Recuerdo del primer mensaje :
Estos calabozos se encuentran bajo las dependencias de la Guardia de Ouroboros, que son los encargados de proteger la isla. No cuentan con muchas celdas, pues raramente hay crímenes en la ciudad. Los detenidos son custodiados por guardias día y noche. Dentro de la celda se usan las llamadas "cadenas del penitente" para impedir que puedan utilizar cualquier habilidad mágica que les permita escapar.
Éamon O'Connell
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Seguí inmerso en mi propia miseria mental hasta que escuché una voz más o menos conocida, una que provenía de alguna de las celdas cercanas. La feral...otro de mis errores. También había acabado dando con sus huesos en el calabozo, pero no me importaban los motivos. En realidad no me importaba nada de lo que me dijese. Ya no. No me moví del suelo ni abrí la boca durante largos segundos, ¿para qué? jamás saldría de allí. Sólo debía esperar a que dictasen sentencia. Muerte, o prisión para siempre. No sabía qué era peor. Ya no lo sentía tanto por mí, sino por mis hijos.
- Un monstruo no habla con otro. - respondí roncamente al cabo de un rato, sin contestar a la pregunta esa sobre el general. No sabía ni de qué me estaba hablando ni para qué. Si estaba encerrada era por algo. No habían encerrado a nadie más de los suyos, al menos que yo supiese. A nadie le importábamos ni nadie vendría.
- "Vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza..."- murmuré para mí mismo, levantándome sin ganas para ir a tumbarme en el banco de madera que había en la celda. Al menos no moriría de frío tirado en el suelo. O tal vez lo mejor fuese acabar así, antes que vivir encerrado. Una vez fui yo el que encerraba a la gente, y ahora las tornas habían cambiado.
- Un monstruo no habla con otro. - respondí roncamente al cabo de un rato, sin contestar a la pregunta esa sobre el general. No sabía ni de qué me estaba hablando ni para qué. Si estaba encerrada era por algo. No habían encerrado a nadie más de los suyos, al menos que yo supiese. A nadie le importábamos ni nadie vendría.
- "Vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza..."- murmuré para mí mismo, levantándome sin ganas para ir a tumbarme en el banco de madera que había en la celda. Al menos no moriría de frío tirado en el suelo. O tal vez lo mejor fuese acabar así, antes que vivir encerrado. Una vez fui yo el que encerraba a la gente, y ahora las tornas habían cambiado.
Guardia de Ouroboros
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Al menos el hombre no había dado guerra en la fiesta con lo cual avanzaron alejándose brevemente de la fiesta y se desaparecieron de allí directo a los calabozos. Al pasar por recepción uno de los guardias se quedó allí para completar su expediente. Con la carencia de magia del muggle no era necesario ponerle las esposas anti magia pero aún así lo mantenían apresado con éstas, no le afectaría más que en movimiento pero no estaba demás prevenir.
Los guardias, realmente, no dijeron nada más. Tenían sus órdenes y estaban allí para cumplirlas. Avanzaron pasando por la celda de los demás apresados y anotando mentalmente que debían ir a buscar a Andreas, tras eso, abrieron y metieron a Gelion dentro, quitándole las esposas finalmente, y dejándolo estar. Salieron y cerraron la reja para empezar a bajar por el pasillo y seguir con la captura de los humanos en la isla.
Los guardias, realmente, no dijeron nada más. Tenían sus órdenes y estaban allí para cumplirlas. Avanzaron pasando por la celda de los demás apresados y anotando mentalmente que debían ir a buscar a Andreas, tras eso, abrieron y metieron a Gelion dentro, quitándole las esposas finalmente, y dejándolo estar. Salieron y cerraron la reja para empezar a bajar por el pasillo y seguir con la captura de los humanos en la isla.
Gelion Draven
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Había pasado el resto de la noche en aquella prisión. Había más presos, al parecer Ouroboros no era tan ideal como la doctora pensaba. Escuchaba algunas conversaciones, unos cuantos ronquidos y poco más. Tampoco me eran de interés.
Era mucho más productivo pensar la manera en la que conseguir salir de aquel lugar, de evitar aquel juicio. Sabía que por mucho que demostrase que no tenía que ver con la máquina...me colgarían por haber atentado contra vidas mágicas. Irónico que lo llamasen juicio. Irónico que lo hiciesen magos que habían masacrado a gente no mágica.
Unas cuantas horas dando vueltas con la mirada clavada en el pico de la estructura de la cama dieron su fruto. Me senté en el suelo y mirando de reojo al punto exacto cogí impulso con el cuerpo y me propiné un golpe en la nuca contra aquel pico, repetidas veces, con fuerza. Era obvio que algo sucedía, así que los mágicos no tardaron en llegar y sin embargo no paré a pesar de que insistieron en que lo hiciese.
La sangre ya corría por mi espalda, por el cuello y el mareo estaba presente. Estaban a punto de abrir la celda. Les recibiría con los puños en alto, si. Apoyé las manos en el suelo y me incorporé, con esfuerzo. Un calambre encogió mi espalda y sentí la presión en mi abdomen y entonces caí al suelo aturdido.
Escuchaba a los guardias hablar entre ellos, preguntarse qué debían hacer. Tardaron unos minutos en decidir algo, y noté la desaparición abandonando el lugar.
Era mucho más productivo pensar la manera en la que conseguir salir de aquel lugar, de evitar aquel juicio. Sabía que por mucho que demostrase que no tenía que ver con la máquina...me colgarían por haber atentado contra vidas mágicas. Irónico que lo llamasen juicio. Irónico que lo hiciesen magos que habían masacrado a gente no mágica.
Unas cuantas horas dando vueltas con la mirada clavada en el pico de la estructura de la cama dieron su fruto. Me senté en el suelo y mirando de reojo al punto exacto cogí impulso con el cuerpo y me propiné un golpe en la nuca contra aquel pico, repetidas veces, con fuerza. Era obvio que algo sucedía, así que los mágicos no tardaron en llegar y sin embargo no paré a pesar de que insistieron en que lo hiciese.
La sangre ya corría por mi espalda, por el cuello y el mareo estaba presente. Estaban a punto de abrir la celda. Les recibiría con los puños en alto, si. Apoyé las manos en el suelo y me incorporé, con esfuerzo. Un calambre encogió mi espalda y sentí la presión en mi abdomen y entonces caí al suelo aturdido.
Escuchaba a los guardias hablar entre ellos, preguntarse qué debían hacer. Tardaron unos minutos en decidir algo, y noté la desaparición abandonando el lugar.
La Brigada y yo habíamos ido al Taller al que nos habia citado Da Vinci, pero alli solo encontramos una nota pegada a la cubierta del barco, informando de que se habia ido a una boda de emergencia, que lo esperasemos y que no encendiesemos el barco sin el. Como si hubiesemos sabido como hacerlo! Algunos se quedaron en el barco, chusmeando, inspeccionandolo y demás. Pero las horas pasaban y el italiano no aparecía, tanto que dio la noche incluso.
Al dia siguiente, me desaparecí de alli avisando a Gen, Cleo y los demás de que iba a ir a los calabozos a hablar con Leila. Pero antes me pasé por el hospital, para devolver la silla de ruedas y que me dieran algo menos...aparatoso, como un par de muletas, mismamente. Ya iba teniendo algo mas de fuerza como para poder usarlas, al menos. Lo malo es que me dijeron que aun no estaba preparado para mi pata de palo, porque la pedí tal cual, lo cual por cierto les arrancó un par de risitas a las recepcionistas.... tendría que seguir cojo un poco mas de tiempo.
El caso es que me aparecí en el Cuartel de la Guardia, yendo hacia donde estaban los calabozos, a solicitar una visita con Leila. Me hicieron esperar unos largos e incómodos minutos, que me pasé silbando y apoyado contra la pared. Los de los calabozos ya me conocían, asi que me escoltaron un par de ellos hasta la celda donde estaba la feral. Me paré cuando llegamos frente a su celda, y los guardias retrocedieron un par de pasos, pero no nos abandonaron. Recargué el peso de mi cuerpo sobre mi pierna y las muletas, mirando hacia el interior de la celda para buscar a la rubia.
- Hola Leila. Buenas noticias, supongo. Estás a nada de salir de aqui, hemos acabado con la I.A alli abajo. Nosotros nos vamos a ir también en breves. El caso es... hemos estado hablando sobre lo que harías tú, una vez nos marchemos. Estábamos discutiendo si seguirías o no en la Brigada, pero lo primero es preguntarte que intenciones tienes. Qué quieres hacer. Tienes alguna idea?
Al dia siguiente, me desaparecí de alli avisando a Gen, Cleo y los demás de que iba a ir a los calabozos a hablar con Leila. Pero antes me pasé por el hospital, para devolver la silla de ruedas y que me dieran algo menos...aparatoso, como un par de muletas, mismamente. Ya iba teniendo algo mas de fuerza como para poder usarlas, al menos. Lo malo es que me dijeron que aun no estaba preparado para mi pata de palo, porque la pedí tal cual, lo cual por cierto les arrancó un par de risitas a las recepcionistas.... tendría que seguir cojo un poco mas de tiempo.
El caso es que me aparecí en el Cuartel de la Guardia, yendo hacia donde estaban los calabozos, a solicitar una visita con Leila. Me hicieron esperar unos largos e incómodos minutos, que me pasé silbando y apoyado contra la pared. Los de los calabozos ya me conocían, asi que me escoltaron un par de ellos hasta la celda donde estaba la feral. Me paré cuando llegamos frente a su celda, y los guardias retrocedieron un par de pasos, pero no nos abandonaron. Recargué el peso de mi cuerpo sobre mi pierna y las muletas, mirando hacia el interior de la celda para buscar a la rubia.
- Hola Leila. Buenas noticias, supongo. Estás a nada de salir de aqui, hemos acabado con la I.A alli abajo. Nosotros nos vamos a ir también en breves. El caso es... hemos estado hablando sobre lo que harías tú, una vez nos marchemos. Estábamos discutiendo si seguirías o no en la Brigada, pero lo primero es preguntarte que intenciones tienes. Qué quieres hacer. Tienes alguna idea?
La respuesta de Eamon fue muy extraña, eso fortaleció la idea que tenía sobre que se trataba de una ilusión para torturarme, pero no les daría el gusto. No volví a dirigirme a Eamon, el tiempo pasó, hubo revuelo en otra celda mientras yo seguía escribiendo, el frío no cedía así como persistía el olor de Allen y Eamon y comía lo justo para tener energías para matar al viejo león y golpear a Nathan por robar el diario que yo ahora estaba usando.
Llevaba meses encerrada, tenía mucho frío, el olor de Eamon me ponía tensa, estaba tiesa como rulo de estatua, el olor de Allen me tenía rabiosa, si no me salió espuma por la boca fue por un milagro y las manos y los pies me dolían mucho. Justo estaba calentando mis temblorosas manos cuando el olor de Lyka se acercó. Yo me acerqué a su vez a los barrotes de plata con las manos debajo de las axilas para seguir calentandolas para poder seguir escribiendo.
Mis ojos se dirigieron a la parte faltante de la pierna del peliazul, iba en muletas. El frío quemaba mi piel mientras me imaginaba cómo la había perdido y mi mirada se mantuvo fija en su pierna mientras él hablaba. ¿“Lo que harías tú, una vez nos marchemos”?¿Pensaron en una misión para mí? Lo miré a los ojos cuando dijo que discutieron si seguiría o no en la brigada buscando algún gesto en su rostro que delate el veredicto final.
Lo miré en silencio por un largo momento pensando una respuesta. -Quiero un inodoro decente.- Mi voz salió baja y ronca por lo poco que la usé durante los últimos meses, pero si, poder hacer mis necesidades en un inodoro y no tener a gente vigilándome mientras tanto. -Bañarme en lava ardiente.- Apestaba y necesitaba un baño caliente de cloro para sacarme toda la suciedad. -Y lavar el jersey, aunque no sé lavar ropa y tengo miedo de arruinarlo.- Dije por último tomando la prenda para mirar una mancha y olfatearla para comprobar que también apestaba.
Era una de las cosas más importantes que tenía y no quería estropearla. No era como el resto de la ropa que tenía que la había tomado de por ahí y cuando estaba sucia simplemente la tiraba y conseguía otra. En ese momento recordé el diario que Nathan había robado para mí. ¿Dónde estaría?¿Estaría bien?¿Seguiría en la isla o habría bajado?¿Tenía a alguien que lo ayude? Bajar solo podría ser una sentencia de muerte. ¿Cómo iría a tierra firme?¿Quién lo llevaría?¿Se encontraría con amigos o con hostiles?
-Ah y... me preguntaba si podríamos llevar a un amigo a tierra firme... Si él accede, claro, primero debería hablar con él pero... ¿estarían de acuerdo con que nos acompañe por un tiempo?- Ni siquiera sabía si seguía en la isla, tal vez ya se había ido o lo habían echado. -¿Qué decidieron?- Pregunté sobre si seguiría o no en la brigada soltando el jersey y devolviendo las manos debajo de las axilas. -¿Ahora quién manda abajo?¿Los magos, los humanos o los androides?- Un detalle importante.
Me giré para mirar el diario que había dejado oculto en la oscuridad y volví a mirar al suelo fuera de la celda cabizbaja. -¿Qué pasará si lo olvido todo?- La pregunta se me escapó, en parte sospechaba lo que me respondería: “Eso no pasará”. Además durante mucho tiempo olvidé lo que hacía durante las noches de luna llena. -Olvidalo, fue una pregunta tonta, ¿Qué te pasó?- Pregunté rápidamente para cambiar de tema señalando con la barbilla su pierna.
Llevaba meses encerrada, tenía mucho frío, el olor de Eamon me ponía tensa, estaba tiesa como rulo de estatua, el olor de Allen me tenía rabiosa, si no me salió espuma por la boca fue por un milagro y las manos y los pies me dolían mucho. Justo estaba calentando mis temblorosas manos cuando el olor de Lyka se acercó. Yo me acerqué a su vez a los barrotes de plata con las manos debajo de las axilas para seguir calentandolas para poder seguir escribiendo.
Mis ojos se dirigieron a la parte faltante de la pierna del peliazul, iba en muletas. El frío quemaba mi piel mientras me imaginaba cómo la había perdido y mi mirada se mantuvo fija en su pierna mientras él hablaba. ¿“Lo que harías tú, una vez nos marchemos”?¿Pensaron en una misión para mí? Lo miré a los ojos cuando dijo que discutieron si seguiría o no en la brigada buscando algún gesto en su rostro que delate el veredicto final.
Lo miré en silencio por un largo momento pensando una respuesta. -Quiero un inodoro decente.- Mi voz salió baja y ronca por lo poco que la usé durante los últimos meses, pero si, poder hacer mis necesidades en un inodoro y no tener a gente vigilándome mientras tanto. -Bañarme en lava ardiente.- Apestaba y necesitaba un baño caliente de cloro para sacarme toda la suciedad. -Y lavar el jersey, aunque no sé lavar ropa y tengo miedo de arruinarlo.- Dije por último tomando la prenda para mirar una mancha y olfatearla para comprobar que también apestaba.
Era una de las cosas más importantes que tenía y no quería estropearla. No era como el resto de la ropa que tenía que la había tomado de por ahí y cuando estaba sucia simplemente la tiraba y conseguía otra. En ese momento recordé el diario que Nathan había robado para mí. ¿Dónde estaría?¿Estaría bien?¿Seguiría en la isla o habría bajado?¿Tenía a alguien que lo ayude? Bajar solo podría ser una sentencia de muerte. ¿Cómo iría a tierra firme?¿Quién lo llevaría?¿Se encontraría con amigos o con hostiles?
-Ah y... me preguntaba si podríamos llevar a un amigo a tierra firme... Si él accede, claro, primero debería hablar con él pero... ¿estarían de acuerdo con que nos acompañe por un tiempo?- Ni siquiera sabía si seguía en la isla, tal vez ya se había ido o lo habían echado. -¿Qué decidieron?- Pregunté sobre si seguiría o no en la brigada soltando el jersey y devolviendo las manos debajo de las axilas. -¿Ahora quién manda abajo?¿Los magos, los humanos o los androides?- Un detalle importante.
Me giré para mirar el diario que había dejado oculto en la oscuridad y volví a mirar al suelo fuera de la celda cabizbaja. -¿Qué pasará si lo olvido todo?- La pregunta se me escapó, en parte sospechaba lo que me respondería: “Eso no pasará”. Además durante mucho tiempo olvidé lo que hacía durante las noches de luna llena. -Olvidalo, fue una pregunta tonta, ¿Qué te pasó?- Pregunté rápidamente para cambiar de tema señalando con la barbilla su pierna.
Me acerqué un poco más a los barrotes, estuve a punto de apoyar una mano sobre ellos pero detuve el gesto mirando con una mueca de asco el reluciente metal plateado, y retiré la mano a tiempo.
"mas plata no, por favor, justo lo que me faltaba...."
Cuando la vi a ella la vi menos delgaducha que la ultima vez, aunque bastante palida. Vi a donde se fueron sus ojos, era evidente que la cojera llamaba la atención...
Bajé la barbilla mirándola con gesto extraño cuando enumeró las cosas que quería, comodidades básicas, en realidad.
- Ve al grano. - le pedí. Si estaba de broma o algo...no fui capaz de identificarlo. Algo que me estaba mosqueando desde que llegué era el aroma de Eamon O'Connell. Lo habian encerrado aqui ahora que habiamos derrotado a la IA? Entrecerré la mirada, buscando con un barrido visual por el resto de celdas que habia a mi alcance. Pero acompañado por aquellos dos guardias...mi cotilleo era escaso.
- MMMMM nop. - negué categóricamente a la invitación que hizo, tan a la torera, de un amigo suyo. Por desgracia, me habia vuelto un poco mas desconfiado...con ella. - No sé ni quien es. Si necesita un pasaje fuera de esta isla, se lo daremos. Siempre que no cumpla condena por el mismo motivo que cierto rubio que tenéis aqui entrerrejas.... Antes tengo que conocerlo, claro está. Como se llama? Quien es? Puedo ir a buscarlo.
Suspiré, tomando aire para decirle de lo que habiamos hablado.
- Lo votamos entre todos. Ben no quiere que vuelvas, Cleo dijo que primero tuviesemos en cuenta tus deseos, Vyras no votó, Mérida no puede compartir el mismo espacio contigo, e Imram y yo votamos darte una segunda oportunidad a bordo, igual que Genievre. Como ves las cosas estuvieron bastante empatadas... porque los demás no se han enterado mucho del percal.
Oi su pregunta y me encogí de hombros.
- No lo sé, salí hace poco del hospital y no hemos vuelto a ir a Londres. Imagino que habrá mucho caos. Pensabamos en ir a Italia, a ver como quedaron las cosas por alli. Los Renegados se encargaran de Londres.- Lanzó una pregunta acerca de sus recuerdos, estuve a punto de decirle que no iba a perder todos los recuerdos, que no era eso lo que iban a hacer, pero ella misma atajó su pregunta como tontería y cambió de tema rapidamente.
- Se me cayó mientras daba un paseo por el parque. -respondí igual de rapido que habia cambiado ella de tema, aunque de modo inevitable recordé los momentos en la UCI, el dolor de aquellas heridas y la sensación que tuve durante la fase final en el núcleo de que no iba a salir vivo de alli. Era curioso como seguía doliendo aunque no la tuviese, al parecer lo ultimo que recordaban mis terminaciones nerviosas en esa zona era dolor, mucho. - Por la peticion que me has hecho antes, supongo que tu respuesta es un sí.
"mas plata no, por favor, justo lo que me faltaba...."
Cuando la vi a ella la vi menos delgaducha que la ultima vez, aunque bastante palida. Vi a donde se fueron sus ojos, era evidente que la cojera llamaba la atención...
Bajé la barbilla mirándola con gesto extraño cuando enumeró las cosas que quería, comodidades básicas, en realidad.
- Ve al grano. - le pedí. Si estaba de broma o algo...no fui capaz de identificarlo. Algo que me estaba mosqueando desde que llegué era el aroma de Eamon O'Connell. Lo habian encerrado aqui ahora que habiamos derrotado a la IA? Entrecerré la mirada, buscando con un barrido visual por el resto de celdas que habia a mi alcance. Pero acompañado por aquellos dos guardias...mi cotilleo era escaso.
- MMMMM nop. - negué categóricamente a la invitación que hizo, tan a la torera, de un amigo suyo. Por desgracia, me habia vuelto un poco mas desconfiado...con ella. - No sé ni quien es. Si necesita un pasaje fuera de esta isla, se lo daremos. Siempre que no cumpla condena por el mismo motivo que cierto rubio que tenéis aqui entrerrejas.... Antes tengo que conocerlo, claro está. Como se llama? Quien es? Puedo ir a buscarlo.
Suspiré, tomando aire para decirle de lo que habiamos hablado.
- Lo votamos entre todos. Ben no quiere que vuelvas, Cleo dijo que primero tuviesemos en cuenta tus deseos, Vyras no votó, Mérida no puede compartir el mismo espacio contigo, e Imram y yo votamos darte una segunda oportunidad a bordo, igual que Genievre. Como ves las cosas estuvieron bastante empatadas... porque los demás no se han enterado mucho del percal.
Oi su pregunta y me encogí de hombros.
- No lo sé, salí hace poco del hospital y no hemos vuelto a ir a Londres. Imagino que habrá mucho caos. Pensabamos en ir a Italia, a ver como quedaron las cosas por alli. Los Renegados se encargaran de Londres.- Lanzó una pregunta acerca de sus recuerdos, estuve a punto de decirle que no iba a perder todos los recuerdos, que no era eso lo que iban a hacer, pero ella misma atajó su pregunta como tontería y cambió de tema rapidamente.
- Se me cayó mientras daba un paseo por el parque. -respondí igual de rapido que habia cambiado ella de tema, aunque de modo inevitable recordé los momentos en la UCI, el dolor de aquellas heridas y la sensación que tuve durante la fase final en el núcleo de que no iba a salir vivo de alli. Era curioso como seguía doliendo aunque no la tuviese, al parecer lo ultimo que recordaban mis terminaciones nerviosas en esa zona era dolor, mucho. - Por la peticion que me has hecho antes, supongo que tu respuesta es un sí.
Le había dicho cosas que para él tal vez no tenían la importancia que yo le daba, pero estaba expresando deseos verdaderos, información que me hacía más vulnerable de lo que ya era. Los guardias estaban a un par de pasos de distancia, tal vez ahora sabían que si me amenazaban con romper el jersey podían llegar a quebrarme. ¿Él conseguía fácilmente agua caliente en pleno invierno? -Tu querías saber lo que quiero y te lo dije, ya estoy en el grano.- Dije alzando los hombros, no entendía qué más quería saber.
Me quedé mirándolo con la boca abierta cuando se negó de plano a ayudar a Nathan. -Pero... creo que no conoce a nadie más en la isla, está solo...- Intenté convencerlo. Como soldado miembro de la Alianza Humana, sabía que le habían ordenado matar seres mágicos como a mí, y ahora estaba rodeado de seres mágicos. Suspiré un poco aliviada al saber que estaba dispuesto a sacarlo de la isla pero aparté la mirada cuando se refirió a Eamon. Así que él también lo percibía, entonces tal vez estaba ahí de verdad... o no.
En este punto no sabía diferenciar lo que era una ilusión de lo que no lo era, pero seguía adelante diciéndome a mí misma que no importaba si mi realidad era un espejismo, la disfrutaría hasta donde pueda. La verdad es que lo había pensado; llevarnos a Eamon. Los magos de la isla no sabían todo lo que había hecho ¿A él también le borrarían la memoria? Eso era raro, era como empezar una nueva vida pero al mismo tiempo no porque, aunque no recuerdes lo que pasó, el resto sí lo sabía, las marcas no se borran.
Volví a mirarlo a los ojos cuando hablo de que tenía que conocer a Nathan. Fruncí la cara tensando los labios en un gesto que quería decir que no estaba convencida. -Es que... preferiría hablar yo con él primero... aunque te iba a pedir que lo buscaras así que, de una forma u otra, tú hablarías con él primero...- Me puse a pensar en voz alta pero me detuve sacudiendo ligeramente la cabeza. -Bien. Se llama Nathan York, tiene pelo corto, de color negro, una ceja partida, ojos grises, piel blanca, es así de alto- Dije levantando una mano sobre mi cabeza indicándole la altura. -Y huele a romero y puede que un poco a mar salado.- Su olfato de licántropo podría distinguirlo. -Lykaios.- Lo llamé suavemente con el rostro serio y un poco suplicante para que me mire a los ojos. -Tenle paciencia ¿Si? Por favor.- No sabía cómo reaccionaría Nathan o en qué estado lo encontraría o si lo encontraría. -También es posible que ya no esté en la isla, no lo sé, pero si lo encuentras dile que vas de mí parte, pregúntale si quiere que lo llevemos a tierra firme y dile que necesito verlo.- Quería que guarde el diario que ahora tenía todo lo que yo recordaba antes de que me borren la memoria.
Desvié la mirada pensativa al saber el resultado de la votación y asentí. -¿Por qué Italia?- Era un destino curioso, quiero decir... ¿Por qué no Francia o Alemania? -Espera, si no sabes cómo es la situación abajo y supones que es caótica ¿cómo sabes que el lugar donde dejemos a Nathan es seguro? Por eso pregunto si nos puede acompañar por un tiempo.- Pregunté mientras un escalofrío me hacía estremecer. Tuve que morderme el labio para evitar sonreír mientras me imaginaba a Lyka paseando por el parque cuando de pronto su pierna se desprendía. -Ahora tendrás que pararte sobre un solo pié como las grullas, será más fácil saber si estás borracho.- ¿El ave que se sostiene tan solo sobre un pie es la grulla? -¿A qué estoy respondiendo que sí?- Pregunté entornando los ojos.
Me quedé mirándolo con la boca abierta cuando se negó de plano a ayudar a Nathan. -Pero... creo que no conoce a nadie más en la isla, está solo...- Intenté convencerlo. Como soldado miembro de la Alianza Humana, sabía que le habían ordenado matar seres mágicos como a mí, y ahora estaba rodeado de seres mágicos. Suspiré un poco aliviada al saber que estaba dispuesto a sacarlo de la isla pero aparté la mirada cuando se refirió a Eamon. Así que él también lo percibía, entonces tal vez estaba ahí de verdad... o no.
En este punto no sabía diferenciar lo que era una ilusión de lo que no lo era, pero seguía adelante diciéndome a mí misma que no importaba si mi realidad era un espejismo, la disfrutaría hasta donde pueda. La verdad es que lo había pensado; llevarnos a Eamon. Los magos de la isla no sabían todo lo que había hecho ¿A él también le borrarían la memoria? Eso era raro, era como empezar una nueva vida pero al mismo tiempo no porque, aunque no recuerdes lo que pasó, el resto sí lo sabía, las marcas no se borran.
Volví a mirarlo a los ojos cuando hablo de que tenía que conocer a Nathan. Fruncí la cara tensando los labios en un gesto que quería decir que no estaba convencida. -Es que... preferiría hablar yo con él primero... aunque te iba a pedir que lo buscaras así que, de una forma u otra, tú hablarías con él primero...- Me puse a pensar en voz alta pero me detuve sacudiendo ligeramente la cabeza. -Bien. Se llama Nathan York, tiene pelo corto, de color negro, una ceja partida, ojos grises, piel blanca, es así de alto- Dije levantando una mano sobre mi cabeza indicándole la altura. -Y huele a romero y puede que un poco a mar salado.- Su olfato de licántropo podría distinguirlo. -Lykaios.- Lo llamé suavemente con el rostro serio y un poco suplicante para que me mire a los ojos. -Tenle paciencia ¿Si? Por favor.- No sabía cómo reaccionaría Nathan o en qué estado lo encontraría o si lo encontraría. -También es posible que ya no esté en la isla, no lo sé, pero si lo encuentras dile que vas de mí parte, pregúntale si quiere que lo llevemos a tierra firme y dile que necesito verlo.- Quería que guarde el diario que ahora tenía todo lo que yo recordaba antes de que me borren la memoria.
Desvié la mirada pensativa al saber el resultado de la votación y asentí. -¿Por qué Italia?- Era un destino curioso, quiero decir... ¿Por qué no Francia o Alemania? -Espera, si no sabes cómo es la situación abajo y supones que es caótica ¿cómo sabes que el lugar donde dejemos a Nathan es seguro? Por eso pregunto si nos puede acompañar por un tiempo.- Pregunté mientras un escalofrío me hacía estremecer. Tuve que morderme el labio para evitar sonreír mientras me imaginaba a Lyka paseando por el parque cuando de pronto su pierna se desprendía. -Ahora tendrás que pararte sobre un solo pié como las grullas, será más fácil saber si estás borracho.- ¿El ave que se sostiene tan solo sobre un pie es la grulla? -¿A qué estoy respondiendo que sí?- Pregunté entornando los ojos.
- Si, qué querías hacer en referencia a la Brigada, no a tus necesidades fisiológicas, Leila, carajo. - le dije llevandome una mano a la frente, modo facepalm. -Basicamente te estoy preguntando, cuando salgas de aqui modo exilio, ¿vas a seguir con la Brigada de las Mil Grullas, o no? Porque, despues de todo lo que ha pasado, ya ves que hay gente que no quiere que sigas en la tripulación, y otros que aun estamos pensándolo. Y lo mismo no querías seguir en la Brigada, si no buscarte nuevos objetivos, yo que sé. Respondeme a eso. Te he contado lo que opinan tus amigos, o antiguos amigos, y tú solo me estas hablando de ese tal Nathan York. - solté un gruñido, bastante de hartazgo, rascándome la sien. - Literalmente te acabo de decir que Ben no quiere verte a bordo, y si Mérida vuelve algun dia despues de tener al bebé, tampoco, y para eso no tienes respuesta?
Sinceramente, me daba un poco igual que intentase arrancarme compasión por su recién sacado de la manga desconocido amigo. Si estaba solo que hiciese amigos. La tenía a ella, no?
- Pues como ese tipo no venga a verte a los calabozos, va a ser que hablo yo primero con él. - su descripcion no estaba mal, pero no me dijo donde estaba. Y no estaba yo como para andar de perro sabueso por la isla, pateandome todo el terreno en busca de un aroma a romero, la isla estaba llena de romero.
Encogí mis hombros sin mas cuando preguntó que por qué Italia. Pues porque lo habiamos decidido asi en la reunión, nada mas. Si cambiabamos de idea a ultima hora, cosa muy posible, pues nada. Ignoré el asunto de las grullas a la pata coja porque no quería que se desviase y distrajera del tema en cuestion.
- De verdad a veces creo que me tomas el pelo- respondí cuando soltó su ultima pregunta, mirandola con mis ojos entornados. Los guardias debían de estar flipando mientras nos vigilaban. - Quieres seguir siendo un miembro de la Brigada, o prefieres irte a vivir con Nathan? No pasa nada por tomar caminos diferentes, muchos lo hicieron antes.
Sinceramente, me daba un poco igual que intentase arrancarme compasión por su recién sacado de la manga desconocido amigo. Si estaba solo que hiciese amigos. La tenía a ella, no?
- Pues como ese tipo no venga a verte a los calabozos, va a ser que hablo yo primero con él. - su descripcion no estaba mal, pero no me dijo donde estaba. Y no estaba yo como para andar de perro sabueso por la isla, pateandome todo el terreno en busca de un aroma a romero, la isla estaba llena de romero.
Encogí mis hombros sin mas cuando preguntó que por qué Italia. Pues porque lo habiamos decidido asi en la reunión, nada mas. Si cambiabamos de idea a ultima hora, cosa muy posible, pues nada. Ignoré el asunto de las grullas a la pata coja porque no quería que se desviase y distrajera del tema en cuestion.
- De verdad a veces creo que me tomas el pelo- respondí cuando soltó su ultima pregunta, mirandola con mis ojos entornados. Los guardias debían de estar flipando mientras nos vigilaban. - Quieres seguir siendo un miembro de la Brigada, o prefieres irte a vivir con Nathan? No pasa nada por tomar caminos diferentes, muchos lo hicieron antes.
-¿La celda de Leila Alabi?- Inquirió tras ingresar a la zona de calabozos y dos guardias atentos informaron que tenía visita, a Catherine le chupaba tres huevos si tenía a media isla visitándola. Le había dado tiempo a Lykaios, pero ella ya no tenía más. Si se iba a Avalon no podía dejar ese capítulo abierto, no con Jack como estaba actuando. Avanzó, con paso apresurado. Después de esto quería ir a ver a Aedan, saber cómo se encontraba y quizás explicarle todo lo que iba a ocurrir.
Se mordió el labio pensativa y cuando fue acercándose vio la melena de Lykaios. Ladeó la cabeza algo confusa y llegó allí -Lykaios- Le sonrió, apenas, brevemente antes de que su rostro fuera de nuevo una máscara de serenidad, tras ello vio lo de su pierna y frunció el ceño -Giordano podrá ayudarte con eso. Gracias por tu participación en la misión, a ti y a tus Grullas - Alzó la mirada hacia él -Lo siento, pero no puedo esperar más. Tengo asuntos personales que debo atender y necesito cumplir con mi deber- Mencionó y entonces se giró hacia Leila.
“Ejecutaré la sentencia a mi manera, tranquilo”
En ese instante, al percibir su mente realmente sólo inspiró profundo. Aún sentía esa carga mágica del día de ayer. Catherine observó simplemente la figura mientras trabajaba en su mente modificando sus recuerdos sobre la isla, el Consejo y detalles para proteger Ouroboros. Leila nunca recordaría el nombre de aquel lugar donde falleció su hija, no recordaría la gente que la juzgó, no recordaría la belleza de aquel lugar apenas tendría el resquicio del sentimiento de haber vivido allí en aquella gloriosa isla pero sería como un sueño, algo que no podía recordar con exactitud. Mantuvo el recuerdo de su hija, también de su muerte, del papel que había jugado, de Kyllian, del juicio y del dolor de la Brigada, de lo que le había traído a aquel grupo.
Tras eso, entonces, sacó su báculo, desplegándolo en un halo de oscuridad y luz violeta. Con él dibujó dos runas que brillaron en luz violeta delante de ella, con suavidad movió una mano mientras mencionaba un par de palabras. La runa fue hasta Leila, persiguiéndola, porque conocía muy bien su objetivo -No te acerques o agredas o piensas en agredir a un niño o sufrirás las consecuencias- La segunda era un poco más complicada que la primera pero ocurrió exactamente igual, voló hasta dar con su víctima -No pisarás este lugar de nuevo. No eres bienvenida-
Volvió su mirada a Lykaios con un gesto hosco en el rostro y conectó con su mente. “Si se acerca a un niño apenas a 10 metros, o intenta atacarlo, siquiera pensarlo, su cuerpo se paralizará y si sigue en esa línea la maldición acabará matándola. La segunda runa que has visto es una runa de exilio. Si Leila pone un pie en Ouroboros de nuevo, después de que salga, morirá. No es bienvenida en nuestra isla, ni ahora ni nunca. Infórmale a la Guardia si la bajan ellos o tú. Tiene 24 horas para abandonar Ouroboros” Ladeó suavemente la cara y sonrió, de forma genuina "Siempre es un placer ver caras amigas, hasta luego, Lykaios", tras eso se retiró por donde había venido.
OFF: Cath entra unos minutos después de la última pregunta de Lykaios, pero no oye nada, gestiona su cosa y se va =)
Se mordió el labio pensativa y cuando fue acercándose vio la melena de Lykaios. Ladeó la cabeza algo confusa y llegó allí -Lykaios- Le sonrió, apenas, brevemente antes de que su rostro fuera de nuevo una máscara de serenidad, tras ello vio lo de su pierna y frunció el ceño -Giordano podrá ayudarte con eso. Gracias por tu participación en la misión, a ti y a tus Grullas - Alzó la mirada hacia él -Lo siento, pero no puedo esperar más. Tengo asuntos personales que debo atender y necesito cumplir con mi deber- Mencionó y entonces se giró hacia Leila.
“Ejecutaré la sentencia a mi manera, tranquilo”
En ese instante, al percibir su mente realmente sólo inspiró profundo. Aún sentía esa carga mágica del día de ayer. Catherine observó simplemente la figura mientras trabajaba en su mente modificando sus recuerdos sobre la isla, el Consejo y detalles para proteger Ouroboros. Leila nunca recordaría el nombre de aquel lugar donde falleció su hija, no recordaría la gente que la juzgó, no recordaría la belleza de aquel lugar apenas tendría el resquicio del sentimiento de haber vivido allí en aquella gloriosa isla pero sería como un sueño, algo que no podía recordar con exactitud. Mantuvo el recuerdo de su hija, también de su muerte, del papel que había jugado, de Kyllian, del juicio y del dolor de la Brigada, de lo que le había traído a aquel grupo.
Tras eso, entonces, sacó su báculo, desplegándolo en un halo de oscuridad y luz violeta. Con él dibujó dos runas que brillaron en luz violeta delante de ella, con suavidad movió una mano mientras mencionaba un par de palabras. La runa fue hasta Leila, persiguiéndola, porque conocía muy bien su objetivo -No te acerques o agredas o piensas en agredir a un niño o sufrirás las consecuencias- La segunda era un poco más complicada que la primera pero ocurrió exactamente igual, voló hasta dar con su víctima -No pisarás este lugar de nuevo. No eres bienvenida-
Volvió su mirada a Lykaios con un gesto hosco en el rostro y conectó con su mente. “Si se acerca a un niño apenas a 10 metros, o intenta atacarlo, siquiera pensarlo, su cuerpo se paralizará y si sigue en esa línea la maldición acabará matándola. La segunda runa que has visto es una runa de exilio. Si Leila pone un pie en Ouroboros de nuevo, después de que salga, morirá. No es bienvenida en nuestra isla, ni ahora ni nunca. Infórmale a la Guardia si la bajan ellos o tú. Tiene 24 horas para abandonar Ouroboros” Ladeó suavemente la cara y sonrió, de forma genuina "Siempre es un placer ver caras amigas, hasta luego, Lykaios", tras eso se retiró por donde había venido.
OFF: Cath entra unos minutos después de la última pregunta de Lykaios, pero no oye nada, gestiona su cosa y se va =)
-Ah, si, quiero seguir en la Brigada.- Lo miré pensativa durante varios segundos cuando preguntó si tenía respuesta a que Ben y Mérida no querían que esté con el grupo. -No sé, tal vez se me ocurra más tarde. Escucho sugerencias.- Quizás él quería que diga algo específico que en ese momento no aparecía en mí mente. Lo miré como si le hubieran salido antenas en la cabeza cuando preguntó si prefería ir a vivir con Nathan. -¿Qué dices?- Era una locura.
Unos minutos después, el aroma de la mujer de pelo negro se acercó y aparté la mirada de Lykaios para verla caminar hacia nosotros. La observé hacer hasta que una runa se puso a correr en mi dirección, era tierna así que la pisé y lo mismo con la segunda. Al alzar la mirada, la mujer solo observaba al peliazul, así que aparté los ojos con expresión incómoda. Cuando se fue, miré al licántropo y alcé las cejas.
-Recuerdo quien eres.- Dije por si se preguntaba si lo recordaba.
Unos minutos después, el aroma de la mujer de pelo negro se acercó y aparté la mirada de Lykaios para verla caminar hacia nosotros. La observé hacer hasta que una runa se puso a correr en mi dirección, era tierna así que la pisé y lo mismo con la segunda. Al alzar la mirada, la mujer solo observaba al peliazul, así que aparté los ojos con expresión incómoda. Cuando se fue, miré al licántropo y alcé las cejas.
-Recuerdo quien eres.- Dije por si se preguntaba si lo recordaba.
Guardia de Ouroboros
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Un grupo de cinco guardias se aproximó a las celdas en las que se encontraban los antiguos ministros de la Alianza, entrando a por ellos para comenzar a esposarlos con grilletes en las manos. No había necesidad de que fuesen cadenas que impidiesen desaparición, pues eran simples muggles. - Tenéis pendiente un juicio por crímenes de guerra, moveos.- Los sacaron de malas formas, empujándolos fuera de la celda e ignorando a Lykaios Knox mientras hablaba con otra de las que fueron juzgadas.
- Llévate a esa chusma ya de aquí. - le espetó el más alto, pegando después un portazo a la salida del pasillo de calabozos tras llevarse a Éamon y Andreas.
- Llévate a esa chusma ya de aquí. - le espetó el más alto, pegando después un portazo a la salida del pasillo de calabozos tras llevarse a Éamon y Andreas.
- No voy a sugerir como debes sentirte al respecto de lo que te he dicho. Es cosa tuya el cómo te sienta haber perdido confianza de tus compañeros - respondí. Sabía que a mi me sentaría como una patada en el culo y que trataría de remediarlo. Lo haría ella? Al final asentí. -Vale, entonces vendrás con nosotros, como he dicho creo que todos merecen segundas oportunidades. Bueno, todos no, casi todos.
Me rasqué la mejilla y luego levanté un poco la cabeza.
- Pero habrán algunas condiciones, Leila. Y te tocará acatarlas.
Al poco llegó Cath, asi que las condiciones para Leila llegarían despues.
- Hola Cath. - le dediqué también una sonrisa, aunque mas amplia que la de ella. Luego miré hacia abajo, a mi pierna faltante. - Ah, si, me gustaría solucionarlo. Tendré que pedirle otro favor a vuestro inventor. Adelante. - se la veía apresurada y algo me decía que ¿apesadumbrada tambien?
"muchas gracias por tu paciencia con este asunto"
Pensé de vuelta y me aparté. Vi como Catherine realizó sus maleficios, la sentencia del juicio, y las runas fueron hasta Leila y meterse en su piel.
"10 metros? Shit, tendré que avisarla"
Me despedí de Catherine y luego solté un gruñido porque acababa de darme cuenta de algo. Una condicion más, pues.
- Ya, sabía que te ibas a acordar, Cath no ha borrado los recuerdos de nosotros, ni de Lila, ni de su muerte. Es algo que no debemos olvidar ninguno. En fin...la sentencia...esas dos runas, una te exilia te este lugar, no puedes volver o mueres, y la otra evita que te acerques a niños, parálisis y si insistes, muerte tambien. Ahora, las condiciones. Evidentemente esas dos tienes que cumplirlas....y el hijo de Imram va con Imram, como es evidente. No vas a poder acercarte a Rhados, el pequeño viene con nosotros en el barco, con su padre. Tendrás que estar en la otra punta en la que esté el... Otra, no menos importante. No controlas la transformacion, te tocará matalobos, o encerrarte en luna llena, para no dañar a nadie. Y tienes que aceptar que te entrene, hasta que controles tu forma felina. Supongo que entre lobos y gatos no será tan facil pero tienes que intentarlo. No quiero que nadie en la tripulación sufra.
"A Gen le va a tocar lo mismo, entrenar"
- Nada de falta de confianza o de secretos, de enfrentarte inutilmente a aliados y compañeros. Ni de mentiras. Ni de muertes. Las vidas son valiosas, y hemos perdido mucho para acabar con esta guerra, aunque ahora empiecen otras batallas. Si pierdes el compromiso, quedas fuera. Estas son las condiciones. Si las aceptas y las cumples, seguimos en el mismo barco. Piensate la respuesta y me la das cuando zarpemos.
Después de eso, me despedí del guardia, para marcharme de alli despues de decirle la fecha en la que teniamos previsto zarpar, ya que yo antes tenía que pasar por el hospital y hablar con los medicos para que me ayudaran con lo de la pierna.
Al cabo de unos cuantos dias, los guardias vinieron a llevarse a Leila, y la condujeron directamente hacia el punto donde el barco zarparía de Ouroboros.
Me rasqué la mejilla y luego levanté un poco la cabeza.
- Pero habrán algunas condiciones, Leila. Y te tocará acatarlas.
Al poco llegó Cath, asi que las condiciones para Leila llegarían despues.
- Hola Cath. - le dediqué también una sonrisa, aunque mas amplia que la de ella. Luego miré hacia abajo, a mi pierna faltante. - Ah, si, me gustaría solucionarlo. Tendré que pedirle otro favor a vuestro inventor. Adelante. - se la veía apresurada y algo me decía que ¿apesadumbrada tambien?
"muchas gracias por tu paciencia con este asunto"
Pensé de vuelta y me aparté. Vi como Catherine realizó sus maleficios, la sentencia del juicio, y las runas fueron hasta Leila y meterse en su piel.
"10 metros? Shit, tendré que avisarla"
Me despedí de Catherine y luego solté un gruñido porque acababa de darme cuenta de algo. Una condicion más, pues.
- Ya, sabía que te ibas a acordar, Cath no ha borrado los recuerdos de nosotros, ni de Lila, ni de su muerte. Es algo que no debemos olvidar ninguno. En fin...la sentencia...esas dos runas, una te exilia te este lugar, no puedes volver o mueres, y la otra evita que te acerques a niños, parálisis y si insistes, muerte tambien. Ahora, las condiciones. Evidentemente esas dos tienes que cumplirlas....y el hijo de Imram va con Imram, como es evidente. No vas a poder acercarte a Rhados, el pequeño viene con nosotros en el barco, con su padre. Tendrás que estar en la otra punta en la que esté el... Otra, no menos importante. No controlas la transformacion, te tocará matalobos, o encerrarte en luna llena, para no dañar a nadie. Y tienes que aceptar que te entrene, hasta que controles tu forma felina. Supongo que entre lobos y gatos no será tan facil pero tienes que intentarlo. No quiero que nadie en la tripulación sufra.
"A Gen le va a tocar lo mismo, entrenar"
- Nada de falta de confianza o de secretos, de enfrentarte inutilmente a aliados y compañeros. Ni de mentiras. Ni de muertes. Las vidas son valiosas, y hemos perdido mucho para acabar con esta guerra, aunque ahora empiecen otras batallas. Si pierdes el compromiso, quedas fuera. Estas son las condiciones. Si las aceptas y las cumples, seguimos en el mismo barco. Piensate la respuesta y me la das cuando zarpemos.
Después de eso, me despedí del guardia, para marcharme de alli despues de decirle la fecha en la que teniamos previsto zarpar, ya que yo antes tenía que pasar por el hospital y hablar con los medicos para que me ayudaran con lo de la pierna.
Al cabo de unos cuantos dias, los guardias vinieron a llevarse a Leila, y la condujeron directamente hacia el punto donde el barco zarparía de Ouroboros.
El tiempo pasaba lento allí, después de que nos encerrasen tras aquel supuesto juicio. Y me habian encerrado con un compañero que habia resultado de todo menos entretenido, a pesar de ser Eamon. Incluso en algun momento estuve tentado de contarle de mis affairs con Blair a ver si reaccionaba, pero la verdad, es que no quería morir alli estrangulado.
- Venga Eamon, es fácil, ya te lo he dicho...
Estaba intentando jugar a las damas con él en un tablero que habia pintado en el suelo y con fichas hechas de trocitos de papel. Yo necesitaba mantenerme ocupado, no es que mi cordura peligrase, me seguía manteniendo todo lo aseado y activo que me permitían en los calabozos.
Como Eamon no terminaba de animarse a jugar a las damas, jugué conmigo mismo varias partidas, y siempre ganaba yo. Sinceramente, dudaba de que el rubio manteniese aun la cordura...
Cuando concluí lo miré y resoplé, aburrido. Se entretenían con eso de tenernos en el corredor de la muerte...aunque los calabozos y el trato era mejor que el que dábamos en la Alianza, eso habia que reconocerlo. Como iba calculando el paso del tiempo, cai en que era la hora de hacer ejercicio asi que me quité la chaqueta y me remangué.
- Eamon, es hora de hacer crossfit. Hay que mantener el cuerpo sano para tener una mente sana. - lo miré y fruncí el ceño. - Qué te pasa cojo de mierda? Ponte a hacer flexiones aunque sea!!
- Venga Eamon, es fácil, ya te lo he dicho...
Estaba intentando jugar a las damas con él en un tablero que habia pintado en el suelo y con fichas hechas de trocitos de papel. Yo necesitaba mantenerme ocupado, no es que mi cordura peligrase, me seguía manteniendo todo lo aseado y activo que me permitían en los calabozos.
Como Eamon no terminaba de animarse a jugar a las damas, jugué conmigo mismo varias partidas, y siempre ganaba yo. Sinceramente, dudaba de que el rubio manteniese aun la cordura...
Cuando concluí lo miré y resoplé, aburrido. Se entretenían con eso de tenernos en el corredor de la muerte...aunque los calabozos y el trato era mejor que el que dábamos en la Alianza, eso habia que reconocerlo. Como iba calculando el paso del tiempo, cai en que era la hora de hacer ejercicio asi que me quité la chaqueta y me remangué.
- Eamon, es hora de hacer crossfit. Hay que mantener el cuerpo sano para tener una mente sana. - lo miré y fruncí el ceño. - Qué te pasa cojo de mierda? Ponte a hacer flexiones aunque sea!!
Éamon O'Connell
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Había perdido ya la noción del tiempo, no sabía cuánto había pasado desde que nos condenaron en el maldito juicio. Al final no nos llevaron a tierra para lincharnos, sólo nos abandonaron ahí esperando a que nos muriésemos del asco. Era una tortura estar allí encerrado, sin saber nada de mis hijos. Nos daban de comer y nos permitían asearnos, pero todo lo que hacía era casi tan automático como respirar. No valía la pena vivir de esa manera. A duras penas lograba mantenerme cuerdo, tal vez porque Andreas sí se mantenía y me hablaba hasta el punto de ser un plasta insoportable al que quería mandar al infierno. Intercambiaba monosílabos y alguna palabra malsonante, pero era lo más parecido a comunicación.
Ese día quería jugar a las damas, pero yo pasaba de él. Era mejor estar tumbado boca arriba en el suelo, contemplando la humedad del techo mientras me rascaba la barba de preso. - No. Para qué...estoy cojo, tú lo has dicho. - pasaba mucho de hacer crossfit, pasaba de todo. En el pasado solía entrenar artes marciales, pero todo eso quedaba muy lejano ahora. - ¿Por qué sigues intentándolo? ¿Crees que saldremos de aquí con vida? - pregunté con desánimo, pensando que él tal vez si lo merecía porque no se había rendido.
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fallo: Pasa de hacer crossfit XD
Ese día quería jugar a las damas, pero yo pasaba de él. Era mejor estar tumbado boca arriba en el suelo, contemplando la humedad del techo mientras me rascaba la barba de preso. - No. Para qué...estoy cojo, tú lo has dicho. - pasaba mucho de hacer crossfit, pasaba de todo. En el pasado solía entrenar artes marciales, pero todo eso quedaba muy lejano ahora. - ¿Por qué sigues intentándolo? ¿Crees que saldremos de aquí con vida? - pregunté con desánimo, pensando que él tal vez si lo merecía porque no se había rendido.
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Eamon seguía tiradisimo mirando el moho del techo. Se le iba a poner cara de moho a este paso....
- Como que para qué? No te acuerdas de ese perfil de instagram que te enseñé aquella vez? La tipa que iba con una prótesis robotica en la pierna y hacia cosas de esas con las pesas? Qué mas da que estés cojo? El problema no es la pierna.
El problema era él, en si. Ya ni se afeitaba. Parecia un hobbo. Es que quería morir con ese aspecto? Me puse a calentar mientras él, bien deprimido, me preguntaba aquello.
- Intentando qué? Mantenerme activo? - pues....buena pregunta. Estiré las articulaciones principales y luego el cuello. - Salir de aqui con vida....no lo sé Eamon, me has visto cara de adivino...de medium, como esos magos? Ojalá lo supiera.
Lo cierto es que no tenía ni idea...de si decidirían dejarnos alli para siempre, o si....nos bajarían a tierra para que nos linchasen. De verdad lo harían? O quizá se decidieran por un clasico ahorcado. Lo unico que sabia es que no pensaba usar la salida que Sofia Dioscórides nos habia ofrecido, ni tampoco dejaría a Eamon usarla.
- Lo que me sorprende es que tú no lo intentes. Tu tienes motivos, tienes hijos afuera. Yo no. - habiamos tratado de negociar, de defendernos, habiamos colaborado, les habiamos dado toda la informacion sobre nuestros sistemas y tecnologia....qué mas querían? Por mi, que me exiliasen a Taiwán. - Me conformo con que me exilien a Taiwan. De momento no se me ocurre modo de salir de aqui...
Me acerqué a la puerta del calabozo, bueno, las rejas...el pasillo lúgubre....no era muy halagüeño, la verdad.
-Quizá si pudieramos ponernos en contacto con las embajadas de otros lugares....puede que algunos sobreviviesen. Pero como? aquí no tenemos a nadie de nuestra parte. - Blair muerta, Sigrid a saber, y Gelion mas de lo mismo.
Era cierto, habíamos caido terriblemente bajo.
La verdad era que ya no me apetecía hacer ejercicio, ante la perspectiva que el resto de mi vida fuesen a ser estas cuatro paredes y la cara de Eamon volviendose cada vez más loco....y ya. Si al final lo hice, fue para cansarme y que me doliese más el cuerpo que las dudas de mi cabeza. Al final se trataba de aguantar...
Al terminar volví a sentarme, pero seguí pensando... sin ayuda externa iba a ser imposible salir de alli, a no ser que fuera con los pies por delante.
Así, entre breves discusiones y conversaciones, se seguían sucediendo los días, de los cuales continuaba llevando la cuenta de modo metódico.
- Como que para qué? No te acuerdas de ese perfil de instagram que te enseñé aquella vez? La tipa que iba con una prótesis robotica en la pierna y hacia cosas de esas con las pesas? Qué mas da que estés cojo? El problema no es la pierna.
El problema era él, en si. Ya ni se afeitaba. Parecia un hobbo. Es que quería morir con ese aspecto? Me puse a calentar mientras él, bien deprimido, me preguntaba aquello.
- Intentando qué? Mantenerme activo? - pues....buena pregunta. Estiré las articulaciones principales y luego el cuello. - Salir de aqui con vida....no lo sé Eamon, me has visto cara de adivino...de medium, como esos magos? Ojalá lo supiera.
Lo cierto es que no tenía ni idea...de si decidirían dejarnos alli para siempre, o si....nos bajarían a tierra para que nos linchasen. De verdad lo harían? O quizá se decidieran por un clasico ahorcado. Lo unico que sabia es que no pensaba usar la salida que Sofia Dioscórides nos habia ofrecido, ni tampoco dejaría a Eamon usarla.
- Lo que me sorprende es que tú no lo intentes. Tu tienes motivos, tienes hijos afuera. Yo no. - habiamos tratado de negociar, de defendernos, habiamos colaborado, les habiamos dado toda la informacion sobre nuestros sistemas y tecnologia....qué mas querían? Por mi, que me exiliasen a Taiwán. - Me conformo con que me exilien a Taiwan. De momento no se me ocurre modo de salir de aqui...
Me acerqué a la puerta del calabozo, bueno, las rejas...el pasillo lúgubre....no era muy halagüeño, la verdad.
-Quizá si pudieramos ponernos en contacto con las embajadas de otros lugares....puede que algunos sobreviviesen. Pero como? aquí no tenemos a nadie de nuestra parte. - Blair muerta, Sigrid a saber, y Gelion mas de lo mismo.
Era cierto, habíamos caido terriblemente bajo.
La verdad era que ya no me apetecía hacer ejercicio, ante la perspectiva que el resto de mi vida fuesen a ser estas cuatro paredes y la cara de Eamon volviendose cada vez más loco....y ya. Si al final lo hice, fue para cansarme y que me doliese más el cuerpo que las dudas de mi cabeza. Al final se trataba de aguantar...
Al terminar volví a sentarme, pero seguí pensando... sin ayuda externa iba a ser imposible salir de alli, a no ser que fuera con los pies por delante.
Así, entre breves discusiones y conversaciones, se seguían sucediendo los días, de los cuales continuaba llevando la cuenta de modo metódico.
Aparecí fuera del cuartel, custodiando a la prisionera encadenada. La obligué a moverse y a ingresar al edificio, donde varios guardias se cuadraron para recibirnos.
- Que unas guardias se encarguen del registro y cacheo. Quitadle cualquier item mágico que pueda ser usado en el calabozo. Vigilancia máxima...cualquier anomalía avisadme. No recibe visitas.
Las cadenas debían de tenerla ya bastante agotada, pero no podías andarte con demasiados ojos con hechiceras como ella. Las guardias procedieron a llevarse a Gwen a otra parte de la sala donde tuvieran mas intimidad para usar los detectores de magia y quitarle los elementos que la tuviesen.
Una vez conlcuyeran el cacheo guardarían sus cosas bajo llave con un registro de entrada y la escoltarían al nivel subterráneo, donde la meterían en una celda apartada de los presos humanos y totalmente aislada.
Sabía que no iban a tardar en venir a por ella, por eso no me agradaba dejarla alli. Pero que otro lugar? Mi sótano? No, no ahora que Ivanov residía allí de tanto en cuanto. Habian mas posibilidades. Podría ocultarla en uno de los puntos de antimagia. Donde nadie podría localizarla. Podría....llevarla a la gruta de San Petersburgo.
Seguia cavilando, bajo la mirada atenta de unos guardias que seguramente querían preguntarme por el jaleo de las montañas, pero mi actitud ceñuda les disuadía de decirme nada.
Hasta que llegó un colibrí astral de Adramelech, con un mensaje de parte de los Soul. Me quedé mirando a la nada mientras escuchaba el mensaje y el colibrí se desvanecía.
"y si..."
Ellos necesitaban una mano. Y a mi no me vendría mal que me echasen otra. Era mover la pieza muy lejos del tablero, pero quizás....
Me quedé un rato esperando, pensando, hasta que recordé que teníamos una reunión a la que asistir. Pedí a los guardias al subir que enviasen a algun sanador para terminar de revisar que Gwen estuviese en condiciones, por si acaso, y luego marché de allí.
- Que unas guardias se encarguen del registro y cacheo. Quitadle cualquier item mágico que pueda ser usado en el calabozo. Vigilancia máxima...cualquier anomalía avisadme. No recibe visitas.
Las cadenas debían de tenerla ya bastante agotada, pero no podías andarte con demasiados ojos con hechiceras como ella. Las guardias procedieron a llevarse a Gwen a otra parte de la sala donde tuvieran mas intimidad para usar los detectores de magia y quitarle los elementos que la tuviesen.
Una vez conlcuyeran el cacheo guardarían sus cosas bajo llave con un registro de entrada y la escoltarían al nivel subterráneo, donde la meterían en una celda apartada de los presos humanos y totalmente aislada.
Sabía que no iban a tardar en venir a por ella, por eso no me agradaba dejarla alli. Pero que otro lugar? Mi sótano? No, no ahora que Ivanov residía allí de tanto en cuanto. Habian mas posibilidades. Podría ocultarla en uno de los puntos de antimagia. Donde nadie podría localizarla. Podría....llevarla a la gruta de San Petersburgo.
Seguia cavilando, bajo la mirada atenta de unos guardias que seguramente querían preguntarme por el jaleo de las montañas, pero mi actitud ceñuda les disuadía de decirme nada.
Hasta que llegó un colibrí astral de Adramelech, con un mensaje de parte de los Soul. Me quedé mirando a la nada mientras escuchaba el mensaje y el colibrí se desvanecía.
"y si..."
Ellos necesitaban una mano. Y a mi no me vendría mal que me echasen otra. Era mover la pieza muy lejos del tablero, pero quizás....
Me quedé un rato esperando, pensando, hasta que recordé que teníamos una reunión a la que asistir. Pedí a los guardias al subir que enviasen a algun sanador para terminar de revisar que Gwen estuviese en condiciones, por si acaso, y luego marché de allí.
Con todo el lío que había fuera, me sorprendió que alguien nos ordenara escoltar a un sanador a los calabozos. Esperaba que se encargara de ello los que estaban custodiando las puertas, pero no. Si había una herida, ¿por qué no la llevaban al hospital directamente en lugar de encerrarlo?
Preparé las cosas con desgana una vez que me dijeron lo que había que hacer: entran, curan, nos vamos. Sin lesiones. Entendido, no era tan difícil, que todavía tuviera que hacer ciertos ejercicios de rehabilitación respiratoria no significaba que me hubiera convertido en imbécil, había pasado por situaciones peores. De todo aquello, lo que más me llamaba la atención es que hubieran hecho presa a Gwen Pendragon. Conocí a esa mujer en las urgencias cuando ocurrió lo de SAM y estaba claro que la tenían presa como rehén o como moneda de cambio, pero de quién, ¿de Catherine LeFay? ¿Qué tenía la General en mente, o Vishous?
Bajé un poco antes de que llegara el sanador para pasear por los calabozos y observar de cerca a la presa, con aquella mirada extraña, aquellas heridas. Chasqueé con pena la lengua, con algo de pena por tenerla encerrada allí, pero, si estaba allí seguramente sería porque se lo mereciera. Pero no era plato de buen gusto que estuviera desangrándose como un cerdo, podía controlar sus hemorragias, ¿podía de verdad?
Alguien dio la voz de alerta en la puerta de fuera cuando llegó el sanador. Habían mandado desde el hospital a la mejor sanadora de Ouroboros. Al menos una cara amiga entre tanta gente. -¡Chloe! ¿Te han mandado a ti a sanar a la Pendragon?- Era una pregunta estúpida, porque era obvio -¿Sabes que esta vez seré tu guardaespaldas? Hoy ya es de manera oficial, como los altos cargos. Espero que te portes bien- Le guiñé un ojo para recibirla, porque las últimas veces los encuentros no habían salido muy bien, que digamos y, de una manera u otra, habíamos acabado en el hospital bastante jodidillos…
Preparé las cosas con desgana una vez que me dijeron lo que había que hacer: entran, curan, nos vamos. Sin lesiones. Entendido, no era tan difícil, que todavía tuviera que hacer ciertos ejercicios de rehabilitación respiratoria no significaba que me hubiera convertido en imbécil, había pasado por situaciones peores. De todo aquello, lo que más me llamaba la atención es que hubieran hecho presa a Gwen Pendragon. Conocí a esa mujer en las urgencias cuando ocurrió lo de SAM y estaba claro que la tenían presa como rehén o como moneda de cambio, pero de quién, ¿de Catherine LeFay? ¿Qué tenía la General en mente, o Vishous?
Bajé un poco antes de que llegara el sanador para pasear por los calabozos y observar de cerca a la presa, con aquella mirada extraña, aquellas heridas. Chasqueé con pena la lengua, con algo de pena por tenerla encerrada allí, pero, si estaba allí seguramente sería porque se lo mereciera. Pero no era plato de buen gusto que estuviera desangrándose como un cerdo, podía controlar sus hemorragias, ¿podía de verdad?
Alguien dio la voz de alerta en la puerta de fuera cuando llegó el sanador. Habían mandado desde el hospital a la mejor sanadora de Ouroboros. Al menos una cara amiga entre tanta gente. -¡Chloe! ¿Te han mandado a ti a sanar a la Pendragon?- Era una pregunta estúpida, porque era obvio -¿Sabes que esta vez seré tu guardaespaldas? Hoy ya es de manera oficial, como los altos cargos. Espero que te portes bien- Le guiñé un ojo para recibirla, porque las últimas veces los encuentros no habían salido muy bien, que digamos y, de una manera u otra, habíamos acabado en el hospital bastante jodidillos…
Regresé a Ouroboros con el objetivo claro de cumplir la misión encomendada por Tobías, liberar a los antiguos ministros. Una parte de mí quería resistirse, pero no era lo suficientemente fuerte como para desafiar a la poción de control mental y a la propia habilidad de persuasión de Tobías. Por eso aproveché que mandaban sanadores a las celdas para curar a una Pendragon, aunque quedé un tanto al margen mientras los compañeros hacían la mayor parte del trabajo. Empleé ese tiempo en localizar la celda de los ministros, a unos cuantos metros. - Voy a atenderlos a ellos también. - murmuré quedamente al resto de sanadores antes de que se marchasen, pegando después un pequeño bote al escuchar la voz de Benjamin diciendo mi nombre. Iba a ser más difícil si estaba él ahí, aunque también podía suponer una ventaja. Me di la vuelta lentamente, un tanto pálida y algo más seria de lo habitual.
- Sí...sanar a la Pendragon y revisar a los ministros, llevan mucho tiempo aquí. - mentí con lo de revisar a Éamon y a Andreas, pero podía tener sentido. Sobre todo para el que no estaba todo el rato haciendo Crossfit, sino tirando en el suelo. Me llevé las manos a la espalda para entrelazarlas, mordiéndome levemente el labio un tanto nerviosa. - Siempre me porto bien. - desvié la mirada al suelo antes de ponerme a caminar, esperando que me siguiese. - Te esperé el día de la boda de Sofía...es una lástima que no nos hayamos podido ver desde entonces. Mucho trabajo, ¿verdad? -
- Sí...sanar a la Pendragon y revisar a los ministros, llevan mucho tiempo aquí. - mentí con lo de revisar a Éamon y a Andreas, pero podía tener sentido. Sobre todo para el que no estaba todo el rato haciendo Crossfit, sino tirando en el suelo. Me llevé las manos a la espalda para entrelazarlas, mordiéndome levemente el labio un tanto nerviosa. - Siempre me porto bien. - desvié la mirada al suelo antes de ponerme a caminar, esperando que me siguiese. - Te esperé el día de la boda de Sofía...es una lástima que no nos hayamos podido ver desde entonces. Mucho trabajo, ¿verdad? -
-¿A los ministros?- Les lancé una mirada de soslayo con cierta desconfianza mientras alzaba la ceja. No me gustaban aquellos humanos, más allá de que fueran muggles, simplemente… no me daban buena espina. Y su actitud en la batalla contra SAM tampoco me hizo que les ganara confianza. Volví a Chloe mirándola con cierta duda -No tenía ni idea de que… Me dijeron que solo a la Pendragon... Otra vez de líos, parece que nunca nos van a dejar vivir tranquilos- Me encogí de hombros y dejé pasar su pequeña escapada, pareciéndome normal por su parte que siempre se preocupaba y ocupaba de todo el mundo -Te acompaño. Y no se lo diré a nadie. Será nuestro secretito- Le guiñé el ojo para que se tranquilizara separándonos un tanto del grupo de sanadores que se estaban encargando de Gwen. No respondí al comentario del tiempo que llevaban los ministros encerrados, pues a mi parecer deberían permanecer allí de por vida, si hiciera falta, o hasta que se pudran, pero no comenté nada al respecto, simplemente, lo dejé estar.
Su comentario de que siempre se portaba bien me arrancó una carcajada socarrona y le piqué un poco en las costillas para hacerla cosquillas [color=#0088bb]-Escaparte del hospital con un convaleciente para ir a la playa en invierno y mojar a un pobre enfermo me dijo que no siempre te portas muy bien, pequeña duendecilla traviesa-[color=#0088bb] Bromeé mientras empezábamos a andar a la celda de los ministros y acompañaba a Chloe, cargando parte de sus trastos -Ahora llegará el buen tiempo, podríamos volver a ir. O ver los cerezos de Sofía en flor, antes de que pierdan los pétalos- Dejé caer, casi como si fuera para pedirle una cita y esta vez no estaríamos puposos ninguno de los dos.
Me mordí el labio cuando comentó lo de la boda, con cierta incomodidad y aparté un poco la vista, halagado por lo de esperar, pero a la vez abochornado -Siento haberte echo esperar en vano entonces. A los soldados rasos no nos dieron día libre, alguien tenía que limpiar las cuadras…- Y a rehabilitación. Terminé por responder con una medio sonrisa. -¿Lo pasate bien al menos?- Lo de la playa estuvo muy bien, pero la neumonía que siguió no tanto. No se lo reprocharía porque ella lo hizo con buena intención. Lo de hacer el tonto en el agua fue idea mía. Al final, llegamos y eché un ojo por encima a los ministros asqueados con la vida
-No tienen mala pinta. Quizás algo aburridos. Podríamos traerles algo de leer- Aunque a mi ojo parecían estar bien, aburridos tal vez, pero bien.
Su comentario de que siempre se portaba bien me arrancó una carcajada socarrona y le piqué un poco en las costillas para hacerla cosquillas [color=#0088bb]-Escaparte del hospital con un convaleciente para ir a la playa en invierno y mojar a un pobre enfermo me dijo que no siempre te portas muy bien, pequeña duendecilla traviesa-[color=#0088bb] Bromeé mientras empezábamos a andar a la celda de los ministros y acompañaba a Chloe, cargando parte de sus trastos -Ahora llegará el buen tiempo, podríamos volver a ir. O ver los cerezos de Sofía en flor, antes de que pierdan los pétalos- Dejé caer, casi como si fuera para pedirle una cita y esta vez no estaríamos puposos ninguno de los dos.
Me mordí el labio cuando comentó lo de la boda, con cierta incomodidad y aparté un poco la vista, halagado por lo de esperar, pero a la vez abochornado -Siento haberte echo esperar en vano entonces. A los soldados rasos no nos dieron día libre, alguien tenía que limpiar las cuadras…- Y a rehabilitación. Terminé por responder con una medio sonrisa. -¿Lo pasate bien al menos?- Lo de la playa estuvo muy bien, pero la neumonía que siguió no tanto. No se lo reprocharía porque ella lo hizo con buena intención. Lo de hacer el tonto en el agua fue idea mía. Al final, llegamos y eché un ojo por encima a los ministros asqueados con la vida
-No tienen mala pinta. Quizás algo aburridos. Podríamos traerles algo de leer- Aunque a mi ojo parecían estar bien, aburridos tal vez, pero bien.
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