Recuerdo del primer mensaje :
Los Pendragon se mantienen fieles a las antiguas tradiciones mágicas, por lo que mantienen también un régimen más propio de épocas pasadas. El salón del trono se encuentra en el interior del castillo Pendragon, y es utilizado tanto para realizar audiencias como asuntos de preparación de estrategias, batallas, negocios, obtener nuevos aliados...
Es ocupado por el patriarca/matriarca de la generación que esté en el poder. Aquí se realizan los actos de vasallaje de otros linajes a los Pendragon. Entre ellos se encuentran algunos descendientes de los conocidos de los llamados Nueve Traidores de Ouroboros.
Los Pendragon se mantienen fieles a las antiguas tradiciones mágicas, por lo que mantienen también un régimen más propio de épocas pasadas. El salón del trono se encuentra en el interior del castillo Pendragon, y es utilizado tanto para realizar audiencias como asuntos de preparación de estrategias, batallas, negocios, obtener nuevos aliados...
Es ocupado por el patriarca/matriarca de la generación que esté en el poder. Aquí se realizan los actos de vasallaje de otros linajes a los Pendragon. Entre ellos se encuentran algunos descendientes de los conocidos de los llamados Nueve Traidores de Ouroboros.
- Entonces me estás diciendo que queréis abandonar Ávalon y romper el vasallaje iniciado hace siglos... - reformulé de ese modo lo de partir independientes de los Pendragon para ver si había acertado en lo que ella quería decir, aunque me dolía la resolución que había tomado. No se deshacía un vínculo así como así. El Sanguis había sido testigo de ese rito, había probado su sangre. Supuse que ella misma sabía que los pactos mágicos no eran vulgares contratos en papel que se podían romper por un capricho, pero preferí esperar para ver si ella misma se daba cuenta. Sobre la ausencia de información había poco que decir, pues bastante ocupados habíamos estado nosotros con nuestros asuntos como para tener que andar informándole de todo a ella. Entorné los ojos con gesto de contrariedad, dándole la réplica.
- Pues ya la tienes. Todo a su tiempo. Igual que Ouroboros. ¿Por qué no quieres entender que es un cambio en el orden de prioridades? las estrategias cambian, y ahora mismo interesa más centrarse en conquistar territorios en tierra antes de que nos los quiten otros. El mundo es un lugar completamente nuevo después de la derrota de la máquina. Hay que atrapar las oportunidades. Ouroboros va a seguir ahí, dejemos que se confíen. Esa isla será nuestra cueste lo que cueste, no lo he olvidado. - no habían querido por las buenas, así que tendría que ser por las malas. Tampoco había olvidado que teníamos pendiente seguir con la investigación sobre los dragones antiguos, pero era difícil atender a tantos frentes abiertos a la vez.
Me sorprendió que soltase un suspiro de alivio al escuchar que Catherine estaba viva, pues con lo mal que le caía probablemente la prefiriese muerta. - Lo está, por muy poco. - un par de horas más sin atención y no lo habría contado, de eso estaba seguro. Fruncí levemente el ceño cuando se atrevió a tocar la marca como si fuese algo pintado sobre la piel, cosa por la que le habría dado un golpe en la cara si lo hubiese hecho cuando aquello quemaba y dolía. - Todos los que tengan sangre Pendragon y sangre Le Fay. Así que supongo que deben tenerla. - terminé por moverme hacia un lado para apartarme así de su mano, chistando por lo bajo cuando llegó a la conclusión de lo necesaria que era Catherine. Ahora tendría que tenerla más protegida por si a alguien le entraban ganas de quitarnos del medio a través de ella. - El heredero Pendragon Le Fay debe nacer y sobrevivir. El de hace siglos fue asesinado. - juraría que la historia de la derrota de los Pendragon la conocían los vasallos, el modo en el que el castillo fue rendido por una traición. Lo que faltaba era la confirmación de la maldición, y ya la teníamos.
Sujeté su muñeca con fuerza y de manera instintiva cuando ella me agarró por el jubón para atraerme, preparándome por si finalmente teníamos que enfrentarnos con algo más que palabras. Mantuve la mirada sobre ella de manera un tanto avasalladora y agresiva, aunque fui moderándola progresivamente. - Decir lo que piensas no tiene ningún valor añadido si no lo haces desde el respeto y desde algo que pueda aportar. No glorifiquemos esa mierda de "soy sincero", pero te jodo igualmente. Hubiese preferido que me contases lo que decía esa manipuladora, porque yo no lo sabía, tenía otras complicaciones encima. Además, ¿para qué quieres casarte con Darren si piensas abandonar el vínculo que une a nuestras familias? - la miré confuso, no tenía ningún sentido que siguiese adelante esa farsa de matrimonio si pensaban romper con todo y seguir por libre. Ni siquiera estaba seguro de que Darren quisiese casarse con ella. Aflojé el agarre en su muñeca cuando ella me soltó, dejándola libre al igual que había hecho conmigo. La tensión era más que palpable. - No te he pedido que sangres por mí, sino junto a mí. Que volvamos a pelear codo con codo. Protege a mi familia, y yo lo haré con la tuya.
- Pues ya la tienes. Todo a su tiempo. Igual que Ouroboros. ¿Por qué no quieres entender que es un cambio en el orden de prioridades? las estrategias cambian, y ahora mismo interesa más centrarse en conquistar territorios en tierra antes de que nos los quiten otros. El mundo es un lugar completamente nuevo después de la derrota de la máquina. Hay que atrapar las oportunidades. Ouroboros va a seguir ahí, dejemos que se confíen. Esa isla será nuestra cueste lo que cueste, no lo he olvidado. - no habían querido por las buenas, así que tendría que ser por las malas. Tampoco había olvidado que teníamos pendiente seguir con la investigación sobre los dragones antiguos, pero era difícil atender a tantos frentes abiertos a la vez.
Me sorprendió que soltase un suspiro de alivio al escuchar que Catherine estaba viva, pues con lo mal que le caía probablemente la prefiriese muerta. - Lo está, por muy poco. - un par de horas más sin atención y no lo habría contado, de eso estaba seguro. Fruncí levemente el ceño cuando se atrevió a tocar la marca como si fuese algo pintado sobre la piel, cosa por la que le habría dado un golpe en la cara si lo hubiese hecho cuando aquello quemaba y dolía. - Todos los que tengan sangre Pendragon y sangre Le Fay. Así que supongo que deben tenerla. - terminé por moverme hacia un lado para apartarme así de su mano, chistando por lo bajo cuando llegó a la conclusión de lo necesaria que era Catherine. Ahora tendría que tenerla más protegida por si a alguien le entraban ganas de quitarnos del medio a través de ella. - El heredero Pendragon Le Fay debe nacer y sobrevivir. El de hace siglos fue asesinado. - juraría que la historia de la derrota de los Pendragon la conocían los vasallos, el modo en el que el castillo fue rendido por una traición. Lo que faltaba era la confirmación de la maldición, y ya la teníamos.
Sujeté su muñeca con fuerza y de manera instintiva cuando ella me agarró por el jubón para atraerme, preparándome por si finalmente teníamos que enfrentarnos con algo más que palabras. Mantuve la mirada sobre ella de manera un tanto avasalladora y agresiva, aunque fui moderándola progresivamente. - Decir lo que piensas no tiene ningún valor añadido si no lo haces desde el respeto y desde algo que pueda aportar. No glorifiquemos esa mierda de "soy sincero", pero te jodo igualmente. Hubiese preferido que me contases lo que decía esa manipuladora, porque yo no lo sabía, tenía otras complicaciones encima. Además, ¿para qué quieres casarte con Darren si piensas abandonar el vínculo que une a nuestras familias? - la miré confuso, no tenía ningún sentido que siguiese adelante esa farsa de matrimonio si pensaban romper con todo y seguir por libre. Ni siquiera estaba seguro de que Darren quisiese casarse con ella. Aflojé el agarre en su muñeca cuando ella me soltó, dejándola libre al igual que había hecho conmigo. La tensión era más que palpable. - No te he pedido que sangres por mí, sino junto a mí. Que volvamos a pelear codo con codo. Protege a mi familia, y yo lo haré con la tuya.
Freyja Lothbrock
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-Te estoy diciendo que si me planteara traicionarte, lo haría así- Le especificó para que fuera consciente de lo que estaba diciéndole. No pretendía irse ahora, pero era algo que no dejaba de rondarle la cabeza si la vida de su clan seguía en la mira del Sanguis Ligno y de los Pendragon en sí. Al escuchar el tema de Ouroboros y su pregunta, hizo que un sonido de exasperación saliera de su boca -Porque están a huevo, Wthyr- Insistió -Pero está bien. Dejaré de joder y me iré a donde la nueva estrategia nos lleve- Tierras nórdicas, sin duda. Es lo que ella quería.
-No puedo creer que la vida de todos vosotros dependa de ella. ¿Qué tipo de mierda irónica tiene el destino?- La pregunta era, sin duda, muy sincera -Es...endeble. Es joven. Es una cría, Wthyr- Insistió como intentando que se diera cuenta de la gravedad del asunto -Podría haberla matado. Le falta entrenamiento en batalla, le faltan reflejos...Mierda…- Aquello realmente le dio un poco de agobio porque ella no tenía hijos pero si tocaba defender a los Pendragon… Tenía que protegerla a ella. A una mujer a la que le había lanzado una daga y, por cierto, había dado en ella. No es que no tuviera armas pero… -Mi daga podría haberla atravesado enteramente- Le advirtió con seriedad cuando se alejó de forma brusca. -¿El bebé también? ¿Esa es realmente la respuesta a la maldición?- Preguntó nuevamente como queriendo aclarar todos los puntos y tensó los labios -¿Crees que estará segura aquí? Creo que deberías informarle a todos tus vasallos, Wthyr. Nadie la quiere aquí, pero tampoco conocen su importancia…- Lo que estaba diciendole era claro -Y tu aduladora hizo un buen trabajo-
Le mantuvo la mirada y el gesto sin apaciguarse un instante, no sería la primera ni la última vez en verse consumida por el fuego de un Pendragon -¡Te dije que había habladurías y no me hiciste caso!- Esta vez se le fue un poco de las manos el tono pero no podía evitarlo porque quería que fuera consciente de lo que estaba sucediendo -¡Soy así! No pretendas cambiarme por una de esas vasallas que va de sonrisas y palabras dulces, Wthyr. Mira donde acabó la última- La pregunta sobre Darren hizo que frunciera el ceño sin llegar a comprender por qué no se estaba explicando bien -Escúchame- Esta vez se puso las manos en la cadera, cansada de la mierda que llevaban encima -No está en mis planes cercanos. Te he dicho que de traicionarte, lo haría de esa forma, independizándolos. Estoy tratando de mantener una unión entre nosotros para calmar a mi clan. Han muerto dos líderes, hace más de 15 años que no hay ninguna unión. Te has casado con una Descendiente y no con una vasalla… ¡¿ACASO NO VES QUE INTENTO HACER LO QUE PUEDO POR AYUDARTE?!
-No puedo creer que la vida de todos vosotros dependa de ella. ¿Qué tipo de mierda irónica tiene el destino?- La pregunta era, sin duda, muy sincera -Es...endeble. Es joven. Es una cría, Wthyr- Insistió como intentando que se diera cuenta de la gravedad del asunto -Podría haberla matado. Le falta entrenamiento en batalla, le faltan reflejos...Mierda…- Aquello realmente le dio un poco de agobio porque ella no tenía hijos pero si tocaba defender a los Pendragon… Tenía que protegerla a ella. A una mujer a la que le había lanzado una daga y, por cierto, había dado en ella. No es que no tuviera armas pero… -Mi daga podría haberla atravesado enteramente- Le advirtió con seriedad cuando se alejó de forma brusca. -¿El bebé también? ¿Esa es realmente la respuesta a la maldición?- Preguntó nuevamente como queriendo aclarar todos los puntos y tensó los labios -¿Crees que estará segura aquí? Creo que deberías informarle a todos tus vasallos, Wthyr. Nadie la quiere aquí, pero tampoco conocen su importancia…- Lo que estaba diciendole era claro -Y tu aduladora hizo un buen trabajo-
Le mantuvo la mirada y el gesto sin apaciguarse un instante, no sería la primera ni la última vez en verse consumida por el fuego de un Pendragon -¡Te dije que había habladurías y no me hiciste caso!- Esta vez se le fue un poco de las manos el tono pero no podía evitarlo porque quería que fuera consciente de lo que estaba sucediendo -¡Soy así! No pretendas cambiarme por una de esas vasallas que va de sonrisas y palabras dulces, Wthyr. Mira donde acabó la última- La pregunta sobre Darren hizo que frunciera el ceño sin llegar a comprender por qué no se estaba explicando bien -Escúchame- Esta vez se puso las manos en la cadera, cansada de la mierda que llevaban encima -No está en mis planes cercanos. Te he dicho que de traicionarte, lo haría de esa forma, independizándolos. Estoy tratando de mantener una unión entre nosotros para calmar a mi clan. Han muerto dos líderes, hace más de 15 años que no hay ninguna unión. Te has casado con una Descendiente y no con una vasalla… ¡¿ACASO NO VES QUE INTENTO HACER LO QUE PUEDO POR AYUDARTE?!
En algún punto de la conversación había malinterpretado que lo de hacerse independientes lo decía en condicional, que su modo de traicionar sería marcharse sin más. Aún así no estaba seguro de las consecuencias que tendría aquello. - Ya veo. Al romper un pacto mágico hay que valorar si hay consecuencias. Tendría que estudiarse antes. - no era una amenaza, era una simple advertencia para que supiese que nada salía gratis. Yo ya no me fiaba de nada que tuviese que ver con tratos hechos con magia. En parte entendí sus ansias de acabar con Ouroboros porque parecía aparentemente fácil. A mi también me tentaba la idea, pero había que elegir dónde centrar los esfuerzos primero. Dejé pasar el tema para no retirarme en lo que ya había dicho, pero tenía mi palabra de que Ouroboros no sería para el Consejo.
[color:3a65=#cadetblue]- Yo tampoco podía creer que nuestro destino dependiese de ella, del éxito al concebir un heredero. Pero es así. Ya está más que demostrado. - murmuré sombríamente cuando habló de lo irónico del destino. Llegué a creerme incluso invulnerable, pero la noche en que la envenenaron sentí en mi propio cuerpo los efectos de la maldición. - Puede parecer débil y una cría a simple vista, pero tiene capacidad de aguante y resistencia, en muchos sentidos. Tiene otro tipo de puntos fuertes que no tienen que ver con el campo de batalla. Aún así hay que protegerla a toda costa. - asentí a lo que dijo sobre su daga, ahora que era consciente del daño que podría haber causado. Podría haberse evitado si le hubiese contado antes, o si Catherine no se hubiese metido donde no la llamaban. Volví a hacer otro gesto afirmativo cuando me interrogó sobre el futuro bebé como respuesta a la maldición, ya estaba comprobado. - Todo volvió a la normalidad cuando ella se recuperó. Si lo hubiese perdido...probablemente no estaríamos hablando ahora. Es devolverle una vida al destino, equilibrar la balanza, hacer justicia a una traición. - quería creer que estaría segura en Ávalon, pero no las tenía todas conmigo. Incluso si intentaba protegerla constantemente, había demasiada gente que podía querer intentarlo de nuevo.
- ¿Y si informo al resto y deciden aprovechar su situación para ir a por ella? Los aduladores querrán venganza por el castigo a Katarina. Se lo merece, por traidora, por asesina. - solté un áspero gruñido de exasperación cuando volvió con lo de las habladurías, seguro que me lo había dicho, pero no le había prestado la suficiente atención. - ¡Yo qué sé! ¡estaba ocupado intentando que no muriese mi familia! -
en ese punto ya estábamos ambos un tanto alterados, algo que seguro no hubiese pasado si estuviésemos peleando con magia o a golpes. - Freyja...- intenté calmarme un poco, aunque ella lo ponía bastante difícil. - Tú eras la líder que debía reinar, al infierno los otros. Las uniones no son imprescindibles, y al final dependerá del veredicto del Sanguis. Ya veremos qué sucede. Darren y tú tampoco os amáis...
[color:3a65=#cadetblue]- Yo tampoco podía creer que nuestro destino dependiese de ella, del éxito al concebir un heredero. Pero es así. Ya está más que demostrado. - murmuré sombríamente cuando habló de lo irónico del destino. Llegué a creerme incluso invulnerable, pero la noche en que la envenenaron sentí en mi propio cuerpo los efectos de la maldición. - Puede parecer débil y una cría a simple vista, pero tiene capacidad de aguante y resistencia, en muchos sentidos. Tiene otro tipo de puntos fuertes que no tienen que ver con el campo de batalla. Aún así hay que protegerla a toda costa. - asentí a lo que dijo sobre su daga, ahora que era consciente del daño que podría haber causado. Podría haberse evitado si le hubiese contado antes, o si Catherine no se hubiese metido donde no la llamaban. Volví a hacer otro gesto afirmativo cuando me interrogó sobre el futuro bebé como respuesta a la maldición, ya estaba comprobado. - Todo volvió a la normalidad cuando ella se recuperó. Si lo hubiese perdido...probablemente no estaríamos hablando ahora. Es devolverle una vida al destino, equilibrar la balanza, hacer justicia a una traición. - quería creer que estaría segura en Ávalon, pero no las tenía todas conmigo. Incluso si intentaba protegerla constantemente, había demasiada gente que podía querer intentarlo de nuevo.
- ¿Y si informo al resto y deciden aprovechar su situación para ir a por ella? Los aduladores querrán venganza por el castigo a Katarina. Se lo merece, por traidora, por asesina. - solté un áspero gruñido de exasperación cuando volvió con lo de las habladurías, seguro que me lo había dicho, pero no le había prestado la suficiente atención. - ¡Yo qué sé! ¡estaba ocupado intentando que no muriese mi familia! -
en ese punto ya estábamos ambos un tanto alterados, algo que seguro no hubiese pasado si estuviésemos peleando con magia o a golpes. - Freyja...- intenté calmarme un poco, aunque ella lo ponía bastante difícil. - Tú eras la líder que debía reinar, al infierno los otros. Las uniones no son imprescindibles, y al final dependerá del veredicto del Sanguis. Ya veremos qué sucede. Darren y tú tampoco os amáis...
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-Lo sé- Murmuró un poco taciturna, era una idea que le rondaba por la cabeza pero no por ello le gustaba del todo. Igual Wthyr debería haberlo intuido cuando preguntó si todos se unirían bajo una misma corona. Pero no había nada más que hablar. Ese asunto...Al menos ESE quedaba zanjado, desde su punto de vista.
La explicación sobre Catherine hizo que lo mirara con el ceño fruncido -Mmm…- Le miró un poco más, analizando lo que le estaba diciendo y no pudo evitarlo, se le dibujó una sonrisa traviesa -El Rey suelta halagos a diestra y siniestra para su reina- Es que nunca pensó que le oiría decir eso de una Descendiente pero aparentemente Catherine Le Fay había demostrado que no era una simplona más. Se preguntó a qué venía esa seguridad de Wthyr. Y porqué, Catherine, también lo creía...Y lo mostraba con mucha soberbia.
Así que el crío era la clave y ella por ser la única mujer. Qué irónico. Sus ancestros deberían estar riéndose o revolcándose en la tumba. Una de dos -Los Aduladores querrán venganza sino se les explica la magnitud de su pecado. Si no quieres decir toda la información no lo hagas, pero diles que está embarazada y que deberían recordar que cualquier agravio contra ella es un agravio contra los Pendragon. Quizás...los controlará un poco aunque…- Soltó un tsk un poco molesto y empezó a bajar los escalones para caminar, la distancia también le ayudaba para calmar su mente. Lo del matrimonio y el amor hizo que pusiera los ojos en blanco -Agh, no me hables de amor Wthyr. Eso no está destinado para gente como nosotros, además...Darren nunca le importará otra persona que no sea Shyvanna, y yo no pienso meterme ahí. Cuentas claras conservan amistades- Ella ya había estado casada y a fuerza de determinación había cumplido con los votos maritales. Con Darren, bueno...No le costaría tanto, como no le había costado antes...
Acabó quitándose un par de trenzas del hombro mientras analizaba eso que le había hecho alejarse de él -Mm… Shyvanna, Darren, Lake y tú ireis a la batalla de la conquista ¿No? ¿Vas a dejarla en Ávalon con Gwen y Cedric? ¿Lo...consideras suficiente?- Tomando en cuenta que la vida de ellos dependía de ella, a Freyja no le parecía muy inteligente -Podría dejar una legión de bersekers detrás pero no les gustará...Para nada. Y además… Podría llamar demasiado la atención. ¿Cómo la has mantenido escondida aquí? Es decir...No es que antes se le viera un pelo, pero nadie me informó que había vuelto a Ávalon-
La explicación sobre Catherine hizo que lo mirara con el ceño fruncido -Mmm…- Le miró un poco más, analizando lo que le estaba diciendo y no pudo evitarlo, se le dibujó una sonrisa traviesa -El Rey suelta halagos a diestra y siniestra para su reina- Es que nunca pensó que le oiría decir eso de una Descendiente pero aparentemente Catherine Le Fay había demostrado que no era una simplona más. Se preguntó a qué venía esa seguridad de Wthyr. Y porqué, Catherine, también lo creía...Y lo mostraba con mucha soberbia.
Así que el crío era la clave y ella por ser la única mujer. Qué irónico. Sus ancestros deberían estar riéndose o revolcándose en la tumba. Una de dos -Los Aduladores querrán venganza sino se les explica la magnitud de su pecado. Si no quieres decir toda la información no lo hagas, pero diles que está embarazada y que deberían recordar que cualquier agravio contra ella es un agravio contra los Pendragon. Quizás...los controlará un poco aunque…- Soltó un tsk un poco molesto y empezó a bajar los escalones para caminar, la distancia también le ayudaba para calmar su mente. Lo del matrimonio y el amor hizo que pusiera los ojos en blanco -Agh, no me hables de amor Wthyr. Eso no está destinado para gente como nosotros, además...Darren nunca le importará otra persona que no sea Shyvanna, y yo no pienso meterme ahí. Cuentas claras conservan amistades- Ella ya había estado casada y a fuerza de determinación había cumplido con los votos maritales. Con Darren, bueno...No le costaría tanto, como no le había costado antes...
Acabó quitándose un par de trenzas del hombro mientras analizaba eso que le había hecho alejarse de él -Mm… Shyvanna, Darren, Lake y tú ireis a la batalla de la conquista ¿No? ¿Vas a dejarla en Ávalon con Gwen y Cedric? ¿Lo...consideras suficiente?- Tomando en cuenta que la vida de ellos dependía de ella, a Freyja no le parecía muy inteligente -Podría dejar una legión de bersekers detrás pero no les gustará...Para nada. Y además… Podría llamar demasiado la atención. ¿Cómo la has mantenido escondida aquí? Es decir...No es que antes se le viera un pelo, pero nadie me informó que había vuelto a Ávalon-
Le había partido el corazón despedirse de Aedan y de Ian. Le había explicado a más pequeño que pronto la volvería a ver y para Ian no tuvo demasiadas palabras ¿Qué podía decirle? Un abrazo largo fue suficiente para expresar lo que le dolía dejarlos. Cambió la ubicación con Matvey cuando le mencionó lo del portal y le explicó su plan sí que cuando le dio la piedra abrió un portal a la cueva de Morgana donde le mostró cómo acceder y donde llegaban. Cuando la barca se hundió y estuvo en Ávalon se acomodó el vestido y el abrigo negro con lentitud mientras levantaba una ilusión sobre Matvey y ella misma, ocultando sus identidades porque si debía permanecer muerta… En fin.
-Iré primero yo y le avisaré que estás aquí, te enviaré un mensaje si no se pone… Bueno, Pendragon- Cerró los ojos y rastreó a Wthyr, no le fue difícil porque era una de las pocas mentes con las que había tenido contacto en Ávalon. Estaba en el salón del trono con…otra persona. ¿Freyja? Sí, ya había entrado en su mente cuando usó el control mental. Le pidió la piedra de nuevo a Matvey y abrió un portal hacia la sala del trono, que ya conocía. Escuchó la última parte de la pregunta de Freyja mientras salía del portal con el cabello blanco de Savannah y todos sus rasgos. Fue la primera que pensó que sería diferente a ella.
-No sabía que tenía que rendirle cuentas a nadie- Desvió la mirada hacia Wthyr mientras lentamente la ilusión desaparecía y volvía a su forma original con el cabello oscuro, piel pálida y ojos multicolores -Hmm… Asumí que mantendríamos la fachada…A menos claro…- Cerró el portal mientras se encaminaba hacia donde estaba su…esposo con un gesto bastante neutral en el rostro, al colocarse su lado, frente a Freyja la miró a los ojos con cualquier cosa menos amabilidad pero no dijo nada -Que quieras que ejecutemos…Y por eso le has dado información- Dibujó una sonrisa para nada cálida - ¿Decepcionada de tu fracaso?- Tuvo que controlar el llamado de su magia bajo la piel, el cosquilleo que sentía en los dedos así que los metió en el bolsillo del sobrio abrigo que llevaba para no tocar a Wthyr.
-Iré primero yo y le avisaré que estás aquí, te enviaré un mensaje si no se pone… Bueno, Pendragon- Cerró los ojos y rastreó a Wthyr, no le fue difícil porque era una de las pocas mentes con las que había tenido contacto en Ávalon. Estaba en el salón del trono con…otra persona. ¿Freyja? Sí, ya había entrado en su mente cuando usó el control mental. Le pidió la piedra de nuevo a Matvey y abrió un portal hacia la sala del trono, que ya conocía. Escuchó la última parte de la pregunta de Freyja mientras salía del portal con el cabello blanco de Savannah y todos sus rasgos. Fue la primera que pensó que sería diferente a ella.
-No sabía que tenía que rendirle cuentas a nadie- Desvió la mirada hacia Wthyr mientras lentamente la ilusión desaparecía y volvía a su forma original con el cabello oscuro, piel pálida y ojos multicolores -Hmm… Asumí que mantendríamos la fachada…A menos claro…- Cerró el portal mientras se encaminaba hacia donde estaba su…esposo con un gesto bastante neutral en el rostro, al colocarse su lado, frente a Freyja la miró a los ojos con cualquier cosa menos amabilidad pero no dijo nada -Que quieras que ejecutemos…Y por eso le has dado información- Dibujó una sonrisa para nada cálida - ¿Decepcionada de tu fracaso?- Tuvo que controlar el llamado de su magia bajo la piel, el cosquilleo que sentía en los dedos así que los metió en el bolsillo del sobrio abrigo que llevaba para no tocar a Wthyr.
Ni siquiera me había planteado que estuviese soltando halagos para Catherine hasta que Freyja lo señaló con esa sonrisa intencionada. Solté un 'bah' como quitándole importancia, no era para tanto. - Un rey dice la verdad casi siempre. No diría esas cosas si no fuesen ciertas. - y precisamente por eso también les diría toda la verdad a los aduladores, tal y como recomendaba Freyja. Ahora sí que estaba dando consejos útiles, dejando de lado los enfrentamientos.
- El juicio será público, y cuanto antes mejor. Que se sepan los cargos, y que sus motivos son ridículos. - resoplé por lo bajo, la culpa era un poco mía también por haberme liado con una persona tan venenosa como Katarina. Comencé a bajar también los escalones del trono porque la solemnidad del inicio de reunión ya había pasado, y no tardaríamos en terminar nuestra charla. Hice un sonido de resignación cuando mencionó que lo del amor no estaba destinado para gente como nosotros. Algo similar le había dicho yo a Shyvanna. Probablemente fuese cierto, pero hubiese querido que Darren tuviese una oportunidad. Era cierto que solo le importaba su melliza, aunque eso no quería decir que no fuese capaz de encontrar una buena compañera para él.
- Al menos teniéndolo claro os dejaréis ser libres entre vosotros, supongo. Te diría que lo intentases con Cedric, pero creo que está menos interesado aún que Darren. También se me ocurre que podrías ir a por un Descendiente, casarte con él, y quedarte viuda de manera muy conveniente. - por sugerencias que no fuese. Si al final Ouroboros iba a caer de un modo u otro, pero cuanta menos oposición, mejor. Asentí con los que dijo que iríamos a la batalla, pasándome una mano por la barba de tres días mientras pensaba en si sería suficiente con Gwen y Cedric. Ambos eran poderosos, a su manera.
- Incluso un Pendragon sería suficiente. Y parte del ejército seguirá en su puesto. En cuanto a la protección de Catherine no estoy tan seguro. - odiaba reconocerlo, pero estaría mucho más segura fuera de Ávalon. En ese momento recordé que me había olvidado responderle a la carta rara que me envió el día anterior, con las palabras mal escritas como si estuviese borracha. A lo mejor el veneno le había dejado secuelas. Caí en eso mientras Freyja me preguntaba que cómo la había mantenido oculta en Ávalon, y antes de que negase se abrió un portal espacial en la sala. Me puse alerta preparándome para atacar si era necesario, tardando un momento en darme cuenta de lo que sucedía.
No era la licántropa de la profecía, sino Catherine. Se le daban bien las entradas dramáticas y a tiempo. Muy de reina. Fui incapaz de disimular mi cara de sorpresa al verla llegar de ese modo, vestida como si fuese la propia Morgana. Avancé hacia ella varios pasos para comprobar que tenía los ojos normales, y que parecía estar completamente recuperada. Su rostro estaba completamente diferente al que le había visto la última vez, con esa palidez extrema y los labios ensangrentados. Solté lentamente el aire contenido al ver aparecer el portal, con cierto alivio al verla.
- Catherine Le Fay haciendo su entrada triunfal en el mundo de los vivos...- aunque ya me imaginaba que quien la había traído era el mismo que en la boda se largó usando sus portalitos. - Llegas justo a tiempo para ejecutar. - me puse entre ella y Freyja, dándole a entender que no tenía nada que ver. - Hay para todos. Lothbrok también debería actuar contra Katarina por haberle estropeado el banquete. El remate final es para Catherine, por haber estado a punto de morir por culpa del veneno. - me quité del medio para empezar a avanzar por la alfombra central del pasillo, abriendo la puerta al exterior para pedir a los guardias que acudiesen al salón del trono los jefes de las casas vasallas, y que trajesen a la acusada dentro de unos veinte minutos. Para qué esperar.
- El juicio será público, y cuanto antes mejor. Que se sepan los cargos, y que sus motivos son ridículos. - resoplé por lo bajo, la culpa era un poco mía también por haberme liado con una persona tan venenosa como Katarina. Comencé a bajar también los escalones del trono porque la solemnidad del inicio de reunión ya había pasado, y no tardaríamos en terminar nuestra charla. Hice un sonido de resignación cuando mencionó que lo del amor no estaba destinado para gente como nosotros. Algo similar le había dicho yo a Shyvanna. Probablemente fuese cierto, pero hubiese querido que Darren tuviese una oportunidad. Era cierto que solo le importaba su melliza, aunque eso no quería decir que no fuese capaz de encontrar una buena compañera para él.
- Al menos teniéndolo claro os dejaréis ser libres entre vosotros, supongo. Te diría que lo intentases con Cedric, pero creo que está menos interesado aún que Darren. También se me ocurre que podrías ir a por un Descendiente, casarte con él, y quedarte viuda de manera muy conveniente. - por sugerencias que no fuese. Si al final Ouroboros iba a caer de un modo u otro, pero cuanta menos oposición, mejor. Asentí con los que dijo que iríamos a la batalla, pasándome una mano por la barba de tres días mientras pensaba en si sería suficiente con Gwen y Cedric. Ambos eran poderosos, a su manera.
- Incluso un Pendragon sería suficiente. Y parte del ejército seguirá en su puesto. En cuanto a la protección de Catherine no estoy tan seguro. - odiaba reconocerlo, pero estaría mucho más segura fuera de Ávalon. En ese momento recordé que me había olvidado responderle a la carta rara que me envió el día anterior, con las palabras mal escritas como si estuviese borracha. A lo mejor el veneno le había dejado secuelas. Caí en eso mientras Freyja me preguntaba que cómo la había mantenido oculta en Ávalon, y antes de que negase se abrió un portal espacial en la sala. Me puse alerta preparándome para atacar si era necesario, tardando un momento en darme cuenta de lo que sucedía.
No era la licántropa de la profecía, sino Catherine. Se le daban bien las entradas dramáticas y a tiempo. Muy de reina. Fui incapaz de disimular mi cara de sorpresa al verla llegar de ese modo, vestida como si fuese la propia Morgana. Avancé hacia ella varios pasos para comprobar que tenía los ojos normales, y que parecía estar completamente recuperada. Su rostro estaba completamente diferente al que le había visto la última vez, con esa palidez extrema y los labios ensangrentados. Solté lentamente el aire contenido al ver aparecer el portal, con cierto alivio al verla.
- Catherine Le Fay haciendo su entrada triunfal en el mundo de los vivos...- aunque ya me imaginaba que quien la había traído era el mismo que en la boda se largó usando sus portalitos. - Llegas justo a tiempo para ejecutar. - me puse entre ella y Freyja, dándole a entender que no tenía nada que ver. - Hay para todos. Lothbrok también debería actuar contra Katarina por haberle estropeado el banquete. El remate final es para Catherine, por haber estado a punto de morir por culpa del veneno. - me quité del medio para empezar a avanzar por la alfombra central del pasillo, abriendo la puerta al exterior para pedir a los guardias que acudiesen al salón del trono los jefes de las casas vasallas, y que trajesen a la acusada dentro de unos veinte minutos. Para qué esperar.
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- Mm.. A mi nunca me has dicho que soy tu mejor vasalla- Le soltó en un tono más bien jocoso, quizás recuperando esa cercanía que habían tenido antes pero de momento n iba a presionar más. Asintió con suavidad ante la idea de que el juicio era público, era lo menos de esperarse. Con Viggo todo había sido muy rápido aunque se veía venir, pero lo de Katarina era necesario que lo supiera todo Ávalon.
Soltó una risotada cuando dijo lo de Cedric -Yo también hubiese optado por él, es el más atractivo de los tres. Pero Darren estaba a allí, ya lo conozco en la cama y en batalla, tiene sentido del honor y además… Es el segundo en línea. Mejor que Shyvanna en todo caso. El clan no se hubiese tomado a bien que eligiera a Cedric con Darren disponible- Lo analizó de una forma bastante abierta y sincera, porque esa era la relación que pretendía tener con él aunque le pareció curioso que le reclamara a ella cuando arrancó sus brazos de las garras de su hermana -¿Te contaron lo que hizo Shyvanna cuando oyó el anuncio?- Preguntó porque estaba casi seguro que no lo sabía -El Descendiente, paso- Negó chasqueando la lengua.
-Te voy a decir algo que no te gusta, Wthyr. Pero Catherine fue envenenada rodeada por tres Pendragon así que…No me jodas ¿vale?... Analízalo pero quizás Ávalon no es su lugar mientras tú no estés aquí- Alzó levemente los hombros -Que Cedric puede saludarlos y mandarlos a todos a la mierda igual que Gwen pero…- Movió la cabeza de un lado a otro como sopesando cuando un portal se abrió y Freyja ni siquiera parpadeó al desenvainar su espada hacia la agresora adelantándose unos pasos a Wthyr por si tocaba defenderlo.
No reconoció a la mujer y frunció el ceño al ver las marcas en sus labios. ¿Quién era y cómo es que aparecía así sin más? Le tomó un par de segundos más que Wthyr en caer en cuenta de lo que sucedía y relajó un poco la postura pero no guardó la espada. Miró a Wthyr en plan “¿Qué mierda te pasa?” cuando se atravesó entre las dos, como si tuviera que protegerla de la cría. Casi le metió un empujón hasta que entendió por las palabras y sonrisas de Catherine, y las palabras de él lo que la morena sospechaba. Le devolvió la mirada mientras envainaba la espada -No tuve nada que ver con tu envenenamiento. Soy más de atravesarte con la espada- Le advirtió -Eso de ir por la espalda es patético. Pero…No te equivocas, me ha dado información sobre la importancia de mantenerte con vida así que…- Se llevó una mano al pecho e inclinó la cabeza ya no de forma tan rígida -Mis armas están a vuestra disposición- Se ahorró el "majestad".
Soltó una risotada cuando dijo lo de Cedric -Yo también hubiese optado por él, es el más atractivo de los tres. Pero Darren estaba a allí, ya lo conozco en la cama y en batalla, tiene sentido del honor y además… Es el segundo en línea. Mejor que Shyvanna en todo caso. El clan no se hubiese tomado a bien que eligiera a Cedric con Darren disponible- Lo analizó de una forma bastante abierta y sincera, porque esa era la relación que pretendía tener con él aunque le pareció curioso que le reclamara a ella cuando arrancó sus brazos de las garras de su hermana -¿Te contaron lo que hizo Shyvanna cuando oyó el anuncio?- Preguntó porque estaba casi seguro que no lo sabía -El Descendiente, paso- Negó chasqueando la lengua.
-Te voy a decir algo que no te gusta, Wthyr. Pero Catherine fue envenenada rodeada por tres Pendragon así que…No me jodas ¿vale?... Analízalo pero quizás Ávalon no es su lugar mientras tú no estés aquí- Alzó levemente los hombros -Que Cedric puede saludarlos y mandarlos a todos a la mierda igual que Gwen pero…- Movió la cabeza de un lado a otro como sopesando cuando un portal se abrió y Freyja ni siquiera parpadeó al desenvainar su espada hacia la agresora adelantándose unos pasos a Wthyr por si tocaba defenderlo.
No reconoció a la mujer y frunció el ceño al ver las marcas en sus labios. ¿Quién era y cómo es que aparecía así sin más? Le tomó un par de segundos más que Wthyr en caer en cuenta de lo que sucedía y relajó un poco la postura pero no guardó la espada. Miró a Wthyr en plan “¿Qué mierda te pasa?” cuando se atravesó entre las dos, como si tuviera que protegerla de la cría. Casi le metió un empujón hasta que entendió por las palabras y sonrisas de Catherine, y las palabras de él lo que la morena sospechaba. Le devolvió la mirada mientras envainaba la espada -No tuve nada que ver con tu envenenamiento. Soy más de atravesarte con la espada- Le advirtió -Eso de ir por la espalda es patético. Pero…No te equivocas, me ha dado información sobre la importancia de mantenerte con vida así que…- Se llevó una mano al pecho e inclinó la cabeza ya no de forma tan rígida -Mis armas están a vuestra disposición- Se ahorró el "majestad".
Mantuvo la mirada en Wthyr cuando se acercó hacia ella y se dio cuenta de que estaba comprobando algo así que sonrió de lado, casi con naturalidad -Soy yo- Le susurró y luego conectó mentalmente con él. “Creo que Ian ha solucionado lo de Morgana, pero Matvey tiene otras ideas, hablaremos de eso después”, fue directa, pero en ese momento tenían otras prioridades, aún así le recorrió el rostro, mirándolo un poco mejor que la última vez que lo había visto. Aunque no sabría qué tan bien se encontraba hasta que percibiera su magia.
No pretendía hacer ningún tipo de entrada triunfal así que le pilló un poco desprevenida su frase por lo cual frunció un poco el ceño pero decidió no decir nada más. Asintió una sola vez al escuchar que llegaba a tiempo y le pareció muy extraño que se pusiera entre ambas… Le dio hasta risa, como si eso fuera a detenerla. De su propio abrigo la oscuridad empezó a extenderse a través del piso en dirección a Freyja con su espada más baja-Bien- Sin embargo, lo de la Lothbrock la sorprendió y el mar de densa negrura se detuvo. Volvió los ojos a la vikinga cuando Wthyr se apartó y escuchó sus palabras -Te creo- Dijo a lo de la espada, tomando en cuenta que le había lanzado una daga, pero no dudó ni un ápice en conectar con su mente para comprobarlo, de forma sutil, y entendió que en efecto, pretendía protegerla por proteger a los Pendragon. Se retiró para mirarla mientras se inclinaba, la entendía, pero… -Prefiero tu respeto. Pero sé que es algo que se gana- Tras ello se giró y empezó caminar hacia la zona del trono y del suelo se elevaron sus dos elementales en forma de lobo.
-Matvey asistirá- Informó, no preguntó, en voz neutral, sin derecho a titubeo ni a discusión. Al llegar allí miró el trono de Wthyr y sonrió de lado al recordar la última vez que había estado en él, movió con suavidad una mano para que la oscuridad creara uno para sí misma. De la misma altura que el de Wthyr pero con escasa decoración, no quería que se pareciera en absoluto al de Morgana, así que el respaldo parecía un cuervo con las alas extendidas, con las plumas talladas pero nada más. Un cuervo, como ese que representaba a los Le Fay y, de una forma íntima, a Ian y a ella para que él también estuviera presente. Abrió un portal para que Matvey pasara y le quitó su ilusión, en cuanto pasó, lo cerró y le devolvió la piedra. Tras eso se quitó el abrigo, lo hizo desaparecer y se sentó a esperar, con los lobos sentados a cada uno de sus lados.
No pretendía hacer ningún tipo de entrada triunfal así que le pilló un poco desprevenida su frase por lo cual frunció un poco el ceño pero decidió no decir nada más. Asintió una sola vez al escuchar que llegaba a tiempo y le pareció muy extraño que se pusiera entre ambas… Le dio hasta risa, como si eso fuera a detenerla. De su propio abrigo la oscuridad empezó a extenderse a través del piso en dirección a Freyja con su espada más baja-Bien- Sin embargo, lo de la Lothbrock la sorprendió y el mar de densa negrura se detuvo. Volvió los ojos a la vikinga cuando Wthyr se apartó y escuchó sus palabras -Te creo- Dijo a lo de la espada, tomando en cuenta que le había lanzado una daga, pero no dudó ni un ápice en conectar con su mente para comprobarlo, de forma sutil, y entendió que en efecto, pretendía protegerla por proteger a los Pendragon. Se retiró para mirarla mientras se inclinaba, la entendía, pero… -Prefiero tu respeto. Pero sé que es algo que se gana- Tras ello se giró y empezó caminar hacia la zona del trono y del suelo se elevaron sus dos elementales en forma de lobo.
-Matvey asistirá- Informó, no preguntó, en voz neutral, sin derecho a titubeo ni a discusión. Al llegar allí miró el trono de Wthyr y sonrió de lado al recordar la última vez que había estado en él, movió con suavidad una mano para que la oscuridad creara uno para sí misma. De la misma altura que el de Wthyr pero con escasa decoración, no quería que se pareciera en absoluto al de Morgana, así que el respaldo parecía un cuervo con las alas extendidas, con las plumas talladas pero nada más. Un cuervo, como ese que representaba a los Le Fay y, de una forma íntima, a Ian y a ella para que él también estuviera presente. Abrió un portal para que Matvey pasara y le quitó su ilusión, en cuanto pasó, lo cerró y le devolvió la piedra. Tras eso se quitó el abrigo, lo hizo desaparecer y se sentó a esperar, con los lobos sentados a cada uno de sus lados.
Prefería morderme la lengua antes que decirle que era la mejor vasalla, que con el ego que tenía eso no haría más que inflarlo. Sí que era de los mejores, eso estaba claro, aunque en los últimos tiempos hubiésemos tenido desacuerdos. Lo de Cedric como el más atractivo me hizo tener ganas de ir a contarle lo que Freyja pensaba de él, aunque sólo fuese para verle sonrojarse antes de volver a sus libros. Sobre lo de Shyvanna...no sabía nada. Pero imaginaba que no habría sido muy amable teniendo en cuenta que amenazó a Catherine también. - No, apenas hemos hablado. Supongo que no le hizo especial ilusión. - también lo comprendía. Mi intento de inclinarla hacia un Descendiente no sirvió de mucho, pero habría sido interesante. - Bueno, mejor eso que perpetuar la endogamia. - no era endogamia exactamente, pero ya había cruces de Pendragon con Lothbrok. La miré especialmente molesto cuando me recordó que habían envenenado a mi esposa delante de mis narices, sin que yo me diese cuenta. A mi mente regresó la frase que había dicho el ex marido, que ni siquiera sabía cuidar de ella.
Hubiese seguido dándole vueltas a aquello de no ser por la aparición de Catherine, que no tardó en enviarme uno de sus mensajes mentales. Se me hizo raro volver a eso de la intromisión mental, pero la noticia que traía me tranquilizaba a pesar de que me diese en el orgullo por no haber logrado yo la solución. Necesitaba la puñetera explicación para saber cómo lo había logrado. A ninguna pareció gustarle que me pusiese en medio, pero a la Descendiente le dio hasta risa, como si viniese claramente a por Freyja. Por suerte enseguida se aclaró todo y detuvo esas sombras peligrosas que había comenzado a extender hacia ella. - Lleva razón, Catherine. Ella te atacaría de manera salvaje. Los venenos son armas de cobardes. - y a pesar de eso yo también la tuve entre los sospechosos aquella noche porque era lo más evidente. No tardé en descartarla al atar cabos. - Le he explicado a Freyja lo que debe saber. Hasta ahora no comprendían lo que estaba sucediendo, pero ya ha llegado el momento de que estén al tanto. - les di más espacio tras quitarme del medio para que terminasen de arreglar sus diferencias, ya seguro de que no se iban a atacar por error. Arqueé una ceja cuando dijo que Matvey asistiría, como preguntándome que qué pintaba ese ahí. Eso me confirmó que la había traído él con sus portales.
- Pues vale. Mientras no se entrometa, que mire lo que quiera. - la seguí con la mirada mientras se hacía ese trono a su medida, pensando que para la coronación habría que hacerle uno real para ponerlo junto al mío. Tomé nota del diseño, tan dispar del mío. Luego le hice un gesto a Freyja para que se quedase cerca de las escalinatas, cogiendo puesto antes de que llegasen el resto de jefes de las diferentes casas. Ignoré por completo la presencia de Matvey, como si no esuviese. Caminé hacia mi trono para sentarme al lado de Catherine, aguardando con impaciencia el momento de la venganza contra Katarina. Seguro que no se esperaba para nada que ella estuviese viva, al igual que otros vasallos que tampoco tenían claro lo que había sucedido.
No pasaron muchos minutos antes de que comenzasen a entrar en la sala, algo sorprendidos por la premura con la que se les había convocado. Algunos entraron comentando y murmurando entre ellos, sorprendiéndose de ver junto a mí a quien creían muerta. No dije nada por el momento, esperé un poco más hasta que trajeron a la traidora. Dos guardias la sujetaban por los brazos, puesto que estaba debilitada por lo que yo le había hecho previamente al corromper su sangre, y también se le habían vuelto a colocar las cadenas para que no se escapase. La dejaron caer de rodillas al pie de la escalinata, soltándola con brusquedad. En ese momento me puse en pie, mirándola con desprecio antes de alzar la voz de manera potente para dirigirme a todos los presentes.
- Os he convocado a un juicio por traición contra Katarina Cheshire, del linaje de los aduladores. Está acusada de intento de asesinato contra mi esposa, Catherine Le Fay, y también contra el hijo que esperamos, futuro heredero de los Pendragon. - dediqué una breve mirada a mi compañera de trono, haciendo una breve pausa antes de continuar. - Os recuerdo que en las relaciones vasalláticas ambas partes se comprometían a guardarse lealtad y no traicionar el vínculo que se establecía entre ellos. Las obligaciones contractuales de la relación vasallática quedaban sin efecto para una parte si la otra incumplía gravemente las suyas. En este caso los Pendragon pueden usar su magia de sangre para castigar a los vasallos que incumplan.- ni le di la palaba a Katarina, no merecía hablar siquiera por la traición cometida y el modo cobarde de perpetrarla. - También se la acusa de conspirar contra los Pendragon y difundir rumores para dañar nuestra imagen. Todo ello lo hizo sólo por verse rechazada, sin tener fundamento alguno para tan rastreras acciones. - extendí mi mano hacia Catherine para que la tomase, invitándola a levantarse con la intención de avanzar un poco hacia delante.
- Freyja también fue ultrajada por desmerecer el banquete con el que pretendía homenajear la unión, por eso tendrá derecho de castigarla. Catherine también hará justicia por el agravio sufrido.
Hubiese seguido dándole vueltas a aquello de no ser por la aparición de Catherine, que no tardó en enviarme uno de sus mensajes mentales. Se me hizo raro volver a eso de la intromisión mental, pero la noticia que traía me tranquilizaba a pesar de que me diese en el orgullo por no haber logrado yo la solución. Necesitaba la puñetera explicación para saber cómo lo había logrado. A ninguna pareció gustarle que me pusiese en medio, pero a la Descendiente le dio hasta risa, como si viniese claramente a por Freyja. Por suerte enseguida se aclaró todo y detuvo esas sombras peligrosas que había comenzado a extender hacia ella. - Lleva razón, Catherine. Ella te atacaría de manera salvaje. Los venenos son armas de cobardes. - y a pesar de eso yo también la tuve entre los sospechosos aquella noche porque era lo más evidente. No tardé en descartarla al atar cabos. - Le he explicado a Freyja lo que debe saber. Hasta ahora no comprendían lo que estaba sucediendo, pero ya ha llegado el momento de que estén al tanto. - les di más espacio tras quitarme del medio para que terminasen de arreglar sus diferencias, ya seguro de que no se iban a atacar por error. Arqueé una ceja cuando dijo que Matvey asistiría, como preguntándome que qué pintaba ese ahí. Eso me confirmó que la había traído él con sus portales.
- Pues vale. Mientras no se entrometa, que mire lo que quiera. - la seguí con la mirada mientras se hacía ese trono a su medida, pensando que para la coronación habría que hacerle uno real para ponerlo junto al mío. Tomé nota del diseño, tan dispar del mío. Luego le hice un gesto a Freyja para que se quedase cerca de las escalinatas, cogiendo puesto antes de que llegasen el resto de jefes de las diferentes casas. Ignoré por completo la presencia de Matvey, como si no esuviese. Caminé hacia mi trono para sentarme al lado de Catherine, aguardando con impaciencia el momento de la venganza contra Katarina. Seguro que no se esperaba para nada que ella estuviese viva, al igual que otros vasallos que tampoco tenían claro lo que había sucedido.
No pasaron muchos minutos antes de que comenzasen a entrar en la sala, algo sorprendidos por la premura con la que se les había convocado. Algunos entraron comentando y murmurando entre ellos, sorprendiéndose de ver junto a mí a quien creían muerta. No dije nada por el momento, esperé un poco más hasta que trajeron a la traidora. Dos guardias la sujetaban por los brazos, puesto que estaba debilitada por lo que yo le había hecho previamente al corromper su sangre, y también se le habían vuelto a colocar las cadenas para que no se escapase. La dejaron caer de rodillas al pie de la escalinata, soltándola con brusquedad. En ese momento me puse en pie, mirándola con desprecio antes de alzar la voz de manera potente para dirigirme a todos los presentes.
- Os he convocado a un juicio por traición contra Katarina Cheshire, del linaje de los aduladores. Está acusada de intento de asesinato contra mi esposa, Catherine Le Fay, y también contra el hijo que esperamos, futuro heredero de los Pendragon. - dediqué una breve mirada a mi compañera de trono, haciendo una breve pausa antes de continuar. - Os recuerdo que en las relaciones vasalláticas ambas partes se comprometían a guardarse lealtad y no traicionar el vínculo que se establecía entre ellos. Las obligaciones contractuales de la relación vasallática quedaban sin efecto para una parte si la otra incumplía gravemente las suyas. En este caso los Pendragon pueden usar su magia de sangre para castigar a los vasallos que incumplan.- ni le di la palaba a Katarina, no merecía hablar siquiera por la traición cometida y el modo cobarde de perpetrarla. - También se la acusa de conspirar contra los Pendragon y difundir rumores para dañar nuestra imagen. Todo ello lo hizo sólo por verse rechazada, sin tener fundamento alguno para tan rastreras acciones. - extendí mi mano hacia Catherine para que la tomase, invitándola a levantarse con la intención de avanzar un poco hacia delante.
- Freyja también fue ultrajada por desmerecer el banquete con el que pretendía homenajear la unión, por eso tendrá derecho de castigarla. Catherine también hará justicia por el agravio sufrido.
Freyja Lothbrock
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Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
-Me aruñó… Y convocó a la Brigada a la fiesta. Estaba fuera de sí- Tras mucho analizarlo, Freyja había llegado a la conclusión de que Shyvanna ya no tenía en gracia a los vikingos. Después de su fallido matrimonio y el acoso de Viggo era de esperar que protegiera a su hermano. Era lo lógico ¿No? Miró a Wthyr al escucharle hablar de endogamia -¿Sabes cómo murió mi primer esposo...vikingo?- Preguntó, seguramente conocía la historia: De un infarto mientras copulaban -¿Cuánto crees que dure un Descendiente?... Darren tiene lo que necesito. Deja que el Sanguis hable o si te opones, dilo- Terminó la conversación ahí.
¿Respeto? Estaba en un largo camino para ganarse su respeto y le pareció extraña su posición, tanto que se quedó observándola mientras iba hacia el trono preguntándose si iba a tener la osadía de sentarse en el del Pendragon pero no tardó en hacerse su propio espacio. Tenía esa… habilidad. Frunció el ceño, observándola con creciente curiosidad. Entre los halagos de Wthyr, las lágrimas y el cambio de actitud en el banquete y esa pequeña charla que habían tenido…Sinceramente, no sabía cómo describirla. Era un misterio…
La llegada de Matvey hizo que lo mirara de arriba abajo escrutadoramente mientras ella se mantenía en las escaleras del lado de Wthyr. No tardaron mucho en empezar con el juicio y Freyja no hizo más que mirar a Katarina durante un rato mientras Wthyr hablaba y hablaba, aunque no perdió pista de la sutil advertencia. Cuando mencionó su nombre no ocultó la sonrisa y asintió -Con vuestro permiso- Pidió mientras que con su magia de carne llevaba fuerza a los músculos de su brazo derecho. Habría querido degollarla pero fueron claros en que el golpe final lo llevaba Catherine así que simplemente la cogió del cabello con la izquierda antes de bajar para decirle un par de cosas al oído -Eres un ser patético y te mereces lo que viene por haber envenenado a Helga- Se incorporó y no dudó en darle un derechazo, antes de alzarla de nuevo y pegarle otro -Por tu intento de asesinato a Catherine Pendragon- Y repitió el procedimiento -Y por el heredero de Ávalon- Tras eso la soltó con hastío, sintiéndose más que satisfecha de hacerlo a mano. Volvió hacia donde estaba la pareja y esperó.
¿Respeto? Estaba en un largo camino para ganarse su respeto y le pareció extraña su posición, tanto que se quedó observándola mientras iba hacia el trono preguntándose si iba a tener la osadía de sentarse en el del Pendragon pero no tardó en hacerse su propio espacio. Tenía esa… habilidad. Frunció el ceño, observándola con creciente curiosidad. Entre los halagos de Wthyr, las lágrimas y el cambio de actitud en el banquete y esa pequeña charla que habían tenido…Sinceramente, no sabía cómo describirla. Era un misterio…
La llegada de Matvey hizo que lo mirara de arriba abajo escrutadoramente mientras ella se mantenía en las escaleras del lado de Wthyr. No tardaron mucho en empezar con el juicio y Freyja no hizo más que mirar a Katarina durante un rato mientras Wthyr hablaba y hablaba, aunque no perdió pista de la sutil advertencia. Cuando mencionó su nombre no ocultó la sonrisa y asintió -Con vuestro permiso- Pidió mientras que con su magia de carne llevaba fuerza a los músculos de su brazo derecho. Habría querido degollarla pero fueron claros en que el golpe final lo llevaba Catherine así que simplemente la cogió del cabello con la izquierda antes de bajar para decirle un par de cosas al oído -Eres un ser patético y te mereces lo que viene por haber envenenado a Helga- Se incorporó y no dudó en darle un derechazo, antes de alzarla de nuevo y pegarle otro -Por tu intento de asesinato a Catherine Pendragon- Y repitió el procedimiento -Y por el heredero de Ávalon- Tras eso la soltó con hastío, sintiéndose más que satisfecha de hacerlo a mano. Volvió hacia donde estaba la pareja y esperó.
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Nacionalidad
Katarina Cheshire
Linaje de los Aduladores
No podía parar de llorar y reír, desde el instante en el que Wthyr le había descubierto una parte de ella misma disfrutaba enormemente haber acabado con ella y la otra lamentabla la forma en la que su amor había desechado su obra maestra. ¿Por qué? ¿POR QUÉ ESTABA EMPEÑADO EN ELLA?
En los días que pasaron pudo sentir cómo su magia mermaba y ya no podía convencer a los guardias de que le sacaran de allí. Estaba más débil, enferma y con dolores que nunca antes había sufrido. Sabía que aquello era la marca de los Pendragon.
No tenía fuerzas para forcejear cuando la arrastraron frente a Ávalon para ser juzgada pero lo que vio...Eso la destruyó. Estaba viva. La maldita Le Fay estaba viva y campante...con un trono. ¡CON SU TRONO! -¡MALDITA!- Gritó durante el discurso de Wthyr -¡NO PERTENECES AQUÍ! ¡NUNCA SERÁS BIENVENIDA!- Gritó fuera de sí - ¡OTRAS VENDRÁN Y TE MATARÁN!- Se sentía agitada y débil y cuando Wthyr le tendió la mano empezó a sollozar -¡No, Wthyr, no! ¡YO TENGO QUE SER TU ESPOSA! ¡YO! -
Al ver a Freyja acercarse abrió los ojos desmesuradamente y empezó a echarse hacia atrás sin éxito alguno -No..No...Freyja está hechizado- El primer golpe hizo que percibiera el sabor metálico de la sangre en su boca y el dolor se irradiara por todo su cuerpo - ¡Estoy ...- Gritó pero le golpeó de nuevo -...embarazada!!- Cuando Freyja la dejó escupió en el suelo y levantó la mirada con ojos húmedos para ver a Wthyr -De tu bebé...Mi hijo será el heredero de Ávalon- Buscó algún resquicio de magia para darle poder a sus palabras pero no encontró nada.
EmmeEn los días que pasaron pudo sentir cómo su magia mermaba y ya no podía convencer a los guardias de que le sacaran de allí. Estaba más débil, enferma y con dolores que nunca antes había sufrido. Sabía que aquello era la marca de los Pendragon.
No tenía fuerzas para forcejear cuando la arrastraron frente a Ávalon para ser juzgada pero lo que vio...Eso la destruyó. Estaba viva. La maldita Le Fay estaba viva y campante...con un trono. ¡CON SU TRONO! -¡MALDITA!- Gritó durante el discurso de Wthyr -¡NO PERTENECES AQUÍ! ¡NUNCA SERÁS BIENVENIDA!- Gritó fuera de sí - ¡OTRAS VENDRÁN Y TE MATARÁN!- Se sentía agitada y débil y cuando Wthyr le tendió la mano empezó a sollozar -¡No, Wthyr, no! ¡YO TENGO QUE SER TU ESPOSA! ¡YO! -
Al ver a Freyja acercarse abrió los ojos desmesuradamente y empezó a echarse hacia atrás sin éxito alguno -No..No...Freyja está hechizado- El primer golpe hizo que percibiera el sabor metálico de la sangre en su boca y el dolor se irradiara por todo su cuerpo - ¡Estoy ...- Gritó pero le golpeó de nuevo -...embarazada!!- Cuando Freyja la dejó escupió en el suelo y levantó la mirada con ojos húmedos para ver a Wthyr -De tu bebé...Mi hijo será el heredero de Ávalon- Buscó algún resquicio de magia para darle poder a sus palabras pero no encontró nada.
-Os creo- Repitió -He sentido el acero de Freyja- Informó en un tono particularmente neutral porque no había nada que rebatir allí, de momento, mucho menos después de haber buscado en su mente algún ápice de esa mentira -Me parece correcto- Asintió hacia Wthyr cuando finalmente decidió informar a sus vasallos de todo lo que estaba ocurriendo y de la realidad que tenían ambas familias. Quizás, así, comprenderían la importancia de su existencia.
Ignoró las palabras sobre Matvey e intercambió una mirada con éste. Sabía que no metería las narices, sólo quería acompañarla y con suerte se irían juntos a Ouroboros. Pero para eso necesitaba hablar con él a solas. Mantuvo la mirada al frente, esperando la entrada de aquella mujer mientras oía el chismorreo alrededor. Se obligó a usar esa cara de “Descendiente”, de calma política, de neutralidad total incluso aunque en el fondo le daba lástima verla con aquellas cadenas…Unas cuya idea e imagen podían llevarla a un ataque de ansiedad, así que desvió la vista hacia sus ojos percibiendo su ira. Los gritos le resultaron estridentes y las amenazas hicieron que los lobos se incorporaran y empezaran a gruñir. Catherine no los detuvo.
Sin embargo, cuando Wthyr mencionó el heredero volvió el rostro hacia él y sonrió levemente, con naturalidad. Supuso que aquel anuncio era importante para él y pareció serlo para todos los presentes, los recorrió con la mirada una vez antes de incorporarse e ir hacia Wthyr tomando su mano y sintiendo un escalofrío ante el contacto, mientras su magia despertaba y se le enroscaba en los dedos para ir en busca de la de él. Se quedó mirando sus dedos y los de él con curiosidad mientras su energía pulsaba. Estaba tan ensimismada en ello que se perdió el primer puñetazo de Freyja, pero las palabras de la otra la hicieron reaccionar. ¿Eso es lo que decía? ¿Qué estaba hechizado? La oscuridad de Catherine empezó a dibujar una runa a los pies de ambos mientras la morena finalmente observaba a Katarina, sintiendo que le hervía la sangre por dentro ¿Cómo se atrevía a mentir de esa manera? ¿A jugar esa baza sabiendo lo que significaba para Wthyr? -No- Dijo en tono firme -No lo será. Porque no existe ningún bebé… ¿Estás buscando algo de tu magia para darle poder a tus palabras? No la tienes y cada uno de tus rumores y habladurías irá perdiendo fuerza ante tu inexistencia- Se le quedó mirando en silencio durante un par de segundos negando con la cabeza. ¿Por qué estaba rodeado de ese tipo de gente?
El corazón empezó a latirle con fuerza cuando la runa acabó de dibujarse. Quería humillarla, quería herirla. Quería destrozarla absolutamente. Y esa ira empezaba a despertar su magia de una forma que, hasta el momento, no había experimentado. La runa en el piso empezó a brillar levemente con un tono dorado y Catherine caminó hasta ponerse frente a Wthyr, llevando sus manos unidas hacia su vientre, aprovechando el momento para hacerle ver a aquella mujer que todo lo que había intentado destruir aún estaba allí. Perenne, inmortal. No era consciente de que a su alrededor un aura de energía mágica en color violeta empezaba a cobrar vida, así como sus ojos. Tampoco de que Wthyr tenía la propia, pero en color rojo -Morirás hoy. Y serás olvidada. Tu nombre será borrado de tu árbol familiar, será suprimido de cualquier libro. Cualquier ápice de tu existencia será eliminado de Ávalon y del mundo y una maldición pesará sobre tu nombre - Sentía un escalofrío subirle por la espalda y extendió su mano derecha con fuerza, haciendo aparecer su báculo en un haz de luz violeta y nube de oscuridad y el salón del trono empezó a perder luz -No existirás ni hoy ni nunca- Movió el báculo hacia ella y un potente rayo chocó contra el pecho de la mujer que inmediatamente lanzó un grito al cielo. Catherine podría haber parado el rayo, podría haber movido el báculo, podría haber dejado que la maldición siguiera su curso pero quería desaparecerla de la faz de la tierra así que mantuvo conectado el báculo a la runa y su mano y vió como la marca empezó a subir por su cuello, no tardó demasiado en empezar a escupir algo demasiado denso y negro para ser sangre. Aún así, Le Fay no se detuvo y continuó haciendo ascender la marca hasta que llegó a sus ojos y los vio oscurecerse… Entonces fue cuando apartó el báculo. El cuerpo de Katarina no tardó mucho en caer al piso.
No detuvo la canalización, se sentía distinta haciéndola sobre aquella runa -Quien mencione el nombre de Katarina Cheshire, quien continúe apoyando sus rumores y habladurías, quien siquiera tenga la idea de revivir cualquier resquicio de esta mujer sufrirá exactamente el mismo dolor y sentencia de muerte que viví yo… Hasta que llegue hasta él y lo acabe como lo hice con esta traidora, mentirosa y pusilánime- Se giró un poco hacia Wthyr y arqueó levemente la ceja -He terminado, gracias- Le susurró y entonces fue consciente de lo que estaba sucediendo, de la imagen de Wthyr y parpadeó sorprendida. “Estás brillando… Estás…Tus ojos”
Ignoró las palabras sobre Matvey e intercambió una mirada con éste. Sabía que no metería las narices, sólo quería acompañarla y con suerte se irían juntos a Ouroboros. Pero para eso necesitaba hablar con él a solas. Mantuvo la mirada al frente, esperando la entrada de aquella mujer mientras oía el chismorreo alrededor. Se obligó a usar esa cara de “Descendiente”, de calma política, de neutralidad total incluso aunque en el fondo le daba lástima verla con aquellas cadenas…Unas cuya idea e imagen podían llevarla a un ataque de ansiedad, así que desvió la vista hacia sus ojos percibiendo su ira. Los gritos le resultaron estridentes y las amenazas hicieron que los lobos se incorporaran y empezaran a gruñir. Catherine no los detuvo.
Sin embargo, cuando Wthyr mencionó el heredero volvió el rostro hacia él y sonrió levemente, con naturalidad. Supuso que aquel anuncio era importante para él y pareció serlo para todos los presentes, los recorrió con la mirada una vez antes de incorporarse e ir hacia Wthyr tomando su mano y sintiendo un escalofrío ante el contacto, mientras su magia despertaba y se le enroscaba en los dedos para ir en busca de la de él. Se quedó mirando sus dedos y los de él con curiosidad mientras su energía pulsaba. Estaba tan ensimismada en ello que se perdió el primer puñetazo de Freyja, pero las palabras de la otra la hicieron reaccionar. ¿Eso es lo que decía? ¿Qué estaba hechizado? La oscuridad de Catherine empezó a dibujar una runa a los pies de ambos mientras la morena finalmente observaba a Katarina, sintiendo que le hervía la sangre por dentro ¿Cómo se atrevía a mentir de esa manera? ¿A jugar esa baza sabiendo lo que significaba para Wthyr? -No- Dijo en tono firme -No lo será. Porque no existe ningún bebé… ¿Estás buscando algo de tu magia para darle poder a tus palabras? No la tienes y cada uno de tus rumores y habladurías irá perdiendo fuerza ante tu inexistencia- Se le quedó mirando en silencio durante un par de segundos negando con la cabeza. ¿Por qué estaba rodeado de ese tipo de gente?
El corazón empezó a latirle con fuerza cuando la runa acabó de dibujarse. Quería humillarla, quería herirla. Quería destrozarla absolutamente. Y esa ira empezaba a despertar su magia de una forma que, hasta el momento, no había experimentado. La runa en el piso empezó a brillar levemente con un tono dorado y Catherine caminó hasta ponerse frente a Wthyr, llevando sus manos unidas hacia su vientre, aprovechando el momento para hacerle ver a aquella mujer que todo lo que había intentado destruir aún estaba allí. Perenne, inmortal. No era consciente de que a su alrededor un aura de energía mágica en color violeta empezaba a cobrar vida, así como sus ojos. Tampoco de que Wthyr tenía la propia, pero en color rojo -Morirás hoy. Y serás olvidada. Tu nombre será borrado de tu árbol familiar, será suprimido de cualquier libro. Cualquier ápice de tu existencia será eliminado de Ávalon y del mundo y una maldición pesará sobre tu nombre - Sentía un escalofrío subirle por la espalda y extendió su mano derecha con fuerza, haciendo aparecer su báculo en un haz de luz violeta y nube de oscuridad y el salón del trono empezó a perder luz -No existirás ni hoy ni nunca- Movió el báculo hacia ella y un potente rayo chocó contra el pecho de la mujer que inmediatamente lanzó un grito al cielo. Catherine podría haber parado el rayo, podría haber movido el báculo, podría haber dejado que la maldición siguiera su curso pero quería desaparecerla de la faz de la tierra así que mantuvo conectado el báculo a la runa y su mano y vió como la marca empezó a subir por su cuello, no tardó demasiado en empezar a escupir algo demasiado denso y negro para ser sangre. Aún así, Le Fay no se detuvo y continuó haciendo ascender la marca hasta que llegó a sus ojos y los vio oscurecerse… Entonces fue cuando apartó el báculo. El cuerpo de Katarina no tardó mucho en caer al piso.
No detuvo la canalización, se sentía distinta haciéndola sobre aquella runa -Quien mencione el nombre de Katarina Cheshire, quien continúe apoyando sus rumores y habladurías, quien siquiera tenga la idea de revivir cualquier resquicio de esta mujer sufrirá exactamente el mismo dolor y sentencia de muerte que viví yo… Hasta que llegue hasta él y lo acabe como lo hice con esta traidora, mentirosa y pusilánime- Se giró un poco hacia Wthyr y arqueó levemente la ceja -He terminado, gracias- Le susurró y entonces fue consciente de lo que estaba sucediendo, de la imagen de Wthyr y parpadeó sorprendida. “Estás brillando… Estás…Tus ojos”
La vasalla traidora era la viva estampa del fracaso. Pareció enloquecer al ver a Catherine con vida, pues todo lo que hizo no sirvió para nada y además la había acabado condenando. Aquella imagen sólo me producía rechazo, así que agradecí que Freyja la hiciese callar a base de golpes para cobrarse su parte del ajuste de cuentas. Daba buenos golpes, era satisfactorio de ver. - Ni le hables. No tienes derecho después de haber intentado asesinarla. - repliqué con dureza cuando se dirigió hacia Catherine en esos términos, amenazando con que la iban a matar otros. Después de la demostración de hoy quedaría bien claro para todos los presentes que eso no era una buena idea. Tanto si la aceptaban como si no, que supiesen que atentar contra su vida tendría consecuencias.
Al tomar la mano de Catherine volví a sentir cómo fluía entre nosotros esa energía mágica tan intensa a la que me había vuelto algo adicto. Era casi tan raro como esas personas que encontraban placer en recibir pequeñas descargas eléctricas en su cuerpo, pero mucho más profundo a bastantes niveles. Aquel cosquilleo constante de magia me distrajo un instante, pero enseguida regresé la atención a la mujer de la que queríamos y debíamos vengarnos. No me moví un ápice cuando la acusada extendió la mano hacia mi como suplicando, ella sola se lo había buscado con su ambición desmedida.
- Jamás tomaría por esposa a alguien como tú. - su siguiente intento de salvarse me resultó más patético aún, inventarse un embarazo que nadie creería. Había recurrido a algo rastrero. Seguro que intentaba usar su poder de control y manipulación para que otros la creyeran, pero ya no funcionaba. - Tus mentiras no te salvarán ahora. - respondí con furia contenida, tensando la mandíbula mientras la futura reina reaccionaba conjurando aquella runa de sombras a nuestros pies. No, no habría piedad. Bastaba con recordar que por su culpa podíamos haber muerto todos. Por suerte la salvación seguía dentro de Catherine, que se lo recordó a todos con aquel gesto. Le dediqué una significativa mirada triunfalista cuando llevó nuestras manos unidas hacia su vientre, y esta vez no me aparté rápidamente como en la primera ocasión, que la toqué sin pensarlo y provocando un momento incómodo.
Al tenerla frente a frente recordé las palabras de Shyvanna sobre el brillo de los ojos de Le Fay, siendo más consciente de lo mucho que brillaban cuando canalizaba magia en plenitud. Era más que eso, alrededor de su cuerpo también había un aura que no había visto antes. Parecía como si pudiese quemarlo todo a su alrededor únicamente con lanzar una mirada. La sentencia era eso precisamente, arrasar con su vida y su recuerdo. Un damnatio memoriae más que merecido. Ahora sería ella la que sufriría en sus carnes una maldición. Pude percibir el desbocado torrente de magia que manejaba Catherine al usar su báculo, teniendo la extraña sensación de estar compartiendo con ella energía y propósito mientras ajusticiaba a Katarina. El espectáculo podía parecer desagradable y retorcido si se veía desde fuera, pero desde nuestra perspectiva era justo lo que habíamos esperado. Al verla caer al suelo supe que estaba hecho, pero no me conformé con eso y decidí asegurarme de que no estuviese viva. Extendí la mano que tenía libre hacia ella, haciendo un gesto cortante que resultó en una herida muy profunda en su cuello. Tan profunda que la cabeza se separó del cuerpo.
- No nos hagáis enfadar. Ahora todo Ávalon sabrá que la traición se paga cara. Las traiciones acarrean maldiciones, magia oscura que puede desencadenar horrores. De la vida de la futura reina y el heredero depende que no caigan más maldiciones sobre Ávalon y los que en ella habitamos. - nosotros lo sabíamos bien, pagábamos por algo de lo que no éramos culpables. La cara de sorpresa de Catherine y su conexión mental me dejaron confuso durante unos segundos, yo no recordaba que me brillasen los ojos al canalizar magia. Definitivamente tenía que ver con ella, debía ser por su influencia, o que de algún modo nos complementábamos. Mi gesto de confusión pasó a uno mezcla de admiración y ambición, quería explorar mucho más lo que acababa de suceder.
"Te lo dije...cuando nos unimos somos poderosos. Mira de lo que eres capaz. Todavía no conocemos nuestros límites."
Después bajé nuestras manos entrelazadas de su vientre lentamente, pero no la solté. Nos giramos de nuevo de cara a los jefes de los diferentes linajes, tenía otros mensajes que darles. - La lealtad también se recompensa. Por eso os defenderemos y lucharemos a vuestro lado para alcanzar el glorioso propósito de crear un imperio mágico. La sangre que corre por nuestras venas se expandirá por el mundo, recuperando aquello que perdimos. Partiremos a la mañana siguiente de la ceremonia de coronación, que será dentro de cinco días. - anuncié para convocarlos a todos a ese acto, uno en el que todo saldría como quería. Ya me aseguraría yo.
- Llevaos ese despojo. - ordené en voz más baja a los guardias para que se llevasen los restos de Katarina, indicando que quemasen el cuerpo entero sin dejar nada.
Al tomar la mano de Catherine volví a sentir cómo fluía entre nosotros esa energía mágica tan intensa a la que me había vuelto algo adicto. Era casi tan raro como esas personas que encontraban placer en recibir pequeñas descargas eléctricas en su cuerpo, pero mucho más profundo a bastantes niveles. Aquel cosquilleo constante de magia me distrajo un instante, pero enseguida regresé la atención a la mujer de la que queríamos y debíamos vengarnos. No me moví un ápice cuando la acusada extendió la mano hacia mi como suplicando, ella sola se lo había buscado con su ambición desmedida.
- Jamás tomaría por esposa a alguien como tú. - su siguiente intento de salvarse me resultó más patético aún, inventarse un embarazo que nadie creería. Había recurrido a algo rastrero. Seguro que intentaba usar su poder de control y manipulación para que otros la creyeran, pero ya no funcionaba. - Tus mentiras no te salvarán ahora. - respondí con furia contenida, tensando la mandíbula mientras la futura reina reaccionaba conjurando aquella runa de sombras a nuestros pies. No, no habría piedad. Bastaba con recordar que por su culpa podíamos haber muerto todos. Por suerte la salvación seguía dentro de Catherine, que se lo recordó a todos con aquel gesto. Le dediqué una significativa mirada triunfalista cuando llevó nuestras manos unidas hacia su vientre, y esta vez no me aparté rápidamente como en la primera ocasión, que la toqué sin pensarlo y provocando un momento incómodo.
Al tenerla frente a frente recordé las palabras de Shyvanna sobre el brillo de los ojos de Le Fay, siendo más consciente de lo mucho que brillaban cuando canalizaba magia en plenitud. Era más que eso, alrededor de su cuerpo también había un aura que no había visto antes. Parecía como si pudiese quemarlo todo a su alrededor únicamente con lanzar una mirada. La sentencia era eso precisamente, arrasar con su vida y su recuerdo. Un damnatio memoriae más que merecido. Ahora sería ella la que sufriría en sus carnes una maldición. Pude percibir el desbocado torrente de magia que manejaba Catherine al usar su báculo, teniendo la extraña sensación de estar compartiendo con ella energía y propósito mientras ajusticiaba a Katarina. El espectáculo podía parecer desagradable y retorcido si se veía desde fuera, pero desde nuestra perspectiva era justo lo que habíamos esperado. Al verla caer al suelo supe que estaba hecho, pero no me conformé con eso y decidí asegurarme de que no estuviese viva. Extendí la mano que tenía libre hacia ella, haciendo un gesto cortante que resultó en una herida muy profunda en su cuello. Tan profunda que la cabeza se separó del cuerpo.
- No nos hagáis enfadar. Ahora todo Ávalon sabrá que la traición se paga cara. Las traiciones acarrean maldiciones, magia oscura que puede desencadenar horrores. De la vida de la futura reina y el heredero depende que no caigan más maldiciones sobre Ávalon y los que en ella habitamos. - nosotros lo sabíamos bien, pagábamos por algo de lo que no éramos culpables. La cara de sorpresa de Catherine y su conexión mental me dejaron confuso durante unos segundos, yo no recordaba que me brillasen los ojos al canalizar magia. Definitivamente tenía que ver con ella, debía ser por su influencia, o que de algún modo nos complementábamos. Mi gesto de confusión pasó a uno mezcla de admiración y ambición, quería explorar mucho más lo que acababa de suceder.
"Te lo dije...cuando nos unimos somos poderosos. Mira de lo que eres capaz. Todavía no conocemos nuestros límites."
Después bajé nuestras manos entrelazadas de su vientre lentamente, pero no la solté. Nos giramos de nuevo de cara a los jefes de los diferentes linajes, tenía otros mensajes que darles. - La lealtad también se recompensa. Por eso os defenderemos y lucharemos a vuestro lado para alcanzar el glorioso propósito de crear un imperio mágico. La sangre que corre por nuestras venas se expandirá por el mundo, recuperando aquello que perdimos. Partiremos a la mañana siguiente de la ceremonia de coronación, que será dentro de cinco días. - anuncié para convocarlos a todos a ese acto, uno en el que todo saldría como quería. Ya me aseguraría yo.
- Llevaos ese despojo. - ordené en voz más baja a los guardias para que se llevasen los restos de Katarina, indicando que quemasen el cuerpo entero sin dejar nada.
Freyja Lothbrock
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Los gritos eran un tanto estruendosos para su gusto y la verdad es que confirmaban sus palabras. Era patética verla así. Y finalmente gritar lo del embarazo hizo que frunciera el ceño, mirando hacia el heredero Pendragon con curiosidad por su reacción pero la que habló fue Le Fay mientras algo en sus pies se dibujaba. A diferencia del resto de los vasallos estaba más cerca y pudo ver exactamente lo que había en el piso. Desvió la vista hacia Matvey porque si aquello era obra de ellos para cargar contra los Pendragon, iba a incrustarlos en la pared a base de fuerza bruta.
Pero…No. Ladeó la cabeza sin comprender por qué, de pronto, los dos tenían una especie de aura mágica que en su puta vida había visto. Controló su mandíbula para que no se abriera y miró hacia Katarina cuando la atacó con lo que parecía una maldición o …más de esa oscuridad que tanto la rodeaba. Bueno, quizás Wthyr tenía razón en que tenia otras habilidades. Apartó la mirada para verlos de nuevo y mirar sus manos juntas y la forma en la que la energía mágica se acumulaba a su alrededor. ¿Qué era eso? Miró cómo el Pendragon movió la mano y el sonido de la cabeza rodar hizo que girara la vista al despojo humano que había allí. Dio un paso hacia atrás para no estar cerca por si esa cosa negra se le pegaba.
En cuanto Wthyr empezó a hablar sobre las traiciones no pudo evitar mirar hacia su pecho donde la marca de la maldición seguía, aunque estaba oculta, y tensó los labios. ¿Ella también la tendría? Bueno… Había avisado lo de Catherine de una manera abstracta pero esperaba que sirviera de advertencia para los demás. Cuando se giraron no podía evitar pensar que… Bueno, ella había visto a las antiguas reinas de Ávalon pero aquellos dos juntos con sus auras mágicas en pleno apogeo servía para hacer cagarse en los pantalones a cualquiera con voluntad endeble. Sonrió de lado ante lo del imperio mágico. Finalmente, Freyja se inclinó un poco y la verdad es que no le apetecía estar cerca de esos dos bichos que parecían más una hoguera del infierno que dos personas normales así que se incorporó y se retiró de allí para ir a dar el anuncio a su clan.
Pero…No. Ladeó la cabeza sin comprender por qué, de pronto, los dos tenían una especie de aura mágica que en su puta vida había visto. Controló su mandíbula para que no se abriera y miró hacia Katarina cuando la atacó con lo que parecía una maldición o …más de esa oscuridad que tanto la rodeaba. Bueno, quizás Wthyr tenía razón en que tenia otras habilidades. Apartó la mirada para verlos de nuevo y mirar sus manos juntas y la forma en la que la energía mágica se acumulaba a su alrededor. ¿Qué era eso? Miró cómo el Pendragon movió la mano y el sonido de la cabeza rodar hizo que girara la vista al despojo humano que había allí. Dio un paso hacia atrás para no estar cerca por si esa cosa negra se le pegaba.
En cuanto Wthyr empezó a hablar sobre las traiciones no pudo evitar mirar hacia su pecho donde la marca de la maldición seguía, aunque estaba oculta, y tensó los labios. ¿Ella también la tendría? Bueno… Había avisado lo de Catherine de una manera abstracta pero esperaba que sirviera de advertencia para los demás. Cuando se giraron no podía evitar pensar que… Bueno, ella había visto a las antiguas reinas de Ávalon pero aquellos dos juntos con sus auras mágicas en pleno apogeo servía para hacer cagarse en los pantalones a cualquiera con voluntad endeble. Sonrió de lado ante lo del imperio mágico. Finalmente, Freyja se inclinó un poco y la verdad es que no le apetecía estar cerca de esos dos bichos que parecían más una hoguera del infierno que dos personas normales así que se incorporó y se retiró de allí para ir a dar el anuncio a su clan.
Catherine se mantuvo bastante impasible cuando Wthyr levantó la mano pero en cuanto el corte fue más profundo apartó la mirada. Las decapitaciones no eran lo suyo pero comprendía que quisiera asegurarse de que estuviese muerta. Después de todo, nunca estaba demás chequear doble. Además, su mente se dispersó para tratar de comprender lo que estaba ocurriendo entre los dos. Le había sorprendido, de nuevo, pero es que sus ojos parecían dos faros de luz plateada sobre ella y nunca había visto a nadie que le sucediera lo mismo que a ella. Pero reconoció el cambio. La ambición. Esa misma que le había visto cuando le advirtió que se centrara.
“No mientas, Wthyr. No tenías ni idea de que esto iba a pasarnos…”, Le miró con intensidad y gracia “No tienes que saberlo todo. No te hace menos mago”, le recordó pero no podía evitar sentir curiosidad por esa preciosa unión de energías, el real torrente de magia que ambos compartían. Se preguntó si sería aún más al exponerse al Sanguis Ligno, pero sabía que lo mejor era ir con cuidado. Tenía que estudiarlo, así había dado con aquella runa que, quien mirara con más atención, vería aún más runas dentro de ella.
Se giró hacia el resto de los vasallos escuchando aquello de la lealtad, pensando que dudaba mucho que le fueran leales. Sin embargo, cuando mencionó lo del imperio mágico le apretó la mano y guardó el báculo pero mantuvo el gesto neutral mientras miraba al frente. No le gustó para nada todas aquellas palabras de la sangre… Ella no quería ningún imperio mágico, ni siquiera quería la corona de Ávalon. Era una realidad que había terminado aceptando pero de allí a conquistar el mundo. ¿De qué iba Wthyr? Levantó la mano con suavidad para ponerse un par de mechones detrás de la oreja cuando habló de la coronación sintiendo que la ansiedad empezaba a tirar de ella hacia abajo. No quería una corona… Nada que ver.
Al ver a Freyja retirarse muchos vasallos empezaron a hacer lo mismo y Catherine aprovechó para mirar a Matvey y decirle mentalmente que llevara la información a Ouroboros y se marchara inmediatamente. Tras confirmar que se retirara volvió la mirada hacia Wthyr con un gesto un poco irritado. “Tenemos que hablar… Mucho”. Tiró de su mano con suavidad para guiarlo hacia el despacho que ya conocía, escoltada por sus elementales. En cuanto abandonaron la runa la densidad de las auras se redujo, curioso era que la luz violeta que identificaba a sus lobos también. Catherine sintió un leve mareo pero no aquel cansancio extraño anterior. Alzó la mano para ver sus dedos aún rodeados de forma leve por aquella luz violeta y frunció el ceño tratando de descifrarlo. ¿Sería algo remanente de la runa? ¿O era cierto que sus magias se complementaban tanto?
“No mientas, Wthyr. No tenías ni idea de que esto iba a pasarnos…”, Le miró con intensidad y gracia “No tienes que saberlo todo. No te hace menos mago”, le recordó pero no podía evitar sentir curiosidad por esa preciosa unión de energías, el real torrente de magia que ambos compartían. Se preguntó si sería aún más al exponerse al Sanguis Ligno, pero sabía que lo mejor era ir con cuidado. Tenía que estudiarlo, así había dado con aquella runa que, quien mirara con más atención, vería aún más runas dentro de ella.
Se giró hacia el resto de los vasallos escuchando aquello de la lealtad, pensando que dudaba mucho que le fueran leales. Sin embargo, cuando mencionó lo del imperio mágico le apretó la mano y guardó el báculo pero mantuvo el gesto neutral mientras miraba al frente. No le gustó para nada todas aquellas palabras de la sangre… Ella no quería ningún imperio mágico, ni siquiera quería la corona de Ávalon. Era una realidad que había terminado aceptando pero de allí a conquistar el mundo. ¿De qué iba Wthyr? Levantó la mano con suavidad para ponerse un par de mechones detrás de la oreja cuando habló de la coronación sintiendo que la ansiedad empezaba a tirar de ella hacia abajo. No quería una corona… Nada que ver.
Al ver a Freyja retirarse muchos vasallos empezaron a hacer lo mismo y Catherine aprovechó para mirar a Matvey y decirle mentalmente que llevara la información a Ouroboros y se marchara inmediatamente. Tras confirmar que se retirara volvió la mirada hacia Wthyr con un gesto un poco irritado. “Tenemos que hablar… Mucho”. Tiró de su mano con suavidad para guiarlo hacia el despacho que ya conocía, escoltada por sus elementales. En cuanto abandonaron la runa la densidad de las auras se redujo, curioso era que la luz violeta que identificaba a sus lobos también. Catherine sintió un leve mareo pero no aquel cansancio extraño anterior. Alzó la mano para ver sus dedos aún rodeados de forma leve por aquella luz violeta y frunció el ceño tratando de descifrarlo. ¿Sería algo remanente de la runa? ¿O era cierto que sus magias se complementaban tanto?
Por supuesto que yo no sabía exactamente qué es lo que pasaría y de qué manera, pero tampoco le estaba mintiendo cuando le prometí que si nos uníamos podríamos lograr más poder. Le puse cara de reproche por su mensaje mental sobre no saberlo todo, pensando en que debía verme como un pedante cada vez que abría la boca.
"Llámalo intuición, o anzuelo que te puse para ver qué decías"
Que pensase lo que quisiera al respecto, volviendo después la atención a nuestros vasallos para darles el mensaje de la conquista. No me fijé en Catherine mientras anunciaba aquello, únicamente observé las expresiones del resto de vasallos. La mayoría parecían deseosos, aunque también me pareció ver en algunos las caras de gente que se ha acomodado y le cuesta salir a reclamar lo que es suyo. Observé salir a Freyja y los demás tras su reverencia, y esperé hasta que todos se marcharon, incluidos Matvey y los guardias llevándose los restos de la traidora. Tendrían que limpiar bien el suelo después. Volví a girarme hacia Catherine después de ese "tenemos que hablar", fijándome en que parecía un tanto irritada.
- ¿Qué pasa? acabas de tener tu regalo de bodas acabando con esa víbora. He dejado que des rienda suelta a tu poder para cumplir la venganza. - no sabía si había quedado satisfecha con eso, pero yo al menos me había desquitado un poco. Eso sí, notaba algo de cansancio al soltar toda la tensión acumulada. Al movernos de la runa pareció que el brillo que nos envolvía se iba extinguiendo, aunque supuse que era lógico. Ambos abandonamos la sala del trono para ir a una sala contigua para recepciones, una mucho más pequeña que hacía las veces de despacho. Una vez allí cerré la puerta para que nadie nos molestase, mirando de reojo a Catherine mientras ella seguía observando con curiosidad aquella luz violeta alrededor de sus dedos. Era como una atrayente fuente de magia, y por eso tenía que controlarme. - Tienes buen aspecto, aunque por la carta rara que me enviaste llegué a pensar que te había quedado alguna secuela. - No pretendía ser una pulla, pero pudo sonar así. Me alejé para ir hacia la mesa, apoyándome de espaldas en el borde mientras extendía los brazos a ambos lados del cuerpo como invitándola a hablar. O discutir. Lo que fuese.
"Llámalo intuición, o anzuelo que te puse para ver qué decías"
Que pensase lo que quisiera al respecto, volviendo después la atención a nuestros vasallos para darles el mensaje de la conquista. No me fijé en Catherine mientras anunciaba aquello, únicamente observé las expresiones del resto de vasallos. La mayoría parecían deseosos, aunque también me pareció ver en algunos las caras de gente que se ha acomodado y le cuesta salir a reclamar lo que es suyo. Observé salir a Freyja y los demás tras su reverencia, y esperé hasta que todos se marcharon, incluidos Matvey y los guardias llevándose los restos de la traidora. Tendrían que limpiar bien el suelo después. Volví a girarme hacia Catherine después de ese "tenemos que hablar", fijándome en que parecía un tanto irritada.
- ¿Qué pasa? acabas de tener tu regalo de bodas acabando con esa víbora. He dejado que des rienda suelta a tu poder para cumplir la venganza. - no sabía si había quedado satisfecha con eso, pero yo al menos me había desquitado un poco. Eso sí, notaba algo de cansancio al soltar toda la tensión acumulada. Al movernos de la runa pareció que el brillo que nos envolvía se iba extinguiendo, aunque supuse que era lógico. Ambos abandonamos la sala del trono para ir a una sala contigua para recepciones, una mucho más pequeña que hacía las veces de despacho. Una vez allí cerré la puerta para que nadie nos molestase, mirando de reojo a Catherine mientras ella seguía observando con curiosidad aquella luz violeta alrededor de sus dedos. Era como una atrayente fuente de magia, y por eso tenía que controlarme. - Tienes buen aspecto, aunque por la carta rara que me enviaste llegué a pensar que te había quedado alguna secuela. - No pretendía ser una pulla, pero pudo sonar así. Me alejé para ir hacia la mesa, apoyándome de espaldas en el borde mientras extendía los brazos a ambos lados del cuerpo como invitándola a hablar. O discutir. Lo que fuese.
Arqueó suavemente la ceja ante la respuesta de Wthyr y tuvo que aguantarse la sonrisa para parecer serena y controlada, su cara política. “Míralo, qué interesante, te llamaré el vidente dragón de ahora en adelante”. De acuerdo, aquello le había resultado gracioso así que se mordió la lengua para no reírse y con el dolor agradeció volver un poco a tierra.
Al menos, ahora que estaban solos no tenía que pretender tener una cara de nada forzada. Es decir, ella solía tener esa cara pero con algunas personas dejaba entre ver más muecas que con otras. Lo miró con bastante sorpresa cuando le soltó que aquello era su regalo de bodas, de pronto le vinieron demasiadas preguntas a la cabeza. Miró hacia los tronos, frunció el ceño muy confundida y trató de organizar su mente mientras volvía a mirarle muy lentamente -Wthyr… Si es lo que me corresponde, no es un regalo- Le dijo como para aclararle que esa venganza era su derecho -Además, no estás obligado a darme ningún tipo de regalo…Nuestra boda fue un medio para un fin. Pero gracias, por el gesto- Le dijo con bastante neutralidad. No esperaba un regalo de su parte -Y…- Para futuras referencias -No soy muy fanática de ensuciar el piso- A ver si de esa forma sutil comprendía que matar no era algo que le satisficiera porque sí. Aunque…Esa vez en particular, sí.
Movió suavemente los hombros como intentando concentrar el torrente de magia que estaba fluyendo por su cuerpo. Pero es que mientras más inactiva estaba peor se sentía. Se irguió suavemente y tomó una larga respiración entrando en el despacho y moviendo los dedos con algo de nerviosismo antes de cerrarlos en puños clavándose las uñas -Agh…- Acabó arrodillándose en el piso y poniendo las manos con aquella luz violeta sobre el piso, no tardó demasiado antes de que todo empezara a cambiar a su alrededor. Ya no se encontraban en el despacho de Wthyr, sino que poco a poco el coliseo de Ouroboros se levantó ante ellos, Catherine cerró los ojos y soltó aire por la boca expresando la satisfacción de darle vía libre a su magia. También al sentir el aire fresco a su alrededor. Alzó la cara hacia él cuando le dijo lo del aspecto asintió con suavidad -He podido dormir… ¿Qué tiene de malo mi carta? – Preguntó pensando que había sido bastante empática -Te pregunté por tus hermanos ¿Es por eso?- Inquirió sin comprenderlo y sin apartar las manos del suelo mientras la imagen se seguía elevando. Ellos estaban al pie de una estatua. Más allá se podía ver la silueta de la isla pero sin mayor definición porque Cath ya podía percibir lo último de aquella canalización.
La luz de sus dedos empezó a desvanecerse y Catherine dejó de elevar la ilusión para incorporarse, estirando los brazos hacia arriba y luego agitándolos hacia abajo. Sus ojos volvieron a la normalidad y observó a Wthyr -Vas a tener que drenar…- Sugirió pero seguramente haría lo que le diera la gana –¿Me puedes explicar de qué va eso del Imperio Mágico? ¿Acaso pretendes convertirte en la próxima generación de Blood Keepers? ¿Instaurar tu gobierno en el mundo y generar otra guerra humano-mágica?...- preguntó acercándose a él -Perdí mucho, sacrifiqué mucho para detener la última, Wthyr. No puedo vivir otra. Aedan…Mis hijos no van a vivir en un mundo de cenizas- Alzó la mano, con el dedo índice apuntándole, advirtiéndole -Y ni se te ocurra decirme que no es lo que pretendes porque me dijiste que tenias como hobbie quemar pueblos-La ilusión poco a poco empezó a desdibujarse alrededor de ellos.
Al menos, ahora que estaban solos no tenía que pretender tener una cara de nada forzada. Es decir, ella solía tener esa cara pero con algunas personas dejaba entre ver más muecas que con otras. Lo miró con bastante sorpresa cuando le soltó que aquello era su regalo de bodas, de pronto le vinieron demasiadas preguntas a la cabeza. Miró hacia los tronos, frunció el ceño muy confundida y trató de organizar su mente mientras volvía a mirarle muy lentamente -Wthyr… Si es lo que me corresponde, no es un regalo- Le dijo como para aclararle que esa venganza era su derecho -Además, no estás obligado a darme ningún tipo de regalo…Nuestra boda fue un medio para un fin. Pero gracias, por el gesto- Le dijo con bastante neutralidad. No esperaba un regalo de su parte -Y…- Para futuras referencias -No soy muy fanática de ensuciar el piso- A ver si de esa forma sutil comprendía que matar no era algo que le satisficiera porque sí. Aunque…Esa vez en particular, sí.
Movió suavemente los hombros como intentando concentrar el torrente de magia que estaba fluyendo por su cuerpo. Pero es que mientras más inactiva estaba peor se sentía. Se irguió suavemente y tomó una larga respiración entrando en el despacho y moviendo los dedos con algo de nerviosismo antes de cerrarlos en puños clavándose las uñas -Agh…- Acabó arrodillándose en el piso y poniendo las manos con aquella luz violeta sobre el piso, no tardó demasiado antes de que todo empezara a cambiar a su alrededor. Ya no se encontraban en el despacho de Wthyr, sino que poco a poco el coliseo de Ouroboros se levantó ante ellos, Catherine cerró los ojos y soltó aire por la boca expresando la satisfacción de darle vía libre a su magia. También al sentir el aire fresco a su alrededor. Alzó la cara hacia él cuando le dijo lo del aspecto asintió con suavidad -He podido dormir… ¿Qué tiene de malo mi carta? – Preguntó pensando que había sido bastante empática -Te pregunté por tus hermanos ¿Es por eso?- Inquirió sin comprenderlo y sin apartar las manos del suelo mientras la imagen se seguía elevando. Ellos estaban al pie de una estatua. Más allá se podía ver la silueta de la isla pero sin mayor definición porque Cath ya podía percibir lo último de aquella canalización.
La luz de sus dedos empezó a desvanecerse y Catherine dejó de elevar la ilusión para incorporarse, estirando los brazos hacia arriba y luego agitándolos hacia abajo. Sus ojos volvieron a la normalidad y observó a Wthyr -Vas a tener que drenar…- Sugirió pero seguramente haría lo que le diera la gana –¿Me puedes explicar de qué va eso del Imperio Mágico? ¿Acaso pretendes convertirte en la próxima generación de Blood Keepers? ¿Instaurar tu gobierno en el mundo y generar otra guerra humano-mágica?...- preguntó acercándose a él -Perdí mucho, sacrifiqué mucho para detener la última, Wthyr. No puedo vivir otra. Aedan…Mis hijos no van a vivir en un mundo de cenizas- Alzó la mano, con el dedo índice apuntándole, advirtiéndole -Y ni se te ocurra decirme que no es lo que pretendes porque me dijiste que tenias como hobbie quemar pueblos-La ilusión poco a poco empezó a desdibujarse alrededor de ellos.
Mentiría si dijese que lo del vidente dragón me había sonado bien, pero en realidad cualquier título ostentoso me agradaba. Lo que no me hizo mucha gracia fue lo que respondió después sobre el "regalo". El caso era poner pegas. Que como le correspondía ya no servía y que la boda era una farsa. Claro, no como esas que hacían las personas que se querían. Me crucé de brazos con gesto de resignación, esperaba más emoción ante la matanza. - Ya sé lo que fue la boda, pero lo capto. Dejaré de regalarte bichos muertos como hacen los gatos. - ahora ya me había entrado la obsesión por regalarle algo que de verdad le gustase, aunque solo fuese por acertar y que tuviese que admitirlo.
Ladeé la cabeza extrañado cuando se puso de rodillas en el suelo, estando a punto de preguntarle si le pasaba algo. Fingí no sorprenderme por la recreación del coliseo de Ouroboros que logró con su magia de ilusiones, teletransportándome mentalmente a ese día. Era un entorno muy real, bastante conseguido. - Ah, mira...nuestra primera cita. - comenté de manera sarcástica recordando que yo realmente fui a molestarla al verla allí pintando. No fue intencionado, simplemente iba de paso mientras volaba con el dragón. Podría decirse que fue la primera "conversación" larga que tuvimos. Alcé lentamente una ceja por la respuesta de la carta. O me estaba vacilando o no sabía de qué le hablaba.
- ¿En serio me estás preguntando eso? Parecía estar escrita por alguien borracho o que le está dando algo. Algunas palabras no estaban bien escritas. Supuse que te estabas recuperando. - avancé hacia ella, descruzando los brazos y negando con la cabeza a lo de drenar. No lo necesitaba. - A lo mejor tú sí. - si quería...ya sabía lo que tenía que hacer. Después de esa exhibición mágica contra Katarina debía estar exhausta. Alcé la vista hacia la estatua de la recreación que había hecho, observando los detalles para intentar pillar alguna falla. No conocía tanto el lugar como para eso. Volví a centrar mi atención en ella cuando por fin lanzó eso de lo que quería hablar, echándole una mirada enigmática antes de moverme hacia el supuesto borde de la plataforma en la que estábamos.
- ¿Qué sucedería si intentas saltar al vacío en una ilusión? ¿hasta qué punto es real? - pregunté en parte por curiosidad y en parte para no darle la respuesta de manera inmediata. Que esperase. Después solté un sonido de hastío, girándome hacia ella. - Los Blood Keepers son unos zopencos, no nos compares. Liberaremos a la raza mágica para devolverle el lugar que le corresponde en el mundo. Las futuras generaciones crecerán en un mundo en el que jamás tengan que esconderse, serán libres. Necesitan que los fuertes tomemos el control. Precisamente por tus hijos...y por el nuestro. - me sorprendió que se acordase de lo de la afición de quemar pueblos, y eso que aún no sabía lo de los saqueos. - Poco útil, debo reconocer. Fue una época un tanto oscura para mí.
Ladeé la cabeza extrañado cuando se puso de rodillas en el suelo, estando a punto de preguntarle si le pasaba algo. Fingí no sorprenderme por la recreación del coliseo de Ouroboros que logró con su magia de ilusiones, teletransportándome mentalmente a ese día. Era un entorno muy real, bastante conseguido. - Ah, mira...nuestra primera cita. - comenté de manera sarcástica recordando que yo realmente fui a molestarla al verla allí pintando. No fue intencionado, simplemente iba de paso mientras volaba con el dragón. Podría decirse que fue la primera "conversación" larga que tuvimos. Alcé lentamente una ceja por la respuesta de la carta. O me estaba vacilando o no sabía de qué le hablaba.
- ¿En serio me estás preguntando eso? Parecía estar escrita por alguien borracho o que le está dando algo. Algunas palabras no estaban bien escritas. Supuse que te estabas recuperando. - avancé hacia ella, descruzando los brazos y negando con la cabeza a lo de drenar. No lo necesitaba. - A lo mejor tú sí. - si quería...ya sabía lo que tenía que hacer. Después de esa exhibición mágica contra Katarina debía estar exhausta. Alcé la vista hacia la estatua de la recreación que había hecho, observando los detalles para intentar pillar alguna falla. No conocía tanto el lugar como para eso. Volví a centrar mi atención en ella cuando por fin lanzó eso de lo que quería hablar, echándole una mirada enigmática antes de moverme hacia el supuesto borde de la plataforma en la que estábamos.
- ¿Qué sucedería si intentas saltar al vacío en una ilusión? ¿hasta qué punto es real? - pregunté en parte por curiosidad y en parte para no darle la respuesta de manera inmediata. Que esperase. Después solté un sonido de hastío, girándome hacia ella. - Los Blood Keepers son unos zopencos, no nos compares. Liberaremos a la raza mágica para devolverle el lugar que le corresponde en el mundo. Las futuras generaciones crecerán en un mundo en el que jamás tengan que esconderse, serán libres. Necesitan que los fuertes tomemos el control. Precisamente por tus hijos...y por el nuestro. - me sorprendió que se acordase de lo de la afición de quemar pueblos, y eso que aún no sabía lo de los saqueos. - Poco útil, debo reconocer. Fue una época un tanto oscura para mí.
Soltó una risa cuando dijo lo de los gatos -Incanta no hace eso- Reconoció con un tono un poco soberbio pero una sonrisa que aligeraba un poco la situación. Había dejado una orden en la residencia Pendragon para que la trajeran a Ávalon -Sabe que puedo alimentarme solita- Advirtió mientras recreaba el coliseo pillándole fuera de lugar eso de la cita, alzó la mirada hacia él con una ceja arqueada -No te hacía como un hombre de citas- Es más, creyó nunca haber ido a una. No oficialmente al menos. Pero tampoco es que le interesaba. Demasiadas expectativas en una cena cualquiera.
No pilló su gesto hacia la carta pero entonces cuando empezó a hablar Catherine sintió que el corazón se le aceleraba y las mejillas se le teñían de un profundo rojo, se sintió azorada y con un repentino dolor en el pecho del pico de estrés que le dio al saber a qué se estaba refiriendo Wthyr. Caminó un poco dándole la espalda, como si alguna parte del coliseo le hubiese llamado la atención, pero sólo quería respirar y no verle la cara -Soy disléxica- Reconoció, era algo que la avergonzaba pero que no detenía ni su conocimiento, ni su resiliencia, ni nada…pero no podía evitarlo pese a años tratando de trabajar en ello... A veces, cuando estaba presa de los nervios… Tenía que pasar la atención a otra cosa y entonces recordó algo -¿Por qué Giordano sabe lo que sucedió en nuestra noche de bodas?- Un momento de silencio, una pequeña pausa antes de preguntar algo de lo que no estaba segura si quería saber la respuesta - Y… ¿Eres… Eres… hipoxifilico?
-Te dije que Layla falleció así- Le dijo tratando de mantener las frases cortas, para poder respirar con profundidad -Ahora mismo eres consciente de que es una ilusión porque yo te permito ser consciente- Pausa, respiración - Eres espectador no protagonista- Dio un par de pasos y se giró hacia él pero fingió ver alguna que otra cosa, no le apetecía mirarlo a la cara -Si fueses protagonista creerías que estás en el coliseo de Ouroboros, tu mente lo procesaría como tal y si te lanzaras cuando llegaras al piso tu mente “lógica” te diría que no sobrevivirías a la caída- Se cruzó de brazos y miró a la ciudad, que ya empezaba a desdibujarse -Como desconoce que hay tras la muerte simplemente se apagaría y, por ende, morirías en la realidad- Terminó de explicar.
Su respuesta sobre el Imperio Mágico no le tranquilizó ni un ápice, es más, cada palabra hacía que se le erizara la piel -Wthyr, no lo hagas- Volvió los ojos hacia él -Hay otras formas, te lo dije en su momento. Podemos hablar con los otros líderes de facciones mágicas, hacer alguna especie de gobierno mágico con todos…- Se acercó a él tratando de que la escuchara -Representantes de todas las razas, todas…Elfos, vampiros, licántropos, humanos… Pero no con un Rey, no con una figura por encima de todo. No un imperio… Todos tenemos los mismos derechos, incluidos los humanos. Este es nuestro mundo, un mundo balanceado. ¿Los has metido? ¿En tu idea? Se merecen un mundo en paz… No necesitan que los fuertes tomen el control, necesitan que los sabios lo hagan, que los guíen a una sociedad de tolerancia...No a un mundo de guerra. Sé que sabes de lo que te estoy hablando...- Le corrigió y escuchó aquello sobre lo de su época oscura frunciendo el ceño con preocupación y duda en la mirada pero tenía que dejar algo en claro -Lo siento, Wthyr, pero todo lo que planteas va en contra de mis ideales y valores. No puedo apoyarte-
No pilló su gesto hacia la carta pero entonces cuando empezó a hablar Catherine sintió que el corazón se le aceleraba y las mejillas se le teñían de un profundo rojo, se sintió azorada y con un repentino dolor en el pecho del pico de estrés que le dio al saber a qué se estaba refiriendo Wthyr. Caminó un poco dándole la espalda, como si alguna parte del coliseo le hubiese llamado la atención, pero sólo quería respirar y no verle la cara -Soy disléxica- Reconoció, era algo que la avergonzaba pero que no detenía ni su conocimiento, ni su resiliencia, ni nada…pero no podía evitarlo pese a años tratando de trabajar en ello... A veces, cuando estaba presa de los nervios… Tenía que pasar la atención a otra cosa y entonces recordó algo -¿Por qué Giordano sabe lo que sucedió en nuestra noche de bodas?- Un momento de silencio, una pequeña pausa antes de preguntar algo de lo que no estaba segura si quería saber la respuesta - Y… ¿Eres… Eres… hipoxifilico?
-Te dije que Layla falleció así- Le dijo tratando de mantener las frases cortas, para poder respirar con profundidad -Ahora mismo eres consciente de que es una ilusión porque yo te permito ser consciente- Pausa, respiración - Eres espectador no protagonista- Dio un par de pasos y se giró hacia él pero fingió ver alguna que otra cosa, no le apetecía mirarlo a la cara -Si fueses protagonista creerías que estás en el coliseo de Ouroboros, tu mente lo procesaría como tal y si te lanzaras cuando llegaras al piso tu mente “lógica” te diría que no sobrevivirías a la caída- Se cruzó de brazos y miró a la ciudad, que ya empezaba a desdibujarse -Como desconoce que hay tras la muerte simplemente se apagaría y, por ende, morirías en la realidad- Terminó de explicar.
Su respuesta sobre el Imperio Mágico no le tranquilizó ni un ápice, es más, cada palabra hacía que se le erizara la piel -Wthyr, no lo hagas- Volvió los ojos hacia él -Hay otras formas, te lo dije en su momento. Podemos hablar con los otros líderes de facciones mágicas, hacer alguna especie de gobierno mágico con todos…- Se acercó a él tratando de que la escuchara -Representantes de todas las razas, todas…Elfos, vampiros, licántropos, humanos… Pero no con un Rey, no con una figura por encima de todo. No un imperio… Todos tenemos los mismos derechos, incluidos los humanos. Este es nuestro mundo, un mundo balanceado. ¿Los has metido? ¿En tu idea? Se merecen un mundo en paz… No necesitan que los fuertes tomen el control, necesitan que los sabios lo hagan, que los guíen a una sociedad de tolerancia...No a un mundo de guerra. Sé que sabes de lo que te estoy hablando...- Le corrigió y escuchó aquello sobre lo de su época oscura frunciendo el ceño con preocupación y duda en la mirada pero tenía que dejar algo en claro -Lo siento, Wthyr, pero todo lo que planteas va en contra de mis ideales y valores. No puedo apoyarte-
Puse gesto de desagrado dando a entender que no me gustaban los gatos, que era a lo que se estaba refiriendo ella con la tal Incanta. Ni siquiera sabía que tenía una, y esperaba no verla aparecer por Ávalon. Esos animales del demonio me daban alergia. - Depende de lo que entiendas por cita. - ella debía tener los estándares muy bajos, si es que interpretaba lo del coliseo por una. Lo mío había sido irónico, claramente. No entendí que se sonrojase de manera repentina por mi comentario sobre la carta, pero era más que evidente por mucho que se esforzase en darse la vuelta. Tuve que hacer un esfuerzo por escuchar su respuesta en voz tan baja, sorprendiéndome su confesión sobre la dislexia. Tampoco es que supiese mucho sobre el tema, pero eso debía ser el motivo por el que escribía así. Menuda sorpresa. Seguro que los otros del Consejo se habían metido con ella por eso. - Bueno, al menos no es porque te hayas quedado tocada del veneno. - repuse quitándole importancia, aunque me extrañaba que hubiese podido estudiar con esas dificultades al leer y escribir.
No me esperaba para nada que me saliese con cosas de Giordano, y menos aún que dijese que sabía cosas sobre nuestra noche de bodas. - ¿Qué dices? es imposible que sepa nada porque ni tú ni yo hemos hablado con él ni le diríamos nada al respecto. No tiene bastante con sus inventos que tiene que inventar también historias. - solté un sonido de desconcierto total por eso de hipoxifílico, sin relacionarlo al principio con lo que había sucedido aquella noche en medio de aquel frenesí. Hubo un momento en que ella tuvo que estrangularme con sus sombras para que me frenase un poco, eso sí lo recordaba. Después me llevé una mano a la frente para bajarla a la cara despacio, empezando a atar cabos en medio de aquella incómoda conversación. Nos habíamos largado de la boda antes de que concluyese del todo la parte del ritual aquel, y alguien tuvo que tomar nuestro lugar. - Mierda. - murmuré antes de quitarme la mano de la cara, negando rápidamente. - No soy nada de eso. ¿Sabes lo que es? - probablemente no, no parecía de ese tipo de mujeres. - Gente a la que le da placer que les estrangulen. - esperaba que no preguntase más sobre lo de Giordano y demás, y si lo hacía pasaría a otro tema. Suficiente.
- Sí que me dijiste lo de tu hermana, pero me dio la impresión de que tenía que ver más con la canalización de magia. Interesante... - atendí a las explicaciones sobre las diferencias de ser espectador o protagonista de la ilusión, pensando en lo absurdo que se vería que yo moviese un pie como si saltase. Si fuese el protagonista acabaría cayendo al suelo y muerto de la manera más patética del mundo, por andar dentro de un despacho. Tenía que haber algún modo de desmoronar aquellas ilusiones.
Empezó a tocarme la moral que se opusiese a lo que yo quería hacer, aunque era de esperar. Lo raro habría sido que me apoyase desde el principio. Si podía convencerla bien, y si no...lo haría igualmente. - No te estoy pidiendo permiso. ¿Vas a luchar contra mí si sigo adelante? ¿es eso lo que me estás diciendo? - la enfrenté con una mirada retadora, aunque ella sólo había dicho que no podía apoyarme, no que fuese a luchar contra mí. No nos convenía a ninguno de los dos. - Un mundo como el que propones es una utopía. Una débil estructura que no funcionaría. Nadie ha dicho que las razas mágicas vayan a ser esclavizadas. Se integrarán en el imperio. Tampoco he dicho que vayamos a exterminar humanos, simplemente ocuparán el lugar que les corresponde. ¿Acaso tienes idea de la situación en la que ha quedado el mundo? Somos lo que se necesita ahora mismo.
No me esperaba para nada que me saliese con cosas de Giordano, y menos aún que dijese que sabía cosas sobre nuestra noche de bodas. - ¿Qué dices? es imposible que sepa nada porque ni tú ni yo hemos hablado con él ni le diríamos nada al respecto. No tiene bastante con sus inventos que tiene que inventar también historias. - solté un sonido de desconcierto total por eso de hipoxifílico, sin relacionarlo al principio con lo que había sucedido aquella noche en medio de aquel frenesí. Hubo un momento en que ella tuvo que estrangularme con sus sombras para que me frenase un poco, eso sí lo recordaba. Después me llevé una mano a la frente para bajarla a la cara despacio, empezando a atar cabos en medio de aquella incómoda conversación. Nos habíamos largado de la boda antes de que concluyese del todo la parte del ritual aquel, y alguien tuvo que tomar nuestro lugar. - Mierda. - murmuré antes de quitarme la mano de la cara, negando rápidamente. - No soy nada de eso. ¿Sabes lo que es? - probablemente no, no parecía de ese tipo de mujeres. - Gente a la que le da placer que les estrangulen. - esperaba que no preguntase más sobre lo de Giordano y demás, y si lo hacía pasaría a otro tema. Suficiente.
- Sí que me dijiste lo de tu hermana, pero me dio la impresión de que tenía que ver más con la canalización de magia. Interesante... - atendí a las explicaciones sobre las diferencias de ser espectador o protagonista de la ilusión, pensando en lo absurdo que se vería que yo moviese un pie como si saltase. Si fuese el protagonista acabaría cayendo al suelo y muerto de la manera más patética del mundo, por andar dentro de un despacho. Tenía que haber algún modo de desmoronar aquellas ilusiones.
Empezó a tocarme la moral que se opusiese a lo que yo quería hacer, aunque era de esperar. Lo raro habría sido que me apoyase desde el principio. Si podía convencerla bien, y si no...lo haría igualmente. - No te estoy pidiendo permiso. ¿Vas a luchar contra mí si sigo adelante? ¿es eso lo que me estás diciendo? - la enfrenté con una mirada retadora, aunque ella sólo había dicho que no podía apoyarme, no que fuese a luchar contra mí. No nos convenía a ninguno de los dos. - Un mundo como el que propones es una utopía. Una débil estructura que no funcionaría. Nadie ha dicho que las razas mágicas vayan a ser esclavizadas. Se integrarán en el imperio. Tampoco he dicho que vayamos a exterminar humanos, simplemente ocuparán el lugar que les corresponde. ¿Acaso tienes idea de la situación en la que ha quedado el mundo? Somos lo que se necesita ahora mismo.
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