Recuerdo del primer mensaje :
La residencia de los descendientes de Saladino se encuentra en una de las plantas más altas de la zona residencial, cuenta con acabados modernos sin dejar de lado la esencia árabe de la familia de saladino con un pequeño baño árabe en su interior, también cuenta con una zona exterior con una jaima dónde el descendiente pasa gran parte de su tiempo y es el lugar en el que suele leer y fumar con sus cachimbas.
Debido a la hospitalidad de Saladino no más seguridad que en la de cualquier casa y cualquiera que llame a la puerta suele ser bienvenido.
La residencia de los descendientes de Saladino se encuentra en una de las plantas más altas de la zona residencial, cuenta con acabados modernos sin dejar de lado la esencia árabe de la familia de saladino con un pequeño baño árabe en su interior, también cuenta con una zona exterior con una jaima dónde el descendiente pasa gran parte de su tiempo y es el lugar en el que suele leer y fumar con sus cachimbas.
Debido a la hospitalidad de Saladino no más seguridad que en la de cualquier casa y cualquiera que llame a la puerta suele ser bienvenido.
- Baño y exteriores:
Estaba claro que el café era para Sayid y ella. Para Markus… Cuando las tostada salieron y Arleen empezó a preparar la bandeja de desayuno escuchó más voces y reconoció la de Giordano. Agradeció profundamente al Descendiente Eire por haberles regalado aquel juego de té encantado porque no tenía muchas ganas de servir todo. Sin embargo, fue consciente de que tenía visitas así que preparó otra bandeja con galletas de jengibre, pastitas varias y algo de fruta para hacer más amena la reunión. No quería llevarlo en manos así que lo levitó y caminó con mucho cuidado hacia la sala donde se encontraban no sólo su esposo ni Markus sino cuatro descendientes. Se puso nerviosa, por supuesto, y no por lo que ya rondaba por su mente; no por el tecnopájaro que le había enviado Gio; sino por la simple presencia de cuatro de los 20 miembros del Consejo en su propia casa. Se sintió que estaba fuera de lugar, no sólo por no pertenecer a esa élite, sino por cómo andaba vestida y aunque sus mejillas se ruborizaron no esperó que fuera a más.
-Buenos días a todos, bienvenidos- Murmuró cuando Sayid se fue a buscar un montón de papeles. Sin duda, aquella era una reunión extraordinaria. Evitó mirar a la descendiente Le Fay porque ella si iba vestida apropiadamente -De haber sabido que tendríamos visita tan temprano os prometo que tendríais un brunch más… elaborado- Mencionó con cierta vergüenza antes de escuchar todo lo que su esposo estaba hablando. Lo cierto es que miró a Giordano brevemente mientras el juego de té empezaba a servir y luego a Markus mientras Sayid volvía -No gastaré mi tiempo intentando adivinar la increíble cantidad de azúcar y café que tenéis en vuestras venas así que os permitiré tomar una infusión- Le indicó a los dos y el set pareció entenderlo perfectamente. Luego miró la bandeja que había preparado para los invitados -Y fruta- Expresó como si las galletas fueran un pecado mortal luego miro a Catherine -Podéis serviros lo que queráis- Señaló con una sonrisa mientras se arrebujaba más en la bata con cierta vergüenza.
Tras eso fue al lado de Sayid mirando por encima los papeles en los que él había estado trabajando durante un tiempo, se sentía que estaba rompiendo la primera regla que él le había dicho durante su primer desayuno juntos…”Hay cosas que como Descendiente no te puedo decir”. Ella lo comprendía. Guardó silencio un minuto y cuando finalmente dejó de hablar y le dio la palabra a Giordano, Arleen disimuladamente pasó una mano por su espalda para llamar su atención porque aunque le preocupaba aquello del duelo con un vikingo con Giordano, era tema del Consejo. Le habló bajo -Me iré al hospital y te dejaré con el trabajo. Buscaré la ecografía y veré a mi paciente y a Lucio, luego volveré para comer juntos- Sabía que probablemente no le gustara la idea pero…Tenía que hacerlo. Le cogió el rostro con las manos y depositó un suave beso en sus labios ante de separarse y sonreírle tensamente. Estuvo a punto de…sugerirle que no fuera el campeón de Giordano pero no podía pedirle algo así. Y aunque abrió la boca, lo pensó durante un efímero momento y decidió callarse.
Se incorporó y le sonrió a todos, miró a Giordano con preocupación por su nota... un rato más largo que a los demás pero no podía hablarlo delante de todos ellos -Frutas e infusión, nada de café. Órdenes de la sanadora- Le advirtió a sus dos genios preferidos y se inclinó en una breve reverencia antes de irse a la habitación y modificar un par de piezas de ropa de Sayid para ir vestida al hospital de forma casi presentable. Envió un patronus a Vishous pidiéndole que enviara su ropa a su casa lo antes posible, pasó a buscar el cuaderno y finalmente se fue de allí con su alfombra voladora.
-Buenos días a todos, bienvenidos- Murmuró cuando Sayid se fue a buscar un montón de papeles. Sin duda, aquella era una reunión extraordinaria. Evitó mirar a la descendiente Le Fay porque ella si iba vestida apropiadamente -De haber sabido que tendríamos visita tan temprano os prometo que tendríais un brunch más… elaborado- Mencionó con cierta vergüenza antes de escuchar todo lo que su esposo estaba hablando. Lo cierto es que miró a Giordano brevemente mientras el juego de té empezaba a servir y luego a Markus mientras Sayid volvía -No gastaré mi tiempo intentando adivinar la increíble cantidad de azúcar y café que tenéis en vuestras venas así que os permitiré tomar una infusión- Le indicó a los dos y el set pareció entenderlo perfectamente. Luego miró la bandeja que había preparado para los invitados -Y fruta- Expresó como si las galletas fueran un pecado mortal luego miro a Catherine -Podéis serviros lo que queráis- Señaló con una sonrisa mientras se arrebujaba más en la bata con cierta vergüenza.
Tras eso fue al lado de Sayid mirando por encima los papeles en los que él había estado trabajando durante un tiempo, se sentía que estaba rompiendo la primera regla que él le había dicho durante su primer desayuno juntos…”Hay cosas que como Descendiente no te puedo decir”. Ella lo comprendía. Guardó silencio un minuto y cuando finalmente dejó de hablar y le dio la palabra a Giordano, Arleen disimuladamente pasó una mano por su espalda para llamar su atención porque aunque le preocupaba aquello del duelo con un vikingo con Giordano, era tema del Consejo. Le habló bajo -Me iré al hospital y te dejaré con el trabajo. Buscaré la ecografía y veré a mi paciente y a Lucio, luego volveré para comer juntos- Sabía que probablemente no le gustara la idea pero…Tenía que hacerlo. Le cogió el rostro con las manos y depositó un suave beso en sus labios ante de separarse y sonreírle tensamente. Estuvo a punto de…sugerirle que no fuera el campeón de Giordano pero no podía pedirle algo así. Y aunque abrió la boca, lo pensó durante un efímero momento y decidió callarse.
Se incorporó y le sonrió a todos, miró a Giordano con preocupación por su nota... un rato más largo que a los demás pero no podía hablarlo delante de todos ellos -Frutas e infusión, nada de café. Órdenes de la sanadora- Le advirtió a sus dos genios preferidos y se inclinó en una breve reverencia antes de irse a la habitación y modificar un par de piezas de ropa de Sayid para ir vestida al hospital de forma casi presentable. Envió un patronus a Vishous pidiéndole que enviara su ropa a su casa lo antes posible, pasó a buscar el cuaderno y finalmente se fue de allí con su alfombra voladora.
“Mucha gente”, susurró en la mente de Giordano antes de expulsar el aire lentamente. Sobretodo, gente con la que no tenía confianza ninguna. Por no decir que las relaciones eran fríamente cordiales. Lo de las lentejas hizo que una sonrisa revoloteara en sus labios para luego mirarlo mal cuando habló de las vacas. Ambos pasaron y Catherine tomó asiento en uno de los sofás más alejados de los tres Descendientes -Dependerá de las reglas del juego. Quizás el vikingo decida ir a fuerza bruta- Mencionó Catherine alzando suavemente el hombro ignorando absolutamente a Markus que chillaba por encima de ella. Miró hacia el techo, como si pudiera otorgarle algún tiempo de paciencia.
Le pareció extraño que Markus también llamara a Wthyr, Wiwi, eso la hizo bajar la mirada hacia él -¿La psicópata es Lake? ¿No es la rubia que incendio a Sofía? ¿O la pelinegra que mató 11 guardias?- Preguntó en una voz profundamente dulce e irónica antes de mirar a la esposa de Sayid entrar. Se dio cuenta de que tenía un aspecto avergozando y se tapaba el cuerpo con la bata como si le faltara ropa. Miró las bandejas con desinterés porque ya había comido en casa -Gracias- Mencionó mirando con curiosidad a Markus y a Giordano por la forma en la que la sanadora les hablaba.
Sayid volvió con más información y Catherine se inclinó hacia el frente -Ay, cállate Markus. Él se quedó a dar la cara- Soltó cuando le dijo maldito mediterráneo, defendiendo a Giordano. Cuando Sayid analizó que Markus lo arreglaría con un regalo simbólico carraspeó -Un regalo simbólico que elegirá Sayid…- Intercambió una mirada con el Descendiente...Porque conociendo al Descendiente podía regalarle un invento...Y no confiaba en ello -Y que te dará a ti para que lo lleves e irás con otros miembros del Consejo para que no vuelvas a caer en una trampa, compañero- Indicó, aclarando a ver si con eso les dejaba bien en claro a Markus lo que tenía que hacer. En ese momento, Arleen decidió despedirse y se inclinó hacia Sayid en una muestra de intimidad que le sorprendió. ¿El de ellos no había sido concertado también? Aquel beso...La bruja apartó la mirada incómoda y vio a Giordano con cara de "wtf" en la cara, recordando su coincidencia sobre los matrimonios concertados.
El asunto del duelo, sin embargo, parecía más complicado y mientras Catherine recibía la taza de té que humeaba y le aportaba calidez en tiempos de invierno empezó a escuchar todo. Arqueó una ceja ante un detalle -¿Shyvanna se ofreció a defender su propia mano? ¿A ser tu campeona?- Preguntó sin comprender en nada la jugada. ¿Y si el tipo ese la mataba? Es más… ¿Se consideraba suficientemente guerrera para enfrentarse a él Miró a Sayid como esperando que analizara ese detalle antes de volver la vista hacia Arleen que se retiraba, ella hizo un movimiento vago con la cabeza y entonces escuchó que la rubia haría las reglas -Tenemos…- Soltó Catherine en referencia a esa reunión con la Pendragon -No confío en que ninguno de los nuestros, y me refiero al Consejo en su totalidad, se reúna con ellos a solas. ¿Estais de acuerdo?- Preguntó antes de beber un poco de su taza de té, solicitando al juego un poco más de leche.
-Los Pendragon aún quieren mantener el control si deciden poner ellos las reglas del duelo y eso juega a nuestro favor siempre que sepamos… ¿Qué sabemos del Linaje Lothbrock? ¿Tenemos algo? Es decir, sé que son vikingos y buenos guerreros pero…¿algo más? ¿algo de su magia?- Le preguntó a Sayid y luego observó a Giordano con sincera curiosidad -¿Crees que SAM podría ser tu campeón?- Le preguntó, sorprendida y diabólicamente divertida a partes iguales -Quiero estar en esa conversación- Mencionó, entusiasmada y con una sonrisa mientras se echaba hacia atrás en el sofá y bebía otro sorbo de té.
Le pareció extraño que Markus también llamara a Wthyr, Wiwi, eso la hizo bajar la mirada hacia él -¿La psicópata es Lake? ¿No es la rubia que incendio a Sofía? ¿O la pelinegra que mató 11 guardias?- Preguntó en una voz profundamente dulce e irónica antes de mirar a la esposa de Sayid entrar. Se dio cuenta de que tenía un aspecto avergozando y se tapaba el cuerpo con la bata como si le faltara ropa. Miró las bandejas con desinterés porque ya había comido en casa -Gracias- Mencionó mirando con curiosidad a Markus y a Giordano por la forma en la que la sanadora les hablaba.
Sayid volvió con más información y Catherine se inclinó hacia el frente -Ay, cállate Markus. Él se quedó a dar la cara- Soltó cuando le dijo maldito mediterráneo, defendiendo a Giordano. Cuando Sayid analizó que Markus lo arreglaría con un regalo simbólico carraspeó -Un regalo simbólico que elegirá Sayid…- Intercambió una mirada con el Descendiente...Porque conociendo al Descendiente podía regalarle un invento...Y no confiaba en ello -Y que te dará a ti para que lo lleves e irás con otros miembros del Consejo para que no vuelvas a caer en una trampa, compañero- Indicó, aclarando a ver si con eso les dejaba bien en claro a Markus lo que tenía que hacer. En ese momento, Arleen decidió despedirse y se inclinó hacia Sayid en una muestra de intimidad que le sorprendió. ¿El de ellos no había sido concertado también? Aquel beso...La bruja apartó la mirada incómoda y vio a Giordano con cara de "wtf" en la cara, recordando su coincidencia sobre los matrimonios concertados.
El asunto del duelo, sin embargo, parecía más complicado y mientras Catherine recibía la taza de té que humeaba y le aportaba calidez en tiempos de invierno empezó a escuchar todo. Arqueó una ceja ante un detalle -¿Shyvanna se ofreció a defender su propia mano? ¿A ser tu campeona?- Preguntó sin comprender en nada la jugada. ¿Y si el tipo ese la mataba? Es más… ¿Se consideraba suficientemente guerrera para enfrentarse a él Miró a Sayid como esperando que analizara ese detalle antes de volver la vista hacia Arleen que se retiraba, ella hizo un movimiento vago con la cabeza y entonces escuchó que la rubia haría las reglas -Tenemos…- Soltó Catherine en referencia a esa reunión con la Pendragon -No confío en que ninguno de los nuestros, y me refiero al Consejo en su totalidad, se reúna con ellos a solas. ¿Estais de acuerdo?- Preguntó antes de beber un poco de su taza de té, solicitando al juego un poco más de leche.
-Los Pendragon aún quieren mantener el control si deciden poner ellos las reglas del duelo y eso juega a nuestro favor siempre que sepamos… ¿Qué sabemos del Linaje Lothbrock? ¿Tenemos algo? Es decir, sé que son vikingos y buenos guerreros pero…¿algo más? ¿algo de su magia?- Le preguntó a Sayid y luego observó a Giordano con sincera curiosidad -¿Crees que SAM podría ser tu campeón?- Le preguntó, sorprendida y diabólicamente divertida a partes iguales -Quiero estar en esa conversación- Mencionó, entusiasmada y con una sonrisa mientras se echaba hacia atrás en el sofá y bebía otro sorbo de té.
-Markus no se puede calmar, porque Markus está muy nervioso- Aquella fue la tarjeta de presentación del científico a la entrada del mismo. Hubiera aceptado la invitación de sentarse, pero… bueno, Markus ya está sentado en su cochambrosa y tuneada silla. -¡No podrías adivinarlo, querida! Ni Markus sabe cuánto café tiene ya en vena JAJAJAJAJAJA No, en serio, las 100 tazas no iban debidamente calibradas, Markus desconoce la concentración de café ingerido por Markus- Explicó a la becaria cuando volvió con comida. Allí no había pizza. MAL. Pero había galletas, de modo que cogió una. Y si eran de personitas empezó por arrancarle la cabeza.
-¡Y Markus qué sabía! Markus iba a comer pizza, no a que le casaran. Se supone que Shyvanna es amiga de Markus. Le invita a pizzas- Quiso aclarar el científico a la presencia del mismo en el banquete de los Pendragon. La otra alternativa era ir a la cena de los Descendientes, pero allí solo hay PNJs. No iba a ir ni Rita, y en esta ocasión Markus no iba a ser mejor que la mencionada. Markus suspiró cuando escuchó todo aquello de que él podría rechazar el compromiso, sintiéndose muchísimo más tranquilo. Aunque la idea de los mini Markus todavía rondaba su muerte. -Negativo. Los herederos Pendragon son cinco: el mayor W...With....Wirth... mirad no sé escribirlo Wirthirir.... Witiwiti.... No, en serio tengo que mirar su perfil(admin me obliga a corregirlo por discord a riesgo de castigo físico). En fin, el rubio con cara de seta, Shyvanna (la que ya no es amiga de Markus), otro calladito moreno de media melena y tal, Lake una pelirroja con cara de malafollá y la pequeña que es colega de este- Por “este” Markus se refería al italiano, al cual se refirió Markus señalándole con el pulgar -Puedes estar tranquila, Markus no piensa ir allí otra vez. Markus se encerrará en su casa OFF rol y ya nadie le molestará. Que Entropía mande el regalo, o un par de elfos domésticos mancillados. Ahora que no está Bellatrix, hay excedente- Y les miró a todos, porque TODOS sabían de qué estaba hablando, por supuesto
El problema era Gionardo, se conocía. El problema es que es un cretino y debería saber cuándo hay que salir o no corriendo de los lugares. -Es de inteligencia superior saber qué batallas se pueden ganar y saber cuándo salir por patas a tiempo. Para no cagarla- Le puntualizó a nuestra amiga Catherine, que ella antes molaba, pero ahora se le está agriando el carácter. Debe ser como los malos vinos de la campiña francesa, que se avinagran. Bueno, ya que estaba allí escucharía el resto de la explicación del holmgang. Porque Markus no se perdería aquello ni bajo amenaza de muerte, aunque tuviera que mandar a SAM para que lo grabase en VHS. Total, que quiso quedarse a pegar la oreja, total, ya estaba allí…. Hizo aparecer una cafetera en cuanto Arleen se dio la vuelta y se sirvió una buena taza de café quemado. Ahora había café, pero no pizza. Muy mal. -Café expresso?- Invitó a Gionardo, porque el otro tomaría hierbas infusionadas y a la otra le daría un vaso de ácido acético (si no sabes lo que es, lo miras en la Wikipedia). Pero era muy pronto por la mañana, de modo que se sacó del bolsillo una caja bastante grande de mini chips ahoy, del mismo donde había estado la paloma blanca, que ahora descansaba en el regazo del científico. Ahora podía disfrutar del relato de todo aquello como si comiera palomitas, disfrutando de la película. Porque oh, sí, la cosa estaba interesante. -Si Markus tuviera que elegir a alguien que luchara por él elegiría a V. O a SAM. Sí, definitivamente…. Bueno, no, que entonces no tendría cámaras para retransmitir la contienda. Píllate a V, te lo dejo. Seguro que tiene buenos stats-
Markus se encogió de hombros ante qué se sabía de los Lothbrock -Markus tiene guardada una foto en plan avatar. Pero si son los que estaban allí, tienen todos cara de bruto. Grandotes, así como con pinta de bárbaros. Cortes de pelos raros…. Barbas, muchas barbas. Markus cree que hasta las mujeres tenían barbas, como las enanas-
-¡Y Markus qué sabía! Markus iba a comer pizza, no a que le casaran. Se supone que Shyvanna es amiga de Markus. Le invita a pizzas- Quiso aclarar el científico a la presencia del mismo en el banquete de los Pendragon. La otra alternativa era ir a la cena de los Descendientes, pero allí solo hay PNJs. No iba a ir ni Rita, y en esta ocasión Markus no iba a ser mejor que la mencionada. Markus suspiró cuando escuchó todo aquello de que él podría rechazar el compromiso, sintiéndose muchísimo más tranquilo. Aunque la idea de los mini Markus todavía rondaba su muerte. -Negativo. Los herederos Pendragon son cinco: el mayor W...With....Wirth... mirad no sé escribirlo Wirthirir.... Witiwiti.... No, en serio tengo que mirar su perfil
El problema era Gionardo, se conocía. El problema es que es un cretino y debería saber cuándo hay que salir o no corriendo de los lugares. -Es de inteligencia superior saber qué batallas se pueden ganar y saber cuándo salir por patas a tiempo. Para no cagarla- Le puntualizó a nuestra amiga Catherine, que ella antes molaba, pero ahora se le está agriando el carácter. Debe ser como los malos vinos de la campiña francesa, que se avinagran. Bueno, ya que estaba allí escucharía el resto de la explicación del holmgang. Porque Markus no se perdería aquello ni bajo amenaza de muerte, aunque tuviera que mandar a SAM para que lo grabase en VHS. Total, que quiso quedarse a pegar la oreja, total, ya estaba allí…. Hizo aparecer una cafetera en cuanto Arleen se dio la vuelta y se sirvió una buena taza de café quemado. Ahora había café, pero no pizza. Muy mal. -Café expresso?- Invitó a Gionardo, porque el otro tomaría hierbas infusionadas y a la otra le daría un vaso de ácido acético (si no sabes lo que es, lo miras en la Wikipedia). Pero era muy pronto por la mañana, de modo que se sacó del bolsillo una caja bastante grande de mini chips ahoy, del mismo donde había estado la paloma blanca, que ahora descansaba en el regazo del científico. Ahora podía disfrutar del relato de todo aquello como si comiera palomitas, disfrutando de la película. Porque oh, sí, la cosa estaba interesante. -Si Markus tuviera que elegir a alguien que luchara por él elegiría a V. O a SAM. Sí, definitivamente…. Bueno, no, que entonces no tendría cámaras para retransmitir la contienda. Píllate a V, te lo dejo. Seguro que tiene buenos stats-
Markus se encogió de hombros ante qué se sabía de los Lothbrock -Markus tiene guardada una foto en plan avatar. Pero si son los que estaban allí, tienen todos cara de bruto. Grandotes, así como con pinta de bárbaros. Cortes de pelos raros…. Barbas, muchas barbas. Markus cree que hasta las mujeres tenían barbas, como las enanas-
Sayid Ibn Salah
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Markuys parecía muy alterado y cuando pasamos al salón para hablar del tema estaba claro que tenía motivos. Arleen se apresuró en preparar algo para comer, la observé mientras se movía por el salón como si estuviera esperando cualquier movimiento extraño para saltar del sillón e ir a por ella, por suerte era una buena ocasión para usar el regalo de Sean y el juego de té hizo casi todo el trabajo, aún así preferí la cachimba de momento.
Catherine explicó todo y por mi parte les hice saber que había sido algo imprudente, Markus al menos intentó excusarse Giordano ni eso algo que me molestaba considerando que esa gente había matado a once de mis hombres además de al antiguo general, gran amigo de mi padre y mío. Markus tenía información sobre los hermanos y eso sería de ayuda pero yo desde el día de la fiesta aquella tenía mis sospechas de que ellos nos observaban, de una forma u otra, por no hablar de los guardias traidores que se habían aliado con el poseído Desmond. Fruncí el ceño con todo eso porque era un asunto que tenía en pendientes pero la máquina no había dado lugar a otras cosas -Vamos a resumir... esa gente llega aquí con un ejército, yo mismo fui a los campos de cultivo cuando sucedió, hablé con Shyvannah y creo que me conocéis lo suficiente como para pensar que fui muy educado, sus hombres se burlaron de nosotros, hunos por cierto, secuestraron a Sofía, mataron a once guardias, conspiraron contra el consejo por medio de Bellatrix, acabaron con el antiguo general, se cuelan en mi boda con un dragón y a vosotros os parece buena idea ir a su casa a comer pizza...- Markus maldijo la sangre de Giordano y su temperamento voluble pero yo los quería colgar de las orejas a ambos -No Catherine, no alabes su comportamiento, mucho me temo que en este caso Markus ha hecho lo más sensato aunque la haya cagado yendo a esa cena-
Asentí a la morena cuando me dijo que eligiera el regalo por Markus, pero muy a pesar de él, tenía que presentarse y hablar con ellos -Yo elegiré el regalo, uno al cabeza de familia y otro para ella pero debe ser Markus quien pida disculpas por rechazar el compromiso, debes decir que te honraron con su elección y después decir las razones por las que declinas el compromiso, yo te acompañaré aunque me temo que soy non grato, anoche me crucé con Wthyr en el quirófano y ni tan siquiera saludó por educación, por eso os digo que tengáis cuidado, pueden parecer amables pero no sabéis lo que ocultan, en cuanto se acabe el problema de la máquina ya no tendremos intereses comunes- el mago se dedicó a acariciar su paloma y al menos le había quedado claro que debía quedarse quietecito respecto a los Pendragon, quedaba el otro.
Tomé los documentos que tenía guardados sobre las normas y les expliqué por encima todo lo que tenían que saber haciendo una pausa cuando Arleen llamó mi atención, obviamente la idea de que se fuera a trabajar no me gustaba pero correspondía a su beso -No te esfuerces demasiado, vuelve a casa en cuanto termines y me cuentas que tal va Lucio, yo haré la comida- después la morena se incorporó echándole la bronca a Giordano y Markus, miré al primero para ver su reacción y analizarla después, tenían una muy buena relación...
Giordano me dijo exactamente lo que había ocurrido y las palabras dichas en aquel momento, mi mirada se encontró una vez más con la de la descendiente le fay y guardé silencio unos instantes -Puede ser una trampa,ha aceptado no solo ser tu representante , también a dictar las normas ¿a quien crees que beneficia más eso? ¿ a ti, a él o a ella?- para mi estaba tan claro como sumar dos y dos pero esperaba que el resto llegara a esa conclusión -En el holmgang no solo luchas por honor, el vencedor puede reclamar cualquier cosa del perdedor por eso es muy importante acordarlo previamente todo sin errores que den lugar a lagunas legales, además, la tradición dicta que son los contrincantes los que dictan las normas bajo las cuales lucharán, te pueden aconsejar pero eres tu el que tiene la última palabra el día del duelo... así que por favor, mantén la calma y no tomes decisiones que sean... poco apropiadas para tu coeficiente intelectual-
Catherine parecía de acuerdo en algo y es que nadie debía enfrentarse a ellos en solitario, ya fuera una batalla física o verbal, por mi parte no había problema pero ya no me fiaba de que el resto fuera consciente de lo que significaba tener al enemigo en casa, yo ni había tocado los regalos de boda que nos dieron mucho menos Arleen, se encontraban a buen recaudo en una caja fuerte encantada para que nada entrara ni saliera de ella. Ante la pregunta del clan en cuestión Markus pudo aportar algo sobre su aspecto pero yo negué con la cabeza mientras seguía fumando y después eché el humo hacia arriba para poder responder -Ese clan fue expulsado durante la época de guerra entre los linajes, todo lo relacionado con los traidores ha sido borrado de los archivos, te puedo contar sobre la historia general, vikingos, grandes conquistadores y guerreros, buenos estrategas pero poco más, si queremos saber sobre su magia, o lo que fue ,hay que pedirle el pensadero a Sean o hablar con alguien que los viera en acción y luchara contra ellos... tenemos que hablar con Zaphira-
Con eso más o menos solucionada quedaba librarse del compromiso, aparté la cachimba y tomé un papel para escribir palabra por palabra lo que había dicho Giordano señalando los puntos clave de aquel desafío -vamos a hacer un par de supuestos. En caso de perder ese hombre puede pedirte lo que quiera, incluso tu puesto en el consejo si llega a esa conclusión, pero como lo habéis acordado por la mano de Shyvanna... este es el primer inconveniente, aceptaste antes de decir tus motivos de luchar así que se puede asumir que fue por su mano porque eso de luchar por el consejo se lo dijiste a ella "y luego le dije a Shyvanna que no quería que ella fuese mi campeona, que se ofreció....así que le respondí" eso es lo que me has dicho hace un momento- lo miré esperando a que me confirmara y que no me había equivocado -cuando se realice el combate se expondrán los motivos así que sé claro, tu intención es que ella pueda elegir además de una disculpa al consejo, y si ganas ella debe rechazarte-
Catherine explicó todo y por mi parte les hice saber que había sido algo imprudente, Markus al menos intentó excusarse Giordano ni eso algo que me molestaba considerando que esa gente había matado a once de mis hombres además de al antiguo general, gran amigo de mi padre y mío. Markus tenía información sobre los hermanos y eso sería de ayuda pero yo desde el día de la fiesta aquella tenía mis sospechas de que ellos nos observaban, de una forma u otra, por no hablar de los guardias traidores que se habían aliado con el poseído Desmond. Fruncí el ceño con todo eso porque era un asunto que tenía en pendientes pero la máquina no había dado lugar a otras cosas -Vamos a resumir... esa gente llega aquí con un ejército, yo mismo fui a los campos de cultivo cuando sucedió, hablé con Shyvannah y creo que me conocéis lo suficiente como para pensar que fui muy educado, sus hombres se burlaron de nosotros, hunos por cierto, secuestraron a Sofía, mataron a once guardias, conspiraron contra el consejo por medio de Bellatrix, acabaron con el antiguo general, se cuelan en mi boda con un dragón y a vosotros os parece buena idea ir a su casa a comer pizza...- Markus maldijo la sangre de Giordano y su temperamento voluble pero yo los quería colgar de las orejas a ambos -No Catherine, no alabes su comportamiento, mucho me temo que en este caso Markus ha hecho lo más sensato aunque la haya cagado yendo a esa cena-
Asentí a la morena cuando me dijo que eligiera el regalo por Markus, pero muy a pesar de él, tenía que presentarse y hablar con ellos -Yo elegiré el regalo, uno al cabeza de familia y otro para ella pero debe ser Markus quien pida disculpas por rechazar el compromiso, debes decir que te honraron con su elección y después decir las razones por las que declinas el compromiso, yo te acompañaré aunque me temo que soy non grato, anoche me crucé con Wthyr en el quirófano y ni tan siquiera saludó por educación, por eso os digo que tengáis cuidado, pueden parecer amables pero no sabéis lo que ocultan, en cuanto se acabe el problema de la máquina ya no tendremos intereses comunes- el mago se dedicó a acariciar su paloma y al menos le había quedado claro que debía quedarse quietecito respecto a los Pendragon, quedaba el otro.
Tomé los documentos que tenía guardados sobre las normas y les expliqué por encima todo lo que tenían que saber haciendo una pausa cuando Arleen llamó mi atención, obviamente la idea de que se fuera a trabajar no me gustaba pero correspondía a su beso -No te esfuerces demasiado, vuelve a casa en cuanto termines y me cuentas que tal va Lucio, yo haré la comida- después la morena se incorporó echándole la bronca a Giordano y Markus, miré al primero para ver su reacción y analizarla después, tenían una muy buena relación...
Giordano me dijo exactamente lo que había ocurrido y las palabras dichas en aquel momento, mi mirada se encontró una vez más con la de la descendiente le fay y guardé silencio unos instantes -Puede ser una trampa,ha aceptado no solo ser tu representante , también a dictar las normas ¿a quien crees que beneficia más eso? ¿ a ti, a él o a ella?- para mi estaba tan claro como sumar dos y dos pero esperaba que el resto llegara a esa conclusión -En el holmgang no solo luchas por honor, el vencedor puede reclamar cualquier cosa del perdedor por eso es muy importante acordarlo previamente todo sin errores que den lugar a lagunas legales, además, la tradición dicta que son los contrincantes los que dictan las normas bajo las cuales lucharán, te pueden aconsejar pero eres tu el que tiene la última palabra el día del duelo... así que por favor, mantén la calma y no tomes decisiones que sean... poco apropiadas para tu coeficiente intelectual-
Catherine parecía de acuerdo en algo y es que nadie debía enfrentarse a ellos en solitario, ya fuera una batalla física o verbal, por mi parte no había problema pero ya no me fiaba de que el resto fuera consciente de lo que significaba tener al enemigo en casa, yo ni había tocado los regalos de boda que nos dieron mucho menos Arleen, se encontraban a buen recaudo en una caja fuerte encantada para que nada entrara ni saliera de ella. Ante la pregunta del clan en cuestión Markus pudo aportar algo sobre su aspecto pero yo negué con la cabeza mientras seguía fumando y después eché el humo hacia arriba para poder responder -Ese clan fue expulsado durante la época de guerra entre los linajes, todo lo relacionado con los traidores ha sido borrado de los archivos, te puedo contar sobre la historia general, vikingos, grandes conquistadores y guerreros, buenos estrategas pero poco más, si queremos saber sobre su magia, o lo que fue ,hay que pedirle el pensadero a Sean o hablar con alguien que los viera en acción y luchara contra ellos... tenemos que hablar con Zaphira-
Con eso más o menos solucionada quedaba librarse del compromiso, aparté la cachimba y tomé un papel para escribir palabra por palabra lo que había dicho Giordano señalando los puntos clave de aquel desafío -vamos a hacer un par de supuestos. En caso de perder ese hombre puede pedirte lo que quiera, incluso tu puesto en el consejo si llega a esa conclusión, pero como lo habéis acordado por la mano de Shyvanna... este es el primer inconveniente, aceptaste antes de decir tus motivos de luchar así que se puede asumir que fue por su mano porque eso de luchar por el consejo se lo dijiste a ella "y luego le dije a Shyvanna que no quería que ella fuese mi campeona, que se ofreció....así que le respondí" eso es lo que me has dicho hace un momento- lo miré esperando a que me confirmara y que no me había equivocado -cuando se realice el combate se expondrán los motivos así que sé claro, tu intención es que ella pueda elegir además de una disculpa al consejo, y si ganas ella debe rechazarte-
Me quedé mirando a Arleen cuando entró al la sala con las tazas del té y la fruta...la fruta era para los loros y las infusiones de té para los ingleses. Pero milagrosamente no rechisté y me limité a atraer una pieza de manzana a mi mano. Le alcé una ceja a la sanadora cuando nos dio aquellas órdenes, preguntándome por qué no me mencionaba nada sobre su depresiva carta o la nota que yo le habia escrito de vuelta.
Entonces se acercó a Sayid a darle el beso aquel y por inercia hice igual que Catherine, aparté la mirada. Tuvimos un cruce de expresiones de "WTF" bastante elocuente. Se habian enamorado de verdad, o era la resignación?
- Gracias, Arleen, nos vemos luego. -dije pegándole un bocado al a fruta, decidiendo que hablaría con ella mas tarde sobre lo de dejar de ser mi aprendiz. Volví al tedioso tema de conversacion que traiamos entre manos.
- Capicci, no mas reuniones a solas. - me rascaba la barbilla con la mirada perdida mientras pensaba. No sabia si habia sido un efecto optico, pero esas hachas y la luz...parecian tener algo. Puse los desvaríos de Markus en segundo plano, escuchandolos como ruido de fondo. - SAM. Creo que podría serlo. No hay rival que pueda con eso. Ni se despeinaría. Vishous....no, no quiero meterlo en esto. - además él tiene familia.
Resoplé de nuevo cuando Markus dijo que era sabio elegir que batallas luchar y cuales no. O de inteligencia superior.
- Si solo eligiéramos las batallas que sabemos que vamos a ganar, nunca iríamos más allá de lo que parece certero ni seguro. - reproché con una pasión extraña.
Sayid resumió lo que ya sabíamos todos sobre los Pendragon, que habian hecho cosas jodidas al venir.
- Por no hablar de que quemaron tu casa, Sayid, justo en el momento en el que yo entraba a recoger a Sigrid. Por cierto, donde vive Sigrid ahora? - no, por aqui no habia ni rastro.... carraspeé un poco. - Regaladles una vaca.
Negué con la cabeza ante lo de que Shyvanna me hubiese tendido una trampa.
- No, Shyvanna desea librarse de Viggo Lothbrok. Mi victoria es tanto mia como suya. - me terminé el trozo de manzana y me eché hacia delante en mi asiento, moviendo la cabeza afirmativamente a lo de no dejarse llevar el dia del combate y saber bien lo que aceptaba.
- Se lo dije a ella, pero es como cuando le dices algo a una persona a traves de otra persona porque esa persona te cae tan mal que no quieres ni hablarle. - que poca comprension de mis artes verbales. - Lo escuchó todo el puñetero salón. Pero sí, sí. Que ella pueda elegir, que él se disculpe al Consejo, y que me rechace ella. - si perdía, entonces.... - es tarde, tengo que reunirme con Shyvanna.
Miré a Catherine, porque habia demostrado comunismo en las reuniones, asi que ibamos a ir juntos. La invité con un gesto de mi cabeza. Me levanté, mirando a Sayid despues.
- Si quieres venir, luego me avisas. Te remitiré información. - dicho esto, nos marchamos de alli cath y yo
Entonces se acercó a Sayid a darle el beso aquel y por inercia hice igual que Catherine, aparté la mirada. Tuvimos un cruce de expresiones de "WTF" bastante elocuente. Se habian enamorado de verdad, o era la resignación?
- Gracias, Arleen, nos vemos luego. -dije pegándole un bocado al a fruta, decidiendo que hablaría con ella mas tarde sobre lo de dejar de ser mi aprendiz. Volví al tedioso tema de conversacion que traiamos entre manos.
- Capicci, no mas reuniones a solas. - me rascaba la barbilla con la mirada perdida mientras pensaba. No sabia si habia sido un efecto optico, pero esas hachas y la luz...parecian tener algo. Puse los desvaríos de Markus en segundo plano, escuchandolos como ruido de fondo. - SAM. Creo que podría serlo. No hay rival que pueda con eso. Ni se despeinaría. Vishous....no, no quiero meterlo en esto. - además él tiene familia.
Resoplé de nuevo cuando Markus dijo que era sabio elegir que batallas luchar y cuales no. O de inteligencia superior.
- Si solo eligiéramos las batallas que sabemos que vamos a ganar, nunca iríamos más allá de lo que parece certero ni seguro. - reproché con una pasión extraña.
Sayid resumió lo que ya sabíamos todos sobre los Pendragon, que habian hecho cosas jodidas al venir.
- Por no hablar de que quemaron tu casa, Sayid, justo en el momento en el que yo entraba a recoger a Sigrid. Por cierto, donde vive Sigrid ahora? - no, por aqui no habia ni rastro.... carraspeé un poco. - Regaladles una vaca.
Negué con la cabeza ante lo de que Shyvanna me hubiese tendido una trampa.
- No, Shyvanna desea librarse de Viggo Lothbrok. Mi victoria es tanto mia como suya. - me terminé el trozo de manzana y me eché hacia delante en mi asiento, moviendo la cabeza afirmativamente a lo de no dejarse llevar el dia del combate y saber bien lo que aceptaba.
- Se lo dije a ella, pero es como cuando le dices algo a una persona a traves de otra persona porque esa persona te cae tan mal que no quieres ni hablarle. - que poca comprension de mis artes verbales. - Lo escuchó todo el puñetero salón. Pero sí, sí. Que ella pueda elegir, que él se disculpe al Consejo, y que me rechace ella. - si perdía, entonces.... - es tarde, tengo que reunirme con Shyvanna.
Miré a Catherine, porque habia demostrado comunismo en las reuniones, asi que ibamos a ir juntos. La invité con un gesto de mi cabeza. Me levanté, mirando a Sayid despues.
- Si quieres venir, luego me avisas. Te remitiré información. - dicho esto, nos marchamos de alli cath y yo
Markus siguió mojando sus galletitas en el café que se había preparado ni enterarse muy bien del porqué de las caras de sus compañeros. Al fin y al cabo si son matrimonio, se dan besos. Es lo que Markus ve como lo más normal del mundo, ¿qué van a hacer, escupirse? Eso quedaría feo y se contagian cosas feas de esa forma. -No. Viggo no tiene cara de huno. Ni de dos. Tiene una sola cabeza y una sola cara. Y pelo rubio. Muy mucho pelo rubio- Explicó Markus a Sayid, que parecía no haber entendido que los que nos caían bien eran de aspecto nórdico, no asiático. ¿Acaso Markus había hablado en chino?
Se encogió de hombros y respondió con cierto tono de duda, como si no debiera ser la respuesta que debía dar -¿Sí?- Respondió Markus al rapapolvo que le estaba echando el morete por acercarse a los Pendragon. Shy había sido amable con Markus cosa que muchos del Consejo ya no eran con él, Eran juguetes rotos para Markus, de modo que Markus ya no jugaba con ellos. Y a pesar de que conocía perfectamente el historial de los chicos dragones, prefería estar con ellos a las malas caras de algunos miembros del Consejo.
-Bah- Rachazó el científico ante la solemne tontería acalorada de que las batallas eran importantes para poder llegar más allá. Eso solo sirve para intelecto, no para el físico. Cuando hay que correr, hay que correr, o desaparecerse, o volar. Lo que no le hizo tanta gracia fue aquello de tener que salir de su casa OFF rol para la entrega de presentes, Markus ya había ideado un plan maravilloso para ello, en el que él ya no tenía que participar. Gruñó algunas palabras en croata por tener que ir a pedir disculpas. ¿Él? A él le habían tendido una trampa, pero si esta era forma de quitarse el marón de encima Markus no le quedaba otra que aguantar -¿Se lo escribes a Markus en un post-it? Que Markus luego se pone nervioso y se le olvidan las cosas- Pidió el científico al árabe sobre la sugerencia de que tenía que ser Markus el que hablara con los Pendragon. Ahora le daba miedo que le volvieran a hacer todo el lío, porque Markus sabe bien porque tiene poderes de administrado, que las cosas pueden complicarse
Gio explicó lo que ocurrió, y Markus maldijo el hecho de haber sido tan raudo en su huida, porque se perdió todo el salseo del Yule. -Markus no cree que Shyvanna tienda una trampa a Gionardo. Era es maja. El esaborío es el mayor, el moreno- Tanto Gio como él pensaban lo mismo, tal y como demostraron sus palabras. Markus escuchó muy atentamente todas las indicaciones que se estaban dando sobre el holmgang teniendo la necesidad imperiosa de defender a la compañera que le regalaba pizza. De modo que asistió al resto de la charla comiendo de una forma muy sonora las minigalletitas. Ay el italiano, que la había liado toa parda, tanto que hasta su puesto en el Consejo podría peligrar, y eso le haría a él como el científico más molón y así no tendría competencia. Aunque claro, la otra alternativa era un PNJ brabucón y desconocido. Mira, que le llamen loco, pero casi que prefería al italinao chiflado. -Markus te ayudará con su dialéctica- Se ofreció, sin ser consciente el científico que era posible que si abría la boca, la liase aún más.
Poco más hubo que añadir. Cath y Gio se desaparecieron y Markus se quedó en esa sala, en silencio, observando los desconchones de la pared con el mismo interés que una vaca ve pasar los vehículos o el Hogwarts Express. -Dile a admin que te haga una casa nueva, esta tiene todavía desconchones de cuando la achicharraron- Informó Markus mientras se bebió su café quemado, sin darse cuenta de que sobraba. Movió su silla de ruedas por el piso en silencio, estudiando los desconchones, perdiéndose por el pasillo en algún momento, y saliendo por la chimenea cuando se aburrió de mirar el papel de la pared y se le acabó el café 101… ¿o era el 102?.
Se encogió de hombros y respondió con cierto tono de duda, como si no debiera ser la respuesta que debía dar -¿Sí?- Respondió Markus al rapapolvo que le estaba echando el morete por acercarse a los Pendragon. Shy había sido amable con Markus cosa que muchos del Consejo ya no eran con él, Eran juguetes rotos para Markus, de modo que Markus ya no jugaba con ellos. Y a pesar de que conocía perfectamente el historial de los chicos dragones, prefería estar con ellos a las malas caras de algunos miembros del Consejo.
-Bah- Rachazó el científico ante la solemne tontería acalorada de que las batallas eran importantes para poder llegar más allá. Eso solo sirve para intelecto, no para el físico. Cuando hay que correr, hay que correr, o desaparecerse, o volar. Lo que no le hizo tanta gracia fue aquello de tener que salir de su casa OFF rol para la entrega de presentes, Markus ya había ideado un plan maravilloso para ello, en el que él ya no tenía que participar. Gruñó algunas palabras en croata por tener que ir a pedir disculpas. ¿Él? A él le habían tendido una trampa, pero si esta era forma de quitarse el marón de encima Markus no le quedaba otra que aguantar -¿Se lo escribes a Markus en un post-it? Que Markus luego se pone nervioso y se le olvidan las cosas- Pidió el científico al árabe sobre la sugerencia de que tenía que ser Markus el que hablara con los Pendragon. Ahora le daba miedo que le volvieran a hacer todo el lío, porque Markus sabe bien porque tiene poderes de administrado, que las cosas pueden complicarse
Gio explicó lo que ocurrió, y Markus maldijo el hecho de haber sido tan raudo en su huida, porque se perdió todo el salseo del Yule. -Markus no cree que Shyvanna tienda una trampa a Gionardo. Era es maja. El esaborío es el mayor, el moreno- Tanto Gio como él pensaban lo mismo, tal y como demostraron sus palabras. Markus escuchó muy atentamente todas las indicaciones que se estaban dando sobre el holmgang teniendo la necesidad imperiosa de defender a la compañera que le regalaba pizza. De modo que asistió al resto de la charla comiendo de una forma muy sonora las minigalletitas. Ay el italiano, que la había liado toa parda, tanto que hasta su puesto en el Consejo podría peligrar, y eso le haría a él como el científico más molón y así no tendría competencia. Aunque claro, la otra alternativa era un PNJ brabucón y desconocido. Mira, que le llamen loco, pero casi que prefería al italinao chiflado. -Markus te ayudará con su dialéctica- Se ofreció, sin ser consciente el científico que era posible que si abría la boca, la liase aún más.
Poco más hubo que añadir. Cath y Gio se desaparecieron y Markus se quedó en esa sala, en silencio, observando los desconchones de la pared con el mismo interés que una vaca ve pasar los vehículos o el Hogwarts Express. -Dile a admin que te haga una casa nueva, esta tiene todavía desconchones de cuando la achicharraron- Informó Markus mientras se bebió su café quemado, sin darse cuenta de que sobraba. Movió su silla de ruedas por el piso en silencio, estudiando los desconchones, perdiéndose por el pasillo en algún momento, y saliendo por la chimenea cuando se aburrió de mirar el papel de la pared y se le acabó el café 101… ¿o era el 102?.
Sayid Ibn Salah
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Ocupación
Bando
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Edad
Nacionalidad
No presté atención a las miradas de mis compañeros, hasta Markus se comportaba mejor a pesar de sus extravagancias y eso ya era mucho decir. Cuando Arleen se marchó seguimos aclarando ciertas cosas, lo primero era entender que los Pendragón no eran personas a infravalorar o ignorar, estaban haciendo sus jugadas y por la falta de cautela ahora teníamos dos líos matrimoniales. Dejé que los tres descendientes intercambiaran palabras y se dijeran lo que quisieran pues yo ya había dad mi opinión además de ciertas directrices a seguir -Si Markus, te lo escribo en lo que tu quieras pero por favor, no te olvides, esto es importante- Extendí la mano para que me diera un post- it o dos, los que hicieran falta para que se lo pegara en su pizarra -Te llamaré cuando tenga el regalo, dime si quieres que te acompañe-
Cuando pasamos a Giordano y todo parecía mucho más complicado me molestó mucho que el italiano supiera perfectamente lo que habían hecho sus nuevas amigas y aún así no pudiera actuar con cautela, por lo general mis juicios se basaban en hechos pero la balanza se seguía inclinando en contra de los invasores. -No sé dónde está Sigrid- contesté secamente pues no venía al caso, ni eso ni lo de la vaca.
Tanto Markus como Giordano se empeñaron en defender a la chica Pendragon pero yo no podía hacerlo, suspire pesadamente pues ya nada podía hacer yo, si no aceptaban mis consejos allá ellos. El italiano estaba dispuesto a marcharse pero los detuve antes de hacerlo -Esto debe saberlo el consejo, ese holmgang puede afectarnos a todos, le escribiré a Jack de inmediato- informé antes de que se marcharan sacando mi pulsera pero antes de hacer nada miré a Markus... ¿acaso pensaba quedarse mirando la pintura? pues si, lo haría. suspiré y escribí varios mensajes.
El primero era para Arleen:
"ya he terminado, ¿necesitas ayuda? ¿te encuentras bien? vuelve a casa si te sientes cansada.. aunque Markus nos está criticando la pintura"
El siguiente para Jack:
"tenemos un asunto urgente, Giordano y Markus fueron a casa de los Pendragon y los han liado con matrimonios concertados, Markus puede rechazarlo pero Giordano se ha metido en una pelea vikinga por la mano de la chica Pendragon, necesitamos un cónclave para eliminar reglas y leyes antiguas del consejo además de modificar otras, los Pendragon se están moviendo en nuestras narices y nos van a tomar ventaja si no actuamos cuanto antes"
Markus al final se cansó de ver la pintura y se marchó por la chimenea, era gracioso a su modo, cuando te acostumbrabas solo quedaba reírse. Recogí la mesa y todo lo que los invitados no habían comido, eché un vistazo a la nevera y aún quedaba la comida de mi abuela del día anterior, al menos no tendría que cocinar. Me di un baño esperando por Arleen y cuando volví a la habitación me esperaba un mensaje. Era sofía, me invitaba a tomar el té para hablar y no dudé en contestarle
"Allí estaré, pasaré por unos dulces árabes de eso que tanto te gustan"
dejé la pulsera y fui hasta el salón esperando por el regreso de mi esposa. Cuando la hora del té se acercó salí de casa, me despedí de Arleen para ir al mercado y de ahí hasta la casa de Sofía.
Cuando pasamos a Giordano y todo parecía mucho más complicado me molestó mucho que el italiano supiera perfectamente lo que habían hecho sus nuevas amigas y aún así no pudiera actuar con cautela, por lo general mis juicios se basaban en hechos pero la balanza se seguía inclinando en contra de los invasores. -No sé dónde está Sigrid- contesté secamente pues no venía al caso, ni eso ni lo de la vaca.
Tanto Markus como Giordano se empeñaron en defender a la chica Pendragon pero yo no podía hacerlo, suspire pesadamente pues ya nada podía hacer yo, si no aceptaban mis consejos allá ellos. El italiano estaba dispuesto a marcharse pero los detuve antes de hacerlo -Esto debe saberlo el consejo, ese holmgang puede afectarnos a todos, le escribiré a Jack de inmediato- informé antes de que se marcharan sacando mi pulsera pero antes de hacer nada miré a Markus... ¿acaso pensaba quedarse mirando la pintura? pues si, lo haría. suspiré y escribí varios mensajes.
El primero era para Arleen:
"ya he terminado, ¿necesitas ayuda? ¿te encuentras bien? vuelve a casa si te sientes cansada.. aunque Markus nos está criticando la pintura"
El siguiente para Jack:
"tenemos un asunto urgente, Giordano y Markus fueron a casa de los Pendragon y los han liado con matrimonios concertados, Markus puede rechazarlo pero Giordano se ha metido en una pelea vikinga por la mano de la chica Pendragon, necesitamos un cónclave para eliminar reglas y leyes antiguas del consejo además de modificar otras, los Pendragon se están moviendo en nuestras narices y nos van a tomar ventaja si no actuamos cuanto antes"
Markus al final se cansó de ver la pintura y se marchó por la chimenea, era gracioso a su modo, cuando te acostumbrabas solo quedaba reírse. Recogí la mesa y todo lo que los invitados no habían comido, eché un vistazo a la nevera y aún quedaba la comida de mi abuela del día anterior, al menos no tendría que cocinar. Me di un baño esperando por Arleen y cuando volví a la habitación me esperaba un mensaje. Era sofía, me invitaba a tomar el té para hablar y no dudé en contestarle
"Allí estaré, pasaré por unos dulces árabes de eso que tanto te gustan"
dejé la pulsera y fui hasta el salón esperando por el regreso de mi esposa. Cuando la hora del té se acercó salí de casa, me despedí de Arleen para ir al mercado y de ahí hasta la casa de Sofía.
Después de dejar a Gelion en la academia, asegurándose de que había conseguido una habitación volvió a la casa. Compartió con Sayid la ecografía y le explicó los puntitos y los datos que salían. Le gustó la ilusión que tenía y tras comer le prometió que descansaría. Él se iría a casa de Sofía y ella se metería entre las mantas a dormir un rato mientras él estaba afuera.
Estuvo descansando durante un largo rato después de que se fuera pero se despertó porque tenía los pies helados. Decidió ir a por un baño y le mandó un patronus a Anteia esperando que pudiera venir a revisarla. Después de eso, envió uno a Giordano preguntándole si podía pasarse el día siguiente a merendar y otro finalmente a Belle para desearle feliz navidad y proponiéndole que viniera a comer con ella algún día. Quería hablar de forma personal sobre impulsarla a que pidiera ser aprendiz de Giordano. Entonces se puso a leer en el salón no una de sus novelas, sino un libro sobre embarazo, tras eso descansó y ya a la mañana siguiente...
Estuvo descansando durante un largo rato después de que se fuera pero se despertó porque tenía los pies helados. Decidió ir a por un baño y le mandó un patronus a Anteia esperando que pudiera venir a revisarla. Después de eso, envió uno a Giordano preguntándole si podía pasarse el día siguiente a merendar y otro finalmente a Belle para desearle feliz navidad y proponiéndole que viniera a comer con ella algún día. Quería hablar de forma personal sobre impulsarla a que pidiera ser aprendiz de Giordano. Entonces se puso a leer en el salón no una de sus novelas, sino un libro sobre embarazo, tras eso descansó y ya a la mañana siguiente...
Pasadas las principales fechas de las Navidades la normalidad parecía estar volviendo a casa. Justin, apareció por casa en Nochebuena, tal como acordó y se quedó allí esa noche. Sus tíos fueron dados de alta al poco y ya no tendría que estar yendo y viniendo del hospital a casa y de casa al hospital y ya podría desentenderse un poco de los menores.
El mensaje de Arleen le llenó de orgullo y satisfacción pues tenía para ella un regalo perfecto desde la boda, pero con todo el lío de la misión, los niños, la recuperación, el chip…. Había avanzado muy poco. Eso sí, había aprovechado las Navidades para adelantar lo que tenía que darle a Arleen ¡desde LA BODA!. Se despidió de la gente de casa y dejó a los menores del cuidado de Nichollas, que todavía andaba un poco mohíno por el tema de la biblioteca. Me gustaría que tuviera algún amigo o amiga fuera de la familia con el que charlar, pero Belle no tenía ni idea de aquello, quizás…. Adael, que parecía haber cogido como maestro a su hermano. Podría ayudar…
Cogió las cosas y salió de la casa familiar. Tampoco tuvo que andar mucho para alcanzar la de Arleen y Sayid, no estaba muy lejos. El sol estaba todavía en lo alto y se agradecía su roce en las mejillas. Al llegar a la casa, tocó el timbre y esperó pacientemente.
El mensaje de Arleen le llenó de orgullo y satisfacción pues tenía para ella un regalo perfecto desde la boda, pero con todo el lío de la misión, los niños, la recuperación, el chip…. Había avanzado muy poco. Eso sí, había aprovechado las Navidades para adelantar lo que tenía que darle a Arleen ¡desde LA BODA!. Se despidió de la gente de casa y dejó a los menores del cuidado de Nichollas, que todavía andaba un poco mohíno por el tema de la biblioteca. Me gustaría que tuviera algún amigo o amiga fuera de la familia con el que charlar, pero Belle no tenía ni idea de aquello, quizás…. Adael, que parecía haber cogido como maestro a su hermano. Podría ayudar…
Cogió las cosas y salió de la casa familiar. Tampoco tuvo que andar mucho para alcanzar la de Arleen y Sayid, no estaba muy lejos. El sol estaba todavía en lo alto y se agradecía su roce en las mejillas. Al llegar a la casa, tocó el timbre y esperó pacientemente.
Aunque esperaba la visita de gente, realmente Arleen no tenía apetito alguno para cambiarse por algo de ropa decente. Estaba en sus pijamas gruesos de invierno en color lila y llevaba el cabello suelto, sin una gota de maquillaje, pero aseada. Estaba enredada en las sábanas leyendo un libro cuando escuchó el timbre. Frunció el ceño sin saber quién podía ser, aunque había enviado varios patronus ninguno le había respondido. Al menos ya tenía su ropa en casa pero tampoco tenía la energía ni las ganas de arreglar nada.
Se incorporó, tras dejar el marcador en el libro, y aunque el pijama era muy calientito se echó una bata encima y fue hasta la puerta, al abrirla vio a Belle y sonrió alegremente -Hola cariño- Susurró antes de abrir un poco más el lugar y hacerla entrar para que no pasara frío. Vio un momento la parte exterior y recordó el patronus de Sayid. Markus les había criticado la casa. Eso había sido una vergüenza terrible. Y aún así no encontraba el impulso ni el empeño por hacer algo.
Cerró la puerta y la guió hasta el salón principal, el juego de té respondió en seguida y Arleen pidió uno para sí misma -¿Te apetece?- No había sido consciente de cuánto vino bebía hasta que había dejado de hacerlo. Tenía un leve dolor de cabeza persistente. Se sentó en el sofá quitándose las pantuflas y subiendo las piernas allí para abrazarlas, no tenia ganas de perder calor ni mantener la compostura delante de Belle. Había sido suficiente con todo lo de ayer -¿Cómo te encuentras?- Preguntó en voz baja mientras cogía su taza de té
Se incorporó, tras dejar el marcador en el libro, y aunque el pijama era muy calientito se echó una bata encima y fue hasta la puerta, al abrirla vio a Belle y sonrió alegremente -Hola cariño- Susurró antes de abrir un poco más el lugar y hacerla entrar para que no pasara frío. Vio un momento la parte exterior y recordó el patronus de Sayid. Markus les había criticado la casa. Eso había sido una vergüenza terrible. Y aún así no encontraba el impulso ni el empeño por hacer algo.
Cerró la puerta y la guió hasta el salón principal, el juego de té respondió en seguida y Arleen pidió uno para sí misma -¿Te apetece?- No había sido consciente de cuánto vino bebía hasta que había dejado de hacerlo. Tenía un leve dolor de cabeza persistente. Se sentó en el sofá quitándose las pantuflas y subiendo las piernas allí para abrazarlas, no tenia ganas de perder calor ni mantener la compostura delante de Belle. Había sido suficiente con todo lo de ayer -¿Cómo te encuentras?- Preguntó en voz baja mientras cogía su taza de té
Los ruidos en el interior de la casa no se hicieron de esperar y la puerta tampoco tardó en abrirse. Al otro lado del quicio de la puerta apareció Arleen con una amplia sonrisa, que le fue devuelta -¡こんにちは Arleen! ¡Holiwi! Feliz Navidad- Entré en la casa tras su invitación y le di un abrazo en muestra de afecto y gratitud, con cuidado de no darle con las bolsas -Me hizo mucha ilusión tu patronus, que estamos en casa con el ploff y necesitaba salir un poco de allí…- Le explicó mientras se dejaba guiar por el interior de la casa, quitándose el gorro de lana que tenía a modo de abrigo.
-Por supuesto, muchas gracias. Con una cucharadita de azúcar y un chorrito de leche- Indiqué al ajuar para que me preparara el té. Mientras dejé las cosas al lado del brazo del sofá del salón contemplando casi estupefacta la casa de Arleen y Sayid. Más quisiera ella poder tener un espacio como ese, y no el cuchitril donde estaban ahora viviendo por ser refugiados. La casa de Setelah de la superficie estaba tan bien… Así, y con las manos ya libres, pude quitarme el abrigo con más facilidad. Imité a la anfitriona y me senté yo también, pero bien estirada y con las rodillas juntas, que para eso era la invitada -Bien, bien. Pasando las Navidades en familia, ahora que ya han dado de alta a mis tíos y a mi primo. Todo está un poco menos tranquilo pero más animado. ¿Y vosotros? ¿Cómo estáis?-
Esperó un poco a que contestara mientras bebió de su té todavía calentito. Había dejado el abrigo a su lado, en el brazo del sillón que estaba enfrentado a Arleen. -¡Ah! Te he traído de vuelta la chaqueta y la tiara que me dejaste en la misión. He podido ahorrar un poco y estas Navidades Santa Claus me ha traído un par de cositas…. Y además, me ha dejado un regalito para ti en mi casa- Primero saqué las cosas y las dejé en el sofá, a mi lado. Luego, cogí el paquete más grande y se lo tendí a ella. Estaba envuelto en papel verde, con un lazo rojo en la esquina superior izquierda y una banda que recorría el paquete en la diagonal de las esquinas opuestas. Era de un tamaño bastante grande, de aproximadamente un metro por un metro. -Espero que sea de tu gusto, ¡aunque viene con un poco de retraso!- Me adelanté en mi asiento, colocando las manos sobre las rodillas, a la espera de que se abriera el paquete.
-Por supuesto, muchas gracias. Con una cucharadita de azúcar y un chorrito de leche- Indiqué al ajuar para que me preparara el té. Mientras dejé las cosas al lado del brazo del sofá del salón contemplando casi estupefacta la casa de Arleen y Sayid. Más quisiera ella poder tener un espacio como ese, y no el cuchitril donde estaban ahora viviendo por ser refugiados. La casa de Setelah de la superficie estaba tan bien… Así, y con las manos ya libres, pude quitarme el abrigo con más facilidad. Imité a la anfitriona y me senté yo también, pero bien estirada y con las rodillas juntas, que para eso era la invitada -Bien, bien. Pasando las Navidades en familia, ahora que ya han dado de alta a mis tíos y a mi primo. Todo está un poco menos tranquilo pero más animado. ¿Y vosotros? ¿Cómo estáis?-
Esperó un poco a que contestara mientras bebió de su té todavía calentito. Había dejado el abrigo a su lado, en el brazo del sillón que estaba enfrentado a Arleen. -¡Ah! Te he traído de vuelta la chaqueta y la tiara que me dejaste en la misión. He podido ahorrar un poco y estas Navidades Santa Claus me ha traído un par de cositas…. Y además, me ha dejado un regalito para ti en mi casa- Primero saqué las cosas y las dejé en el sofá, a mi lado. Luego, cogí el paquete más grande y se lo tendí a ella. Estaba envuelto en papel verde, con un lazo rojo en la esquina superior izquierda y una banda que recorría el paquete en la diagonal de las esquinas opuestas. Era de un tamaño bastante grande, de aproximadamente un metro por un metro. -Espero que sea de tu gusto, ¡aunque viene con un poco de retraso!- Me adelanté en mi asiento, colocando las manos sobre las rodillas, a la espera de que se abriera el paquete.
- Spoiler:
- Nota: es una imagen de la boda de Arleen y Sayid, en plan momento arrejuntaos. Como referencia la imagen, pero con la ropa y las caras de los protas:
Le habló en un idioma desconocido y la morena sonrió de lado. Parecía explotar de energía, algo que a ella le hacía falta. Escuchó lo de su casa y tensó un poco los labios pero luego intentó sonreír -Me alegro, Belle. Siempre que quieras puedes venir, sólo avísame con anticipación así tengo algo más que sólo té- Lo cierto es que tenía galletas pero estaban en la cocina y …No quería, simplemente no quería moverse. Quería quedarse tirada en el sofá el resto de la tarde.
Asintió a lo del té y el juego se puso a hacer de las suyas mientras Belle se ponía cómoda. Arleen miró la chimenea, Sayid seguramente la había dejado encendida antes de marcharse. Volvió la vista hacia Belle cuando preguntó por las Navidades y se obligó a sonreír -Tu familia está en casa, eso está muy bien. ¿Tú como te encuentras después de la misión?- Replicó con otra pregunta para no responder la propia -¿Descansaste? Sé que habéis trabajado mucho para finalmente…- Se reacomodó un poco en el sofá -Hacer lo que teníais que hacer- Añadió antes de volver a beber un poco del té. No quería, no quería que los recuerdos volvieran a ella así que se concentró en el color oscuro del té y recordó todas las especias y las diferencias fundamentales entre un té y una infusión, enumerándolas.
-Perfecto, espero que te hayan servido- Sonrió ampliamente al ver las piezas intactas. Se fijo un poco más en la diadema y deseo ser una niña y jugar con sus diademas en casa, bromeando con que algún día sería una princesa. Ahora…¿lo era, no? ¿Y por qué sentía ese vacío horroroso en el estómago? Volvió la vista hacia Belle -Yo tengo un regalo para ti, o más bien, una propuesta- Indicó Arleen -Por eso quería que vinieras- Agregó y entonces vio el regalo y levitó su taza hasta la mesa para tener las manos libres. Sonrió de lado -Mucha gracias Belle pero no tenías que molestarte- Conocía su situación económica o, al menos la intuía. Empezó poco a poco a abrirlo porque era grande y cuando finalmente vio la imagen no supo como sentirse. Se quedó en silencio mientras veía su propio rostro y el de Sayid, había sido el beso de la Kiss cam …¿O eso creía? No lo recordaba. Había sido el primer beso real, al menos para ella.
Su relación con Sayid pareció fluir en su mente, todos sus recuerdos; desde el momento en el que le había dado la noticia, el tiempo para decidir si quería seguir, sus citas y también sus discusiones; la primera vez que habían intimado y cómo le había hecho mal al haber malinterpretado sus palabras y sintió que se le humedecían los ojos. ¿Cómo podía hacerlo infeliz? ¿Qué pasaría si perdía a su primer hijo? Se llevó la mano a la boca sin poder contener un sollozo de emoción y tristeza al mismo tiempo. Alegría por tener a una persona que, como mínimo, se interesaba en su bienestar y tristeza por los errores que había cometido y que hacían que la relación fuera tan extraña en ese momento. No fue consciente del tiempo que estuvo llorando hasta que notó que los lagrimones estaban cayendo sobre el arrugado papel de regalo en su regazo. Intentó respirar profundo, logrando controlar así parte del sollozo -Es…perfecto- Dijo, educadamente, sin saber muy bien cómo seguir -¿Podrías colgarlo encima de la chimenea?- Quizás así podría empezar a sentir que aquella era su casa, con su pintura rota y el pequeño Smiley y que debía hacer lo posible por devolver la calidez y tranquilidad que siempre le aportaba Sayid.
Asintió a lo del té y el juego se puso a hacer de las suyas mientras Belle se ponía cómoda. Arleen miró la chimenea, Sayid seguramente la había dejado encendida antes de marcharse. Volvió la vista hacia Belle cuando preguntó por las Navidades y se obligó a sonreír -Tu familia está en casa, eso está muy bien. ¿Tú como te encuentras después de la misión?- Replicó con otra pregunta para no responder la propia -¿Descansaste? Sé que habéis trabajado mucho para finalmente…- Se reacomodó un poco en el sofá -Hacer lo que teníais que hacer- Añadió antes de volver a beber un poco del té. No quería, no quería que los recuerdos volvieran a ella así que se concentró en el color oscuro del té y recordó todas las especias y las diferencias fundamentales entre un té y una infusión, enumerándolas.
-Perfecto, espero que te hayan servido- Sonrió ampliamente al ver las piezas intactas. Se fijo un poco más en la diadema y deseo ser una niña y jugar con sus diademas en casa, bromeando con que algún día sería una princesa. Ahora…¿lo era, no? ¿Y por qué sentía ese vacío horroroso en el estómago? Volvió la vista hacia Belle -Yo tengo un regalo para ti, o más bien, una propuesta- Indicó Arleen -Por eso quería que vinieras- Agregó y entonces vio el regalo y levitó su taza hasta la mesa para tener las manos libres. Sonrió de lado -Mucha gracias Belle pero no tenías que molestarte- Conocía su situación económica o, al menos la intuía. Empezó poco a poco a abrirlo porque era grande y cuando finalmente vio la imagen no supo como sentirse. Se quedó en silencio mientras veía su propio rostro y el de Sayid, había sido el beso de la Kiss cam …¿O eso creía? No lo recordaba. Había sido el primer beso real, al menos para ella.
Su relación con Sayid pareció fluir en su mente, todos sus recuerdos; desde el momento en el que le había dado la noticia, el tiempo para decidir si quería seguir, sus citas y también sus discusiones; la primera vez que habían intimado y cómo le había hecho mal al haber malinterpretado sus palabras y sintió que se le humedecían los ojos. ¿Cómo podía hacerlo infeliz? ¿Qué pasaría si perdía a su primer hijo? Se llevó la mano a la boca sin poder contener un sollozo de emoción y tristeza al mismo tiempo. Alegría por tener a una persona que, como mínimo, se interesaba en su bienestar y tristeza por los errores que había cometido y que hacían que la relación fuera tan extraña en ese momento. No fue consciente del tiempo que estuvo llorando hasta que notó que los lagrimones estaban cayendo sobre el arrugado papel de regalo en su regazo. Intentó respirar profundo, logrando controlar así parte del sollozo -Es…perfecto- Dijo, educadamente, sin saber muy bien cómo seguir -¿Podrías colgarlo encima de la chimenea?- Quizás así podría empezar a sentir que aquella era su casa, con su pintura rota y el pequeño Smiley y que debía hacer lo posible por devolver la calidez y tranquilidad que siempre le aportaba Sayid.
-¡Ay perdona! No me di cuenta de avisar antes de venir- Me llevé las manos a la boca, con clara muestra de disculpa -¡Gomen! Pero es que tenía muchas ganas de verte, que después de todo el lío se me echó la casa encima- Junté las manos, cruzando los dedos y me mordí el labio, con cara de arrepentimiento. Quizás la hubiera pillado a punto de… ¿la siesta? Hubiese dicho que vendría en otro momento, pero…. Ya estaba dentro y Arleen le había invitado al té -No te quitaré mucho tiempo ¡Lo juro! En cuanto acabe el té me voy, que no quiero importunar- Y le dio un trago grande, toda azorada, pero el té quemaba y una lagrimita de dolor se escapó de la comisura del ojo.
Cogió el té con las dos manos, y le soplo un poco para ver si se le pasaba el quemazón lingual. Lo bueno es que el líquido había entrado y reconfortado sus heladas células. Se notaba que era ya Diciembre profundo y que en seguida cambiarían de año. El invierno no se iba a hacer de esperar ese año -Bien. Bien. Bueno, al principio un poco mal. Pero tenía que cuidar de los primos pequeños y… no me quedó otro remedio que olvidar los males- Fue bajando el tono según avanzaba la frase, hasta convertirse en un suspiro. Se había mentalizado que, en ausencia de sus tíos, ella tendría que ser la fuerte y, ya está. No había dolor. Aparté la mirada para dirigirla a alguna esquina siendo consciente de que, desde que había ocurrido todo aquello no había sido sincera con ella misma -La verdad es que al principio pasé mucho miedo. Pero no podía cruzarme de brazos y… y… Ahora, gracias a vosotras estoy bien y todo salió bien. Y ya está- Y, sinceramente, haciendo balance, no me arrepiento. -Porque hubiera tenido que luchar con la máquina sí o sí, de modo que mejor haberlo hecho junto a una amiga- Y ya está. Sonreí e incliné la cabeza hacia un lado, dejando caer el peso de los hombros, relajada.
-Sí, Me apetecía. Quería habértelo dado antes, pero al final con unas cosas y otras se me fue demorando y… ya estamos casi en Navidad- Expliqué, justificándome. -Es una foto que os hice yo durante la boda, justo después de los votos. Espero que os guste. Me he tardado un poco porque no sabía cómo sacar la imagen del teléfono al lienzo, hice una impresora muy rústica pero se destruyó hace unas semanas…. De modo que tuve que engañar a uno de los aprendices de Giordano para que me ayudara con los óleos. El chico este rubito con los pelos de punta. Ese, un artista. ¡Y muy mono!- Terminé de relatarle el trabajo del cuadro, que había tenido que mover cielo y tierra y tuercas para ello. Además, el hechizo de movimiento lo tuvo que hacer ella también. Las figuras del cuadro miraban a la propia Arleen y la saludaban tímidamente. Luego juntaban las frentes entre ellas y sonreían abiertamente. Apretó los labios y estudió a su amiga, de arriba abajo. Escuchó su sollozo y no supo cómo interpretarlo, quizás la hubiera dejado sin palabras. Pero… pero… -¿Arleen?- Vale, no esperaba que llorase. Eso me había dejado con el culo torcido. Traté de verbalizar algo pero no me salían las palabras. Igual era horrible…. O quizás habían roto…. O quizás no era feliz en su matrimonio. -Oh, yo…- Me mordí los labios, muy incómoda, notando cómo se me humedecían a mi también los ojos por pura empatía. Me levanté y me senté al lado de Arleen -Lo siento, no quería hacerte llorar. Si… si quieres lo tiro… no quería molestarte- Me lo dio y me dijo que estaba bien, pero no estaba segura de que todo estuviera bien. Deje el cuadro boca abajo a nuestro lado y le cogí de la mano a mi compañera de ciencias -¿Estás bien? ¿Está todo bien? ¿Puedo… puedo ayudarte con algo?- Y se sintió culpable porque siquiera le había preguntado cómo estaba después de entrar. Qué egoísta por su parte
Cogió el té con las dos manos, y le soplo un poco para ver si se le pasaba el quemazón lingual. Lo bueno es que el líquido había entrado y reconfortado sus heladas células. Se notaba que era ya Diciembre profundo y que en seguida cambiarían de año. El invierno no se iba a hacer de esperar ese año -Bien. Bien. Bueno, al principio un poco mal. Pero tenía que cuidar de los primos pequeños y… no me quedó otro remedio que olvidar los males- Fue bajando el tono según avanzaba la frase, hasta convertirse en un suspiro. Se había mentalizado que, en ausencia de sus tíos, ella tendría que ser la fuerte y, ya está. No había dolor. Aparté la mirada para dirigirla a alguna esquina siendo consciente de que, desde que había ocurrido todo aquello no había sido sincera con ella misma -La verdad es que al principio pasé mucho miedo. Pero no podía cruzarme de brazos y… y… Ahora, gracias a vosotras estoy bien y todo salió bien. Y ya está- Y, sinceramente, haciendo balance, no me arrepiento. -Porque hubiera tenido que luchar con la máquina sí o sí, de modo que mejor haberlo hecho junto a una amiga- Y ya está. Sonreí e incliné la cabeza hacia un lado, dejando caer el peso de los hombros, relajada.
-Sí, Me apetecía. Quería habértelo dado antes, pero al final con unas cosas y otras se me fue demorando y… ya estamos casi en Navidad- Expliqué, justificándome. -Es una foto que os hice yo durante la boda, justo después de los votos. Espero que os guste. Me he tardado un poco porque no sabía cómo sacar la imagen del teléfono al lienzo, hice una impresora muy rústica pero se destruyó hace unas semanas…. De modo que tuve que engañar a uno de los aprendices de Giordano para que me ayudara con los óleos. El chico este rubito con los pelos de punta. Ese, un artista. ¡Y muy mono!- Terminé de relatarle el trabajo del cuadro, que había tenido que mover cielo y tierra y tuercas para ello. Además, el hechizo de movimiento lo tuvo que hacer ella también. Las figuras del cuadro miraban a la propia Arleen y la saludaban tímidamente. Luego juntaban las frentes entre ellas y sonreían abiertamente. Apretó los labios y estudió a su amiga, de arriba abajo. Escuchó su sollozo y no supo cómo interpretarlo, quizás la hubiera dejado sin palabras. Pero… pero… -¿Arleen?- Vale, no esperaba que llorase. Eso me había dejado con el culo torcido. Traté de verbalizar algo pero no me salían las palabras. Igual era horrible…. O quizás habían roto…. O quizás no era feliz en su matrimonio. -Oh, yo…- Me mordí los labios, muy incómoda, notando cómo se me humedecían a mi también los ojos por pura empatía. Me levanté y me senté al lado de Arleen -Lo siento, no quería hacerte llorar. Si… si quieres lo tiro… no quería molestarte- Me lo dio y me dijo que estaba bien, pero no estaba segura de que todo estuviera bien. Deje el cuadro boca abajo a nuestro lado y le cogí de la mano a mi compañera de ciencias -¿Estás bien? ¿Está todo bien? ¿Puedo… puedo ayudarte con algo?- Y se sintió culpable porque siquiera le había preguntado cómo estaba después de entrar. Qué egoísta por su parte
-No te preocupes- Dijo restándole importancia. No estaba mal tener algo de compañía. Ya lo había hecho con Chloe y aunque en energía ambas eran muy distintas, no dejaba de ser algo diferente a estar sola. Arleen volvió sus ojos violetas hacia Belle para mirarla con tranquilidad -No me molestas, por favor, quédate. No te apures- Agregó esperando que comprendiera que necesitaba que se quedara un rato…
-¿Tienes muchos primos? ¿Cuántas personas viven en tu casa?- Le preguntó a la pelimorada con ganas de escuchar más sobre ella. Estaba segura de que su propuesta le encantaría. Luego, cuando hablaron de la misión contuvo el suspiro que pugnaba por salir. Le recorrió el rostro con lentitud mientras hablaba, esperando poder identificar que en efecto estaba bien. Parecía un poco agobiada, pero no por la misión sino en general. Quizás por el tema de su familia, bien sabía ella cuán estresante podía ser. Sonrió cuando la llamó amiga – Estoy de acuerdo- Y recordó, recordó exactamente el momento en el que la había visto siendo consciente de que ella no había podido hacer nada. Inútil. Y herida. Volvió la vista hacia el té y bebió varios tragos. Escuchó todo lo que tenía que decir sobre el cuadro y la mención de Giordano le revolvió el estómago pero se contuvo, organizó sus emociones. Había logrado construir algo... A diferencia de ella. Respiró varias veces concentrándose en eso del aprendiz. Estaría muy bien que ya hubiese hecho amigos en ese círculo -De Giordano te quería hablar…- Pero todo quedó en nada cuando la imagen la conmovió tan profundamente.
Al sentir a Belle a su lado, apartando el cuadro, Arleen buscó su abrazo y la estrechó con fuerza, aferrándose a ella mientras intentaba calmarse -No puedes- Le respondió porque era cierto, por lo que estaba sufriendo no podía ayudarla. Se quedó un rato más abrazándola antes de alejarse un poco. Volvía a tener los ojos húmedos pero la miró con una sonrisa breve -Es sólo que estoy embarazada…Y no lo sabía cuando fui a la misión. SAM me atacó y no pude protegerme entonces…- Inspiró profundamente y primero soltó un murmullo, pero se le quebró la voz y fue poco entendible. Lo intentó de nuevo pero aquello acabó en un sollozo y terminó bajando la vista -Está en peligro… m-mi bebéeee- Dijo, alargando la última vocal en un sollozo antes de taparse la cara con las manos.
-¿Tienes muchos primos? ¿Cuántas personas viven en tu casa?- Le preguntó a la pelimorada con ganas de escuchar más sobre ella. Estaba segura de que su propuesta le encantaría. Luego, cuando hablaron de la misión contuvo el suspiro que pugnaba por salir. Le recorrió el rostro con lentitud mientras hablaba, esperando poder identificar que en efecto estaba bien. Parecía un poco agobiada, pero no por la misión sino en general. Quizás por el tema de su familia, bien sabía ella cuán estresante podía ser. Sonrió cuando la llamó amiga – Estoy de acuerdo- Y recordó, recordó exactamente el momento en el que la había visto siendo consciente de que ella no había podido hacer nada. Inútil. Y herida. Volvió la vista hacia el té y bebió varios tragos. Escuchó todo lo que tenía que decir sobre el cuadro y la mención de Giordano le revolvió el estómago pero se contuvo, organizó sus emociones. Había logrado construir algo... A diferencia de ella. Respiró varias veces concentrándose en eso del aprendiz. Estaría muy bien que ya hubiese hecho amigos en ese círculo -De Giordano te quería hablar…- Pero todo quedó en nada cuando la imagen la conmovió tan profundamente.
Al sentir a Belle a su lado, apartando el cuadro, Arleen buscó su abrazo y la estrechó con fuerza, aferrándose a ella mientras intentaba calmarse -No puedes- Le respondió porque era cierto, por lo que estaba sufriendo no podía ayudarla. Se quedó un rato más abrazándola antes de alejarse un poco. Volvía a tener los ojos húmedos pero la miró con una sonrisa breve -Es sólo que estoy embarazada…Y no lo sabía cuando fui a la misión. SAM me atacó y no pude protegerme entonces…- Inspiró profundamente y primero soltó un murmullo, pero se le quebró la voz y fue poco entendible. Lo intentó de nuevo pero aquello acabó en un sollozo y terminó bajando la vista -Está en peligro… m-mi bebéeee- Dijo, alargando la última vocal en un sollozo antes de taparse la cara con las manos.
-¿Seguro? No quiero molestar- Inquirí, una segunda vez. Pero parecía que la visita no era inoportuna, quizás, precipitada. De modo que lo dejé estar y no volví a sacar el tema, dándolo por zanjado cuando Arleen dijo que estaba todo bien. Aquello me hizo sentirme mucho mejor, pero, por lo que parecía a su alrededor, había pillado a Arleen leyendo cómodamente, lo que no estaba seguro era sobre el tema.
Me estiré la falda para hacer memoria de todos los que éramos -Pues en casa somos: Setelah, mi tía Mónica, mi padre Hale…. De adultos. Y luego estamos: mis hermanos Nichollas, Helen, y mis primos: Joram, que es al que dispararon, Iberio, Sophie. Y dos loros: ADN y ADSL. Y yo, claro… somos un poco familia numerosa, muchas bocas que alimentar- Reí de una forma un poco nerviosa, casi como sintiéndome culpable por ser tantos. Quizás debería tratar de buscarme mi propia casa y salir de aquella maraña de gente -Yo suelo ayudar a mi tía con todos los pequeños, y a veces se queda Nichollas de niñero. Son terriblemente agotadores- Dije, como una broma. Tras ello, tomé un poquito de té, ahora que estaba atemperado. Agotador… demasiado ruido como para poder pensar en soledad, pero tampoco podía mantener una casa para mi sola, todavía recordaba el desastre de cuando me fui a vivir al apartamento de la tía Mónica. Aquello no duró mucho, y tampoco tenía tantos críos a su cuidado. Ahora …. Todo era distinto y a veces echaba de menos a mamá Georgia o las charlas de chicas con Mónica. Al menos no tenía que ponerse la máscara de que todo iba bien, eran ellas las que sostenían el peso de todo aquello en sus hombros y tenían que aparentar que todo estaba estupendamente, aunque todo fuera una mierda. Suspiró, compungida.
Arleen parecía estar de acuerdo en lo de ser amigas, aquello la animaba. Alguien con quien hablar que no sea Nichollas o un maldito loro de colores. -¿¿De Giordano??- No entendió muy bien, de modo que arrugó el ceño, con curiosidad y nerviosismo. Y es que el descendiente italiano le hacía sentirse así. Se llevó el pelo por detrás de la oreja, esperando las novedades que quisiera contarle. Yo sabía que ellos eran amigos, mucho más allá de la relación alumno-maestro, se veía a la legua. ¿Habían hablado de ella? ¿Por qué?
Con el tema del cuadro, Belle se había sentado a su lado. No esperaba el abrazo, pero se lo devolvió y la rodeó con cariño. Fuera lo que fuese ella no podía hacer nada, y aquello no era bueno. Se mordió el labio -Pero estoy aquí para lo que necesites, ¿vale?- Quedamos un rato más fundidas en un abrazo mudo hasta que Belle dejó escapar a Arleen, le devolvió la sonrisa con profundo cariño. Lo del embarazo era bueno, ¿no? Lo de la misión no, eso es malo. Lo del peligro era incluso peor. Se llevó la mano al pecho, terriblemente dolida por aquella confesión. No. Definitivamente ella no podía hacer nada por solucionar eso. Se le escapaba de su campo totalmente. Le pasó el brazo por encima de la espalda, para abarcarla y atraerla hacia su peño, mientras frotaba suavemente su espalda. Volvió a morderse los labios, haciendo todos los esfuerzos del mundo por no llorar tampoco ella después de empatizar con su amiga -Ay Arleen, cuánto lo siento. Pero tú eres medimaga, seguro que sabes qué poder hacer para sacar de peligro al bebé. Seguro que hay algo que se pueda hacer, una poción… un hechizo… un algo- Trató de calmarla. Quizás había algo, alguna mínima esperanza, un rayo de luz al final del túnel. Un algo que se pudiera hacer, aunque fuese una nimiedad.
Me estiré la falda para hacer memoria de todos los que éramos -Pues en casa somos: Setelah, mi tía Mónica, mi padre Hale…. De adultos. Y luego estamos: mis hermanos Nichollas, Helen, y mis primos: Joram, que es al que dispararon, Iberio, Sophie. Y dos loros: ADN y ADSL. Y yo, claro… somos un poco familia numerosa, muchas bocas que alimentar- Reí de una forma un poco nerviosa, casi como sintiéndome culpable por ser tantos. Quizás debería tratar de buscarme mi propia casa y salir de aquella maraña de gente -Yo suelo ayudar a mi tía con todos los pequeños, y a veces se queda Nichollas de niñero. Son terriblemente agotadores- Dije, como una broma. Tras ello, tomé un poquito de té, ahora que estaba atemperado. Agotador… demasiado ruido como para poder pensar en soledad, pero tampoco podía mantener una casa para mi sola, todavía recordaba el desastre de cuando me fui a vivir al apartamento de la tía Mónica. Aquello no duró mucho, y tampoco tenía tantos críos a su cuidado. Ahora …. Todo era distinto y a veces echaba de menos a mamá Georgia o las charlas de chicas con Mónica. Al menos no tenía que ponerse la máscara de que todo iba bien, eran ellas las que sostenían el peso de todo aquello en sus hombros y tenían que aparentar que todo estaba estupendamente, aunque todo fuera una mierda. Suspiró, compungida.
Arleen parecía estar de acuerdo en lo de ser amigas, aquello la animaba. Alguien con quien hablar que no sea Nichollas o un maldito loro de colores. -¿¿De Giordano??- No entendió muy bien, de modo que arrugó el ceño, con curiosidad y nerviosismo. Y es que el descendiente italiano le hacía sentirse así. Se llevó el pelo por detrás de la oreja, esperando las novedades que quisiera contarle. Yo sabía que ellos eran amigos, mucho más allá de la relación alumno-maestro, se veía a la legua. ¿Habían hablado de ella? ¿Por qué?
Con el tema del cuadro, Belle se había sentado a su lado. No esperaba el abrazo, pero se lo devolvió y la rodeó con cariño. Fuera lo que fuese ella no podía hacer nada, y aquello no era bueno. Se mordió el labio -Pero estoy aquí para lo que necesites, ¿vale?- Quedamos un rato más fundidas en un abrazo mudo hasta que Belle dejó escapar a Arleen, le devolvió la sonrisa con profundo cariño. Lo del embarazo era bueno, ¿no? Lo de la misión no, eso es malo. Lo del peligro era incluso peor. Se llevó la mano al pecho, terriblemente dolida por aquella confesión. No. Definitivamente ella no podía hacer nada por solucionar eso. Se le escapaba de su campo totalmente. Le pasó el brazo por encima de la espalda, para abarcarla y atraerla hacia su peño, mientras frotaba suavemente su espalda. Volvió a morderse los labios, haciendo todos los esfuerzos del mundo por no llorar tampoco ella después de empatizar con su amiga -Ay Arleen, cuánto lo siento. Pero tú eres medimaga, seguro que sabes qué poder hacer para sacar de peligro al bebé. Seguro que hay algo que se pueda hacer, una poción… un hechizo… un algo- Trató de calmarla. Quizás había algo, alguna mínima esperanza, un rayo de luz al final del túnel. Un algo que se pudiera hacer, aunque fuese una nimiedad.
Un asentimiento fue suficiente para que Belle supiera que estaba bien. Tras eso siguió bebiendo del té sorprendiéndose de todas las personas que vivían en su casa. Esperaba que fuera una casa grande, muy grande. Arqueó una ceja cuando dijo que le dispararon -¿Qué? ¿A un niño?- Preguntó, exasperada y recordó a Gelion. El corazón se le volvió pequeño y al escuchar lo de familia numerosa y muchas bocas que alimentar, se mordió el labio inferior. ¿Y si la contrataba con alguna excusa? De esa forma podría ayudarla quizás. Aunque tendría que cumplir su formación con Giordano…Pero quizás si hablaba con Sayid, como Vishous había hecho con Chloe -con quien quería mantener distancia y no la quería cerca de su marido-. La notó sorprendida con lo de Giordano y quizás muy curiosa, eso era bueno pero no pudo hablarle porque la foto había tocado fibras muy sensibles.
La reacción de Belle, aquel gesto de dolor, hizo que se sintiera aún peor porque era exactamente como se sentía. Se dejó llevar por ella y se quedó entre sus brazos, recibiendo aquellos mimos que tanto necesitaba. Porque en el fondo sabía que ella no la juzgaba, simplemente estaba allí para apoyarla. Lo que debería haber hecho su familia. Lo que debería haber hecho Vishous o Chloe si realmente les hubiese dicho lo que le sucedía. Arleen apretó con fuerza a Belle mientras lloraba y lo sacaba todo de dentro. Sus palabras, sin embargo, le ayudaron. Era cierto que su campo era la sanación y se alejó un poco de ella al escuchar eso de que había algo que hacer -Anteia me dijo que simplemente descansara, me he tomado una baja…He renunciado a ser aprendiz de Giordano. Intento quedarme en la cama todo lo que puedo…- Le resumió a Belle inclinándose para coger un pañuelo y empezar a limpiarse las lágrimas.
-Estaba leyendo un libro sobre embarazos pero sólo dan consejos para mujeres que no están en riesgo. Ya no sé qué hacer… Le envié un patronus a Anteia para que viniera a revisar y ayudarme- Volteo la cara hacia un lado, con cierta vergüenza, para sonarse la nariz pero es que ya no podía respirar. Tras eso desechó el pañuelo y cogió otro para seguir secándose las lágrimas que lo cierto es que ya empezaban a ir más despacio -No me atrevo a tomar nada o hacer nada más… Porque por andar de espontánea, creyéndome muy inteligente y útil, hice esto…- Dijo señalándose a sí misma negando con la cabeza. Tenía miedo de todo. Tenía miedo de bañarse demasiado, de comer mucho, de moverse bruscamente, de cambiarse, hasta de la cosmética que estaba usando. Quería que Anteia viviera con ellos, que la revisara todos los días y le dijera que todo seguía en marcha. Echó la cabeza hacia atrás para apoyarla en el sofá y cerró los ojos -No puedo perderlo…No quiero perderlo- Insistió, porque ya no se trataba de Sayid ni de su linaje, ni siquiera de los Descendientes, se trataba de que ella como mujer y madre quería a su bebé y bajo ninguna circunstancia quería hacerle daño. Y sin embargo, ya lo había hecho.
La reacción de Belle, aquel gesto de dolor, hizo que se sintiera aún peor porque era exactamente como se sentía. Se dejó llevar por ella y se quedó entre sus brazos, recibiendo aquellos mimos que tanto necesitaba. Porque en el fondo sabía que ella no la juzgaba, simplemente estaba allí para apoyarla. Lo que debería haber hecho su familia. Lo que debería haber hecho Vishous o Chloe si realmente les hubiese dicho lo que le sucedía. Arleen apretó con fuerza a Belle mientras lloraba y lo sacaba todo de dentro. Sus palabras, sin embargo, le ayudaron. Era cierto que su campo era la sanación y se alejó un poco de ella al escuchar eso de que había algo que hacer -Anteia me dijo que simplemente descansara, me he tomado una baja…He renunciado a ser aprendiz de Giordano. Intento quedarme en la cama todo lo que puedo…- Le resumió a Belle inclinándose para coger un pañuelo y empezar a limpiarse las lágrimas.
-Estaba leyendo un libro sobre embarazos pero sólo dan consejos para mujeres que no están en riesgo. Ya no sé qué hacer… Le envié un patronus a Anteia para que viniera a revisar y ayudarme- Volteo la cara hacia un lado, con cierta vergüenza, para sonarse la nariz pero es que ya no podía respirar. Tras eso desechó el pañuelo y cogió otro para seguir secándose las lágrimas que lo cierto es que ya empezaban a ir más despacio -No me atrevo a tomar nada o hacer nada más… Porque por andar de espontánea, creyéndome muy inteligente y útil, hice esto…- Dijo señalándose a sí misma negando con la cabeza. Tenía miedo de todo. Tenía miedo de bañarse demasiado, de comer mucho, de moverse bruscamente, de cambiarse, hasta de la cosmética que estaba usando. Quería que Anteia viviera con ellos, que la revisara todos los días y le dijera que todo seguía en marcha. Echó la cabeza hacia atrás para apoyarla en el sofá y cerró los ojos -No puedo perderlo…No quiero perderlo- Insistió, porque ya no se trataba de Sayid ni de su linaje, ni siquiera de los Descendientes, se trataba de que ella como mujer y madre quería a su bebé y bajo ninguna circunstancia quería hacerle daño. Y sin embargo, ya lo había hecho.
La respuesta de Arleen le pilló por sorpresa. ¿Acaso no lo sabía? ¿Sería posible? -Los soldados de SAM atacaron la biblioteca donde estaban refugiados todos los niños- Le expliqué muy lentamente. Menos mal que no estaba yo en aquella situación tan horrible -Mi hermano trató de proteger a mi primo, pero no pudo y le hirieron. La verdad es que ha estado bastante malito… ¡Pero ya está bien!- Y aunque pensar en todo aquello era horrible, terrible, y daba escalofríos era necesario pensar que todo estaba ya bien y que todos estaban bien. ¡Por eso no entendía que Nichollas le diese tantas vueltas al tema! Lo que pasó, pasó. Y ahora solo se podía caminar hacia adelante. Menos mal que Justin le quitó un poco la tontería. Y… además le necesitaba. Ella no podía sostener sola el peso de la casa y de los niños, se le hacía un mundo que no sabía cuánto tiempo podría haber sostenido. Pero ahora estaban todos en casa de nuevo. Y se esforzó por poner su mejor cara y su mejor ánimo y bebió un poquito de té. No recibió la respuesta a su pregunta de Giordano y aquello le hizo sospechar, ¿había hecho algo mal? ¿No la aceptaría como aprendiz? ¿No la dejaría entrar en el taller nunca más? ¡Pero todavía tenía que mejorar la copia del chip cervical que había imitado con Collins! Ese silencio le ponía incómoda
Pero aquel tema era totalmente secundario. Lo que importaba ahora es el estado de Arleen. Estaba casi hundida en la miseria. No habló más y dejó que fuera ella la que expresara lo que necesitaba soltar. No cesó en su abrazo a pesar de escuchar a Arleen. ¿Había renunciado? ¿Por qué? Aquello le resultó terriblemente extraño, ¿quizás era eso lo que quería decirle sobre Gionardo? No apartó la mirada de Arleen mientras le explicaba que estaba tratando de leer un libro de embarazadas, ya sabía de qué era el libro. Caso cerrado. Dejó que se explayara, aunque se estaba anotando algunas cositas que tendría que decirle después. Podía notar su cansancio y su miedo…y su miedo de estar cansada. -Vale. Arleen, escucha. No vas a perderlo, ¿vale? Vas a reposar tanto que te vas a fusionar con el sofá y con la cama. Pronto vendrá Anteia y verás cómo todo va a estar bien, ¿vale? Ten fe- Le dije mientras le cogía de la mano y se la apretaba con fuerza, transmitiéndole eso precisamente, fuerza para seguir luchando -Aún no está todo perdido. Y eso de creyéndome inteligente, quítatelo de la mente. ¡Eres la mujer más buena, generosa e inteligente que he visto! Arleen, operaste de ese chip al ministro y me diste tus cosas allá abajo para que yo pudiera luchar contra la máquina y protegerme. No dejes que un tropiezo te defina como persona, ¿vale? Esto es una lucha que estoy segura que vas a ganar. ¿Oki doki? Pero tienes que ser fuerte, mucho. Por ti y por el bebé- Volví a apretarle la mano, con un suave movimiento -Prométemelo-
Pero aquel tema era totalmente secundario. Lo que importaba ahora es el estado de Arleen. Estaba casi hundida en la miseria. No habló más y dejó que fuera ella la que expresara lo que necesitaba soltar. No cesó en su abrazo a pesar de escuchar a Arleen. ¿Había renunciado? ¿Por qué? Aquello le resultó terriblemente extraño, ¿quizás era eso lo que quería decirle sobre Gionardo? No apartó la mirada de Arleen mientras le explicaba que estaba tratando de leer un libro de embarazadas, ya sabía de qué era el libro. Caso cerrado. Dejó que se explayara, aunque se estaba anotando algunas cositas que tendría que decirle después. Podía notar su cansancio y su miedo…y su miedo de estar cansada. -Vale. Arleen, escucha. No vas a perderlo, ¿vale? Vas a reposar tanto que te vas a fusionar con el sofá y con la cama. Pronto vendrá Anteia y verás cómo todo va a estar bien, ¿vale? Ten fe- Le dije mientras le cogía de la mano y se la apretaba con fuerza, transmitiéndole eso precisamente, fuerza para seguir luchando -Aún no está todo perdido. Y eso de creyéndome inteligente, quítatelo de la mente. ¡Eres la mujer más buena, generosa e inteligente que he visto! Arleen, operaste de ese chip al ministro y me diste tus cosas allá abajo para que yo pudiera luchar contra la máquina y protegerme. No dejes que un tropiezo te defina como persona, ¿vale? Esto es una lucha que estoy segura que vas a ganar. ¿Oki doki? Pero tienes que ser fuerte, mucho. Por ti y por el bebé- Volví a apretarle la mano, con un suave movimiento -Prométemelo-
Arleen palideció un poco cuando supo que habían atacado la biblioteca. Sabía que era el sitio de protección. ¿Cómo les habían conseguido? ¿Cómo habían sido tan degenerados para atacar a un niño? ¡Un niño! Frunció el ceño sin entenderlo y por eso no dijo palabra, porque ella seguía insistiendo en que todo estaba bien.
El abrazo de Belle había hecho maravillas, no podía negarlo. Eso es lo que hubiese querido de su madre. Pero ya no podía pensar en ello. -¿Cómo puedes…- Iba a preguntar cómo podía estar tan segura pero en seguida empezó a describir lo que serían sus próximos días y sus últimas dos palabras fueron tan… Tan directas que cuando cogió su mano la miró a los ojos intentando comprender de dónde residía la de Belle.
Se mordió el labio inferior al escuchar aquello de que ella era buena y generosa…Porque eso sí lo creía y…Y en el fondo sabía que era inteligente. Era muy inteligente. No había operado sólo a Andeas, lo había soportado, y para eso se necesitaba mucha fuerza de voluntad. Siguió en silencio, oyendo. Aquel tropiezo había sido magistral pero no tenía porqué definirla. Eso era cierto. No tenía porqué dejar de ser quien era, es más, no lo había hecho. De la nada, recordó al Pendragon soltando que nadie se le enfrentaba así al primogénito. Y eso había sido en un día particularmente horroroso pero no había perdido su esencia.
No dejó de mirarla en ningún momento mientras sus palabras empezaban a endurecerse en su interior, a pesar, a simplemente caer en el lugar adecuado como las piezas faltantes de un puzzle. Cerró los ojos y respiró varias veces. Ella era inteligente y era fuerte, había sobrevivido dos ataques de SAM y había curado a mucha gente. Y sabía, muy bien, que no podía evitar que su mente empezara a pensar en proyectos y tener explosiones creativas. Sólo tenía que reorganizarse. Sólo tenía que tener fe y ayuda…-Te lo prometo- Murmuró sonriendo de lado -Me lo prometo- Susurró y con su mano se dibujó una X en el corazón, un símbolo sagrado para ella. Después de eso soltó un suspiro como si de pronto se hubiese sacado muchas cosas de encima.
-Yo…de verdad quiero el cuadro en la chimenea- Le explicó a Belle con una sonrisa pequeña. Le inspiraba a ser fuerte y a tener fe en el futuro de ellos dos -Es muy hermoso- Le apretó la mano para que le prestara atención -Tengo dos propuestas. La primera es que le sugerí a Giordano que te tomara como aprendiz, pero tú tienes que aplicar, tienes que ir a verlo y demostrarle tu interés- Asintió con suavidad mientras la miraba, esperando una buena respuesta -Y la segunda es que…Me vendría bien algo de compañía y ayuda en la casa, ya que no podré moverme mucho. Y si tú tienes que tomarte un espacio de la tuya… ¿Por qué no vienes a pasar tiempo aquí y me echas una mano como mi ayudante oficial? En el tiempo que tengas libre cuando comiences tus prácticas con Giordano- Añadió el final como para que no se preocupara de que interfiriera y también el detalle "oficial" para que entendiera que le iba a pagar.
El abrazo de Belle había hecho maravillas, no podía negarlo. Eso es lo que hubiese querido de su madre. Pero ya no podía pensar en ello. -¿Cómo puedes…- Iba a preguntar cómo podía estar tan segura pero en seguida empezó a describir lo que serían sus próximos días y sus últimas dos palabras fueron tan… Tan directas que cuando cogió su mano la miró a los ojos intentando comprender de dónde residía la de Belle.
Se mordió el labio inferior al escuchar aquello de que ella era buena y generosa…Porque eso sí lo creía y…Y en el fondo sabía que era inteligente. Era muy inteligente. No había operado sólo a Andeas, lo había soportado, y para eso se necesitaba mucha fuerza de voluntad. Siguió en silencio, oyendo. Aquel tropiezo había sido magistral pero no tenía porqué definirla. Eso era cierto. No tenía porqué dejar de ser quien era, es más, no lo había hecho. De la nada, recordó al Pendragon soltando que nadie se le enfrentaba así al primogénito. Y eso había sido en un día particularmente horroroso pero no había perdido su esencia.
No dejó de mirarla en ningún momento mientras sus palabras empezaban a endurecerse en su interior, a pesar, a simplemente caer en el lugar adecuado como las piezas faltantes de un puzzle. Cerró los ojos y respiró varias veces. Ella era inteligente y era fuerte, había sobrevivido dos ataques de SAM y había curado a mucha gente. Y sabía, muy bien, que no podía evitar que su mente empezara a pensar en proyectos y tener explosiones creativas. Sólo tenía que reorganizarse. Sólo tenía que tener fe y ayuda…-Te lo prometo- Murmuró sonriendo de lado -Me lo prometo- Susurró y con su mano se dibujó una X en el corazón, un símbolo sagrado para ella. Después de eso soltó un suspiro como si de pronto se hubiese sacado muchas cosas de encima.
-Yo…de verdad quiero el cuadro en la chimenea- Le explicó a Belle con una sonrisa pequeña. Le inspiraba a ser fuerte y a tener fe en el futuro de ellos dos -Es muy hermoso- Le apretó la mano para que le prestara atención -Tengo dos propuestas. La primera es que le sugerí a Giordano que te tomara como aprendiz, pero tú tienes que aplicar, tienes que ir a verlo y demostrarle tu interés- Asintió con suavidad mientras la miraba, esperando una buena respuesta -Y la segunda es que…Me vendría bien algo de compañía y ayuda en la casa, ya que no podré moverme mucho. Y si tú tienes que tomarte un espacio de la tuya… ¿Por qué no vienes a pasar tiempo aquí y me echas una mano como mi ayudante oficial? En el tiempo que tengas libre cuando comiences tus prácticas con Giordano- Añadió el final como para que no se preocupara de que interfiriera y también el detalle "oficial" para que entendiera que le iba a pagar.
Cuando Arleen hizo aquella pregunta incluso supuso por dónde podrían ir las preguntas de Arleen: ¿Cómo sabía ella (que era una ignorante en la materia) podía saber lo que hacer? Pues mira, chica, ni idea. Lo que sí sabía es que cuando alguien se pone malo le mandan a la cama a hacer reposo. Belle no era experta en ese campo, pero se había tragado las doscientas temporadas de Anatomía de Grey y algo se le había quedado grabado en la retina. Y eso es lo que tenía que hacer Arleen. Reposar. A tope. Y ver Anatomía. En el sofá. Con una manta. Y en pijama. -Pijama, sofá y manta. Ese es mi tratamiento- Bromeó para quitarle un poco de hierro al asunto porque se habían puesto muy transcendentales.
Belle siguió hablando, y dejó que sus palabras fueran entrando y haciendo su efecto en Arleen. Y por cómo estaba reaccionando sabía que estaba consiguiendo su efecto. Solo que esperaba que para bien… Con su promesa dibujé una amplia sonrisa de lado a lado. Esa era la actitud que quería escuchar -Eso es, así se habla- Sesión de terapia acabada, estaba satisfecha y contenta por la evolución positiva de su amiga. Si lo mejor era hablar las cosas, claro que era necesario poder hablar y compartir las cosas. -Me alegro que te guste- Iba a levantarme del sofá para coger el cuadro y subirlo a la chimenea cuando el apretón me detuvo de golpe. Volví a sentarme de nuevo, esta vez sin entender muy bien, ¿dos propuestas? ¿Para mí? Me senté con las rodillas juntas bastante desconcertada. Me habló de Giordano, de que debería ser su aprendiz. Sí, lo deseaba tanto. Asintió con gusto con aquella propuesta, encima tenía ya experiencia en el campo.
Hubo una segunda propuesta que había que escuchar. -Claro, puedo venir a ayudarte. Pero…- Nada bueno viene después de un “pero”. Apartó la mano y se la colocó sobre las rodillas, bajando la mirada al suelo -No puedo dejar solos a los niños en casa… ellos también me necesitan allí… - Sus pensamientos estaban a cien por hora, sabía que se arrepentiría de tener que estar en todas partes…. Tenía su objetivo tan cerca y a la vez tan lejos… Se levantó del sofá para coger el cuadro y colocarlo donde le había dicho Arleen, quedando de espaldas a ella. Cogió aire y al cabo de unos segundos respondió -No puedo aceptar las prácticas con Gio. Prefiero ayudarte a ti y sacrificar las clases- Aquello dolía, no había nada más que le interese más que poder ser aprendiz de Giordano (y casarse con él, ¿quién sabe?) Pero debía ser consecuente y ella QUERÍA con todas las fuerzas de su ser que su amiga estuviera bien, que se mejorase. Prefería sacrificar su propio beneficio por su única amiga. Ya habría tiempo más adelante para clases y para dedicarse a ella.
Belle siguió hablando, y dejó que sus palabras fueran entrando y haciendo su efecto en Arleen. Y por cómo estaba reaccionando sabía que estaba consiguiendo su efecto. Solo que esperaba que para bien… Con su promesa dibujé una amplia sonrisa de lado a lado. Esa era la actitud que quería escuchar -Eso es, así se habla- Sesión de terapia acabada, estaba satisfecha y contenta por la evolución positiva de su amiga. Si lo mejor era hablar las cosas, claro que era necesario poder hablar y compartir las cosas. -Me alegro que te guste- Iba a levantarme del sofá para coger el cuadro y subirlo a la chimenea cuando el apretón me detuvo de golpe. Volví a sentarme de nuevo, esta vez sin entender muy bien, ¿dos propuestas? ¿Para mí? Me senté con las rodillas juntas bastante desconcertada. Me habló de Giordano, de que debería ser su aprendiz. Sí, lo deseaba tanto. Asintió con gusto con aquella propuesta, encima tenía ya experiencia en el campo.
Hubo una segunda propuesta que había que escuchar. -Claro, puedo venir a ayudarte. Pero…- Nada bueno viene después de un “pero”. Apartó la mano y se la colocó sobre las rodillas, bajando la mirada al suelo -No puedo dejar solos a los niños en casa… ellos también me necesitan allí… - Sus pensamientos estaban a cien por hora, sabía que se arrepentiría de tener que estar en todas partes…. Tenía su objetivo tan cerca y a la vez tan lejos… Se levantó del sofá para coger el cuadro y colocarlo donde le había dicho Arleen, quedando de espaldas a ella. Cogió aire y al cabo de unos segundos respondió -No puedo aceptar las prácticas con Gio. Prefiero ayudarte a ti y sacrificar las clases- Aquello dolía, no había nada más que le interese más que poder ser aprendiz de Giordano (y casarse con él, ¿quién sabe?) Pero debía ser consecuente y ella QUERÍA con todas las fuerzas de su ser que su amiga estuviera bien, que se mejorase. Prefería sacrificar su propio beneficio por su única amiga. Ya habría tiempo más adelante para clases y para dedicarse a ella.
Sonrió ante aquel tratamiento. Ese es el que se había estado dando ella misma pero no con aquella sonrisa, no como si fuera a funcionar… Lo estaba haciendo sin fe. Y le estaba sentando fatal el “no hacer nada” junto al “debería hacer algo” y el “tampoco quiero hacerlo”, una tríada de horribles pensamientos que la hacían sentirse culpable de simplemente descansar. -Quizás lo que debes estudiar es sanación- Bromeó Arleen con un poco más de ánimo y escuchó aquello de que así se hablaba, asintiendo con suavidad. Tendría que organizar un plan de lectura, sí. Y alguna actividad tranquila para año nuevo cuando estuviese sola porque Sayid se iría a la misión. No quiso pensar en eso así que escondió aquellos pensamientos muy muy abajo porque…Porque los compartiría con él. Sí, debía empezar a confiarle sus miedos para evitar que sucedieran malentendidos como el que habían pasado.
Notó la luz en los ojos de Belle cuando mencionó a Giordano y supo que no se había equivocado. Serían un equipo increíble, se potenciarían los dos. Lo sabía perfectamente. Además sus habilidades estaban ciertamente compenetradas y trabajarían por construir un futuro mejor -Tienes razón- Indicó con el tema de los niños y pensó que podía hacer con eso. Se preguntó porqué no estaban en la guarderia, aunque quizás es que eran muy mayores -¿Qué edad tienen?- Preguntó con curiosidad, alguno de ellos seguro podría recibir alguna tutoría dependiendo de sus poderes y maduerez.
La observó colgar el cuadro y sonrió devolviéndole la mirada a la pareja pero su sonrisa se borro ante la respuesta que le dio -Ni yo puedo aceptar semejante tontería- Soltó con el ceño fruncido e irguiéndose. De pronto, volvió a tener ese espíritu de determinación tan certero como cuando le dio sus piezas de ropa a Belle -Ni se te ocurra contradecirme. Vas a tomar tus clases con Giordano y vamos a elaborar un plan para que puedas llegar a todo. La organización es una de las claves del éxito. Ven aquí- Dijo palmeando el sofá para que se acercara a ella -Ahora, dime, qué edad tienen tus sobrinos y por qué no van a la guardería de Ouroboros?...Espera...Necesito pergamino y pluma- Expresó y en el momento en el que se iba a levantar decidió que mejor no. Le sonrió a Belle y le señaló el cajón de uno de los muebles ornamentados de la sala para que cogiera de allí lo que necesitaba.
Notó la luz en los ojos de Belle cuando mencionó a Giordano y supo que no se había equivocado. Serían un equipo increíble, se potenciarían los dos. Lo sabía perfectamente. Además sus habilidades estaban ciertamente compenetradas y trabajarían por construir un futuro mejor -Tienes razón- Indicó con el tema de los niños y pensó que podía hacer con eso. Se preguntó porqué no estaban en la guarderia, aunque quizás es que eran muy mayores -¿Qué edad tienen?- Preguntó con curiosidad, alguno de ellos seguro podría recibir alguna tutoría dependiendo de sus poderes y maduerez.
La observó colgar el cuadro y sonrió devolviéndole la mirada a la pareja pero su sonrisa se borro ante la respuesta que le dio -Ni yo puedo aceptar semejante tontería- Soltó con el ceño fruncido e irguiéndose. De pronto, volvió a tener ese espíritu de determinación tan certero como cuando le dio sus piezas de ropa a Belle -Ni se te ocurra contradecirme. Vas a tomar tus clases con Giordano y vamos a elaborar un plan para que puedas llegar a todo. La organización es una de las claves del éxito. Ven aquí- Dijo palmeando el sofá para que se acercara a ella -Ahora, dime, qué edad tienen tus sobrinos y por qué no van a la guardería de Ouroboros?...Espera...Necesito pergamino y pluma- Expresó y en el momento en el que se iba a levantar decidió que mejor no. Le sonrió a Belle y le señaló el cajón de uno de los muebles ornamentados de la sala para que cogiera de allí lo que necesitaba.
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