otra vez intentando entender los motivos que habían llevado a los Lothbrok a querer asesinar a mi nueva esposa. Eso era una traición hacia mí, hacia todos los míos. No sabían lo mucho que nos jugábamos. - Desagradecidos...egoístas que se ofenden por nada...- seguí murmurando entre dientes por el pasillo, cabreado y con un dolor de cabeza que se intensificaba a cada paso. Me llevé las manos a los ojos al ver borroso por unos instantes, logrando seguir mi camino poco después. Tal vez si dormía se me pasase un poco. Pensé en Catherine, en lo mucho que me repetía que no la dejase dormir. Hasta ese momento había creído que lo decía porque tenía miedo de morir si lo hacía, pero entonces se me cruzó otro pensamiento por la cabeza. Temía que apareciese de nuevo Morgana en sus pesadillas.

Al llegar al pasillo de la UCI pude escuchar a Lucio hablando con un compañero sobre ponerle leche de amapola, así que apresuré el paso todo lo que pude para que esos imbéciles no la cagasen durmiéndola. Lo que me hizo quedarme paralizado a mitad de pasillo fue escuchar el nombre de Adele en relación al caso del veneno. Empecé a sentir el corazón apretado, como en un puño, y la respiración fue haciéndose cada vez más irregular. Esa mujer estaba en el banquete, y ya era sospechosa de envenenamientos. Había tenido un encontronazo con ella por el tema de su hijo...hasta Katarina me había pedido que la ayudase. Tuve que apoyarme en la pared un momento porque todo empezaba a darme vueltas mientras pensaba en la insistente vasalla. A ella también la había rechazado. ¿Otra enemiga a la lista? tenía que avisar a mis hermanos para que no dejasen salir del banquete a ninguna de las tres, todas eran sospechosas.

Esperé hasta que Lucio se marchó, entrando por fin a la habitación de Catherine para impedir que le pusiesen la poción de dormir. Se la arrebaté al sanador de las manos sin dar muchas explicaciones, tirándola al suelo como si estuviese loco. - Es alérgica, no puede. - el otro se fue indignado de allí, diciendo que no se podía desperdiciar pociones de ese modo. Le cerré la puerta para que nos dejase en paz, volviendo junto a la cama de Catherine. Todavía tenía que seguir poniendo de su parte por sobrevivir, al menos hasta que el antídoto hiciese efecto. Quise decirle eso con la mirada, pues me costaba que saliesen las palabras. Apoyé la espalda en la pared del cabecero de su cama, entrelazando mi mano con la suya. Enseguida me dejé escurrir lentamente hasta quedar sentado en el suelo, con la cabeza baja pero sin soltarle la mano. Estábamos unidos en eso, lo que sucediese con ella sería lo que sucediese conmigo y con el resto de los Pendragon.

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dados:

El miembro 'Wthyr Pendragon' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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#1 'Probabilidad' :


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#2 'Dado (10)' :

Lo primero que le dijo Lucio hizo que el cerebro de Catherine reaccionara y le cogiera la mano con más fuerza -Aedan- Murmuró pero sabía que Ian no era imbécil, no,  en cuanto viera a Aedan mal como le había pasado a los Pendragon lo traería al hospital, sabría que ella no estaba bien.  Asintió brevemente con lo de Anteia y cuando le mencionó lo del banquete dejó caer los párpados y casi sonrió, de haber tenido fuerza.

La entrada de Wthyr le hizo saber que venía a cumplir su promesa, a contarle más de esas curiosas anécdotas. Algo había pasado con unas cabras y su cara. ¿Quizás una cabra le había hecho la cicatriz del ojo? Parpadeó varias veces cuando escuchó el frasco romperse y a los otros murmurar algo ofuscados pero…¿Para qué preguntar? Daba igual. Empezaba a sentirse mínimamente mejor.

Lo observó un momento, notando entonces que podía enfocarlo, y que estaba pálido. ¿Cansancio o maldición? Frunció suavemente el ceño como preguntándole, le siguió con la mirada dejando que entrelazara sus manos por si aquella conexión que compartían la ayudaba. Pero algo la puso histérica y apretó los dedos -No puedo… sentirte- Susurró, porque no había ese hormigueo mágico que generalmente se filtraba bajo su piel, con calidez e instándola a hacer cosas grandiosas. Tiró un poco de su mano cuando bajó la cabeza porque le entró miedo de que la maldición hubiese avanzado tanto que estuviera consumiéndolo. ¿Qué iba a hacer si se moría? Ni por asomo iba ella a gobernar Ávalon, ni por asomo iba a volver a esa isla sola. Le echarían la culpa de que Wthyr había fallecido e intentarían matarla de nuevo. Cada vez que abandonaba la habitación era lo mismo. Es más, estaba segura de que sus hermanos la cazarían así que optó por devolverle el favor y hablarle ella  -¿La ejecutareis?... ¿Cómo…al otro?- preguntó con un hilo de voz y volvió a tirar de la mano del moreno con la poca fuerza que tenía para que le prestara atención. Como no reaccionara iba a decirle lo que ella había planeado hacer con Freyja Lothbrock.

Tensé la mandíbula, ante aquella muestra de impaciencia casi infantil, a sabiendas que aquello no era bueno pues podría nublar el juicio y llevar a malas decisiones, lo que me llevó a exhalar por la nariz de una manera, quizás, algo reprobatoria pero silenciosa. A su comentario en el que intentaba animarme, chasqueé la lengua, a modo de respuesta. Quizás acabara saliendo, no lo negaba, pero por desgracia quizás ni él ni ella lo verían construido -Ya veremos…- Gruñó. Una respuesta como la de la bomba siempre traía una consecuencia detrás, ya veríamos cuál era en esta ocasión.

-Por algo será, ¿no crees?- Me encogí de hombros tratando de darle mucha más importancia, dirigiendo una breve mirada al chico. -Quizás no lo sepa y tal vez en la siguiente te toque protegerle a él- Finalmente su rubor me hizo hasta gracia, dibujando una sonrisa bastante divertida -¿En serio no lo sabías?- Tuve que reprimirme la carcajada, estaba claro que el tipo bebía los vientos por ella. -Pues será algo que te toque solucionar antes o después-Le confesé, bastante interesado por el tema, en lo que terminaba de revisar a Lorcan.

Seguí a Chloe mientras tomaba asiento en el lugar donde le había dicho, para charlar. -¿Por qué no habría de ser útil? Sirve para aclarar nuestras ideas, nuestros sentimientos y nuestros pensamientos. Sentirse preocupada es algo tan natural como sentirse enfadada porque alguien te ha cedido su protección. No escucharnos a nosotros mismos luego genera quistes emocionales- Le indiqué alzando la ceja, señalando con el dedo, vaso vacío ya en mano. -Uhm… un poco de ambas- Su retahíla de preguntas, que más bien era un interrogatorio, me dibujó una sonrisa abierta. Me crucé de brazos y me acomodé en el asiento, observando con especial interés. Obvié alguna de las preguntas, las que no me interesaba contestar -Soy amable, como dices, con quien se merece que lo sea. No me gusta nada aquellos que se crean por encima de mis pacientes porque ellos son la prioridad. Además, si no te gustan que te digan cuatro verdades, pues que te jodan-

Giré el cuello cuando escuchamos movimiento por el pasillo. -Mucho había durado la tranquilidad- Ya apareció el súperheroe de todos. Rodeé los ojos con bastante hastío, dándole la vuelta al vaso vacío cuando nos reprendió por beber, cosa que en ese momento no estábamos haciendo. Bocazas asqueroso presuntuoso. A la vez nos informó de la llegada de Catherine Le Fay, la que se supone que se había casado con el Pendragon moreno. Ella y todo el séquito de urgencias, la cosa parecía grave si venía tanta gente detrás. -Ve- Le ordené a Chloe, con un leve movimiento de cabeza. Ya estaba tardando. -Si necesitas cualquier cosa, ya sabes dónde encontrarme-

Me levanté con un quejido de la silla, yendo a comprobar el estado de los dos guardias una última vez antes de salir de la habitación. Me dirigí a la isla de enfermería para anotar los valores de revisión. Lucio no tardó en salir de aquella habitación, comentado sus jugadas. Le seguí con la mirada con hastío hasta que desapareció por el pasillo y bufé exasperado. Sin embargo, la cosa no iba a continuar ahí porque llego Wthyr. Le seguí con la mirada, en silencio, viendo cómo entraba en la habitación de la descendiente, voceaba lo de la alergia mirando a los compañeros y luego la cogía de la mano. Creo que es un detalle que NO SE LE ESCAPÓ A NADIE.

Medité unos segundos sobre lo que dijo Oscurus de que por algo sería lo de defenderme. Era cierto que Ben y yo no nos conocíamos mucho, pero nos llevábamos bien y habíamos compartido algunos momentos intensos. Tal vez eso bastase para estar dispuesto a lo que había hecho él. - Claro que le protegería, a él y a cualquiera que estuviese en peligro. - aseguré para que se diera cuenta de que ayudar debería ser lo normal, aunque luego me dio algo de corte cuando se echó a reír así porque yo no supiese que Ben se había estado quedando conmigo. - No te rías, de verdad que no sabía nada. Pobre...y yo pensando que pasaba de mí. - desvié la mirada hacia Ben, poniendo cara de disculpa aunque no pudiese verme. Ojalá despertase pronto para tener esa conversación que le había prometido mientras le curaba, y para tener más ocasiones de hacer cosas pendientes.

Volví a prestar atención a Oscurus por eso que dijo de los "quistes" emocionales, aunque no creía que fuese algo que me pasase a mí. Suponía que era normal tener momentos de todo tipo, incluso malos. Sí que me di cuenta de que se le daba bien evadir preguntas que no le interesaban, o contestar a medias. - No sé quién se cree por encima de tus pacientes...eso suena extraño. - en realidad no comprendía muy bien a qué se refería, tampoco con lo de decir cuatro verdades. Lo dejé correr, pero quise insistir en lo de que me contase las cosas. Algún modo habría de verle más contento. Al final tuve que dejar mi intento a medias, la aparición de Lucio me fastidió un poco porque me echó la culpa de lo del café que tenía en las manos. Murmuré un 'lo siento' porque ya sabía que ahí no se bebía, pero no lo había pensado. Lo de Catherine me hizo moverme con rapidez hacia el pasillo, mirando incrédula al jefe por todo lo que estaba soltando.

- ¿Qué? ¿cómo que envenenamiento? ¿embarazo? - no me había enterado de nada, estaba muy perdida. Sólo sabía que Ian y ella habían tenido que separarse para que se fuera con el Pendragon, todo por lo de Aedan. Hice caso a Oscurus y fui a la habitación de al lado, escuchando algo que dijo Lucio antes de marcharse, algo sobre un banquete. Me encontré a Catherine en la cama nada más entrar. Estaba despierta, aunque con mala cara, y a su lado estaba el tal Wthyr sentado en el suelo. Aquello me hizo frenarme, se me hacía muy raro verla con él de la mano. - Catherine...ya me ha contado Lucio. Creo que...ya vuelvo luego. Voy a avisar a Ian. Seguro que Aedan está bien. - me di media vuelta, algo incómoda por la situación. Enseguida regresé donde estaba Oscurus. - Tengo que localizar a mi hermano, debo avisarle de lo de Catherine. ¿Te quedas vigilándolos? - me refería a Ben y al paciente de al lado, aunque estaban estables. Después salí de allí rápidamente, buscando un modo de contactar con mi hermano.

Apenas hice caso al primer tirón de mano tan débil que me dio, y casi ni reaccioné a eso de que no podía sentirme. Entre el dolor de cabeza y el molesto zumbido en los oídos se me hacía complicado mantener la atención y los ojos abiertos. Al final resulta que no era tan imbatible como me pensaba. Yo dependía de su supervivencia, y la de ella del futuro heredero que intentaba sobrevivir en su interior. - Aguanta...aguantad un poco más...- Me llevé la mano libre al pecho para intentar aflojarme y abrirme un poco el jubón para ver si lograba respirar mejor, encontrando que la marca tenía más ramificaciones que cuando la vi en el espejo del baño. Al menos parecía que había dejado de moverse y retorcerse, o eso quería creer. Acabé cerrando los ojos a los pocos segundos, dejando caer la barbilla sobre el pecho.

Su segundo tirón de mano me trajo un poco de vuelta a la realidad, haciéndome levantar ligeramente la cabeza hacia el frente.  - Primero la acorralaré...y luego la mataré...- respondí en un áspero gruñido respecto al destino que aguardaba al traidor, logrando espabilar un poco con aquella idea. La traición  no podía quedar impune, quien fuese merecía morir por haber intentado acabar con ella, con nuestra descendencia, y con los Pendragon. Nadie fuera del círculo de confianza sabía lo del embarazo, así que probablemente quisieran matar únicamente a Catherine.

- Puede haber sido Freyja...o Adele...o Katarina...- incluso más de una persona, pero eso todavía estaba por descubrir. Había que acorralar a esas tres, y sacarles la verdad de cualquier manera. Incluso Catherine podía meterse en sus mentes. Quería cerrar los ojos y descansar de nuevo la vista, pero la interrupción de la hermana del licántropo me lo impidió. No, Aedan no debía estar bien. Su marca de maldición también se habría reactivado, igual que las demás. Inspiré de manera entrecortada mientras la otra volvía  a salir para ir en busca de su hermano, pensando en moverme del suelo  porque me negaba a que me pillase con la guardia baja. Esperaba tener aún tiempo para que no me viese en aquel deplorable estado.

Los minutos fueron transcurriendo lentamente, permitiendo que el antídoto empezase a hacer efecto en ella al cabo de una media hora. Gracias a eso yo conseguí recuperarme lo suficiente como para apretar su mano con más fuerza y lograr levantarme del suelo. Aún estaba agotado, pero era optimista porque eso debía significar que estábamos a salvo. Solté su mano para sentarme a los pies de la cama, pudiendo mirarla por fin de frente. Dudaba que lográsemos mantenernos despiertos mucho más tiempo. - Pensar en formas de matar ayuda a mantenerse despierto. - sugerí por hablarle de algo que le impidiese dormir. La ira te hacía sacar energías de donde no las tenías. Podían arrancarte todo pero aún tendrías eso para seguir adelante.  - Sacarle el corazón y pisarlo. O explotarlo en el aire delante de todos. ¿Qué harías tú?

-Eso…es rápido- Murmuró en respuesta aunque le daba cierta tranquilidad saber que tenían el mismo objetivo. La persona que había atentado contra sus hijos debía tener el destino que había querido para ella. Le tranquilizó también oírlo hablar. De esa forma ya sabía que, al menos, seguía vivo. Sin embargo, cuando dijo los tres nombres parpadeó sin comprender a qué venía las acusaciones a Adele -¿Katarina?- Inquirió sin saber quién era la mujer esa y porqué tendría algún razón para matarla.

Volvió la mirada hacia Chloe y casi forzó una sonrisa -Por favor- Le murmuró. Se llevó la mano libre a la cabeza y negó como indicándole que no podía concentrarse para hacer magia y no fue consciente de la escena que daba ni de la incomodidad que tenía su ex cuñada. Pero había cosas más importantes como que si Wthyr se moría iban a darle caza o si ella se moría, Aedan también así que por un instante lo dejó estar. Igual que la constante de ignorar la música en sus oídos, no era más que ruido de fondo.

Con el paso de tiempo se sentía cada vez mejor y podía respirar. Las náuseas iban poco a poco rebatiendo y también los escalofríos, aunque el cansancio y los párpados se sentían igual de pesados. Giró apenas la cabeza hacia Wthyr cuando lo sintió incorporarse, si ella estaba bien, él también. Empezaba a preocuparse de esa vinculación que tenían. ¿Hasta dónde llegaba esa maldición? Suspiró un poco, dejando escapar el aire lentamente, mientras se llevaba las manos al vientre tratando de comunicarse con sus bebés. -No necesito pensar. Sé lo que voy a hacer- Le dijo sosteniéndole la mirada con el gesto serio -No…- Negó a lo del corazón y también a lo de explotarlo por los aires -Muy rápido- Susurró subiendo las manos hasta abrazarse y luego dejó escapar el aire de nuevo -Ian y yo diseñamos una maldición. Forma un cuervo en el cuerpo y se va extendiendo haciendo daño interior y exterior, como un veneno…No puedo dejar que te cobres mi venganza, quisieron matarme a mí, y voy  cobrármelas  sola- Ni siquiera parpadeó ante ello -Quiero que sufra lo que yo sufrí, lo que sufrieron mis bebés, lo que sufrieron tus hermanos y tú e incluso la preocupación de Ian  y entonces… Explótale lo que quieras… Como si quieres bañar Ávalon con su sangre, Wthyr y hacerle saber a tus súbditos lo que pasa cuando juegan con algo superior a ellos-

Había vuelto a revivir el miedo de perder a Aedan por culpa de la maldición, que se había reactivado de manera inexplicable durante la noche. En esta ocasión no perdí tiempo alguno. Hice lo que sugirió Azahar en cuanto vi que la marca se extendía y que el crío empezaba a quejarse de dolor, desapareciéndome con él al lugar más próximo a la zona antimagia. Allí al menos se contendría el avance de la marca oscura, evitando que el pequeño empeorase. Una vez allí pude respirar más tranquilo porque pareció encontrarse mejor, aunque mi preocupación empezó a ser otra. Aedan había dicho que estaba soñando con su mamá, y que estaba "malita" como él. Aquello tendría sentido, pues la maldición se había frenado en cuanto Catherine había logrado concebir. Tal vez lo hubiese perdido, o se encontrase mal de verdad. Quise comunicarme con ella a través del espejo comunicador, pero no funcionaba en la zona antimagia.

Al cabo de un rato me llegó una carta vía lechuza, con el nombre de Chloe en el sobre. Le leí con impaciencia porque suponía que algo malo había sucedido, confirmando entonces mi teoría sobre Catherine. Mi hermana insistía en que ya estaba curándose aunque la habían envenenado, lo cual no hacía más que darme la razón en que estaba en peligro constante con esos Pendragon en aquella isla. Me marché de la zona antimagia con Aedan, desapareciéndome en cuanto pude para regresar a Ouroboros. Una vez allí me informaron de que estaba en la UCI, así que subí corriendo hacia allá, llevando a Aedan en brazos. Nada más entrar me encontré con Wthyr sentado en su cama, hablando ambos de maneras de asesinar. ¿Qué estaba pasando ahí? solo el verle provocó en mí un arranque de rabia que me llevó a tirar de él para empujarlo brutalmente contra la puerta.

- Fuera. Ni siquiera sabes cuidarla. - gruñí con fiereza antes de pasar de él como de la mierda, llegando por fin hasta Catherine. El pequeño se lanzó a sus abrazos diciendo su nombre emocionado, y yo tuve que hacer un esfuerzo por mantenerme entero ante el mal aspecto que tenía ella. - Cath...¿qué te han hecho? - murmuré mientras tomaba su cara entre mis manos con cuidado, notando que se me empañaban los ojos. Podían haberla matado y yo ni siquiera estaba ahí para impedirlo. - ¿Qué te han dicho los médicos? - Aedan se quedó abrazado a ella como una lapa, aunque yo le insistí en que tuviese cuidado para no cansar a su madre.

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éxito: Se controla
fallo: no se controla

El miembro 'Ian Hacksaw' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Probabilidad' :

Bajé la mirada a sus manos cuando las llevó al vientre, dándome la impresión de que intentaba asegurarse de que seguían ahí. Yo estaba seguro de que sí, de lo contrario ambos estaríamos peor en lugar de estar mejorando un poco. Lo que le habían hecho merecía una venganza, una que ella ya había empezado a perfilar.  Recordé lo que me preguntó varios minutos atrás, intentado darle algo de contexto sobre Katarina. - Es la mujer que estaba en mi despacho cuando viniste a decirme lo del Sodoma. Estaba intentando interceder por Adele. Y...no se tomó muy bien que me casase contigo. Ella esperaba ser la señora Pendragon sólo porque me acosté con ella alguna vez antes de casarnos. No lo sé. Puede haber sido cualquiera de las tres. - por eso no podía permitir que ninguna supiese que el cerco se cerraba en torno a ellas. Había que probar su culpabilidad y luego hacerlas sufrir.

Yo también deseaba hacerles pagar, pero  tampoco podía negarle el placer de vengarse ella misma. Obvié la mención del nombre de Ian porque no lo veía capaz de llegar a esos niveles de magia avanzada, lo infravaloraba como mago. - Muy apropiado...que mueran a manos de la descendiente de Morgana por una maldición, y luego un recordatorio de lo que sucede a los que intenten dañar a nuestra familia. Que se enteren de cuál es su puto lugar. - maldición, hacerles sangrar, hacerles arder con los dragones...esas imágenes me ayudaban a canalizar un poco toda la tensión de la noche.

- Deben pensar que has muerto. Quiero observar sus reacciones. - sólo me di cuenta de la llegada de Ian cuando tiró de mí para empujarme con fuerza contra la pared, algo  contra lo que no pude oponerme porque me pilló desprevenido y bastante bajo de energía al  estar aún recuperándome. Me llevé un buen golpe en la espalda y estuve a punto de caer al suelo, pero logré sostenerme. Habría cumplido con mi amenaza de hacerle daño si volvía a acercarse a Catherine, pero lo que me dijo de no saber cuidarla y la imagen del niño con ella me dejaron bastante desarmado. Eran su verdadera familia, lo nuestro era otra cosa, pero no eso. Al final no le ataqué ni le hice nada, sólo me di media vuelta y salí de la habitación con semblante serio y sin un rumbo concreto.

Cuando le empezó a relatar de Katarina la verdad no la ubicó. Es que no la había visto. Estaba tan enojada que le importaba poco menos que nada quien estaba ahí con él pero le pareció sospechoso que le pidiese cosas por Adele. -¿Son aliadas?- Preguntó frunciendo el ceño. Alzó suavemente las cejas cuando indicó que se había acostado con ella y ahora entendía todo -El amor te hace hacer locuras- Se lo había dicho en alguna ocasión  y le había dado a entender que ella, en particular, había cometido un par.

Asintió suavemente cuando Wthyr entendió porqué quería hacerlo. Al menos no tenía que explicarle con pelos y detalles como le pediría alguno del Consejo. O le dirían lo de ir a juicio. No, quien sea que hubiese sido no necesitaba ningún juicio -¿Qué? ¿Cómo?- Preguntó frunciendo el ceño, sin entender a qué venía que pensasen que hubiese muerto cuando Ian entró de pronto. Vio a Wthyr volar y ahogó un gemido -Ian…- En parte, porque tenia miedo de que Wthyr ahora recuperado decidiera cobrar venganza y su otra parte porque sabía que estaba débil y ese golpe…

Pero todo se le olvidó en el instante en el que Aedan la llamó. No pudo contener las lágrimas, simplemente todo lo que había vivido…La desesperación, el dolor, el miedo volvió a apoderarse de ella en el instante en el que lo tuvo en los brazos. Hundió su cabeza en el cuerpo de su pequeño, percibió su aroma, su calor y no pudo evitar llorar con aún más fuerza. Lo había extrañado tanto pero estaba tan llena de cables, vías y la máscara que no podía saborear aquel momento. Alzó la mirada hacia Ian  intentando encontrar las palabras, subió una de sus manos a las de él y cerró los ojos inspirando con lentitud para tranquilizarse -Adele… Y… dos vasallas de Wthyr… Son sospechosas- Explicó -Me envenenaron… Pensé que iba a morirme- Susurró rompiendo a llorar de nuevo y apretando su mano contra su rostro y a su bebé con ella.

-Descansar…Falta Anteia- Que tenía que venir a revisarla -Pero…- Recordó entonces la promesa de Wthyr y lo buscó con la mirada pero ya no estaba allí. Frunció el ceño y estuvo a punto de enviarle un mensaje mental pero no tenía fuerza para hacerlo, aún le molestaba la cabeza -La oí…- Susurró apretándolo contra ella -La oí cuando vine…No dejes que me duerma… No quiero dormir, no me quiero quedar encerrada- Susurró y siguió acunando a Aedan, pero lo cierto es que teniéndolo encima y a Ian allí se sentía tan segura que…quería dormir.

-Fui…a hablar con mi madre- quería decírselo, por si acaso -Me dijo que … con tu magia podías dividir el fragmento de ella… pero que era peligroso- Sabía que tenía que descansar pero… -Y…he encontrado una forma de canalizar magia del árbol de ellos, con él. Nuestras magias se unen… Quizás…si entro en contacto con esos ancestros…- Empezó a decir pero lo cierto es que cada vez se sentía más cansada. Soltó un suspiro, tenía tanto que decirle. Volvió  a quedarse en silencio mirándolo y todo lo que había escondido, todo lo que había rebajado estando en Ávalon había salido a flote con fuerza -Te he extrañado tanto- Susurró y volvió a echarse a llorar, negando con la cabeza -Me las va a pagar... Casi me mata, a mi, a Aedan, a los Pendragon... Y te preocupó...Estuvimos a punto de perderlo todo. La voy a matar, con nuestra maldición- Tomó un par de respiraciones y luego lo atrajo un poco hacia sí misma -No pelees, Ian... Podrá ser un egocéntrico...pero le importa mantenerse vivo, me cuidó...Lo intentó. Hasta la psicópata lo intentó...Les interesa mantenerme viva- Negó con la cabeza, porque no iba a olvidar que Wthyr al menos se había preocupado por ella. Fuera cual fuera su interés. Así fuese solo por la maldición. Estaban aliados en ello -No puedo vivir con el miedo de que os vais a matar entre los dos. No puedo...No puedo ser Descendiente, lidiar con una maldición, lidiar con Morgana y... con vosotros odiándoos. No te pido que seas su amigo sólo...ignórense mutuamente...Eso es lo que hago....con sus hermanos-

El imbécil de Wthyr se largó pronto, y por suerte no molestó más ni dijo nada. Seguro que le entró miedo y no quería acabar otra vez con su nariz pendragonia rota. Por fin pude quedarme a solas con Catherine y con Aedan, que estaba encantado en brazos de su madre. - Has tenido que pasar mucho miedo. - Me uní al abrazo de ambos durante varios segundos, cerrando los ojos e inspirando profundamente para calmarme al estar por fin juntos. No los había perdido, estaban "bien". Me separé poco después para dejar que ella misma se tranquilizase abrazando a Aedan, haciendo una mueca de desagrado cuando mencionó a Adele y las vasallas.  - ¿Pero por qué? ¿qué tienen que ver esas contigo para querer envenenarte? no tiene sentido. Fuera de aquí todos son enemigos con los que acabar. - y allí tenía que vivir, en territorio enemigo e incomunicada. Menuda tortura.

- Anteia...ojalá que todo esté bien. - posé una mano sobre su vientre con la esperanza de que la maldición se hubiese detenido porque todo estuviese en orden, aunque sólo Anteia podría asegurarlo. La miré preocupado cuando dijo que la había oído, sabiendo perfectamente a quién se refería.  - ¿Has vuelto a oír a Morgana? qué pesadilla...por si no teníamos bastante. me pasé una mano por el pelo, despeinándome con algo de desesperación. Lo otro de la fragmentación seguía sin convencerme, por no mencionar que me molestó un poco eso de que su magia y la del otro se unían. Me daba unos celos extraños porque eso no me pasaba a mí con ella. Siempre había tenido algo de complejo porque mi magia no era tan avanzada como la de otros, me había centrado más en lo físico.

- Mi padre está investigando con una amiga eso de la fragmentación del alma. Han recurrido a su viejo maestro. Vendrán a buscarte en unos días. Yo no sé cómo manejar bien esa magia. Tampoco me fío nada de ese árbol, ¿sabes? mejor pasamos de sus soluciones. He estado pensando en ideas mejoras. En realidad fue Azahar la que me dio la idea. Esta noche, cuando empezó lo de la maldición con Aedan, lo llevé a la zona antimagia. Así no empeoró rápidamente y la marca se quedó quieta. Tal vez si te llevo a ti allí puedas descansar, dormir sin Morgana. Incluso podemos llevar allí el disco ese mierdero del laberinto y que deje de funcionar. Ella vive ahí, ¿no? incluso aunque haya puesto un pedazo de su alma en ti, la mayor parte se supone que está aferrada al disco. Y también se supone que los objetos mágicos no funcionan en esos sitios. Es un...que  te jodan, Morgana. Esa no te la esperabas, perra. - solté de golpe todo eso que había estado rumiando desde que hablé con Azahar, haciendo un gesto de corte de mangas a la bruja satánica ancestral que guardaba en la reliquia de su casa. El Pendragon era tonto, no se le había ocurrido eso ni en quemar el disco con fuego de dragón. - Además, tanto dragón para nada. ¿Eso no arrasa con todo y purifica todo? pues que lo queme. - hice todo de burla al decir lo del dragón, aunque luego me quedé pensativo con lo de la venganza. A veces eran muy peligrosas.

- No te voy a decir que no te vengues, pero con esa gente ya me lo pienso dos veces antes de usar una maldición. ¿No prefieres algo más tradicional? algo que no implicase más maldiciones. Había querido aprender a usarlas, pero les estaba cogiendo mucho respeto, por no decir miedo.

- Puede que le interese mantenerte viva, pero no sabe cómo cuidarte. No te entiende. Y lo hace por interés, eso es obvio. Ese sólo se quiere a sí mismo. - solté con desdén, seguro de que era tan ególatra que lo único que quería era un trofeo de esposa, no sólo por lo de la maldición. De lo contrario no insistiría tanto en que no nos viésemos.  Suspiré sintiéndome algo culpable por mi reacción impulsiva, bastante tenía ella ya. - Lo sé. Tienes mucho encima y estás siendo muy fuerte para aguantar. No voy a matarlo no vaya a ser que desate no sé qué maldición, pero no es que cuando le veo me dan ganas de... - hice gesto de estrangular con las manos, ella entendería. Luego me incliné sobre ella para darle un beso en la cabeza, murmurando en tono más apagado.- Pero es muy difícil estar separados y pensar que él está contigo todos los días y todas las noches...que apenas podemos vernos ni criar a Aedan juntos. -

Asintió con suavidad, dándole la razón, había tenido tanto miedo que le había pedido cosas a Wthyr. Tanto que había estado tan vulnerable… Disfrutó del abrazo de ambos sintiéndose en casa finalmente, cómoda y con un nivel de relajación mucho más claro. Le sonrió a Aedan, se esforzó en hacerlo, cuando le acarició la cara con sus manitas recordando al chiquillo vikingo que la había mirado, a los que se perseguían con espadas de madera. No quería perderse la niñez de su bebé pero la situación era tan complicada…

Volvió la vista a Ian -Wthyr cree que una de ellas quería ser su esposa y …Por amor…hacemos cualquier cosa, lo sabes. Y Freyja…es la vikinga, tuvimos varios encontronazos. Simplemente no me aceptan…- Susurró suspirando quedamente, no es que le importara una mierda su aceptación lo que si le importaba es que jugaran con su vida y la de todos a su alrededor. Asintió un vez cuando habló de Morgana, dándole a entender que sí, se trataba de ella.

Escuchó la información sobre Adam mientras veía los ojos de Ian. Le recordaba siempre, de una u otra forma, al verde de los bosques donde habían vivido antes de que SAM decidiera colonizar el mundo. Un período de paz, de tranquilidad. Era una tonalidad que se le quedaría grabada en la mente para siempre -Estudiaré el árbol, tenemos que aprender de él- Insistió pero siguió escuchando en silencio sin embargo cuando mencionó de llevarla a ella ahí Catherine palideció un poco y negó -No…No puedo pasar por eso otra vez Ian, no puedo…No…No....No puedo, no- Empezó a negar con la cabeza y apretó a Aedan, ladeó la cabeza para hundirla en el pelo de su bebé tratando de detener los recuerdos de la ausencia de magia con tanta fuerza que cerró los ojos y arrugó la nariz. No quería tener un ataque de ansiedad pero es que…estar sin magia… Respiró, respiró, el aroma de su bebé e intentó buscar cualquier atisbo de magia que hubiese en sus dedos…Lo que fuera pero el susurro era tan débil, tan…bajo que extrañó a Wthyr.  Sin embargo, el “perra” hizo que abriera los ojos mirándolo con sorpresa por el término. La siguiente pregunta hizo que lo mirara con un gesto raro en el rostro -No sabe del laberinto… No sabe que existe, no se lo he dicho...Pero podría funcionar, si lo llevas allí...que la consuma o algo por el estilo-

-¿Más tradicional para una Le Fay que una maldición? Quiero que sufra. No quiero que tenga una muerte fácil…Además Wthyr dijo algo de explotarle el corazón y no sé qué. Cuando yo terminé, que él haga el show que le dé la gana- Eso no le interesaba en lo más mínimo y, es más, su tono fue bastante firme. Ni un pequeño titubeo. Era una decisión tomada. Nadie atentaba contra su vida y la de los suyos y salía impune.

-Lo sé…Tampoco es que hayamos tenido ni tiempo ni interés en conocernos. Lo que teníamos que hacer lo hemos hecho. He intentado ser…tolerante porque es agotador- Murmuró -Estar discutiendo todo el tiempo. Me deja exhausta…Así que intento…no estar tan a la defensiva porque es la única persona con la que interactúo- Le explicó a Ian mientras le acariciaba la espalda a Aedan con una mano y con la otra acariciaba la mano de él -No lo sé, Ian…- Susurró a eso de sólo quererse a sí mismo y tensó los labios, recordando el gesto que había hecho y cómo se había comportado-Lo he visto tener miedo, por el bebé… - Lo de la estrangulación la hizo asentir, ella lo sabía que lo odiaba -Es decir…Ponte en su lugar, es la tercera vez que pasa por esto. ¿Te lo imaginas? Dos veces…perderos... Dos veces… Y sus vasallos le dicen cosas al respecto- Negó con la cabeza pensando en Freyja y su estupidez.

Inspiró con profundidad y sintió que el labio le temblaba al escucharlo hablar de esa forma. Cerró los ojos, sintiendo de nuevo las lágrimas deslizarse por sus mejillas -Le pedí…que estudiara la idea de que viviéramos dos semanas en Ouroboros, por el embarazo, por mi trabajo y para ver a Aedan y… Me dijo que me acompañaría a visitarlos… Sé, sé que es difícil… ¿Pero qué otra cosa puedo hacer?- Preguntó con la voz tomada -Mira lo que ha pasado… Mira…- Insistió -La maldición es tan sensible que me da miedo, Ian, me da miedo tenerte entre mis brazos, me da miedo pensar en ti, me da miedo respirar a tu alrededor…Me da miedo ponerte en peligro por amarte tanto- Subió la mano que tenía entrelazada a la de él  y se limpió las lágrimas -Nuestro futuro no… No va a ser lo que esperábamos-

- Envenenar a alguien que no te ha hecho nada no es algo que se haga por amor. Es por maldad, no confundamos. - puntualicé con eso de las sospechosas, pensando que no sólo los Pendragon eran venenosos, sino también todos los pérfidos vasallos que los rodeaban. Intrigas palaciegas retorcidas, eso era. El tipo de cosas que tampoco me gustaban de los Descendientes. Torcí el gesto por la insistencia con lo de comprender al árbol, mirándola a los ojos como pidiéndole que no lo hiciera.  - El árbol...ni siquiera ellos lo comprenden y llevan años con él. - a ella no pareció gustarle tampoco mi sugerencia de ir a un sitio de bloqueo mágico, y en parte me lo esperaba porque recordaba cómo había estado ella de ausente durante ese período en el castillo Le Fay. La rodeé con mi brazo mientras ella se aferraba a Aedan, tratando de tranquilizarla lo que pudiese. No supe si se molestó por insultar a Morgana, pero me dio la impresión de que le había sorprendido mi modo de llamarla. Para mí no se merecía respeto.

- Ya sé que odias estar sin magia, pero a veces hay que elegir entre lo malo y lo peor. Es humanamente imposible que aguantes sin dormir. Hay que buscar una solución, y la mejor que se me ocurre es esa. ¿Qué vamos a hacer si no? ¿Cómo hacías en Ávalon para dormir? - teníamos que plantear algo rápido, estaba ya bien entrada la noche y ella tenía que descansar para recuperarse nada más y nada menos que de un envenenamiento.  - Tal vez con leche de amapola no tengas esas pesadillas. Es una posibilidad. - me encogí de hombros al plantearlo, los médicos sabrían. Al menos estuvimos de acuerdo en probar a llevar allí el disco del laberinto donde se entraba al mundo de Morgana.  

- Iré a tu casa y me llevaré el laberinto. Lo esconderé en la zona antimagia, entre las ruinas de la torre de S.A.M - sin embargo volvimos a chocar en lo del modo de vengarse de quienes habían atentado contra su vida, a lo que acabé dejando escapar un sonido de resignación nada conforme.  - Bueno, pues hazlo como quieras... - luego si algo salía mal la culpa sería mía por no haber impedido que lo hiciese de ese modo. Guardé silencio durante algunos segundos, manteniendo la vista fija en Aedan mientras empezaba a dormirse. Mientras tanto acariciaba con el pulgar la mano que Catherine  y yo teníamos entrelazada. Lo que contaba de Wthyr era como...como si empezase a verlo como un humano corriente y no como el jodevidas que era.

-  Catherine...no todos los padres quieren a sus hijos solo por haberlos engendrado. - por ejemplo mi "abuelo", que quiso cargarse a mi padre. Dudaba que Wthyr Pendragon valorase a las personas como algo más que medios para un fin.   -  De todos modos, considerando que hubiese sufrido de verdad...eso no justifica las malas acciones que haga. Pasarlo mal no justifica que seas una persona de mierda con otros. - y una vez más tenía ejemplo con mi padre. Él lo había pasado mal, y  sin embargo yo no justificaba ninguna de las cosas terribles que había hecho. No me valía ese cuento. Suspiré con pesar con el planteamiento ese de lo que parecía un régimen de visitas. Entre sus lágrimas y el planteamiento de vida que teníamos me estaban entrando ganas de llorar a mi también.  - Ya lo sé, lo sé...no te estoy pidiendo nada. - era una mierda de situación, y por eso necesitaba decirlo en voz alta. - Es como si estuviésemos atrapados. - murmuré con verdadero agobio, apoyando después mi cabeza contra la suya. - Tiene que haber un modo, aunque aún no seamos capaces de verlo. -