Recuerdo del primer mensaje :
La residencia de los descendientes de Saladino se encuentra en una de las plantas más altas de la zona residencial, cuenta con acabados modernos sin dejar de lado la esencia árabe de la familia de saladino con un pequeño baño árabe en su interior, también cuenta con una zona exterior con una jaima dónde el descendiente pasa gran parte de su tiempo y es el lugar en el que suele leer y fumar con sus cachimbas.
Debido a la hospitalidad de Saladino no más seguridad que en la de cualquier casa y cualquiera que llame a la puerta suele ser bienvenido.
La residencia de los descendientes de Saladino se encuentra en una de las plantas más altas de la zona residencial, cuenta con acabados modernos sin dejar de lado la esencia árabe de la familia de saladino con un pequeño baño árabe en su interior, también cuenta con una zona exterior con una jaima dónde el descendiente pasa gran parte de su tiempo y es el lugar en el que suele leer y fumar con sus cachimbas.
Debido a la hospitalidad de Saladino no más seguridad que en la de cualquier casa y cualquiera que llame a la puerta suele ser bienvenido.
- Baño y exteriores:
Se río de una forma poco convencida cuando Arleen le dijo que quizás debería estudiar medicina. Respondió en el mismo tono que Arleen le había hecho el comentario, pero rechazando fuertemente aquello de que ella podría hacer algo de medicina. -Créeme, no es lo mío- Toda aquella sangre, las vísceras, mira qué asco. Una cosa era verla en una pantalla de ordenador y otra muy diferente era meter las manos en las tripas de otra persona, que a saber qué tiene. No, ni harta de vino. Y sabía más que de sobra todos los quebraderos de cabeza que daba aquella rama de la magia, ya lo había podido comprobar con Justin. Belle sabía poner una tirita y no le pidas más, gracias.
Al darle la razón supo ya que no tenía nada más que hacer y dio la batalla por perdida. No podía dividirse en dos personas y estar en dos sitios a la vez, ojalá supiera proyección astral, o tuviera un giratiempos para poder hacer lo que contaban en los libros. Belle no tenía ninguna de esas cosas, tenía muchas responsabilidades y una cantidad de tiempo bastante limitada. Le hubiera gustado que fuese su propia tía la que se encargase de sus propios hijos, pero muchas de las veces ella era la que se encargaba de la casa… o de los niños. Sintió, entonces, un gran peso sobre los hombros y se quedó sentada y mirando al suelo. Ya, ya sabía que tenía razón, por eso no le había pedido a Gio que le aceptara como alumna. Se dio unos segundo para hacer sus cálculos y finalmente respondió -Nichollas 17, es alumno de Adael. Helen y Joram 10 y 9, respectivamente. Los más pequeños, 4- No estaba segura de para qué necesitaba aquella información, pero se la dio sin mayores problemas. Se irguió ante la respuesta brusca de Arleen, no esperando aquello. Había supuesto que le diría que estaba todo bien y poco más, no que hablara con esa determinación. -Pero… pero…- Quise excusarme, pero Arleen tenía mucho más que decir, de modo que guardé silencio y la dejé continuar. Arqué la ceja y me senté en el lado que me había dicho, obediente, pero todavía sin saber qué es lo que quería hacer exactamente. -Pues…- Oh, buena pregunta -¿Por qué pensábamos que la guardería solo era para los habitantes de la isla? Nosotros somos refugiados…- Se encogió de hombros, la verdad es que no lo habían intentado en casa precisamente por eso, porque trataban de ser autosuficientes con trabajos de poca monta. -… llegamos aquí con todo el lío de la máquina y el apagado. Si no llega a ser por ella, yo estaría en casa viendo una película en el ordenador sin siquiera saber de vuestra existencia- Le dije con franca sinceridad mientras se volvía a sentar en el asiento que le había indicado Arleen, después de haberse tenido que levantar a por el pergamino y la pluma. Y era verdad, si no llegase a ser por las circunstancias ni siquiera hubiera sabido de la existencia del taller ni de nada de todo aquello.
Al darle la razón supo ya que no tenía nada más que hacer y dio la batalla por perdida. No podía dividirse en dos personas y estar en dos sitios a la vez, ojalá supiera proyección astral, o tuviera un giratiempos para poder hacer lo que contaban en los libros. Belle no tenía ninguna de esas cosas, tenía muchas responsabilidades y una cantidad de tiempo bastante limitada. Le hubiera gustado que fuese su propia tía la que se encargase de sus propios hijos, pero muchas de las veces ella era la que se encargaba de la casa… o de los niños. Sintió, entonces, un gran peso sobre los hombros y se quedó sentada y mirando al suelo. Ya, ya sabía que tenía razón, por eso no le había pedido a Gio que le aceptara como alumna. Se dio unos segundo para hacer sus cálculos y finalmente respondió -Nichollas 17, es alumno de Adael. Helen y Joram 10 y 9, respectivamente. Los más pequeños, 4- No estaba segura de para qué necesitaba aquella información, pero se la dio sin mayores problemas. Se irguió ante la respuesta brusca de Arleen, no esperando aquello. Había supuesto que le diría que estaba todo bien y poco más, no que hablara con esa determinación. -Pero… pero…- Quise excusarme, pero Arleen tenía mucho más que decir, de modo que guardé silencio y la dejé continuar. Arqué la ceja y me senté en el lado que me había dicho, obediente, pero todavía sin saber qué es lo que quería hacer exactamente. -Pues…- Oh, buena pregunta -¿Por qué pensábamos que la guardería solo era para los habitantes de la isla? Nosotros somos refugiados…- Se encogió de hombros, la verdad es que no lo habían intentado en casa precisamente por eso, porque trataban de ser autosuficientes con trabajos de poca monta. -… llegamos aquí con todo el lío de la máquina y el apagado. Si no llega a ser por ella, yo estaría en casa viendo una película en el ordenador sin siquiera saber de vuestra existencia- Le dije con franca sinceridad mientras se volvía a sentar en el asiento que le había indicado Arleen, después de haberse tenido que levantar a por el pergamino y la pluma. Y era verdad, si no llegase a ser por las circunstancias ni siquiera hubiera sabido de la existencia del taller ni de nada de todo aquello.
Escuchó con claridad las edades. Lo que había sospechado, Nichollas debería ser su hermano -Helen y Joram podrían también empezar tutorías. ¿Cuáles son sus poderes?- Inquirió pensando en que tenían un Consejo increíble que necesitaba más aprendices y eso les permitiría dividir tareas. Se la quedó mirando cuando soltó tantos peros y su ceño se frunció. No quería oír eso, simplemente no le apetecía.
Al escuchar aquello de que la guardería era para habitantes apretó las muelas. Quizás tenían razón pero no le parecía correcto hacer la diferencia, los refugiados estaban intentando acoplarse a la vida de la isla y conseguir trabajos con lo cual si tenían a sus hijos a cargo era más difícil -Lo preguntaré ahora mismo- Se excusó y elaboró un pequeño patronus para enviarlo a Aurora y que así le aclarara la situación. Estaba segura de que le pillaría desprevenida pero le respondería.
Se inclinó para coger su té y pedir un poco más. Bueno, su infusión y beber del líquido caliente y reconfortante. Escuchó aquello del ordenador sonriendo brevemente y dejó la taza de nuevo en la mesita y cogió la pluma y el pergamino y empezó a escribir. Diseño un horario con aquella letra preciosa que le caracterizaba -El mejor horario para trabajar con Giordano es de 10 a 14 porque es cuando ya ha tomado café aunque si ha pasado la madrugada trabajando estará un poco … Al límite pero es cuando la mayoría de los aprendices también están allí. Si… Nicho está con Adael y Helem y Joram inician tutorías podrían compartir el mismo horario- Expresó Arleen. En el lado derecho del pergamino estaban las horas y en la parte superior los nombres de los niños -Eso permitiría a tus familiares tener un trabajo de media jornada. Los niños estarían en la guardería. Luego a la hora de comer se reúnen todos. Y…- Se dio cuenta de que en la tarde quizás todo se complicaba pero….- Un día tú y un día Nicho. Os podeis turnar si vuestros tíos y tu padre consiguen un trabajo de jornada completa. Y entonces en esos días libres podrías venir a leer conmigo… - Miró el boceto extendiendo los brazos para mirarlo con una sonrisa y luego mostrárselo -¿Qué te parece?
Al escuchar aquello de que la guardería era para habitantes apretó las muelas. Quizás tenían razón pero no le parecía correcto hacer la diferencia, los refugiados estaban intentando acoplarse a la vida de la isla y conseguir trabajos con lo cual si tenían a sus hijos a cargo era más difícil -Lo preguntaré ahora mismo- Se excusó y elaboró un pequeño patronus para enviarlo a Aurora y que así le aclarara la situación. Estaba segura de que le pillaría desprevenida pero le respondería.
Se inclinó para coger su té y pedir un poco más. Bueno, su infusión y beber del líquido caliente y reconfortante. Escuchó aquello del ordenador sonriendo brevemente y dejó la taza de nuevo en la mesita y cogió la pluma y el pergamino y empezó a escribir. Diseño un horario con aquella letra preciosa que le caracterizaba -El mejor horario para trabajar con Giordano es de 10 a 14 porque es cuando ya ha tomado café aunque si ha pasado la madrugada trabajando estará un poco … Al límite pero es cuando la mayoría de los aprendices también están allí. Si… Nicho está con Adael y Helem y Joram inician tutorías podrían compartir el mismo horario- Expresó Arleen. En el lado derecho del pergamino estaban las horas y en la parte superior los nombres de los niños -Eso permitiría a tus familiares tener un trabajo de media jornada. Los niños estarían en la guardería. Luego a la hora de comer se reúnen todos. Y…- Se dio cuenta de que en la tarde quizás todo se complicaba pero….- Un día tú y un día Nicho. Os podeis turnar si vuestros tíos y tu padre consiguen un trabajo de jornada completa. Y entonces en esos días libres podrías venir a leer conmigo… - Miró el boceto extendiendo los brazos para mirarlo con una sonrisa y luego mostrárselo -¿Qué te parece?
Sayid Ibn Salah
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Aquella mañana había salido pronto para hacer ejercicio y además a la vuelta había decidido comprarle un par de cosas a Arleen, algunas infusiones y mezclas de hierbas que le sentaran bien porque el té y el café podrían no sentarle muy bien al feto... o eso decía mi abuela que ahora que ella había vuelto a casa parecía más feliz pero aún insistía en que eso no se podía volver a repetir, que mi mujer debía permanecer en casa. Estaba casi llegando cuando el brazalete empezó a notificarme un mensaje, era del consejo así que dejé todas las bolsas y las flores frescas que había comprado ese día para Arleen y eché un vistazo a la pulsera.
Leí varias veces el mensaje un tanto contrariado por lo que decía, era un tema delicado tal y como lo exponía Catherine pero le contesté en seguida:
"Si y no, el juicio es para la acusada y se dicta sentencia para ella, si durante el juicio dicha organización cometiera una falta grave en nombre de dicha organización, en ese caso se les podría recluir en calabozos hasta tener una vista formal y así tratar su caso. Aún así me parece extraño que Jack haya hecho algo así, es un hombre correcto e integro ¿estás segura que no ha pasado nada más? ahora mismo no nos conviene luchar entre nosotros. Aún así Jack tiene derecho a cesarlos como descendiente pero la decisión final debe ser consultada al consejo, es un tema delicado."
Envié el mensaje y volví a pillar las bolsas de compra que llevaba encima para poder entrar en casa. No le había dicho nada a Arleen pero esperaba que durmiera hasta tarde, le hacía falta descansar. Para mi sorpresa al llegar la encontré despierta y en compañía, dejé las bolsas en la cocina y me acerqué a saludar -Buenos días señorita Simons- le dije a la joven haciendo una reverencia para después ir a por Arleen y darle un beso -He comprado algunas galletas y dulces de camino ¿os apetece algo? ¿habéis desayunado?-
Leí varias veces el mensaje un tanto contrariado por lo que decía, era un tema delicado tal y como lo exponía Catherine pero le contesté en seguida:
"Si y no, el juicio es para la acusada y se dicta sentencia para ella, si durante el juicio dicha organización cometiera una falta grave en nombre de dicha organización, en ese caso se les podría recluir en calabozos hasta tener una vista formal y así tratar su caso. Aún así me parece extraño que Jack haya hecho algo así, es un hombre correcto e integro ¿estás segura que no ha pasado nada más? ahora mismo no nos conviene luchar entre nosotros. Aún así Jack tiene derecho a cesarlos como descendiente pero la decisión final debe ser consultada al consejo, es un tema delicado."
Envié el mensaje y volví a pillar las bolsas de compra que llevaba encima para poder entrar en casa. No le había dicho nada a Arleen pero esperaba que durmiera hasta tarde, le hacía falta descansar. Para mi sorpresa al llegar la encontré despierta y en compañía, dejé las bolsas en la cocina y me acerqué a saludar -Buenos días señorita Simons- le dije a la joven haciendo una reverencia para después ir a por Arleen y darle un beso -He comprado algunas galletas y dulces de camino ¿os apetece algo? ¿habéis desayunado?-
-Sus… ¿sus poderes?- Observó a Arleen con cierta duda. Miró hacia otro lado para pensar en aquello se rascó suavemente la barbilla, tratando de recordar los poderes, pero… -No los han desarrollado todavía. Como no han recibido clases quizás tarden un poco más todavía- Pensó, tratando de buscar alguna explicación. En general, y por lo que conocía de los compañeros de la resistencia, todos habían demorado en el desarrollo de sus habilidades personales. Lyran les enseñaba lo más básico pero… Helen y Joram ni siquiera habían podido tener las nociones básicas. Se encogió de hombros, sin saber exactamente cómo debía de sentirse ante aquello porque era lo que había vivido ella hasta ahora -¿Acaso hay algún problema?- Porque aquello sí que le preocupó. ¿Eran ellos menos válidos para la magia? -¿Crees que por eso no pueda entrar a aprender con Gio?- No lo sabía, pero aquel miedo de repente le invadió y le recorrió todas sus vísceras. Se mordió la uña y ni siquiera pudo prestar atención al patronus.
-Pero, Arleen, no hay tutores para niños tan pequeños. O al menos no hasta ahora y los Descendientes quieran aceptar a niños, pero… No sé, no veo que todos estén muy receptivos en acoger niños en sus clases… - O al menos aquella era una de múltiples normas que le habían explicado al llegar allí. Sabía que Justin quería optar a entrar a estudiar con Sean, se lo había dicho en alguna ocasión, pero ni él mismo tenía la certeza de que le fuera a acoger con sus 15 primaveras. -MI padre no va a encontrar trabajo. Los muggles le frieron el cerebro con sus terapias de reeducación hace ya… ni me acuerdo los años. Tiene la mentalidad de un adolescente… no, no cuentes con él más que para niñero, hacer tortillas y hacer crecer Skippies- Escuchó todo el horario e intentó de tener la mente abierta y ser lo más positiva que pudo, a pesar de todas las pegas que estaba encontrando con las normas de la isla, el día a día de su tía y de Setelah… Se puso a jugar con un mechón de pelo que le caía por encima del hombro. -Ojalá funcione- Pero tenía sus dudas. A pesar de ello, le encantaría que así fuera, o que la echaran una mano. Su tía debía de entenderlo, ¿no? Debería de dejarse de tantas misiones suicidas y ayudarla. ¿Por qué tenía que ser ella siempre la que estaba cargando con todos como si fuera Mery Poppins?
Envuelta en un mar de dudas escuchó ruido de puerta y aquello le hizo salir de toda aquella confusión. Alzó la vista y visualizó a Sayid entrando con todos esos presentes y le pareció la cosa más bonita y romántica del mundo y deseó con todas las fuerzas del mundo conocer a alguien que le hiciera esas cosas algún día. Se levantó del asiento y devolvió la reverencia con el saludo correspondiente -Estábamos tomando algo calentito y charlando de nuestras cosas. Papá Noel hizo una parada en casa y os he traído el regalo de boda, aunque un poco tarde- Le dije señalando el cuadro que ahora estaba colocado sobre la chimenea. La pareja se juntó entre sí y saludó con una sonrisa al recién llegado, tras aquello, volvieron a juntar sus frentes y se dieron un suave beso en los labios. Belle lanzó un largo suspiro por verles tan cuquis.
-Pero, Arleen, no hay tutores para niños tan pequeños. O al menos no hasta ahora y los Descendientes quieran aceptar a niños, pero… No sé, no veo que todos estén muy receptivos en acoger niños en sus clases… - O al menos aquella era una de múltiples normas que le habían explicado al llegar allí. Sabía que Justin quería optar a entrar a estudiar con Sean, se lo había dicho en alguna ocasión, pero ni él mismo tenía la certeza de que le fuera a acoger con sus 15 primaveras. -MI padre no va a encontrar trabajo. Los muggles le frieron el cerebro con sus terapias de reeducación hace ya… ni me acuerdo los años. Tiene la mentalidad de un adolescente… no, no cuentes con él más que para niñero, hacer tortillas y hacer crecer Skippies- Escuchó todo el horario e intentó de tener la mente abierta y ser lo más positiva que pudo, a pesar de todas las pegas que estaba encontrando con las normas de la isla, el día a día de su tía y de Setelah… Se puso a jugar con un mechón de pelo que le caía por encima del hombro. -Ojalá funcione- Pero tenía sus dudas. A pesar de ello, le encantaría que así fuera, o que la echaran una mano. Su tía debía de entenderlo, ¿no? Debería de dejarse de tantas misiones suicidas y ayudarla. ¿Por qué tenía que ser ella siempre la que estaba cargando con todos como si fuera Mery Poppins?
Envuelta en un mar de dudas escuchó ruido de puerta y aquello le hizo salir de toda aquella confusión. Alzó la vista y visualizó a Sayid entrando con todos esos presentes y le pareció la cosa más bonita y romántica del mundo y deseó con todas las fuerzas del mundo conocer a alguien que le hiciera esas cosas algún día. Se levantó del asiento y devolvió la reverencia con el saludo correspondiente -Estábamos tomando algo calentito y charlando de nuestras cosas. Papá Noel hizo una parada en casa y os he traído el regalo de boda, aunque un poco tarde- Le dije señalando el cuadro que ahora estaba colocado sobre la chimenea. La pareja se juntó entre sí y saludó con una sonrisa al recién llegado, tras aquello, volvieron a juntar sus frentes y se dieron un suave beso en los labios. Belle lanzó un largo suspiro por verles tan cuquis.
Arleen asintió con suavidad a lo de los poderes y escuchó su respuesta asintiendo con suavidad. Le parecía un poco raro pero no dijo nada, quizás lo de las clases era la clave. Pero eso implicaba que tendrían que recibir formación básica así que mientras pensaba en la educación que había recibido, y lo privilegiada, algo se iluminó en su mente y sonrió ampliamente -¡No! No es eso…- Mencionó y en seguida elaboró otro patronus para su padre, preguntándole si podía agregar dos estudiantes a su aula. Tras eso miró contenta a Belle, con una sonrisa de oreja a oreja -Mi padre enseña historia y encantamientos en la academia. Estoy seguro de que le encantará educarlos- Asintió con suavidad y cuando ella le explicara quienes eran seguramente los apreciaría mucho más.
-¿Cómo que no están receptivos? ¿Tú…has pedido alguna tutoría? ¿Te han rechazado?- Inquirió, con cierta sorpresa entonces el patronus de Aurora volvió informando que la guardería la podían usar todos y la mirada violeta de la morena se volvió a Belle -A veces sólo hay que saber pedir ayuda- Mencionó sintiendo que ese comentario iba hasta con ella misma. Es más al oírse frunció suavemente el ceño ¿Por qué no había pedido ayuda? ¡Qué tonta! Negó con la cabeza. Menuda tontería había estado haciendo. Tras eso escuchó la historia del padre de Belle y no sólo habría preocupación sino horror ante lo que habían hecho los humanos a su padre, entonces recordó a Gelion y…Y pensó que a veces la sociedad mágica también cometía sus errores -Lo siento mucho - La vio cogerse el pelo y aquellas palabras la hicieron mirarla -Belle… Hay que tener fe- Murmuró levantándole la barbilla para que la mirara. Arleen…Había tenido fe en ella en la misión y la pelimorada le había devuelvo el favor haciendole recuperar su fe en sí misma. La envolvió en sus brazos de nuevo.
Se separó cuando escuchó la puerta y observó a Sayid, se le iluminó el rostro con una sonrisa aunque aún tenía la nariz un poco roja. Miró a Belle hacer lo propio y educado y sonrió mientras se incorporaba un poco para recibir el beso de Sayid -Estoy bien con el té- Le dijo pero le sonrió en agradecimiento y le cogió de la mano para tirarlo un poco hacia ella y el sofá, una petición silenciosa-¿Tú has desayunado? ¿Te sirvo el té?- No esperó respuesta, recitó su receta al juego que en seguida se puso a trabajar. Se dio cuenta de que tenía las manos un poco frías y las cogió entre las suyas, rozándolas constantemente para calentarlas -Le he dicho que lo colgara allí- Mencionó sintiendo que se le encendían un poco las mejillas por tomar una decisión sin preguntar.
-¿Cómo que no están receptivos? ¿Tú…has pedido alguna tutoría? ¿Te han rechazado?- Inquirió, con cierta sorpresa entonces el patronus de Aurora volvió informando que la guardería la podían usar todos y la mirada violeta de la morena se volvió a Belle -A veces sólo hay que saber pedir ayuda- Mencionó sintiendo que ese comentario iba hasta con ella misma. Es más al oírse frunció suavemente el ceño ¿Por qué no había pedido ayuda? ¡Qué tonta! Negó con la cabeza. Menuda tontería había estado haciendo. Tras eso escuchó la historia del padre de Belle y no sólo habría preocupación sino horror ante lo que habían hecho los humanos a su padre, entonces recordó a Gelion y…Y pensó que a veces la sociedad mágica también cometía sus errores -Lo siento mucho - La vio cogerse el pelo y aquellas palabras la hicieron mirarla -Belle… Hay que tener fe- Murmuró levantándole la barbilla para que la mirara. Arleen…Había tenido fe en ella en la misión y la pelimorada le había devuelvo el favor haciendole recuperar su fe en sí misma. La envolvió en sus brazos de nuevo.
Se separó cuando escuchó la puerta y observó a Sayid, se le iluminó el rostro con una sonrisa aunque aún tenía la nariz un poco roja. Miró a Belle hacer lo propio y educado y sonrió mientras se incorporaba un poco para recibir el beso de Sayid -Estoy bien con el té- Le dijo pero le sonrió en agradecimiento y le cogió de la mano para tirarlo un poco hacia ella y el sofá, una petición silenciosa-¿Tú has desayunado? ¿Te sirvo el té?- No esperó respuesta, recitó su receta al juego que en seguida se puso a trabajar. Se dio cuenta de que tenía las manos un poco frías y las cogió entre las suyas, rozándolas constantemente para calentarlas -Le he dicho que lo colgara allí- Mencionó sintiendo que se le encendían un poco las mejillas por tomar una decisión sin preguntar.
Sayid Ibn Salah
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Belle me saludó de la misma forma que lo había hecho yo y le sonreí, pero al ver la cara de Arleen toda roja supuse que algo iba mal -¿te encuentras bien?- le dije a la morena esperando que no fuera anda grave, después de todo estaba muy pendiente de su embarazo y todo lo que ella pudiera necesitar. Cuando tiró de mi hacia el Sofá Belle me explicó lo del regalo señalando la foto que ahora colgaba sobre la chimenea -Menudo regalo, Muchas gracias Belle, es perfecto- le dije a la chica de cabello morado mientras Arleen servía el té para mi.
-Estoy bien, después comeré algo, con el té es suficiente gracias- le dije a Arleen para que no se preocupara por cocinar nada, ya lo haría yo después aunque agradecía que quisiera calentar mis manos con las suyas, había salido a la nieve solo con una sudadera, camisa térmica y el chandal para entrenar y hacer ejercicio, eso era suficiente pero en cuanto paré para comprar las cosas me enfrié. Miré el marco con aquella foto de nuestra boda una vez más mientras la taza de Té volaba hasta mis manos, le di un sorbo para entrar en calor y contesté -Es el lugar perfecto para la foto, en todo caso mucho mejor que esas espadas- dije sonriendo moviendo mi mano para deshacerme de dos espadas de exposición, eran bonitas, si pero no pegaban con el cuadro así que simplemente desaparecieron -Mucho mejor-
-Bueno, ahora decidme ¿de que estabais hablando para que mi mujer haya acabado lloriqueando?- dije pasando un brazo por encima de sus hombros para rodearla y atraerla hacia mi dándole un beso en la frente, solo esperaba que no fuera algo muy delicado. -Por cierto querida, no quedaban gardenias pero te he traído unos crisantemos, espero que te gusten- hice levitar el ramo de flores desde la cocina hasta ella para dejarlo sobre su regazo y que así pudiera ver las flores y darme su visto bueno si es que le gustaban.
-Estoy bien, después comeré algo, con el té es suficiente gracias- le dije a Arleen para que no se preocupara por cocinar nada, ya lo haría yo después aunque agradecía que quisiera calentar mis manos con las suyas, había salido a la nieve solo con una sudadera, camisa térmica y el chandal para entrenar y hacer ejercicio, eso era suficiente pero en cuanto paré para comprar las cosas me enfrié. Miré el marco con aquella foto de nuestra boda una vez más mientras la taza de Té volaba hasta mis manos, le di un sorbo para entrar en calor y contesté -Es el lugar perfecto para la foto, en todo caso mucho mejor que esas espadas- dije sonriendo moviendo mi mano para deshacerme de dos espadas de exposición, eran bonitas, si pero no pegaban con el cuadro así que simplemente desaparecieron -Mucho mejor-
-Bueno, ahora decidme ¿de que estabais hablando para que mi mujer haya acabado lloriqueando?- dije pasando un brazo por encima de sus hombros para rodearla y atraerla hacia mi dándole un beso en la frente, solo esperaba que no fuera algo muy delicado. -Por cierto querida, no quedaban gardenias pero te he traído unos crisantemos, espero que te gusten- hice levitar el ramo de flores desde la cocina hasta ella para dejarlo sobre su regazo y que así pudiera ver las flores y darme su visto bueno si es que le gustaban.
-¿Entonces?- Dudó, le entraron muchas dudas y muchas inseguridades. Ellos venían de la superficie y no habían podido tener tantas maravillas como la isla podía haberles ofrecido si se hubieran podido criar allí. Seguro que de haber vivido en Ouroboros ahora todos estaban colocados en algún sitio, Hale todavía conservaría la memoria… pero no. Sus circunstancias eran diametralmente diferentes. Observó el patronus con cierta preocupación y luego dirigió su mirada a Arleen, cuando el ente se fue de la sala de camino a su destinatario -Arleen, no quiero tampoco comprometerte, de verdad…- Ni siquiera sabía si el padre de ella iba a querer, ni mucho menos si los niños iban a aceptar, o si Mónica querría mezclarse con los Descendientes, no habían tratado tampoco el tema. Suspiró, bastante confundida, pues si los aceptaban, serían los niños más jóvenes que entrarían en la escuela. Ni Hogwarts aceptaba en sus momentos a chavales tan pequeños. Pero bueno, la dejó hacer, Arleen sabría mejor las normas de Ouroboros que ella, al fin de cuentas, se había criado allí.
-No. Pero con todo el tema de los Pendragon, la reconstrucción, la máquina… Ahora mismo se les ve demasiado ocupados en otras cosas. No, no, tampoco he podido hacer mucho por… bueno, acercarme- Porque para ella aquellos miembros del Consejo estaban como a otro nivel, muy superior de ella y, salvo Gio por circunstancias o con Markus… tampoco había hablado con ningún otro. Bueno, trató de comunicarse con Eire en la biblioteca de LeFay, pero no fue muy allá. Escuchó el patronus y se le esclarecieron las dudas. Luego sonrió por el comentario de Arleen -Has usado mi frase contra mí, eso es trampa- Bromeó -Pero tienes razón. Muchas gracias. Sin ti seguramente seguiría tirada en casa, hasta arriba de niños. Tengo muchas ganas de empezar con este calendario y llevarles las buenas noticias a mi tía- Cogió el horario en el que habían estado trabajando y lo dobló con cuidado a la mitad para poder guardárselo en el bolsillo. Era en aquel momento cuando Sayid llegaba a casa y saludaba a su señora esposa con arrumacos y mimos. Se preguntaron por el desayuno y en ese momento, Belle recordó que tenía todavía parte del té, que ya estaría frío. Bebió un sorbo, para hacer otra cosa y no meterse en aquella conversación.
-Gracias. Me alegro que sea de su agrado- Añadí con una suave reverencia y una sonrisa sincera. Tras aquello tampoco tenía mucho más que añadir, de modo que me quedé sentada correctamente en mi sitio, con las piernas bien juntas. Miré de forma alternante a la pareja, de un lado a otro, apretándome los labios, y sintiéndome un poco (o bastante) incómoda. No quería decir tampoco mucho, pues aquello era una conversación privada, de modo que dirigí los pensamientos y la mirada a otro lado, a cualquier esquinita del salón. Dirigí la mirada hacia las espadas, ni siquiera había reparado en ellas con todo el drama que habíamos pasado. Colocar el cuadro era el colofón final de todo. -La foto la hice yo, luego me han ayudado a poder plasmarla en el cuadro. El compañero gran artista, digno aprendiz de Giordano. Y le hicimos el hechizo para que se moviera y quedara más bonita- Le expliqué cuando se refirió a la foto, con una sonrisa un poco tímida, pero orgullosa del gran trabajo.
Miré a Arleen de soslayo, porque no sabía si debía hablar sobre la conversación, de modo que decidí obviarla y pasar al final de lo que estábamos hablando, siendo consciente de que seguramente me pillara Sayid en un renuncio. -Bueno, le contaba a Arleen mis dramas familiares… como atacaron la biblioteca con todos los pequeños de la casa allí, pues bueno… pero ya están bien. Enseguida les darán el alta. Y bueno, ahora preparábamos un horario para poder haceros alguna visita de vez en cuando- Respondí al Descendiente, rodeando el asunto del embarazo, de perder al bebé y todas esas cosas, aquel no era su asunto y si quería contarlo no sería ella quien lo hiciera, de modo que había modificado un poco su historia para dar a entender que toda la historia de la biblioteca había desencadenado todos aquellos dramas.
-No. Pero con todo el tema de los Pendragon, la reconstrucción, la máquina… Ahora mismo se les ve demasiado ocupados en otras cosas. No, no, tampoco he podido hacer mucho por… bueno, acercarme- Porque para ella aquellos miembros del Consejo estaban como a otro nivel, muy superior de ella y, salvo Gio por circunstancias o con Markus… tampoco había hablado con ningún otro. Bueno, trató de comunicarse con Eire en la biblioteca de LeFay, pero no fue muy allá. Escuchó el patronus y se le esclarecieron las dudas. Luego sonrió por el comentario de Arleen -Has usado mi frase contra mí, eso es trampa- Bromeó -Pero tienes razón. Muchas gracias. Sin ti seguramente seguiría tirada en casa, hasta arriba de niños. Tengo muchas ganas de empezar con este calendario y llevarles las buenas noticias a mi tía- Cogió el horario en el que habían estado trabajando y lo dobló con cuidado a la mitad para poder guardárselo en el bolsillo. Era en aquel momento cuando Sayid llegaba a casa y saludaba a su señora esposa con arrumacos y mimos. Se preguntaron por el desayuno y en ese momento, Belle recordó que tenía todavía parte del té, que ya estaría frío. Bebió un sorbo, para hacer otra cosa y no meterse en aquella conversación.
-Gracias. Me alegro que sea de su agrado- Añadí con una suave reverencia y una sonrisa sincera. Tras aquello tampoco tenía mucho más que añadir, de modo que me quedé sentada correctamente en mi sitio, con las piernas bien juntas. Miré de forma alternante a la pareja, de un lado a otro, apretándome los labios, y sintiéndome un poco (o bastante) incómoda. No quería decir tampoco mucho, pues aquello era una conversación privada, de modo que dirigí los pensamientos y la mirada a otro lado, a cualquier esquinita del salón. Dirigí la mirada hacia las espadas, ni siquiera había reparado en ellas con todo el drama que habíamos pasado. Colocar el cuadro era el colofón final de todo. -La foto la hice yo, luego me han ayudado a poder plasmarla en el cuadro. El compañero gran artista, digno aprendiz de Giordano. Y le hicimos el hechizo para que se moviera y quedara más bonita- Le expliqué cuando se refirió a la foto, con una sonrisa un poco tímida, pero orgullosa del gran trabajo.
Miré a Arleen de soslayo, porque no sabía si debía hablar sobre la conversación, de modo que decidí obviarla y pasar al final de lo que estábamos hablando, siendo consciente de que seguramente me pillara Sayid en un renuncio. -Bueno, le contaba a Arleen mis dramas familiares… como atacaron la biblioteca con todos los pequeños de la casa allí, pues bueno… pero ya están bien. Enseguida les darán el alta. Y bueno, ahora preparábamos un horario para poder haceros alguna visita de vez en cuando- Respondí al Descendiente, rodeando el asunto del embarazo, de perder al bebé y todas esas cosas, aquel no era su asunto y si quería contarlo no sería ella quien lo hiciera, de modo que había modificado un poco su historia para dar a entender que toda la historia de la biblioteca había desencadenado todos aquellos dramas.
Se sorprendió de verla tan dubitativa, pero supuso que se debía a que estaba fuera de su zona de confort así que sólo le sonrió con cariño -¿Me has comprometido a algo? Tengo más tiempo en la isla, sé cómo funcionan las cosas. Tranquila- Ella se iba a encargar de todo. Y se percató de que quizás había mucha gente como ella que no sabía cómo adaptarse. Como el propio Gelion, aunque estaba claro que él volvería a tierra en cuánto pudiera. -No puedes tener esa percepción si no has preguntado, Belle. Estás juzgándolos sin argumento- Advirtió Arleen cuando mencionó aquello de que estaban “ocupados” porque el Consejo de los 20 SIEMPRE estaba ocupado. Se rió brevemente de que se diera cuenta de que usó su frase contra ella -Me alegro de que todo se pueda solucionar con sólo un par de notas…Mi padre está tardando mucho así que vendrán muchas soluciones, él es así…- Alzó suavemente los hombros sonriendo de lado. Adoraba a su padre.
-Ahora sí- Respondió a Sayid cuando preguntó si se encontraba bien, sonriendo brevemente. Después comerían algo los dos, ligero. Se suponía que tenia que acostumbrarse a comer poco pero cada dos o tres horas. Liberó las manos de Sayid para que tomara el té y observó las espadas después y cuando las desapareció, la morena sonrió ilusionada. Porque si bien en otro momento sentiría que se estaba imponiendo con el tema decorativo, en ese momento agradeció que Sayid ni pestañeara para dejar el marco allí.
Se dejó refugiar en sus brazos, recibiendo su beso con una sonrisita antes de escuchar la pregunta y lanzó una mirada a Belle que empezó a hablar de una parte de la historia. Arleen no se sintió bien con eso porque si en algo había caído es que debía ser más sincera, sin mentiras, sin desconfianzas… Si no podía confiar en él ¿En quién lo haría? -Sí… Y estábamos hablando del embarazo también. El cuadro me conmovió y…- Se humedeció los labios para tomarse unos segundos y respirar un poco, no quería volver a llorar -Sólo solté cosas sin parar… Yo…- Apretó las muelas con fuerza y alzó la cabeza hacia él, mirándolo con preocupación -Te lo cuento después…- Murmuró bajito antes de volver a refugiarse en sus brazos y cerrar los ojos al menos hasta que le comentó lo de las flores. Recibió el ramo con una sonrisa y acarició las flores, acercándolas a su nariz para apreciar su aroma -Son preciosas- Se quedó con ellas en el regazo -El horario de Belle le permitirá venir unas tardes a casa a ayudarme y yo le daré un pago por ello, que le vendrá bien para comprarse materiales. Le he sugerido a Giordano que la tome como aprendiz y le aclaré varias dudas con respecto al funcionamiento de la isla- Entonces no llegó un patronus sino una de las lechuzas blancas de su padre con dos o tres cartas que dejó sobre el regazo de Arleen, la morena miró con cara astuta a Belle.
Cogió la primera y empezó a leerla dando varios asentimentos mientras le pasaba las otras dos a Belle -Resulta que él no cree que sea buena idea meterlos de lleno en su clase si no han tenido alguna capacitación antes, la Sra. Klavec es quien se esta encargando de la nivelación de varios chicos de la isla y tienes que llenar ese formulario para que empiecen las clases después de las navidades- Miró los formularios y sonrió alegremente, miró a Sayid con un gesto de sincera felicidad en el rostro -Sólo hay que pedir ayuda y tener fe- Le guiñó un ojo para luego recostarse de nuevo en Sayid, tras tenderle la carta.
-Ahora sí- Respondió a Sayid cuando preguntó si se encontraba bien, sonriendo brevemente. Después comerían algo los dos, ligero. Se suponía que tenia que acostumbrarse a comer poco pero cada dos o tres horas. Liberó las manos de Sayid para que tomara el té y observó las espadas después y cuando las desapareció, la morena sonrió ilusionada. Porque si bien en otro momento sentiría que se estaba imponiendo con el tema decorativo, en ese momento agradeció que Sayid ni pestañeara para dejar el marco allí.
Se dejó refugiar en sus brazos, recibiendo su beso con una sonrisita antes de escuchar la pregunta y lanzó una mirada a Belle que empezó a hablar de una parte de la historia. Arleen no se sintió bien con eso porque si en algo había caído es que debía ser más sincera, sin mentiras, sin desconfianzas… Si no podía confiar en él ¿En quién lo haría? -Sí… Y estábamos hablando del embarazo también. El cuadro me conmovió y…- Se humedeció los labios para tomarse unos segundos y respirar un poco, no quería volver a llorar -Sólo solté cosas sin parar… Yo…- Apretó las muelas con fuerza y alzó la cabeza hacia él, mirándolo con preocupación -Te lo cuento después…- Murmuró bajito antes de volver a refugiarse en sus brazos y cerrar los ojos al menos hasta que le comentó lo de las flores. Recibió el ramo con una sonrisa y acarició las flores, acercándolas a su nariz para apreciar su aroma -Son preciosas- Se quedó con ellas en el regazo -El horario de Belle le permitirá venir unas tardes a casa a ayudarme y yo le daré un pago por ello, que le vendrá bien para comprarse materiales. Le he sugerido a Giordano que la tome como aprendiz y le aclaré varias dudas con respecto al funcionamiento de la isla- Entonces no llegó un patronus sino una de las lechuzas blancas de su padre con dos o tres cartas que dejó sobre el regazo de Arleen, la morena miró con cara astuta a Belle.
Cogió la primera y empezó a leerla dando varios asentimentos mientras le pasaba las otras dos a Belle -Resulta que él no cree que sea buena idea meterlos de lleno en su clase si no han tenido alguna capacitación antes, la Sra. Klavec es quien se esta encargando de la nivelación de varios chicos de la isla y tienes que llenar ese formulario para que empiecen las clases después de las navidades- Miró los formularios y sonrió alegremente, miró a Sayid con un gesto de sincera felicidad en el rostro -Sólo hay que pedir ayuda y tener fe- Le guiñó un ojo para luego recostarse de nuevo en Sayid, tras tenderle la carta.
Sayid Ibn Salah
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-no, no, gracias a ti por el regalo- Belle era muy educada, eso me agradaba por no hablar de su gran contribución en la última batalla algo que no tenía nada que ver con mi opinión sobre ver a una menor en semejante situación, no era seguro y si la hubiéramos perdido abajo nos habría pesado. Hablé primero con Arleen y cuando vi el cuadro hice lo que me pareció mejor atendiendo después a la explicación de Belle -Vaya, tienes talento para muchas cosas Belle ¿Qué tal te va en la academia?- pregunté sin saber nada, de hecho la conocí por primera vez en nuestra boda pero para mi eso era lo más normal, que los jóvenes de la isla acudieran a la academia.
Aparentemente Arleen se encontraba bien, o eso me decía ella y decidí no insistir pero tenía curiosidad por el tema lacrimógeno que habrían tratado para que ella acabara con el rostro rojo, Belle saltó en seguida diciendo que se trataba de su historia, parte de la batalla en la isla y algo sobre unas visitas -Eres bienvenida cuando quieras- le dije a la chica antes de que Arleen complementara la información. Una vez más el tema del embarazo le afectaba demasiado y... la verdad, estaba replanteándome si ese niño vendría con buena estrella a este mundo... tal vez no era su momento y deberíamos dejarlo ir por la salud de Arleen, no solo la física. -Está bien- le contesté al escuchar que lo hablaríamos después y yo la esperaría, solo esperaba que de verdad pudiéramos hablarlo.
Le di las flores y un abrazo dejando que se acomodara en mi pecho, aunque la verdad habría preferido darme una ducha antes. Belle no iba a venir a casa solo de visita, lo haría para ayudar a cuidar de Arleen y eso me quitaba un peso de encima -Me parece muy bien, pensaba contratar una enfermera pero con lo testaruda que es mi mujer mejor que ella elija quien la cuida- aquello lo había dicho con tono de broma pero lo cierto es que hablaba muy en serio, no estaba molesto ni nada parecido, solo remarcaba lo evidente -Me parece una gran idea que seas aprendiz de Giordano, a ver si así se entretiene y deja de hacer de las suyas- di un sorbo de té porque evidentemente Arleen sabría a que me refería, sus líos de faldas con las Pendragon y el dichoso combate con el vikingo.
Una lechuza entró para dejar un par de cosas a Arleen, supuse que todo formaría parte de su conversación anterior así que no dije nada, me limité a sonreír mientras ella me miraba y terminé mi té. El brazalete me dio un aviso, yo también tenía un mensaje, era Catherine de nuevo por el asunto de la brigada:
"El documento lo tiene Sean, fue quien se encargó de eso y es el que guarda esas cosas además de las actas. No puedes hacer nada por sacarlos del calabozo, la ley es la ley y desautorizar las órdenes de otro descendiente no se debe hacer. Siento decirte que en lo de cumplir las leyes Jack tiene razón, aquí y en tierra, si vas a otro país e infringes las leyes te meten en la cárcel, es así, pero la medida de ilegalizarlos me parece desmesurada, entonces, no, no puedes decidir por ti misma revocar la orden de Jack, la brigada queda a la espera de un consenso, si de verdad han roto leyes se les aplicará el castigo adecuado a los infractores si no se ha hecho y entre los miembros del consejo se someterá a votación si son expulsados o no, yo hablaré con Jack, quiero saber las dos partes de la historia."
Envié el mensaje y suspiré pesadamente, dos problemas y no pequeños en la misma semana, necesitaba relajarme y después ir a hablar con Jack -Señoritas, les ruego me disculpen, pero no llevo la indumentaria adecuada para seguir acompañándolas, si me lo permiten me retiro un momento- le dejé otro beso a Arleen y después una reverencia a Belle antes de ir a tomar un buen baño y ponerme ropa algo más formal.
Aparentemente Arleen se encontraba bien, o eso me decía ella y decidí no insistir pero tenía curiosidad por el tema lacrimógeno que habrían tratado para que ella acabara con el rostro rojo, Belle saltó en seguida diciendo que se trataba de su historia, parte de la batalla en la isla y algo sobre unas visitas -Eres bienvenida cuando quieras- le dije a la chica antes de que Arleen complementara la información. Una vez más el tema del embarazo le afectaba demasiado y... la verdad, estaba replanteándome si ese niño vendría con buena estrella a este mundo... tal vez no era su momento y deberíamos dejarlo ir por la salud de Arleen, no solo la física. -Está bien- le contesté al escuchar que lo hablaríamos después y yo la esperaría, solo esperaba que de verdad pudiéramos hablarlo.
Le di las flores y un abrazo dejando que se acomodara en mi pecho, aunque la verdad habría preferido darme una ducha antes. Belle no iba a venir a casa solo de visita, lo haría para ayudar a cuidar de Arleen y eso me quitaba un peso de encima -Me parece muy bien, pensaba contratar una enfermera pero con lo testaruda que es mi mujer mejor que ella elija quien la cuida- aquello lo había dicho con tono de broma pero lo cierto es que hablaba muy en serio, no estaba molesto ni nada parecido, solo remarcaba lo evidente -Me parece una gran idea que seas aprendiz de Giordano, a ver si así se entretiene y deja de hacer de las suyas- di un sorbo de té porque evidentemente Arleen sabría a que me refería, sus líos de faldas con las Pendragon y el dichoso combate con el vikingo.
Una lechuza entró para dejar un par de cosas a Arleen, supuse que todo formaría parte de su conversación anterior así que no dije nada, me limité a sonreír mientras ella me miraba y terminé mi té. El brazalete me dio un aviso, yo también tenía un mensaje, era Catherine de nuevo por el asunto de la brigada:
"El documento lo tiene Sean, fue quien se encargó de eso y es el que guarda esas cosas además de las actas. No puedes hacer nada por sacarlos del calabozo, la ley es la ley y desautorizar las órdenes de otro descendiente no se debe hacer. Siento decirte que en lo de cumplir las leyes Jack tiene razón, aquí y en tierra, si vas a otro país e infringes las leyes te meten en la cárcel, es así, pero la medida de ilegalizarlos me parece desmesurada, entonces, no, no puedes decidir por ti misma revocar la orden de Jack, la brigada queda a la espera de un consenso, si de verdad han roto leyes se les aplicará el castigo adecuado a los infractores si no se ha hecho y entre los miembros del consejo se someterá a votación si son expulsados o no, yo hablaré con Jack, quiero saber las dos partes de la historia."
Envié el mensaje y suspiré pesadamente, dos problemas y no pequeños en la misma semana, necesitaba relajarme y después ir a hablar con Jack -Señoritas, les ruego me disculpen, pero no llevo la indumentaria adecuada para seguir acompañándolas, si me lo permiten me retiro un momento- le dejé otro beso a Arleen y después una reverencia a Belle antes de ir a tomar un buen baño y ponerme ropa algo más formal.
Se mordió la punta del dedo, todavía sin estar segura de si todo aquello estaría bien o no, o si estaba dando más problemas a Arleen que otra cosa y no quería molestarla. Pero parecía que no iba a aceptar un no por respuesta, de modo que la dejó hacer. Al fin de cuentas, tenía razón, y ella llevaba más tiempo en la isla, sin lugar a dudas. -Sí, tienes razón- Y era verdad, porque siquiera se había acercado a hablar con Giordano de sus clases, ni a Markus ni a nadie. Se le había ido la escusa por el retrete. Se mordió el labio y, dado que se le habían acabado, decidió callarse del todo. -oookey- Respondió a la explicación a que su padre estaba tardando, tampoco conocía a los padres de Arleen, bueno, en persona, porque en la boda estaban con casi toda sus familias respectivas.
-Pues… estábamos hablando de ello. Quisiera poder tomar clases con el Dr. DaVinci, que es el que me llama más la atención. A ver si todo se tranquiliza con SAM y puedo pasarme a hablar con él sin interrupciones de máquinas, reuniones, y cataclismos variados. Pero el taller de I+D me gusta mucho, la verdad- Y vaya que sí, tenía un montón de cosas para poder jugar y trastear. La última vez que fue allí había creado el prototipo de chip cervical y ahora tendrían que ver cómo se instala… ¿Tendría Polite SAM las instrucciones para aquello? En su momento pensó que tal vez pudiera haber encontrado algo en los controles de la ciudadela Alpha, pero se les echaba el tiempo encima y casi no pudo trastear mucho en toda la información que contenía aquel cerebro electrónico.
Alzó la mirada cuando Arleen empezó a contar el tema del embarazo. Para ella aquello era un tema espinoso y consideraba que ella no debía meterse en ese tema. Aquello era algo de la pareja y no participaría activamente en la conversación, de modo que se tomó su té en silencio y haría como si fuera invisible. Hasta que la mencionaron, acompañando aquello de que les acompañaría algunas tardes con una sonrisa y un suave movimiento de dedos, como llamando la atención -Culpable- Se limitó a añadir, estudiando la reacción de él, dado que todo aquello lo habíamos hablado entre las dos. Se alegró al ver que le parecía bien aquello, y eso le tranquilizó, incluso se pudo reír de la broma sobre la terquedad de su amiga. -Lo haré lo mejor que pueda. Solo espero no volverme loca con tanto horario- Rodeó los ojos, intentando hacer una broma sobre todo aquello, pero la verdad es que, aquel horario que tenía guardado en el bolsillo le agobiaba un poco, tenía las horas casi medidas, ¿cuándo podría ella tener un rato para vaguear, crear códigos o cualquier otra cosa ociosa? ¡Se perdería el directo de todos sus programas favoritos!
Lo bueno es que, según iba pensando en sus problemas se le iban ocurriendo soluciones, porque jugar a inventar cosas podría hacerlo tranquilamente en el taller de Gio cuando la cogiera de aprendiz (si es que la aceptaba) y sus programas favoritos podría grabarlos para verlos más tarde, aunque ya no pudiese hacer directos en twitch, pero había cosas más importantes.
Una lechuza irrumpió en la casa con un montón de papeleo y documentos que no estaba segura de qué eran. Arleen los recepcionó y yo miré a Sayid sin entender qué sería todo aquello mientras la castaña leía y asentía en silencio. ¡Qué tensión, que dijera algo ya! La frase no empezaba bien, ya sabía ella que habría problemas por algún lado. Pero aquello continuaba y había que tratar previamente con otra persona para ver las aptitudes de los menores y poder empezar ya… después de Navidad. Aquello era una sensación agridulce, por un lado pensaba que no habría tanto protocolo y que podrían empezar enseguida, aunque fuera con un tutor personal, por otro lado… ¡Ay que iban a poder ir a la Academia! ¿Quién no querría poder ir? Todavía recordaba todas las historias que su padre le contaba sobre Hogwarts, cuando era niña y vivían en la casa todos juntos. -Gra…. Gracias. Estoy un poco…- Sonrió, nerviosa -No sé cómo podría agradecerte todo esto Arleen, es… es… es un regalo de Navidad perfecto- Apretó los labios y se prometió a si misma que no lloraría de la emoción pero ya no estaba tan segura de que lo iba a cumplir, porque ya notaba los ojos vidriosos. Se despidió de Sayid con la voz quebrada, con todos aquellos sentimientos desbordados.
-Pues… estábamos hablando de ello. Quisiera poder tomar clases con el Dr. DaVinci, que es el que me llama más la atención. A ver si todo se tranquiliza con SAM y puedo pasarme a hablar con él sin interrupciones de máquinas, reuniones, y cataclismos variados. Pero el taller de I+D me gusta mucho, la verdad- Y vaya que sí, tenía un montón de cosas para poder jugar y trastear. La última vez que fue allí había creado el prototipo de chip cervical y ahora tendrían que ver cómo se instala… ¿Tendría Polite SAM las instrucciones para aquello? En su momento pensó que tal vez pudiera haber encontrado algo en los controles de la ciudadela Alpha, pero se les echaba el tiempo encima y casi no pudo trastear mucho en toda la información que contenía aquel cerebro electrónico.
Alzó la mirada cuando Arleen empezó a contar el tema del embarazo. Para ella aquello era un tema espinoso y consideraba que ella no debía meterse en ese tema. Aquello era algo de la pareja y no participaría activamente en la conversación, de modo que se tomó su té en silencio y haría como si fuera invisible. Hasta que la mencionaron, acompañando aquello de que les acompañaría algunas tardes con una sonrisa y un suave movimiento de dedos, como llamando la atención -Culpable- Se limitó a añadir, estudiando la reacción de él, dado que todo aquello lo habíamos hablado entre las dos. Se alegró al ver que le parecía bien aquello, y eso le tranquilizó, incluso se pudo reír de la broma sobre la terquedad de su amiga. -Lo haré lo mejor que pueda. Solo espero no volverme loca con tanto horario- Rodeó los ojos, intentando hacer una broma sobre todo aquello, pero la verdad es que, aquel horario que tenía guardado en el bolsillo le agobiaba un poco, tenía las horas casi medidas, ¿cuándo podría ella tener un rato para vaguear, crear códigos o cualquier otra cosa ociosa? ¡Se perdería el directo de todos sus programas favoritos!
Lo bueno es que, según iba pensando en sus problemas se le iban ocurriendo soluciones, porque jugar a inventar cosas podría hacerlo tranquilamente en el taller de Gio cuando la cogiera de aprendiz (si es que la aceptaba) y sus programas favoritos podría grabarlos para verlos más tarde, aunque ya no pudiese hacer directos en twitch, pero había cosas más importantes.
Una lechuza irrumpió en la casa con un montón de papeleo y documentos que no estaba segura de qué eran. Arleen los recepcionó y yo miré a Sayid sin entender qué sería todo aquello mientras la castaña leía y asentía en silencio. ¡Qué tensión, que dijera algo ya! La frase no empezaba bien, ya sabía ella que habría problemas por algún lado. Pero aquello continuaba y había que tratar previamente con otra persona para ver las aptitudes de los menores y poder empezar ya… después de Navidad. Aquello era una sensación agridulce, por un lado pensaba que no habría tanto protocolo y que podrían empezar enseguida, aunque fuera con un tutor personal, por otro lado… ¡Ay que iban a poder ir a la Academia! ¿Quién no querría poder ir? Todavía recordaba todas las historias que su padre le contaba sobre Hogwarts, cuando era niña y vivían en la casa todos juntos. -Gra…. Gracias. Estoy un poco…- Sonrió, nerviosa -No sé cómo podría agradecerte todo esto Arleen, es… es… es un regalo de Navidad perfecto- Apretó los labios y se prometió a si misma que no lloraría de la emoción pero ya no estaba tan segura de que lo iba a cumplir, porque ya notaba los ojos vidriosos. Se despidió de Sayid con la voz quebrada, con todos aquellos sentimientos desbordados.
Escuchó el intercambio de Belle y Sayid sobre la academia y se anotó la idea de conversarle sobre los niños que estaban fuera de la academia o la desinformación que podía haber para los refugiados. Mientras pudiera ayudarlos, lo haría -Es bastante interesante, sí- Mencionó sobre el laboratorio. Ella también le tenía aprecio pero era cierto que solía gustarle más trabajar en el taller de Giordano, era más cálido y hogareño y había café más a mano pero el taller tenía tantas herramientas.
Le gustó que Sayid esperara y no la acribillara a preguntas sobre el embarazo. Aunque lo de testaruda hizo que se ganara una miradita de fingido enojo y ofensa. ¿Ella testaruda? Sí, un poco pero no le apetecía reconocerlo -No lo harás, sólo será cuestión de acostumbrarse- Sonrió de lado pensando que a ella también le parecían muchas cosas que tratar y esperaba que su familia entendería la joya que tenía entre sus manos con el ingenio de Belle, al menos ella si lo apreciaba. No le pasó desapercibido el comentario de Sayid sobre Giordano pero no emitió comentario, era un asunto de descendientes.
Se percató de que Belle estaba empezando a llorar y frunció un poco el ceño. Se acercó un poco a ella, saliendo de los brazos de Sayid para ir a por los de Belle y estrecharla contra sí misma -Suficiente es con que vengas a acompañarme de vez en cuando- Tras eso Sayid se despidió con una sonrisa cuando se excusó para bañarse y luego Belle. Cuando se encontró sola fue a por Sayid, conversaron un rato pero la llegada de un patronus hizo que el Descendiente volviera a tener responsabilidades. Se despidió de él, no sin antes obligarle a comer algo, y se quedó metida en la cama descansando pero ya sin el peso de sentirse inútil.
Esa misma noche tuvieron un encuentro con Vishous y luego una cena con Sofía en la que ella se había comportado, cuanto mínimo, rara.
Le gustó que Sayid esperara y no la acribillara a preguntas sobre el embarazo. Aunque lo de testaruda hizo que se ganara una miradita de fingido enojo y ofensa. ¿Ella testaruda? Sí, un poco pero no le apetecía reconocerlo -No lo harás, sólo será cuestión de acostumbrarse- Sonrió de lado pensando que a ella también le parecían muchas cosas que tratar y esperaba que su familia entendería la joya que tenía entre sus manos con el ingenio de Belle, al menos ella si lo apreciaba. No le pasó desapercibido el comentario de Sayid sobre Giordano pero no emitió comentario, era un asunto de descendientes.
Se percató de que Belle estaba empezando a llorar y frunció un poco el ceño. Se acercó un poco a ella, saliendo de los brazos de Sayid para ir a por los de Belle y estrecharla contra sí misma -Suficiente es con que vengas a acompañarme de vez en cuando- Tras eso Sayid se despidió con una sonrisa cuando se excusó para bañarse y luego Belle. Cuando se encontró sola fue a por Sayid, conversaron un rato pero la llegada de un patronus hizo que el Descendiente volviera a tener responsabilidades. Se despidió de él, no sin antes obligarle a comer algo, y se quedó metida en la cama descansando pero ya sin el peso de sentirse inútil.
Esa misma noche tuvieron un encuentro con Vishous y luego una cena con Sofía en la que ella se había comportado, cuanto mínimo, rara.
Después de recibir el patronus de Arleen se organizó un poco para ir a verla. Lo cierto es que tenía que visitar a varias embarazadas a domicilio así que se había hecho con una bolsa especial donde llevar todos los instrumentos. Y hablar con Lucio y con la Brigada. Estaba un poco agotada, sentimentalmente más que nada. Al menos, cada vez que volvía a casa se veía recargada con la sonrisa de sus pequeños, de Azahar y Lyran. Sí, sin duda, eran su batería más grande. No importaba si caía rendida a las nueve de la noche, pero mientras estuviera entre los brazos de su esposo y sus hijos estuvieran sanos bajo su techo ella era feliz.
Al llegar a la dirección tocó la puerta con suavidad, la bolsa no pesaba pero el sólo pensar en todo lo que tenía que hacer…Debería hacerse una lista de las cosas a discutir. O con Aldaron o con Lucio pero tras el juicio quería hacer una campaña de salud mental. A ella le había ayudado mucho. Cuando la puerta se abrió le sonrió a Arleen -Buenos días, cariño. ¿Cómo estás?- No tardó mucho en analizar sus sentimientos y luego cerró su radar empático. La morena estaba lo suficientemente agobiada para afectarla -Te sigo- Le dijo esperando que la guiara hacia una habitación donde pudieran hacer la revisión.
Al llegar a la dirección tocó la puerta con suavidad, la bolsa no pesaba pero el sólo pensar en todo lo que tenía que hacer…Debería hacerse una lista de las cosas a discutir. O con Aldaron o con Lucio pero tras el juicio quería hacer una campaña de salud mental. A ella le había ayudado mucho. Cuando la puerta se abrió le sonrió a Arleen -Buenos días, cariño. ¿Cómo estás?- No tardó mucho en analizar sus sentimientos y luego cerró su radar empático. La morena estaba lo suficientemente agobiada para afectarla -Te sigo- Le dijo esperando que la guiara hacia una habitación donde pudieran hacer la revisión.
Esperaba que pudiera hacerlo feliz. Era lo único que quería para Vishous. Todos decían que era una buena persona y su hermano…No habría dejado su oscuridad por cualquiera. Quería creerlo… Quería confiar en ella, como lo había hecho en su boda. Quizás debería citarla. Pero eso sería meter las narices… No, no debería. Se callaría sus miedos y vería qué sucedía a continuación.
Al oír la puerta se incorporó del sofá, estaba esperándola, para que calmara sus nervios. Llevaba un pijama de dos piezas bastante calientito aunque la casa tenía una temperatura normal. Sayid se había ido al cónclave bastante temprano pero le había informado que Anteia vendría. La saludó con una sonrisa -Regular- Confesó y luego la guió hasta la habitación donde iba a hacer la revisión.
Se acostó y miró hacia el techo de la cama, esperando tranquilizarse y entonces decidió contarle a Anteia -No para…- Dijo en un hilo de voz y volvió la vista hacia ella sollozando, simplemente no había podido contenerlo. Movió las manos hacia la rubia para cogérselas con el terror reflejado en su mirada -Ayúdame, por favor- Susurró porque era la única en la que podía confiar para aquello.
Dado opciones:
¿Cómo va el embarazo?
2....Mal T_T
Al oír la puerta se incorporó del sofá, estaba esperándola, para que calmara sus nervios. Llevaba un pijama de dos piezas bastante calientito aunque la casa tenía una temperatura normal. Sayid se había ido al cónclave bastante temprano pero le había informado que Anteia vendría. La saludó con una sonrisa -Regular- Confesó y luego la guió hasta la habitación donde iba a hacer la revisión.
Se acostó y miró hacia el techo de la cama, esperando tranquilizarse y entonces decidió contarle a Anteia -No para…- Dijo en un hilo de voz y volvió la vista hacia ella sollozando, simplemente no había podido contenerlo. Movió las manos hacia la rubia para cogérselas con el terror reflejado en su mirada -Ayúdame, por favor- Susurró porque era la única en la que podía confiar para aquello.
Dado opciones:
¿Cómo va el embarazo?
2....Mal T_T
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El miembro 'Arleen Royden' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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La siguió hasta la exquisita habitación y la dejó recostarse notando que probablemente en cuestión de segundos se echaría a llorar, lo había percibido en su campo empático y…Efectivamente. El hecho de que el sangrado continuara estaba empezando a preocuparla, sabía que Arleen había estado muy mal y que apenas había tenido unas semanas de gestación pero…
El desasociego en los ojos de la morena hizo que tensara los labios. ¿Por qué el mundo era así? ¿Por qué ella que lo quería tanto se le presentaba tan oscuro el futuro y, por otro lado, la morena aquella había evaluado el aborto? Tuvo que ampliar su campo, tratando de compartir su calma con Arleen, le acarició las manos con suavidad -Voy a ayudarte, no te preocupes. ¿De acuerdo?- Le apartó el pelo del rostro y recordó que durante su recuperación su madre no había sido más que un estorbo. No quiso preguntar por ella ahora pero hablaría con Aurora.
Apoyó las manos de Arleen en la cama y empezó a hacer un pequeño tacto con mucha suavidad -¿Sientes algún dolor?- Preguntó y la morena movió la cabeza con suavidad, negando. Tras eso sacó uno de los aparatejos mágicos y le pidió a Arleen que se descubriera el vientre, la ecografía salió bien, por lo pronto seguía allí peleando pero los latidos eran más bien débiles. Mantuvo su rostro sereno porque podía sentir el estrés de Arleen peleando por poseerla por encima de sus poderes.
-Arleen- Le dijo desactivando el aparato y mirándola con seriedad -Tienes que tranquilizarte. No sé si eres consciente de la cantidad de hormonas negativas que estás segregando- No le habló en mal tono pero sintió que se cohibía y cerró los ojos con pesar -Entiendo que estés asustada pero tienes que mantenerte positiva, cambiar la actitud. Él está peleando, falta que lo hagas tú- La vio llorar un poco más y se inclinó para abrazarla, lo hizo hasta que se sacara todo lo que tenía en el pecho.
El desasociego en los ojos de la morena hizo que tensara los labios. ¿Por qué el mundo era así? ¿Por qué ella que lo quería tanto se le presentaba tan oscuro el futuro y, por otro lado, la morena aquella había evaluado el aborto? Tuvo que ampliar su campo, tratando de compartir su calma con Arleen, le acarició las manos con suavidad -Voy a ayudarte, no te preocupes. ¿De acuerdo?- Le apartó el pelo del rostro y recordó que durante su recuperación su madre no había sido más que un estorbo. No quiso preguntar por ella ahora pero hablaría con Aurora.
Apoyó las manos de Arleen en la cama y empezó a hacer un pequeño tacto con mucha suavidad -¿Sientes algún dolor?- Preguntó y la morena movió la cabeza con suavidad, negando. Tras eso sacó uno de los aparatejos mágicos y le pidió a Arleen que se descubriera el vientre, la ecografía salió bien, por lo pronto seguía allí peleando pero los latidos eran más bien débiles. Mantuvo su rostro sereno porque podía sentir el estrés de Arleen peleando por poseerla por encima de sus poderes.
-Arleen- Le dijo desactivando el aparato y mirándola con seriedad -Tienes que tranquilizarte. No sé si eres consciente de la cantidad de hormonas negativas que estás segregando- No le habló en mal tono pero sintió que se cohibía y cerró los ojos con pesar -Entiendo que estés asustada pero tienes que mantenerte positiva, cambiar la actitud. Él está peleando, falta que lo hagas tú- La vio llorar un poco más y se inclinó para abrazarla, lo hizo hasta que se sacara todo lo que tenía en el pecho.
Se dio cuenta de que Anteia estaba usando su magia cuando su tristeza se apaciguó un poco más y agradeció con un simple gesto. Estaba segura de que no había nadie más en quién confiar así que se dejó llevar. Se bajó un poco los pantalones y esperó el tacto dándose cuenta de que había esperando unas manos frías pero las de ella eran cálidas -No ahora…A veces… Como dolores menstruales- Indicó, tratando de recordar todo -Llevo un diario- Mencionó señalándolo encima de la mesa. Entonces empezó a sacar aparatos y la morena sintió temor. ¿Qué sucedía si ya lo había perdido?
Alzó la vista hacia ella cuando la llamó y al oír sus palabras sintió que se le hacía un nudo en la garganta. ¡No quería eso! ¡No quería seguir afectándolo! Ella estaba peleando, investigando, estaba haciendo lo posible por enfrentar aquello con la cabeza fría como siempre lo había hecho. Pero no servía… En seguida sintió que el mundo se le derrumbaba y empezó a llorar de nuevo, pronto sintió los brazos de Anteia rodearla y le apretó contra sí misma mientras lloraba su desgracia -Si sólo me hubiese quedado…- Susurró. Si se hubiese quedado en el hospital nada de aquello hubiese sucedido. Se quedó así un par de minutos, siendo consciente de que usaba la magia en ella.
Se alejó de nuevo para mirarla a los ojos -¿Qué hago mal? ¿Qué es lo que estoy haciendo que no le hace bien?- Le preguntó limpiándose el rostro de todas las lágrimas que caían por él -No entiendo cómo le hago daño-
Alzó la vista hacia ella cuando la llamó y al oír sus palabras sintió que se le hacía un nudo en la garganta. ¡No quería eso! ¡No quería seguir afectándolo! Ella estaba peleando, investigando, estaba haciendo lo posible por enfrentar aquello con la cabeza fría como siempre lo había hecho. Pero no servía… En seguida sintió que el mundo se le derrumbaba y empezó a llorar de nuevo, pronto sintió los brazos de Anteia rodearla y le apretó contra sí misma mientras lloraba su desgracia -Si sólo me hubiese quedado…- Susurró. Si se hubiese quedado en el hospital nada de aquello hubiese sucedido. Se quedó así un par de minutos, siendo consciente de que usaba la magia en ella.
Se alejó de nuevo para mirarla a los ojos -¿Qué hago mal? ¿Qué es lo que estoy haciendo que no le hace bien?- Le preguntó limpiándose el rostro de todas las lágrimas que caían por él -No entiendo cómo le hago daño-
El hecho de que llevara un diario le dio una pista de lo que estaba ocurriendo. La abrazó durante todo el tiempo que necesitó y escuchó aquello de que “si se hubiese quedado” -El destino habría encontrado otra forma de cumplirse…- Mencionó porque en su opinión, lo que estaba destinado a suceder…sucedía.
-Te estás obsesionando- Aquellas palabras parecieron calar hondo en la morena y Anteia aprovechó que ya estaba erguida para coger el diario que tenía Arleen. Lo abrió y empezó a leer. Había registrado cada uno de los síntomas y demás detalles -Sólo piensas en eso…Y la obsesión no te lleva a ningún lado. No estás haciendole daño, es sólo que te estresas a ti misma e indirectamente a él. ¿E Descendiente Sayid sabe esto?- Preguntó alzando el diario y al ver su gesto supo que no. Quizás debería hablar con él.
Rebuscó en su bolsa y sacó una caja llena de viales de pócimas -Te tomarás uno al día después del desayuno. Tienes que intentar llevar una dieta equilibrada y estar de reposo absoluto al menos durante el primer trimestre. Puedes caminar unos 15 minutos al día pero eso es suficiente ¿de acuerdo? Las tareas de la casa que las haga otra persona igual que la comida- Dejó los viales en la mesita y le cogió de las manos para sonreír – Tienes una bendición en tu vientre, Arleen. Deja de verlo como una tarea o algo que necesitas solucionar, no es un problema. Sólo disfrútalo, sé que no es fácil y que ahora mismo la situación no es excepcional pero debes mantener tu mente ocupada en otra cosa. Tu cuerpo es sabio- Le gustaba recordar eso, sobre todo a las personas que tenían habilidades sanadoras porque eran malísimos pacientes.
-¿Qué harías si no estuvieras en esta situación? Es decir, mentalmente cómo te mantienes ocupada?- Le cuestionó con una sonrisa -Piensa en eso, haz eso y déjame la evaluación y el curso de tu embarazo a mí. Come bien, cuídate mentalmente y disfruta de estas vacaciones- Tras eso se incorporó y empezó a guardar todo -Si sientes algún dolor fuerte y una pérdida grande de sangre, avísame. El marcar no resulta tan preocupante, es un aviso de que tenemos que prestar atención. Así que reposa y calma tu mente. Medita un poco- Tras eso se inclinó y le dejó un beso en la frente. Se retiró poco después y se fue hasta un café donde escribió una larga carta al Descendiente Sayid y se la envió con una lechuza.
-Te estás obsesionando- Aquellas palabras parecieron calar hondo en la morena y Anteia aprovechó que ya estaba erguida para coger el diario que tenía Arleen. Lo abrió y empezó a leer. Había registrado cada uno de los síntomas y demás detalles -Sólo piensas en eso…Y la obsesión no te lleva a ningún lado. No estás haciendole daño, es sólo que te estresas a ti misma e indirectamente a él. ¿E Descendiente Sayid sabe esto?- Preguntó alzando el diario y al ver su gesto supo que no. Quizás debería hablar con él.
Rebuscó en su bolsa y sacó una caja llena de viales de pócimas -Te tomarás uno al día después del desayuno. Tienes que intentar llevar una dieta equilibrada y estar de reposo absoluto al menos durante el primer trimestre. Puedes caminar unos 15 minutos al día pero eso es suficiente ¿de acuerdo? Las tareas de la casa que las haga otra persona igual que la comida- Dejó los viales en la mesita y le cogió de las manos para sonreír – Tienes una bendición en tu vientre, Arleen. Deja de verlo como una tarea o algo que necesitas solucionar, no es un problema. Sólo disfrútalo, sé que no es fácil y que ahora mismo la situación no es excepcional pero debes mantener tu mente ocupada en otra cosa. Tu cuerpo es sabio- Le gustaba recordar eso, sobre todo a las personas que tenían habilidades sanadoras porque eran malísimos pacientes.
-¿Qué harías si no estuvieras en esta situación? Es decir, mentalmente cómo te mantienes ocupada?- Le cuestionó con una sonrisa -Piensa en eso, haz eso y déjame la evaluación y el curso de tu embarazo a mí. Come bien, cuídate mentalmente y disfruta de estas vacaciones- Tras eso se incorporó y empezó a guardar todo -Si sientes algún dolor fuerte y una pérdida grande de sangre, avísame. El marcar no resulta tan preocupante, es un aviso de que tenemos que prestar atención. Así que reposa y calma tu mente. Medita un poco- Tras eso se inclinó y le dejó un beso en la frente. Se retiró poco después y se fue hasta un café donde escribió una larga carta al Descendiente Sayid y se la envió con una lechuza.
Las palabras sobre el destino le hicieron fruncir el ceño. Lo cierto es que al decir aquello sólo pudo recordar las palabras de Sayid sobre los números y su boda. Porque los números habían dicho esto y aquello… Quizás él podría saber si ella iba a mantener a su bebé. Tenía que preguntárselo -¿Qué?- Inquirió cuando le soltó que estaba obsesionándose. Escuchó cada palabra mientras tragaba un poco, negó con la cabeza respecto al diario. No había tenido tiempo de hablar con él porque estaba ocupado con la misión, luego el favor de Vishous y finalmente el cónclave. ¿Cuándo iba a hablar con él si no tenía tiempo?
Escuchó las indicaciones asintiendo un poco. No eran difíciles. Se parecían a las de Belle y eso la hizo sonreír. Tomó sus manos y escuchó sus palabras. Lo cierto es que sí, lo estaba viendo así. Algo que solucionar, algo que investigar porque no lo conocía. ¿Cómo iba a mantener su mente ocupada en otra cosa? Eso le recordó lo de Giordano. ¿Podría seguir sus estudios estando en casa? ¿En su cama? Suspiró quedamente.
-Yo…Leo- Expresó pero era cierto que cuando miró a su mesita no había nada de su gusto, solo libros de embarazo porque claro…Estaba en plena investigación -Gracias, Anteia -Le alivió muchísimo que lo del leve sangrado no fuera una cosa del otro mundo y cuando Anteia se retiró se quedó un poco más tranquila. Cerró los ojos y puso las manos en su vientre -No, no eres un problema- Murmuró para sí misma y trató de liberar su mente. Quizás llamaría a su cuñada para que la ayudara a meditar aunque los conceptos básicos de dejar la mente en blanco se los sabía así que lo intentó y aunque le costó bastante, sin querer, se quedó dormida.
Escuchó las indicaciones asintiendo un poco. No eran difíciles. Se parecían a las de Belle y eso la hizo sonreír. Tomó sus manos y escuchó sus palabras. Lo cierto es que sí, lo estaba viendo así. Algo que solucionar, algo que investigar porque no lo conocía. ¿Cómo iba a mantener su mente ocupada en otra cosa? Eso le recordó lo de Giordano. ¿Podría seguir sus estudios estando en casa? ¿En su cama? Suspiró quedamente.
-Yo…Leo- Expresó pero era cierto que cuando miró a su mesita no había nada de su gusto, solo libros de embarazo porque claro…Estaba en plena investigación -Gracias, Anteia -Le alivió muchísimo que lo del leve sangrado no fuera una cosa del otro mundo y cuando Anteia se retiró se quedó un poco más tranquila. Cerró los ojos y puso las manos en su vientre -No, no eres un problema- Murmuró para sí misma y trató de liberar su mente. Quizás llamaría a su cuñada para que la ayudara a meditar aunque los conceptos básicos de dejar la mente en blanco se los sabía así que lo intentó y aunque le costó bastante, sin querer, se quedó dormida.
Gelion Draven
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Aquel día no estaba del mejor de los humores. Había dormido poco y mal, el calambre que recorría todo el brazo no me había abandonado por muchas horas. Al recibir el mensaje de la doctora había decidido ignorarla pero pasado un rato en el que solamente le había dado vueltas a mi dolor me decidí por aceptar.
Tras pegarme una buena ducha y vestirme con las prendas donadas, que eran un poco puta mierda y no se ajustaban a mi talla me dirigí a la dirección que decía en el mensaje. Al menos la ropa no era de colores estridentes. Aunque la bufanda y el gorro si, bastante de crío pequeño.
Di un par de golpes con los nudillos a la puerta indicada y me apoyé en la pared al lado de la misma esperando a que abriesen. La cara de pocos ánimos era evidente pero era verdad que me daba curiosidad lo de aquel objeto que decía . "perfecto para mi", no creía que me fuese a dar un arma. ¿No?
Tras pegarme una buena ducha y vestirme con las prendas donadas, que eran un poco puta mierda y no se ajustaban a mi talla me dirigí a la dirección que decía en el mensaje. Al menos la ropa no era de colores estridentes. Aunque la bufanda y el gorro si, bastante de crío pequeño.
Di un par de golpes con los nudillos a la puerta indicada y me apoyé en la pared al lado de la misma esperando a que abriesen. La cara de pocos ánimos era evidente pero era verdad que me daba curiosidad lo de aquel objeto que decía . "perfecto para mi", no creía que me fuese a dar un arma. ¿No?
Después de charlar con Anteia, la Royden había hecho mucho trabajo interno. Tenía razón. Estaba obsesionada así que debía equilibrar su atención y mantenerse ocupada. Se había despedido de Sayid con un sabor agridulce y un sentimiento extraño en el pecho. Le había escondido una flor en uno de los bolsillos de su pantalón tras la última revisión de que llevaba toda la armadura. Cuando se fue, su cuñada se quedó con ella. El 2042 pintaba raro, cuanto menos.
A raíz de su nueva resolución de distraer su mente volvió a coger el expediente de Gelion y pensó en varias opciones para actualizar su tratamiento, incluso se le ocurrió la posibilidad de hablar con un médico humano porque quizás había algo que ella no estaba observando. Optó por algo que era bastante humano, a ella le resultaba divertido y podía ayudarle. Envío la carta y fue a prepararlo todo, ocupándose de no hacer mucho esfuerzo. Su cuñada le había dejado hasta el té con galletas para ellos dos antes de irse despidiéndose con un abrazo y la advertencia de que, ante cualquier cosa, la llamara.
No recibió respuesta inmediata del Sr. Draven y sospecho que era porque no tenía cómo responderle. Nunca, en su vida, pensó que sería porque la ignoraba deliberadamente. Menudo insulto. Cuando escuchó la puerta sonrió y fue hasta allí. No iba en pijama, evidentemente pues no se mostraria así ante él, pero sí con un chándal de terciopelo lila y una sudadera del mismo color. El pelo recogido en una trenza vaga por encima de su hombro que le llegaba a la cadera. La casa estaba calientita así que no necesitaba más abrigo. Al abrir la puerta le observó con una leve sonrisa -Hola- Saludó y lo invitó a pasar con un gesto para luego señalarle donde podía dejar el abrigo.
Empezó a caminar hacia donde estaba el salón principal, aún analizando la ropa que llevaba su paciente. Quizás… podría decirle a Vishous -¿Qué talla de ropa usáis? - Pregunto mirándolo por encima del hombro con curiosidad. Tras eso, cuando ambos entraron al salón Arleen se acercó a la mesa del centro para mostrarle su proyecto con una sonrisa preciosa -¡No es mágico!- Expreso alzando las cejas para aclararlo. Las piezas del puzzle estaban en la mesa y la caja a un lado. 1500 piezas de inmersión en un paisaje natural.
A raíz de su nueva resolución de distraer su mente volvió a coger el expediente de Gelion y pensó en varias opciones para actualizar su tratamiento, incluso se le ocurrió la posibilidad de hablar con un médico humano porque quizás había algo que ella no estaba observando. Optó por algo que era bastante humano, a ella le resultaba divertido y podía ayudarle. Envío la carta y fue a prepararlo todo, ocupándose de no hacer mucho esfuerzo. Su cuñada le había dejado hasta el té con galletas para ellos dos antes de irse despidiéndose con un abrazo y la advertencia de que, ante cualquier cosa, la llamara.
No recibió respuesta inmediata del Sr. Draven y sospecho que era porque no tenía cómo responderle. Nunca, en su vida, pensó que sería porque la ignoraba deliberadamente. Menudo insulto. Cuando escuchó la puerta sonrió y fue hasta allí. No iba en pijama, evidentemente pues no se mostraria así ante él, pero sí con un chándal de terciopelo lila y una sudadera del mismo color. El pelo recogido en una trenza vaga por encima de su hombro que le llegaba a la cadera. La casa estaba calientita así que no necesitaba más abrigo. Al abrir la puerta le observó con una leve sonrisa -Hola- Saludó y lo invitó a pasar con un gesto para luego señalarle donde podía dejar el abrigo.
Empezó a caminar hacia donde estaba el salón principal, aún analizando la ropa que llevaba su paciente. Quizás… podría decirle a Vishous -¿Qué talla de ropa usáis? - Pregunto mirándolo por encima del hombro con curiosidad. Tras eso, cuando ambos entraron al salón Arleen se acercó a la mesa del centro para mostrarle su proyecto con una sonrisa preciosa -¡No es mágico!- Expreso alzando las cejas para aclararlo. Las piezas del puzzle estaban en la mesa y la caja a un lado. 1500 piezas de inmersión en un paisaje natural.
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