Sala del Trono

Sus ojos recorrieron mi aspecto, era obvio que no era bueno y su expresión hizo que me sintiese débil por un momento. Mantuve el rostro serio tal y como era característico en mi pero desvié la mirada evitando ver la sensación que le producía mi estado.

Fruncí el ceño ante la negativa a nada que hubiésemos discutido mientras seguía planteando aquel viaje rápido que debía realizar. Miré a Catherine con firmeza, ¿me estaba leyendo la mente? .-No estás sola.-Respondí con un tono menos severo que mi expresión general.

Solté un suspiro seco y exasperado ante la posibilidad de que el papa hubiese destrozado la mente de cualquiera, pasando por la mía el rostro de DaVinci totalmente desubicado cuando regresamos del Vaticano.

Ante mi determinación por marchar llegó su ruego, o al menos parecía un ruego. Paré mis pasos lanzándole una mirada que venía a decir que no me podía poner en ese compromiso. -¿Lo pide Catherine Descendiente de Ouroboros, mi reina o simplemente Catherine?-Negué.-Si se puede mantener en pie un Pendragon no abandona a su familia. Debo ir.-Expliqué, esperando que lo entendiera.-Aisaín no te supondrá problemas y Shyvanna no se atreverá a hacerte ningún mal después de que Wthyr se lo dejase claro en el templo.-O tal vez sí, si alguno de nosotros no retornaba vivo.

Me tensé un poco al conocer que el Descendiente había regresado a aquel lugar, ya había sido presa del Papa, tal como Wthyr y me hacía sospechar que tendría posibilidades de caer en sus juegos mentales también-Entonces tienen la información.-Comenté con cierto alivio que tampoco opacaba aquella sensación de tensión. Observé su gesto y una de mis cejas se alzó por un momento.-Lo sé, su letra es ilegible.-"Demasiado café tal vez"-Tomé aire antes de suspirar sentándome de nuevo a la espera de su respuesta sobre aquella petición de no dejarla sola.

Pasé la mano sobre el libro, lo dejaría en el despacho, además estaba segura que Catherine no podía traducir aquel idioma antiguo. Sonreí de medio lado apenas un segundo por aquel comentario. Una reina a la que no le gusta dar órdenes.- Mi abuela decía que no eran más que críos a los que había que ponerles un horario con ciertas obligaciones...por mucho que tuviesen una avanzada edad. Por si te sirve tomarlo de ese modo.-No es que pudiese ayudar a la morena en eso, no tenía reticencias a la hora de dar órdenes.

Aparté la mirada del libro que estaba en mi regazo alzándola hasta Catherine con el ceño fruncido, sin entender.-No soy sanadora y ciertamente no tengo poderes mentales.-Negué.-Debió ser cosa del Papa y su hechizo, me temo. -Aclaré.

Quiso rebatirle que instantes antes se había sentido absolutamente sola y que desde el instante en el que Wthyr se había ido, excepto por los momentos “agridulces” que había tenido con Ian, la soledad había sido protagonista pero entonces recordó que mucho antes de ella, de ellos, de Ian y de que su vida diera un vuelco; la soledad había sido su gran amiga así que no le respondió.

Recibió su mirada y el gesto propio se tornó algo más duro y tenso al oír los cargos que le estaba poniendo. No respondió tampoco, porque sinceramente, había sido solo Catherine pero la mención todos esos “títulos” y de lo que aquello acarreaba la habían espantado. Se cerró a cal y canto -Nadie. Cuando estés lista te abriré un portal- Comprendía perfectamente la necesidad de ir a ayudar a sus hermanos. Y si ella podía, que lo hiciera.

-Eso espero. Le advertí a Giordano que se los dijera nada más llegar- Pero las misiones eran complicadas y si el Papa podía leerles la mente… Tampoco mencionó nada sobre la letra de Giordano porque…No sabía si, quizás, en una realidad en la que no fuera disléxica podría haberle interpretado. Simplemente recorrió de nuevo la vista al dibujo y luego lo apartó.

La mención de la abuela hizo que alzara la vista hacia ella, Wthyr también la había mencionado como una figura importante en su vida y ella la había matado con su ignorancia sobre la maldición -Lo tendré en cuenta, gracias- Mintió, porque no le parecía en lo absoluto igual tener que decirle a Aedan que ya era hora de la cena a decirle a los vasallos que agarraran del pescuezo a Wthyr, lo engañaran y lo trajeran de vuelta a Ávalon. Con su hijo tenía potestad y autoridad, en Ávalon no era más que una figura que les había sido impuesta y en la que no confiaban en lo más mínimo pero tenían demasiado… ¿miedo? ¿Respeto a Wthyr? Como para siquiera ignorarla.

-Tienes poderes mentales- Le dijo con determinación mientras se incorporaba con algo de esfuerzo, llevándose una mano al vientre simplemente por comodidad y seguridad -Mi campo telepático estaba abierto porque lo extendí hacia Wthyr, pero nuestro vínculo está establecido y lo protegía. Débilmente, sí, lo reconozco, estaba distraída… Pero tu voz fue un rayo de tormenta en un cielo despejado- Empezó a dirigirse hacia la puerta -El Papa te hizo sufrir. No tiene sentido que te haya otorgado poderes. Los debes haber desarrollado sin saberlo. Además…No es la primera vez que te he escuchado- Le advirtió.

Detuvo sus pasos en la puerta, dándole la espalda. No quería perder más tiempo  -Si Ávalon va a ir a la guerra, Gwen, por mucho que yo no lo quiera. Tus habilidades mentales pueden ser la diferencia en un campo de batalla. Te lo digo por experiencia propia- Deshizo el hechizo que ocultaba su conversación y abrió la puerta -Ve y prepárate, búscame en el templo para enviarte a Roma- Le dijo con total neutralidad mientras salía al pasillo para dirigirse al Templo y, quizás, al Sanguis.

Quedó claro que mi pregunta no había sido de su agrado, primero por su mirada y más tarde por esa manera de contestar. Apreté mis labios dirigiendo una mirada un tanto críptica. Entendía que pudiese desagradar la cuestión pero dependiendo de quién hiciese aquella pregunta mi forma de proceder hubiese sido diferente. Cogí aire desviando la mirada. -No se puede no ser nadie. "Podrías ser todas pero no nadie".

Asentí ante la nueva información esperando que así fuese y cuando llegó su agradecimiento por aquel consejo algo me decía que no había servido para nada. Tal vez porque Catherine continuaba con aquella actitud desde mi pregunta.

Mi ceño se frunció extrañada por la determinación de su afirmación respecto a mis supuestos poderes mentales. -No digo que me haya otorgado poderes. Debe ser alguna consecuencia del hechizo, algo puntual. Repito que no tengo poderes mentales.-Intenté que entrase en razón porque en mi vida había dado signos de ello, ni era muy común en nuestro linaje.

Me incorporé cuando marchó hacia la puerta, suponiendo que daba por finalizada nuestra conversación. Dejé el libro que había encontrado en los templos de dragón sobre el escritorio de mi hermano y seguí a la morena. Suspiré por aquello de la guerra y mis supuestos poderes mentales.-Investigaré sobre ello.-Murmuré algo cansada, porque realmente dudaba mucho que tuviese nada de eso yo.

Asentí a su orden saliendo del despacho.-Hubiese cumplido las órdenes de mi reina a pesar de querer ir junto a mis hermanos pero si hubiese sido Catherine, cualquiera de ellas, me habría quedado con gusto.-Aclaré antes de inclinar levemente mi cabeza como despedida y marchar hacia mi habitación para cambiarme a ropas apropiadas.

-...tes a Wthyr- le avisó a Lyosha mientras salían del portal. El grupo de 3 parecía que había salido de un campo de batalla y nada más cercano a la realidad. El infierno no estaba hecho para los revenant y para un nigromante poseído. Ropas rotas, heridas, rasguños y sangre por doquier. Habían tenido que ingeniárselas para llegar de una sola pieza.

-Yo me encargo - Le avisó a los otros dos porque, a fin de cuentas, él no era una cara muy conocida y, además, era el padre de la reina. Esperó a que los guardias del salón del trono vinieran hacia ellos mientras mantenía las manos en alto como muestra de paz. Su mirada recorrió el sitio observando con curiosidad el trono de Catherine y los estandartes Le Fay que se turnaban entre los Pendragon. Por un instante pensó que… sí, su hija se merecía ser reina.

-Buenas tardes, mis estimados, soy Stavron Le Fay y me gustaría una audiencia con mi hija, su majestad, Catherine Le Fay- protocolo por aquí, protocolo por allá -Disculpad nuestras fachas pero venimos de Tintagel de enfrentar a los vikingos traidores- Expresó con una cara llena de sinceridad pese a estar lleno de mentiras - Necesito saber el estado de mi hija y mis nietos- Finalmente bajó las manos y esperó. Lamentablemente, no tenía sangre de Catherine y la que corría ahora por sus venas no tenía nada de Le Fay así que no podía ubicarla. Empezó a acomodarse la ropa porque tampoco le apetecía ver a su niña en tales ropajes, aunque poco podía hacer. De momento,bestaba agradecido de seguir vivo.

Lyosha abandonó el portal soltando un suspiro antes de respirar agitadamente. Ya que no confiaba en Stavron para proteger a Matvey había tenido que hacer un esfuerzo por alejar a todos los cazadores y demonios así como mantener un ojo en el nigromante para que el sello aguantase y no perdiese el control.

Era la primera vez en mucho tiempo que sudaba la gota gorda.

En su opinión, Stavron era un inútil y podría haberse quedado en el infierno. Es más, se lo había dicho a vox populi porque estaba resentida, entre todas las otras razones, por el tono que había usado para dirigirse a ella como Soul Reaper. Como si fuera un insulto. Por eso le había metido la zancadilla, a ver si se libraba de él. Pero no. El hombre tenía sus recursos. Muy a su pesar.

-¿Crees que voy a hacerte el trabajo sucio? ¿A ti?- Inquirió arqueando las cejas. Si él quería deshacerse de Wthyr, que lo hiciera. Lyosha sin embargo pensaba estudiar más su plan. Era una cosa estúpida atacarle en su casa. Una sentencia, un suicidio.

Se acomodó con elegancia la coleta de largo cabello blanco sobre un hombro mientras lo miraba hablar con los guardias llenándose la boca con palabras vacías y mentiras descaradas. Eso la hizo soltar una risita por lo bajo antes de empezar a caminar para evaluar el sitio. No era ajena a la historia de Ávalon pero estar allí parecía surrealista, incluso para ella, que había caminado y paseado por varios círculos del infierno.

El viaje había sido movido, intenso, tal como esperaba. Pero era el mejor modo para asegurarnos que llegaríamos, no sabía hasta que punto las nieblas de avalon estarían protegiendo el enclave contra métodos más convencionales.

Estaba despeinado y la espada chorreaba sangre, pero no mía. La mía principalmente era la que había salido por el cuello.

Lyosha y Stavron no habían dejado de discutir todo el viaje y yo me preguntaba que había hecho para merecer esto. Ah si, resucitar a uno y a la otra ayudarla a mantener su sello a flote.

No hablé, se encargó Stavron. Yo me limité a limpiar la sangre de la espada y guardarla, tanteando de nuevo con ese poder para percibir espiritus. Alli... Habían demasiados, pero estaban ya mas calmados.

Nos guiaron fuera de allí, aunque no muy amablemente.

La frase de Gwen había hecho que Shyvanna pensara…demasiado. Después de su recuperación se había encerrado en su cuarto a pensar no sólo sobre lo que había hecho, lo que podría haber hecho y lo que quería hacer sino las consecuencias de lo que podría haber pasado si finalmente hubiese matado a Catherine.

Las palabras exactas habían rondado su cabeza preguntándose… ¿Cuándo Wthyr se había vuelto tan pendejo? ¿En eso te convertía el amor? ¿Por qué entonces ella no podía hacerle eso a Darren? Cuando le habían preguntado qué modelo quería diseñar para la boda, Shyvanna casi las mata a todas. Había salido a pasear con Artamir, alejándose para evitar explotar delante de los demás pero aún así no se había quedado tranquila y al final…

Ouroboros.

Pero en aquellos días había analizado que Wthyr y ella tenían opciones muy diferentes. Varias… Mientras lo de él era posible. Lo de ella no. Por mucho que quisiera a Darren, nunca en la vida podrían estar juntos. Entonces…¿Estaba bien dejarlo ir con Freyja? ¿Cómo iba a lidiar ella con eso? ¿Cómo… Ella… Ella solía ser la mujer más importante en la vida de Darren y también la mujer más importante de Ávalon. Freyja le había quitado una cosa y Catherine otra. Durante el tiempo que estuvo allí… Ahora lo tenía de vuelta y... No lo quería.

Aquella mañana la mujer que había abandonado su lecho, aparte de satisfecha, se había ido con una mini misión que estaba convencida de que ejecutaría. Wthyr la había convocado y sabía lo que venía así que caminó con el mentón en alto hasta su despacho tras el trono, como habría hecho con la abuela. Estaba acostumbrada a lidiar con las consecuencias de sus actos…a veces…

Tocó la puerta del despacho dos veces y esperó a que le dijera de entrar para abrirla e ingresar, sosteniendo su mirada con un gesto serio -Su Majestad- Dijo haciendo una breve reverencia e incorporándose después. La voz la notaba un poco cambiada después del ataque del nigromante pero… le daba igual.

Habían transcurrido algunos días desde el incidente en Ouroboros, y desde entonces también había estado metido en sus propias investigaciones sobre el Sanguis. No estaba dispuesto a que el nigromante le sacase ventaja ni a que supiese más que él, al igual que odiaba que supiese lo suyo con Catherine. Si se creía que podía usar eso como una herida en la que hurgar iba listo. También estuvo inmerso en otros asuntos más banales, como la boda de Darren o el ritual de recarga mágica que tendría lugar ese mes.

Además, ya le había dado suficiente tregua a Shyvanna como para que se recuperase correctamente. Tenía que hablar con ella de una maldita vez, porque ya estaba más que harto de sus arranques de locura, uno tras otro. La esperó en su despacho, sentado a la mesa delante de libro antiguo de los que había sacado de las cuevas. Alzó la mirada en cuanto entró, replicándole de manera seria ante ese saludo.

- Ahórrate las formalidades, Shyvanna. - se levantó de la silla para rodear la mesa e ir directo hacia ella, no iba a ser una conversación protocolaria. - Ya sabes por qué te he llamado. - todavía no se quitaba de la cabeza la imagen de su hermana medio enloquecida sobre la nieve de las montañas, cosa que le dio bastante lástima. - Quiero que me digas si te importa algo esta familia o solo te importas tú misma. O tú misma y Darren. - soltó sin rodeo alguno y con dureza, aunque en el fondo le doliese hacerlo porque aún tenía la esperanza de que pudiesen volver a tener la relación de hermanos que tenían antes.

Sabía que lo que había hecho iba a generar consecuencias. Había ido a Ouroboros a por ellas. Pero no eran estás las consecuencias que ella había esperado y tras volver y escuchar a Gwen… estaba perdida. Muy perdida.

Le mantuvo la mirada a Wthyr con cierta incomodidad -He hecho muchas cosas… puedes llamarme por varias- Le dijo la rubia poniendo las manos en su espalda y sintiéndose presa de los nervios empezó a tocarse las uñas con ahínco. Darren no estaba allí, se había ido con Freyja a las tierras nórdicas de forma momentánea y volvería pronto así que le tocaba enfrentar esto sola.

Quería creer que podía. Cómo podía con todo. Pero en el fondo sabía que no.

La pregunta hizo que parpadeará frunciendo el ceño. Pensó que abriría la conversación con lo del incesto -Me interesa mi familia- De eso no cabía duda, aunque su último comportamiento … había sido impulsiva, sí. Había actuado como Darren con Thoren pero el objetivo había sido equivocado, solo buscaba algo donde desatar su ira -Pero…- bajó la mirada un momento y en ese instante hubo tantos recuerdos en su cabeza, tantas frases, tantas palabras que lo que estaba por decir era algo más grabado a fuego en su alma que aquello que dictaba su corazón -Si quieres que te sea más específica, sólo tú estás por encima de Darren y de mí misma…. Y Gwen-

No iba a entenderlo. ¿Cómo iba a entenderlo? ¿Cualquiera de ellos?

Shyvanna levantó la mirada para observarlo con un gesto serio - Sé que no lo parece, Wthyr- No podía ir a por el apodo porque aquella conversación era demasiado fría para eso -Y sé que si te lo explico tampoco lo vas a entender, porque ninguno de ustedes entiende como pienso. Sólo Darren lo hace- Se llevó una mano a la boca para mordisquearse una uña frunciendo el feño -Igual dejaste ir a Catherine, ella tampoco es familia. Zephyr sí - Murmuró como débil excusa. -¿Cómo lo hiciste?

Era una arisca loca aunque durante su tiempo de "reflexión" se dio cuenta de que lo que sentía era una maldita envidia y, también, indignación por Wthyr.

El hecho de que Shyvanna pareciese incómoda era lo mínimo que esperaba de ella en ese momento, pues le hubiese molestado de sobremanera que encima fuese con actitud altiva y retadora. No modificó el gesto un ápice, se mantuvo estoico mientras ella comenzaba a explicarse. Claro que sabía que había hecho cosas de desubicada, pero se preguntaba hasta qué punto era Shyvanna consciente de lo mucho que había errado. - Empecemos por la más reciente. Me ignoraste deliberadamente, no acudiste a nuestra reunión. En lugar de eso te fuiste a Ouroboros a causar problemas absurdos, y a seguir con tu obsesión contra Catherine. - arqueó la ceja de manera progresiva y con gran escepticismo al escuchar aquello de que sólo ponía a Gwen y a él mismo por encima de ella o su mellizo, sin entender en absoluto esa declaración.

- Pues tienes una manera curiosa de demostrarlo. ¿Acaso me pusiste por encima cuando tuve que detenerte en el templo después de cómo llegué de la misión de Roma? ¿Creíste que la mejor manera de estar de mi lado era esa? te equivocaste. -   hizo un sonido de decepción mientras negaba con la cabeza, haciendo después un gesto como invitándola a explicarse con aquello de que nadie la iba a entender. Seguro que eran motivos retorcidos, pero quería saber cómo trabajaba su mente.

- Qué ciegos hemos estado con Darren y contigo...o tal vez no queríamos verlo. - no podía comprender ese tipo de atracción entre su propia sangre, sobre todo cuando se habían criado juntos.  La mención de Catherine y dejarla ir hizo que se le ensombreciese el rostro. ¿Eso era lo que había hecho? ¿dejarla ir?  - Retener a alguien contra su voluntad es rastrero, indigno. No quería convertirme en su carcelero. - le dio la espalda unos segundos, dirigiendo la mirada a su escritorio. En aquel momento le vino a la mente el recuerdo de algo sucedido allí, cuando tuvieron aquella discusión con el tema de los anillos y el Sodoma. Aquello la indignó en su día, pero nunca tuvieron la oportunidad de que sucediese algo sin ellos.

- Intentando olvidarla. Y tú deberías hacer lo mismo.  El otro día pareció que habías perdido la cordura definitivamente. No quiero verte más así. - replicó volviéndose a dar la vuelta, aunque por el momento no estaba teniendo demasiado éxito en eso de olvidar. Estaba demasiado reciente.  - Te voy a aclarar una cosa. Catherine es la madre de Zephyr, y eso siempre será así. Vuelve a intentar dejar huérfano a mi hijo y no será una conversación lo único que tengamos. Es la última vez que te aviso. ¿Te ha quedado claro, Shyvanna?

-¿Qué reunión?- Frunció el ceño sin saber de que estaba hablando. Es cierto que Shyvanna solía no participar activamente y se aburría soberanamente en ellas…Pero acudía, siempre iba, así fuese a incordiar. Lo otro…bueno… Sí, se había ido a Ouroboros a molestar. Eso era cierto. Desvió la mirada hacia otro lado como dando a entender que para eso no tenía excusa.

-¡No me toques el tema de Roma!- Gruñó, porque eso también había quedado pendiente entre ellos. Mira que desmayarla… -Puede ser que me equivocara, pero no fuiste tú quien te vio morir. No fuiste tú quien falló- Aquello lo espetó con un tono que dejaba claro que ese momento la había marcado como pocos en su vida. Y encima ese sonido de decepción que hizo provocó que a Shyvanna se le humedeciera la mirada. Podía aceptar la molestia, la ira, la rabia pero en ese instante, con ese gesto, se había parecido tanto a su padre que la rubia no pudo evitar recordar cosas que tenía olvidadas.

“Entonces tienes que mejorar… No puedes fallar. Él cuenta contigo”
Había sido una niña, una niña que estaba aprendiendo a usar sus recién descubiertos poderescon todo el dolor que ello implicaba pero aún así sus padres tenía un alto nivel de exigencia y siendo ella la única, en años, que había desarrollado aquella habilidad lo habían visto como una bendición del Sanguis Ligno, la clave que decía que aquella generación finalmente cumpliría el cometido Pendragon.
“Tienes que protegerlo, es tu hermano mayor y será tu Rey”

Y aquí estaba, su hermano mayor observándola de esa manera cuando a ella no le habían quedado energías de todo lo que había sucedido en Roma, cuando había dormido horas para luego despertar e intentar ayudar a Gwen y luego… horas y horas de inconsciencia -He estado a tu lado, Wthyr, en todo lo que has hecho. Me he tragado todas y cada uno de tus decretos, he peleado contigo con o sin magia, incluso he peleado contra ti. En todo… Desde lo de Giordano hasta lo de Catherine, te ayudé con los sodomas, traté de curarla cuando la envenenaron, guié a tu mujer en la coronación y la protegí, me vengué en su nombre de los Aduladores, estuve presente tras nuestra batalla en Ouroboros… Porque es mi deber protegerte, porque todos hemos crecido bajo tu sombra y con la acepción de que es a ti a quien rendimos pleitesía y eres tú quien va a cumplir el cometido de nuestra familia - Ladeó la cabeza como preguntándole si era consciente de eso -No, no lo eres porque tú no creciste como el resto de nosotros. Tu eras el primogénito, el heredero, el Rey- No lo decía con rencor, como quizás podía decirlo Darren, sino tratando de que comprendiera que erand dos realidades distintas -Y Gwen…Es mi hermana pequeña, pero aparte de eso, es la sacerdotisa del Sanguis Ligno, la destinada a sacrificarse. No tú, porque eres el Rey. Pero ni Darren, ni Lake, ni Cedric, ni yo… No servimos nosotros, es Gwen… Tengo que protegerla también porque hay que mantener feliz al Sanguis Ligno-

Arrugó la nariz con molestia pero no derramó ni una sola lágrima porque eso…Eso no lo hacían los Pendragon, no era eso lo que le habían enseñado. La forma en la que habló de Darren y de ella le dolió, pero ella sabía desde el momento en que le había reconocido a Darren sus sentimientos que entraban en un terreno pantanoso. Notó el cambio en su rostro al oír lo de Catherine y negó con la cabeza, ahora decepcionada ella -Porque ahora la quieres, pero te rendiste...porque no crees que la mereces- Murmuró con el ceño fruncido -Porque al principio no dudaste en traerla Ávalon o mantenerla en la Residencia Pendragon en Ouroboros- Se cruzó de brazos después de dejar de morderse la uña. Se quedó un momento en silencio. Lo de protegerle había sido grabado a fuego en su cabeza, lo de hacerle feliz era compromiso propio…Porque si algún día no llegaba a salvarlo, entonces que muriera habiendo conocido la felicidad.

Al verlo darse la vuelta contuvo un suspiro y se encaminó hasta las sillas, dejando caer el cuerpo medio desparramado mientras le escuchaba que intentaba olvidarla. Ella no podía hacer eso -Lo haré…porque Darren y yo no tenemos futuro y él tiene una salida. Pero tú eres un pendejo. Si papá te viera estaría decepcionado- Le soltó con toda su carota cruzando las piernas y acomodándose la parte superior de la túnica mientras escuchaba aquello de que no quería verla más así. Negó con la cabeza -La perdí. Quería iniciar la guerra entre Ouroboros y Ávalon, para que en el caos de la batalla pudiera incinerar a Freyja y así Darren estaría libre- Soltó finalmente el porqué y cerró los ojos como sintiendo cierto alivio de sacárselo de encima -Ese día habían venido de sorpresa a tomarme medidas para el vestido de la boda…Yo…- Negó de nuevo y se llevó la mano de nuevo a la boca, mordisqueándose la uña -No sé cómo voy a hacerlo. Debería irme a Irlanda- Mencionó mirando el escritorio, aunque sabía que moriría un poco al hacerlo.

Alzó la mirada hacia él escuchando su advertencia y asintió pero decidió ser clara con él -La odio…Porque le tengo envidia- Se apartó el cabello que le quedaba del lado izquierdo con los labios tensos, se había dado cuenta de ello en aquellos días -Aelle murió apenas horas antes de que Catherine se casara contigo. No pude curarla, fue la primera vez que me pasó ¿Sabes?- Murmuró con la mirada ida recordando las malditas runas negras -Y yo no…puedo comprender cómo una mujer tan… tan… distinta a mí es capaz de que dos personas se enamoren de ella, incluso de… ganarse a gente que la conoció sólo por unos meses. No he recibido ni una propuesta de matrimonio. Es un rechazo a voces. Me diste libertad porque he fallado en mi segundo cometido- La mano libre, apoyada en el reposabrazos, no estaba quieta, tenía los dedos clavados en la madera intentando carvar en ella con las uñas -Soy la princesa, soy la beldad de los Pendragon, soy la tercera en la línea al trono…Fui la dama y señora, la mano derecha de Aelle en asuntos de la corona que me competieran… Y llegó ella vino y me lo quitó. Ni siquiera lo quería…- Suspiró quedamente -Ni siquiera te aprecia como te lo mereces. Es lo que más odio de ella…- Alzó la vista hacia él - No se permitió conocerte, no te dio ni siquiera una oportunidad cuando te mereces el mundo. Te lo mereces todo-

Bajó la vista y se dio cuenta de lo que estaba haciendo con la mano así que se detuvo y se limpió en el pantalón -Zephyr no quedaría huérfano…Nos tiene a nosotras, seríamos mejores madres que Catherine. Eso tenlo por seguro-

- No te hagas la tonta, no te pega nada. El mismo día en el que fuiste a Ouroboros a pegarte con críos estabas citada para venir a hablar conmigo. No viniste, así que sí, me ignoraste. - en realidad le había molestado más el hecho de que le estuviese esquivando que lo de ir a molestar al niñato ese de Khan. Le dirigió una mirada desafiante cuando ella alzó la voz por el tema de Roma, por toda la escena en el templo de sangre y lo que trajo después. Tal vez lo único bueno de eso era que había logrado pasar tiempo a solas con Catherine en las cuevas, habían podido acercarse más sin las interrupciones habituales de por medio.

- Todos fallamos ese día. - concedió secamente al notar que se le humedecían los ojos a la rubia. Así era, ese maldito Papa les había dado una paliza. - Por eso lo último que necesitábamos era estar desunidos y que me retases de ese modo. - necesitaba que comprendiera que no podía seguir obsesionada con el tema de Catherine, y mucho menos causarle todos esos problemas cara vez que tenía uno de sus arranques. La miró tratando de disimular que estaba dolido por si Shyvanna pensaba que él no le agradecía todo lo que había hecho por él, empezando por sanarlo en varias ocasiones. Claro que lo sabía, y por eso le chocaba aún más que no fuese capaz de dejar su ofuscación contra Le Fay.  

- Por supuesto que soy consciente de todo lo que has hecho por mí. No lo olvido. Eras la única persona con la que podía conversar con sinceridad. Y no, no crecí como el resto de vosotros porque tampoco se me permitió tener una infancia como sí la tuvisteis vosotros. - en realidad no había llegado a compartir juegos con los mellizos porque los años 5 o 6 que les separaban eran suficientes para considerarlo demasiado mayor para relacionarse con ellos de otro modo que no fuese de "vigilante". Hizo un gesto como quitando importancia a esos asuntos del pasado, pero después negó  con rotundidad cuando dijo lo de Gwen.  - Jamás sacrificaré a Gwen al Sanguis, me da igual lo que pida. - ni siquiera pensó en lo que estaba diciendo, pero soltó lo que en más de una ocasión le había atormentado. - Tampoco debimos permitir que se sacrificasen  nuestros padres. Los idiotas de Ouroboros tienen razón en una cosa. Hay que hacer algo para detener esos sacrificios. - los sacrificos Pendragon, por supuesto. Los de otros de la isla le daban bastante igual.

Cruzó los brazos en actitud poco receptiva cuando salió el tema de Catherine, apoyándose de espaldas en la mesa del despacho.  - Al principio teníamos un pacto. Pero ese pacto terminó con Zephyr. Lo que no merezco es estar con alguien que prefiere a otro y caer tan bajo como para tener que retenerla a la fueza.   - replicó sin poder evitar cierto tono de rencor y orgullo en la voz, aunque tampoco desmintió que no la quisiese.  - Lo de Darren y tú...- negó con la cabeza como dando a entender que no tenía una respuesta buena para dar a eso. En su cabeza no cuadraba que un hermano y una hermana pudiesen quererse de ese modo. Soltó un sonido irónico por lo de su padre decepcionado, como si fuese eso lo único por lo que pudiese torcer el gesto su padre.

- Qué movimiento más absurdo. Acabar con Freyja no es la solución. Además, estarías rompiendo las reglas de proteger a tus vasallos. Huir del problema tampoco hará que desaparezca. Hay que buscar a Darren primero. - para qué exactamente aún no lo sabía, pero no podían dejarlo pasar sin más. Aquello de que envidiase a Catherine le cuadraba bastante con sus reacciones, así que la dejó hablar para que se explicase.  Entonces entendió...se sentía desplazada por ella y además su autoestima no era tan buena como parecía. Apoyó las palmas de las manos en el escritorio para quedar con la cara a la altura de ella, mirándola con un gesto menos duro que durante el resto de la conversación. Esta vez había comprensión.

- Nadie va a quitarte tu puesto nunca, hermana. Y cualquier pretendiente haría lo que fuese por desposarte, si tú quisieras. - levantó las manos de la mesa para rodear el escritorio, quedando a su lado para pararle la mano de una vez, que le estaba poniendo nervioso.  - Creo que para bien o para mal me conoce más de lo que crees. - de hecho Catherine era de las pocas personas que habían podido ver más facetas suyas, pero eso Shyvanna no lo sabía.  - Pero ya te dije una vez que eso de los finales felices no eran para nosotros. - hizo un sonido de desdén como restando importancia, convenciéndose de que no lo necesitaba. - Ni lo insinues. Su madre es ella. - la cortó con una sonrisa afilada que no admitía réplica alguna a lo que le estaba diciendo sobre la madre de Zephyr.  - Y tú serás la mejor tía del mundo. Te lo ordeno. -

Hizo una mueca al recordar la cita y no pudo decir nada, había actuado por impulso así que solo le alzó los hombros de manera irreverente. Había tenido cosas más importantes que hacer. Sin embargo, el tema de Roma era mucho más peliagudo y no iba a quedarse callada -No te reté a ti, lo hice con ella que ni siquiera se defendió. Quería hacerte abrir los ojos, no me di cuenta de lo hundido que estabas- Negó con la cabeza pensando que aquello se le había pasado por algo porque había estado más enfrascada en la traición de la morena.

-¿Podías?- Parpadeó un momento confundida. ¿Por qué hablaba en pasado? -Aún puedes hablar conmigo- Le reiteró mientras oía el resto de su argumento, riendo luego un poco -¿Qué infancia, Wiwi?- Le sonrió con pesar -Ninguno de nosotros fue un niño jamás- Y lo dejó hasta allí por su gesto, pero prestó atención a lo de Gwen soltando un leve suspiro al ver que estaban en la misma página -Sí… Eso sí- Lo reconoció y estudió su rostro un momento, pensando en si debía contarle lo que había hecho Gwen con el Sanguis por Lake y por ella, pero le había prometido a su hermana que guardaría silencio. De lo contrario, Wthyr nunca más creería en sus palabras. Apartó la mirada hacia algún punto del escritorio para no seguir pensando en ello ni verse tentada.

Lo de Catherine y él…No lo veía tan claro como él, no cuando ella seguía teniendo influencia sobre su corazón -Vuestro pacto habrá acabado…Pero vuestros votos...Digamos que el Sanguis Ligno no se toma muchas cosas a la ligera cuando hay sangre, magia y palabritas de por medio- Dejó caer pero al mencionar de esa forma el nombre de Darren y luego señalarla, Shyvanna bajó la mirada hacia las manos mientras se reducía la cutícula con las uñas hasta arrancarse cachitos. -No sé cómo explicártelo. Dudo que alguien entienda… Es que… - Frunció el ceño y fue consciente de una cosa, alzó levemente la mirada -En realidad, quizás eres el único que lo entienda- Se acomodó en la silla -Necesito que entiendas que Darren y yo sabemos que las concepciones que tiene la sociedad nunca aceptarán algo como lo que tenemos. De la misma forma que Ávalon no aceptará a Catherine y Ouroboros no te aceptará a ti ¿Verdad?- Ahora lo veía un poco más claro y recordó, bastante bien, una conversación que habían tenido ellos allí mismo. La forma en la que Wthyr había hablado sobre sus encuentros y el poder que emanaba de ellos, recordó los rumores y lo que ella misma había cotilleado con Gwen -¿Pero por qué algo que está “tan mal” se siente tan bien?- Le sostuvo la mirada mientras se echaba hacia atrás en la silla, la cabeza también y quedó mirando al techo -Conectamos, nos entendemos… - Al oír su petorata sobre Freyja cerró los ojos otra vez y negó con la cabeza -No lo busques. Haré lo mismo que tú, lo dejaré ir, aunque me destruya por dentro. A diferencia de vosotros…No podemos construir un imperio para que nos acepten, solo porque sí. Tendríamos que erradicar la base misma de la sociedad para ello. Lo vuestro es más fácil así que déjalo. Me encargo yo Wthyr-

Y la decisión estaba carcomiéndola por dentro.
Sus manos se activaron de nuevo mientras se incorporaba.

Le observó cuando se puso frente a ella y quiso creer sus palabras. ¿Se había obcecado tanto con Darren que se había cerrado a cualquier opción? Con Belthane tan cerca sólo sentía escalofríos de lo que podía suceder en esa pista de baile. Dejó que le detuviera las manos pero le hizo una mueca de inconformidad -No es para mal- Le corrigió y entonces soltó aquello de los finales felices -¿Por qué te crees que tu historia ha acabado?- Preguntó frunciendo el ceño -¿Por qué tenemos que buscar finales… cuando podemos regocijarnos en el desarrollo? No pienses tan catastróficamente Wthyr, no vas a morirte mañana- Le apretó las manos. Se le quedó mirando, aquella sonrisa afilada y la forma en la que hablaba. -Cumpliría incluso si no fuese una orden, Zephyr es hermoso- Murmuró y entonces decidió tirar un poco de él para pasarle los brazos por la cintura y apoyar la cabeza en su abdomen, cerrando los ojos. No era lo mismo que con Darren, nada era igual que con él, pero su relación con Wthyr no dejaba de ser hermosa a su manera y lo había extrañado -Mi voto sigue vigente- Le dijo en un susurro -Dejaré de lado mis sentimientos por Catherine y construiré ese imperio que quieres- Eso le resolvería la vida.

Decidió aceptar como disculpa el hecho de que Shyvanna hubiese reflexionado sobre lo que hizo en el templo, que se diese cuenta de que él no estaba en su mejor momento como para tener que enfrentarla de esa manera. Por eso lo dejó estar, pero no pasó por alto que le dijese que aún podía hablar con él. - No como antes. Hay temas de los que no puedo hablar contigo, porque la detestas. - así que no podía decirle la verdad sobre cómo había sucedido todo, y tampoco estaba seguro de querer que ella lo supiese porque conocía sus reacciones. Tampoco estaba de acuerdo en que los hermanos menores no habían tenido infancia. Al menos el foco no había estado tan puesto en ellos. Supuso que cada uno lo había vivido a su manera, así que no le llevó la contraria.

- ¿A qué te refieres con lo del Sanguis? el vínculo se rompió cuando firmamos el contrato mágico. Yo mismo lo vi. - hizo un gesto con la mano como queriendo decir que daba igual, que ya no tenía sentido darle más vueltas porque estaba hecho. Aún así sabía que tardaría tiempo en desengancharse de aquellos momentos en los que utilizaban esa conexión para canalizar magia juntos. Frunció el ceño al ver que seguía con lo de arrancarse trozos de uñas en su gesto de nerviosismo, sobre todo con el tema de Darren.

- De uniones sin futuro sé un poco. - ironizó cuando dijo que él era el único que podía entenderle con ese tema. No era exactamente lo mismo, pero captaba el punto. - No es sólo eso. Es la misma sangre. Incluso aunque la sociedad lo aceptase...tener descendencia entre vosotros no sería la mejor de las ideas. - le costó decir aquello, imaginarse la situación. Lo suyo era algo prohibido en toda regla, y tal vez por eso les atrajese tanto. O puede que no fuese por eso. - Os entendéis porque sois hermanos, mellizos. Y en algún momento tal vez os sentisteis solos o pensasteis que nadie más os entendería y por eso...por eso lo confundisteis y llevó a lo que llevó. Simplemente necesitáis encontrar a otra persona para olvidar. - aunque era más fácil decirlo que hacerlo, y esperaba que Shyvanna no le dijese que hiciese él lo mismo. Ya tenía demasiados nombres grabados en la espalda.

- Pues claro que también es para mal. Ahora tiene demasiada información sobre mí. Puede que ella no la quiera usar contra mí, pero sí su entorno. Y ese desgraciado de Matvey también sabe demasiado porque usó sus trucos de nigromante rastrero. - le apretó de más la mano cuando ella se la cogió, en parte porque le ponía de mal humor pensar en Rasputín. Soltó un "tsk" cuando lo llamó catastrófico, no se estaba refiriendo a eso precisamente. - Era una manera de hablar. - suavizó un poco el gesto a la mención de Zephyr, firmando la paz con ella de algún modo en el momento que ella lo abrazó por al cintura. No tardó mucho en reaccionar, correspondió a aquello rodeándola también con sus brazos, aliviado por ver que su cordura no había desaparecido por completo, por ver que aún podía llegar hasta ella y que renunciaba a su vendetta obsesiva contra Catherine.

- En ese caso los dos haremos lo mismo. - dejar de lado los sentimientos y seguir con su imperio, parecían buenos objetivos comunes. - No se va a construir solo. Y tenemos muchas más cosas pendientes. - la tomó por los hombros para que se levantase y quedar a la misma altura. - Encárgate de Belthane, tras eso nos pondremos manos a la obra.

Le miró con una ceja alzada cuando dijo que había temas de los que no podía hablar -La detesté igual cuando la coroné Reina de Ávalon, cuando le tejí el cabello y cuando se puso modo dramática con irse de la isla- Mencionó poniendo los ojos en blanco -Y te ayudé, te di tiempo con ella en el pasillo, la atendí después de su arrebato…En fin- No iba a excusarse mucho más, las cosas eran como eran y cuando Wthyr resolvía cosas generalmente no cambiaba de parecer.

Excepto si Catherine metía las narices, aparentemente.

La pregunta sobre el Sanguis hizo que lo mirara un momento con cara de “¿Cómo me preguntas eso?” pero después se dio cuenta que parecía haberse olvidado de cosas importantillas. Supuso que las sacerdotisas le daban la charlita a las mujeres, aunque tal vez es que asumieron que como era su tercer matrimonio ya sabía bien de qué iba todo -Deberías hablar con Gwen…o Catherine- Murmuró alzando las cejas como “pendejo eres, pendejo te quedarás”, pero ella se cerró porque “había temas que no podía hablar porque la odiaba”. Prf. Estúpido.

Shyvanna puso una cara de asco generalizado cuando mencionó la descedencia -¿De qué hablas? ¿Bebés? Nah…- Negó con la cabeza - Mi vientre es del linaje Pendragon y sirve con un sólo propósito, alianzas matrimoniales. No estamos tan obnubilados para no conocer nuestras responsabilidades, Wthyr. Harías bien en recordar quién se casa el mes que viene para mantener tranquilos a los vikingos-  Un tirón de estómago que la hizo dibujar una mueca de hastío. Lo siguiente hizo que apartara la mirada. Encontrar otra persona, que la tolerara, que la entendiera. Cuánto trabajo. Mejor que la encadenaran con el primer pánfilo que sirviera para el propósito del imperio. No respondió, no le apetecía.

Ladeó la cabeza de vuelta hacia él -¿Crees que es muy débil? ¿Qué el entorno sabrá de sus problemitas  y los usará para sacarle info?- Preguntó señalándose la cabeza con los labios tensos. Catherine tenía bastante información de Ávalon -Aquí poco habló del Consejo, bueno…aquí no habló- Alzó los hombros como restándole importancia porque con ella había intercambiado pocos diálogos -¿No tienes tú información de ella que podamos usar?- Inquirió con interés.

“Una manera de hablar…”

-No…es tu forma de ver la vida. La maldición ya se acabó, no puedes encadenarte a ella. No puedes usarla de excusa- El abrazo, su respuesta, la dejó más tranquila así que cuando le escuchó hablar se alejó mirándolo a los ojos pero no dijo nada, aunque en su mirada se notaba que no se tragaba mucho el cuento y que… que quizás era muy valiente al decírselo a él pero con Darren al frente. Se dejó levantar asintiendo.

Imperio, misión. Sí
No sentimientos, porque había tomado una decisión.

Sonrió de lado, no de la forma brillante con la que solía recibir la festividad en otrora -Sí- Le miró un instante de forma críptica y entreabrió los labios para decir algo pero…Se contuvo, los cerró y asintió -Será el primer año que vista negro- Murmuró más para sí misma que para él -Te dejo… Después de Belthane hablaré con Darren y evalúa dónde es requerida la brigada, me vendría bien el aire fresco- Caminó hacia la salida con un sentimiento agridulce pero aún así contenta con la conversación. Se despidió moviendo la mano brevemente y salió del despacho con dirección al templo.

Si lo miraba en perspectiva podía decirse que Shyvanna lo había intentado y se había esforzado con Catherine, había hecho cosas por ayudarlos a ambos, incluso con lo del rubí de Sodoma para la noche de bodas aunque no fuese lícito. También había intentado sanarla cuando la envenenaron, y era cierto que le había dado tiempo para que reflexionase y no se largase el día de la coronación. El momento exacto en el que todo se había ido al traste fue justo después de lo de Roma. Hizo una mueca de disconformidad cuando le instó a hablar con Gwen o Catherine sobre el tema del vínculo del matrimonio por el Sanguis, por si acaso lo que descubría le traía más quebraderos de cabeza.

- ¿Para descubrir que hemos hecho algo que pueda perturbar al Sanguis y que nos hemos equivocado? No, gracias. Además, ninguna de ellas van a saber nada al respecto. - sólo eran los designios de las almas del Sanguis...particularmente la de Charles. Si se ponía a pensar había cosas que no entendía, como que la hubiese reclamado como Pendragon pero no hubiese clamado venganza contra ella por lo sucedido con ese linaje siglos atrás. Tal vez sólo quería que la estirpe Pendragon se mantuviese fuerte y siguiese adelante con más herederos. Se quedó abstraído algunos segundos pensando en ello, hasta que Shyvanna mencionó lo los bebés. Al menos sabía que no debía ni arriesgarse a ello, principalmente por los problemas que acarreaba la consanguineidad. Alzó una ceja con escepticismo por el comentario de que la boda de Darren era para calmar a los vikingos, porque eso hacía que su hermano pareciese un cordero a entregar en sacrificio. - Tranquila, al final no será tan horrible para él. - sabía por experiencia propia que Freyja podía satisfacer bien las necesidades de Darren, aunque no hubiesen sentimientos de por medio. Y podía entender también los celos que debían de estar comiéndose a Shyvanna por dentro.

- No. Le Fay no es débil, te lo aseguro. Y por voluntad propia no lo usará, a no ser que la obligue ese nigromante insoportable. - por algo le había defendido usando su piel de ébano en el encontronazo en las montañas. No había permanecido impasible esperando que el otro le atacase. Le molestó que le dijese que estaba encadenado a ella, soltando un sonido de desdén por lo bajo porque no le apetecía armar una excusa para desmentirlo. Seguro que pensaba que había perdido el juicio si supiese que durante los primeros días tras dejarla se había puesto a golpear un puto trozo de mármol para esculpir al objeto de sus deseos. Por eso le vino bien que sacase el tema de Belthane.

- Renacimiento...- mencionó por lo bajo al escuchar que ella iría de negro, preguntándose si él debería hacer lo mismo. Luego lo descartó, la verdad es que pasaba bastante de usar esos códigos y de darle pistas a la gente de lo que pretendía. - Sí. Prepararemos los ejércitos y a tu Brigada tras la fiesta. Hay mucho por hacer. - se despidió de su hermana con un gesto de cabeza más formal después del abrazo con el que habían sellado la reconciliación, tras haberse dejado las cosas claras. Sólo esperaba haber recuperado de verdad y por mucho tiempo a su hermana. No tardó en marcharse de allí, en busca de su hijo.