Sector II: Cuarentena

dio un suspiro cuando el chico dijo eso de las respuestas ambiguas, joder, era buena persona pero no era muy conocido por su paciencia "Pero que mal se me da ser buena persona" pensó mientras seguía hablando sobre su pasado, tampoco quería profundizar mucho en la historia, después de todo acababa de conocer a ese chino.

-No te pienso decir sus nombres, pero mi padre era elementalista y mi madre se especializaba en cambiaformas, ambos me enseñaron sus mejores habilidades, aunque a mi madre también se le daba bien la magia de curación... eran buena gente pero también ingenuos, pensaron que por irse a un pueblo lejos de la ciudad los humanos serían menos crueles...- solo pensar en ello hacía que le hirviera la sangre, no le gustaba el tema y no iba a seguir hablando de ello

"Debería dejar de preocuparme por gente extraña, por esa mierda estoy aquí" encogió el cuerpo hasta hacerse un ovillo para luego dirigirse por última vez al chico -Será mejor que intentes dormir y reza para que te lleven a trabajos forzados, puede que allí te encuentres con tu amiga, buenas noches.- cerró los ojos y a pesar de haberse despertado hacía unas horas, cayó profundamente dormido.

"Elementarista. Adhael...cambiaformas....Rosse... o sus padres... o...."

Intentaba encajar piezas, tambien por distraerme un poco. Por lo visto, sí que sabia como habian caido sus padres, presas del odio de los humanos en algun pueblito recóndito. Aquello no me era del todo ajeno...por mas que Kyllian se esforzarse por llamarnos niños pijos. De hecho, yo ni si quiera me habia criado en Ouroboros... pero aquello era informacion que mejor me guardaba.

- Lamento tu pérdida. - farfullé en voz baja, sintiendo de verdad las palabras que decia, no eran simples palabras por cumplir.

Lo miré viendolo hacerse un ovillo cual gato, ahora ocupaba la mitad de espacio que antes. Tras aquella ultima advertencia....se quedó silencioso. ¿Dormir? cuando era el momento de dormirme, no podia hacerlo. Y por el contrario cuando no debía, me atacaba aquel cansancio repentino.  Tras unos minutos en silencio me levanté, y me acerque de puntillas a él. Me incliné encima suyo para comprobar que de verdad estaba dormido... pude ver que su respiracion era rítmica y tranquila.

"si, se ha dormido"

Al menos los porrazos no lo matarian. No esta noche.... volví a mi posicion, sentado en el suelo. El sueño no me visitaria aun. Supuse que mientras tanto, podia asegurarme de que el compañero de celda no dejase de respirar durante su vigilia. Decian que era malo dormirse cuando te has golpeado la cabeza, y a este le habian soltado varias hostias ahi....

Me tomé un par de horas de semi descanso tras el encontronazo con Blair en la enfermería, tomando un café en mi despacho mientras leía las noticias en la prensa digital. Durante estos dos meses que han pasado desde el lanzamiento hemos avanzado bastante, las calles están más limpias que nunca y la seguridad ciudadana para nuestra raza está mejorando. Otra cosa es que les parezcan mal los métodos que usamos, pero en ese caso se les consideraría sospechosos de colaborar con el enemigo y también serían condenados. Además, les estamos dando oportunidades, permitiendo a algunos vivir en los guetos y a otros de asistir a juicios amañandos que no les llevarán a nada, pero que de cara al público quedan bien. Tras acabarme el café decidí ir a por otro de mis "juguetitos", como los había llamado la retorcida de mi mujer. Seguro que a estas alturas ya ha machacado a Juliet  y al otro. En el fondo tiene su gracia cuando se pone así, siempre y cuando no me lleve la contraria demasiado. Lo justo.

La tranquilidad del café se ve interrumpida pronto, cuando me informan de que han estado liándola en una celda y han tenido que recibir una paliza.  Kyllian otra vez, cómo no. Ese gato callejero está  por civilizar. Me rodeo de un grupo de cinco soldados para que me escolten hasta la celda, abriéndola desde fuera con el código de seguridad. Las compuertas metálicas se abren de par en par, permitiéndonos la entrada a mi y a los soldados. Allí se encuentran Kyllian y el asiático que habían secuestrado en las ruinas aquellas. Ambos están aparentemente dormidos, pero esta vez utilizaré medidas preventivas, no quiero tener que volver a gastar mi daga o mis balas con un preso, que ya tuve que hacerlo con Reiv antes. Ordeno a mis soldados que aten adecuadamente a Ling, con las manos a la espalda y las piernas pegadas al cuerpo, utilizando un cable resistente de estilo militar. Después hacemos lo mismo con Kyllian, aprovechando que está dormido. Al chino hay que sacarle información, que les pillamos a todos en las ruinas esas extrañas.

"No doy abasto para torturas, con tanta gente, y a Wilhelm le da reparo. Moñas."

Doy un golpe fuerte con el puño contra la puerta de metal, agarrando después a Kyllian por la pechera de la ropa. - Deja de hacer el vago, tenemos asuntos de los que hablar. - lo saco de la cama de un empujón, tirándolo contra el suelo. Esto de tener que iniciar conversación con gente que está dormida me desespera, que yo llevo levantado desde las seis de la mañana, y ellos aquí, de chill en los campos. - Me han dicho que estás muy agresivo y escandaloso últimamente. Ya has perdido a dos compañeros de celda, contando al tipo que te zampaste en la arena y a la chica que se han llevado hace un rato. Ella morirá pronto, intuyo, si no abre la boca para decir lo que sabe. Sigue así y al rollito de primavera de ahí al lado pronto le pasará lo mismo. Tienes oportunidades de hacer las cosas bien, Kyllian, sólo tienes que escucharme, pero no te dejas ayudar. ¿Vas a cambiar de actitud de mierda? - pregunto de manera inquisitiva, retorciéndolo todo de tal manera que parece que al culpa de lo que sucede es suya, y no mía por haberle metido aquí, haberle toturado, y estar engañando de manera sistemática. - Tendrás que pasar tiempo conmigo para que te enseñe el verdadero camino...

Casi había caído en coma, estaba exhausto después de la transformación y no tenía nada de azúcar a mano para sentirse mejor, era una especie de yonki de los pastelitos de fresa, necesitaba uno después de cada luna llena. Se despierta sobresaltado cunado los guardias le atan, no sabe que está pasando y empieza a forcejear como de costumbre, es en ese momento cuando el ruido de un golpe metálico lo lleva a dirigir su mirada hacia la puerta, era el cabrón de Éamon, rueda los ojos y se queda quieto cuando por fin terminan de atarlo. -Estupendo, aquí llega el ministro de los imbéciles, ¿ya me echabas de menos?¿no has conseguido otra gatita para pasar el rato?- enseguida el rubio se acerca y lo toma de la pechera para después tirarlo de la cama, cae de costado sobre el suelo quejándose un poco por el dolor de la paliza que le habían dado antes.

"ya has perdido a dos compañeros" no hace contacto visual con el rubio pero esa información no le gustaba, sobretodo cuando insinúa que se ha comido a Reiv, no podía ser cierto, pero tampoco podía descartarlo del todo pues no sabía lo que había hecho durante esa semana, no recordaba nada de cuando se encontraba convertido, puso la frente en el suelo, las imágenes difusas de esa noche en la arena le estaban llegando nuevamente, podía ver a Reiv... solo unas palabras "Joder Kyllian, soy yo, Reiv" probablemente intentaba razonar con él, pero dudaba de que lo hubiera conseguido. cuando dice lo de la chica ya le suena un poco más a cuento chino, estaba claro que lo que quería era asustarlos, sobretodo al chico nuevo, no pensaba que de verdad matara a la chica si pensaba que tenía información, después de todo él seguía vivo y no tenía nada que ofrecerle a parte de un espectáculo sangriento en el que había participado en contra de su voluntad, más o menos.

levanta la cabeza y sonríe para ocultar su preocupación, por Reiv o por sus nuevos compañeros de celda, si conseguía enfadar a Éamon para que se centrara en él al menos los chicos tendrían unas horas más de tranquilidad -Que te jodan Éamon, me importa una mierda lo que les hagas y no conseguirás que me sienta culpable por lo de Reiv, solo le vi un día y ni recuerdo haberlo matado, no vas a conseguir nada de mi.- su tono de voz no sonaba con toda la seguridad que lo había hecho hace un mes cuando llegó, tampoco le quedaban fuerzas para luchar pero le habría encantado escupirte otra vez en la cara. -una mierda, prefiero que me mates ya antes que tener que ver tu cara de amargado todos los días, ya tuve suficiente con una semana de visitas para los latigazos diarios.- dijo frunciendo el ceño pues aquello no auguraba nada bueno para él, poniéndole los pelos de punta.

Al final si que me habia echado alguna cabezadita que otra, pero como de costumbre, muy a saltos, no llegaría a dormir ni quince minutos seguidos. Pero fue durante un lapso de estos quince minutos que los soldados entraron y sin previo aviso, se dedicaron a liarme con unos cables metalicos bien apretados. Al sacarme ellos del sueño no pude ni reaccionar. Aunque era perfectamente consciente de como manejaban mi cuerpo a voluntad suya, pero no podia ni resistirme, ni mover el cuerpo o abrir los ojos, aunque oia todo lo que decian.

"MIERDA, MALDITA PARÁLISIS DEL SUEÑO, AHORA NO, AHORA NO!! NO!"

Noté que me dejaban sentado contra una pared. Aun no podia abrir los ojos pero escuchaba a uno hablar, debia ser el jefe. Un porrazo metalico....ministro de los imbeciles? Ese era el tal Eamon? Mencionó a Rosse. Perdido, como que perdido? No. No podian haberla matado asi sin mas. Muchas molestias capturando para luego cargársela tan rapido, no? Vale que Rosse podia ser muy testaruda pero....

Mi mente iba a mil por hora pero mi cuerpo pasaba de mi. A ver, relajacion, Lucio me lo habia dicho muchas veces, contra la paralisis no se puede luchar. Relajate, poco a poco, primero las extremidades....

"ella morirá pronto"

Su conversacion avanzaba y yo poco a poco logré abrir los ojos, enfocandolos finalmente. Si, aquel debia de ser Eamon. Sonaba a sádico manipulador por todo lo que le decia al otro. Conseguí hablar, pero en voz bajita, como si aun estuviese medio dormido.
-Tú...tú eres ese tal Ramón del que tanto hablan...? - disculpen mi lenguaje, es que soy chino, los nombres occidenatales se me van. - ...vaya vergüenza de líderes tienen los ingleses. - farfullé, escupiendo al suelo con desdén. Si asi trataban a su gente....no, no eran estos los valores que mi familia me habia enseñado.

Dejo que el agresivo feral suelte todo el veneno que tiene contra mí en forma de palabras, que es lo poco que puede hacer ahora. Permanezco erguido ante él con mi gesto entre el desdén y el aburrimiento, como si simplemente estuviese esperando a que dejase de hablar e insultar. En realidad no me voy a quedar quieto todo el rato ante sus bravuconadas, es sólo que no merece la pena que conteste a la mayoría de las cosas que dice. Su reacción es muy contraria a la de Juliet, que no sé si de verdad estaba impasible o simplemente fingía. Veremos qué tal actúa con Blair, eso quiero saberlo, incluso puede que nos de tema de conversación para cinco minutos.

Finalmente le suelto una bofetada a Kyllian en la mejilla con la mano vuelta, con tanta fuerza como desprecio puedo imprimirle. - Cállate de una vez. Si no te sientes culpable pues mejor para ti, no esperaba menos de un asesino como tú. Quien si se acordará de ti será la madre de su futuro hijo, vaya que si se acordará... - comento por el simple hecho de generar odios y enemistades. - En otro orden de cosas, no. No te voy a matar, al menos no todavía. - me doy media vuelta al escuchar a Ling despertarse, llamándome por otro nombre que se parece al mío. Deberían deportarle del país, por no aprender a hablar. Que se queja de líderes de los ingleses...pues va listo. - A mi tampoco me gusta que existáis y aquí estáis, qué se le va a hacer. Pero un tío que sale de una isla que cae del cielo no tiene autoridad ninguna para hablar. Seguro que tu amiga ya está soltando qué hacíais todos juntos con esos dragones en las ruinas aquellas. ¿Recuperando alguna basura que consideréis valiosa? ¿intentando organizaros? qué pena dais...si acabasteis todos huyendo y desperdigados...- decido darle la espalda a Ling par volver a centrarme en Kyllian, pensando que lo mejor va a ser llevarlo a otro lado para poder empezar con el plan. Adopto un tono de voz menos agresivo, pero igualmente firme y sin opción a réplica.

- Te han estado contando mentiras toda la vida. Y aquí estás, furioso y confundido porque no sabes lo que pasa. La gente que conozcas aquí no son tus amigos...tú mismo lo has dicho antes. Qué más te da haberte comido a un tipo que conociste durante un día a lo sumo. Y qué más te da que pierdas para siempre de vista al chino ese de la isla voladora. Nada. Sólo sobrevivirás si eres egoísta. En realidad no perteneces a ningún bando, o eso dijiste. Esto va de sobrevivir, y todo depende del punto de vista. Ya está claro que nadie vendrá a salvarte, así que...¿qué esperas que suceda aquí? ¿qué piensas que va a pasar?

Aquella bofetada termina por desequilibrarle y cae nuevamente al suelo, se lame el labio pues el rubio había conseguido hacerle una herida que ahora sangraba, se incorpora y escupe hacia un lado la sangre que se le va a cumulando junto con la saliva, frunce el ceño y está a punto de contestarle cuando Éamon habla nuevamente, si por alguna razón de verdad se había cargado a Reiv le iba a sentar mal, era un buen tío pero la noticia de que iba a ser padre le cambia por completo la expresión, suavizandola y pasando a ser de desesperación, si en ese momento tuviera orejas, las tendría gachas pues la idea de dejar a un niño sin su padre no le gustaba nada, hace unas horas hablaba con desprecio de los humanos que mataron a los suyos y ahora se había convertido en uno de ellos.

ignora por completo lo que le dice a Ling, la idea de haber matado a Reiv, pensar en la madre de su hijo, en la pobre criatura que crecería sin saber nada de su padre y con lo hijo de puta que era Éamon, hasta les daría una foto del asesino, puede que un vídeo de cómo una bestia se comía a su padre. le dolía la cabeza y a pesar de no haber probado bocado sentía que iba a vomitar, arrodillado en el suelo nuevamente puso la frente en el suelo, no sabía si llorar o ponerse a gritar, hasta se le habían quitado las ganas de pegarle a Éamon, solo sentía una gran culpabilidad ante la posibilidad de haberse comido a Reiv.

suspira, de nuevo el rubio empieza a comerle la cabeza, pero ya no le quedaban fuerzas para resistirse o replicar. -Ya me da igual, no sé que va a pasar, sólo déjame en paz, haz lo que quieras... me rindo.- dice totalmente derrotado entregándose a la merced del mandatario.

No contesté a las provocaciones de eamon al respecto de la isla, o rosse, o lo que podían estar sacandole. Mire bien mis cables cuando me dio la espalda.... No, no había modo humano de desatar eso.

Lo que le decía eamon a kyllian tenía miga. Eso no era tortura solo física, era psicológica. No para de soltar mentiras entre lo que quizá fueran medias verdades

- no le escuches kyllian...te está mintiendo. No te rindas.

Fácil decirlo... Difícil de hacer.

- esto es venganza o que? Tantas molestias en unos seres mágicos. Tskk....

Esperaba que el moreno no se rindiera, aunque también.... Quizá estaba buscando un modo de sobrevivir y ya.

Nadie aguanta eternamente. Todos acaban cediendo, en un momento o en otro. Ya sea el cuerpo o la mente, terminan sucumbiendo al continuo maltrato. El punto de ruptura de Kyllian llega con la falsa noticia de que ha dejado huérfano a alguien que ni ha nacido ni considero todavía un ser, pero es suficiente para hacer que la grieta termine de agrandarse, rompiéndole los esquemas. Tal vez sea sensible a ese tipo de asuntos, puede que perdiese a alguien de esa manera o que no sea la primera vez que lo hace. Como sea, ha servido para que caiga de rodillas ante mí, sin tanta palabrería ni ganas de luchar. En el fondo tiene su punto de entretenimiento, que participen del juego, pero que acaben perdiéndolo, desesperados. Lo tengo en el punto que quería, en el que todo le da igual. A partir de aquí podré reconstruirle, tratando de moldearlo para hacer que su voluntad me pertenezca. El proceso será lento y costoso, pero puede que resulte útil a la larga.

- Aceptación...es el primer paso para volver a levantarte, buscando un nuevo camino. Ahora sabrás toda la verdad, Kyllian. Aún no lo recuerdas, pero recordarás. - ahora hay que empezar a hacer que dude de su realidad, algunas drogas serán también de ayuda. Me agacho para poner las manos en los hombros de Kyllian, haciendo que se levante ejerciendo cierta fuerza, pero sin violencia. Lanzo una mirada de 'cállate' al chino que intenta romperme el circo, dedicándole unas cuantas palabras.

- Estás muy confundido si decides llamar mentir al hecho de contar una verdad fea. También confundes venganza con justicia. Simplemente estamos recuperando la paz y el mundo que vosotros quisisteis echar a perder. Pronto todo volverá a ser como debería, y sólo sobrevivirán aquellos que sean aptos para vivir en nuestro nuevo mundo, aquellos que acepten cuál es su lugar. Piensa de que lado estarás. No ganaréis la guerra, pero podéis decidir si vivís o si morís. - le vuelvo a dar la espalda, dirigiendo a Kyllian por los hombros para empezar a guiarlo hacia la puerta. - Tu vida mejorará a partir de ahora. Ya no puedes caer más bajo...o tal vez sí. Sólo puedes salvarte con la ayuda de un líder, con mi ayuda. - sigo susurrando a Kyllian, abriendo por fin las compuertas para llevármelo de allí con la ayuda de los guardias.

No, no estaba aceptando una mierda, solo quería que se acabase todo eso de una vez, estaba muy cansado de todo, llevaba un mes metido en ese lugar en el que lo torturaban diariamente y en el que había matado a una de las pocas personas que le mostraron amabilidad en ese infierno. Éamon hablaba sobre algo, ¿la verdad? ¿qué demonios estaba diciendo? cuando le echa hacia atrás lo mira a los ojos, haciendo un pequeño gesto con los hombros en plan "no me toques", se levanta pero tarda un rato mientras el otro sigue con su palabrería.

verdad fea, justicia por venganza, recuperar la paz... sin duda alguna palabras de un dictador chiflado, ni le presta atención pues sabe perfectamente que intenta hacerle cambiar de opinión, ni de coña lo va a conseguir de esa forma. Se deja llevar por él hasta la puerta "tu vida mejorará" dice, menudo payaso, algo se traía entre manos pero en algo tenía razón y aunque no le gustaba la idea, Éamon era su billete de salida, ya fuera con vida o sin ella.

Cuando los guardias le ponen las manos encima hace lo mismo que antes con Éamon pero con algo más de agresividad, frunce el ceño y les gruñe -¡A mi no me pongais las manazas encima! puedo caminar solo, capullos!- uno de los dos se echa hacia atras, puede que le viera convertido en Feral y algo de respeto se había ganado, sale por la puerta echando un último vistazo a Ling -Buena suerte Ling... espero que no volvamos a vernos dentro de este lugar- dicho esto, sale por la puerta andando justo detrás de su verdugo.

Miré al tal eamon incrédulo, de verdad se creía lo que decís o en su interior eran todo patrañas? Mi cara de espanto mezclada con enfado era bastante evidente.

- tu nuevo mundo no va a durar eternamente, recuérdalo cuando trates a los prisioneros de tus enemigos porque en algún momento verás la otra cara de la moneda.

Hablé en voz baja Pero con firmeza, dejándome llevar un tanto por las emociones. Podía sonar fútil amenazar a alguien en mi estado, pero aunque yo no pudiese hacer nada sabía que los demás no dejarían de luchar por arreglar todo esto. Por eso debía proteger todo lo que sabía respecto al castillo o nuestros avances. Aunque... Aquello me costase la vida.

Levantaron a kyllian, parecía tan destrozado.... Había sido aquella noticia de dejar huérfano a un crío lo que lo había roto. Aun así me deseó suerte.

Me gustaría haberle podido responder algo similar pero solo pude abrir la boca, el habla me había abandonado. Solo cuando oí la pesada puerta de metal cerrarse pude decir algo, aunque no salieron más que palabras en mi idioma natal. Probablemente insultos hacia aquellos humanos.

Me habían dejado las ataduras. Forcejee inútilmente durante largos minutos para ignorar el miedo o la ansiedad en mi interior por haber pedido a mi amiga y a un compañero, de tener la certeza que no los estarían tratando lo que se dice precisamente bien. Sin embargo no podía permitir rendir mi mente. Aunque era difícil. Intenté recordar algunas cosas que solía decirme mi padre, siempre tan obsesionado con la senda del guerrero...

Gruñi y eche cabeza hacia atrás. Me esperaban unos días muy largos aquí.

Había pasado alli ni se sabe ya cuantos dias en la mas absoluta soledad. No habia vuelto a saber nada de Rosse, ni de Kyllian, nada. El silencio era desesperante, y cuando estaba solo me dedicaba a canturrear para ocultarlo.

Pronto comenzaron los interrogatorios, las primeras preguntas sin violencia, pero las palizas no tardaron en hacerse esperar para obtener respuestas por mi parte. A parte de palizas, preguntas, palizas y mas palizas, poco más interesante podria decirse que me ocurriese.

Porque habia decidido hacerme el sueco, fingir que no sabia nada. Me habia mentalizado hasta el punto de creerme mi propia mentira y que ni el dolor hasta el momento sufrido lograra sacar una confesion descuidada.

Ese dia ya no estaba atado, solo tirado en la celda con unas cuantas heridas abiertas y costillas fisuradas, descansando sobre un costado de mi cuerpo. No me habia mostrado chulito, ni desafiante, ni nada por el estilo, tal como me recomendó el gruñon del gato. Simplemente no les habia dicho nada a los cientificos. Suspiré, guarreando con una gota de sangre que habia en el suelo, para entretenerme. Habian pasado dias y los mios aun no habian podido hacer ninguna jugada maestra...y si de verdad esta vez perdiamos la batalla? Y si Rosse ya estaba muerta?

Bueno, en ese caso, quedaba poca cosa por perder.

"lo peor es no saber que esta pasando afuera"

Se abrieron las puertas de mi celda entonces. Me incorporé, pausadanente. Me obligaron a ponerme de pie y volvieron a sacarme de alli, solo que esta vez, no fuimos en direccion a las salas de interrogatorios.

Habían tardado bastante en llegar desde el palacio de buckingham hasta los campos de concentración pues debían ir desde en mismísimo corazón de Londres hasta las afueras, tuvo tiempo para pensar, quizás volver a Boston una temporada, los niños aún no conocían a su abuelo ni Estados Unidos, alejarse de toda esa locura, siempre pensó que los europeos estaban un poco locos, volver a su hogar el cual había dejado por Éamon... aunque ahora tenía un trabajo que debía cumplir, puede que solo los enviara a ellos y podría visitarlos en vacaciones y por supuesto no pensaba decirle absolutamente nada al padre.

cuando por fin llegan a la puerta le hacen el reconocimiento rutinario, a ella y los que la acompañaban, parecía una noche tranquila como cualquier otra. lo primero que hace con sus dos mascotas es llevarlas al laboratorio, obviamente bien esposados y amordazados, quería comprobar si los chips que debían ponerles al haber llegado aún eran funcionales, por norma general iban en el cuello y con tanta descarga podrían haberse estropeado y ahora que pasaban a ser oficialmente parte del resto de infelices de los campos, los necesitaban al 100% desgraciadamente y para su sorpresa ninguno de los dos lo llevaba, no se los habían puesto al llegar y obviamente semejante error hace que pague parte de su ira con uno de los científicos -ponedles inmediatamente los chips, es más, quiero que pongáis los de nanotecnología, para ayer es tarde, lo quiero ahora mismo o alguno de vosotros se va de carne de licántropo a la arena!!- obviamente no era un farol, era muy capaz.

Los minions se dieron prisa en cumplir la orden que se les había dado, ahora solo quedaba llevarlos a la cuarentena, en celdas separadas, no volverían a verse ni oírse, se había acabado la benevolencia para ellos. Los soldados los llevaron hasta allí, les rompieron la ropa a ambos y les dieron los harapos típicos de esa zona, empujándolos a las húmedas y malolientes celdas en las que pasarían el resto de sus días, o ese era el plan. Una vez que se ha asegurado de que todo es correcto y no ha habido problemas se marcha de nuevo al laboratorio, pues tenía asuntos pendientes en ese lugar.

La noche de "fiesta" termina de la peor manera posible para Juliet y para mí. Miedo, desesperación por pensar que íbamos a explotar ahí mismo, falta de cordura, reacciones impulsivas, descargas eléctricas, dolor, empujones....vuelta al encierro. Ese podría ser la historia de lo sucedido, con el añadido de la incertidumbre de no saber lo que nos va a pasar ahora. Nada más llegar nos drogan para dormirnos, de tal manera que no nos enteramos de lo que nos hacen al pasar por el laboratorio, ni sabemos qué ha sido del otro ni a qué lugar se lo han llevado. Cuando despierto de nuevo noto que la cabeza me da vueltas y veo bastante mal, sólo distingo a un par de figuras borrosas que me arrastran por un pasillo, empujándome a una celda sin muchos miramientos. Allí caigo al suelo por la falta de coordinación, quedando tendido boca arriba para ver el oxidado techo de la celda de la zona de cuarentena. Reconozco el lugar, a pesar de tener la mente bastante embotada todavía. El cuerpo me va doliendo más conforme van desapareciendo los efectos de la sedación, ahora siento el daño por las repetidas descargas.

Me incorporo cuando por fin, tras un buen rato, consigo espabilarme definitivamente, volviendo a ser consciente del todo de la situación. He vuelto al punto de partida, aunque ahora estoy totalmente aislado. Se han llevado a Juliet a saber dónde, y probablemente quieran matarnos a los dos. Seguramente sólo nos tengan aquí a la espera de que tomen la decisión de cómo eliminarnos definitivamente. Ahora sí que he perdido la esperanza por completo, no encuentro nada que decirme a mí mismo para animarme, nada que me haga pensar que puedo cambiar esto. Sólo encuentro amarga resignación, por mucho que odie ser de ese tipo de personas que se rinden. Apoyo la frente contra las rodillas y rodeo mis piernas con los brazos, cerrando los ojos al notar que las lágrimas comienzan a agolparse en éstos. - soy un puto idiota...por mi culpa ella también ha acabado así... lo he estropeado todo... murmuro de manera entrecortada hablando conmigo mismo, quedándome así bastante rato en esa absurda espiral autodestructiva, hasta que escucho las alarmas que suenan por toda la base. Eso me hace reaccionar y hacer que me ponga en pie todo lo rápido que puedo, pasándome el antebrazo por la cara para limpiarme los ojos. Si creo que es lo que significa...tal vez no estemos perdidos del todo. Por fin algo de ayuda, por fin. Voy hacia la puerta de la celda para pegar la oreja, intentando escuchar algo que no sea la alarma, pero no se escucha demasiado.

Desde ese momento en que la descarga recorrió su cuerpo, principalmente su espina dorsal, se mantuvo en un estado de suspensión. Veía lo que pasaba frente a sus ojos, pero no lograba enfocar nada. Sin embargo, si lograba sentir un profundo dolor, muy dentro en su vientre y que salía hasta sus caderas y lo bajo de su espalda. El mismo dolor atenazaba sus movimientos y agarrotaba sus músculos, impidiéndole más movimiento que el de seguir el ritmo de la camioneta.

Aparentemente no les había bastado con sedarla una vez, pues volvieron a hacerlo, esta vez con un poco más de medicamento según veía. No tardó entonces en perder el conocimiento. En su inconsciente solo podía lamentarse de no haber podido echarle a Reiv una última mirada, una última palabra antes de despertar sola en un mal lugar en un mal momento.

Cuando abrió los ojos, el dolor se había triplicado. Pudo abrazar sus rodillas, tratando de encontrar un momento cómodo, pues incluso le dolía respirar en la base del estómago. Tenía miedo. Mucha parte era de admitir que quizás la Alianza no estaba mintiendo sobre el embarazo, y otra más retorcida era su pensamiento de que quizás lo estaban provocando ellos mismos para darle una lección por lo que acababan de hacer.

Mientras se retorcía, trataba de estar lo más apretadita posible, como si aquello le fuera a quitar el dolor de alguna manera. Apretaba las rodillas contra el pecho mientras giraba en el piso de lado a lado. En algún punto prefirió comenzar a morderse los labios, las manos y las uñas antes de comenzar a gimotear y llorar por el dolor. No quería que los científicos se acercaran a ella. No quería hacer ruido pues la sacarían. Solo quería estar sola, poder pensar adecuadamente y tratar de calmar el dolor. Sentía que aquello era parte de una venganza por dudar de su propio embarazo. La pregunta era si acaso sería por culpa de un bebé vengativo o la Alianza vengativa.

Si bien, el incesante sonar de las alarmas le trajo una nueva preocupación, ni por la mente le pasó que aquello pudiera significar algo bueno para ella. En su mente solo existía ese dolor punzante que no le dejaba respirar y que hacía de su vida una tortura.

Éamon le había perdonado, había tenido la bondad de hacerlo a pesar de que él lo había herido y estaba realmente contento y agradecido, salir de aquella celda blanca era casi refrescante a pesar del estado del resto de instalaciones por las que iba pasando a medida que ascendía hasta el sector de cuarentena, no quería admitirlo pero sus ojos se adaptaban mejor a los entornos con poca luz. Aún estaba con la cabeza un poco embotada pero se sentía mucho mejor, le habían dado ropa nueva, algo que no fuera el pijama blanco de manicomio, algo para distinguirlo de los demás seres mágicos ahí encerrados que se negaban a colaborar y ser gente de provecho para la alianza, esos rebeldes ciegos que no conseguían ver que Éamon solo quería lo mejor para todos, pero él estaba dispuesto a luchar por la causa, a luchar por él y cubrirle las espaldas, asiente ante las órdenes que le da el rubio, si encontraba a alguno de los intrusos intentando liberar a los prisioneros, se encargaría de que ninguno de los dos saliese de allí.

Por fin consigue llegar hasta el sector II, el caos era reinante en todas partes, lo primero que vio fue a un par de científicos discutir frente a una celda, a pesar de estar tan lejos pudo escucharlos perfectamente "yo primero, fui yo quién le dijo lo de la chica a la señora Blair!" mientras el otro replicaba "y yo lo de los ejecutores, así que me toca a mi!" por otro lado un par de científicos más acompañados de soldados se daban prisa en entrar a las celdas y hacer algo, a medida que se acercaba escuchaba un "ah!" acompañado de lo que parecía ser el ruido de algo mecánico o con aire a presión, puede que les inyectaran algo pero eso a él no le importaba, se acercó a los científicos que discutían para hablarles -Eh! ya basta pili y mili! nos están atacando, que parecéis tontos ahí parados discutiendo, si vais a hacer algo hacedlo ya antes de que los intrusos lleguen aquí!- los dos científicos se quedan como mirándose entre ellos, luego lo miran a él, parecen conocerle de algo pues no saben que creer, el chico de pelo negro frunce el ceño antes de gritarles -¡QUE MOVÁIS EL CULO, JODER!- ambos hombres pegan un salto y empiezan a moverse de un lado a otro como desorientados, tipo pollos sin cabeza hasta que por fin entran a la celda, casi se le escapa una carcajada al verlos.

Echa un vistazo a la celda que han abierto, en su interior una chica pelirroja estaba tirada en el suelo, los científicos parecen algo perplejos al verla, decide entrar y acercarse un poco, la pobre muchacha parecía sentir mucho dolor, de repente un olorcillo muy sutil le golpea la nariz, le era bastante familiar pero no es capaz de decir que es, en ese momento su mente le lanza algo parecido a un flasback, ya había visto a esa chica antes y el olor... -...está... está embarazada, huele a feromonas... y a sangre...- los científicos lo miran y también a la chica, uno de ellos saca lo que parece una radio pidiendo permiso para trasladar a la chica hasta la enfermería, parecían bastante apurados, unos cuantos minutos después aparecen otros dos corriendo con una camilla para llevarsela de allí.

Tras los cambios de ropa pertinentes ascendemos varios niveles hasta llegar al de cuarentena, comprobando nada más llegar el caos que reina en el sector. Es como si se estuviesen todos preparando para una invasión, y sinceramente, no entiendo ese temor. Seguro que sólo son cuatro idiotas que pocos problemas pueden ocasionar. Echo un vistazo alrededor mientras camino al lado de mi nuevo experimento, aunque todavía sigo reticente con él debido a las malas experiencias que estos seres acaban dando siempre. Él será la última prueba, y algo me dice que tarde o temprano me arrepentiré de haber seguido tentando a la suerte. Saco un cigarro para encenderlo durante el transcurso de nuestro repaso a la zona, reparando entonces en dos científicos que discuten sobre algo que ha dicho Blair, sobre unos ejecutores, y sobre una chica. A saber qué han estado contando ese par de nerds. Dejo que sea Kyllian el que se acerque a los científicos, es buena ocasión para comprobar qué tal lo hace. Me llama la atención su determinación al soltarles las cosas, el tiempo de encierro no ha mermado el carácter del feral. Los científicos están al tanto de que es sujeto de experimento, así que no abren sus bocazas para estropear el momento, siguen el juego.

- Ya habéis oído. Haced lo que tengáis que hacer. - ordeno de manera autoritaria, acercándome a la celda que abren. En ella se encuentra la chica que amenazó con estallar la bomba junto a mí, así que la miro con profundo desprecio. Podría dispararle aquí mismo y acabar con su sufrimiento, pero eso sería casi como hacerle un favor. Ladeo la cabeza levemente para mirar a Kyllian con interés, sorprendido de que con sus sentidos de feral pueda percibir que la chica está embarazada. Eso da bastante fiabilidad a lo que dijo sobre Leila, pues en este caso no hay duda de que la prisionera lo está. O tal vez ya no... a juzgar por su estado parece que el golpe que le he dado y la descarga eléctrica han podido afectarla.  No menciono a Kyllian que nosotros hemos podido ser los causantes de un posible aborto, simplemente ordeno a los científicos que la saquen de aquí para llevarla a la enfermería. - Encargaos de que no muera ninguno-  no todavía, me hubiese faltado añadir. - Puede que todavía tengan posibilidad de reintegrarse, por lo menos el futuro hijo. - suelto para quedar bien delante de mi nuevo experimento, que piense que intentamos reformar a todos los que podamos.  Observo cómo la sacan de allí, poniendo después una mano sobre el hombro de Kyllian para guiarlo a la siguiente celda.  

- Intentarán llevársela, sin duda. Con nosotros estará mejor, daremos un futuro a las nuevas generaciones. - comento antes de usar la llave maestra para abrir la siguiente celda, sin sorprenderme demasiado por la persona que encuentro ahí. Era de esperar, teniendo en cuenta que en la de al lado estaba Juliet. Poner a Kyllian frente a Reiv puede ser una buena prueba para comprobar la firmeza de los recuerdos implantados y si todavía tiene demasiadas interferencias con ciertos recuerdos pasados. No se conocen demasiado, pero sí hicieron una especie de "colaboración" en la arena. Incluso Reiv alentó a Kyllian para decirle que yo era el verdadero enemigo.  

- A él también querrán llevárselo. Y está condenado, se ha atrevido a atacar al ministro Wilhelm, además de haber perpetrado otros muchos crímenes.  ¿Qué harías con él, Kyllian?  ¿cómo ejercerías justicia? - pregunto en voz bajaa sus espaldas, todavía con mi mano en el hombro, como si fuese un Lord Sith comiéndole el coco al futuro Darth Vader.  Dejo unos segundos para que me de su respuesta, añadiendo una sugerencia de mi propia cosecha. - Tal vez haya que romperle algo para que no pueda correr ni huir, en caso de que vengan a por él. - susurro en voz todavía más baja, acercándome un poco a su oído, buscando así azuzarlo contra Reiv.

Aguardo unos minutos más con la oreja pegada a la puerta, pero no consigo enterarme de nada más, entre el sonido de la alarma y lo grueso que es el metal de la puerta. No sé cuánto tiempo ha pasado desde que empezaron a sonar, pero tal vez lleven cosa de 10 o 15 minutos, por lo que no tengo ni idea de si han conseguido contener el ataque exterior, o si los asaltantes han conseguido entrar ya. La incertidumbre y la impaciencia me pueden, así que decido gritar y golpear la puerta con los puños para ver si alguien es capaz de oírme, aún a riesgo de que vengan los guardias a soltarme más descargas. No pasa mucho rato hasta que alguien viene a abrir la puerta, aunque hubiese preferido que fuesen guardias en lugar del monstruo que se presenta ante la puerta. Retrocedo varios pasos hasta chocar con la pared de la celda, esperando lo peor, como que vaya matando uno a uno a los presos de la celda antes de que alguien intente rescatarlos. No tardo más de unos segundos en darme cuenta de que Éamon no viene solo, provocando que tenga una especie de déjà vu por la situación de volver a estar Kyllian y yo en una celda, con Éamon como maestro de ceremonias. Aquella vez no acabó nada bien, y dudo que lo haga ahora.

- ¡Kyllian! - suelto en voz alta cuando por fin reacciono, aliviado por verlo vivo a pesar de lo poco que pudimos conocernos. Cuando pasas tanto tiempo encerrado y en esas condiciones te aferras a lo que sea, incluso a personas que en una situación normal ni hubieses conocido. - ¿estás bien? ¿qué te pasó después de la pelea en la arena? - interrogo acercándome unos pasos a él, aunque enseguida me doy cuenta de que algo no va bien. Éamon le habla de una manera muy diferente a la que le habló la otra vez, haciendo preguntas extrañas como por ejemplo qué haría el feral conmigo. También me llama la atención la ropa que lleva, nada que se asemeje a la ropa de preso que llevo yo, como si le hubiesen ascendido o hecho jugar un rol similar al de Juliet cuando la obligaron a encargarse de entrenar a los presos de la arena. - ¿qué te han...hecho? - lo miro extrañado al acercarme un poco más, sin terminar de entender de qué va esto. - No le escuches. - replico muy serio en cuanto veo que Éamon le susurra algo al oído, reaccionando con rabia para abalanzarme contra el político y así intentar abrirme paso hacia el exterior. Esta vez puede que sirva de algo, si de verdad ha venido ayuda ya no estoy solo para intentar escapar. -¡Vamos, Kyllian! ¡si nos lo llevamos de rehén podremos escapar, han venido a por nosotros! ¡ayúdame a encontrar a Juliet, la chica con la que peleaste en la arena!

Se iba a disculpar con Éamon por hablarle así a los científicos pero en las circunstancias en las que se encontraban aquella actitud lo desesperaba un poco, por no hablar de que normalmente era impaciente, sin embargo el rubio no estaba enfadado, por el contrario, apoya su decisión y reafirma la "sugerencia" que había dado a los dos hombres, haciendole sentir importante, alguien de provecho y de confianza, no podia estar más contento. La escena dentro de la celda también es algo que le acerca aún más a su pensamiento de que Éamon es el líder que necesitan pues da la orden para que no dejen morir a esa chica ni a su bebé, tal acto de bondad y misericordia eran sin duda dignos de admirar -Estoy seguro de que ella también se dará cuenta de que esto es lo mejor para los dos, si se niega siempre se puede salvar al pequeño, no tiene la culpa de nada y merece un mundo mejor- dice aquellas palabras totalmente convencido de lo que dice, sin duda alguna palabras de la ameba cerebral invisible que llevaba en la cabeza.

Después de salir de esa celda pasan a la continua, las palabras de Éamon hace que frunza ligeramente el ceño pues si intentaba escapar o los de fuera querían sacarlo de allí no podría rehabilitarse ni ser de ayuda para la sociedad, el chico moreno se levanta y le mira, parece feliz de verle y le conoce pues lo llama por su nombre, eso lo desconcierta pues no logra identificarlo, da unos pasos hacia atrás en cuanto se acerca, mirando a Éamon  y luego al chico -no te acerques! No sé cómo sabes mi nombre pero no te conozco... a continuación viene la pregunta de Éamon a la cual responde sin quitarle los ojos de encima al moreno -inmovilizarlo, atrapar a los que vengan a por él y en el peor de los casos asegurarme de que no salen de aquí... -..

La sugerencia de romperle algo no anda muy desencaminada de lo que había pensado, el chico le dice que no escuche lo que le dicen pero tal acto es impensable para él -¿qué me han hecho? Lo mismo que a todos los que están aquí, darme una segunda oportunidad, lo mismo pueden darte a ti, os empeñais en luchar contra la bondad que nos ofrece la alianza...- al instante el mágico se abalanza contra Éamon, a lo que él responde poniéndose en medio y ayudado por la inhercia que lleva el moreno, levanta la pierna y le da una patada en el pecho tirándole al suelo del impacto, se apresura a lanzarse sobre el chico sujetandolo, sus ojos dorados casi parecían brillar en la oscuridad -sois todos iguales!!! Unos salvajes que no comptenden y se empeñan en resistirse!!! No te vas a llevar a nadie de rehén, antes tendrás que matarme si tu o los tuyos queréis tocarle un solo cabello a Éamon! Y deja de hablar de la estúpida arena, no sé de qué me hablas, no te conozco ni a ti ni a nadie... Siempre he estado solo- no mentía, pues eso era lo que le habían hecho creer, a sus ojos era el moreno quien intentaba engañarlo.

La respuesta de Kyllian sobre el futuro de Juliet me deja bastante satisfecho, las ideas que le hemos metido en la cabeza han calado bien y ahora lo ve todo bajo la misma óptica que la gente de la Alianza. Por el momento parece que su salida al mundo va bastante bien, y una prueba más para verificarlo es ponerlo cara a cara con Reiv, para ver si lo recuerda de algo. Suelto un sonido de hastío con sólo escuchar la voz del preso, pues lo único que quiero hacer ahora es darle una paliza que lo deje medio muerto. Se lo merece, después de soltar la bomba que ha soltado en la fiesta. Por su culpa Blair y yo hemos acabado peor de lo que ya estábamos. - Perfecto, Kyllian. - apruebo la respuesta que me da sobre las medidas que tomaría él con el reo, incluso le daría una galletita de mascota como recompensa por haber contestado correctamente.

- Exacto, Kyllian ahora es un miembro útil de la sociedad, no como tú, que sólo eres un despojo. Él ha aprendido cuál es su lugar, y lo que debe hacer. Y diría que le va mucho mejor que a ti...jodiste la oportunidad que se te dio, y mira cómo has acabado. - espeto a Reiv con tono moralizante, como si estuviese en posesión de la verdad. Pronto compruebo la fidelidad del feral, que no duda en ponerse delante de mí para protegerme del intento de ataque de Reiv. Era de esperar que me atcase, pero tenía mis dudas sobre si Kyllian me defendería o si simplemente pasaría. No oculto media sonrisa de satisfacción por la situación, ambos peleándose, uno por querer matarme, y el otro por querer defenderme. Retrocedo unos pasos para no quedar en el umbral de la puerta, teniendo mi pistola preparada por si hay que usarla, por si algo se tuerce. Evidentemente no recuerda a Reiv, ni recuerda la arena, sólo es alguien a quien debe eliminar. - Puedes con él, date prisa en pararlo, no dejes que te hiera. - animo a mi experimento, esperando un poco más para ver cómo se desarrollan los acontecimientos. - ¿Puedes terminar el trabajo o tendré que ir yo mismo a partirle las piernas? - cuestiono la velocidad del chico, pero aún espero unos segundos más para ver si se las apaña.