Planta de cuidados intensivos

Me alegraba de ver a Reiv y a su... ¿Novia? no me la había presentado como tal pero lo suponía, aún así no le di una brazo de colegas ni nada porque iba como una moto de un lado a otro buscando quien atendiera a Lila -Luego nos ponemos al día, necesito un maldito médico!! como es posible que no haya ninguno!?- dije mirando de un lado a otro mientras mecía a Lila y le daba palmaditas en la espalda, de repente la señora del moño y las gafas que había visto en otra habitación toda rodeada de aparatos y cosas se presentó con nosotros, resulta que también era médico pero no me pareció que estuviera muy bien -Pensaba que era una paciente más...- la mujer tocó a la niña y dio su diagnóstico, la fiebre de Lila había subido si es que estaba alta como ella decía y yo ya estaba que me daba un infarto -Si es que no se puede vivir con un bebé en un barco abandonado! y si se ha cortado o pinchado con algo oxidado? no sé si le han puesto las vacunas, ¿se le pueden poner repetidas? si es que su madre es un poco hippie, así no se puede vivir- la mujer extendió su mano con una pequeña luz que flotó hasta la pequeña que por un instante dejó de llorar para centrarse en ella y cuando la rodeó ya no había ni una lágrima, volvía a estar tranquila y yo por fin pude respirar tranquilo -No sé que has hecho, pero gracias...-

No me había dado cuenta de que había estado gritando como un loco hasta que Lucio por fin apareció por la puerta echándonos la bronca -Yo no vengo de visita, estaba buscando a alguien que le echara un vistazo a Lila y me los he encontrado aquí- El del bigote no sabía que la buena doctora de las luces estaba en el hospital, tal vez no pasara mucho por cuidados intensivos pero eso ya era cosa de ellos, a mi por lo pronto me interesaba la pequeña y punto -Pues necesitaba que le echaras un vistazo a Lila, no para de llorar y de babear... se estará convirtiendo en san bernardo? esos perros echan muchas babas, pero vamos, su madre es felina- no tenía ni idea de lo que pasaba y yo lanzaba mis teorías locas sin más, de repente la pequeña empezó a estirar los brazos hasta Lucio pero me pareció que estaba más interesada en el bebé que llevaba en brazos -No Lila, está durmiendo- la miré curioso y después a la pequeña que hasta ese momento no me había llamado la atención, tenía un olor muy leve, algo que me resultaba familiar -¿De quién es la niña? me parece que he olido algo parecido en alguna parte- dije acercándome más pero de repente unos gritos me hicieron olvidarme de eso -Mierda! es el elfo! - dije reconociendo su voz y parecía muy enfadado.

No supe qué responder a la pregunta de Juliet sobre si yo lo necesitaba. Necesitar era una palabra bastante extrema, y no creía que estuviese en ese punto. Decir que sí podría sonar desesperado, pero decir que no sería como desdeñar la posibilidad. En realidad ella tampoco había respondido, había usado la táctica de responder con una pregunta. Por eso guardé silencio, para que lo interpretase como quisiera. Tampoco hubo tiempo de hablar mucho más, enseguida empezó a llegar mucha gente al lugar en el que estábamos. Puse cara de 'me da igual' a lo que dijo el pesado de Lucio sobre que no podíamos estar aquí, aunque por suerte no nos prestó mucha atención con lo de la niña de Kyllian y la otra médica.

Me hizo gracia el ver al feral cual padre primerizo alterado, no me lo imaginaba en esa situación. Podría decirse que él era lo más parecido a un amigo que había tenido hasta la fecha, aunque todavía me faltaba conocerlo un poco mejor. Observé con curiosidad lo rápido que Sophia se hizo cargo de la cría, haciendo que dejase de llorar. Enseguida me di cuenta de que esa escena, aparentemente normal, afectaba a Juliet más de la cuenta. Sentí su pena cuando se apoyó sobre mi y susurró eso en tono casi inaudible, lo que sumado a lo de las cunas hizo que me diese por pensar que ella no lo iba a superar de un día para otro. Moví mi mano hacia atrás para buscar y coger la suya, apretando levemente. - Ya da igual. Es inútil pensar en ello. - murmuré usando el mismo tono que ella para que quedase en privado, aunque la frase podía sonar algo brusca. Seguí mirando la escena a cierta distancia, aunque ahora estaba bastante más serio. La hija de Leila se interesaba por la recién nacida, que precisamente era la misma a la que había estado cantándole Juliet. Kyllian también había percibido algo en esa niña, tal vez de un modo similar al que lo había hecho Juliet. Solté un sonido irónico, soltando la mano de Juliet.

- Claro que te resulta familiar, Kyllian. Como que es hija de la desgraciada de Blair O'Connell. No sé por qué ese interés de Lucio por hacer como si nada. Parece que ya no recuerda las putadas que hicieron, incluso a los suyos. ¿Y a dónde dices que te la llevas? porque si de verdad es huérfana lo lógico sería que se quedase aquí, ¿no? ¿se la llevas a alguno de sus padres? ¿hay algo que nos estés ocultando? - pregunté de manera un tanto agresiva, adelantándome para ir hacia donde estaba Lucio sin apartar la vista de él.

Todo estaba en calma por fin, seguía bastante mosqueado por lo de Sayid y Thalos que se habían ido sin más a pesar de decirles que descansaran pero no, se habían largado y pensaba drogarlos como a su amigo el que estaba en cuidados intensivos la próxima vez que los viera heridos, como si solo era un corte en el dedo, los iba a atar a la cama, lo que me recordaba que en alguna ocasión le había sugerido a Lucio que comprara cuerdas o incluirselas a las camas como medio de seguridad, en ese momento una de las enfermeras llega a informar sobre alguien que se había colado sin avisar, al parecer era el hermano de Johan el cual también había podido atender en alguna ocasión -en serio, todos los renegados son unos cabezones, no sé como tienen la capacidad de abrir una puerta en vez de atravesarla- me llevé las manos a la cara para frotarla intentando mantener la calma.

Dejé los informes que estaba rellenando y salí para echarle la bronca al moreno recién llegado pero de repente, gritos, una bola de pelo negra atravesó el pasillo corriendo con una bolsa de pañales pegando unos berridos impresionantes y a ese si que lo conocía un poco mejor, tiré el boli que tenía en la mano al suelo y salté sobre él varias veces -ÉSTO ES UN HOSPITAL NO UN PUTO CIRCO! TRÁEME LA CERBATANA! SE VAN A ENTERAR!- la enfermera corrió a cumplir mi orden mientras yo me subía la manga de la bata para dejar ver una espoecie de reloj, muy parecido a los casio esos viejunos pero molones -Ven aquí inmediatamente!- le estaba dando una orden al robot de Thoren que se presentó de forma rápida en la sala frente a mi, y así cerbatana en mano y gorila detrás me fui directamente a la zona de cuidados intensivos.

Caminaba rápido y siguiendo los chillidos que parecían remitir, pasaba las habitaciones pero la puerta de una que llevaba mucho tiempo cerrada estaba abierta de par en par, eché un vistazo dentro y Sophia no estaba -Lo que faltaba, un comatoso desaparecido! esto es increíble- seguí andando y llegué justo para escuchar la voz de Reiv, estaba acusando a Lucio de algo, "la hija de la ministra".... menudo problema, confiaba en mi colega médico, ya eran muchos años juntos pero una acusación de ese calibre era algo grave y no sabía que hacer, miré a mi sexy ayudante sin camiseta y suspiré entrando a la sala cerbatana en mano -Vosotros!!- los miré a todos, Juliet también estaba a pesar de haberle dicho que se fuera, hasta Sophia estaba en el ajo, ahí, de pie como si no hubiera estado meses en coma, los señalé a todos y cada uno de ellos con la cerbatana -Ésto es un hospital, me importa tres mierdas de basilisco lo que seáis fuera de esta isla, líderes, héroes de guerra o el Rey del carnaval pero en éstas instalaciones mando yo, yo soy el médico aquí y hay normas que cumplir! si queréis pegar gritos como monos os vais al establo con los bichos de Darwin!- miré directamente al gato que ahora parecía esconderse tras Sophía a la que también le eché una miradita -Tu gato desagradecido, te compartí de mi hierba y así me lo agradeces! Fuera todo el mundo, vamos! Johan necesita reposo, está drogado pero con tanto grito vais a despertar al propio Merlín!-

El robot de Thoren estaba plantado de forma imponente tras de mi de brazos cruzados, esperando ordenes por si alguno se resistía -Sophia, no deberías estar de pie, hay que hacerte un chequeo y pruebas para saber si estás bien, te llevaremos a tu habitación- ahora tenía que sacar a Lucio de allí porque parecía que lo iban a linchar en cualquier momento -Ya he preparado la sala de pruebas para la niña, le hice unas analíticas pero no son concluyentes así que llévala y luego me cuentas- era todo mentira, menos lo de contarme algo porque tendría que darme una explicación detallada después -Ahora tu saco de pulgas desagradecido histérico, déjame ver que le pasa a tu hija- me acerqué a la niña, ya parecían estar preparando antibióticos y algo para bajarle la fiebre pero lo de las babas no me había pasado desapercibido, le abrí la boca para ver si tenía inflamación en la garganta o algo y pude ver claramente el problema, tenía las encías rojas -Le están saliendo los dientes ceporro! tanto grito para nada, los padres primerizos sois unos escandalosos, tira a la primera sala para recetarle algo antes de que te de una colleja-

Los mundos de la droga me hicieron dormir tal vez un par de horas, o el tiempo que quiera que transcurriese entre que el elfo abriese el gotero y que la habitación y el pasillo comenzase a llenarse de gritos variados. Comencé a removerme todavía medio dormido, pensando al principio que estaba soñando todo aquello. También comenzó a quemarme la marca tenebrosa el tatuaje de lobo que llevaba en el brazo, como consecuencia de la llamada de Josephine usando su propio tatuaje comunicador.   - Por qué no me dejan dormir más... - murmuré malhumorado cuando los gritos fueron en aumento, abriendo los ojos para ver unas cuantas figuras borrosas en la puerta de la habitación y parte del pasillo.

- Pero qué pasa...¿nos atacan o algo? - pregunté al aire con tono adormilado y de confusión. Tenía la cabeza un tanto abotargada y dolorida. Tampoco sabía cuánto tiempo había transcurrido. Seguro que llevaba allí demasiado, perdiéndome cosas importantes.

Me incorporé lentamente para sentarme, intentando enfocar la vista para prestar atención al mensaje del tatuaje. Las líneas de tinta cambiaban para dibujar el del destinatario, la runa Jera, la de Josephine. A continuación un mensaje breve, al parecer estaba intentando localizarme. Después el tatuaje volvió a su forma original. Hice un esfuerzo para comunicarme telepáticamente con ella, si estaban en peligro sería lo más rápido.

"Estoy en Ouroboros, en el hospital, pero  ya me atendieron.  ¿Va todo bien? ¿voy a buscaros para traeros aquí?"

El silencio de Reiv a su pregunta hizo más por ella de lo que pudo haber imaginado. Una sonrisa muy pequeña se dibujó en sus labios, abrazándose a él con más fuerza. El silencio le decía que tampoco podía decidirse entre el sí y el no, que la respuesta estaba en algún lugar en medio de todo. De cualquier modo, no faltó ni sobró una respuesta, pues en seguida el lugar comenzó a llenarse con personas.

El primero en llegar fue un licant... feraaa.. lobo... no podía decidirse entre lo que era. Su aroma tenía pintas extrañas y más cuando vio a la niña que tenía en brazos. Ella también tenía ese olor dulzón que tienen los bebés. Lo había comprobado cuando estuvo en aquella salita de neonatos. Para cuando se acercó a los recién llegados, ya estaban atendiendo a Lila, así que su intervención fue innecesaria. Desde detrás de Reiv, donde se había posicionado, echó una mirada por primera vez a la niña, pues aunque habían convivido antes no se había sentido fuerte como para mirarla. La mano de Reiv le infundió toda la fuerza que necesitaba. Aunque sus palabras fueron duras, confirmaba muchas cosas que ella misma había pensado. Una idea se le ocurrió para cerrar todo el ciclo de preguntas sin respuesta y en eso pensó un rato más mientras terminaban de examinar a la niña.

No tardó Lucio en llegar con Rosina en brazos. A pesar del regaño y de su reencuentro con la médica, vio muy a su pesar que el médico le evitaba la mirada. Creyó desde el inicio que él entendería justo su dolor, así que aquel secretismo le amargaba. Lo mejor sería quedarse alejada de esa niña. Que hicieran lo que quisieran. No había podido darse cuenta del aroma, porque era muy similar al de Lila, solo que el de esta era más fuerte. Supuso que por la edad. Si bien no iba a decir nada más, Reiv si que tuvo algo que decir. En cuanto este soltó su mano, ella la tomó de nuevo, tratando de tranquilizarle, pero es que eran tal para cual. Todo lo que habría querido echarle en cara a Lucio y que no hizo por respeto, por miedo y por que le ganaban las emociones lo estaba soltando Reiv. Quizás no fue tan buena idea decirle de quien era. Siempre había querido que Reiv fuera un poco más mesurado, pero ahí entendió todo.- Me imagino que tienen que decidir que hacer con ella.- Susurró suavemente, que aunque era para Reiv salió más fuerte de lo que hubiera querido. Solo trató de suavizarlo para que Kyllian no terminara igual de molesto que ellos.

En sus pensamientos se encontraba fundida cuando escuchó un grito de fuera de la habitación. Algo de una cerbatana. ¿Qué era una cerbatana? Imaginó que era jerga médica y le entró un miedo, que pronto confirmó de absurdo, al pensar que podrían haber sido descubierto que pasó el tiempo en el área de bebés y que los había expuesto a algo mortal. Sabía que los bebés eran delicados, pero la enfermera había estado ahí antes y no tocó a ninguno. Se escondió un poco más detrás de Reiv, tratando de evitar el regaño del elfo que pronto entró a la habitación. El regaño fue genérico, así que no había sido descubierta. Al menos no por ahora. Al parecer, el elfo puso todo en cintura en dos o tres patadas, dando incluso al clavo con lo que le pasaba a Lila. Una desaparición rápida seguro que sacaba a Reiv y a ella misma de muchos problemas.

Justo estaba por proponerlo cuando una queja diferente quedó en el aire de boca de alguien que no estaba en la discusión. Su mirada se fue directo a Johan, que en dos segundos ya se estaba levantando.- Johan...- Susurró, preocupada de que una vez más no iba a poder completar el descanso, así que empujó a Reiv a su dirección.- Ve, ve, ve... Es tu oportunidad, ve con él... No lo dejes levantar, está muy maltrecho y es muy reciente todo.- A que tuvieran su momento de hermanos. Lo último que Johan había dicho es que le quería ahí, y si lo primero que veía al despertar era a él seguro que habría momento Disney. Ella, por lo pronto, seguía con la mirada clavada en Lucio, esperando. Seguro frente al recién llegado-gato no diría nada, pero había algo en esa historia que aún la tenía colgada de un hilo.

Justo en el momento en el que empujó a Reiv para enviarlo con dirección a Johan, la piel se le puso en punta y dio un giro de noventa grados. Apenas y tuvo tiempo de prever el impacto que ya creía que la persona a media transformación le daría, cruzándose los brazos frente al pecho y la cara, con las piernas firmes para soportar el impacto. Sorprendentemente, el feral le pasó muy justo por un lado, alcanzando hasta a sentir su pelaje en el brazo, girándose rápidamente. Se dio cuenta de que era Leila después de un par de golpes, por el cabello y la figura. No había hablado mucho nunca con ella, pero la reconocía. Dio un paso hacia ella. Tratar de calmarla en medio de la luna llena sería demasiado para cualquiera de los presentes. Quizás si podía sacarla podía convertirse en dragón afuera e igualar las condiciones que la luna llena le daba. Mientras giraba ideando un plan, la loba fue más rápida y se llevó a Kyllian por la ventana. Corriendo hacia ella, pudo ver que la batalla iba para largo. Se giró de nuevo a los presentes, buscando que alguien le dijera qué hacer, porque a ninguno de los dos los conocía de mucho aunque sabía que estaban juntos. ¿Eran peleas de pareja? ¿Debía meterse? ¿Por qué Reiv y ella no peleaban así? Más valía que alguien le dijera algo rápido, que la adrenalina la traía ya a flor de piel.

No esperaba encontrarme con Lucio por el pasillo del hospital, fue una sorpresa... bueno no, no es del todo correcto, no puede ser una sorpresa inesperada sabiendo que Lucio trabaja y que en cualquier momento podría volver aparecer en su lugar de trabajo,e rgo las probabilidades de encontrarlo se incrementarían. Sin embargo, en todo momento se me olvidó ese hecho innegable. Por un momento no sabía que decir salvo una cosa.

- Estaba inconsciente, no sé quién me trajo aquí, solo sé que en el momento que la magia fue anulada, yo caí incosciente debido a mi unión con el espirtu... Y, ahora acabo de despertar.

Lucio intento averiguar que le pasaba a la niña mientras yo buscaba los fármacos y mi magia hacía efecto, al menos la niña parecía más tranquila por lo que sonreí tranquilizada. Parecía que se iba a levantar una disputa por la niña que traía en brazos Lucio, el nombre que se dijo no me sonaba la verdad, pero por las caras y todo, debía de ser del pez gordo de alguien no muy grato como visita. Tampoco podía creerme que Lucio estuviera metido en algún tipo de misión o trato turbio, tenía que haber alguna explicación lógica a su comportamiento.

Al poco llegó un elfo muy cabreado, gritando e imponiendo orden con un robot y una cerbatana, al momento y por el susto me medio escondí detrás de Reiv y Juliet. Al principio iba a protestar y decir que no hacía falta que me encontraba mejor y que mis pequeñas "pruebas" no mostraban nada incorrecto, pero decidí mejor callar. Salí de mi escondite y me dirijí a la puerta para ir hacia mi habitación.

- Sí te apetece, podemos charlar y ponernos al día después de mis chequeos. - le dije a Lucio, cuando de repente alguien secuestró al padre primerizo y me volví a asustar, decidido, los hospitales ya no son el remanso de paz de antaño - Uhm, sono spiacente si parece que me meto en todo... pero... ¿no debería alguien hacer algo?

Sonreí amablemente a Sofía cuando me explicó lo que ella recordaba y  lo que creía que había sucedido, alegrándome de que ya estuviese en condiciones.  - Menos mal que te encontraron. Aunque eso fue hace mucho...la magia regresó hace bastantes meses. Debiste quedar muy tocada. Yo que tú me iría a casa a descansar. Ya podían haberme avisado de que estabas aquí, no entiendo nada.  - negué con la cabeza por lo absurdo de que no me hubiese enterado de que la habían traído aquí hace tanto, sin encontrar explicación.

Enseguida comencé a tensarme ante la pregunta de Kyllian sobre quién era la pequeña que traía en brazos. Me limité a sonreír de manera un tanto nerviosa, anotando mentalmente que no debía sacar al bebé delante de gente como él o como Juliet, que tenían un extra para esas cosas de percibir. Ni siquiera me dio tiempo a pensar una buena excusa, Reiv soltó la bomba de acusación sin dar rodeo alguno. No oculté la expresión de sorpresa por lo que acababa de decirme, pues parecía que me estaba sometiendo a un tercer grado y se acercaba a mí con maneras hostiles.  - ¿De dónde te sacas eso? no sé a qué juegas, pero no me gustan nada esas acusaciones. Estáis un poco obsesionados con el tema, deberíais pasar página. Con quien se quede la niña no es de vuestra incumbencia. - respondí bastante serio, aunque por dentro estaba cagado de miedo con el tema de que descubriesen la verdad, o mejor dicho, mis mentiras.  

Por suerte llegó Aldaron con sus gritos de 'no en mi guardia', haciendo que las acusaciones quedasen un tanto olvidadas. Entre él y un raro Thoren se encargaron de poner firme al personal en apenas unos minutos, momento que yo aproveché para terminar de concretar algo con Sophia.  - Claro, cuando termine mis asuntos de trabajo y tú hayas descansado. Quedemos en el comedor dentro de unos días... - tenía demasiadas cosas que decirle para ponerla al día, y tal vez alguna de ellas le sorprendiese. Tras eso me quedé alucinando con la entrada salvaje de Leila a través de una ventana, fue visto y no visto el momento en que arrastró a Kyllian. No entendía el enfado.  - Eh...cosas de ferales, creo. Aldaron, tengo que irme, encárgate de poner paz aquí. Prometo que te compensaré, la semana que viene haré yo todas las guardias. La llevaré a lo de la analítica para que me cuentes después. - dicho esto me di media vuelta, alejándome por el pasillo para después desaparecerme de allí con la niña de la discordia.

Hice caso omiso del intento de Juliet por intentar aplacar mi reacción contra Lucio, separándome de ella para encararme con el médico. Encima tenía la poca vergüenza de mentirnos a la cara, dejándonos de locos obsesivos. - Y una mierda. ¡Ella está muy segura de que lo es, incluso Kyllian también ha notado algo raro! ¿me estás diciendo que se lo están inventando? ah no...es que estamos obsesionados y tenemos que pasar página. - lo miré cabreado porque no me cuadraba nada lo que estaba diciendo, no sé por qué, pero no me parecía que dijese la verdad. Si tenía que creer a alguien, creía a Juliet. La llegada del elfo provocó que mi discusión con Lucio quedase a medias, pues comenzó a gritarnos a todos los presentes.

- Mucho decir que guardemos silencio pero tú gritas más que nadie. - protesté de modo gruñón, sin muchas ganas de mantener las formas después de lo de Lucio. Iba a aceptar la petición de Kyllian de prestarle ayuda con la cría, pero de repente apareció Leila de la nada, hecha una furia. Aquello fue rapidísimo, arrastró a Kyllian con ella sin motivo aparente. Me quedé tan alucinado que por un momento me olvidé del médico. - Joder, que se van a matar. - Casi no me di ni cuenta de que Johan había despertado, hasta que Juliet me avisó y me dio un leve empujón para que fuese con él. - No me extraña que se haya despertado...- miré de reojo a los que quedaban después del Kyllian-secuestro, susurrando a Juliet. - Que no se vaya sin dar más explicaciones, o mintiendo. - me refería a Lucio, para que no se escabullese, pues ya le veía la intención. - Espérame un momento. - me separé de ella para ir hacia la cama de Johan, obligándolo a recostarse de nuevo. Todavía no me había enterado muy bien de lo que le había pasado, aunque podría adivinarlo si me fijaba un poco. - No, nos atacan, pero aquí la gente está muy loca y se altera. - yo también me incluía, por supuesto, había estado gritando. - ¿Cómo te sientes? Podemos ir al castillo para que te recuperes allí. Juliet me avisó de que preguntaste por mí. - comenté como orgulloso de que me hubiese tenido en cuenta, de que me tomase como su hermano para este tipo de situaciones.

la que se había liado en un momento, el morenazo (que no estaba nada mal, pero estaba casado) acusando a Lucio, Sophia despierta, todos escondidos unos tras otros dando voces, incluido yo lo cual no tardó en recriminarme el pequeño de los black -y de quién crees que es la culpa, señor paso de la recepción!? te habrían dejado entrar a verlo por ser familiar igualmente, melón!- el medimago y la científica aprovecharon para ponerse al día mientras yo examinaba a la pequeña, fue entonces cuando una chica atravesó la ventana, me usó de perchero y se llevó secuestrado al gato, los miré a todos, Johan también se había despertado con el escándalo y abrí los ojos señalando a la ventana y después a Johan repetidas veces como el meme de Will Smith -¿Lo veis!? pero a vosotros esto os parece normal!? que os pensais que digo las cosas porque me da la gana!-

Entre la confusión Lucio aprovechó para largarse y prometerme hacer todas las guardias, estaba claro que no lo iba a hacer pero alguna si que le iba a colar, con un movimiento de mano le dije que se largara mientras los otros estaban distraídos, Sophia había aceptado de buen grado volver a su habiotación, me dieron ganas de llorar de alegría y de hacerle pat pat por buena persona -Tranquila, ya los dejé KO una vez, pero que se cansen un poco primero, a ver si duermen hasta la mañana- dije refiriéndome a los gatos para después mirar a la familia feliz -como pasáis de mi cara muy alegremente y tengo más cosas que hacer, por hoy os podéis quedar los tres PERO Johan no se mueve de aquí, nada de castillos ni leches, se ha dado un buen golpe en la cabeza y tenemos que asegurarnos de que no le quedan secuelas, además tiene que descansar... pero ala próxima que la liéis así os vais a enterar- el thoren robot me tomó por la cintura, levantándome sin esfuerzo mientras le echaba la mirada del tigre a Juliet, Johan y Reiv que ahora era el encargado de la niña de la discordia, nos fuimos alejando lentamente sin perder el contacto visual hasta que salí de la habitación para atender el asunto de los ferales y la ventana rota.

La voz de Lucio, con aquellas acusaciones terminaron por romper el vaso de su paciencia. Ahora, en vez de ser conciliadora, se mostraba molesta por la supuesta obsesión de la que eran culpados. Lo de pasar página, sobre todo. Le miró con severidad, y esta vez apoyó las acusaciones de Reiv.- No nos puede importar menos con quién se quede, ¿por qué ocultas la verdad después de todo? Después de todo lo que tú conoces...- Habló con la voz cargada de amargura, con poco fuerza a diferencia de Reiv que enérgico respondía a todo. Aquella pregunta fue todo lo que pudo manejar al sentirse tan impotente como al inicio de todo. La niña no podía importarle menos, pero el que fuera tan mezquino como para encubrir una identidad con el dolor ajeno era bajo y rastrero.

Pasó del elfo completamente. Antes había tenido intenciones de congraciarse con él, pero ahora todo le daba igual. Hizo falta apenas un momento de distracción con los ferales para echar por la borda todo, pues de inmediato dejó de sentir la presencia del médico tras su espalda.- ¡Maldita sea! - Dijo entre dientes cuando al dejar de pensar en los ferales de los jardínes se giró para ver la ausencia de Lucio. Salió al pasillo al instante, tratando de verle, de seguirle, de encontrarle de nuevo. Su enojo solo fue a mayores, al igual que su frustración. No había manera de ser tomada en serio en aquel lugar y pensar en la actitud tan distinta de Lucio era suficiente para molestarla. Dejó salir al elfo antes de entrar de nuevo a la habitación, tomándose un minuto para tratar de relajarse o, al menos que no se le notara en la cara. Caminó por la habitación cerca de la puerta, sin llegar a acercarse mucho a la camilla donde Johan se encontraba. Tenía cierto miedo de que en el rostro se le notara todo, y tampoco quería ver a Reiv y decirle que Lucio se le había escapado por estar viendo pelear a los gatos. Tras un rato, caminó hacia el par, sentándose después a los pies de la cama de Johan. Le dedicó una mirada de disculpa a Reiv antes de dirigirse a ambos.- ¿Todo bien?

Al llegar a la isla había un poco de jaleo, un par de ferales estaban peleándose en el patio. La gente se mantuvo al margen, observando desde lejos hasta que se largaron a otro lado. Por suerte Nya no se había despertado, andaba babeando mi hombro.
Cuando por fin llegué a la zona hospitalaria de la isla al preguntar por Johan me mandaron a la zona de terapia intensiva. Eso significaba que había sido grave, o aún lo era. Tardé un rato más ya que me hicieron dejar a Nya fuera, intenté pelear un poco por dejar que pasara pero sabía de sobra que no lo conseguiría, no era un lugar para niños. Finalmente la dejé durmiendo en una zona que tenían para esos casos.
Los tacones hacían ruido sobre las losetas del hospital, seguía tratando de colocar la túnica que se escurría por mi hombro ahora babeada. Cuando di con la habitación estaban Juliet y Reiv en el lugar.
-Hola...
Me extrañé al ver a una pequeñaja en brazos de Reiv, estuve a punto de ir de vuelta a la señora que me había hecho dejar a Nya y decirle que si estaba vacilándome. Posé mis ojos en Johan que no tenía el mejor de los aspectos. Froté mi pulgar izquierdo en un gesto nervioso y me aproximé un poco más.
-¿Que ha pasado?¿Es terapia intensiva y pretendías ir a casa?
Dudosa posé una mano sobre la suya tratando de ver que ocurría ahí dentro. Las células del área craneal estaban regenerándose, había unas cuantas zonas más afectadas pero en aquella parte les estaba costando más.
-¿Te han dado en la cabeza?¿Como ha sido?
"demasiadas preguntas Jo"
Hice un gesto apartando mi mano de la suya como indicando que no hacía falta que me respondiese. Crucé mis brazos pasando antes un mechón de pelo tras mi oreja.
-¿Cómo te encuentras?
"más preguntas Jo... "

El barullo fue disminuyendo poco a poco, aunque no pude concentrarme lo suficiente como para terminar de comunicarme telepáticamente con Josephine. Todavía me dolía la cabeza bastante como para mantener eso mucho tiempo. Cerré los ojos mientras llevaba la mano a la sien por un pinchazo, así que ni me di cuenta de que Reiv se acercó a mí para volver a tumbarme. Al menos me tranquilizó diciendo que no nos atacaban. - Pues menos mal...con tanto grito parecía otra cosa. - suspiré con resignación mirando al techo, ladeando levemente la cabeza cuando dijo que había venido por el aviso de Juliet. Me pareció notar que le gustaba que hubiese contado con él, así que le di un pequeño golpe en el brazo. - Claro, no te puedes escaquear de tus deberes como hermano. - negué a eso de marcharme de aquí, no creía que me sentase bien una aparición en este momento.

- Por una vez estamos de acuerdo. - respondí al elfo antes de que se fuese dando esas advertencias, quedándome en la habitación con Reiv, Juliet y una niña que me sonaba que era la de Leila, aunque no estaba seguro porque los críos cambian muy rápido a esas edades. - Gracias por el aviso. - murmuré a Juliet cuando se acercó, un tanto cortado porque estaba seguro de que había hablado de más cuando las drogas me estaban haciendo efecto. - Espero no haber dicho muchas gilipolleces antes...- justo en ese momento llegó Josephine, que había tardado bastante en reaccionar tras mi mensaje. - Jo...¿con quién se ha quedado Nyara? - Me alegré de que estuviese allí, de que todavía viniese a pesar de que debía estar más que harta de mis historias de batallas.

- No, no iba a irme. Eso son ideas de Reiv. - le eché la culpa por toda la cara, alzando levemente los hombros. - Me dispararon y caí por el acantilado. - no hizo falta que le dijese mucho más, su poder era el mejor chivato en esos casos. Bajé la mirada a su mano, recordando otras tantas ocasiones así. - Debí golpearme al caer. - dije casi más para mí que para ella, añadiendo una verdad a medias. - Mejor, aunque me ha dicho el elfo que tengo que esperarme un poco más.

Al final me quedé de canguro improvisado de la niña de Kyllian, aunque una vez la tuve en brazos no supe muy bien qué hacer con ella ni qué decirle.  - Así que...¿ dientes, eh? - la sujeté con un solo brazo para tener la otra mano libre, esperando que no le diese por llorar al verse con un desconocido. La niña me miró con curiosidad, tranquila por el momento.  Después volví la vista hacia Johan, sonriendo levemente de lado a eso de que no podía escaquearme de mis deberes de hermano. Podría haberle dicho que él lo hizo durante mucho tiempo, pero ya no estábamos en ese punto. Habíamos avanzado mucho desde entonces, tanto como parecer familia de verdad.

- Bah, si siempre estamos metidos en algún lío, ya te tocará a ti no escaquearte la próxima vez. - bromeé restando importancia, fijándome después en el gesto de Juliet cuando regresa. fruncí el ceño contrariado, interpretando que el médico había pasado de ella. Menuda falta de respeto.  - Sea lo que sea, ya nos enteraremos. - comenté con cierta cautela por si no quería que Johan supiese del tema, entornando después los ojos cuando mi hermano le preguntó si había dicho muchas tonterías. Interrogué a Juliet con la mirada porque quería enterarme del asunto, aunque enseguida apareció Josephine en la puerta de la habitación.  La saludé alzando la mano libre, dejando hueco después para que se acercase a la cama de Johan.  - ¡Eh! que solo era una idea. No iba a obligarlo a irse. - murmuré un 'chivato' por lo bajo, prestando atención después a lo que hacia Jo. Dejé a la niña en una silla al lado de la cama, yendo hacia la ventana para asomarme por todo el jaleo que estaba escuchando.

- Creo que debería bajar, no entiendo cómo no hay nadie controlando eso. ¿Le echáis un ojo a la cría? - pregunté con la intención de que se la quedasen un rato, al menos hasta que lograse separar a los otros. Además, Johan ya se quedaba acompañado.  Me desaparecí sin esperar mucho más, en dirección  a los jardines.

Una vez de regreso con el grupo, incorporarse fue anímicamente más difícil de lo que parecía. Estaba un tanto fastidiada por culpa de Lucio y sus incesantes intentos de ocultar lo que fuera que estuviera ocultando. Lo más fácil habría sido aceptar la realidad y todo habría quedado en eso. Asintió a Reiv cuando mencionó que ya se enterarían. Lo dudaba un poco, aunque seguro que algún día volvería a tener noticias. Mientras no pudiera ver el cadaver, lo más sano era aceptar las palabras de Giordano, aunque pensar en él le trajo otra idea. Quizás Lucio le huía, pero había dos implicados más.

Sin pensarlo mucho, le sonrió de manera un poco tímida a Johan, saliendo de sus pensamientos, a los que ya volvería después.- No, no fue nada.- Susurró con voz firme, que se volvió más suave cuando escuchó su siguiente sentencia.- No muchas, tienes más razón cuando estás medio inconsciente. Nos pusimos al día.- Con una pequeña sonrisa selló el final de sus palabras. No pudo evitar echar también un vistazo a Reiv de manera involuntaria, como si debiera irse de puntillas tratándose de Johan. El silencio se rompió cuando Josephine entró a la habitación, momento en el que la pelirroja reparó en la bebé que Reiv traía en brazos... en brazo.- Tu... pero... ¿cuándo? - Debió ser durante todo el jaleo con los ferales. La imagen le resultó sorprendentemente poco relevante para él. Si tenía que admitirlo, parecía que Reiv tenía buena mano con los bebés, aunque no le causó todo el desajuste emocional que pensó que tendría. Para él no parecía ser gran cosa y, sin quererlo, le miró con admiración al ver que podía estar tan natural con todo el tema, casi pasando de la niña. Una gran, gran y mayoritaria parte de su dolor era que Reiv pudiera sentirse frustrado o dolido por la pérdida de un hijo, pero verlo le dio a entender que él realmente no era así... Pasaba de los críos, vaya. Se había comido la cabeza casi un año por una tontería que a él no le importaba. Joder, de haberle creído desde el primer momento se habría ahorrado mucho por creer que él le estaba ocultando sus sentimientos para no hacer más grande el asunto.

La cereza del pastel fue verlo dejar a la niña en condiciones riesgosas para irse a hacer de árbitro en una pelea de lobos.- Reiv, pero... se va a...- Su reclamo quedó en nada cuando el contrario se desapareció del lugar.- Los hombres se me desaparecen mucho el día de hoy.- Suspiró bajándose de la camilla con asombro. Una vez más, lo poco que le importaban los bebés le sacó una sonrisa que no pudo ocultar, pasándose la mano por la cara por lo tonta que había sido y lo tonto que él era. Dio un paso hacia la silla donde la niña estaba, aunque luego se alejó. Si alguien sabía que hacer en esa situación, definitivamente no era ella, se lo dejaba a los dos que estaban, que por estar en sus pensamientos no logró enterarse de nada.

Echó una mirada a Johan y Josephine. Pero claro que estaba haciendo mal tercio, aunque no sabía si era algo que el moreno prefería. Le echó una miradita a Johan de que le dejaría por unos momentos con ella.- Iré a ver quien gana.- No sabía si tenían cosas que decirse. Tenía la sensación de que una experiencia cercana a la muerte no los acercaría, pues era algo muy habitual entre los Black. Incluso Sirius había logrado burlar la muerte. Quiso saludar a Josephine, pero desde lo del baile no tenía ni idea de cómo podría acercarse a ella y en ese instante de revelación, no podía pensar más en eso. Simplemente los dejó, alejándose hasta la ventana rota, desde donde tenía lugar privilegiado para ver la pelea.

¡VAMOS, LEILA!

Eché un vistazo a Johan, parecía medio aturdido aún.
-Están cuidándola fuera, está bien. No la han dejado pasar .... decían que no era un lugar para niños.
Miré de reojo a Reiv con el bebé y le señalé entrecerrando los ojos.
-¿De quién es ese niño?
"No es de ellos, no les ha dado tiempo..."
Miré a Johan algo confusa cuando dijo que la idea había sido de Reiv, al que volví a mirar entre de mal humor y no muy convencida. Suspiré aún cruzada de brazos mirando de nuevo al moreno.
-Me has dicho mentalmente que venías a buscarnos...
"sí, ha sido un golpe fuerte"
De pronto a Reiv le dio por marcharse, dejando a la niña en una posición peligrosamente absurda.
-Pero...
Por suerte Juliet se dirigió hacia ella por lo que volví a mirar a Johan.
-¿Estás seguro de que te ha dicho eso? ¿Porqué no me han avisado?
Escuché a Juliet viendo que la niña seguía en la silla balanceándose peligrosamente.
-Pero...eh!
Protesté al verla salir y suspiré avanzando hacia la pequeña cogiéndola en brazos. Aupándola en mi regazo con un gesto de desaprobación.
"¿pero como se les ocurre?"
Volví junto a la cama de Johan aún mirando hacia la puerta con la nariz arrugada.
-Estaba preocupada, me habías dicho que hoy te quedabas con Nya y...
Encogí un hombro volviendo a mirarle.
"No sabía que ya no contabas conmigo para estas cosas"
Suspiré.
-¿Cuánto tiempo te han dicho que tienes que quedarte?

El modo enigmático de Reiv cuando llegó Juliet me dejó con curiosidad, pero no era el momento para meterme en ello. Él también pareció quedar intrigado con la respuesta de la pelirroja a eso de si yo había dicho muchas tonterías antes. Me tranquilizó saber que no había dicho demasiadas gilipolleces, aunque me dio algo de vergüenza eso de tener más razón estando medio drogado. Más sinceridad, supuestamente.  - Tampoco me hagas mucho caso, no soy ejemplo de nada. - repliqué por algo que me sonaba haberle aconsejado, algo que tenía que ver con la pareja. Acabé asintiendo con una leve sonrisa a eso de ponernos al día, aunque me acordase de poco. Fue buena manera de resolverlo para no seguir elucubrando delante de Reiv.

Me quedé más tranquilo cuando Josephine me explicó dónde se había quedado Nyara, viendo normal que no pudiese entrar aquí, aunque tenía ganas de verla. - Entonces será mejor que durmáis en alguna de las habitaciones de la isla. -  Reiv  intentó defenderse de mi acusación de mala influencia, aunque con poco éxito. Enseguida dejó a la niña aparcada en una silla, largándose para ir a meterse en la pelea.  - ¡pero llama a más gente de la isla, no vayas tú solo! - le advertí sin que me hiciese ni caso, haciendo un sonido de resignación.  
- No estoy seguro...pero creo que es hija de Leila, de la Brigada. - miré a Juliet esperando que fuese a arreglar el desaguisado de Reiv de dejar a uan cría tan pequeña en una silla, pero ella tampoco hizo nada. Así no me fiaba de dejarles a Nya un día para que la cuidasen, aunque ella ya tuviese 3 años.

- Claro, dije que iba a buscarte si pasaba algo. No sabía si estabas en peligro. - sabía que habría sido una burrada desaparecerme así, pero dependía de si la situación lo requería. La seguí con la mirada mientras iba a encargarse de la pobre niña abandonada en la silla, pensando en lo mucho que me gustaba eso de ella, que ayudaba a quien lo necesitase sin preguntar, le salía natural.    - Sólo estaba Juliet aquí cuando desperté, no sé por qué no te avisaron. Le dije que avisara solo a Reiv... - desvié la mirada un momento, hacia la ventana a la que había ido Juliet.  Me costaba decirle por qué no había pedido que la avisase a ella también, a pesar de que me lo ofreció. - No quería molestarte. Sé que estás muy harta de todo esto. De que acabe así. - con todo el jaleo ni me acordaba de que hoy había dicho que me quedaría con ella, así que no mentí.   - Se me complicó el día, lo siento. ¿Ibas a salir?  - me encogí de hombros  a la pregunta, no lo tenía claro.  - Imagino que esta noche, o lo que quede de ella. No sé si puedo marcharme por la mañana o querrán revisar. -

Cuando sugirió que nos quedásemos en la isla se notó en mi cara que no era una de mis ideas preferidas. Podíamos quedarnos en casa perfectamente, no es como si yo no fuese capaz de mantenernos a salvo. O tal vez sí, tal vez eso pensaba él. Tal vez lo pensaban todos.
-Si te quedas más tranquilo les pediré que nos dejen quedarnos.
Mi voz sonó algo disconforme pero tampoco iba a discutirle teniendo en cuenta la situación. La niña miraba curiosa mientras se metía el puño en la boca como si no hubiese un mañana y babeaba.
-Así que tu mami anda por aquí pero te ha dejado con el tío Reiv que ha decidido ir a meterse en algún tipo de pelea. ¿eh?
Pregunté a la pequeña mientras agitaba suavemente su cuerpecicllo tratando de tranquilizarla.
"Y tú mientras estás desesperada con los dientes"
La niña hizo un gesto vergonzoso y escondió su rostro en mi cuello lo que hizo que soltase una pequeña risilla. Miré a Johan alzando ambas cejas.
-Recuérdame que no le dejemos a Nyara.
Entorné los ojos cuando me dijo la razón de querer ir a buscarnos y con cuidado de no molestar a la pequeña me apoyé en la cama sin quedar sentada del todo.
-Johan...te acaban de operar, no puedes hacer ese tipo de cosas. Si hubiese stado algo mal...sé desaparecerme y podría pedir ayuda a cualquier otra persona.
Comenté calmadamente intentando no echarle la bronca del siglo por pretender desaparecerse en su situación. La niña hizo un par de ruidillos que eclipsaron el leve suspiro que salió de mis labios cuando dijo que solamente había querido avisar a Reiv. Sonreí encogiendo un hombro.
-Johan.... no estoy harta. No voy a entrar en cólera por que intentes mejorar las cosas y acabes herido...lo haré si no me avisáis. Seguimos teniendo una niña juntos.
Sí que me molestaba, pero tampoco pretendía decirlo. Ya bastante tenía él con sus cosas. Además, le conocía y sabía que era una de esas cosas que no podía cambiar, tampoco prentendía hacerlo, él era así.
Me descolocó un poco su pregunta y abrí la boca un par de veces antes de responder, tratando de pensar que decirle. No iba a colar que fuese a estudiar o a intentar comprar algo, no con las pintas que llevaba.
-Em...
"muy elocuente"
-Iba a... resolver un par de asuntos.
Pasé de nuevo el mechón tras mi oreja tal vez en un gesto nervioso.
-Nada importante.
Asentí a lo de que al menos pasaría la noche, por lo que había sentido las células estaban haciendo su trabajo bien, posé de nuevo mi mano sobre la suya haciendo uso de la sanación, un simple toquecito para hacerle sentir mejor. Carraspeé incorporándome sonriendo de nuevo.
-Bien... entonces iré a buscar a la madre de esta cosita y a preguntar donde podemos dormir.
Aupé a la niña que ya se había escurrido un poco de esa posición.
-¿Necesitas algo?¿Quieres que avise a alguien más?
"¿Quieres que avise a Victorya?"

La situación en la habitación no podía acabar más caótica, y en medio de ese caos, Lucio aprovechó y se marchó a lo que no pude sino suspirar. Al menos quedamos en un par de días en el comedor y charlar. Durante la estrecha caminata que separaba la habitación de Johan de la mía no pude dejar de pensar en Lucio y la niña que portaba era de una persona non grata, después la lucha de esos ferales, el cual uno de ellos era el padre primerizo, así que supongo que la otra persona sería su pareja, al menos el bebé el único problema que tenía era de dientes.

Llegué a mi habitación y me quité la bata científica y dejarla en una percha colgada para después quitarme las botas y meterme de nuevo en la cama, mi cuerpo se quejó, después de todo llevo mucho tiempo en decúbito supino descansando y es normal que ya me duela el simple echo de estar acostada, aunque creo que lo peor que voy a llevar es el tema del aburrimiento, demasiado tiempo para darle vueltas a la cabeza... Ojalá tuviera un buen libro, ojalá alguien me prestara uno.

Me quedé un rato mirando al techo, intentando liberar la mente de todo pensamiento y descansar... descansar... no funciona... la verdad es que siempre me ha gustado estar en cierto modo ocupada, con cualquier cosa, si necesitaba descansar me bastaba con cambiar de tarea o si realmente estaba cansada pues un momento relajante de té y libro. Me sigue pareciendo sospechosa la actitud de Lucio, no sé porqué actuaría así, he de preguntarselo cuando quedemos.

Noté que le disgustaba eso de quedarse, aunque había que reconocer que era la mejor opción.  - También preferiría que nos fuésemos a casa, pero como no se puede...al menos esta noche nos quedamos. - pensé en decirle que Reiv podría acompañarlas a casa, pero no tenía ni idea de cuándo volvería, y si tenía que seguir encargándose de la niña que le habían dejado. Sonreí por eso de no dejarles a Nyara, imaginándolos a los dos de canguros. - Y tanto, menudo peligro. - supuse que Juliet no lo escucharía, como se había ido a la ventana a cotillear si podía ver algo de la pelea. - Son tiempos complicados para tener niños... antes temía menos que ahora. - la miré de manera significativa, suponiendo que ella sabía que me refería al hecho de tener que preocuparnos por alguien más, alguien indefenso.  

- Ya, ya sé que puedes desaparecer y arreglártelas sola, lo hiciste cuando estuviste tanto tiempo en Estados Unidos, pero no puedo evitar que me entre la paranoia  de pensar que puede pasar algo si no estoy ahí para actuar. - me alteré un poco más de la cuenta por el énfasis que puse al explicarme, lo que provocó que la máquina que monitorizaba el latido sonase más rápido. Después suspiré mirando hacia el techo, tratando de calmarme para que aquello no hiciese demasiado ruido. Giré levemente la cabeza con gesto de sorpresa al escuchar que no estaba harta de mí, o de estas situaciones, poniendo después cara de sentirme algo culpable por pensar así de ella. - No es que quiera apartarte, no es eso... - O tal vez si era lo que yo creía y ella no me decía la verdad para que no discutiésemos. Sabía que no estaba bien lo que iba a hacer, pero no pude resistirme a utilizar mis poderes mentales para tratar de leer lo que ella estaba pensando de todo el asunto.

Hice una mueca de dolor al notar un pinchazo en la cabeza por el intento de usar el poder para introducirme en lo que pensaba, notando cómo vacilaba en esa respuesta que me daba. - Pues vas muy...guapa. Espero no haberte fastidiado nada. - también me dio por pensar que ella ya no confiaba en mí para contarme las cosas, o que no me tenía en cuenta. No conseguí leer más allá, me estaba costando mucho por lo del golpe. Su pequeño toque de magia sanadora me hizo sentir algo mejor, por lo que fui capaz de leer con más claridad los siguientes pensamientos. - Déjasela a Juliet, o a Aldaron, la madre creo que sigue peleando. -
traté de disimular un gesto de fastidio ante su pensamiento sobre Victorya, como si de una pulla mental se tratase. Jo seguía sin perdonarme aquello, aunque no me lo dijese. Si decía algo al respecto sabría que le había leído la mente, y eso era una falta de respeto. Pero sabiendo lo que sabía...tampoco quería callarme. - No, no hace falta. Ya he tenido todas las visitas que quería. ¿Quién más iba a querer venir? Ve a descansar.

Se tomó su tiempo para ver el rastro de destrucción que iban dejando los lobos, tratando de adivinar cual de los dos ganaría. Por más que tuviera buena vista y oido, llegó un punto donde lo único que podía hacer era adivinar la posición según el movimiento de las copas de los árboles.

Le hubiera gustado estar más cerca del bosque, pues así podría ignorar un poco más la conversación del par que se encontraba en el lugar. Trató de cubrirse los oidos un rato para darles privacidad, pero temió que se viera muy obvio. Era muy difícil para ella haber conocido el dolor de Johan y verlo ahora con su esposa. Parecía que aún había algo entre ellos, y a la vez que todo estaba tan roto. Llegó un punto en que la pelea estaba tan lejos que apenas y veía nada, pero no quería volver a ser la persona que sobraba. Al menos cuando estaba Reiv podían sobrar juntos. Soltó un suspiro, viendo hacia abajo de la ventana. Fue entonces cuando encontró el trozo de tela colgando de uno de los vidrios rotos. Miró el piso y luego hacia atrás, encontrando el rastro de destrucción que Leila había dejado, incluidos sus objetos personales regados por todo el piso. Se giró completamente, soltando otro suspiro. Supuso que si sus cosas quedaran regadas por ahí cada vez que se transformara le gustaría que alguien se las recogiera.

Se agachó cogiendo primero la ropa inservible para tirarla a un cesto pequeño de basura que había en la habitación, pasando un par de veces frente a la pareja mientras cogía los pequeños pedazos que quedaban. Cuando terminó de recoger trozos, empezó a recoger objetos. Un pomo de algo, una poción que no sabía de qué servía, una daga... de esta última probó el filo y comprobó a la mala que estaba suficientemente afilada para hacerse un corte en el índice, soltando un quejido por la molestia que este le trajo. Una especie de bastón que no sabía de qué servía y... Se resistió y dudó un momento antes de recoger la pistola del suelo, tomándola con demasiada delicadeza. Si bien tenía una, la verdad era que nunca la había disparado contra nada.- Creo que Leila estará fuera hasta que amanezca.- Susurró, acercándose tímidamente a la pareja, dejando las cosas de Leila en la silla donde habían dejado a la niña, teniendo especial cuidado con la pistola, pues no era de esas armas que dominaba. No quería quedarse ella con la niña, así que no se ofreció a nada. Ya la traía en manos la rubia, era más fácil que ella la cuidara si ya tenía una niña... ¿NO?